sábado, 31 de octubre de 2015

La Letra G en la Masonería Especulativa

La Letra G en la Masonería Especulativa



Introducción

Como todos los símbolos que acompañan a la masonería especulativa desde sus inicios, la letra G tiene un conjunto enorme de significados; como todo símbolo, no puede reducirse a uno sólo de ellos sin caer en la simplificación excesiva que haría decaer toda su potencia, ni intentar acabarlo en un trabajo como este dadas las limitaciones de su propio autor. Pero además, como todo símbolo, más aún como todo símbolo masónico, necesita una vivencia para su comprensión. La simbología mística y esotérica de la masonería especulativa no tiene sino una comprensión muy superficial en la lectura, puesto que es en la vivencia del simbolismo que se conoce en su verdadera profundidad.

La letra G es probablemente uno de los símbolos más importantes de la vida masónica, prueba de lo cual es su ubicación al centro de la Estrella Flamígera en el Templo. Desde allí, le recuerda al Compañero, cinco palabras fundamentales, como cinco fueron sus viajes de exaltación: Geometría; Generación; Gravitación; Genio y Gnosis.

He decidido acompañar este trabajo con imágenes que me parecieron completaban el sentido simbólico de aquello que nos ocupa y referencias históricas y bibliográficas que den respaldo a las afirmaciones que aquí encontrarán.

2. Un poco de Historia.


Conforme declara Oswald Wirth en el Libro del Compañero (Wirth), la letra G aparece en el culto masónico después de 1737, una idea que me parece es secundada por René Guenón (Guenón) quien va incluso más allá al señalar que tal letra proviene de un alfabeto moderno y por tanto carente de carácter sagrado y tradicional, razón por la cual, debe asociarse su simbolismo con la letra Yod del alfabeto hebreo que es la primera letra de uno de los nombres de Dios, asociándose más tarde tal significado con la palabra inglesa God.

Por otra parte, el Diccionario Enciclopédico Masónico (Diccionario Enciclopédico de la Masonería) la describe simplemente como la octava letra del abecedario en España y el séptimo en el resto de los países hispanos; acto seguido la asocia con las letras Gamma griega y Ghimel hebrea, pero que ocuparían el tercer lugar de sus abecedarios respectivos. Para el Diccionario Masónico, es la letra que en inglés designa a God, Dios en español. Desde esta perspectiva, las logias masónicas modernas iniciales, nos legaron el sentido de un Dios creador al que hasta el día de hoy denominan en las ordenes deístas el Gran Arquitecto del Universo, G.:A.:D.:U

No parece haber disenso en lo que respecta al concepto de Geometría, cuyo origen griego y latino (dimensión de la tierra) se identifica con una masonería profunda vinculada a una lengua antigua, que se liga históricamente con la sabiduría Pitagórica y con lo que el artículo de Francisco Ariza nos recuerda sería la “quinta disciplina” (René Génon y la Masonería) de las siete que se enseñaban durante la Edad Media (suma del antiguo Trivium y el Quadrivium que organizó la enseñanza de las llamadas “artes liberales”). Creo que esta referencia a la Geometría la vincula con la totalidad del Templo, con la historia de Hiram Abiff, con la historia de los constructores de catedrales y en fin, con una larga cadena de unión hacia los conocimientos más profundos de la herencia masónica. De algún modo es como si pudiéramos tener el placer de conversar con Hiram, Pitágoras y Platón al mismo tiempo en única lengua Universal.


Tampoco hay desacuerdo n asociar la letra G con el Concepto deGeneración: “el griego gé es de un valor casi igual al de latín natura,que tiene la misma etimología (originariamente gna-tura), significando la “engendradora” o “productora” por excelencia, y por ende la “madre” del universo visible. Por consecuencia, geometría es sinónimo de “naturimensura”, o sea “estudio de la interna medida de la naturaleza, y de los Principios Matemáticos a los cuales se reconduce y por cuyo medio se hace manifiesta la creación”. (Lavagnini). Para algunos tratadistas, la palabra Generación sería el concepto más relevante que encierra la letra G y se asocia con la causa creadora, Principio y Fin, encuentro de los opuestos.

El sentido de la palabra Genio aludido en El Manual del Compañero de Wirth (Wirth) puede asociarse con el concepto griego de Daimon, un Genio creativo e inspirador que acompaña al hombre, lo exalta para su obra creadora. Lavagnini en cambio, considera que epistemológicamente la palabra Genio deriva también de la raíz común gé, uniéndose con Geometría y Generación (Lavagnini).

En el caso de la palabra Gravitación, ella posee un doble significado: por un lado está la acepción física de la palabra que la vincula con un conocimiento básico de todo constructor, “todo lo que sube tiene que bajar”. La palabra Gravitación hace entonces referencia a una Ley básica del Universo cuya comprensión parece evidente incluso para el profano. Pero una segunda acepción común a los textos consultados, permite entender ésta como una “fuerza amorosa” que liga a los hermanos y hermanas del taller y cada uno de ellos y ellas con el mundo, con el conocimiento y con los secretos simbólicos de su Logia. La Gravitación nos recuerda como en la ilustración (Musquera, 2009) que el trabajo de los constructores es un trabajo al mismo tiempo que individual colectivo, ante todo fruto de la “ley del amor universal”.

Finalmente, la letra G revela un significado último y complejo: Gnosis, definida en Wirth como “…el Conocimiento característico de todo espíritu que haya sabido penetrar los misterios de la iniciación…” (Wirth). Por su parte, René Guenón describe la Gnosis en 1910, como un “conocimiento tradicional que constituye el fondo común de todas las iniciaciones, cuyas doctrinas y símbolos se han transmitido, desde la más remota antigüedad hasta nuestros días, a través de todas las Fraternidades secretas cuya extensa cadena jamás ha sido interrumpida.” (Guenón, La Gnosis y la Francmasonería, Marzo, 1910). Cualquiera de las acepciones conduce a un conocimiento que parece intransferible y que es más bien el resultado de un descubrimiento personal e íntimo pero también guiado por un Maestro, entregado a veces por él, y que conforme a los principios metafísicos que la inspiran, provoca una “conciencia interior de la realidad” (Daza). La Gnosis está en la base de toda iniciación masónica pues es desde allí y en adelante que el masón recibe la luz de un conocimiento que está vedado al profano.


3. El significado esotérico

En su condición hereditaria de la masonería objetiva y tributaria de un enorme cúmulo de conocimientos herméticos y místicos, la masonería especulativa contiene en su tradición, simbología y práctica, la idea de que el Universo puede manifestarse como una obra perfecta a través de símbolos que permiten entender su creación. La reiteración de algunos símbolos en el templo, la numerología, las leyes universales a las que tributamos reconocimiento y un número de actos simbólicos que hacen visible “lo invisible” construyen la obra esotérica que culmina en la idea de un masón libre, hombre o mujer, que puede encontrar en su interior a través del trabajo de su piedra bruta, la verdad acerca de “lo creado”. Lo expresa más claramente aun Francisco Ariz en “Símbolos y Ritos” (Ariz, 2007): “…todo se trata de los vehículos de la edificación interior, del templo espiritual, que está en la esencia misma de lo que ha sido y es la Masonería, la cual nos enseña a conocer el sentido iniciático de su Arte, pues sólo a través de ese conocimiento podemos realizar, u operar, en nosotros mismos los principios derivados de él.”

René Genón va incluso más allá cuando señala que nuestra masonería especulativa no puede perder de vista que la carga simbólica que heredamos no es sólo una forma de ocultismo que debemos desentrañar porque sus creadores debieran ocultar en un lenguaje simbólico algún secreto perseguido o vedado en el mundo medieval,“…el simbolismo es precisamente el modo de expresión normal de los conocimientos de este orden; tal es su verdadera razón de ser, y ello en todos los tiempos y en todos los países, incluso en los casos en los que no era cuestión de disimular lo que fuese, y muy simplemente porque hay cosas que, por su naturaleza misma, no pueden expresarse sino de esta forma….”. Esta idea puede ser simplemente comprendida y aceptada cuando recordamos que en cada iglesia –aún más en cada catedral medieval- un sinnúmero de símbolos portadores del mensaje evangélico o una doctrina moral, evangelizan sin ser explícitos en su lenguaje, sino más bien simbólicos. (Musquera, 2009)

Ese es el primer peso de la simbología de la letra G. No sólo es un símbolo masónico, es una enseñanza oculta para la vida de un recto masón. Y la tarea del iniciado es develarla en el trabajo colectivo e individual en la vida de nuestros ritos y momentos de meditación, porque es allí donde el conocimiento esotérico venido desde el símbolo cobra sentido y significado.

Tal es el caso de la letra G, que se expande por el Templo desde la Estrella Flamígera, ocupando el lugar central de toda forma de Generación o creación divina, al modo en que lo hace la Gran Explosión desde el “huevo cósmico”. Todo parece provenir y dirigirse al mismo tiempo desde ese único centro original, y nos reúne con una fuerza única que mantiene unida la materia del universo, aunque en ella haya más vacío que materia misma; esa unión que procede de este momento creativo se expresa desde la G hacia todo el templo en la cuerda de nudos que nos señala como parte del todo, como hermanos y hermanas en el todo. Por eso es que a pesar de conocernos poco y a pesar de vernos menos frecuentemente que nuestros propios compañeros de trabajo profanos, nos une un sentimiento amoroso y cálido al reencontrarnos, porque compartimos el calor del rito que se Genera y Germina desde la irradiación de la fuerza que estoy intentando comprender y hacer comprensible para todos y todas.

Pero el simbolismo generativo tiene a mi modo de ver una segunda lectura: no es una imagenantropomórfica, ni es un símbolo al modo usual no alfabético. Es una letra, que casi podría girar sobre sí misma, pues el fin interior marca su centro. ¿Por qué marcar con esa forma el centro sino para marcar el sentido gravitacional, que genera un pilar de movimiento invisible sobre sí misma? Si tal lectura fuese posible, entonces la Letra G del alfabeto latino y que precedió al uso habitual de la C, podría recordarnos el viejo principio metafísico del eterno retorno: ciclos generativos que se repiten sobre reglas de causalidad que retornan siempre al origen. Supongo que esa es otra de las razones por las que el masón no se reconoce a sí mismo sino es reconocido como tal por sus hermanos, porque en sus ciclos de vida, comienza siempre de nuevo un camino eterno de aprendizaje, porque todo vuelve a comenzar, desde la evolución germinal de su alma y su corazón que ahora reconocen una parte nueva y más profunda del misterio gnóstico.

Pero la marca del centro también nos recuerda el lugar de la germinación, al modo en que lo hace el hombre de Vitrubio de Da Vinci. Como en la imagen, el centro de este medio circulo en donde descansa el yunque de la letra, marca el lugar de la germinación, del inicio nuevamente, de la vida misma: hombre o mujer, el yunque de la letra G descansa mostrándonos la potencia creadora en una simbología que al mismo tiempo nos devuelve al origen, eterno.

El Templo se cuadra y del mismo modo en que los antiguos constructores lo hacían, nos recuerdan que somos todos y todas parte de un “Arte Real” al modo alquímico de transmutación por el conocimiento otorgado en la Gnosis de nuestra iniciación. Somos herederos de arquitectos que desde los más remotos tiempos conocían y protegían el arte constructivo en el símbolo gnóstico cuyo significado profundo sólo ellos conocían; somos herederos de esos constructores que enterraban simbólicamente a uno de sus maestros en el lugar del terreno en donde se erigiría el punto más alto del edificio, el mismo que renacía al día siguiente para iniciar la obra. Una Gnosis Geométrica de alta complejidad que unía la Generación y las más complejas formas de resolver los problemas constructivos impuestos por la Gravedad al momento de construir cúpulas de gran altura sin grúas ni horquillas mecánicas.

Templos a nuestras virtudes y tumbas a nuestros vicios.

https://segundotaller.wordpress.com/2013/05/12/la-letra-g-en-la-masoneria-especulativa/

viernes, 30 de octubre de 2015

LA ESTATUA DE LA LIBERTAD

LA ESTATUA DE LA LIBERTAD

Construcción de la antorcha de la Estatua de la Libertad en los talleres de París.

Quizá sea la Estatua de la Libertad la escultura de raigambre masónica más célebre de nuestra reciente historia del arte. Airosa de líneas, magnífica en su concepción, obra maestra de ingeniería por añadidura, la colosal figura enarbola una antorcha cuya luz, espiritual amén de material, derrama hasta los confines del mundo. Estandarte de libertad para todos los hombres, con independencia de su credo y su origen, símbolo por antonomasia de la verdad, la tolerancia y la justicia, se erige a la entrada del puerto de Nueva York, de cara a Europa, como luminaria axiológica de la civilización occidental contemporánea.

Su ascendencia sincrética la hace heredera de antiguas deidades, como la Isis de Egipto, la babilónica Ishtar o la griega Astarté. De su rostro hierático y un tanto arcaico se ha dicho que pudo haber sido inspirado por aquel de la madre del artista o por las facciones de una de las bellezas de la época, Isabella-Eugénie Boyer, esposa del rey de las máquinas de coser, Isaac Merrit Singer. Se nos muestra ataviada con un peplo, que cabe imaginar purpúreo, y tocada con una tiara de siete puntas, dispuestas en semicírculo, a guisa de arco celeste de ciento ochenta grados, cual trasunto de los siete continentes y los siete mares. En la mano izquierda sostiene la tabla de la Ley, cuyos caracteres incisos en cifras romanas rememoran la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América: “JULY IV MDCCLXXVI”. A sus pies, ya rotas, las cadenas nos remiten a la emancipación humana. Los tres escalones del pedestal sobre el que descansa se corresponden con los tres grados masónicos: aprendiz, compañero y maestro. Tal pedestal se levanta a su vez sobre un zócalo preexistente en forma de estrella irregular de once puntas.

La Estatua de la Libertad es la obra cumbre de un artista visionario y masón universal: el escultor Frédéric Auguste Bartholdi (Colmar, 1834-París, 1904).

Parece ser que el proyecto de levantarla se fraguó en el verano de 1865 durante una velada en la casa del jurista y político francés Édouard René de Laboulaye (1811-1883), en Glavigny, cerca de París; entre la concurrencia se hallaban Oscar y Edmond de Lafayette, descendientes del célebre marqués del mismo nombre, el historiador y masón Henri Martin (1810-1883), y el propio Bartholdi, que a la sazón estaba realizando un busto del anfitrión. Fue Laboulaye quien tuvo la idea de que los franceses ofrecieran un monumento a los Estados Unidos como conmemoración del centenario de la independencia norteamericana así como testimonio de la ya antigua alianza entre ambos países. Se ha especulado con la posibilidad de que tan espléndido gesto encubriera como segunda intención la de subrayar el contraste entre las libertades norteamericanas y el régimen represivo del Segundo Imperio francés. Sea como fuere, el joven Bartholdi quedó seducido tanto por la grandeza de la idea como por el reto que su posible ejecución había de suponer para su talento.

Montaje de la Estatua de la Libertad en los talleres de París.

El proyecto quedó en el aire durante los últimos años de gobierno de Napoleón III y aquellos de la guerra Franco-Prusiana. Terminada ésta, Laboulaye, Lafayette, Henri Martin, el marqués de Noailles y el de Rochambeau resucitaron el proyecto y sugirieron a Bartholdi que visitara América para gestionar la ofrenda del monumento, ofrenda que debía verificarse el 4 de julio de 1876, fecha del centenario de la Declaración de Independencia.

Armado con un puñado de buenas intenciones y varias cartas de recomendación, el escultor partió por vez primera a los Estados Unidos en junio de 1871. Dícese que apenas tenía un boceto del monumento que avalara el proyecto y que fue mientras iba descubriendo la bahía de Nueva York, al borde del Pereire, cuando tuvo la visión de una diosa que, sosteniendo una antorcha, diera la bienvenida a los inmigrantes que llegaran a esa nueva tierra de promisión. Y cuentan que rápidamente se hizo con lápiz y pinceles y abocetó en acuarela la idea de una Estatua de la Libertad que superara la idea de simple monumento para convertirse en referente de gran valor moral.

Pese a que esta bella historia ha quedado en entredicho por mor de un primer esbozo en terracota modelado por Bartholdi en 1870 y que actualmente se conserva en el Museo de Bellas Artes de Lyon, lo cierto es que ese primer viaje sí fue decisivo para la elección de la isla de Bedloe, (“isla de la Libertad”, desde 1956) como ubicación de la estatua, cuestión que debió de tratar ya el escultor en la entrevista que mantuvo con el presidente norteamericano Ulysses Simpson Grant el 18 de julio de 1871.

Por mutuo acuerdo entre ambos países, Francia se encargó de la construcción y ensamblaje de la figura mientras que Estados Unidos llevaría a cabo la edificación de su pedestal.

Para hacer frente a la financiación de la escultura, se fundó en París la Unión Franco-Americana que, en el otoño de 1875 y bajo la dirección de Henri Martin, comenzó la campaña de su promoción por medio de artículos periodísticos, espectáculos, banquetes y loterías. Gracias a las donaciones de 100.000 particulares, muchos de ellos masones, del Gran Oriente de Francia, de numerosas ciudades y varias cámaras de comercio, hacia 1880 ya se habían conseguido recaudar suficientes fondos para la estatua. Bartholdi acometió su montaje en los talleres parisinos de la rue Vavin. Se encargó al ingeniero Gustave Eiffel el diseño de la estructura interna de la estatua y a la firma Gaget-Gauthier la fabricación de las planchas de cobre que habían de conformar su superficie exterior.

Bartholdi pertenecía a la masonería desde su ingreso, en 1875, en la logia “Alsacia-Lorena”. Sus hermanos de este taller fueron testigos de primera mano de la génesis de la Estatua de la Libertad y ello hasta el punto de que, una vez concluida el 21 de mayo de 1884 y antes de mostrarla al comité estadounidense, Bartholdi les solicitó su opinión previa, de tal suerte que, como si se tratara de un peregrinaje, fueron en bloque a visitarla el 19 de junio. En una cena celebrada el 4 de julio de ese mismo año la estatua sería formalmente presentada a Levi Parsons Morton, embajador norteamericano en Francia y al vizconde Ferdinand de Lesseps, cabeza de la Unión Franco-Americana. De la relación de la logia “Alsacia-Lorena” con la escultura da fe asimismo una conferencia que pronunció el escultor el 13 de noviembre de 1884 en la que compartió con sus hermanos los detalles del proceso y método de ejecución.

Mientras tanto, se proyectaba en Norteamérica la construcción del pedestal. La recaudación de fondos para llevar a cabo tal empresa se encontraba bajo la responsabilidad del Fiscal General y presidente del Comité Americano William Maxwell Evarts, si bien fue Joseph Pulitzer, el editor y propietario del New York World, quien, gracias a su influencia mediática, consiguió mayores logros en este sentido.

Coincidiendo con el aniversario del nacimiento de George Washington del año 1877, el Congreso de los Estados Unidos dio su aprobación para el levantamiento del monumento y el Presidente Rutherford Birchard Hayes autorizó para escoger un terreno apropiado al general William Tecumseh Sherman quien, haciendo realidad los deseos de Bartholdi, se decantó por la isla de Bedloe.

El 5 de agosto de 1884 tuvo lugar la colocación de la primera piedra del pedestal de la estatua de la Libertad que se hizo según el rito masónico. Asistieron más de un centenar de masones. El arquitecto principal del pedestal, Richard Morris Hunt, presentó las herramientas de trabajo al Gran Maestro, William A. Brodie, el cual las distribuyó por turnos a los oficiales de la Gran Logia de Nueva York, el Diputado Gran Maestro, Frank R. Lawrence, el Primer Gran Vigilante, John W. Vrooman, y el Segundo Gran Vigilante, James Ten Eyck


Permítasenos analizar con especial detenimiento un momento de gran interés masónico como fue la ceremonia que se celebró con motivo de la colocación de la piedra angular del pedestal de la estatua. Era tradición en América la celebración de ritos masónicos con ocasión de la colocación de la piedra angular en grandes edificios, públicos y privados, como ejemplifica que el 18 de septiembre de 1793 George Washington colocara personalmente la piedra angular de la capital de los Estados Unidos, con la asistencia de la Gran Logia de Maryland. Siguiendo esta costumbre, William M. Evarts contactó con la Gran Logia de Masones Libres y Aceptados del estado de Nueva York y solicitó la celebración de un acto masónico para la ocasión. La invitación de Evarts debe considerarse, empero, como algo más que la manifestación de la influencia local de la masonería o la mera continuación de una práctica nacional. En este sentido, la presentación y levantamiento de la Estatua de la Libertad tuvieron una repercusión internacional y el hecho de delegar la colocación de su piedra angular a la hermandad masónica puede estimarse como un digno tributo ofrecido a todos los hombres libres de elevados principios y reconocido prestigio.

Se señaló el 5 de agosto de 1884 como fecha para la ceremonia que, pese a una lluvia inclemente, se celebró siguiendo un meticuloso ritual. El buque Bay Ridge profusamente decorado con la bandera tricolor francesa y las barras y estrellas norteamericanas transportó a la Isla de Bedloe a un centenar de miembros de la Gran Logia de Nueva York, así como a otras personalidades masónicas. A causa de la limitación de espacio, el tradicional desfile masónico fue omitido y el programa comenzó tras la interpretación por una banda militar de La Marsellesa y la canción patriótica Hail Columbia. El arquitecto principal del pedestal, Richard Morris Hunt, presentó las herramientas de trabajo al Gran Maestro, William A. Brodie, el cual las distribuyó por turnos a los oficiales de la Gran Logia, el Diputado Gran Maestro, Frank R. Lawrence, el Primer Gran Vigilante, John W. Vrooman, y el Segundo Gran Vigilante, James Ten Eyck. Entonces el Gran Secretario, Edward M. L. Ehlers, leyó la lista de objetos incluidos en un cofre de cobre que se depositó bajo la piedra angular: una copia de la Constitución de los Estados Unidos; otra del discurso de despedida de George Washington; veinte medallas de bronce de presidentes estadounidenses, entre las que se incluían las de Washington, Monroe, Jackson, Polk, Buchanan, Johnson, y Garfield (todos ellos conspicuos masones); ejemplares de periódicos de la ciudad de Nueva York; un retrato de Bartholdi; una copia del Poema a la Libertad, de E.R. Johnes; y una lista en pergamino de los oficiales de la Gran Logia.

Pedestal de la Estatua de libertad erigido siguiendo el ritual masónico tradicional

Siguiendo el ritual de rigor, la piedra angular fue probada, tras lo cual el Diputado Gran Maestro completó el trabajo aplicando el mortero y situándola firmemente en su lugar. William A. Brodie la golpeó tres veces con un martillo y certificó que estaba debidamente colocada. Acto seguido, los elementos de la consagración —cereales, vino y aceite— fueron presentados por los citados Lawrence, Vrooman y Ten Eyck.

El Gran Maestro disertó brevemente sobre la relevancia de la hermandad masónica, tanto en ese acto concreto como, de modo más general, en la liberación de los hombres de las trabas y cadenas de la ignorancia y de la tiranía. El principal discurso corrió a cargo del Diputado Gran Maestro Lawrence quien afirmó que las gigantescas proporciones de la estatua habían por fuerza de quedar eclipsadas ante la nobleza y elevación de la idea que encarnaba: la Libertad como sendero hacia la civilización, como la principal y más noble aspiración del ser humano.

El 17 de junio de 1886 y a bordo de la fragata francesa Isère, la escultura llegó a Nueva York donde recibió una acogida triunfal por parte de los neoyorquinos. Para hacer posible su transporte había sido desmontada en 350 piezas, divididas en 214 cajas. Una vez en tierra americana sería ensamblada sobre su nuevo pedestal, operación que se llevó a cabo en cuatro meses.

Placa colocada el 5 de agosto de 1984 por la Gran Logia de Nueva York en la Estatua de la Libertad en conmemoración del centenario de la colocación de la piedra angular de su pedestal, 1884-1984.

El monumento fue inaugurado el 28 de octubre de 1886. El acto contó con la presencia de seiscientos invitados, muchos de ellos masones, millares de espectadores y un multitudinario desfile en el que también participaron las logias locales. En nombre del pueblo francés, Ferdinand de Lesseps ofreció la escultura al líder del Comité Americano, William M. Evarts. Acto seguido, tanto la figura como su pedestal fueron presentados ante al presidente Stephen Grover Cleveland, quien, en nombre de los Estados Unidos, los aceptó agradecido. Bartholdi tiró entonces de un lazo de seda descubriendo así el rostro de la escultura del velo tricolor que lo cubría. La ceremonia fue coronada por un discurso del senador Chauncey Mitchell Depew, uno de los más famosos oradores de la historia de los Estados Unidos y miembro activo de la Logia Kane, n.º 454, así como por la bendición de Henry C. Potter, Obispo de la Iglesia Episcopal de la diócesis de Nueva York.

Ya de regreso en Francia, es sabido que Bartholdi hizo partícipes a los miembros de la logia “Alsacia-Lorena” de la fervorosa acogida que en los Estados Unidos habían dispensado a la Estatua de la Libertad.

Inscripción en conmemoración de la ceremonia masónica de colocación de la primera piedra angular del pedestal de la Estatua de la Libertad el 5 de agosto de 1884 auspiciada en agosto de 2011 por las Grandes Logias de Nueva Jersey y Nueva York representadas por sus Grandes Maestros Glenn R. Trautmann y James Sullivan


Dada la popularidad del monumento no es de extrañar que se encargaran diversas réplicas del mismo, como la ofrecida a la ciudad de Poitiers por suscripción pública y bajo la iniciativa de las logias masónicas de la región de Vienne. Otras copias, también en escala reducida, se encuentran en París: en el puerto de Grenelle, de la Isla de los Cisnes; en el Jardín de Luxemburgo, del lado de la rue Guynemer; y en el interior del Museo de Artes y Oficios.

Dr. Pelayo Jardón

Profesor Tutor de la UNED

BIBLIOGRAFÍA Y ENLACES DE INTERÉS:

-Daily Globe, St. Paul, Minnessota, February, 9, 1884, p. 5.
-“The Bartholdi Pedestal. Its corner-stone laid in the rain. Masonic ceremonies. Speeches by Consul-General Lefaivre and W.A.Butler”, New York Daily Tribune, New York, Wednesday, August, 6, 1884, p. 8.
-“To aid the Bartholdi Pedestal Fund”, New York Daily Tribune, New York, Wednesday, September, 24, 1884, p. 8.
-“Visiting his great work. M. Bartholdi goes to Bedlow’s Island”, New York Daily Tribune, New York, Tuesday, October, 26, 1886, p. 4.
-“World lighting liberty. The Bartholdi statue unveiled. Completion of the great work on Bedlow’s Island”, New York Daily Tribune, Friday, October, 29, 1886, p. 1.
-Singer, R. C., Masonry and the Statue of Liberty. Disponible en: http://www.masonicworld.com/education/articles/Masonry-and-the-statue-of-liberty.htm
Tomado de

http://masonerialibertaria.com/2014/11/20/masoneria-y-el-simbolo-de-la-libertad/

jueves, 29 de octubre de 2015

LA FLOR NO ME OLVIDES.

LA FLOR NO ME OLVIDES. 

La pequeña y modesta flor “no me olvides” tiene cinco pétalos y su centro pareciera un pentagrama resplandeciente de colores blanco y amarillo; generalmente es azul claro o blanco y crece en grupos, dado que sus semillas pequeñas son dispersadas por el viento en los terrenos grandes. En el significado de las flores, la flor No Me Olvides, simboliza la amistad y el amor eterno.




Durante la persecución y prohibición de la Francmasonería a por el régimen nazi de Hitler, los masones continuaron reuniéndose y celebrando sus rituales en secreto.

La escuadra y el compás no era un buen símbolo a usar en aquel entonces Así que, para poder reconocerse entre ellos, la pequeña flor azul “No me Olvides” fue elegida como emblema masónico.

Un documento de la Orden “The Masonic Brotherhood of the Blue Forget-Me-Not”, decía: “Ya en 1934 se evidenció que Hitler y sus esbirros Nazis se proponían erradicar la Masonería.

La Grossloge Zur Sonne (La Gran Logia del Sol) necesitaba un símbolo más discreto que la Escuadra y el Compás para identificar a sus HH.·. A lo largo de toda la era Nazi, una pequeña flor azul en la solapa identificaba a un H.·. En los campos de concentración y en las ciudades, esa pequeña flor azul no me olvides identificaba a aquéllos que se rehusaban a dejar que la Luz de la Francmasonería se extinguiese.

Cuando en 1947, la Gran Logia del Sol fue reabierta en Bayreuth, un pequeño pin en forma de flor azul no me olvides fue propuesto y adoptado como emblema oficial de la Primera Convención Anual de aquellos que habían sobrevivido a los más terribles años de oscuridad, trayendo de nuevo la Luz de la Francmasonería a los Templos. Un año después, en la Primera Convención Anual de las Grandes Logias Unidas de Alemania, el pin fue adoptado como emblema masónico oficial para honrar a los valientes HH.·. que habían estado realizando sus Trabajos bajo las más adversas condiciones.

Así fue que una pequeña e insignificante florecilla azul se convirtió en un significativo emblema de la Orden, llegando a ser quizás el emblema más usado por los Francmasones Alemanes.

Por una extraordinaria coincidencia, el pin usado por los Nazis para la colecta del invierno de 1938, fue la misma No me Olvides escogida por los Masones en 1926 y fue fabricada en la misma fábrica de Selb. Sin duda, los Masones que la habían usado en Bremen en 1926 estuvieron contentos de volverla a lucir 12 años después. Pero no cabe duda de que este pin no pudo ser usado después de la colecta de 1938: el usar una marca o emblema que no hubiese sido distribuido por el Partido constituía una ofensa criminal durante el régimen Nazi.


Cuando el Gran Maestro Vogel instaló una nueva Logia en Selb en 1948, recordó la anécdota del pin No me Olvides. Como la fábrica y los moldes aún existían, Vogel encargó una gran cantidad de esos pines, que distribuía después como señal de fraternidad en donde quiera que fuese a visitas oficiales, especialmente en los Estados Unidos.

Esto explica por qué la flor azul No me Olvides se convirtió en símbolo oficial de la Francmasonería alemana después de la Guerra así como por qué, cuando más tarde los Masones Norteamericanos fundaron Logias Militares en Alemania, algunas de ellas escogieron la flor por nombre. Tal es el caso de la Logia Forget me Not N° 896 en Heilbronn, reconocida por la Gran Logia Americano-Canadiense en 1965.

La flor No me Olvides: la historia detrás de este amado emblema de la Orden en Alemania. Menciona que un pin con ese emblema era obsequiado a los recién iniciados en todas las Logias de esa jurisdicción y la Gran Logia Americana Canadiense obsequiaba un pin similar a quienes eran exaltados al Grado de Maestro.

Por todo esto apuntan a la Grossloge zur Sonne (Gran Logia del Sol) como el cuerpo masónico que desarrolló el símbolo.

http://revistamasonica.com.py/blog/?p=1198

miércoles, 28 de octubre de 2015

El espiritismo (5 de 14) – El espiritismo y su concepto de Dios

El espiritismo (5 de 14) – El espiritismo y su concepto de Dios

Artículo en colaboración con el hermano Victor Ruano, miembro de la Federación Espirita de España (http://www.espiritismo.cc )
«Dios es la Inteligencia Suprema, causa primera de todas las cosas».
El libro de los Espíritus (Libro 1 – Cap. 1)
Espiritismo 5-1 Podemos afirmar que desde que el hombre es hombre se ha preguntado por el porqué de las cosas. El descubrimiento del fuego protector, que le permitía conciliar el sueño en la seguridad de no ser atacado por las demás bestias que le temían y, la luz que le proporcionaba y le permitía seguir viendo en la oscuridad, es tomado por muchos científicos como el punto clave de inflexión en el pensamiento humano. Dicho de otro modo, el Ser humano disponía ahora de un tiempo y una tranquilidad que le permitió el pensar y el buscar respuestas a temas que antes no se había planteado simple y llanamente por supervivencia.
Ahora, en la soledad de la noche, a la luz del fuego, podía preguntarse quién había puesto las estrellas en el cielo, quién hacía crecer las flores y los árboles, quién había creado al primer hombre, qué pasaba tras la muerte…y poco a poco, se fue gestando el concepto de Dios. Un concepto que no era nuevo, porque en el fondo todo Ser humano lo conoce; pero que hasta la fecha no había podido salir a la luz. No podemos poner en duda que la idea de Dios evolucionó siempre conforme al progreso, entendimiento y la cultura de la humanidad. Dios no es una idea o fruto de las necesidades psicológicas de una época y sí, una realidad que se muestra o revela más nítida a medida que nuestro psiquismo logra comprender con mayor precisión la realidad espiritual.
 Dios es tan importante que el principio de “El Libro de los Espíritus” no podría tratar de otro asunto. Si No existiese Dios no existiría nada, por lo tanto es más que justificado comenzar por la causa primera. El libro primero de “El Libro de los Espíritus”, dedica su capítulo uno a Dios y comienza así [Nota 1]:

  1. ¿Qué es Dios?
«Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas».
  1. ¿Qué debe entenderse por lo infinito?
«Lo que no tiene principio ni fin; lo desconocido, porque todo lo desconocido es infinito».
  1. ¿Podría decirse que Dios es lo infinito?
«Definición incompleta. Pobreza del lenguaje de los hombres, insuficiente para definir las cosas superiores a su inteligencia».

Lo cierto es que no se puede responder otra cosa, nuestro lenguaje se encuentra adaptado al mundo en que vivimos y Dios es infinito, eterno…Dios lo es todo. No existe en ningún lenguaje humano palabras adecuadas para poder definir lo que ni siquiera podemos imaginar; ¿cómo delimitar con palabras lo que es ilimitado?
Sin embargo, esta no existencia de palabras no impide comprender lo necesario, intuir lo que no comprendemos y tener la seguridad de la existencia de un Ser Supremo al que unos denominan Dios y otros Creador o por otro nombre diferente. Dios posee muchos nombres “humanos”; pero todos hacen referencia al mismo Dios pues Dios solo hay uno.
Las preguntas siguientes de “El Libro de los Espíritus” nos proporciona respuestas a la duda o necesidad de conocimiento del hombre sobre la existencia de Dios y sus atributos, es decir, lo que tiene que ser. Y dado que es muy simple leer el libro y no pretendo hacer una copia del mismo, solo os pondré algunos pasajes del mismo.

  1. ¿Dónde puede encontrarse la prueba de la existencia de Dios?
«En el axioma que aplicáis a vuestras ciencias: no hay efecto sin causa. Buscad la causa de todo lo que no es obra del hombre y vuestra razón os contestará».
Para creer en Dios, basta pasear la vista por las obras de la creación. El universo existe; luego tiene una causa. Dudar de la existencia de Dios equivaldría a negar que todo efecto procede de una causa y sentar que la nada ha podido hacer algo.

Espiritismo 5-2La ley de causa y efecto es muy antigua, no es una idea exclusiva de Kardec. Desde tiempos inmemoriales los místicos lo han dicho. Sin embargo, como siempre pasa, nadie les hacía caso. Con Kardec no fue diferente, no todo el mundo estuvo ni está de acuerdo con lo que dice  o, mejor dicho, con lo que ha transcrito de las comunicaciones de los espíritus. No podemos negar la ciencia, de hecho el auténtico espiritista no lo hace, pero una cosa es aceptar la ciencia y otra aceptar que de la nada pueda surgir algo. La teoría del Caos no tiene sentido por muy científica que sea. Si el Universo muestra inteligencia por todas partes su origen ha de estar en algo inteligente, en Dios. Si algo existe – efecto – es porque existe algo que lo produce – causa – no sé lo que usted pensará, si es científico o no, pero no me pueden negar que si es de una lógica aplastante.

  1. El sentimiento íntimo que de la existencia de Dios tenemos, ¿no sería resultado de la educación y producto de las ideas adquiridas?
«Si fuese así, ¿cómo tendrían el mismo sentimiento los salvajes?».
Si sólo fuese producto de la educación el sentimiento de la existencia de un ser supremo, no sería universal y como las nociones de la ciencia, existiría únicamente en los que hubiesen recibido semejante instrucción.

Esta pregunta es muy empleada para combatir la creencia en Dios. Creemos en Dios porque la educación de la escuela, de nuestros padres, etc, nos lo ha inculcado en la cabeza. Hoy en día cabe preguntarse si la respuesta dada por los espíritus a Kardec sería aceptada porque a su manera, todas las razas y pueblos educan a sus hijos, incluso los salvajes. Pero quizás deberíamos fijarnos en otra cosa, porque el concepto de Dios, el concepto último, es el mismo en cualquier parte de la Tierra, incluso en tribus que no se conocen entre sí, en tribus descubiertas que jamás han tenido contacto con nadie más.

  1. ¿Puede el hombre comprender la naturaleza íntima de Dios?
«No, no puede; y éste es uno de los sentidos que le falta aún».

Esta pregunta me encanta. Cierta vez me preguntaron que si creía en Dios, por qué no les daba una explicación de lo que era. Mi respuesta, quizás inspirada por Dios, aunque no creo que mi persona mereciese semejante honor, fue que si pudiese definirlo no sería Dios. Dios lo es todo, es todo lo que conocemos y todo lo que no conocemos. ¿Cómo definir algo que engloba en sí mismo lo que no conocemos? Podemos, sin embargo, dar algunas ideas, expresar algunos atributos que Dios tiene que tener y, por supuesto, tratándose de Dios, dichos atributos los poseerá en grado infinito. Volviendo a lo escrito por Kardec en su obra:

  1. Cuando decimos que Dios es eterno e infinito, inmutable e inmaterial, único y todopoderoso, soberanamente justo y bueno, ¿no tenemos una idea completa de sus atributos?
– Desde vuestro punto de vista, sí, porque vosotros creéis abarcarlo todo. Pero sabed que hay cosas por encima de la inteligencia del más inteligente de los hombres, y para esas cosas vuestro lenguaje, que se limita a vuestras ideas y sensaciones, no posee expresiones. La razón os dice, en efecto, que Dios debe poseer esas perfecciones en el grado supremo, porque si careciera de una sola de ellas, o bien no la poseyese en grado infinito, no sería superior a todo y, en consecuencia, tampoco habría de ser Dios. Para estar por encima de la totalidad de las cosas, Dios no debe sufrir ninguna vicisitud y no ha de tener ninguna de las imperfecciones que la imaginación puede concebir.

Espiritismo 5-3Dios es eterno: Si hubiera tenido principio, habría surgido de la nada, o bien hubiera sido creado por un ser anterior a Él. Así, poco a poco, nos remontamos hasta lo infinito y la eternidad.
Es inmutable: Si Él se hallara sujeto a mudanzas, las leyes que rigen el Universo no poseerían ninguna estabilidad.
Es inmaterial: Vale decir, que su naturaleza difiere de todo lo que llamamos materia. De lo contrario no sería inmutable, debido a que se encontraría sujeto a las transformaciones de la materia.
Es único: Si hubiera varios dioses, no existiría ni unidad de propósitos ni unidad de poder en la ordenación del Universo.
Es todopoderoso: Porque es único. Si no poseyera el soberano poder habría algo más poderoso que Él o tan poderoso como Él. No hubiera creado la totalidad de las cosas, y aquellas que Él no hubiese hecho serían obras de otro dios.
Es soberanamente justo y bueno: La providencial sabiduría de las leyes divinas se pone de relieve así en las cosas más pequeñas como en las más grandes, y esa sabiduría no permite dudar ni de su justicia ni de su bondad.

El libro sigue con otras muchas preguntas que descartan una idea Panteísta de Dios, pero como ya les dije, no se trata aquí de volver a escribir el libro de Kardec sino de darles unas ideas y animarles a que ustedes mismo lo lean, como les digo es una obra muy fácil de conseguir, sin ir más lejos, en formato PDF, gratuitamente, en la propia web de la Federación Espirita de España, sin embargo, les recomiendo su compra en papel, quizás porque soy de los de la vieja escuela y prefiero el tacto del papel.

 http://iluminando.org/2015/10/26/el-espiritismo-5-de-14-el-espiritismo-y-su-concepto-de-dios/

El Silencio

El Silencio
Najum Perl, V:.M:.P:.


Aldo Lavagnini en su Manual del Aprendiz nos dice: "La disciplina del silencio es una de las enseñanzas fundamentales de la Masonería. Quien habla mucho, piensa poco, ligera y superficialmente. Generalmente, su visión de las cosas será estrecha e inflexible y por consiguiente, no tendra elementos para valorar nuevas ideas u horizontes. Por eso, la Masoneria busca que sus adeptos se hagan mejores pensadores que oradores."

Al pedir silencio el Venerable Maestro cuando abre los trabajos de la Logia, nos esta aislando de preocupaciones externas y establece en nuestra mente, las condiciones del silencio interior, tan necesarias para absorber las enseñanzas de la Augusta Orden. A su vez, nos permitirá desarrollar con mayor claridad las ideas y conceptos que exponemos en las tenidas.

Saber callar no es menos importante que saber hablar. El arte de la palabra hablada no se podra apreciar, si antes no hemos aprendido el valor del silencio. Nuestras expresiones verbales deberan ser siempre pasadas por la escuadra de la reflexión, a fin de que sean provechosas para quien las escucha.

La única manera de saber expresar palabras sabias, es antes haberlas meditado a traves del silencio. Los mas grandes logros del pensamiento humano, han sido fruto de su investigacion en el silencio interior, que todo hombre debe saber desarrollar.

Ejemplificare solo con dos casos: Cervantes recluido en un calabozo, escribio las paginas de su inmortal Don Quijote, que por cierto, el mismo dijo que esa no era su mejor obra. Beethoven, aislado en su mundo interior, en el silencio forzado que su sordera le impuso, concibió las mas maravillosas notas musicales que en su momento creó para la humanidad, y a pesar de eso, pudo hacer correcciones a sus músicos cuando se equivocaban a la hora de leer su partitura.

Algunos aspectos historicos respecto del silencio es que desde las primeras civilizaciones, sobre todo en donde hay indicios de organizaciones iniciaticas, el silencio represento un importante elemento cultural, impuesto drasticamente para salvaguardar los secretos de esas ordenes. Asi mismo, su representacion clasica desde aquellos tiempos, es con los dedos de la mano derecha sobre los labios.

En Egipto, el dios Harpocrates fue representado en esta posicion. Entre los magos y sacerdotes egipcios, los iniciados asumian un estado de silencio total mental y fisico, para que los iniciados comprendieran la importancia de los sublimes secretos que iban a estudiar, siendo esta postura la que rigio a todas las sociedades iniciaticas posteriormente.

En el año 500, A. C., Buda tambien valorizaba el silencio como condicion obligatoria para la contemplacion. Los esenios tenian como principal simbolo un triangulo, en donde su principio esoterico y exoterico, fue enseñar que por la boca todo lo que va, viene de regreso y que cada una de las puntas, contenia los principios de perfeccion trinitaria.

Dentro de los misterios griegos, encontramos el de Orfeo, que con magia de sus canticos y el de su musica ejecutada en su lira, silenciaba a la naturaleza y todo se magnetizaba.

Euripedes, en su verso 470 de su obra ?Os Bacantes? dice que la luz de los misterios, contienen el dulce sonido del silencio, entendiendo la palabra misterio derivada de la griega ?myein?, que significa ?boca cerrada?.

Pitagoras creo su escuela Iniciatica y sus discipulos se distinguian en tres grados, siendo el primero el acustico, asi llamado para aprender a silenciar la mente.

Para los masones operativos, el secreto del silencio sobre su arte era un principio de sobre vivencia, y que a veces constituia en si mismo, un salvo conducto para los viajeros.

La Gran Logia de Inglaterra adopto una leyenda trinitaria que dice en latin ?AUDI, VIDE, TACE?, o sea ?Oir, ver y callar?.

Como podemos percibir, existen todavia muchos mas ejemplos que los mencionados, para demostrar la importancia del silencio a traves de la historia.

En el aspecto constitucional de la Orden, en los primeros catecismos masonicos del seculo XVIII, decian que los tres puntos particulares que distinguen a un mason eran Fraternidad, Fidelidad a ser callado (que representa al amor incondicional), y ayuda verdadera entre masones. En los Antiguos usos y costumbres, el que predominaba era el del silencio, para compostura de los hermanos en los trabajos liturgicos. En la Constitucion de Anderson, se pregonaba la prudencia del silencio, sobre todo cuando hay presencia de profanos. En los landmarks de Mackey, el del numero veintitres se refiere al del sigilo que un mason debe conservar sobre todo en los conocimientos que le son transmitidos en los trabajos de logia, siendo asi que las cartas constitutivas de todas las obediencias contienen referencias en este sentido.

En el aspecto simbolico de la Ley Iniciatica del silencio, esta se enfoca en el ejercicio del pensamiento agil y ordenado. Callar no consiste en no decir nada, sino constatar la realidad con las acciones a tomar y hacer conciencia del progreso en que las cosas se van a convertir. Es ir mas alla de lo tangible, estar un paso adelante y en la direccion de la verdad, cualquiera que esta sea. El mason busca asi, lograr la iluminacion y ligar su ser con el universo, asi como diferenciar la justicia y las buenas costumbres, de acciones de inercia y oscurantismo que a la larga, perjudiquen a la humanidad y a si mismo. Segun esta Ley de orden obligatorio para todos los masones, un hombre capaz de guardar silencio, sera disciplinado en todos los aspectos de su ser, para lograr entregarse libremente a la meditacion y el autoconocimiento. Esta virtud enseña asi, a ser tolerante y prudente con las limitaciones propias y ajenas al individuo. Nada hay mas peligroso que la verdad mal comprendida.

Fraternalmente, el Venerable Maestro avisa al Aprendiz en el inicio de los trabajos, que debera guardar silencio en su mente, hasta que llegue al Sublime grado de Maestro: con ello, solamente se da continuidad a uno de los habitos mas antiguos de las sociedades iniciaticas.

Vuelto en si mismo, callado, en reflexion y escuchando, el Aprendiz dista de estar en situacion de pasividad, y muy por lo contrario, sus sentidos estan atentos a todo lo que pasa a su alrededor en Logia. Ver, oir, sentir, recibir, reflexionar y callar, procurando reunir todas esas informaciones en su mente, informaciones que son diferentes a todo lo que antes conocia, obteniendo las conclusiones que le permiten posiciones de mayor elevacion de conocimiento. Esta debe ser la mayor atencion del Iniciado.

La Ley Iniciática del Silencio, comienza cuando el individuo profano entra a la Camara de las Reflexiones, en donde permanece solo, rodeado de símbolos, frases y palabras que le estimulan a penetrar en su interior. Es en el silencio de la meditación, donde encontrará a su yo, y podra escudriñar en su alma.

Es por esos procesos que el Aprendiz lograra transformar sus deseos incontrolables, apartandose poco a poco de sus pasiones y logrando adquirir la virtud y el dominio de si mismo, la tolerancia y la prudencia. Es en el silencio de la introspeccion, que el candidato observa las palabras ?Vigilancia?, ?Perseverancia?, y estas palabras se convierten a su tiempo, en actitudes constantes durante la etapa de observacion.

Callar no es solo nada decir, sino tambien, dejar de hacer reflexiones internas cuando se escucha a alguien hablar. Esta actitud es una forma saludable de disciplina pues asi, no se corre el riesgo de cometer el error de negar, aun antes de dar oportunidad a que lleguen a nuestra mente, las ideas de otros.

Pero hay de silencios a silencios. El que es impuesto por la fuerza y que nace del temor, el que valiendose de la represion amordaza nuestras palabras y no deja expresar libremente nuestros pensamientos, arrebata al hombre una de sus mas preciadas conquistas: la de expresar libremente sus ideas.

La Masoneria nos enseña a darle justo valor al silencio; en nuestros deberes, figura como una de sus principales recomendaciones. El silencio bien entendido, se eleva al rango de virtud, gracias a la cual se corrigen muchos defectos, por lo mismo que se aprende a ser prudente e indulgente con las fallas observadas.
Por eso, nuestra Augusta Orden simboliza que con la llana, debemos extender en silencio, una capa sobre los defectos de nuestros semejantes y dirigir con la vara de la rectitud, las imperfecciones de su construccion.

Todos los escritores masonicos recomiendan al silencio, como necesario al orden y seriedad a que se debe la inmensa diferencia que existe entre las reuniones ritualasticas y las profanas.

Se debe hablar unicamente cuando por medio de la palabra inteligente se hace labor constructiva, contribuyendo a corregir errores o a esclarecer conceptos; solo entonces es que la palabra cumple su cabal y perfecta misión, llevando consuelo y luz a las almas.
Pero en ocasiones, el silencio puede contribuir a encubrir, solapar malas acciones o pensamientos torcidos, y en ese caso, debera ser desterrado valiente e inteligentemente para encender la luz de la verdad con nuestras palabras.

Si a pesar de estos conocimientos tan claros vertidos aqui, hay algunos H:.H:. que piensan que la practica de ellos, es muy fácil, esperen a leer esta leyenda referente a este tema:

Los Cuatro Monjes

Cuatro monjes se retiraron a un monasterio, en la cima de una alejada montaña, para llevar a cabo un entrenamiento espiritual intensivo. Se establecieron en sus celdas y pidieron que nadie les molestase a lo largo de los siete días de retiro. Se autoimpusieron el voto de silencio durante esas jornadas. Bajo ningún concepto despegarían los labios. Un novicio les serviría esos días como asistente.

Llegó la primera noche y los cuatro monjes acudieron al santuario a meditar. El silencio era impresionante. Ardían vacilantes las lamparillas de manteca de yak. Olía a incienso. Los monjes se sentaron en meditación. Transcurrieron dos horas y de repente pareció que una de las lamparillas iba a apagarse. Uno de los monjes, dirigiéndose al asistente, dijo:

Estate atento, muchachito, no vayas a dejar que la lamparilla se apague.

Entonces uno de los otros tres monjes le llamó la atención:

No olvides que no hay que hablar durante siete días y menos en la sala de meditación

Indignado, otro de los monjes dijo:

¡Parece mentira! ¿No recordáis que habéis hecho voto de silencio?

Entonces el cuarto monje miró recriminatoriamente a sus compañeros y exclamó:

¡Qué lástima! Soy el único que observa el voto de silencio.

Es que, señores, este ejercicio no es fácil, pero tampoco imposible, porque debieramos ser los dueños de tres cosas:

1- Nuestra voluntad. Para decidir que una parte de nuestro tiempo dedicaremos para estar con nuestro Ser Interno.

2- Nuestro tiempo. Eligiendo dentro de un orden de prioridades que trozo usaremos, para esta actividad.

3- Nuestros pensamientos. Esta es la parte mas dificil, porque entran en nuestra mente con o sin nuestro permiso, debiendo nosotros aquietarlos para lograr el relajamiento maximo. Para ello existen distintas tecnicas.

Bibliografia:

El silencio para el liderazgo, Luis Manuel Prado Moreno, 2003.
A Trolha, revista mensual de circulacion internacional, Octubre de 1999, No. 156.
Adolfo Madera García Robles, Guםa del Aprendiz Masón, 1996.
Diccionario Enciclopedico Bruguera, Tomo 1, 1980.
Diccionario Enciclopedico de la Masonería, Editores Unidos Mexicanos, Tomo 3, 1977.

http://www.logia-masonica-fraternidad62.com/trabajosMasonicosArticle.php?id=4

martes, 27 de octubre de 2015

Símbolos masónicos




Dentro de la masonería, hay una sola forma de interpretación, el símbolo. Esta forma de diálogo fue heredada de distintas escuelas, y es la forma más sencilla de fijar una idea que se esconde en un dibujo. La arquitectura del ex Palacio de la Prensa, actual Casa de la Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, es una muestra de esta forma de expresión.


La interpretación de un compás, una escuadra, nos hablará de la rectitud, de la universalidad que debe observar todo masón. Pero ése sólo un ejemplo, si se quiere básico, de todos los símbolos existentes para los miembros de esta Orden, pues hay muchos símbolos masónicos que quedaron olvidados en el tiempo. 


Incluso, para los mismos masones actuales, son poco conocidos, ya sea porque fueron representativos de un período ya pasado, o porque ya no son tan necesarios, por hablar de ideas que quedaron en el tiempo al haber sido logradas. 

Los masones siempre dejaron huellas escondidas en su arte, que sólo podrían ser interpretadas por sus mismos pares. Esta forma de diálogo es, casi, una lengua propia de los antiguos masones; los símbolos de sus herramientas, sus valores éticos, sus ideales, todos, eran plasmados en las pinturas, las esculturas e incluso sus escritos. 

Los símbolos masónicos son en realidad una sintaxis de sus ideas y que en ello se encuentra la idea de eternizar un mensaje. 

Símbolos



Águila: Poder y libertad: Figura emblemática en todos los grados de la masonería conocidos con el nombre de “Filósofos o Altos Grados”, como símbolo de l audacia, de la investigación y del genio. 
Ancla: esperanza: 
Antorcha: Fuego purificación e iluminación 
Espiga de trigo: Nacimiento y muerte 
Lazo místico: Los masones se consideran unidos entre sí por un vínculo sagrado e inviolable de carácter fraternal. Por ello se llaman “Hermanos del Lazo Místico”. Alrededor de todas las logias figura, pintada o esculpida, una cadena como símbolo de la unión de todos los masones que se extienden por toda la redondez del globo. 
Caduceo: Vara de mensajero. Atributo de Hérmes. La masonería lo emplea como uno de los símbolos de la ciencia y el progreso. 
Columna: Símbolo de la unión entre el cielo y la tierra, de firmeza y de la fuerza sustentadora. La columna completa, con basa y capitel, está emparentada con el contenido simbólico del árbol de la vida. Decorar las columnas: se dice del acto en que los asistentes a los talleres ocupen sus respectivos puestos para que los trabajo o reuniones masónicas. Así cuando los Vigilantes se refieren a los obreros que toman asiento en los sitiales que están a ambos lados de la Logia, dicen “Los hermanos que decoran la columna del Norte” 
Compás: Fuerza creativa y actividad intelectual calculadora. 
Copa, Cádiz: Símbolo frecuente de plenitud rebosante. 
Corona: Símbolo ennoblecedor. Emblema de la Majestad, Poder, Martirio, Gloria y Triunfo, figura de los ritos masónicos. 
Delfín: Emblema de la velocidad 
Diana: Luminoso y perfecto 


Dionisios: Baco, la vid. 
Escuadra: Símbolo de la rectitud masónica 
Esfinge: Emblema de los trabajos masónicos, que deben ser secretos y ocultos 
Espada: Honor, conciencia y protección “aceros”.
Estrella: Perfección. 
Globo terráqueo: Emblema de la regularidad y la sabiduría. 
Granadas: Fraternidad unida. Este fruto es uno de los pocos que se pudren. La explicación simbólica a esta enseñanza es que dentro de los masones puede haber un mal grano. 
Hermes: Agilidad, rapidez y actividad. 
León: Emblema de arte hermético 
Libro: Símbolo de sabiduría. 
Mandala: Tiene como objeto coadyuvar, mediante la meditación, a la unión con lo divino. 
Maza (mallete): Nombre que se da al martillo que es símbolo de autoridad y corresponde al Venerable y a los dos Vigilantes, que por medio de sus golpe dirigen los trabajos de los hermanos. 
Regla: Emblema de perfección 
Rosa: Símbolo de discreción, de la inocencia y de la virtud, también es símbolo de unión. 
Rueda: Progreso 

http://www.adnmundo.com/contenidos/turismo/simbolo_tu_220806.html

lunes, 26 de octubre de 2015

Libertad, Igualdad y Fraternidad

Libertad, Igualdad y Fraternidad 

Todos los Masones, sabemos que estas tres palabras, son el lema que identifican a la Francmasonería. Al escuchar la palabra libertad, enseguida pensamos en la forma de gobierno, que un pueblo tiene para elegir a sus autoridades en forma libre y democrática. La libertad va más allá de ese ejercicio que nos permite expresarnos para escoger las autoridades, de nuestras instituciones.


Cuando en julio de 1789 la ciudad de París estalló ante la revolución Francesa, el mundo escuchaba por primera vez palabras como democracia, igualdad y Libertad, esa revolución fue la respuesta a siglos y siglos bajo los privilegios de la monarquía. Por primera vez, se elaboraba un discurso político que ubicaba como principal protagonista al pueblo.

Cuando se habla de LIBERTAD, se esta hablando de los valores más altos de la democracia, de la soberanía popular y la igualdad de derechos para todos los ciudadanos, del voto universal, de los derechos humanos, libertad de prensa, libertad de culto, libertades económicas etc.

Conviene tomar de antemano las precauciones necesarias para depositar los destinos de la libertad en manos de la VERDAD, que es eterna, antes que en las de los hombres, que pasan, si el gobierno olvidase los intereses del pueblo o si cayese en manos de los hombres corrompidos, la luz de los principios admitidos puede iluminar sus traiciones, para encontrar la muerte ante la sola idea del crimen y la tiranía.

Queremos un orden de cosas en el que todas las pasiones bienhechoras y generosas se encuentren estimuladas por las leyes; queremos reemplazar en nuestro país el egoísmo por la moral, el honor por la honradez, los usos por los principios, el decoro por el deber, la tiranía por el imperio de la razón, la vanidad por la grandeza del alma, levantar templos a las virtudes y fosas a los vicios, es un ideal que nos permite consumar, la suma de felicidades de los pueblos.

Queremos, en una palabra, consumar el destino de la humanidad, darle fe viva, a nuestros ideales filosóficos, liberar a la providencia del largo reinado de impunidad, del crimen y mantener nuestro juramento de repudiar a los tiranos y a la tiranía.

La primera regla de nuestra conducta Masónica, debe ser, dirigir todas nuestra medidas al mantenimiento de nuestro lema masónico y al desarrollo de las virtudes. Debemos abrazar e instituir todo cuanto contribuya a fomentar el amor a la patria, a purificar las buenas costumbres, a educar los espíritus, a dirigir las pasiones del corazón humano hacia el interés público.

Nuestro lema, forja un conjunto de principios de moral republicana, donde estamos obligados a proclamarlos en nuestro nombre dentro y fuera de nuestra institución por el bien de nuestra República.

LIBERTAD:

Es uno de los tres principios que componen el lema emancipador y regenerador de la Masonería.


El mundo moral, mucho más aún que el mundo físico, parece lleno de contrastes y de enigmas. La naturaleza nos dice que el hombre ha nacido para ser libre, y la experiencia de los siglos nos muestra al hombre esclavo.


Sus derechos están escritos en su corazón y su humillación está escrita en la historia. Todos los Masones, que han hecho historia, han abolido la esclavitud y han levantado templos a la libertad. La esclavitud es la peor manifestación del instinto de destrucción; es contraria a las leyes del Gran Arquitecto del Universo porque, el primer derecho del hombre es, la LIBERTAD.


La libertad es nuestra riqueza debemos ¡gritarla! Cada vez que un hombre reclama libertad, es como un sol para sus hermanos. Lo que están al servicio de la libertad no morirán jamás.


LA IGUALDAD:

La francmasonería ha sido el crisol de los pensamientos de los fundadores de republicas, por principio, repudia a los tiranos y a las tiranías, como tampoco acepta las divisiones de casta y clases de la monarquía. A la republica solo le interesa al pueblo, a los hombres de todas las condiciones sociales.

Como se puede observar, los valores señalados tienen su basamento filosófico, sociológico y psicológico debido al ámbito en el que se desarrollan: el mundo y la persona. Estos principios filosóficos que estimula al masón a ser un hombre de servicio, para incursionar en el mundo del valor del conocimiento humano, para poder llevar con orgullo el titulo de francmasón.

La igualdad se establece como principio en forma tajante TODOS LOS HOMBRES SOMOS IGUALES En nuestros talleres, se debe involucrar muchas actitudes que pueden y deben ser educadas en el Aprendiz, Compañero y Maestro Masón, el cual, a través de las mismas, deberá enseñar como aprender a aceptar las diferencias legitimas, para poder valorarlas; estas son las diferencias individuales. Así mismo deberá también aprender y enseñar a rechazar y discutir las diferencias no legítimas: privilegios, posesiones, el hecho de que se valore más el tener que el ser.

¿Cómo podemos enseñar en nuestros talleres la practica del valor de la igualdad? Se pueden enseñar las formas de discriminación bajo el concepto como: la edad, la opinión, la religión, el genero, el origen, las capacidades de cada uno y eliminar así prejuicios y estereotipos con los que nos encontramos cada día. El saber y la creencia de que todos somos iguales, ayudará a eliminar barreras, discrepancias y luchas estériles por los conceptos antes mencionados. Formar en el valor de la igualdad, es dar un paso hacia delante en el ámbito de una verdadera convivencia.

LA FRATERNIDAD:

El ser humano es por naturaleza un ser social. Los hombres no somos islas. Libertad, Igualdad y Fraternidad, hacen la trilogía que compone la solidaridad; persona es, o significa: relación con los demás.

A los Masones se nos enseña a caminar por el pavimento de mosaico, de cuadros blancos y negros, que es un hermoso emblema de la multiplicidad engendrada por la dualidad, pero por encima de esta visión dualística de la vida, se encuentra el ara o Altar, símbolo de la elevación de nuestro pensamientos. Aquí aprendemos a identificar esas dos clases de egoísmo. Uno vil, cruel, que aísla al hombre de sus semejantes, que busca un bienestar exclusivo al precio de la miseria de los demás. El otro, generoso, bienhechor, que confunde nuestra felicidad en la felicidad de todos, que asocia nuestra gloria a la patria. El primero engendra los opresores y los tiranos; el segundo, los defensores de la Humanidad que luchan por la fraternidad universal.

SALUD, FUERZA Y UNION

http://www.logia-masonica-fraternidad62.com/trabajosMasonicosArticle.php?id=2