jueves, 31 de agosto de 2017

LA MASONERIA Y LA INDEPENDENCIA DE BRASIL

LA MASONERIA Y LA INDEPENDENCIA DE BRASIL


Pedro I, primogénito del rey Juan VI de Portugal, emperador del Brasil y rey de Portugal, iniciado el 5 de agosto de 1822, fue instalado Gran Maestro del Gran Oriente de Brasil el 5 de octubre de 1822

Desde su implantación en Brasil en 1797 hasta el fin de la Republica Vieja en 1930, la masonería como organización o a través de sus miembros, ha sido en buena manera responsable de los grandes acontecimientos que configuraron el país actual. A finales del XVIII y comienzos del XIX, la vanguardia del pensamiento (burgueses, intelectuales, nobles, militares, clérigos…), formaron parte desde el primer momento de los cuadros de las logias masónicas junto con otros que lo hacían atraídos por su curiosidad sobre los temas esotéricos o, posteriormente, cuando se asoció la masonería al poder, o quienes sencillamente buscaban prestigio e influencia social. Debido a la carencia de Universidades, los hijos de las familias con recursos de Brasil eran enviados a estudiar a Europa, normalmente a la Universidad de Coimbra en Portugal o a la Universidad de Montpellier en el Sur de Francia. Allí entraban en contacto con las ideas revolucionarias y los nuevos conceptos liberales, lo que propiciaba el que se afiliaran a alguna organización secreta, que era la única manera de poder desarrollar sus inquietudes.

Antes de surgir en Brasil las primeras sociedades de carácter masónico, la masonería como filosofía, indirectamente, influía en la formación de la nueva sociedad brasileña. El trabajo se inició en los clubes literarios, academias y grupos patrióticos que realizaban actividades artísticas e intelectuales, y contribuían a difundir las nuevas ideas que germinaron en los movimientos emancipadores.

La masonería hizo acto de presencia en Brasil en 1797 a bordo de un barco francés que fondeó en la Bahía de Todos los Santospróxima a Salvador, cerca del Monte Cristo. Allí se constituyó la primera logia llamada Cavaleiros da Luz. A partir de 1800 son fundadas las primeras logias masónicas con fines claramente reformadores o políticos, pero revestidas con la liturgia masónica. En 1806 el virrey prohíbe todas las actividades masónicas en Brasil, pero a pesar de ello siguieron sus actividades. En 1815 se funda la logia Comercio y Artes en Río de Janeiro que tendría un importante papel en los acontecimientos de la Independencía.

Huyendo de los franceses, el rey de Portugal João VI, había trasladado su corte a Brasil en 1808, y en 1815 transformó la antigua colonia en Reino Unido de Portugal, Brasil y el Algarve. En 1810 los ingleses expulsan a los franceses de Portugal y gobiernan el país con el consentimiento de João VI, que se queda en Brasil. El 1818, después de la Revolución Pernambucana, João VI prohíbe las sociedades secretas en el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve. En 1820 la Revolución de Porto, de carácter liberal, con participación protagonista de miembros del Gran Oriente Lusitano, y muchos militares, consigue expulsar a los ingleses, establece un gobierno provisional, elabora una Constitución también provisional e impone al rey João VI tres exigencias principales; que acepte la Constitución, que acepte el nuevo Gobierno y le ordena su vuelta inmediata a Portugal junto con su familia.

João VI aceptó las exigencias y regresa a Lisboa el 24 de abril de 1821, sin olvidarse de llevarse el tesoro, dejando Brasil en una crisis económica y politica sin precedentes y habiendo nombrado dos días antes como Regente en Brasil al príncipe heredero, su primogénito de 23 años de edad, Pedro de Alcántara, Bragança y Borbón. La vuelta de João VI a Brasil permite la reorganización de la masonería en Río bajo la dirección de Joaquim Gonçalves Ledo. A las cortes portuguesas, que querían devolver a Brasil la condición de colonia, no les agrado que Pedro de Alcántara se hubiera quedado en Brasil. Temían, no sin razón, que ocurriera lo que ya estaba ocurriendo en el resto de países americanos, que Brasil se independizara.

Unos meses después de la salida de João VI de Brasil, se reinstala la logia Comercio y Artes. A partir de ella se formó en 1822 la primera Obediencia Masónica Brasileña llamada el Gran Oriente Brasiliano o Brasilico (GOB). Fueron elegidos por aclamación como Gran Maestro, Jose Bonifacio de Andrada y Silva, Gran Maestro Adjunto, el Mariscal Joaquim de Oliveira Alvares, Primer Gran Vigilante Joaquim Gonçalves Ledo y como Gran Orador el Padre Januario de Cunha Barbosa que serían , junto con el Principe, los grandes protagonistas de la Independencia.

Realmente el GOB estaba dividido entre dos tendencias, la monárquica representada por José Bonifacio de Andrada, y la republicana encabezada por Gonçalves Ledo. Estos diferentes puntos de vista trascendían las paredes de las logias masónicas reflejándose en la prensa. Gonçalves Ledo tenía mayoría dentro del GOB, pero Bonifacio de Andrada era persona de confianza del príncipe.

El grupo republicano liderado por Gonçalves Ledo, que tenia como base la logia Comercio y Artes de Río, se posicionó inicialmente a favor del decreto de las Cortes portuguesaspensando que si el príncipe Pedro de Alcántara volvía a Portugal seria más fácil la independencia, el Gobierno General de Brasil se desplomaría y las Regiones se rebelarían proclamándose diferentes republicas independientes.

Para neutralizar las acciones de este grupo, los monárquicos, incluidos los masones con Bonifacio de Andrada a la cabeza, se movilizaron e hicieron llamamientos a la población para que Don Pedro se quedara como garantía de una posible independencia. La presión fue tan fuerte que los republicanos cambiaron su estrategia y se adhirieron a los monárquicos trabajando de forma conjunta durante un tiempo. Realmente, el grupo de Bonifacio lo que no quería era la separación de Portugal y pensaban que si Don Pedro regresaba, las posibilidades de que Brasil se dividiera en Republicas independientes eran muy altas. En todo este proceso, como no existían los partidos políticos, las logias masónicas se comportaban como incipientes organizaciones políticas. De hecho, en algunas de ellas, cuando se ingresaba, se juraba luchar por conseguir la independencia.


Jose Bonifacio de Andrada y Silva (1763-1838) Gran Maestro del Gran Oriente de Brasil 

Las principales fuerzas económicas que se oponían al proceso de independencia eran los comerciantes de Porto que querían recuperar el monopolio del comercio con la excolonia. Don Pedro, como Regente, constituyó un primer gobierno formado solo por brasileños, la mayoría masones, juntamente con el ministro de origen portugues, Farinha, que le habia sido fiel. Como Ministro del Reino (primer ministro), Justicia y Extranjero nombró a Jose Bonifacio Andrada. Un primer objetivo de Jose Bonifacio fue restaurar la unidad brasileña que se había eliminado por el decreto de las Cortes firmado por João VI en 1821. Para ello convocó un Consejo de Estado de las provincias de Brasil que iba a servir de Consejo asesor de Don Pedro. Así, en los primeros días de mayo de 1822, la logia masónica Comercio y Artes de Río decidió, por unanimidad, ofrecer a Don Pedro el titulo de “Protector y Defensor perpetuo del Brasil”. Don Pedro aceptó el título, aunque pidió que se quittara el calificativo de Protector.

En este mes se originaría otro conflicto entre los partidarios de Bonifacio y de Gonçalves Ledo. Los segundos eran partidarios de convocar una Asamblea Constituyente que tendría como misión elaborar la primera Constitución brasileña. Los primeros eran contrarios a esta idea en ese momento. Gonçalves Ledo movilizó a la opinión pública y a la prensa en defensa de la convocatoria. La presión hizo que Don Pedro aprobara la iniciativa y la Asamblea fue convocada al día siguiente por un Decreto. Esta Asamblea no comenzó sus trabajos hasta once meses después, el 3 de mayo de 1823.

En Julio, a propuesta del propio Jose Bonifacio, Don Pedro fue votado y admitido en la masonería de modo que el 2 de agosto de 1822 fue iniciado, adoptando el nombre simbólico de Guatimozin. Tres días después, a propuesta de Ledo, fue elevado al grado de maestro masón.

El 20 de Agosto, en un inflamado discurso en el GOB, Gonçalves Ledo proclama la Independencia de Brasil. El día 28 de Agosto llegan a Río de Janeiro los nuevos Decretos (nº 124 y 125) de las Cortes de Portugal que anulaban todos los actos del Príncipe, inclusive la convocatoria de la Asamblea Constituyente y la del Consejo de Estado, exigiendo el inmediato retorno del príncipe Pedro. El 14 de Agosto, Don Pedro viajaba hacia São Paulo con el propósito de controlar la revuelta que se había organizado contra la gestión de los Andrada, quedando como regente su esposa Doña Leopoldina. La Regente convocó el Consejo de Estado el día 2 de Setiembre, del que formaban parte Gonçalves Ledo y Jose Clemente Pereira. Allí se acordó enviar los Decretos de Portugal a Don Pedro pidiéndole que declarara la Independencia. Don Pedro tomó conocimiento del contenido de las cartas e indignado proclamó la separacion de Brasil de Portugal con el famoso grito de “Independencia o Muerte”. Era el 7 de septiembre de 1822.

El 9 de septiembre, el GOB, ignorando el manifiesto de Don Pedro en São Paulo, convocó Asamblea Extraordinaria presidida por Joaquim Gonçalves Ledo y aprobó apoyar la inmediata proclamación de la independencia con el nombramiento de Don Pedro como primer rey de Brasil. El 12 de Setiembre el GOB decide en Asamblea proclamar a Don Pedrocomo rey constitucional de Brasil enviando emisarios a todas las provincias. 


Estatua de Joaquim Gonçalves Ledo (1781-1847) en el monumento a la independencia, Sao Paulo, Brasil.

Entre el 28 de septiembre y el 4 de octubre de 1822 (fechas de la última asamblea presidida por Bonifacio y del juramento y toma de posesión de Don Pedro) Ledo organizará una jugada política en contra de Jose Bonifacio para desplazarlo de la cúpula del GOB; el príncipe es elegido como Gran Maestro, quedando Jose Bonifacio relegado a Gran Maestro Adjunto. El príncipe aceptó el cargo y el 4 de octubre fue instalado como Gran Maestro del GOB. El 12 del mismo mes, Don Pedro es aclamado como emperador de Brasil con el nombre de Pedro I, siendo coronado el 1 de diciembre de aquel año. Solamente tres provincias se adhieren a la Independencia: Río de Janeiro, Sao Paulo y Minas Gerais. Bahía y Pernambuco, que tenían tropas portuguesas, no lo hicieron. Pará, Maranhao, Piauí y Alagoas también se mantuvieron fieles a Portugal. La Provincia de Cisplatina, actual Uruguay, ocupada por un regimiento portugués, tampoco. La situación para Pedro I era bastante complicada con su Imperio quebrado y bajo mínimos. Los portugueses centraron su ofensiva en Salvador (Bahía) enviando grandes contingentes de tropas y armas. Pero en Julio de 1823 los portugueses, perdedores, abandonaron Salvador, después Maranhão, Pará y finalmente todo el Nordeste. A final de mes las Cortes portuguesas fueron disueltas y su ejército regreso para Europa. La guerra había finalizado y la Independencia estaba consumada.

Volviendo a 1822, el 21 de octubre Pedro I como Gran Maestro del GOB manda a Gonçalves Ledo que suspenda los trabajos del Gran Oriente. Pero el día 25, ocurren dos acontecimientos simultáneos, por una parte se realiza el cierre de actividades en el Libro de Oro del GOB, sin comunicación a la Asamblea, y por la otra Pedro I como Gran Maestro envía una nueva carta a Ledo mandando reiniciar los trabajos de la logia. Entre los días 21 y 24 Ledo había mantenido contactos con el Gran Maestro del GOB para evitar este desenlace, sin ningún resultado aparente. Cuando recibió la segunda carta los acontecimientos políticos manejados por el grupo de Bonifacio ya no le permitieron continuar con su actividad anterior. Dos días después de la segunda carta del emperador, los hermanos Andrada (Jose Bonifacio y Martim Francisco que era Ministro da Fazenda) en una estrategia bien calculada presentaron su dimisión a Pedro I. Rápidamente los seguidores masones de los Andrada se movilizarón, presionarón y consiguierón que el emperador los restituyera en los cargos. Los Andrada, fortalecidos por este acto, iniciaron desde el poder una investigación que desencadenó de forma inmediata en una fuerte represión contra el grupo de Ledo. Estos acontecimientos se conocen como la “Bonifacia”. Realmente Ledohabía puesto las cosas fáciles a los Andrada cometiendo un gran error cuando intento imponer a Don Pedro, en su aclamación como Emperador del Brasil (el 12 de Octubre), un juramento previo de la Constitución que aún no había sido redactada.

Ledo, con el auxilio del cónsul de Suecia, consiguió escapar a Argentina. Jose Clemente Pereira fue preso y el 30 de diciembre de 1822 fue deportado a Francia junto con Januario de Cunha Barbosa. Otros masones fueron presos y después liberados. Las logias acabaron sus trabajos y el GOB abatió columnas hasta 1831, año de la abdicación. Desde el Gobierno se fomentó la idea ante la opinión pública de que la Masonería era la enemiga del emperador y de la Monarquía.

Redactado por: Antonio Masanés, Experto Universitario en Historia de la Masonería en España y América por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Madrid).

http://www2.uned.es/dpto-hdi/museovirtualhistoriamasoneria/6historia_%20masoneria_paises/masoneria_independencia_brasil.htm

miércoles, 30 de agosto de 2017

HISTORIA DE LA MASONERÍA EN FRANCIA

HISTORIA DE LA MASONERÍA EN FRANCIA 

Fundada el 24 de junio de 1717, la Gran Logia de Londres se extiende rápidamente por Europa y ocho años después, tres emigrantes británicos partidarios de los Estuardos: el nieto natural de Carlos II de Inglaterra, Lord Derwentwater, el baronet escocés Mac Leane y el irlandés Heguerty, crean en París la logia de Santo Tomás del Luis del Plata, reconocida en 1732 por la Gran Logia de Inglaterra. Cuatro años más tarde, ya hay cuatro logias en París y resulta elegido Gran Maestro (¿Provincial?) de Francia Lord Derwentwater.

El Orador de la orden era el caballero Ramsay, que en un célebre discurso esboza el programa y los objetivos de la misma. La alta sociedad parisiense comienza a interesarse por la institución, pero el primer ministro, cardenal Fleury, encomienda una investigación a la policía a consecuencia de la cual se prohíbe a Ramsay hacer propaganda de la orden justo cuando éste se aprestaba a iniciar al rey Luis XV. La policía clausura la logia en julio de 1737. Se consulta al Parlamento la posibilidad de suspender por decreto a la masonería, pero éste no lo cree conveniente al figurar en ella elementos jansenistas y numerosos duques y pares del reino.


Louis de Borbón-Condé, conde de Clermont, Gran Maestro de la masonería francesa desde 1743 a 1771 

En 1738, a Lord Derwentwater le sucede en el cargo un familiar del rey, el duque de Antin. A la muerte de Antin en 1743, compiten por el puesto el príncipe de Conti, el mariscal de Saxe y un primo del rey, Luis de Borbón-Condé, conde de Clermont, siendo elegido el último. Luis de Borbón-Condé ocupará la presidencia hasta su fallecimiento el 16 de junio de 1771.

Esta francmasonería francesa conservará la posición primitiva de las columnas; J en el septentrión (norte) y B en el medio día (sur) y el puesto de los vigilantes; también conservaría la batería en “dos golpes rápidos y uno lento”, “el paso de entrada” (al taller) con el pie derecho lo mismo que la mayor parte de las fórmulas que caracterizan –paradójicamente bajo el nombre de “ritos modernos” – las prácticas más antiguas y conocidas. Sin embargo, se introduce el uso de la espada, se crea una iconografía propia para el tapete (especialmente con piedras brutas y talladas y los lazos de amor, tal cual se conocen actualmente y finalmente introduce innovaciones fundamentales en la ceremonia de recepción como el Gabinete de reflexión, los viajes y pruebas a través de los elementos, etc.

A partir de 1740, las logias proliferan por toda Francia. Pronto se advierten dos tendencias: una de inspiración inglesa, acorde con la filosofía del siglo, y otra exaltadora del sentimiento frente al racionalismo volteriano. A partir de 1760, se registra la influencia del misticismo germánico de la masonería templaria de la estricta Observancia cuyas aportaciones son clarificadas por el lionés Willermoz en 1778.


El Gran Maestro Louis Philippe Joseph de Orleans, duque de Orleans y de Chartres, futuro «Felipe Igualdad», fundador y Gran Maestro del Gran Oriente de Francia en 1773 

Tras la muerte de Clermont, es elegido como Gran Maestre Louis Philippe Joseph d´Orleans, duque de Orleans y de Chartres, el futuro «Felipe Igualdad», asistido por el duque de Montmorency-Luxembourg como administrador general. Este es el verdadero fundador del Gran Oriente. La alta nobleza, se interesa de nuevo en la Masonería. El 1 de septiembre de 1773 nace el Gran Oriente de Francia. Parte de los maestros de París no lo aceptan y fundan el Oriente de Clermont, que durará seis años hasta que se una el Gran Oriente.

Protegida por Luis XVIII, el rey Carlos X, aunque fue iniciado en la masonería por el Gran Maestro y Duque de Orleans en 1778, receló de ella. La mayor parte de los masones profesaban el liberalismo. Avivado el conflicto entre la Iglesia y el liberalismo durante la Restauración, la gran mayoría de los masones era hostil al partido «sacerdotal» que defendía Carlos X.

La reorganización de la francmasonería francesa permitió precisar el corpus ritual y administrativo del rito francés practicado desde los albores del siglo XVIII, cuya codificación se determinó en 1790 y se imprimió en 1801 con el título de El Regulador del caballero francmasón.

En vísperas de revolución, disponía el Gran Oriente de 629 logias. El Oriente de Clermont tenía 376 logias.

De la Revolución a la Tercera República

Hoy en día sabemos que no existió un “complot masónico” que originara la Revolución, pero en cambio se reconoce la influencia de numerosos francmasones en los hechos revolucionarios y que los debates en las logias fueron determinantes. La huella masónica en la Revolución francesa puede percibirse en muchos signos simbólicos adoptados por las nuevas instituciones. Recordemos además, que la composición musical creada por el hermano Rouget de Lisle se convirtió en el himno nacional. Sin embargo, a partir de 1791, la masonería se desintegra y apenas subsisten logias masónicas bajo el Terror. Entre 1793 y 1796, el Gran Oriente de Francia tuvo que ponerse casi totalmente en suspenso, lo que obligó a los francmasones a retractarse o a sufrir el Régimen de Terror. Por eso, muchos hermanos percibieron el Consulado y el Imperio, como una continuidad de la Revolución, período glorioso para la masonería que se vio favorecida, pero también utilizada por Napoleón; se calcula que de los 24 mariscales del Imperio, 17 eran masones. También eran masones numerosos prefectos, funcionarios y representantes de las élites culturales y económicas. Cambacérès, redactor del código civil, fue uno de sus más ilustres dignatarios. A raíz de la expedición de Bonaparte a Egipto nacieron los ritos “egipcios”, denominados luego de Menmphis-Misraïm.



"La libertad o la muerte", óleo del masón Jean Baptiste Regnault (1795)

Mediante el Concordato de unión firmado el 21 de mayo de 1799 se restablece la unidad fusionando el Gran Oriente y el Oriente de Clermont. Una fracción de masones escoceses que habían quedado fuera del Gran Oriente, bajo el impulso de la logia San Alejandro de Escocia y del conde de Grasse-Tilly, fundará en 1804 una Gran Logia general escocesa cuyo Gran Maestre será un Bonaparte, Luis, futuro rey de Holanda. Llegado a Emperador, Napoleón, ordenó unirse a la nueva obediencia escocesa al Gran Oriente, lo que se realizó el 3 de diciembre de 1804.

Con la protección de Napoleón, la masonería tuvo un notable auge durante el Imperio. Se convirtió en una auténtica sociedad de ayuda mutua para los oficiales y soldados que a ella se adhirieran. Compuesta sobre todo de soldados y funcionarios, controlada por el Emperador y bajo la férula de su hermano José, Gran Maestre del Gran Oriente y del Archicanciller Cambacérès, Gran Jefe del Rito Escocés, la Masonería, consiguió sobrevivir a la caída del Imperio.

Poco antes de la segunda República, la francmasonería francesa empezó a politizarse y a encarnar los valores republicanos, implicándose en los acontecimientos de 1848. Al igual que lo hizo en 1830, la masonería participa nuevamente en la Revolución de Febrero de 1848. La mayor parte de los miembros del Gobierno provisional fueron masones y muchos ideales se inspiraron de la su filosofía, principalmente la abolición de la esclavitud y la instauración del sufragio universal.

A partir de la elección del príncipe Luis Napoleón Bonaparte en 1849, convertido en Napoleón III después del golpe de Estado del 2 de diciembre de 1851, la francmasonería fue de nuevo amenazada y vigilada, siendo colocada bajo la tutela del Príncipe Lucien Murat, impuesto como Gran Maestre. Desde enero de 1852 hasta 1860, la política napoleónica convirtió en cuarteles a las logias; obedecer o dimitir era la disyuntiva. Pero cuando Napoleón III imprimió un giro liberal, los masones eligieron para el puesto de Murat al príncipe Jerónimo Napoleón. Al cabo de una tormentosa crisis, Napoleón III expulsó a Murat y a Jerónimo, nombrando personalmente como Gran Maestre al mariscal Magnan.

De la Tercera República a 1940

Después de la caída de Napoleón III en 1870, la masonería se afanó en la construcción de la Tercera República. El apoyo de la Iglesia católica a los sectores más reaccionarios de la política francesa, su cerrada defensa del monopolio educativo, etc. contribuyeron a agudizar la animosidad existente entre la francmasonería y la Iglesia católica. Por decisión del Convento masónico de 1877 basándose en la proposición del pastor Desmons, en virtud del principio de libertad absoluta de conciencia, se liberó a los masones de la obligación de creer en Dios y en la inmortalidad del alma. Las logias gozarían de la libertad de invocar al Gran Arquitecto del Universo.

La Orden acogió con satisfacción la caída del régimen imperial pero la guerra de 1870-1871 fue una dura prueba para ella por el motín de la Comuna de París. Una importante minoría de masones se entusiasmó con la Comuna pero, derrotada ésta, los dignatarios de la masonería no fueron los últimos en condenar a sus hermanos comprometidos con los condenados. Mientras la suerte de la República fue incierta, los dignatarios se opusieron a la revisión del artículo primero de la Constitución relativo al Gran Arquitecto del Universo y la inmortalidad del alma. Fue sin embargo en plena campaña electoral de 1877 cuando se decidió abolir el artículo en cuestión, lo que aparejó la ruptura de relaciones que hoy persiste entre parte de la masonería francesa y las obediencias de la línea anglosajona.

Bajo la Tercera República la masonería se constituye en armazón del partido republicano: es responsable de la separación entre Iglesia y Estado.

Los masones de finales del siglo XIX fueron influenciados por el positivismo de Augusto Comte, las teorías científicas y las creencias en el progreso de la humanidad. Es revelador que el autor de La Internacional haya sido francmasón. No olvidemos que los republicanos moderados “radicales”, socialistas en su mayoría, sindicalistas y libertarios (Proudhon y Bakunín, etc.) habían sido iniciados en la masonería. Los masones de la Tercera República, ateos o creyentes, enfrentados a una iglesia reaccionaria en su mayoría, se convirtieron en acendrados anticlericales. Hombres como Jean Macé, Gambetta, Jules Ferry, Littré y Camille Pelletan promovieron la instrucción pública y laicidad. El hecho que coronó esta obra común, fue la separación de la Iglesia y del Estado en 1905. Hasta 1914 el ensanchamiento de la libertad pública (leyes sobre la prensa, ley de asociación de 1901, organización comunal, legalización del divorcio), las principales medidas de justicia social (impuesto sobre la renta, asistencia judicial) o de protección social (mutualidad, pensiones, derecho laboral), la creación de numerosas asociaciones (Liga de la Enseñanza, Liga de los Derechos Humanos, Libre Pensamiento, asociaciones de inquilinos), sindicatos o partidos, recibieron el aporte masónico.

A partir de 1893, con la Tercera República, nació la Orden Mixta del derecho Humano fundada por la feminista María Deraismes y el doctor Georges Martin, que en 1899 pasó a llamarse Orden Mixta Internacional del Derecho Humano. El Gran Oriente de Francia ha reconocido esta obediencia y mantiene relaciones con ella, lo que no sucede con la Gran Logia de Francia ni con la Gran Logia Nacional de Francia.



El H:. Oswald Wirth (1860-1943), colaborador de Stanislas de Guaita, y defensor de la eficacia de la vía iniciática y del estudio del simbolismo en masonería. Autor, entre otros, de “Le symbolisme hermétique dans ses rapports avec l'Alchimie et la Franc-Maçonnerie”, “La Franc-Maçonnerie rendue intelligible à ses adeptes” en 3 tomos 

La Gran Logia Nacional de Francia nace en 1913 con el propósito de reafirmar la creencia en el Gran Arquitecto del Universo, el valor del simbolismo y la iniciación, fuente y método de vida interior y la prohibición de tratar cuestiones políticas o religiosas en logia. Fue reconocida ese mismo año por la Gran Logia Unida de Inglaterra para quien constituye la única masonería regular existente en Francia.

De 1940 hasta nuestros días 

La aparición de ciertos partidos políticos, el establecimiento del panorama sindical y asociativo del siglo XX redujo la envergadura de sus misiones y mengua de sus influencias. La ley del 10 de agosto de 1940 y los decretos del Gobierno de Petain derivados de ella suprimieron la masonería. Prohibidos y disueltos, la mayoría de los masones se afiliaron a la resistencia. Así se fundó el grupo Patriam Recuperare y el Comité de Acción Masónica (C.A.M.) que montó en la clandestinidad varios talleres. De acuerdo todos en unificar a la masonería después de la Liberación. La Ocupación nazi fue una dolorosa experiencia pues el número de integrantes del Gran Oriente bajó de 29.000 a 7000. La francmasonería francesa tardó unos 40 años en recuperar el número de integrantes de la preguerra.

La masonería de la segunda mitad del siglo XX ya no es anticlerical y atea, sino que, bajo el impulso de maestros masones como Oswald Wirth, Edmond Gloton y, sobre todo, René Guenon, ha encontrado nuevamente el sentido del simbolismo y el valor pedagógico de la iniciación. Pero la masonería ha perdido el importante papel que antes desempeñaba en la política francesa. Prefiere mostrarse como lo que es, una sociedad en un segundo plano, laboratorio de reflexión y análisis tendente al perfeccionamiento de sus miembros.

Extractado de: Pierre Chevallier (Profesor de la Universidad de París), “La Masonería francesa del siglo XVIII al XX”, en José A. Ferrer Benimeli (coor.), La Masonería, Historia 16, Extra IV- Noviembre 1977, pp. 101-108. 

Bibliografía: Javier Alvarado Planas, Monarcas masones y otros príncipes de la Acacia, editorial Dykinson, Madrid, 2017, volumen I.

http://www2.uned.es/dpto-hdi/museovirtualhistoriamasoneria/6historia_%20masoneria_paises/Hist%20M%20en%20Francia.htm

martes, 29 de agosto de 2017

LA MASONERÍA EN ALEMANIA (1760-1810)

LA MASONERÍA EN ALEMANIA (1760-1810) 

La historia de la masonería alemana entre 1760 y 1810, fecha de la publicación de “Los tres documentos más antiguos de la Hermandad masónica", escrito por Krause, puede dividirse en tres períodos.

El primero, que abarca desde 1760 hasta 1782, está caracterizado por el dominio de los grados superiores, de procedencia francesa, sobre los grados simbólicos, así como por una situación generalizada de caos y de divisiones internas.


Karl Gotthelf, barón de Hund y Altengrotkau (1722-1776) se inició en la masonería en 1741. En 1742 en París se integró en los caballeros de Escocia, que se proclamaba continuadora de la Orden del Temple y cuyo Gran Maestre era supuestamente el pretendiente al trono de Inglaterra Carlos Eduardo Estuardo. De regreso a Alemania, en 1751 fundó el capítulo de la Estricta Observancia "Los tres pilares", defendiendo la idea de que la masonería había heredado el legado templario 


Entre 1760 y 1782 dominaron la escena masónica en Alemania fundamentalmente tres Sistemas: el de la llamada Estricta Observancia, propagada sobre todo por Karl Gotthelf von Hund; el Sistema Clerical, fundado por Joh. Aug. Stark; y el Sistema Sueco, introducido en Alemania por Joh. Wilh. Kellner Zinnendorf y conocido también allí como “Sistema de Zinenndorf”. Los tres Sistemas eran en realidad derivaciones del Sistema Templario constituido formalmente en Francia hacia el año 1742 que a su vez derivó de la introducción de los llamados grados escoceses. A estos tres sistemas se unían además entre- cruzamientos no siempre controlados con sociedades secretas no masónicas, como los Rosacruces alemanes, los Iluminatis o los Hermanos Asiáticos. En líneas generales, la separación casi total de la masonería alemana de aquella época de la masonería inglesa, constituía la otra cara de la moneda del intento de transformación de la Hermandad en la línea de una reedición de la Orden de los Templarios. Las “Constituciones Antiguas”, a las que Anderson se había referido de una manera tan explícita en su libro de las Constituciones, y que ya habían sido impresas en Inglaterra el año 1725, habían permanecido en Alemania totalmente ignoradas. Desde la llegada de la Estricta Observancia (1763), las constituciones de Anderson en sus ediciones de 1723 y 1738 (que en 1741 habían sido traducidas al alemán) y que, hasta entonces, habían sido más o menos altamente estimadas por las logias alemanas y, en la medida de lo posible, seguidas con precisión, fueron paulatinamente arrinconadas.



Johann August Starck (1741-1816) fue profesor de teología. Mientras estudiaba en Göttingen, se hizo masón en 1761 en una logia militar francesa. En San Petersburgo, un masón griego, el conde Pedro Melesino, teniente general del Ejército Imperial de Rusia, le "reveló" que ciertos masones que procedían de los Caballeros Templarios, habían heredado una supuesta sabiduría secreta de los antiguos egipcios y de los judíos. De vuelta a Alemania en 1772, Starck se adhirió al movimiento de Karl Gotthelf von Hund, ayudándole a fundar la Estricta Observancia Templaria. En 1776 fue nombrado capellán de la corte superior en Königsberg, profesor de teología y superintendente general de las escuelas de Prusia Oriental. Escribió algunas obras con enfoque deísta defendiendo una religión natural que estaba en la base de las diversas religiones. Influido por el abate Barruel, mantuvo que los Illuminati, un grupo pseudomasónico fundado por Adam Weishaupt (1748-1830) en 1776, estaba detrás de la Revolución Francesa para imponer un régimen sin Dios y sin ley en tierras alemanas y en otros lugares. 

El segundo periodo, desde 1782-1783 hasta el cambio de siglo, destaca por el surgimiento de movimientos reformistas unos más locales, otros más regionales, orientados a sacar a la Masonería del caos en el que se hallaba sumida, volviendo los ojos hacia la pureza de la masonería inglesa simbólica. Esta segunda etapa de nuestra división de la historia de la masonería alemana se inicia en el año 1782 con la convocación del Convento de Wilhelmsbad. Este Convento fue convocado por el Duque Ferdinand von Braunschweig. Su objetivo era doble. Se trataba de intentar reunificar a la dividida masonería alemana. Y para ello se proponía estudiar y dar una respuesta a la pregunta acerca de «si la opinión dominante en la Estricta Observancia, de que la Masonería era una continuación de la Orden de los Templarios, estaba basada en la verdad y podía ser demostrada históricamente. El Convento no consiguió el objetivo de la reunificación. Pero la Estricta Observancia recibió un golpe de muerte por cuanto la pregunta planteada fue resuelta de una manera más bien negativa y, como consecuencia, se abandonó la idea de una Masonería continuadora de la Orden templaria.

El Convento de Wilhelmsbad abrió así la puerta al surgimiento de movimientos reformadores. Al año siguiente, en 1783, nació en Frankfurt am Main el primer fruto reformista: la Alianza Ecléctica. La finalidad de esta Alianza consistía en «vivificar nuevamente a la Masonería, y en liberarla de todo lo que oliese a “Sistemas” así como de los grados superiores. O dicho de una manera constructiva: su finalidad era la de “restituir el arte real de la antigua Masonería”. Sin embargo, como ya indicamos antes, estos intentos tuvieron resultados muy pobres.

Finalmente, el tercer periodo, desde el cambio de siglo hasta 1810, está marcado por el nacimiento de fuertes corrientes reformistas con la misma finalidad que sus predecesores inmediatos, pero con el apoyo de una auténtica investigación histórica critica sobre los orígenes de la Hermandad y sobre su verdadera naturaleza. Krause va a constituir la coronación de este tercer período, la cresta de la ola.

Precisamente esta conjunción de buena voluntad y de conocimiento crítico de la historia de la Hermandad Masónica, y de la naturaleza de la Masonería, fue la que se dio cita en la actividad reformadora de un reducido número de masones, actividad que alcanzó un punto culminante alrededor del nacimiento del nuevo siglo XIX:. Johann August Schneider en Altenburg, Friedrich Ludwig Schroder en Hamburg, Ignaz Aurelius Fessler en Berlín y Friedrich Mossdorf en Dresden son los cuatro grandes nombres que inician el tercer período mediante la investigación histórica. Por caminos independientes, los cuatro llegaron a un resultado común: el de que la masonería no surgió de ninguna Orden de Caballeros, sino de los gremios medievales de constructores.


Fernando de Brunswick-Wolfenbüttel (1721-1792), príncipe de Brunswick-Wolfenbüttel-Bevern, duque de Brunswick y Lüneburg y mariscal de campo prusiano. En 1740 en la Logia Masónica de su hermano Federico II de Prusia. Fue Gran Maestro de la Estricta Observancia y en 1772 en el convento de Kohlo recibió el cargo de Gran Maestro de todas las logias del rito escocés. En 1782 decició la transformacvión de la Estricta Observancia en caballería benefactora; y en 1786 fue designado Gran maestre de los Hermanos de Asia 

La supresión de los grados superiores y la reconducción de los Rituales de los tres grados simbólicos hacia la antigua tradición masónica inglesa, fueron objetivos comunes de Schneider, Mossdorf, Schroder y Fessler. A estos dos objetivos se añadió el del fomento de la investigación crítica de la historia de la masonería, así como el de la exigencia, más o menos radicalizada, de la publicación de sus resultados en libros o folletos dedicados a la instrucción de los Hermanos. Los logros prácticos de estas cuatro grandes figuras de la masonería alemana encontraron una interesante condensación entre los años 1800 y 1805. El influjo práctico de estos hombres estuvo posibilitado, junto a su saber teórico-crítico, por el hecho de que todos ellos ocupaban en esos momentos importantes cargos y/o gozaban desde tiempo atrás de un reconocido prestigio dentro de la Hermandad alemana. Mossdorf, iniciado en 1777, había desempeñado el cargo de Secretario de la logia independiente de Las tres espadas de Dresden, desde el año 1789. Schneider fue nombrado en 1801 Venerable Diputado de la logia independiente Arquímedes de los tres tableros de Altenburg, una de las logias con más prestigio en Alemania. Fessler había sido nombrado en 1798 Diputado Gran Maestre de la Gran Logia Royal York de la Amistad de Berlín, que se había constituido como Gran Logia precisamente gracias a sus esfuerzos. Schroder, finalmente, había sido nombrado en 1799 Diputado Gran Maestre de la Logia Provincial de Niedersachsen y Bremen en Hamburgo.

Los resultados prácticos mas relevantes del esfuerzo reformador de estos hombres consistió en la introducción oficial en todos los grupos de logias sujetos a las Gran Logia Royal York de Berlín, de «los Rituales (de los tres grados simbólicos) rectificados por Fessler de acuerdo a la tradición masónica antigua y original. Un mes más tarde, el 29 de enero de 1801, la Gran Logia Provincial de Schroder aceptaba oficialmente el ritual de iniciación ingles antiguo, traducido y moldeado por el mismo Schroder. El 24 de junio de 1803 la logia de Altenburg sancionaba su nuevo libro de Constituciones, que había sido remodelado fundamentalmente por Schneider conforme al nuevo espíritu reformista. En agosto y septiembre de 1801 se constituyó la Gran Asociación de Masones formada por las tres Grandes Logias reconocidas por Inglaterra (las dos Logias Provinciales de Hamburg y Hannover y la Gran Logia Royal York de Berlin), asociación que fue gestada por el esfuerzo conjunto de Schroder y Fessler, y cuyo documento constitucional había sido confeccionado por Fessler en la misma línea reformista.

En 1802 Schroder fundó en Hamburg el Historischen Engbund (la Alianza histórica selecta), y Fessler, en Berlín, la Gran Alianza de masones científicos. Ambas Alianzas tenían como finalidad la investigación crítica de la historia de la Hermandad, y ambas encontraron un compromiso entre la abolición total de los grados superiores (inviable por el momento) y su continuación, creando los llamados “niveles de conocimiento”.

De esta manera, cuando Krause se inicia en Altenburg de la mano de Schneider, el 4 de abril de 1805, y luego se afilia a la logia de Las tres espadas de Dresden el 31 de octubre de ese mismo año, encontrándose allí con Mossdorf, va a serle entonces muy fácil situarse de lleno dentro de la corriente reformista más avanzada de la masonería alemana de aquel tiempo.

Extractado de: Enrique Ureña, “Los tres documentos más antiguos de la Hermandad Masónica de Krause” (Universidad de Comillas), en J. A. Ferrer Benimeli (coord.), Masonería, Política y Sociedad. Actas del III Symposium de Metodología aplicada a la Historia de la Masonería Española, Zaragoza, 1989, Vol. I, pp. 419-428.






Federico II el Grande (1712-1786) fue emperador de Prusia. Durante su reinado (1740–1786) impulsó la codificación del derecho bajo las ideas de la Ilustración; la protección de los más débiles, abolición de la tortura, independencia judicial. Fue un gran protector de la ciencia y de la cultura apoyando a escritores y artistas y estableciendo la obligatoriedad de la enseñanza primaria. En su austera corte recibía a personalidades como Voltaire, Bach, etc. En 1738 fue iniciado en la masonería en una Logia de Brunswick. Aceptó el título de protector de la Masonería prusiana autorizándola mediante un documento fechado en Berlín el 16 de julio de 1774 en donde señala que el fin de la Orden es el bienestar y la utilidad de la sociedad 

Guillermo I (1797 1888) emperador de Alemania, iniciado en 1840 en una reunión de las tres Grandes Logias prusianas; la Gran Logia Nacional, la Gran Logia Madre Nacional y la Gran Logia de Prusia

Federico III (1831 1888), emperador de Alemaniasiendo príncipe heredero, estimulado por su padre el emperador Guillermo II, en 1853 fue iniciado en la Gran Logia Nacional. Al mismo tiempo se convirtió en miembro de honor de las otras dos Grandes Logias prusianas; la Gran Logia Madre Nacional y la Gran Logia de Prusia. En 1860 fue Gran Maestro de la Gran Logia Nacional aunque renunció en 1874 aunque siguió siendo protector de las tres antiguas Grandes Logias prusianas


Asamblea de la Gran Logia de Alemania en Dresde (1923) 



Asamblea de la Gran Logia Unida de Alemania en 1961 para elegir nuevo Gran Maestro 


Asamblea de la Gran Logia Unida de Alemania en 1961


Salida de Gran Maestro electo de la Gran Logia Unida de Alemania acompañado de sus oficiales 

Bibliografía: Javier Alvarado Planas, Monarcas masones y otros príncipes de la Acacia, editorial Dykinson, Madrid, 2017, volumen II.

http://www2.uned.es/dpto-hdi/museovirtualhistoriamasoneria/6historia_%20masoneria_paises/His%20M%20en%20Alemania.htm

lunes, 28 de agosto de 2017

HISTORIA DE LA MASONERÍA EN ITALIA

HISTORIA DE LA MASONERÍA EN ITALIA 

En la masonería italiana del XVIII, algunas reformas sociales fueron formuladas en las logias o por boca de ilustrados o científicos que dirigen las logias. El caso más ilustre es el de Cesare Beccaria que, en su ya clásico ensayo titulado De los delitos y de las penas, lanza el primer grito contra los delitos de lesa humanidad. También podemos recordar la aportación de Mario Pagano y otros masones que crearon las premisas de la unificación y el «risorgimento». Muchos otros nombres podrían mencionarse aquí en el contexto de las artes y las letras, como también en el de la política y la sociología. Piénsese en el grupo de los hermanos Verri, el de los Biffi, el del Abate Longo en el norte o en el del príncipe Sansevero, o en el Abate Galiani en el sur.

La decadencia napoleónica

La victoria de Napoleón y el advenimiento del imperio provocaron la decadencia de la creación intelectual y el eclipse de la originalidad masónica. La masonería se convirtió en una especie de academia honorífica, bien controlada. Precisamente en este período de decadencia se funda en Milán el Gran Oriente de Italia, por Eugenio de Beauharnais. Los masones más ilustres en este infeliz momento son el poeta servil Vicenzo Monti, el pintor cortesano Andrea Appiani, que pintó a Napoleón en la apoteosis pagana y con las insignias masónicas, entre otros.

El período máximo de extensión de este eclipse formal va de 1820 a 1859, cuando el Gran Oriente es nuevamente fundado en Turín, bajo las alas de la masonería francesa. En este ambiente de decadencia se preparan ya los gérmenes del renacimiento. En este proceso vemos masones de tendencias políticas opuestas: por un lado, los patriotas independentistas, por la otra, el inquisidor al servicio del emperador de Austria, Antonio Salvotti. También se registra la presencia de sacerdotes como Enrico Tazzoli, Ugo Bassi, Giovanni Grioli, Fray Pantaleo, Giovanni Verita y otros. 



El Padre y H:. Ugo Bassi (1801-1849) fue un sacerdote italiano. De joven ingresó en el convento de los Padres Barnabitas, recibiendo en 1821 los votos en Roma. Durante las revueltas revolucionarias de 1848, se unió a las fuerzas del Papa Pio IX para defender Italia y difundir el espíritu revolucionario entre los soldados y la población. En la retirada de Roma con Giuseppe Garibaldi, Francesco Nullo, Ciceruacchio, Giovanni Livraghi y otros, fue apresado por los soldados austríacos y fusilado sin ningún proceso en Bolonia el 7 de agosto de 1849. El 18 de agosto de 1849, los austríacos, para impedir que el pueblo de Bolonia manifestara sus sentimientos de afecto sobre la tumba de Bassi, exhumaron el cadáver, ocultándolo en el cementerio de Certosa 



El Padre Giovanni Verita llamado "Don Juanito" (1807-1885 ) fue ordenado sacerdote en 1829, y se unió a la " Joven Italia "al año siguiente, tomuniéndose abiertamente a los carbonarios y ayudando ocultarse en los bosques de Modigliana a muchos revolucionarios. En la noche del 21 de agosto 1849 ayudó a escapar a Giuseppe Garibaldi y Giovanni Battista Culiolo buscados por los austriacos. Cuando murió el 26 de noviembre de 1885, dada su oposición al Papa, se le negó un funeral religioso. Su lugar de nacimiento actualmente alberga el Museo Municipal de Don Giovanni Verita, dedicado a su figura



El Padre y H:. Enrico Tazzoli (1812-1852 ) es el más conocido de los Mártires de Belfiore. Entró en el seminario en Verona, donde fue ordenado sacerdote en 1835. En 1844 publicó el "Libro de la gente" en contra de la desigualdad social y detenido en 1848 por criticar a las potencias imperiales. Involucrado en la educación pública, las obras de beneficencia y los movimientos "democráticos" del Risorgimento. En 1850 fue el organizador del movimiento de insurrección contra la ocupación austriaca, de acuerdo con Mazzini, exiliado en Londres. Descubierto por la policía austríaca fue detenido y ahorcado el 7 de diciembre 1852 en Belfiore, en las afueras de Mantua


Monumento a los mártires de Belfiore en Mantua. También el Padre y H:. Giovanni Grioli (1821-1851) fue uno de los " Mártires de Belfiore". Vicario en la parroquia de Cerese fue condenado por actividades antiaustriacas y ejecutado el 5 de noviembre 1851

El «Risorgimento»

En la reconstrucción de la unidad nacional, destaca la «Joven Italia» de Mazzini, y la actividad de Garibaldi, masón militante que también desempeñó por breve tiempo el cargo de Gran Maestre. La legislación italiana, en los primeros cuarenta años del Reino Unitario (1860-1900), se verá constantemente inspirada por un radicalismo que, con frecuencia, surge de las logias masónicas, y sobre todo por los Depretis, Zenardelli y Crispi, todos ellos masones militantes, por inspiración principalmente de los Grandes Maestres Petroni, Lemmi y Nathan. Había que incluir también las limitaciones impuestas a los bienes eclesiásticos y a Propaganda Fide, la abolición de la enseñanza religiosa y de las Facultades teológicas en las Universidades del Estado.

A finales del siglo la masonería italiana promocionó abiertamente la Conferencia de La Haya, querida por el Zar Nicolás de Rusia y por la Reina Guillermina de Holanda. Pero al poner el veto a la participación de la Santa Sede en los trabajos de La Haya, la masonería, paradójicamente, aplicaba la intolerancia ideológica y religiosa que decía defender.

La decadencia de la primera mitad del siglo XX

Giuseppe Garibaldi, iniciado en 1844 en la logia "Les amis de la Patrie" de Montevideo 

La suerte de la masonería italiana desde fines del siglo hasta la supresión llevada a cabo por Mussolini el 16 de mayo de 1925, está en manos de Ernesto Natham, el escultor Ettore Ferrari (autor, entre otras cosas, del monumento a Giordano Bruno en el Campo de Fiori de Roma), y desde 1919, de Domizio Torrigiani. Este último prácticamente no tuvo más poder que el de administrar la abolición de la Orden y pagar las consecuencias de una política masónica errada, mientras que los otros dos llevaron a la masonería, cada vez más, hacia la politización y la polémica anticlerical, y en algunos casos incluso antirreligiosa. No advirtieron el cambio de los tiempos, y el agotamiento de la tendencia secularizante y laicizante.

La postguerra

La masonería renace en 1946 hasta llegar al reconocimiento oficial por parte de la Gran Logia Madre de Londres (1972). La Gran Maestranza de Giordano Gamberini (1961-70) supuso un paso hacia delante en el sentido anglosajón, abandonando aquella especie de hipoteca de origen francés y, por tanto, ideologizante y anticlerical. Con ello se ha adelantado en el diálogo con la Santa Sede que siempre ha tendido a juzgar a la masonería universal por el patrón de la italiana de la peor época.

Extractado de: Rosario F. Esposito (Profesor de la Universidad Gregoriana de Roma), “La masonería en Italia”, en José A. Ferrer Benimeli (coor.), La Masonería, Historia 16, Extra IV- Noviembre 1977, pp. 111-118.



http://www2.uned.es/dpto-hdi/museovirtualhistoriamasoneria/6historia_%20masoneria_paises/historia%20m...%20en%20Italia.htm

domingo, 27 de agosto de 2017

¿Cuál es nuestro mayor problema?


Guillermo Fuchslocher



¿Cuál es el mayor problema de la humanidad actual? Para respondernos esta pregunta pueden analizarse algunos problemas: injusticia, desigualdad, pobreza, hambre; guerras; cambio climático; violación de derechos, discriminación e intolerancia; drogadicción y narcotráfico; cultura global y aculturización; corrupción; ingobernabilidad y crisis sociales y políticas en diversos países. Y podrían citarse otros problemas, derivados de los anteriores, o englobarse algunos de los mencionados, pero si profundizamos nuestro análisis probablemente concluiremos que todos están interrelacionados, pues al momento de identificar sus causas encontramos que ellas tienen que ver con factores económicos y culturales, y que los segundos a su vez dependen de los primeros. 

En suma es la economía, o más precisamente el sistema económico global, lo que determina que la injusticia, desigualdad y pobreza de muchos sea consecuencia de la mala distribución de la riqueza, debido a su concentración en pocas manos, que son las que controlan el sistema y el poder en su propio beneficio; que el hambre contrasta con el desperdicio de comida, pues no es objetivo económico la alimentación sino el lucro; que tengamos guerras constantemente, pues ellas constituyen un gran negocio; que el cambio climático es resultado de una producción y un consumo frenéticos e irresponsables, como si los recursos del planeta fuesen ilimitados; que la violación de derechos, discriminación e intolerancia se producen o potencian en el marco de graves problemas sociales, relacionados en buena medida con condiciones de pobreza e injusticia; que la drogadicción es promovida por el negocio del narcotráfico y este es connatural a un sistema económico basado en el objetivo de obtención de más y más dinero; que la cultura global que se impone sobre las culturales nacionales es funcional al sistema, y para ello promueve "valores" según los cuales el objetivo vital, y medida de éxito, es el dinero, por lo que todo puede comprarse y desecharse, para luego volver a comprar, incluidas las personas, mentalidad que constituye fundamento de la corrupción; y que la ingobernabilidad en realidad es producto de la carencia de verdadera democracia, pues bajo la apariencia de tal, quienes en realidad gobiernan son pocos poderosos beneficiarios del sistema, a costa del sacrificio de muchos. 

Pero esto no necesariamente es visto así por todos, no solo por la natural divergencia de opiniones, o por el control ideológico mediático, o por la imposibilidad de muchos para dedicarse a este tipo de reflexiones debido a limitaciones educativas o a la preocupación exclusiva por su supervivencia, sino también por ser parte de los beneficiarios del sistema, o al menos porque no les ha ido mal y tienden a generalizar pensando que su percepción particular es, o debería ser, la percepción de todos. Al respecto en una entrevista televisiva realizada en febrero pasado por el periodista Andrés Carrión, el encuestador y analista electoral Santiago Cuesta mencionó que, basado en la realidad social ecuatoriana, el 3% de sus entrevistados o encuestados tienen ingresos superiores a 3000 dólares mensuales, el 17% tienen ingresos entre 1000 y 3000 dólares mensuales, y el 80% tienen ingresos inferiores a 1000 dólares mensuales, pero que el error común consiste en que cuando decimos que hablamos con el pueblo en realidad hablamos con ese 17%, no con el 80%. Es decir, este especialista destacó un error común de percepción que lleva a formarnos una imagen falsa de la realidad. Esto nos sucede a menudo, sobre todo en épocas electorales, cuando decimos que hemos hablado con mucha gente y que ellos piensan de tal o cual manera y en base a ello vaticinamos resultados. En realidad hemos hablado con la gente de nuestra propia clase social, con quienes estamos en contacto en el barrio en que vivimos, en nuestro lugar de trabajo, en el centro comercial que frecuentamos, en suma con personas con un nivel socioeconómico similar al nuestro, o hasta con un poco menos de recursos, pero que definitivamente no son representativas del pueblo llano, o de ese 80% al que se refería el entrevistado.

Pero también existen datos y medios que nos brindan una imagen que nos aproxima a la realidad social, como los reportajes que tratan por ejemplo de pobreza o hambre, pero que los vemos como algo ajeno o lejano, y es sumamente difícil que los comprendamos, pues hablar del hambre es algo muy distinto a sentir hambre y sufrir desnutrición. O tenemos estadísticas e indicadores, como el Coeficiente de Gini, que muestra el nivel de desigualdad, pero que desgraciadamente solo pocos conocen o entienden. Por esto me pareció valioso un recurso disponible en la Web, compartido hace pocos días en Google+ por Juan Diego Polo, recurso que en forma fácil, y recurriendo a comparaciones comprensibles, nos brinda una visión distinta respecto de la riqueza y la pobreza, pues el referente de comparación somos cada uno de nosotros. Se trata de la Global Rich List.



Este recurso brinda dos opciones de comparación, una basada en nuestros ingresos netos anuales y otra en la suma de nuestros bienes inmuebles, muebles, e inversiones (nuestra riqueza).

Para ejemplificar el tipo de comparaciones que efectúa la Global Rich List me ha parecido interesante tomar como referencia el sueldo anual del presidente estadounidense Barak Obama, una vez aplicado el recorte "solidario" del 5%, que tanto se publicitó hace poco, aunque sin considerar otros ingresos que pudiese tener, remuneración que para muchos resulta enorme, y que para otros, los verdaderos multimillonarios, seguramente la consideran un ingreso insignificante. 

El resultado es el siguiente:

Barak Obama está entre el 0,02 % de personas más ricas del mundo por ingresos, en el puesto 1´439.910. Es decir, pese a formar parte del reducido porcentaje con mayores ingresos, hay cerca de un millón y medio de personas que ganan más que él.

En 1 hora Obama puede ganar US$197,92, mientras que un trabajador medio en Indonesia gana apenas US$0,39 en el mismo tiempo.

Obama gana US$ 380.000 en 1 año, pero para un trabajador promedio en Ghana le tomaría 2.375 años ganar la misma cantidad.

Si Obama tiene sed solo le tomará 13 segundos ganar lo suficiente para comprar una lata de refresco. Pero si el trabajador medio en Indonesia desea una lata de refresco, debe trabajar más de 9 horas para ello.

Y con el ingreso mensual de Barak Obama se podrían pagar los sueldos mensuales de 1.658 médicos en Kirguistán.

Sin embargo, pese a estas cifras, y al señalamiento de que Barak Obama se encuentra entre el 0,02% de personas con mayores ingresos del mundo, por recibir 380.000 dólares al año, no se encuentra en realidad entre las personas de más ingresos, si consideramos que hay 4 personas en el mundo que tienen ingresos anuales superiores a los ¡mil millones de dólares! 

Pero si la misma comparación que hemos realizado con el presidente de los EE.UU. la hacemos tomando como referente a un trabajador ecuatoriano que gane el salario básico unificado de US$ 318 mensuales, menos el descuento del 9,35% para la seguridad social, el resultado será el siguiente: 

Ese trabajador está entre el 18,90% de personas más ricas del mundo por ingresos, en el puesto 1.263´946.508.

En 1 hora ese trabajador puede ganar $1,80, mientras que un trabajador medio en Ghana gana apenas $ 0,05 en el mismo tiempo.

Ese trabajador gana $ 3.459 en 1 año, pero para un trabajador promedio en Indonesia le tomaría 8 años ganar la misma cantidad.

Si ese trabajador tiene sed le tomará 14 minutos ganar lo suficiente para comprar una lata de refresco. Pero si el trabajador medio en Ghana desea una lata de refresco, debe trabajar más de 9 horas para ello.

Y con el ingreso mensual de ese trabajador ecuatoriano se podrían pagar los sueldos mensuales de 27 médicos en Pakistán.

Todo esto nos muestra la profunda pobreza y desigualdad que hay en el mundo. Y esto lleva a quienes administran el sitio web de Global Rich List a decir que si luego de ver estos resultados uno se siente un poco más rico, puede compartir una parte ínfima de su riqueza o sus ingresos con quienes más lo necesitan, para lo cual piden se apoye a la organización benéfica Believe.in, la que utiliza el 100% de las donaciones para caridad, y que con ello los donantes puedan sentirse mucho mejor el resto de su día.

Respeto a quienes realizan obras de caridad, muchos de los cuales son personas ejemplares, sobre todo si no se toman fotos y llaman a la prensa cuando lo hacen, pero considero que la caridad ataca momentáneamente las consecuencias del problema, pero deja intactas las causas, aunque reconozco que en muchos casos las acciones de caridad o de solidaridad resultan imprescindibles, pues de lo contrario los resultados inmediatos serían aún más desastrosos de lo que ya son. 

Este es un tema en el que se recurre mucho a las metáforas para plantear o para refutar soluciones. Por ejemplo, que "no hay que dar un pescado sino enseñar a pescar". El problema es que hay mucha gente, especialmente niños, que cada día necesitan ese metafórico pescado, pero generalmente no hay quien se lo facilite ni tienen forma alguna de conseguirlo, por lo que literalmente se mueren de hambre. Y entre esos hambrientos hay muchos que sí saben pescar, pero ya no hay pescado, pues flotas pesqueras han barrido con los cardúmenes. Otra metáfora utilizada es aquella que dice "No se puede repartir el pastel antes de hornearlo", pero omite mencionar que durante siglos una gran comunidad de trabajadores ha venido horneando pasteles, que los han vendido y se los han comido unos pocos, han repartido solo las migajas para acallar algunas conciencias, y han preferido que se dañen antes que repartir lo que les sobra.

En definitiva, estoy convencido que el mayor problema que tenemos como humanidad es el imperio de un sistema económico basado en la codicia, la injusticia, la corrupción, que vende la idea de que estas características son propias de la naturaleza humana, lo que es falso, pues son las condiciones del medio en que se vive las que determinan en gran medida los valores, intereses y actuaciones. Frente a esto, las acciones de caridad, de solidaridad, de ejecución de proyectos de desarrollo social, son válidas pero insuficientes, pues se requiere trabajar también en la toma de conciencia y organización de quienes se encuentran marginados y afectados por el sistema, y de quienes, teniendo mejores condiciones socioeconómicas y culturales, consideran que deben primar sus ideales de justicia, en función de acabar con la inequidad e iniquidad del actual sistema socioeconómico y político, para sustituirlo por uno que tenga por objetivo la libertad, el bienestar y la felicidad de todos los seres humanos.

Quienes piensan que esto es una utopía, seguramente tienen razón, pero...




sábado, 26 de agosto de 2017

LA RECUPERACIÓN DE LA ANTIGUA TRADICIÓN MASÓNICA EN ESPAÑA A COMIENZOS DEL SIGLO XX


LA RECUPERACIÓN DE LA ANTIGUA TRADICIÓN MASÓNICA EN ESPAÑA A COMIENZOS DEL SIGLO XX

El tipo de masonería que se estableció en España a partir del Sexenio Democrático, estaba fuertemente imbuida de las ideas de los nuevos tiempos en que triunfaban la libertad, la razón y la tolerancia, en combate contra la superstición religiosa, el despotismo político y el atraso social. De alguna manera, podría afirmarse que al iniciarse el siglo XX una mayoría de masones estaban convencidos de que la masonería tenía como único objetivo la lucha política de modo que no dudaban en introducir en el cuerpo doctrinal de la Orden muchos principios que de hecho eran realidades profanas. A fin de cuentas ¿cómo ser moderno, defender las libertades y el progreso y, al mismo tiempo, la jerarquía, el ritual, los misterios iniciáticos, una cultura del símbolo y la creencia en un Dios que se parecía demasiado al de la Iglesia?

Por ello, los masones españoles no pudieron o no supieron armonizar dos cosas que pertenecían a dos ámbitos diferentes: el masónico y el profano; la contradicción no era tal, pero la mayoría de masones no lo entendió así. Además, es tan excitante intentar cambiar el mundo, y tan difícil cambiarse a sí mismo…

Leyendo los papeles masónicos, nos damos cuenta de que en la primera década del siglo XX apenas figuran las referencias al contenido iniciático de la Orden, hay escasa doctrina, la interpretación que se hace de los símbolos es superficial y básicamente profana. Las planchas de aprendiz o compañero son desalentadoras. Lo que mejor saben expresar los masones son sus deseos de luchar contra la tiranía y el oscurantismo clerical. Es del todo elocuente la propuesta de abolir los «platonismo didácticos» y pasar a la acción política. En esa dirección se dirigen boletines oficiales donde apenas se incluyen temas iniciáticos, pero que van bien surtidos de trabajos dedicados a temas políticos, al regionalismo, al clericalismo, la lucha entre capital y trabajo, la patria, la rehabilitación de la clase obrera, le divorcio, etc. Así, en junio de 1915, el GOE propone los siguientes temas para ser estudiados en las logias simbólicas a lo largo del año: «la propiedad de la tierra», «secularización del Estado», «medios de librar el presupuesto nacional de las cargas de la justicia», la libertad de cultos, la reforma de la Ley tributaria. Ciertamente, a los enemigos de la masonería no les faltaron argumentos para acusarla de ser un centro de activismo político.

Ante semejante panorama, se comprende que un sector de los masones considerara innecesario el mantenimiento de las viejas formas, como el simbolismo y el ritual. Si bien ésta era la corriente hegemónica en la masonería, los partidarios de la ortodoxia y la tradición iniciática nunca desaparecieron y, a medida, que avanza el siglo fueron creciendo dentro de la Orden las voces que defendían sin paliativos los orígenes iniciáticos y espirituales de la masonería, su tradición primera y auténtica. Ortodoxos y esotéricos impulsaron la necesidad de volver a los orígenes, a lo que era esencialmente masónico, con el objetivo de rehabilitar los principios originales de las doctrinas masónicas y promover la casi inexistente cultura iniciática.


Demófilo de Buen Lozano (Madrid, 1890 - México, D. F., 1946 ) prestigioso jurista español que ocupó las cátedras de derecho civil en las universidades de Sevilla y Salamanca. Publicó varios libros sobre derecho civil y presidió la sala V del Tribunal Supremo (de lo laboral) durante la II República . Hijo de Odón de Buen y del Cos, catedrático de Biología en Barcelona, de ideología republicana y masón. Gracias a una beca que le concedió la Junta para la Ampliación de Estudios, realizó estudios de posgrado en Alemania bajo la dirección de Rudolf Stammler. Iniciado en masonería, fue Gran Maestre del Gran Consejo Federal Simbólico del GOE. En 1939 tuvo que abandonar España 

Los defensores del simbolismo y la ortodoxia masónica

A pesar de la labor de algunos masones, la corriente antitradicional siguió siendo poderosa. Para intentar corregir esta situación, en la Asamblea del GOE de 1916 fue aprobada una proposición. Para incrementar la cultura iniciática, la proposición abogada por la edición de folletos donde se explicase las «enseñanzas simbólicas de los tres primeros grados (…)». Asimismo, se pretendía convocar un concurso de trabajos de interpretación de los símbolos.

Desde la V Asamblea Nacional Simbólica, celebrada en Sevilla en 1926, Augusto Barcia y otros defensores de la ortodoxia fueron abriéndose paso hasta que en la Gran Asamblea de Madrid, en 1927, fueron admitidas sus tesis, aprobándose la Memoria que presentó el Gran Maestre del Gran Consejo Federal Simbólico del GOE, Demófilo de Buen. Se trataba simplemente de volver a los principios seculares de la masonería: creencia en Dios, bajo el nombre de GADU; prohibición de intervenir directamente en los asuntos políticos y religiosos, etc. Sin embargo la vorágine política seguía invadiendo las logias.

La vuelta a la tradición se vendía mal entre una nómina masónica cada vez más inclinada hacia las luchas sociales y políticas. Durante los años republicanos en muchas logias apenas se practicaba ritual alguno, los hermanos se reunían en cámara de aprendiz para tratar de todos los temas y ni siquiera muchos de los Maestros tenían conocimientos mínimos de doctrina masónica.

En esos años continuó la pugna entre tradicionales e innovadores; de estos últimos decía el boletín del GOE, en 1931: «estiman hasta perjudicial la conservación de ritualidades, que no se conforman a las corrientes predominantes en los tiempos actuales». Sin embargo, fue precisamente durante la etapa de mayor relajación en las prácticas masónicas, cuando apareció la luz la mejor revista de cultura iniciática con que ha contado la masonería española: Latomia, creada por los componentes de la logia madrileña La Unión, bajo los auspicios del GOE.


René Guénon o Abd al-Wâhid Yahyâ (Blois, 1886 - El Cairo, 1951), matemático, filósofo y metafísico francés reconocido por sus publicaciones de carácter filosófico espiritual y su esfuerzo en pro de la conservación de la Tradición Espiritual frente a Occidente desde presupuestos metafísicos y no ideológicos ni políticos. Fue iniciado en la masonería, en el taoismo y el brahmanismo, aunque su practica espiritual discurrió en el sufismo

Los miembros de la logia presentaban sus primeros trabajos con estas palabras: «La república ha creado en España un grave problema de orientación. La política partidista tiende a penetrar en los talleres y la historia y nuestros precedentes nos enseñan las fatales consecuencias que pueden producir en nuestra Orden tan nefasta intromisión… Privados de libertad en estos últimos años, nuestros hermanos consumían todas las energías en su conquista… Pero hoy libres de este agobio, los Talleres deben entrar de lleno en la vida pura, espiritual y de fraternidad, que es el gran molde de nuestra Institución… Queremos hacer partícipes a todos los hermanos y a los profanos de nuestras inquietudes espirituales, y ésta es una débil muestra de nuestra preocupación por la conquista de la Verdad y la Virtud a cuyo conocimiento y práctica hemos vinculado nuestro ser ante el Ara».

En sus páginas encontramos grandes textos del hermetismo europeo aún no habían sido publicados en castellano, como las obras de Agrippa, de la cábala tradicional o de los orígenes de la masonería. Y dos artículos de René Guénon, uno de los grandes renovadores del esoterismo y la tradición europea.

Latomia fue, en suma, una isla de la masonería tradicional rodeada de las tormentas que las pasiones políticas y de todo tipo que se habían desatado en la vida social española.

Extractado de: Pere Sánchez Ferré (Universidad de Barcelona), “Tradición iniciática y progreso en el cuerpo doctrinal de la masonería española”, en J. A. Ferrer Benimeli, (coord.), La Masonería en la España del Siglo XX, Toledo, 1996, vol. I, pp. 91-107.

http://www2.uned.es/dpto-hdi/museovirtualhistoriamasoneria/5historia_masoneria_espana/RECUPERACION%20TRAD%20M%20S%20xx.htm

viernes, 25 de agosto de 2017

Feminismo, librepensamiento y masonería.

"Transferencias y luchas culturales transatlánticas: feminismo, librepensamiento y redes masónicas entre Europa y América (1860-1910)" es el título del artículo académico deDévrig Mollès, lingüista, doctor en Historia por la Universidad de Estrasburgo, Francia, y Director del Archivo de la Gran Logia de la Argentina, artículo que se encuentra publicado en la prestigiosa "Revista de Estudios Históricos de la Masonería Latinoamericana y Caribeña" de la Universidad de Costa Rica, Volumen 4, número 2, correspondiente al semestre diciembre 2012 - abril 2013, dedicado al tema "Género y Masonería en los albores del Siglo XXI".

Este artículo trata temas importantes desde la perspectiva de la Historia de las Ideas y de la Historia de los Movimientos Sociales, los que suelen ser abordados por separado, cuando la realidad muestra que en muchos casos se encuentran imbricados. Y este es el valioso punto de partida de este artículo, al relacionar feminismo, librepensamiento y masonería, lo cual resulta evidente cuando al estudiar la Historia encontramos que destacadas mujeres (y también hombres) que han emprendido luchas por los derechos de la mujer o han sustentado ideas feministas, también han sido militantes por el librepensamiento y han pertenecido a organizaciones masónicas. Y otra valiosa característica del artículo es que aborda el tema desde una visión historiográfica, siguiendo el método científico de las ciencias sociales, lo que se manifiesta en el cumplimiento de las normas académicas propias de este tipo de documentos, por lo que se ha publicado en una revista científica indexada, que como tal sigue rigurosas normas para la selección de artículos, la cual forma parte de varias redes académicas internacionales de gran seriedad y prestigio.

El artículo en mención plantea que masonería y género femenino constituye una cuestión de actualidad, debido a los debates al respecto que se producen al interior de las organizaciones masónicas, y a un posible proceso de cambio de paradigma en un ambiente dominado por hombres. Pero el estudio se enfrenta a la carencia o limitación de las fuentes para abordar esta cuestión desde una perspectiva científica.

Luego se refiere a la difusión internacional del feminismo, que va desde los comités para la emancipación de las mujeres y los esclavos durante la Revolución Francesa, pasando por el Congreso Femenino Latinoamericano celebrado en Buenos Aires en 1910, para luego tratar por separado la situación en Argentina y Brasil, y abordar Brasil-Argentina como eje de un frente masónico latinoamericano.

Al tratar sobre el XIII Congreso Internacional del Librepensamiento, efectuado en Buenos Aires en 1906, menciona el tratado masónico argentino-brasileño que convocaba al primer congreso masónico latinoamericano y al 13er. congreso de la Federación Internacional del Libre Pensamiento, lo cual denota más que imbricaciones entre las organizaciones de la masonería y el librepensamiento.

Pero es al tratar respecto de transferencias y luchas culturales, que se refiere a la introducción del feminismo en América Latina, preguntándose si fueron la francmasonería y el librepensamiento el laboratorio del feminismo latinoamericano; y para responderse aporta con interesantes datos y casos, que le llevan a manifestar que masonería y librepensamiento eran espacios privilegiados de lucha cultural para el feminismo.

En las conclusiones del artículo el autor afirma que "La genealogía comparada entre masonería, librepensamiento y feminismo evidencia ritmos comunes, en una cronología encajada", considera que "las redes masónicas fueron un producto y un agente de la modernidad atlántica", y se formula algunas preguntas, responde algunas de ellas, y particularmente si "¿fue esta "modernidad" un proceso linear y uniforme?", a lo que responde:

"En realidad, el análisis de la cuestión femenina enseña que cinco contradicciones fundamentales surcaban la geocultura del moderno sistema-mundo, encontrando sus reflejos en un sistema-mundo masónico en expansión: 1) la ambivalencia entre la modernidad de continuidad anglosajona y la modernidad de ruptura latina; 2) el antagonismo entre universalismo-igualitarismo y racismosexismo; 3) la tensión entre nacionalismo e internacionalismo; 4) la tensión entre centros y periferias, particularmente sensible en América Latina; 5) la tensión entre élites liberales y demócratas-sociales. Por lo tanto, ¿no deben estudiarse modernidades múltiples y masonerías múltiples, comprendidas como las hibridaciones nacionales o regionales de un común proceso de constitución del moderno sistema-mundo?"


Sin duda se trata de un artículo valioso, cuyas 24 páginas se leen sin mayor dificultad, y que nos enriquece con su información, análisis e interrogantes.

Y a partir de este artículo y los cuestionamientos que se hace su autor, me surgen otras preguntas. Por ejemplo, si podrían considerarse como variables adicionales a las tres manejadas en este estudio, a los movimientos sindicales y a los partidos radicales. O, para el caso de la Historia ecuatoriana, si acaso no habrán sido precursoras de esta imbricación feminista, librepensadora y masónica, las tres Manuelas de nuestra independencia, Manuela Espejo, Manuela Cañizares y Manuela Sáenz, por su pensamiento, por sus acciones y por su vinculación con destacados francmasones. La primera, precursora del periodismo, hermana de Eugenio Espejo y esposa de José Mejía Lequerica; la segunda, revolucionaria e impulsora del "Primer Grito de Independencia", en que participaron discípulos y amigos de Héctor de Carondelet; y la tercera, compañera y "Libertadora del Libertador" Simón Bolívar, amiga de Giuseppe Garibaldi y Simón Rodríguez, y Caballeresa de la Orden del Sol, por decisión de José de San Martín.

También caben precisiones que eviten generalizaciones: quien es feminista no es necesariamente librepensador/a o integrante de organizaciones masónicas; quien practica el librepensamiento puede ser o no ser feminista, masón o masona; y no por pertenecer a una logia masónica se es también feminista, librepensador o librepensadora.

http://guillermofuchslocher.blogspot.pe/2013/01/feminismo-librepensamiento-y-masoneria.html

jueves, 24 de agosto de 2017

La influencia de la masonería en la Independencia

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