lunes, 30 de septiembre de 2019

Los orígenes de los grados y Rituales simbólicos, (El anverso y reverso de la historia) parte ultima

André DORE grado 33° 

Bien dejamos por un momento las novedades para volver sobre lo expuesto por André Dore.y las supuestas filiaciones de las leyendas y los tópicos al uso en masonería y por los masones, muchas veces ignorantes de la manipulación y los trileos históricos.


Aunque lo del “ni desnudo ni vestido”, y menos la venda y la cuerda al cuello,* siempre en vigor en el rito Emulación, ni siquiera en los textos ni la iconografía dejan entender que fuera así durante la mayor parte del siglo XVIII siglo. Este es sin duda debe un regalo de los “Antiguos” a los “Modernos” a partir de esa segunda mitad de siglo y confirmado todo por la fusión de 1813.

En Francia, y más tarde, en algunos raros rituales escoceses adoptaron tales usos: El candidato que era aprobado para entrar en los misterios masónicos, aprendía y devenía en Compañero “debido a la letra G” o “por el amor a letra G”, y se reiteraba en las mismas formas que anteriormente expusimos como el juramento pronunciado en su admisión al grado de Aprendiz.

No parece que haya un viaje en el curso de la Recepción al segundo grado, a menos de identificarlos como los cinco viajes practicados por el Rito Emulación que los recibió en el siglo XVII. Lo que nos dicen los catecismos es que no hay un carácter tan específico de la marcha como en el grado de Aprendiz, digamos que es algo más simbólico…

¿Nunca has viajado? Pregunta Gran Maestro (que se convertirá en el Venerable)
He hecho el viaje del Oriente a Occidente. (En alguna otra versión “del Este al Oeste”.)
¿Nunca han trabajado?
Sí, en a la edificación del Templo.
¿Dónde recibió su salario?
En la Cámara del Medio.
¿Cómo pudo entrar en la Cámara del medio?
Por el pórtico, o “pasando a través de una antecámara”.
¿Vio usted en ese paso?
Dos grandes pilares…
El candidato hace entonces el reconocimiento de las dos columnas de Salomón cuyos nombres se había conocido y sus dimensiones sin saber cómo aplicarlos según la descripción que hace la Biblia (Reyes I. CH. 7).
¿Cómo es que usted llegó a la Cámara del Medio?
Por una escalera ocultada en forma de caracol, o “por una escalera en espiral de doble vuelo”.
¿Cuánto escalones tenía esa escalera?
Siete o aún más…
«... porque siete o más… componen a un colegio perfecto, o conforma una Logia justa exactamente y perfecta”.
Señal, palabra y toque necesarios para franquear la puerta, muy alta, de la Cámara del Medio , en la cual ve “ algo que se asemeja a la letra G”.
¿Qué significa esta G?
Geometría o la ciencia.

Esto es lo decía al principio del catecismo. Pero esta cuestión no podía no traer otra respuesta. Prichard, o los autores de los textos, quizá desde el remordimiento o la inquietud, ya que eliminar a Dios en un siglo en que los poderes estaban bajo la tutela de las iglesias constituía todo un peligro no desdeñable, y por tanto añaden un poco más a la misma cuestión: “El Gran Arquitecto del redondo del mundo, o aquél que fue enviado sobre la techo del Templo” (traducción palabra por palabra de la Edición de 1743). o “el Gran Organizador del Universo, el que se colocó en los más alto del Templo” (traducción de la Edición de 1788).

Dos frases que merecerían un análisis…

La carta G se trazaba en el centro de la Cámara del Medio. En 1740, en dos grabados insertos en el “Diálogo de Simón y Felipe” la representan como encerrada en un contorno “de diamantes”, y en el otro grabado en medio de un sol radiante que no puede confundirse con la Estrella Flamígera, la cual por otra parte pertenecía a la panoplia del grado de Aprendiz. Ambas habían hecho su primera aparición en 1726 en una “etiqueta” que anunciaba una serie de conferencias bajo el título “The Antidiluvian Masonry” destinadas a aportar el significado de la letra G, de la Estrella flamígera etc…; innovaciones introducidas por Désaguliers y otros… al relevarse contra la indignidad que constituía el hecho de borrar el cuadro de Logia con escoba y cubo al final de la reunión.

La aparente simplicidad del significado de la letra G, geometría, Gran Arquitecto (God) hace olvidar que es la tercera letra del alfabeto hebreo, el número 3 es el mismo que representa la Divina Trinidad, y que se encuentra así mismo adjunta al simbolismo cabalístico. Desde su origen es el único elemento estable del segundo grado , y ha conservado siempre sus dos sentidos primitivos. Se le añadieron otros, un catecismo manuscrito previo a 1750 la define: como: gloria, grandeza, y geometría, las 5 ciencias, “Gloria para el gran arquitecto, Grandeza para Maestro de Logia, y Geometría para los hermanos”.

Por el contrario, otro manuscrito, datado en los años 1780, sólo cita la geometría y elimina al Gran Arquitecto. Un accidente, seguramente, ya que el ritual emanando del Gran Oriente de 1786, recogido en el Regulador del Masón de 1801, y luego en el Regulador Simbólico de 1839, indican “que es el monograma de uno de los nombres de Muy Alto, fuente de toda luz y toda ciencia”.

Habrá que preguntarse ¿Cuándo la Estrella flamígera fue asociada a la letra G? Una mención en 1726, y una segunda vez en 1730 la incluye dentro del mobiliario de la Logia de Aprendiz; una tercera en el “Diálogo entre Simona y Felipe de 1740,donde se le atribuye la paternidad a Désaguliers y a sus amigos, lo que debe ser exacto, aunque sin ningún significado particular.

Parece que ha seguido el mismo camino de la llamada Bóveda Celeste aparecida a partir de 1711. Pero los Reyes Magos vagabundean en marcha en el “Tradi”, edición de 1767, en los dos tableros de Aprendiz-Compañero, se muestra el primero, “tal como se publicó en París, pero de forma inexacta”, la letra G en la Estrella flamígera, y en el segundo, “el verdadero plan de recepción” la estrella siempre flamígera sobre una esfera debajo de la cual se sitúa la letra G.

En Larudan, “les Francs-Maçons écrasés”, 1778, y en os cuadros de Aprendiz y Compañero la estrella está sin la letra, ella está sin llamas sobre el Maestro y la letra G no figura en ningún de los tres. “La Estrella misteriosa” - ha permanecido –y adquirió su notoriedad durante el período de separación de los dos grados de Compañero y Maestro y de la estabilización de sus rituales respectivos que fue hacia 1760. Ello se confirma a partir del momento en que la tradición hebraica penetró en masonería e introdujo el Iod en su centro, lo que la volvió divina. El Gran Oriente la consagra definitivamente entre 1773 y 1786, fecha a la cual establece el rito denominado como “francés”.

La comunicación al nuevo Compañero se hace a través de los signos y los toques entre los cuales debemos prestar, una atención especial, a los “5 puntos del Masón”, destinados más tarde a convertirse en los 5 puntos del Maestro. En 1730 Prichard los incorporó a este grado.

¿“Cómo se reveló Hiram?
Al igual que los masones cuando reciben la palabra del Maestro.
¿“Cómo eso?
Por los 5 puntos de la Cofradía
¿“Cuáles son estos?
Mano contra mano 1, pie contra pie 2, mejilla contra mejilla 3, rodilla contra rodilla 4, y mano a la espalda 5.

Es necesario observar que no son los gestos hechos para levantar el cuerpo de Hiram por lo que se crean los 5 puntos, pero son ellos, los de la “cofradía”, ya que se empleó a tal efecto y resulta que existían antes del asesinato del Maestro. Seis textos lo prueban, yendo de 1696 a 1727, es decir, mucho antes de que el episodio Hiram se inserte en la masonería especulativa.

La primera descripción del signo data de 1696, y se haya en el « Edimbourg Register House Manuscrit”, en la recepción en el segundo grado, en la época en que sólo había dos. ¿A la cuestión de cuántos puntos del Masón había ? se exponía que “5, o sea, pie contra pie, rodilla contra rodilla, corazón contra corazón, mano contra mano, oreja contra oreja”.

Hay variantes, en la manera en cómo se los practicaba, en el manuscrito Sloane o 3329, circa 1700, Trinity Collège de Dublín ms. 1711, “Mason' s Examination” 1723 se decía (que tenía seis: pie, rodilla, mano, oreja, lengua, corazón), “The Gran Mystery Open” 1726 (pie, rodilla, pecho, la mano sosteniendo la espalda, mejilla, cara), en el orden en el cual se presentan. “The Mason's confession” se refiere a una Logia en Escocia en 1727 comienza por “mano contra mano”, el Graham ms. 1726 (pie, rodilla, pecho, mejilla, mano).

Ningún documento, manuscrito o impreso proporciona la menor explicación, ni sobre el origen, ni sobre el sentido que él es necesario acordare3 cual era esta gestualidad, por lo menos extraña. En 1760, “The Three Distinct Knocks” aportará un primer significado que no solucionará el problema, ya que es puramente simbólica y moral para cada uno de los puntos. El mundo operativo no conoció nada de todo esto: materialmente no podía ser una señal de reconocimiento ya que las Logias están vacías de esoterismo Ahora bien los “aceptados” que, al final del siglo XVI y principios del XVIII describen los puntos del Masónl, puede indicarnos de que es posible que su presencia sea previa a 1696.

La mayoría, de los “aceptados” en tanto que era gente cultivada, a menudo erudita, tenían la Biblia como base de su cultura. Esto nos indica dos casos de resurrecciones operadas por medio de un contacto muy estrecho entre la muerte que vive permanentemente abrazada a la vida para volver a la vía. Tener a dos profetas de nuestra parte resucitó dos de estos episodios, uno era Eue que había sido acogido por una viuda durante el hambre, y el otro Elisée, su sucesor, los hijos de una mujer de Sunam. El relato del milagro de este último es explícito. (Libro IV, Reyes CH. IV, 34 y 35). “ 34 Después subió, y echóse sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él, y calentóse la carne del joven. 35 Volviéndose luego, paséose por la casa á una parte y lá otra, y después subió, y tendióse sobre él; y el joven estornudó siete veces, y abrió sus ojos”

Los motivos de la incorporación dentro de una recepción masónica del método “mágico” pueden provocar un acontecimiento milagroso, oscuro e incluso misterioso. Aunque 35 años antes de que se materialice la leyenda de Hiram nos dice que a día de hoy n o aportaba una justificación plausible a la situación del desarrollo del entierro de su héroe. El estado de descomposición del cuerpo, tras su descubrimiento que había ocurrido varios días después del asesinato, no debería incitar ciertamente a la maniobra “pie contrario, pecho contra pecho, mejilla contra mejilla,” para levantarle. 

Pero si esta operación tuviera por objeto traer al Maestro de obras a la vida, y recuperar así el secreto que se había llevado en la tumba, los “cinco puntos del masón “recubrirían entonces un sentido y una lógica de lo que no había necesidad. Es poco probable que el Compañero y luego Maestro hayan tenido conciencia de su contenido. Es el destino de los símbolos al cruzar los siglos, ignorados, y trasladarlos equipados de incomprensión, de inconsistencia, para luego un día resurgir del olvido y encontrar su luz.

No hay ninguna precisión relativa a la entrada del número 5 en el grado de Compañero. La respuesta es difícil, los documentos manuscritos de la ritualidad no están datados y son bastante raros hasta los años 1770. Las “Divulgaciones” impresas reeditadas por Prichard, Perau, y Larudan, hay que añadir las inglesas parecidas a partir de 1760. El “Cinco” o aparece como nulo por parte en estos autores, al menos antes de 1750. La Estrella de cinco puntas o brazos , en desventaja por su nacimiento bastardo, no ha desempeñado ningún papel hasta el momento en que se manifiesta la contribución del Hermetismo, y las doctrinas conjuntas de los pitagóricos y los cabalistas que fue lo que la inserta en el desarrollo masónico.

Hubo por supuesto cuestiones como la edad, los viajes, los pasos, las marchas del altar, aunque en el Regulador del Masón sean siete. Todo es poco para estabilizar el ritual de 1786 del Gran Oriente. Las herramientas que acompañaban los viajes emigraron bien de un lado a otro a voluntad de las Logias, pero los comentarios que se suscitaban, la propia moral tenía un amplio lugar y no por ello carecía de valor. Un ritual de la Madre Logia Escocesa de Marsella, posterior a 1770 ordenaba realizar los cinco viajes sin herramientas ni explicaciones, pero tiene a los Compañeros atados por la mano derecha con una cadena sobre el hombro izquierdo del que le precede y al que se le hacer dar sobre la piedra cúbica los tres últimos golpes. 

Todo ello delante de la estrella y sin comentario alguno. En Inglaterra, las ciencias y las artes liberales hacen una tímida aparición en los catecismos de Aprendiz en el “Three Distinct Knocks” de 1760 y luego en “Jakin and Boaz”, 1762, para luego al segundo grado en 1769. En 1775, William Preston, “Illustration of Masonry” añade numerosas explicaciones. Francia todo ello no lo recibirá hasta al menos principios del XIX, así como los sentidos que tendrán un papel importante durante los viajes a los cuales se les incorporará..

Se tiene como fuente fidedigna que el primer grado de la masonería operativa apareció a principios del siglo X y el segundo en los primeros años del siglo XVI, no se puede fijar con precisión cuando nació el grado de Maestro. La más antigua mención que conocemos que le concierne se remonta al 12 de mayo de 1725. Ese día, una sociedad para-masónica, la Philo Musicæ y Architecturæ Societas Apollini elevó a varios masones al tercer grado. Esta sociedad se había creado en febrero de 1725 por ocho hermanos, aficionados a la música y a la arquitectura. El Reglamento obligaba a sus miembros a ser Francmasones una vez admitidos entre ellos, lo que conducía a recibir a los profanos en masonería en el momento de su entrada en la Sociedad.

Este procedimiento irregular trajo una protesta parte de la Gran Logia de Inglaterra, cuya queja por otra parte permaneció sin consecuencia alguna. La Philo Musicæ desapareció en 1727. La segunda mención es una subida al tercer grado que ocurrió a el 25 de marzo de 1726 en la “Lodge Dumbarton Kilwining n0 18”, en Escocia, fundada el 29 de enero del mismo año, seguida el 27 de diciembre de 1728 por otra en la “Lodge Greenock Kilwining n0 12”, cuyo motivo introdujo la percepción de derechos para subida a los dos grados. El sistema en tres grados se extendió lentamente: la Logia “Antiquity n0 2”, creada en 1717 lo adoptó en abril de 1737, y el “Dundee Lodge n0 18 ”, fundada en 1728 en 1748 solamente.

Quizá existió en Escocia muy a finales del siglo XVII y en Inglaterra en los primeros años del siglo XVIII, que es lo que se deja oír por una parte por el Sloane ms. 3329, y de la otra por la Philo Musicæ…, cuyos fundadores pertenecían a la Logia n0 14 reuniéndose en el Queen' s Head Tavern a Great Queen' s Street, que lo practicaba al menos en 1724. El Trinity College Dublín ms 1711 prueba que se conocía en este último tiempo, si no puesto en vigor, al menos en Irlanda, su catecismo da “los secretos consustanciales a cada grado”. “The Mason' s examination”, 1723 hace una breve alusión al Aprendiz, al Compañero y al Maestro. Lo que era necesario por otro lado retener esta innovación, que es de una gran importancia, pero se debe decir y exponer que en ninguna parte se encuentra la leyenda de Hiram.

La primera versión conocida de ésta vino en 1730 por el canal de Prichard en su “Masonry Dissected”, y solamente en el catecismo, en base a las preguntas y respuestas. El segundo momento apareció en Francia en 1740 bajo la firma de Léonard Gabanon, seudónimo de Louis Travenol, en una obra titulada Le Catéchisme des Francs-Maçons, el cual venía precedido de un resumen de la historia de Adoniram., arquitecto del Templo de Salomón”, varias veces reproducido.

Añadía en forma narrativa numerosos detalles que no figuraban en el cuestionario de Prichard. Luego, en 1742 ocurrió « L'Ordre des Francs-Maçons trahi “del abad Pérau, que sin vergüenza “pirateó a” su antecesor y para no aparecer exactamente como ellos , y no supo hacer otra cosa mejor que de salpicar el relato con algún incidente importante, un método que se perpetuó a medida que se fueron editando las ediciones sucesivas e hizo furia entre los “Escoceses” nacidos en esos mismo momentos. Así es como a partir de 1745, se establece través de la iconografía ilustrada, la dramatización de un catecismo devenido o convertido en ritual por la adopción de un escenario que hace revivir el asesinato legendario del arquitecto del Templo de Salomón.

Más prudente en este caso es lo sucedido en Inglaterra que se atuvo a la sobriedad de Prichard, y se asombró de la audacia y la independencia de la masonería francesa, tanto más cuando se publicó la segunda edición de las Constituciones de Anderson en 1738, en tanto que no se había concedido una gran importancia a la leyenda de Hiram. Los ingleses sólo lo adoptaron definitivamente hacia 1760. Este mismo año, un nueva divulgación “The Three Distinct Knocks” añade nuevos elementos al desarrollo de las ceremonias y de este modo se enteraron por fin de los nombres del tres asesinos del Maestro Hiram, ¡La investigación había durado 30 años!

El origen de la leyenda es misterioso. ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo? Un manuscritol Graham 1726 esclarece ligeramente la cuestión haciendo su aparición a través de un relato al parecer bíblico, pero cuya correspondencia no se encuentra en el Antiguo Testamento.

Los tres hijos de Noé, convencidos de que su padre al morirse, se había llevado un secreto de una importancia considerable, fueron en busca de su tumba, esperando encontrar éste sobre él, o en los alrededores más inmediatos. Convinieron, en caso de que no salieran bien, que la primera cosa que encontrarían serían, “para ellos, como un secreto” que habrían recibido de Dios mismo.

La incoherencia de una propuesta destinada a sustituir a un secreto cuya naturaleza se ignora por algo sin informe, no parece haber rozado el espíritu de nuestros tres personajes. Que sea la tumba abierta con un cadáver descompuesto del cual ellos toman un dedo que se desliza, luego la muñeca, luego el codo, y levantan el cuerpo “por los cinco puntos del Masón”. Uno ellos dice “hay aún tuétano en este hueso”, (marrow en this bone), el segundo: “pero es un hueso seco”, el tercero “siente (apestando )”. y por ello decidieron dar el nombre que se conoce hasta ahora en la Francmasonería”, es decir, “marrow en the bone”. Es la primera vez que se revelada la palabra de Maestro.

Esta sufre algunas alteraciones pues pasó a ser: “magboe ad Boe” en “The Whole Institutions of free maçons opened as also their words and signs”, impreso por William Wilmot, 1725, que indica explícitamente su significado “el tuétano en el hueso, así nuestro secreto es ocultado”.

Y figura bajo la forma “marrow bone” en el manuscrito Sloan 3329 el Trinity Cóllege Dublín ms 1711. O sea cinco años antes de la Divulgación de Prichard - y quizá más aún, el grado de Maestro en gestación ofrecía un relato de un secreto perdido que se esforzaba en recuperar más allá de la muerte, por una operación del carácter mágico, cuyo sentido y finalidad escapaban a sus autores.

No parece que fuera previo a 1700, aunque los cinco puntos del Masón devenidos más tarde en la segunda mitad de siglo XVII pueden dejar correr la idea de una tentativa de innovación en esta línea. La leyenda de “Noé” tuvo un impacto evidente, puesto que Anderson que la ignoraba en 1723 la recuperó en 1738 hace Masones a los “hijos de Noé”, como verdaderos noaquitas, que es su primer nombre que se les da según las viejas tradiciones”. Hacia 1744, el grado inglés de Real Arco pidió prestados varios de esto elementos.

¿Cómo y porqué se efectuó la atribución de la leyenda incompleta de Noé - incompleta ya que no hay asesinato- a la de Hiram asesinado por malos Compañeros, y que aparece en casi toda su totalidad en 1730? ¿Es esta última novedad la que atrajo la vigorosa reacción contra Prichard, tratado de impostor por la Gran Logia de Inglaterra que sólo practicaba en aquella la época los dos grados de Aprendiz y Compañero con un ceremonial muy plano? Su lenta - introducción en la liturgia masónica ciertamente no favoreció el establecimiento de un ritual más vivo que la simple recitación del catecismo de 1730 que duró hasta hacia 1760.

En Francia, la recepción del Maestro descrita por primera vez por Léonard Gabanon en el “Catecismo de los Francmasones”, de 1740, y recogido por el abad Pérau en el “Tradi”de 1742, pone de manifiesto que la historia “ de Adonhiram” que se puso en escena a partir de su llegada sobre el continente. El candidato a la maestría debía vivir íntegramente el drama del asesinato y por tanto debía repetir cada uno de sus peripecias. Sobria al principio, la situación se complicó por la consecuencia de detalles y explicaciones a menudo diferentes unos de los otros. Todo ello pareció estabilizarse un poco antes de la Revolución y lo estuvo completamente durante el primer cuarto del siglo XIX.

“El recipiendario se equipaba como bien le parecía, pero sin espada, revestido del delantal de Compañero con la baveta levantada y abotonada”. Después de haber picado tres veces a la puerta de la Cámara de Recepción, entra con la invitación del primer Vigilante y acompañado por un “hermano Aprendiz, Compañero y un Maestro quien se nombra a modo de Hermano Terrible”. Sólo son admitidos los Maestros. “En Cámara donde se hace esta ceremonia se traza sobre el piso la Logia de Maestro que está en medio de un ataúd rodeado de lágrimas, sobre el cual se pone una rama de acacia, y donde se escribe la palabra Jehova que es la antigua palabra de Maestro”. Al pie del lado al Oriente un compás abierto (que en esta época era la señal del Maestro de Logia), al Occidente un cráneo y dos huesos en cruzados a modo de aspa, una escuadra y los cuatro puntos cardinales.

“Se ilumina este dibujo por nueve velas, tres al Oriente, tres al Mediodía, y tres en Occidente, y alrededor se colocan tres hermanos, uno al Norte, otro al Mediodía y el tercero al Oriente, que cada uno tiene rollo de papel ocultado bajo sus ropas”.
En el “Tradi”, el cráneo y los huesos están cada uno en la extremidad del dibujo, y se añaden las herramientas, y “a mano derecha una montaña sobre la cual hay una rama de acacia”.
En algunos grabados, la montaña estaba representada por unas pequeño montón de piedras situado en una esquina de la Cámara al lado del Oriente. Un poco más tarde, el dibujo del cráneo fue sustituido por un cráneo verdadero encendiendo en su interior una vela.
”Delante del Gran Maestro de la Logia, denominado Muy el Respetable, un pequeño altar y , el Evangelio y un pequeño mazo y los dos Vigilantes denominados Venerables, se colocan al Occidente de pie cara a cara del Gran Maestro, y en las dos esquinas de la Logia, y los otros oficiales de forma indiferente en torno a la Logia junto con los otros hermanos. Solo uno tiene se coloca ante la puerta, en interior de la Logia, con una espada desnuda en cada mano, una con la punta hacia arriba y la otra con la punta hacia abajo, la que tiene en la mano izquierda tendrá que entrégasela al primer Vigilante. ” A la entrada del candidato. El signo del Maestro “… es llevar la mano derecha sobre la cabeza, el revés vuelto del lado del frente, los cuatro dedos extendidos y apretados, el pulgar apartado, y llevarlo así hasta la boca del estómago”.

Se quiso hacer impresionante la introducción del recipiendario en la Cámara de recepción. El primer Vigilante abre brutalmente la puerta, y coloca la punta su espada sobre él, y le ordena de sostener con la mano derecha la punta contra el pecho. Lo toma entonces por la mano izquierda y le hace dar tres veces la vuelta a la Logia saludando al Gran Maestro en cada pasaje saludos a los cuales responden todos los hermanos. Colocado al Occidente, entre los dos Vigilantes se le invita al candidato a acercarse al Muy Respetable por la marcha del Maestro que le enseña entonces el primer Vigilante. Comienza por la doble escuadra, - es decir, talones juntos, las puntas de los pies como si se tratara de los dos brazos de la escuadra dibujada en el suelo, luego tres grandes pasos en triángulo, el primero a la derecha, el segundo a la izquierda cruzando el ataúd, el tercero a la derecha en el extremo de este último, los dos pies untos de tal modo que forme la doble escuadra con el compás.

Esta marcha que no tiene ninguna explicación sobre su significado se dice que va “ de la escuadra al compás”. A cada paso que hace el candidato recibe un golpe sobre los hombros otorgado por cada uno de los tres hermanos portadores de los rollos de papel y con ayuda de éstos; después de que haya renovado la obligación prestada anteriormente, el Gran Maestro lo “recibe” mediante tres pequeños golpes de mallete sobre la frente e inmediatamente después el tercero “… los dos Vigilantes que lo tienen cogido por lo brazos lo arrastran hacia detrás muy extendido dejándolo caer sobre la alfombra en forma del ataúd, otro hermano le coloca sobre la cara un paño que parece teñido de sangre por diferentes lugares”.

Los hermanos sacan la espada y la presentan la punta hacia el cuerpo del recipiendario (que no puede ver), permanecen un instante en esta actitud y meten la espada en la funda. Viene entonces la escena del levantamiento minuciosamente descrita: “El Gran Maestro se aproxima al recipiendario, lo coge por el índice de la mano derecha, el pulgar apoyado sobre el primer y grueso nudillo, hace simulando hacer un esfuerzo como para levantarlo, y dejándolo escapar voluntariamente deslizando los dedos, dice Jakin. Después de lo cual toma del mismo modo por el segundo dedo, y dejándolo escapar como al primero, dice: Boz. 

Seguidamente lo coge por la muñeca apoyando los cuatro dedos separados y medio enlazados en forma de sierra sobre la juntura de la muñeca, por encima de la palma de la mano, su pulgar pasado entre el pulgar y el índice del recipiendario, le da así, el toque de maestro, y manteniéndolo así siempre con la mano apretada, le dice que retire su pierna derecha hacia el cuerpo, y que la doble de forma que el pie pueda quedar plano sobre el suelo; es decir que la rodilla y el pie estén en línea perpendicular tanto como sea posible. Al mismo tiempo, el Gran Maestro aproxima su pierna derecha cera de la del recipiendario, de manera que el interior de la rodilla de uno toque el interior de la rodilla del otro, y seguidamente le dice que le pase la mano izquierda por encima del cuello, y el Gran Maestro agachándose, pasa también su mano izquierda por encima del cuello del recipiendario, lo levanta al momento, diciéndole Macbenac, que es la palabra de Maestro.”

“Entonces se le priva del paño de la cabeza, y se le dice de memoria de quien hizo toda esta ceremonia, instruyéndole sobre los principales misterios y obligaciones de la maestría solo con eso se le reconoce por el resto de los Masones como un hermano que pasó por todos los grados de la Masonería, y que no tiene nada que desear, ya que debe saber perfectamente el catecismo que sigue. ” (Catecismo de los Francmasones, de 1740).

¿Cómo fue el paso del simple relato de Prichard, a la situación dramática de la muerte de Hiram que se termina con su entierro? ¿Y qué sentido tiene este último puesto que nada se nos dice de los entierros ordenados por Salomón? Esta historia no podía seguir siendo inacabada por ello se continuó en los llamados grados de venganza del Escocismo, pero en cuanto al grado de Maestro se deja en suspenso la respuesta. Parece que a lo largo de la evolución de la joven masonería especulativa, estos no eran los símbolos que aparecen como vectores de las ideas, sino más bien de las ideas que buscan el apoyo de símbolos para expresarse. Este proceso es al revés de un pensamiento analógico, evidente en el simbolismo de las herramientas, y lo es también para la leyenda. Revela la necesidad inconsciente de aportarle una base más sólida, cargada del misterio de una búsqueda de un vago secreto perdido que ilustraban los trabajos ocultistas y alquímicos.

Traído hasta nuestros conocimientos actuales, lo que tenemos delante es un rito de muerte y resurrección en un plano de evolución, una nueva modalidad de un rito ancestral inherente a toda la raza humana. ¿Pero que sin querer disminuir la inteligencia de nuestros antecesores, y a pesar, para ellos, hay un enfoque evidente de los autores clásicos de la antigüedad, que, podía introducir tal interpretación en los rituales nacientes de lo que debía pasar a ser el Orden masónico? De ahí la indigencia, la inconsistencia y los tanteos presentado por las raras y breves tentativas de explicaciones proporcionadas por los textos durante más de cien años y que sería odioso revelar. ¿Entonces, una vez más, por qué las Logias?

Todo el siglo, era ante todo un teatro, un método de expresión más conveniente, más accesible y menos fatigoso que la lectura. El tema “de la cosa perdida”, en su contexto dramático se prestaba muy bien a una conspiración teatral y la ocasión tal vez demasiado bonita sólo para no explotarlo, dado la ·salsa” del secreto de los Masones es un espectáculo, y el banquete que seguía, era un conjunto con cierto encanto. Por ello se desarrollaron toda esa sucesión de situaciones que, poco a poco se transformaron en rituales.

¿Ceremoniales revelados por las divulgaciones, divulgaciones que crean las ceremonias o acción recíproca de las unas y de los otros ? Ciertamente los dos. Prichard había dado la idea general del episodio de Hiram, Léonard Gabanon el boceto (1740), el abad Pérau completó la puesta en escena del psicodrama en 1742.

Gabriel Louis Calabre Pérau, nacido en 1700, literato fértil, dejó una cuarentena de obras a su muerte el 31 de marzo 1767. Redactó entre otras cosas 13 volúmenes de la Vida de los hombres famosos de Auvigny, publicó numerosas ediciones incluido un Bossuet de 20 volúmenes, etc Es decir que era orfebre en la materia. Lo probó, y su “Tradi”, aparecido también bajo el título ya tomado por Gabanon “El Secreto de los Francmasones”, inundó el mundo masónico de 1742 a 1781. Naturalmente fue copiosamente traducido con alternativas, al inglés por J. Burd en febrero de 1760 bajo el título “A master Key to the Free Masonry” lo que permitió al autor “Three Distinct Knocks” de `tomar numerosos empréstitos sin el menor remordimiento.

La recepción del Maestro de Pérau aporta dos innovaciones importantes. Los tres viajes subsisten (sucede que a veces contengan nueve), y se sigue ignorando sobre la cuestión de con qué objetivo se efectúan.

En el curso del paseo se constata que se extiende a un Maestro sobre el ataúd, el brazo izquierdo a lo largo del cuerpo, el derecho doblado sobre el pecho, la mano abierta sobre el corazón, los dedos apretados, el pulgar en escuadra, y cubierto por mi delantal levantado a tal efecto, la cara oculta por un paño teñido de sangre. Asiste al levantamiento de este hermano por el Gran Maestro según los cinco puntos del Masón.

El recipiendario emprende entonces la marcha en la misma forma que dice el catecismo de 1740. Un ritual más tardío (1780) aclara singularmente el sentido el tema del paso sobre el ataúd. Cuando el Compañero penetra en la Cámara de Recepción, se le arranca brutalmente su delantal, ya que se sospecha que puede ser uno de los asesinos de Hiram. Es entonces cuando se le pide que pase sobre el cuerpo del arquitecto con el fin de probar que no es culpable. Estamos en presencia de una ordalía durante la cual caerá herido de muerte si está implicado en el crimen. La ceremonia se continúa por la obligación, y el clérigo que es el abad Pérau acentúa una solemnidad que el contenido del juramento que con todo no había descuidado. Arrodillado el candidato, las dos manos sobre la biblia la besa, en tres ocasiones después de haber repetido los castigos que le amenazan en caso de perjurio. Luego, bajo los tres golpes de mallete del Gran Maestro, se proyecta sobre el ataúd, el delantal levantado sobre el busto, la cabeza cubierta del paño ensangrentado. Círculo de espadas levantadas

Se interroga sobre el rol de las herramientas artificiales representadas por los rodillos de papel que sirven para dar los golpes sobre los hombros durante la marcha “de la escuadra al compás”, momento en que el asesinato tiene lugar después de la obligación por el mallete del Venerable. Ahora bien Prichard, 3e edición 1730, indica cuáles son las herramientas empleadas por los asesinos, los cuales son, (traducción palabra por palabra) un mallete para la instalación, una herramienta para la instalación, una masa para la instalación. Lo que no impide un ritual (que no sea “Pérau”) de anunciar ladrillos, piedra cúbica y un mallete. ¿Una edición mucho más tardía coloca a los dos Vigilantes y al Venerable responsables del asesinato, con un golpe sobre la sien derecha, un golpe sobre la sien izquierda, luego un golpe sobre el frente por parte de este último, el cual pide más tarde “Que has hecho? ” “Una representación de nuestro principal Hiram, muerto por no haber querido revelar los secretos de la Masonería”.

El levantamiento se hace por los cinco puntos del masón después de los dos fracasos del índice y del segundo dedo, se da la palabra del Maestro, Mac Benac, en dos tiempos, Mac a la oreja derecha, y Benac a la oreja izquierda. Pero Pérau cambió el sentido completamente hablando por primera vez en la leyenda de Hiram, de la descomposición del cuerpo “la carne libre los huesos”. Se había de este modo reanudado en este aspecto la leyenda “Noaquita ”. Prichard y Gabanon habían hecho deslizar la toma de los dedos sin indicar la causa, afectaba a Mac Benac significaba “Al maestro”, que afectaba a Nicolas de Bonneville , en 1788, en su traducción de “Masonry Dissected” y daba otros sentido que se conserva en Inglaterra. Otra innovación debida a Gabanon, y recogida por Pérau la señal se hace de una mano sobre la cabeza y es el preludio de la señal de horror a dos manos. En cuanto a la señal actual. ?

La elección de la acacia nunca ha suministrado ningún secreto. Su depósito sobre la tumba levantó dos explicaciones, una para reconocerlo, otro para adornarlo, una preocupación bastante curiosa por parte de los asesinos Ahora bien era “moussue”, por lo tanto visible y el verdor lo volvía decente. Seguramente los autores del relato sacrificaron inconscientemente este viejo hábito de colocar lores o arbustos sobre las tumbas, vestigio de esta creencia entre los antiguos de que el alma de los difuntos se manifiesta por ese canal.

El ritual de Maestro sufre algunas variaciones en el curso de las décadas que siguieron a sus primeras codificaciones, pero sólo se refieren a detalles menores que se fueron esfumando con el tiempo. Estabilizado en los años 1780 su significado profundo sólo se hizo patente muy lentamente durante el siglo XIX.

Por el contrario la historia de Hiram, leída en la recepción de Maestro, conoció bonitas evoluciones merced a la voluntad de la imaginación de los autores ya que hablamos de la génesis y la evolución de los altos grados, corolarios del asesinato del arquitecto Salomón.

Resulta de lo que precede, que la supuesta tradición iniciática operativa es estrictamente imaginaria, y sobre este plan, por lo tanto, hablamos de una filiación “operativos-especulativos” resulta inexistente.
La ritualidad masónica no desciende del Cielo, sino que su creación es artificial, obra humana, y que al igual que toda obra humana, si su parto se hizo en la alegría y en la esperanza, y en el vacilante hacer sujeto a los errores, y de las fluctuaciones de toda clase, y a menudo muy dolorosas.

Hay una “tradición masónica”, o incluso iniciática, pero no al sentido guenoniano de la palabra iniciación. Es la nobleza de nuestros antecesores, un día después del día en que se constituyó la “Orden” reanudando esto que, en los distintos esoterismos orientales, griegos, y judaicos y hasta cristianos exponen de querer ir más allá de las mediocridades de la cotidianidad, y sobre manera de haber haber hecho una norma y sobre todo aceptado el esfuerzo ajustarse a ella.

Y si es cierto que hay una “Iniciación” verdadera, la “que nos pone sobre el camino”, la que aporta al iniciado virtual, la potencia de reflexión, voluntad, verdad y esperanza acumulada desde hace dos siglos y mitad por estos hermanos innumerables e indeterminados animados de una fe invencible en el Hombre y en su pasar a ser.

El reverso de la medalla, la historia y su cruel verdad.
El anverso de la medalla, el hombre en su eterna verdad.


domingo, 29 de septiembre de 2019

Los orígenes de los Grados y Rituales simbólicos (El anverso y el reverso de la historia) 3ª parte

André Dore. Grado 33º REAA.


Desde hace ya un tiempo tengo el empeño personal de sacar de las repletos arcanos del saber masónico que se producen más allá de nuestras fronteras geográficas y mentales, estos textos que por su sencillez nacen de la reflexión y el estudio de Hermanos muy lúcidos como André Dore, poco sospechoso de atrabiliario masón, como nos califican algunos otros Hermanos cofrades , amén de descalificar, por otra parte, la labor que deseo llevar adelante con mejor o peor suerte, un trabajo realizado con los medios modestos que uno tiene, y con la sapiencia también modesta de quien les escribe, pero eso sí convencido la labor didáctica que debe hacerse en la logia y fuera de ella, con la intención de desasnarnos, y quitarnos las anteojeras que nos han colocado con todos los tópicos que se han creado y nos han metido en la cabeza.

Aquí aporto trabajos nacidos de la investigación que nos ayuden a ver el trabajo de una forma más relativa y relativista para saber quienes somos, de donde venimos y cuales son nuestros bagajes, solo los que no se sostienen en ese campo de la lucidez y del conocimiento masónico "abierto", se agarran al imperativo de la ley y al dogmatismo cerril, que se suele ver con bastante frecuencia y que tiene bastante de “Pensamiento único”

En todo caso aquí queda estas tercera entrega del trabajo de André Doré que espero sea interesante para eso casi 200 lectores que cada semana se bajan de un tirón todos estos textos.

A ellos las gracias porque vosotros sois la esencia de este trabajo, de esta entrega, y sobre Manera al Gran Oriente de Ecuador y al Hermanos como los de la Logia Lux Veritatis ,(Julián, Joaquim…. y otros Hermanos y Hermanas (Lola, Myrian, ST. etc.. que desperdigados bajo la bóveda celeste apoyan para que esto no decaiga, pues ya se sabe en “casa del herrero cuchillo de palo” A todos GRACIAS

Víctor Guerra

Estamos en el siglo XVIII. Un saber extraño circulaba por toda Europa que estaba sedienta de luz. Lo oculto reinaba en los espíritus de los Maestros, cuyo sentido era transportado por el Rosacrucismo que prometía la inmortalidad, por la alquimia, la riqueza, el hermetismo, la potencia, la cábala, el conocimiento, por todo un conjunto combinado que llenaba un misterio susceptible de despertar todas las curiosidades. Un mismo misterio que además aparece en el seno de las Logias masónicas que además lo creían como muy antiguo .

La tentación era grande confrontar esos conocimientos con lo que se poseía y adquirir otros. En realidad las Logias poseían poco bagaje, digamos que era notable su pobreza intelectual y esotérica, y el trabajo de discernimiento resultaba un tanto decepcionante. Era necesario pues alimentar tanta hambre cultural, dar una razón a las logias que ser otra cosa que sociedades “baladíes”. La leyenda de Hiram vino en un momento dado muy bien para amueblar el contenido doctrinal de la naciente masonería especulativa.

Como ya vimos en las entregas anteriores, no se conocía el origen de la leyenda hirámica, ya que apareció en alguna parte bien en Inglaterra o en Irlanda, y esta se estableció gradualmente en el territorio masónico, aunque realmente se asentó de forma definitiva en 1738 con la segunda edición de las Constituciones de Anderson, aunque habrá que esperar a 1760 para que se admitiese definitivamente, al menos en Gran Bretaña, ya que en Francia el proceso de integración fue más rápido. 

Tal cuestión generó toda una serie de Altos Grados que se sumergieron completamente dentro del mundo masónico. estaba claro que el asesinato de Hiram no podía seguir quedando impune. De esta manera nacieron los grados de venganza y las escenas guiñolescas que se fueron dando en el seno de las recepciones por lo que fue necesario atemperarlos con la introducción de los grados caballerescos. Se incorporaron el grado de Maestro como un aumento de grado de Compañero de lo cual que no se sabe ni cómo se había hecho, ni por qué siendo completamente absorbido. 

El increíble entusiasmo por los Altos Grados, y sobre todo por la dramatización de las admisiones tuvo como consecuencia una necesaria estructuración de la liturgia consustancial a la recepción de los Aprendices, con la aportación de elementos de toda clase, contribución que se escalonó entre 1740 hasta hacia 1850.

Nada de doctrina propiamente dicha, nada de vaga filosofía rosacruciana, ni la mística judía, introducidas furtivamente con pizcas el rito cristiano por los “Antiguos” establecido en Irlanda por Laurence Dermott, y luego propagados por él mismo en Inglaterra anteriormente a 1750.

Solamente símbolos… A menudo dispares, prestados; a los cuales se les asignó múltiples significados, un tanto absurdos, e incompatibles con el menor razonamiento lógico e incluso analógico. Algunos de ellos revelan la típica magia ceremonial como es el caso del mazo del Maestro, firma de potencia y soberanía (recordemos que las herramientas como tales símbolos se ignoraban entre los masones operativos), “las regalías” británicas: mandiles, cordones, joyas, ornamentos, las “casullas , los pentaculos, las baterías, los golpeos de pies (hoy desaparecidos, pero conservados en el gremio del Compañerismo) en el curso de la Cadena de Unión, las circunvalaciones de carácter cósmico, las repeticiones, verdaderos “mantras” destinados a integrarse en el inconsciente gestual, que se le identifica a las “mudras” de la India (la del grado de Maestro se encuentra en este país y figura en la escultura de la civilización precolombina de México), etc.

Lo cierto es que se tienen que reconstituir los primeros ceremoniales de recepción de los Aprendices, de los Compañeros y los Maestros de la masonería especulativa. El manuscrito Graham 1726, y las dos divulgaciones: “Maçon's Examination” 1723 y “Masonry Dissected” de Prichard 1730, proporcionan los elementos por cuestiones y respuestas, corroborados por la declaración en diciembre de 1736 de John Coustos, en su pleito con el Tribunal de la Inquisición de Lisboa Lo que era relativamente simple al principio de los tiempos se complicó singularmente a partir de 1740, y Francia no fue extraña a las innovaciones que surgieron.

Todos los textos hacen hincapié en el hecho de que el candidato solicite su admisión por su propia voluntad y exige que proporcione los motivos de su demanda. Cuestión que se patrocina, y que la Gran Logia de Inglaterra hizo de ello una Obligación el 15 de diciembre de 1730. En su recepción el padrino lo lleva a una habitación sin luz, completamente obscura donde permanecen juntos durante un determinado tiempo y sin que sea pronuncia ni una sola palabra. Al final de esta estancia se le pregunta en dos ocasiones si persiste en la vocación para recibirse. Sí su respuesta es afirmativa, se le conduce “… los ojos vendados, despojado de sus metales, ni desnudo ni vestido, ni calzado ni descalzado, pero siempre de una manera decente” delante de la Cámara de Recepción, ante la puerta se efectúan tres golpes que se repiten desde el interior.” Entonces se introduce por el padrino que lo recomienda “… “pobre, sin moneda, ciego e ignorante de nuestros secretos”. Siendo acogido como el más joven Aprendiz de la Logia.

El “ni desnudo ni vestido” no se encuentra en ninguna parte dentro del mundo de los operativos que “se aceptaban”. Parece proceder de la tradición templaria y seguramente tenía por objeto comprobar el sexo del candidato. Ninguna explicación para el pie descalzo, ni para la venda a pesar de la evidencia del símbolo en cuanto a los metales, rechazados por todas las mitologías y por la propia Biblia que los daba por dañinos, aunque todo esto parece ser ignorado en el “Catechisme” 1740, el “Secret 1742 y “ L´Anti-Maçon ” 1748, etc… quiénes dicen “… desprovisto de todos los metales porque cuando se enviaron los cedros de Líbano para el Templo (de Salomón) todos estaban cortados, y no se escuchó ningún golpe de martillo, ni de otros instrumentos cuando se construyó este edificio”.

Está claro que era necesario encontrar una justificación según William Preston, en “Illustration of Masonry” 1772, la iniciación retiraba todo carácter maléfico a los metales “… el metal ( la moneda) no puede hacer distinción entre los Masones dado que se basó en el orden en la paz, la virtud y la amistad”

La Cámara Oscura es el antepasado del Gabinete de Reflexión. Era, y aún lo es hoy completamente desconocida dentro de la Masonería inglesa, y así permaneció también un determinado tiempo en Francia. No se sabe dónde y cuándo se introdujo en la Recepción, aunque muy probablemente fue hacia 1765-1770. Las Logias lo utilizaban entre 1776 y 1780 y en el “Recueil Précieux de la Maçonnerie adonhiramite” de Guillemain Saint-Victor, 1783 este aporta una descripción similar a la que figura en los rituales del Gran Oriente establecidos en 1786.

Una habitación de paredes negras, con la sola presencia de una única vela encendida, un taburete, una mesa sobre la cual un cráneo y todos los ingredientes, sal, azufre, agua, pan, ( el vitriol llegará más tarde). Sobre las paredes, los emblemas de la muerte y una serie de frases escritas en blanco (sentencias) evocan la fragilidad de la vida y la inanidad de las cosas terrestres, más las amenazas si el candidato no abordara su admisión con un corazón puro. 

Hay una clara analogía entre este júbilo silencioso en la “Cámara Oscura” y la solitaria estancia del candidato y la vela de su armadura del caballero en la víspera de su nombramiento con caballero. Durante esa estancia debe redactarse un testamento al modo de como si este fuera el último. En 1786, un manuscrito que viene de la mano del Gran Oriente, añade una innovación, y las cuestiones “de orden”: ¿Es usted un hombre honesto; qué se debe a sí mismo? ¿A su similares, a su patria? Lo cual desapareció en 1858 y luego reaparecido al finales del siglo XIX.

El manuscrito Dumfries n0 4 de 1710 , indica que el candidato entraba en la Logia con “la cuerda al cuello”. Ante la cuestión que le planteaba el Maestro de la logia acerca de tal cuestión respondía: “para colgarme si yo traicionados mi juramento”. Es la primera mención de este símbolo que viene de una “Logia” de aceptados. No se lo encuentra hasta en el 1760, sino en Inglaterra. Y no figura en efecto, en ninguno de los grabados de la serie de las “Recepcions” de 1745, ni en la de la “Recueil précieux”, (edición 1787), ni es citado, ni se le observa en el tablero de Maler, 1786. de Recepción en una Logia de Viena en Austria, que se puede ver en el “Kuntshistoriches Museun” de esta ciudad.

La Recepción continuaba con los viajes; según Prichard, 1730, no había nada más que uno, efectuado a partir de la entrada, y realizado en el sentido de las agujas del reloj y y se concluía con tres pasos delante del Maestro de la toga para la prestación del juramento. En Francia, en la “Recepctión d´un Frey-Maçon” da tres, “en torno al espacio señalado sobre el suelo donde se dibujan a lápiz una gran J y una gran B”, prefiguración del cuadro de Logia, que se instalará en el seno de la logia definitivamente entre 1740 y 1745. 

Su decoración variaba en función del grado, así como la disposición de los símbolos (la escuadra y el compás en particular sólo encontraron su lugar definitivo durante el siglo XIX), según diversos autores. Es por ello que sabemos que tenemos “un “tablero de la toga” de Aprendiz, un verdadero tablero” etc. y así cada uno va aumentando al precedente. La contribución hermetista se nota muy plena en la obra de Lenglet-Dufresnoy, “Historia de la filosofía hermética”, tres grandes volúmenes, aparecidos en 1742, la cual desempeñó un papel considerable sobre la creación y la evolución de un pensamiento esotérico en gestación [ que merece la pena repasar algunas de sus hojas para ver las grandes contaminaciones, dos tomos se pueden encontrar en el libros Google]

Es probablemente a este autor a quien se debe la confirmación del carácter cósmico de lo que debía pasar a ser el Templo masónico, con la presencia del sol, la luna, la bóveda celeste, de la estrella flamígera y la introducción de las circunvalaciones según la marcha aparente del primero. ¡Uno se asombra de que ni uno sólo de los catecismos con todo lo prolijos que eran en sus explicaciones, no proporcionen ni un solo dato sobre el sentido de los viajes impuestos al candidato,¡Seguramente no había!

Será a partir de los años 1780 cuando se informe sobre este primer viaje “… se hace en las bóvedas subterráneas, el segundo, en las galerías superiores, el tercero en torno al templo”, pero sin justificación del porqué era así. Y será necesario esperar a 1832 para que estén asimilados estos viajes a las tres edades de la vida ya que será el Hermano Vasallo, dignatario del Gran Oriente, quien done esa interpretación.

Es también en esta época, 1780, cuando los tres elementos, agua, el aire y el fuego se asocien a los viajes. El proceso de dramatización venido de los Altos Grados los transformó inmediatamente en pruebas simbólicas y purificadoras, en pruebas reales, a la imitación de las iniciaciones antiguas que se constatan en la obra del abad Robin. Esa cuestión se hizo sin orden, y sin directivas. Nada se estabiliza: las variaciones en un ritual a otro son numerosas y yerran en las explicaciones que acompañan a los viajes, lo cual revela una cierta indigencia de un pensamiento que querría ser iniciático pero que aun así con todo no se consolida.

El sentido moral es dominante, y es el objetivo que se persigue y que es reconocido como tal - es intimidar el candidato-, quizá para asegurarse de la firmeza de su carácter. Si el breve contacto con las llamas de la prueba del fuego podía impresionar, en cambio la prueba del agua era anodina, y la del aire no era más que una simple amenaza. El manuscrito del ritual de la Madre Logia escocesa de Marsella, lo cuenta de esta manera:

“Señor, usted va a sufrir todavía (esto son el 3e viaje) una prueba, mucho más fuerte y más dolorosa que las otras: es necesario que viajen por los aires. ¿No teme lanzarse a la atmósfera aéreo y no comprender usted las consecuencias desastrosas de una caída a la cual van a exponerse? »

“El Recipiendario que responde que no, es cuando todos los hermanos piden que se lo exima de un viaje tan arriesgado”. Medió también la impresión del sello al hierro caliente, un simulacro por supuesto; la prueba de la sangre con la que era necesario que firmara el recipiendario su juramento, probando por parte del candidato a los ojos de los hermanos que era bien intencionado, y pleno de piedad gritaba “gracia” , lo que al momento de los preparativos se le concedía, esta misma prueba se volvió con la mezcla de las sangres, aún practicada a día de hoy bajo una forma simbólica. Ella es la de una copa de amargura cuya interpretación no plantea ninguna dificultad. Venía de Alemania, por la vía del rito Rectificado que la practicaba hacia 1755. La prueba de Tierra, vivida en el Gabinete de Reflexión apareció como tal en el transcurso del siglo XIX. 

Todo esto era completamente ignorado y surge precipitadamente en la década precedente a la Revolución, y se perpetuó durante una treintena de años después de la reanudación de 1794. El Gran Oriente había hecho suyo estas innovaciones a las cuales dio un sentido exclusivamente moral codificándolas en su ritual de 1786, y recogido en el Regulador del Masón de 1801, pero sin renunciar a su carácter de intimidación.

“El primer viaje debe ser el más difícil. Debe hacerse a pasos cortos, muy lentamente, con una marcha muy irregular y se aprovechará la disposición del local para hacer este viaje doloroso, con la colocación de obstáculos y dificultades un poco sin orden ni concierto, pero sin emplear ningún medio que pueda herir incomodar el recipiendario. Se lo hará ir primeramente lento, luego un poco más rápidamente. Se lo hará bajar de vez en cuando, como para pasar por un subterráneo, y se le comprometía a franquear una ficticia zanja y con tal fin se le hará ir en zigzag, de modo que no pueda juzgar la naturaleza del terreno que está recorriendo. Durante este viaje, se aplicará el granizo y el trueno con el fin de imprimir en su alma algún sentimiento de temor”.

La explicación de este viaje, las vicisitudes de la vida humana. Si hasta ese momento la Masonería simbólica había escapado a la dramatización ultrajada de los Altos Grados escoceses, parece que esta invitación debe acumularse a las dificultades de la recepción al grado de Aprendiz que tuvo por resultado de añadir lo grotesco a la tragicomedia.

Una enciclopedia de principios del siglo XIX reproducía el artículo Francmasonería sobre la admisión de un candidato. En caso de el primer viaje decía que el recipiendario “… se conducía hasta el borde de una trampilla y se le dice que hay un precipicio al que se le propone lanzarse, si se niega, se le empuja, y cae de veinte pies sobre diez planchas de fuerte papel, a dos pies de distancia una de otra que estallan sucesivamente haciendo un ruido espantoso básicamente se encuentran tras ello una serie de colchones para recibirlo”.

La escena del perjurio merecería adjuntarse también a la antología de las ceremonias escocesas de antes de la Revolución.

“Se coloca una tabla, en medio de la cual se practica un agujero redondo, y es colocada en una esquina de la Logia. Se la cubre con una alfombra que pende hasta el mismo suelo. A un Hermano, generalmente el más pálido, se coloca bajo esta tabla, se arrodilla y hace pasar su cabeza por el agujero justo debajo hay un plato de estaño en cuyo fondo hay un tinte del color de la sangre y la ropa alrededor de la cabeza se la tinte de color de sangre, lo que tiene el efecto ilusorio de parecer una degollación”. Sigue la descripción de la escena a la cual se retira la venda del recipiendario, con los comentarios de uso y la conclusión del redactor “esta prueba terrible a menudo causa una honda impresión”. 

La enormidad de los hechos relatados puede presentar la citada Enciclopedia como sospechosa, aunque está tomado de una enciclopedia muy conocida. Son estas descripciones y algunas otras del mismo orden lo que permitió a P. Méjanel, por otra parte de manera realista, ilustrar las obras del famoso del Léo Taxil contra la Francmasonería. Y llegados hasta aquí, cómo no citar la anécdota citada en la monografía de una Logia parisiense, aún activa hoy , y publicada hacia 1830, y consultable en la Biblioteca Nacional de Paris, que dice que durante una iniciación en los años 1806-1810, se invitó al candidato a descabezar un verdadero cadáver aportado en el Templo a tal efecto. Ni que decir del escándalo que se produjo…

Sin querer poner en duda la realidad de los hechos aquí planteados sería cuando menos imprudente generalizar estos hechos y algunos raros episodios cuya ejecución, por otra parte, debía plantear problemas materiales difíciles de solucionar. ¿Juegos dudosos, ligeramente perversos, pero consustanciales a una fecha en la que el héroe era moneda corriente, o simplemente, certificar la voluntad de afectar a los espíritus que se acercaban a la logia con el fin de valorizar una pseudoiniciación teñida de un misticismo ambiguo, con la cual los actores se identificaban se identificaban inconscientemente?

¡Más reservada y más fiel a las instrucciones del Gran Oriente, era la Logia Isis Montyon al oriente de Paris, que era especialista en las iniciaciones espectáculo, inventó el tablero de bolas y lo introdujo junto con el balancín en 1810 en las recepciones de Aprendiz!

La Prestación del juramento, que se convirtió en la Obligación en el siglo XIX, se acompañaba de amenazas terribles en caso de perjurio. Era la obra de los especulativos, ya que los operativos nunca habían pronunciado tal juramento. Los manuscritos de 1696 a 1710 indican que hay penalidades en la Obligación de los Aprendices registrados pero no da la naturaleza de estos, aunque se atienen a la “cuerda al cuello” de Dumfries n0 4 (1710) ya citado, aunque no era más que un símbolo.

La lengua y el corazón arrancados, la cabeza cortada del Prichard 1730, y los funerales impuestos entre marea baja y marea alta eran los dolores infligidos en los siglos XVI y XVII por un crimen como la traición, y figuraban aún en el código penal británico del tiempo; Francia que los recibió, los conservó hasta hacia 1780. Aunque no hay ningún ejemplo de que fueran aplicados.

En Inglaterra, desde principios del siglo el juramento se prestaba sobre la Biblia. Entre 1727 y 1730 el candidato tenía un mazo en su mano derecha y una paleta en su mano izquierda. En Francia, se hacía sobre la Biblia, y muy a menudo sobre los Evangelios o el evangelio de San Juan, ante Dios, según la “Recueil Précieux. 1782”, generalmente delante del Gran Arquitecto del Universo que seguía siendo Dios, mucho antes de que se le considerase como un símbolo. En 1786, el Gran Oriente añadió tras el Gran Arquitecto, la fórmula “… sobre los estatutos de la Orden, y sobre esta espada símbolo del honor”.

El ceremonial de prestación y la consagración que seguía a las ceremonias sufrieron numerosas variantes. Y se fue volviendo solemne, en base por ejemplo, a que los asistentes estuvieran en muchas ceremonias espada en mano. Dos oficiales conducían el neófito, con los ojos siempre vendados, delante de la tabla del Venerable (aún no se decía el altar o la mesa). El recipiendario de pie, colocaba la rodilla derecha sobre un cojín sobre el cual se colocaba también una escuadra. En la mano izquierda tenía un compás abierto, las puntas sobre el seno izquierdo, la mano derecha abierta completamente sobre el “Libro” a veces levantado levemente hacia el cielo. Repetía entonces la fórmula que le decía el Venerable.

Durante el siglo XVIII el juramento se prestaba en los tres grados. Había a veces, pero raramente, el arrodillamiento de las 2 rodillas sobre el cojín, a menudo se producía una inversión: era la rodilla izquierda para el Aprendiz, y la rodilla derecha para el Compañero, y las dos rodillas para el Maestro y también a veces para el Maestro y el mismo Aprendiz; esta diversidad duró en Inglaterra hasta en el año de 1814.

A veces las dos manos del recipiendario se colocaban sobre el “Libro”, el Venerable tenía entonces el compás sobre el pecho del neófito. La escena del perjurio fue una invención del siglo XIX. No parece que se haya practicado a lo largo del XVIII, la prestación del juramento se renovaba después de la caída de la venda (Régulateur du Maçon, 1801). 

Éste intervenía después de que se hiera reconducido al candidato Occidente. A petición suya, y al golpe de mazo se le daba la luz. El momento podía ser impresionante. Algunos hermanos “llevaban antorchas surtidas de mechas al espíritu del vino, en cuyo seno se había introducido polvo de licopodio. Las sacudían, lo empolva y se encendía al espíritu de vino que quemaba, lo cual producía una enorme llama y una muy viva luz ”. El neófito descubría entonces la asamblea de los masones situados en torno a él que señalaban con sus espadas Tras un silencio, el Venerable tranquilizaba al nuevo aprendiz diciéndole que esta misma actitud era la garante de la ayuda que en adelante le aportarían en caso de necesidad.

Los asistentes volvían a sus columnas y de pie y espada en mano, el Maestro de Logia procedía a la consagración. Se hacía según la época, el lugar y la Logia, por el mazo, luego por la espada, por el mazo y la espada, a veces por el mazo y compás. El neófito de pie, o de pie y una rodilla sobre el cojín y la escuadra que había servido para la Obligación, el Venerable lo constituía Aprendiz Masón “a la gloria del Gran Arquitecto del Universo” según la fórmula que aún hoy es empleada; luego confirmaba su admisión en el Orden realizando sobre su cabeza tres o tres veces tres, pequeños golpes de mazo o espada. 

Tras el abrazo se le entregaba el delantal y los guantes. En dicha época y durante el siglo l XVIII la baveta del delantal de Aprendiz era invisible, la del Compañero estaba a veces adornada con las herramientas y estaba levantada y abotonada con el fin de mantenerla erguida, y la del Maestro estaba bajada. Hasta el momento en que el cordón de Maestro hace su aparición en Logia alrededor de los 1775, solamente la posición de la baveta permitía reconocer el grado de un hermano. En la Edad Media el hecho de llevar guantes solo se asociaba a las ceremonias religiosas y militares.

En los operativos, el patrono ofrecía un par de guantes “al aprendiz registrado” durante su recepción, y sin que haya explicación a este respecto. “The Maçon' s examination”, 1723, indican que el recién admitido recibía dos pares de guantes blancos, una “para él, otro para una mujer”, sin más comentarios. Prichard, 1730, no dice nada al respecto. Pero Herault, en, Réception d'un frey-maçon, 1737, añade “… el segundo par es para la mujer a quien más considere”. Hacia 1760, al volverlos a poner el Venerable decía: “Un masón no debe nunca empapar sus manos en la iniquidad” y en 1786 los “guantes por su blancura informan del candor que debe siempre reinar en el alma de un honesto hombre, y la pureza de nuestras acciones”. 

En cuanto a la mujer “…le rendimos homenaje y a sus virtudes. ” y Goethe ponía de manifiesto que el gran valor de este regalo residía en el hecho “ … de que un masón no podía hacer tal regalo sino una única vez en toda su vida”. Práctica que se ha convertido en tradición, y cuya ofrenda de los guantes se ha perpetuado hasta nuestros días.

Luego venía la invitación al reconocimiento del nuevo Aprendiz, la comunicación de los signos, de los pasos, de la marcha, de las palabras. La primera se hacía por batería y aclamación, vivat, vivat, y semper vivat, sustituida hacia la mitad del siglo por Houzé en las Logias que querían ser escocesas. En Inglaterra los trabajos se paraban, y se realizaba un brindis in situ en honor al nuevo hermano, y los trabajos se reanudaban. En Francia la costumbre que se instaló era que los recién iniciados ofrecieran tras la recepción un banquete, eran tal los abusos que hubo, que fue preciso renunciar a él.

El origen de los signos masónicos sigue siendo misterioso y su introducción en la masonería especulativa podemos decir que no es desconocida. El medio de reconocimiento de los masones operativos residía en la “palabra del masón” y nada indica que hubiera una gestual acompañándola. Apenas es posible encontrar la “señal de orden” en el estatuario medieval como el índice de una tradición “masónica” entre los canteros. O sería necesario tener en cuenta la descripción precisa que da Philon de Alejandría en “la Vida contemplativa” y Flavius Josèphe en sus “Antigüedades Judaicas”, durante el primer siglo de nuestra era. Ni siquiera se puede considerar como tal, como ocurre con la señal de desamparo del Maestro casi universal, como una suerte de arquetipo de la especie humana.

Los pasos y la marcha son señalados en los antiguos textos de 1724, 1725, 1729 y 1730, pero sin una descripción. En 1737 el acta del pleito Coustos en Lisboa indica que se entra en Logia por tres pasos no descritos. Es necesario esperar a 1745 para saber que en Francia y Alemania, en el estadio del masón de pie, estos estaban juntos talón contra talón y que cada paso se hacía en escuadra.

En el “Sceau Rompu »” se dan estos detalles, y añade que la marcha del Maestro constaba de tres pasos en zigzag. “.« L'Anti-Maçon”, de 1748, muestra mediante un esquema tres pasos para cada una de las marchas, los pies en escuadra pero claramente separados, en línea recta para el Aprendiz, en zigzag para los otros dos grados, con esta diferencia para la marcha del Maestro durante del 2e y 3e no había un pie colocado en el suelo, un punto sobre el cual volveremos de nuevo en la recepción a la Maestría.

En realidad no se fijaba nada y la confusión durará hasta el más allá de 1800. En 1760, el “The Three Distinct Knocks” exponiendo la práctica del “Antiguos” indicaba un paso para los Aprendices, dos para los Compañeros y, tres para los Maestros sin especificar cómo se hacían. Confirmaba así la protesta de Laurence Dermott que en su “Ahimon Rezon” se indignaba porque los “Modernos” hubieran cambiado la marcha, la cual si se cree lo que expone “Jakin and Boaz” de 1762, siempre en nombre del “Antiguos” lo definía, en el orden, 1, 2 y 2. Otros, en el curso de los años que siguieron dieron 1+2+3, o 3, 5 y 8 ó 12+3, etc. etc. Lo cierto es que nunca ha habido la menor explicación sobre el posible sentido de la marcha de los Francmasones…

Hemos visto el origen de las “palabras”, descendientes del misterioso “Mason' s Word” de los operativos, sacado de la Biblia probablemente a partir de la primera década de XVIII. Donde los tres grados simbólicos no sufrieron las mismas vicisitudes como otros componentes de la Orden masónica. La inversión de las columnas y en consecuencia de las palabras que la designaban, realizadas por la necesidad de asegurar cierto acceso a los templos no fue más que un episodio menor, y no merece ciertamente el “ruido” que con ello hicieron los “Escoceses” en sus observaciones. A lo sumo se puede indicar que algunas Logias inglesas eligieron la palabra “mahabone” para el tercer grado en vez del término corriente que ha llegado hasta nosotros. Y recuerdan que el Gran Oriente creó la palabra del semestre el 23 de octubre de 1773.

¿En qué momento los Aprendices masones tuvieron tres años y por qué? Todos los catecismos hasta en 1750 les dan: “menos de siete años” por otra parte a los Compañeros se le dan menos de siete años, porque en el ámbito de los operativos era el tiempo que era necesario para pasar de Aprendiz a Compañero camarada-obrero, o Compañero-Maestro, éste por consiguiente tenía “siete años y más”. Un documento de 24 de junio de 1765 realizado con una fórmula muchas veces utilizada hasta nuestros días,:

“P... L... N... Q... N... S... C... ”, por los nombres que nos son conocidos. De esencia pitagórica, venidos por el canal Hermetismo, muy fuerte en esta época, ello cubría bajo un aspecto misterioso, que le daba de la importancia, una ignorancia que no parece haber desaparecido. El uso se establece para acoger al joven hermano con algunas breves palabras de bienvenida, y la recepción se daba por terminada. Luego esta iba seguida de un banquete que también ya hemos comentado y que se denominaba como “Logia de Tabla”, el cual merecería un estudio especial detenido.

Hasta 1730 sólo hubo prácticamente dos grados, la recepción al segundo consistía en la Obligación, la comunicación de un signo no descrito, de una palabra siempre secreta, y los cinco puntos del Compañero. Los documentos previos a 1727, Register House Manuscrit d'Edimbourg, 1696, el Trinity Collège Manuscrit de Dublin, 1711, The Mason's examination, 1723, el Graham Manuscrit, 1726, aclaran bien muy el ceremonial de paso del Aprendiz al grado de Compañero así como los aparecidos hasta hacia 1750 y la consecuencia del Prichard, 1730, por lo que se refiere a la contribución simbólica producida que parte de esta última fecha. Aparte del episodio consustancial al asesinato de Hiram, es un hecho de que el tercer grado se establece por divisiones sucesivas de los dos primeros grados apropiándose concretamente de los principales elementos del Compañero. Algunos entre ellos retornaran más tarde a su fuente primitiva.

El aspirante a Compañero debía ser instruido en los “Misterios” de la Masonería. Se le preguntaba pues, sobre las circunstancias de su admisión, el ceremonial utilizado, él porqué de éste, y también sobre lo que había aprendido.

Las distintas cuestiones y las propias respuestas eran breves. En realidad, se recitaba de “de corazón”, el catecismo que convertía en un estricto ejercicio de memoria, no requiriendo ninguna reflexión. Las 90 demandas de Prichard se refieren a la orientación, el aspecto y el mobiliario de la Logia, al papel de sus oficiales, al “secreto”, a la gestualidad…. Este texto es revelador y precioso, pues con el aprende, y será la única cosa que debe retenerse, “que el fundamento de esta cámara son sus tres columnas o pilares, fuerza, sabiduría y belleza”, y que le techo “es un cielo de nubes embellecidas con toda clase de colores”, y que el “Pave” “se adorna con obras al estilo mosaico”, “que en el centro hay un cometa (la estrella flamígera)” y que “la tour de la Cámara” está tapizada de un brocado de oro que constituye un cierre alrededor”, todos los elementos más aquellas herramientas que son designadas en tablero o cuadro de logia. 

Hay también adivinanzas. Así es como el Maestro «está vestido de una chaqueta amarilla y de un calzón azul», (se trata del compás que en la época es su atributo), y que los secretos están escondidos «en el pecho izquierdo (del masón), que la " llave” que permite el acceso está encerrada en una « caja de oro», la cual «se abre y se cierra sólo con una llave de marfil», colgada y atada «a una correa de seis pulgadas». Solución del jeroglífico: la boca, el palacio y los dientes, y si la lengua es la llave de marfil es que es « guardiana de la palabrería» que son las palabras.

Un aprendiz no podía pasar a Compañero sin “haber servido a su Maestro”, quien hizo “con cal, carbón de madera y una pella de tierra”, significando respectivamente “libertad, seriedad y celo” (traducción edición 1743) o “con la tiza, el carbón de madera y el canal”, sea “Libertad, entusiasmo y celo” (1788). Esta libre interpretación de los símbolos, en este caso una expresión de un humor muy británico, no había debido satisfacer al abad Pérau, cuyo Aprendiz, en el “Trahi” 1742, había trabajado con “la cal, la laya y el ladrillo”, es decir, “ libertad, confianza y celo”, ya que creyó que debería añadir, a modo de nota:

“Es necesario ser Masón para sentir la exactitud de estos emblemas”. Con todo, si se cree el prólogo de una obra de uno de sus competidores en literatura masónica, se había” iniciado” de autoridad, y en esta ocasión se había colocado previamente el término “iniciado” es adecuado, para haberse introducido indebidamente en una Logia, y, descubierto, “bajo un canalón o (una fuente durante una fuerte lluvia) para que el agua lo penetre de la cabeza justo hasta los pies y que sus zapatos se fueran llenando”, lo cual era un castigo reservado a los indiscretos y formulado en los catecismos.


sábado, 28 de septiembre de 2019

Ensayo sobre los orígenes de los Grados y Rituales simbólicos (El anverso y el reverso de la historia) 2ª parte

André Dore Grado 33º REAA


Resulta paradójica y hasta extraña, la no mención en los manuscritos que nos describen las ceremonias de recepción de los Aprendices y de los Compañeros sobre las herramientas del oficio. Estas herramientas aparecen por primera vez en 1696 en el acta de Registro de Edimburgo, con respecto a un juramento, donde aparecen en esta formula: “juro, por Dios, la Escuadra y el Compás. ” fórmula repetida en los mismos términos en 1710 y 1714.

En 1710 el Dunfries manuscrito n0 4 cita por primera vez también los tres pilares sin ningún informe o relación con las dos columnas de Salomón, e indica que tenían por significado la Escuadra, el Compás y Biblia. ¿ Es acaso esto el preludio de las Tres Luces que encontraremos un poco más adelante en los talleres?

Será entre 1720 y 1730 cuando se introduce toda la gama de las herramientas que hoy conocemos en las logias: la regla, las tijeras, el mazo, el martillo, la plomada, el nivel, la paleta, etc., herramientas que por la gracia de los especulativos se transformaron en símbolos con la paradoja de que durante siglos aquellos que diariamente ejercían el oficio las manejaron sin hacerles mucho caso, al menos con relación al tema simbólico. [Digamos que eran herramientas para comer y no para especular]

Lo mismo ocurre con los dos símbolos fundamentales de la masonería, la piedra bruta y la piedra cúbica tallada[1]. No han existido nunca, tanto entre los operativos como entre los aceptados, las primeras Logias especulativas del siglo XVIII las ignoraron.

Se vieron nacer estas simbólicas en Francia, alrededor de 1740 época en que fueron tímidamente reveladas, sin que tuvieran por otro lado un significado importante, a lo sumo más tarde, se indica “… una piedra sobre la cual las herramientas se afilan”, y eso es todo sobre la iconografía que nos comunica su existencia.

¿Entonces de donde parte la leyenda de que somos los herederos y el vehículo de una tradición operativa ancestral y simbólica a la cual nos referimos con algún orgullo y veneración?

El masón “aceptado” fue el vínculo entre el operativo y el especulativo, pero ya en el siglo XVII, los “usos” que no los ritos, diferían sensiblemente entre operativos y aceptados, y la divergencia se acentuó hasta que se volvieron prácticamente extraños los unos para los otros.

Sólo los escoceses parecen haber conservado durante mucho más tiempo dichos elementos, por otra parte, antiguos y muy simples, los cuales se intentaron mantener en el seno Logias inglesas. Esta contribución fue probablemente renovada durante un tiempo debido al hecho de los desplazamientos de los masones escoceses, que es lo que permite pensar por analogía, con lo que había pasado anteriormente, los nuevos grados aparecidos en Inglaterra hacia 1730 - y en los cuales no se implicaban – y por tanto se hayan asignado a la masonería escocesa. Se les dio el calificativo de Escocés y a partir de este momento esta palabra cubrió todo lo la que más tarde surgió más allá del grado aprendiz, del Compañero y el Maestro.

¿Qué masonería aportaban pues en junio de 1726, Charles J Radclyffe y sus amigos?

Nada que de otro modo no existiera en la época que nos describe el Registro de la Gran Logia de Edimburgo, o por las Constituciones de Anderson en 1723. En resumidas cuentas, una masonería en dos grados sin apenas simbólica, pero proporcionada de una finalidad muy vaga pero esencial, “Ser el Centro de la Unión”, estructurando para ello un sistema administrativo relativamente limitado a los criterios de la regularidad, y eventualmente una leyenda histórica y gloriosa que le confiriera toda una u nobleza, todo ello combinado de un secreto misterioso sobre la naturaleza del cual todo el mundo se perdía incluidos los que lo poseían.

El Manuscrito de Edimburgo describe el desarrollo de las reuniones: un mínimo de trámites en la llamada de los miembros, una cierta multa pecuniaria a los ausentes, las admisiones cuyo ceremonial perpetuaba el del operativos dado arriba, la novatada, el cotejo de las multas previas, eventualmente el juicio de los delitos, los préstamos de dinero para asistencia, y anualmente la elección de los Oficiales y para terminar, el banquete.

Este procedimiento se había fijado definitivamente en 1640 y se aplicaba aún en los primeros años del siglo XVIII. En algunas Logias se había procedido a aumentar la recepción con una lectura de la historia - legendaria - de la masonería. La obligación seguía siendo sobria; sin amenaza de sanción en caso de violación del juramento. El Chetwode Crawley manuscrito de hacia 1700, el Haugfoot 1702, el Kewan 1714, etc, son quiénes revelan este procedimiento que son de un enorme interés, ya que muestran la transición producida entre los últimos “ ceptados operativos” y los primeros especulativos: ningún manuscrito previo les es comparable, después ellos.

No parece que fuera diferente en Francia; y habrá que preguntarse si no tenemos documentos que confirmen o invaliden tales cuestiones, y en todo caso nos indiquen como de diferentes habríamos podido ser? Una Logia en 1726, una segunda en 1729, una tercera en 1730, todas de origen inglés. Admitamos pues esta simplicidad tanto más fácilmente cuanto que son de muy de corta duración, y no serán comparables con lo que aparecerá en los próximos diez años.

Lo que sólo eran “usos” se volverán “rituales”. Su proliferación desordenada generarán los ritos. Credulidad, vanidad, a menudo demasiada codicia, y la imaginación ayudará a todo ello perdiendo sus derechos la razón. La simbólica masónica va a comprometerse en seguir a veces una vía demencial, a veces dogmática de la que sólo saldrá al cabo de un siglo no sin conservar algunas secuelas. Y como tal afirmación exige una justificación, recuerden que el Tuileur de Ragon que fue dignatario del GODF, en dicho libro da cuenta de más de 1450 grados, y 1450 rituales diferentes, integrados en 48 ritos practicados por 54 órdenes masónicas

La historia de los rituales es extremadamente compleja como la diversidad de los elementos que van a ir incorporándose, y de cuyo origen en parte somos ignorantes. Dos ejemplos sorprendentes: la integración de leyenda salomónica citada más arriba, y la leyenda de Hiram, clave de toda la masonería especulativa escocesa, son completamente ignoradas por las dos masonerías la operativa y “aceptada”, y para terminar de remacharlo todo el asesinato de Hiram es ajeno la Biblia.

Ahora bien, ella es la que suscitó el sistema en tres grados de la masonería simbólica, y su prolongación en los Altos Grados del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, sin que nunca se hayan podido determinar las condiciones precisas en las cuales se instalaron tales leyendas.
Se puede fijar, sin temor de error, el punto de partida de la masonería especulativa en los años 1720. Lo que sabemos de sus primeras ceremonias proceden de las “revelaciones” o “Divulgaciones”. Digamos que todo lo misterioso atrae y por este motivo se recibieron con enorme éxito, no dejando de crecer ni su demanda ni su edición. En cuanto al contenido, de estas “divulgations” cuanto más revelas, más se tiene por sospechosas, lo que no excluye que mientras no exista un análisis riguroso de los textos nos podemos decir o lo que es más distinguir lo que es auténtico de lo que es falso.

Servían de memorándum, y a través de su difusión es probable que contribuyeran en gran parte al establecimiento de los rituales cuya elaboración se extendió luego con la contribución de elementos más o menos simbólicos venidos de todos los horizontes y que se fijaron en el espíritu de los masones.

La primera aparición en un diario de Londres, el “Flying post” a partir de él - 13 de abril de 1723 bajo el título de “A mason's examination”. Esta sátira virulenta sin gran alcance se reprodujo en carteles que llenaban las calles de la ciudad. Siguió, en 1724 “« le Grand Mystère dévoilé”, que fue republicado en 1725, al mismo tiempo que una versión impresa de unas pretendidas “Old Chargus” conocidos bajo el nombre de “Briscoe Text” y completamente absurdo.

Un poco más serio será los que en 1730 escribirá Prichard, recibido masón más tarde “The Masonry dissected”. Lo que revelaba de la Gran Logia de Inglaterra lo va a tachar inmediatamente de impostura. Pues aportaba numerosos elementos, que fueron reconocidos como válidos más tarde, tanto en la forma de las cuestiones como en sus respuestas, por primera vez aparece una versión muy simple de la Leyenda de Hiram. El conjunto incluía constituir todo lo que era preciso para poder ser un ritual en tres grados. En 1735, una edición pirata de las Constituciones de Anderson de 1723 pareció bajo el título de “Pocket companion” que no aportaba nada nuevo., El libro de Prichard, muchas veces reeditado fue la única “revelación” inglesa durante los 30 años siguientes.

Francia fue en ese sentido mucho más prolífica tanto por el número de obras, como por la diversidad de las revelaciones que fueron apareciendo. La primera fue “la Recepción de un Frey-Mason”, publicado en 1737, por Herault, teniente de policía, cuyo libro tuvo una gran repercusión. Era el extracto de un informe redactado sobre las declaraciones de la Cartón, bailarina a la Ópera, que había obtenido su información de su amante, Lenoir de Cintre. Este texto es bastante poco interesante por las pocas novedades que aportar, le siguieron una decena de revelaciones que terminaron por revelar la casi totalidad de los “secretos” entre comillas, de la Francmasonería, secretos mucho de los cuales eran desconocidos por los propios masones ingleses.

Citemos, después de Herault 1737, y bajo el mismo título

· La Recepción de los Francmasones 1738;
· La Recepción misteriosa de los Francmasones, de 1738
· El catecismo de los Francmasones, de 1740 (revisado y corregido 1749);
· El Almanaque de los cornudos, de 1741
· El Secreto de los Francmasones, de 1742
· El Sello roto, 1745
· El Orden de los Francmasones traicionado, de 1745
· Los Francmasones aplastados, 1747

Algunos de estos textos dieron lugar a varias ediciones. Por ejemplo el “Trahi” por sí solo conoció una buena treintena de ediciones, más los plagios. La bibliografía masónica de lengua francesa, para el período de 1730 a 1790, contiene más de 900 obras de este estilo. Algunos de estos textos tuvieron traducción en inglés y al alemán.

No hay rituales bajo la forma que hoy conocemos, pero las claras narraciones que conocemos nos permiten fácilmente reconstituir el ceremonial de las reuniones. Los catecismos, con cuestiones en base a preguntas y respuestas, volverán a estar en las “Instrucciones” basadas en el de Prichard de 1730 y se irán aumentando regularmente, en cada edición se irán añadiendo nuevos elementos, en entre los cuales podemos citar la introducción de las “las palabras” con su significado simbólico. A principios del siglo, los más antiguos catecismo sólo planteaban quince cuestiones. En 1730, el grado de Aprendiz ya exigía por sí solo un centenar de preguntas y respuestas.

La Iconografía que empezamos a ver hacia 1740, con los cuadros de Logia dedicados a los distintos grados, grabados de recepción, aportan todo un complemento a los textos. Algunas de estas ilustraciones son extraídas de las divulgaciones como l'Ordre des Francs-Maçons trahi 1742, el Catéchisme des Francs-Maçons 1749 o la Franc-Maçonnerie démasquée 1751 las cuales enriquecerán todas las obras parecidas más tarde. Hogarth, Watsonen en sus grabados revelan además aspectos poco conocidos de la vida de las Logias en Inglaterra, pero a veces conjeturados.

A partir de 1750 vemos aparecer ya mandiles magníficamente, bordados para uso de los masones, que se revelarán, como verdaderos “Libros mudos” mostrando a la sagacidad de los curiosos, que puede observar de este modo toda la simbólica que se utilizaba en aquellos tiempos.

Entre 1700 y 1725, las Logias se reunían en las tabernas cuyo nombre daban por otra parte el título distintivo a las propias logias. En Francia, en cambio estas se colocaron inmediatamente bajo la protección de un santo, y a partir de 1735, generalmente llevaban el nombre del Maestro de la Logia. El mundo profano no podía estar presente en las asambleas, y por tanto era necesario sacralizar locales en los cuales había algunos elementos heredados del siglo, que anteriormente no existían. Uno de esos elementos fue el cuadro de Logia. La fecha de su aparición es dudosa. Pero los textos indican que, en el primer cuarto del XVII se dibujaba el cuadro en base a un trabajo de dibujo de tiza o incluso al carbón, estos dibujos se hacían en el suelo y eran la representación de la imagen de la logia; luego se borraba al final de la reunión.

Primeramente la representación de la logia esta tenía forma de cruz y se fue volviendo “oblonga” con las innovaciones introducidas por el Doctor Desaguliers y algún que otro de los “modernos” (final de una cita de 1726).

Se sustituyó la tiza y el carbón, por cintas, clavos y cuadros móviles. Las residencias señoriales donde se tenían lugar las Logias de algunos importantes personajes las moquetas explican seguramente el nuevo procedimiento. Según un catecismo de aquella época “las cintas eran blancas y clavados, las cartas, E para East, S para South.” Más tarde, este decorado cedió paso a una alfombra, luego a un cuadro: en ellas se veían las columnas de Salomón, el sol, la luna, las herramientas del oficio, las dos piedras, etc, sin que eso esté regulado por texto alguno.

Si, en el tiempo de los “aceptados” Logia se encendía por medio de una llama que salía de un tarro “triangular” en el cual se quemaba el espíritu de vino; los especulativos utilizaban antorchas. Hay que tener en cuenta el paso que los operativos y los aceptados del siglo XVII en donde nunca se utilizó el triángulo como símbolo y que el tarro indicado más arriba se convierte en toda una innovación.


Según los manuscritos 1700-1720, las antorchas que luego fueron destinadas a convertirse en “las Luces” eran todavía tres, nunca más. Para el Manuscrito de Edimburgo que es el primero en citarlas, 1698. Representan al Maestro, los Vigilantes y al Compañero. El Sloan, manuscrito 1700, da otra versión, el Sol, el Maestro y la Escuadra. Para el Dunfries, 1710, estas tres antorchas habían devenido en los tres pilares son la Escuadra, el Compás y la Biblia. Dos textos de 1724 y 1725 dicen que se trata del Padre, los Hilos y el Santo-Espíritu. Luego un grupo de tres textos propone audazmente doce luces que son por este orden: el Padre, los Hijos, el Santo-espíritu, el sol, la luna, el Maestro Masón, la escuadra, la regla, las herramientas contadas en este tiempo. Observemos la ausencia muy importante de la biblia y el compás.

Todas ellas crecerán en gran número, y hacia la mitad del siglo uno de los grados escoceses dispondrá de ochenta y una herramientas, de forma paralela además su posición en el seno de la Logia irá variando constantemente. Tanto Prichard 1730 y el Wilkinson, un manuscrito 1730, lass hacen viajar y les asignan el Sol, la Luna y el Maestro de Logia. Y es así como los interpretará Francia entre 1730 a 1760. Luego hubo una nueva variación a partir de esta fecha: serán seis, o tres grandes luces: Biblia, Escuadra y Compás, y tres pequeñas luces: Sol, Luna y el Maestro de la Logia.

Quizá allí había ya seis en 1730, ya que Prichard y Wilkinson, las citan en un momento dado como una fórmula que se percibe por primera vez en un texto masónico y dice: “tres pilares soportan la Logia: Sabiduría, Fuerza y Belleza”,. Frase puramente simbólica, sobreañadida al grupo de las tres luces, Sol, Luna y Maestro de logia, con lo cual no se confunden. El destino de estos símbolos sólo se volverá definitivo en 1760 cuando estén vinculados respectivamente al Maestro de la Logia, al primer y segundo Vigilante. En esta época numerosos diplomas de Logias entregados a sus miembros llevan la máxima de “Fuerza y Estabilidad” parece que se aplicaba a la propia Iglesia con el fin de garantizar su perpetuidad, pero no se la encuentra en la Francia en ninguno de los documentos masónicos.

No tenemos ninguna explicación satisfactoria para la presencia del pavés o cuadro mosaico en la Logia a pesar de un simbolismo bastante evidente. Parece que puede remontarse a la época en que se dibujaba el cuadro de Logia sobre el suelo, y ello haya devenido de del hecho de dividir la logia, seguramente para situar a oficiales a los compañeros y aprendices, y de ese modo se trazaron algunos cuadrados blancos y negros para distinguir los sitios, lo cual por otra parte no tiene nada de probatorio.

En Inglaterra esta alfombra mosaica se bordaba en forma dentelada con los colores azul y rojo, terminado en las cuatro esquinas por un bálano. ¿Hay en ello cierta aproximación con la escaleta dentada que ilustra el “Catecismo de los Francmasones” edición de 1747, representada por una larga cuerda terminada por dos bálanos, y que rodea la parte superior del tablero de logia? Hiram era hijo de una viuda. Nosotros, sus hermanos, somos “los Hijos de la Viuda”. En la heráldica francesa las armas de una viuda se rodean con la misma cuerda descrita más arriba, y el marco del cuadro de estas armas está bordado en base a triángulos blancos y negros. Tal vez esto podría dar sentido a este símbolo que llegó hasta nosotros envuelto en una relativa oscuridad.

A partir de su origen los masones especulativos se inscribieron en el Orden cósmico. Testigos: el sol, la luna, los cuatro puntos cardinales dibujados sobre los cuadros de la Logia y la orientación de ésta, las direcciones en las cuales los masones son llamados a desplazarse: ¿De dónde vienen? ¿A dónde van? los viajes efectuados en el curso de la recepción de un candidato a la admisión, se hace en el sentido de la rotación del sol, la Estrella Flamígera del segundo grado, la Bóveda Celeste, un baldaquino azul derramado de estrellas. Todo eso concreta la voluntad de hacer de la Logia una representación del Universo. A partir de 1710, el manuscrito Dunfries n0 4, y el Trinity College de Dublín 1711, hablan de ello y el catecismo de Prichard 1730, etc, confirma la cuestión: ¿“Cuál es la altura de la Logia? ” Responden: “tan inconmensurable como la del firmamento y sus estrellas. »

El mobiliario de la Logia era de lo más reducido. La mesa del Venerable, el estrado de tres alturas devendrá mucho más tarde con el Maestro y el libro; En la parte baja de ésta, una mesa pequeña y baja sobre la cual se colocaban la escuadra y el compás: en el momento de la obligación, el candidato colocaba la rodilla derecha sobre estas dos herramientas, formando sí escuadra con la otra pierna.

El cuadro de Logia ya citado y las antorchas – tres, o tres grupos de tres, dispuestas indiferentemente en los ángulos de la alfombra, según el tiempo y el lugar. Ni sillas, ni mesas. Los hermanos estaban de pie, el Venerable sentado. Más tarde, siglo adelante, los Vigilantes se beneficiaron también de una mesa cada uno y de una especie de columnata de unos 25 centímetros aproximadamente.
Cuando las circunstancias lo permitían, las dos columnas de Salomón se encuadraban en la puerta de entrada y remataban de un capitel (la Biblia, el Rey III - 15 habla de dos) rematadas con granadas. Salomón había nombrado la primera, la de izquierda, Booz, que parece haber sido uno de sus antepasados, la otra Jakin, pero el texto no proporciona ninguna explicación. ¿Izquierda - derecha, derecha - izquierda? La inversión tuvo lugar en Inglaterra, entre 1730 y 1735, sobre prescripción tras la revelación de estas palabras consagradas en el mundo profano con el fin de atenuar su utilización por personajes que no se habrían admitido regularmente en la logia.[2]

Un grabado inglés, hacia 1750, muestra una mesa, inmensa ocupando la casi totalidad de la habitación, alrededor de la cual varios hermanos permanecen de pie, con la cabeza desnuda asisten a la recepción de un Aprendiz: el Venerable mazo en mano, y tocado de un tricorne se sienta en un extremo, el libro y la escuadra están ante él. Tres pequeñas antorchas en triángulo en las esquinas de la mesa. La actitud de los hermanos, revestidos de un delantal largo, con la baveta bajada en una actitud bastante desenvuelta aunque indudablemente no saben qué hacer con sus manos que algunos meten entonces en sus bolsillos.

Más tarde en 1787, un célebre cuadro que representa la entrega de un premio al F... Robert Burns, poeta y escritor, durante una tenida solemne del Cannongate Lodge de Edimburgo, se ve a los distintos Hermanos diseminados por la sala. Yo no diría que templo, aunque haya un estrado sobre elevado y tres mesitas. De pie, sentados o descuidadamente recostados, charlando alrededor de las mesas dispersadas un poco por todas partes. Curiosa imagen de una reunión masónica que se vinculó mucho más como una recepción muy mundana del “gentry”, pero que se revestían de su delantal y sin cordón.

Los delantales o mandiles eran de piel blanca, s todo su contorno estaba bordado por una cinta de color azul o blanco, así lo había publicado la Gran Logia de Inglaterra el 17 de marzo de 1731. Anteriormente, el 27 de junio de 1726, había pedido que los Maestros de Logia y los Vigilantes “portaran las joyas de la masonería” colgadas de una cinta blanca pasada en torno al cuello, los Maestros la Escuadra, los Vigilantes el Nivel y la Plomada”.

El 17 de marzo de 1731 estas joyas debían ser doradas y enlazadas en base a una cinta azul. Esta decisión no siempre se respetó, y en 1739 la Logia Antiquity aún conservaba el “cordón verde según los antiguos hábitos”. Para otros esta cinta era amarilla, y el delantal blanco pero bordado en rojo. El compás como joya se indica ya en el manuscrito Dunfries n0 4 en 1710 y en el frontispicio de las Constituciones de Anderson 1723, muestran al Duque de Montaigu, Gran Maestro pasándole la joya al Duque de Wharton, su sucesor. El Maestro de banquetes seguirá presentándose con su delantal rojo. En 1742, el Venerable llevaba la Escuadra y el Compás, y los otros oficiales solamente este último. No era imprescindible, pero es la primera mención en Francia de lo que se perpetúa a día de hoy en las logias

El cordón sólo tenía un objetivo: suspender las joyas y distinguir así los oficiales: no poseía ningún otro sentido simbólico. En 1759, un grabado pone de manifiesto que se llevaban estas joyas de un lado a otro, lo que viene a decir que no era el símbolo del pues de la espada en Logia, por lo tanto símbolo de Igualdad. Ningún de los personajes, comprendidos funcionarios, representados sobre los grabados, no llevan guantes.

Dos cuestiones con respecto al ritual. La palabra no aparece en ninguno de los estatutos y Reglamentos de las Grandes Logias. Parece derivar de sí mismo, de la naturaleza de los “acontecimientos” masónicos descritos en las narraciones proporcionadas por las “Revelaciones”. En cuanto a la “cosa” ritual, es decir, la orden de las ceremonias parece haber sido codificada a finales del siglo, al menos en Francia.

La gran dificultad que se encuentran en el estudio rituales es debido a que, hasta en 1858 su impresión estaba prohibida, y por lo tanto son todos ellos manuscritos, nunca datados y sin origen. La única edición impresa antes de esta fecha fue la del Regulador del Masón de, 1801, reproduciendo muy exactamente los rituales establecidos por el Gran Oriente en 1782 para el Rito Francés, pero que estuvo a espaldas a éste. A ir de 1800 una serie de “Thuileur” fueron apareciendo bajo la firma de masones a menudo eminentes, pero masónicamente hablando, lo eran de forma ilegalmente. Reconozcamos también que nunca se ha hecho ningún estudio “científico” del ritualismo masónico, y su enfoque a día de hoy sigue siendo delicado.

La apertura y el cierre de la Logia sólo se establecieron entre 1742 y 1760, y en primer lugar en Francia. El Venerable, Maestro de la logia, cuyo nombre se pidió prestado al Orden de los Benedictinos, informaba a los Vigilantes de que la logia iba a ser abierta. Habiendo sido cubierto el taller se retiraba su sombrero en el momento de la apertura, luego lo volvía a poner. Pero el “Trahi” de 1745 nos aporta dos grabados donde se acuña a todos los asistentes. Luego venía la recitación del catecismo por los oficiales. En 1730, a la cuestión “¿Es usted francmasón? ”el Vigilante respondía“ se me considera como tal”, luego “¿Dónde se encuentra el 1er Vigilante? ¿Cuál es su deber? Y así sucesivamente para cada uno de los oficiales. Los visitantes eran “Tuilés” (el término parece haber existido en la época), en dos ocasiones, antes de entrar, y a continuación en la Logia antes de que pudieran sentarse. La presencia de un profano incluso en el “parvis” era indicada con la fórmula “s”.

En Inglaterra, pasando el siglo la reunión se paraba a modo de recesos y anunciados por cualquier de los Vigilantes que estaba situado en la pequeña columna de que disponía, citada más arriba.

El “trabajo” entre comillas, se detenía, y a veces se servían in situ las bebidas y la comida,. Luego la tenida se reanudaba con el levantamiento de las columnas. No parece que en esa época se haya conocido en Francia, este proceso - se podría decir ventajosamente – que fue sustituido por las Logias de Mesa y su particular ritual. A partir de 1786 los trabajos no comienzan hasta después de que los Vigilantes hayan reclamado a los hermanos las palabras, signos y los toques. Es también en dicha fecha cunado se introdujo la lectura del trazado de los trabajos anteriores y su adopción después de realizadas las observaciones del hermano Orador, un Oficial que Inglaterra siempre se ha ignorado, hasta hoy. El cierre de la Logia más rápidamente ritualizado que la apertura, primero porque se hacía una cadena de unión – que encontramos por primera vez en 1744 - y segundo porque se separaba bajo el “Chant des Apprentis” que venía de las Constituciones de Anderson.

En 1760 “… al final de cada de cada tenida se hacía cantando, se juntaban las manos cruzadas de tal modo que formaran una cadena, se sacudían de arriba abajo los brazos, afectando al mismo tiempo mucho el suelo del pie, lo que no dejaba de sorprender a los extranjeros. »

Catecismo, beneficencia, recepciones eran la gran actividad de las Logias, y eso fue durante mucho tiempo así, má el banquete. Hacia 1750 se instauró la lectura de la historia de la francmasonería, reanudando un hábito de los antiguos gremios operativos. La imaginación desbridada y entusiasta, ayudada en eso por la proliferación aberrante de los altos grados se dio a permanente alegría. Si se quiere admitir al rigor del discurso de Ramsay (1737), afirmando la influencia de los Cruzados sobre el origen del Orden y sobre el desarrollo de su simbólica, haya podido proporcionar una tesis plausible a esta historia (Émile Mâle demostró su contribución incuestionable en el ámbito del arte), perdemos la razón delante Dios que instala su Logia personal, para solo él, o incluso delante de Adán constituyendo las nuestras, para para ser sin duda alguna “el Centro de la Unión”.

Por lo contrario, lo que es innegable es la influencia de las asombrosas divagaciones de los Altos Grados del Ecoscismo que en plena evolución tuvieron sobre el establecimiento de la liturgia de los tres grados simbólicos, especialmente en las recepciones de Aprendices y Maestros, dos psicodramas que conviene examinar en todas sus vicisitudes. Que pasaron a ser en los especulativos del siglo del XVIII de una recepción tan simple como la del aprendiz en las Logias operativas, a las igualmente desnudadas de los “masones aceptados” del 17e.

Damos a esta ceremonia el nombre de iniciación, pero durante décadas sólo se trató de admisión o recepción, y no de iniciación; la palabra hizo su aparición muy tímidamente por otra parte en 1801 en el prólogo del “Regulador de Mason”, y solamente en el cuaderno del Venerable que reproducía a espaldas de el Gran Oriente y bajo su etiqueta, los rituales del Rito Francés en siete grados y cuatro órdenes que había establecido en 1786.

Ello era debido a la obra parecida en 1781 del hermano canónigo Jean Baptiste Claude Robin, miembro de la Logia “las Nueve Hermanas”, al oriente de París, titulado “Investigaciones sobre las iniciaciones antiguas y modernas”, cuyo conocimiento había dado a su taller durante una tenida memorable informado por la Dixemerie?

No se podría en efecto, retener la expresión “… los verdaderos iniciados” encontrada en cursiva p. 7 y 12 en el texto de una virulenta sátira anónima publicada en La Haya en 1745. “Le Tonneau jetté ou réflexions sur la prétendue découverte de l'Ordre des Francs-Maçons”, réfutation “ l'Ordre des Francs-Maçons trahi ” del abad Pérau. Es sintomático también que Convent del Philalèthes organizado de 1785 a 1787 por la Logia “los Amigos Reunidos” en el Oriente de París, consagrado al estudio de la “ciencia masonica”, a sus orígenes y a sus finales, en ningún momento hayan previsto una investigación sobre las iniciaciones o una posible aproximación con los “misterios” antiguos”. Uno sola intervención, la del Hermano Westerholdt, en la sesión del 19 de abril de 1785, hizo mención de su “… alta antigüedad” y añade “… la francmasonería que tiene una analogía perfecta con las iniciaciones. ” Ahora bien esta invitación no trajo ninguna reacción por parte de una audiencia compuesta de los masones más eminentes y los más cultivados toda la Europa. En cualquier caso la palabra “Iniciación” sólo se volvió oficial, masónicamente hablando, en 1826, articulo 217 de la Constitución del Gran Oriente de Francia.

¿Hubo “iniciación” en el sentido iniciático del término? A lo sumo se puede sugerir según el curso de los años 1780 después de las varias tentativas de codificación de los rituales, hechas por una parte por el Gran Oriente de Francia, 1786, y por las Asambleas Generales de Francmasones de Lyon en 1778 y de Wilhemsbad en 1782 del Rito Escocés Rectificado.

Hubo ciertamente “iniciación” anteriormente en esta última fecha. Pero eso sólo afectaba a los círculos lioneses cuyo reconocido misticismo se expresaba bajo la forma masónica. A partir de 1767, Willermoz y sus fieles se ingeniaban a través de un sincretismo donde se mezclaban los dos sistemas de San Martin y de Martinès de Pasqually que se instauraba de extrañas ceremonias a la vez religiosas y mágicas destinadas a reinstalar el hombre decaído, en su pureza primitiva.

Una carta, conservada en Lyon, en el fondo W. 5471, datada de 1768, y dirigida a Jean Baptiste Willermoz por su hermano Pedro Jacques, indican “… se quiere iniciarles, a la buena hora”, dando así prueba de que había “iniciación”. Eso sí sólo se referían a los Altos Grados, reservados a una élite cuidadosamente elegida y en consecuencia muy reducida. Un documento extremadamente secreto, accesible a algunos de los raros cargos electos, “la Instrucción a los Grande Profesos” último grado del Régimen Rectificado de Lyon de 1778, publicado recientemente por Antoine Faivre en la obra le Forestier confirma este hecho. (Lyon fondo W. 5475). Esta clase de ceremonias, dejaba por otra parte ver que eran muy diferentes, y relativas a los tres grados simbólicos. Sin embargo, debido a la minucia y al rigor de ejecución del ceremonial de iniciación consustancial a los altos grados, rigor necesario por su lado mágico, no se excluye el hecho de pensar que haya contribuido a consolidar y estabilizar la liturgia de las recepciones de Aprendiz, Compañero y Maestro destinadas más tarde a convertirse en iniciaciones.

El aspecto esotérico de la enseñanza distribuida en estos talleres de vocación superior aplicada en busca del incognoscible, y el secreto que se perseguía, conducía obligatoriamente a la sacralización ritual en todas sus modalidades. Se hizo insidiosamente día a día, pedazo a pedazo, podría decir que de este modo se instauró el carácter “iniciático” de las recepciones a los tres grados simbólicos. ¿Pero entonces se plantea la siguiente cuestión, de qué clase de iniciación estamos hablando?

La muerte y la desaparición que implicaba tal iniciación aparecían como el mayor peligro en el que podía incurrir el hombre, de ahí su angustia, y la negativa a aceptarlo y la esperanza en una supervivencia, en un más allá diferente. Por lo tanto, la muerte no era ya más que un paso que conducía a un renacimiento en este mundo no manifestado, sino presentido, y que era el ámbito de lo sagrado, un paso, como los del nacimiento a la vida, a la infancia, a la adolescencia, de ésta a la edad de hombre por el ejercicio de la sexualidad, muy sacralizar durante ceremonias rituales. El rito era el único medio de acceder a estos distintos niveles de ser, común a todas las civilizaciones, más primitivas a las más evolucionados conocieron y conocen aún estas prácticas que se guardan secreto, ya que por supuesto aportan una potencia considerable a los que son el objeto

[1] En el Manuscrito de Edimburgo (1696) si que se habla de ello .. ¿Hay joyas en vuestra logia? Rsp. Si, tres, una piedra, una piedra cúbica y un gran óvalo.
[2] También se recogen en algunas investigaciones que estas inversiones fueron realizadas debido a la querella entre los Modernos y los Antiguos para poder evitar las infiltraciones de unos en las logias de los otros.