jueves, 30 de junio de 2016

BOLIVAR MASON

BOLIVAR MASON

Por: Jorge Mier Hoffman


Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco nace en Caracas la medianoche del 24 de julio de 1783, quien fue Q.´.H.´. Masón, fiel y practicante, llegando al Grado 33º de la Masonería.
Simón Bolívar, el “Alfarero de Repúblicas”, el Genio de América, el fundador de ”Conciencia Ciudadana” y  el Libertador de siete Repúblicas: Venezuela, La Florida, Colombia, Panamá, Ecuador, Perú y fundador de Bolivia, fue un ilustre masón que fundamentó su lucha por la independencia enarbolando los valores de Libertad, Igualdad y Fraternidad, como resumió en uno de sus pensamientos:
“El que lo abandona todo por ser útil a su patria, no pierde nada, y antes gana cuanto le consagra”
Séptimo en la generación de una de las familias aristocráticas más influyentes y adinerada del Continente. Fueron sus padres: Juan Vicente Bolívar y María de la Concepción Palacios, de rico abolengo mantuano afectivos a la Corona, y por consiguiente defensores de los derechos del rey de España, al igual que sus dos hermanas: María Antonia y Juana Nepomucena Bolívar. No así su hermano mayor Juan Vicente, quien murió en un naufragio en 1811 de regreso de Estados Unidos a Venezuela.
Huérfano de padre a los tres años de edad, fue influenciado por el maestro Simón Rodríguez, de ideas revolucionarias y apasionado lector del filósofo y masón, el Francés Juan Jacobo Rousseau, quien sembró en el joven Simón, desde muy joven, los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad, que seguramente practicaba su maestro, puesto que, aunque no ha sido asegurado, Rodríguez fue un hermano masón que lo llevó de la mano para introducirlo en la fraternidad allá en Europa.
Simón Bolívar quedó huérfano de madre a los nueve años de edad, y bajo la tutela de su tío Carlos Palacios, hombre ambicioso, quien lo envió a Madrid en 1799, para ser tutelado por el Marqués de Ustariz, quien lo introdujo en la sociedad española donde conoció a María Teresa del Toro y Alayza, con quien contrajo matrimonio en 1801. De regreso a Venezuela, infortunadamente, en 1802, la fiebre del trópico acabó con la vida de su joven esposa María Teresa.
Simón Bolívar regresa por segunda vez a Europa, con la misión de llevar a su suegro, Don Bernardo, las prendas de su fallecida esposa. Algunos estudiosos aseguran, que Simón Bolívar ingresó a la Masonería a los 21 años, en Cádiz, en su segundo vi­aje a Europa, en enero de 1804, ya viudo de María Teresa del Toro. Al respecto parece poco probable, ya que su aflicción y pesadumbre, por su viudez, lo había consumido espiritualmente, razón por la cual fue en busca de su antiguo maestro Simón Rodríguez quien trabajaba en Viena.
Se sabe, que en una reunión en París, en la casa de Fanny Duvillard, Bolívar conoció al sabio naturalista Alexander de Humboldt, quien quedó fascinado por la mente brillante del joven Simón, luego de lo cual le regaló un libro sobre “Los Altos Grados de la Masonería”; lectura que debió despertar su interés por las Sociedades Secretas, lo cual fue muy alentador para el venezolano, ya que en la Masonería, y en la Orden de los Templarios, conoció a grandes personalidades de la ciencia, la política y la filosofía universal, donde se podían discutir temas vedados por la inquisición católica que adoctrinaba las monarquías europeas.
Bolívar hizo intensa vida masónica en París, donde participó activamente en la Logia San Alejandro de Escocia, seguramente llevado de la mano de su maestro Simón Rodríguez luego que ambos hicieron un recorrido a pie desde París hasta Milán, donde vio la coronación de otro ilustre masón: Napoleón Bonaparte. Y como se sabe… de acuerdo al rito francés, para entrar a la Logia debía ser de la mano de un masón.
El 7 de enero de 1806 Bolívar hace su juramento ante los iniciadores de la masonería, términos filosóficos que sugiere “Arquitecto de una Moral Universal y Constructor del Templo Espiritual Invisible”:
“Juro por Dios y por San Juan, por la Escuadra y el Compás, someterme al juicio de todos, trabajar al servicio de mi Maestro en la honorable Logia, del lunes por la mañana al sábado, y guardar las llaves, bajo la pena de que me sea arrancada la lengua a través del mentón, y de ser enterrado bajo las olas, allá donde ningún hombre lo sabrá”

ACTA

Con firma autógrafa de Bolívar, donde consta su ascenso a “COMPAÑERO DE LA ORDEN EN SEGUNDO GRADO”
Logia Saint Alexandre D’Escosse, de París.
A la gloria del Gran Arquitecto del Universo, y el undécimo mes del año de la Gran Luz 5805, los trabajos de Compañero han sido abiertos al este por el Respetable Hermano de Latour d’Auvergne, alumbrando el oeste y el sur de los Respetables Hermanos Thory y Potu: La lectura de la última plancha trazada ha sido hecha y aprobada, el Venerable ha propuesto que se eleve al grado de Compañero al Hermano Bolívar nuevamente iniciado a causa de un próximo viaje que está a punto de emprender. El parecer de los hermanos habiendo sido unánime por su admisión y el escrutinio favorable, el Hermano Bolívar ha sido introducido en el Templo y después de las formalidades necesarias ha prestado a los pies del Trono la obligación usual, colocado entre los dos Vigilantes ha sido proclamado Caballero Compañero Masón de la Respetable Madre Logia Escocesa de San Alejandro de Escocia. Este trabajo ha sido coronado por un triple Huze y el Hermano, después de haber dado las gracias, ha ocupado su lugar a la cabeza de la Columna del Mediodía. Los trabajos se han cerrado del modo acostumbrado.
Bolívar tenía alta estima por los individuos que en su rebeldía intelectual buscaban el conocimiento y la verdad, sin importar el veto impuesto por la iglesia; y que en su inquebrantables deseos de superación, se agrupaban en esa Sociedad Secreta conocida como Francmasonería, donde pregonaban la justicia social y la igualdad del hombre, como decían los sabios:
“La francmasonería es una asociación universal, filantrópica, filosófica y progresiva, que procura inculcar en sus adeptos el amor a la verdad, el estudio de la moral universal, de las artes, los sentimientos de abnegación, filantropía y la tolerancia religiosa; que tiende a extinguir los odios de raza, los antagonismos de nacionalidad, de opiniones, de creencias y de intereses; uniendo a todos los hombres por los lazos de la solidaridad y confundiéndolos en un tierno afecto de mutua correspondencia. La Francmasonería es la prédica de la moral universal, una e inmutable, más extendida, más universal que la de las religiones positivas, todas ellas exclusivistas, puesto que califican a los individuos en paganos, idólatras, cismáticos, sectarios… Su objeto puede resumirse en esta palabras: borrar entre los hombres las preocupaciones de casta, las distinciones convencionales de colores, orígenes, opiniones y nacionalidades, combatir el fanatismo y la superstición, extirpar los odios nacionales y con ellos el origen de la guerra. Dentro de su doctrina social, declara el derecho universal y eterno, según el cual cada individuo debe libre e integralmente desenvolver todas su facultades y concurrir en toda la plenitud de su poder al bien de todos, haciendo así del género humano una sola familia de hermanos unida por el amor la ciencia y el trabajo”
La masonería de entonces, respondía a un claro desarrollo intelectual del Ser humano, surgidos de la sociedad, como la congregación por excelencia de individuos, donde los misterios se concentraban en tres puntos: La Sagrada Doctrina, La Moral, y La Ciencia Exacta… Del Grado de Aprendiz se pasaba al segundo sin intermediario; pero una vez llegado al segundo grado de Compañero, largas preparaciones eran necesarias… Era solamente en el tercero de la Iniciación, en el grado de Maestro, que los misterios y la sabiduría eran expuestos para penetrar en el campo de la magia, las fábulas y las fantasías, como dignos representantes de la grandiosa manifestación de la Luz del Conocimiento.
Para el joven Bolívar fue gratificante saber, que la masonería tuvo una clara influencia en la revolución e independencia Norteamericana y en la redacción de su Constitución por parte de Washington, Jefferson y Benjamín Franklin, como insignes masones… Es por esta razón, que en el billete de UN DÓLAR, está representado con todo su esplendor el símbolo de la masonería: la pirámide, el ojo de Horus, y el Nuevo Orden Mundial, como la meta de la realización y consumación de un gobierno.
También la masonería fue determinante en la Revolución Francesa de 1789, donde participaron destacados líderes de la Orden y que extrajo de la Logia su ornato simbólico: Libertad, Igualdad y Fraternidad; términos que también enarboló la Revolución Bolivariana
Bolívar participó en un momento culminante de esa Sociedad Secreta, cuando su participación en el campo filosófico era invalorable, filantrópica y con un sentido general sin caer en la particularidad de los individuos, quienes, como en muchas organizaciones de hombres, terminaron infiltrando la Francmasonería para satisfacer sus más bajos instintos, lograr sus más oscuros deseos, y satisfaciendo sus aberrantes ambiciones personales… Como bien reconoció Bolívar
“En el seno de la masonería vi a muchos hombre de mérito”
Entre 1804 – 1805 fue, en efecto, la época más brillante de la masonería: Los príncipes, los militares, los mariscales de Francia, los oficiales, los magistrados; y en general todos los hombres notables por su gloria o considerables por su situación, ambicionaban ser iniciados. Es por ello que podemos afirmar, que Bolívar fue masón a toda honra, y que todo lo que se ha dicho para inventar una aversión a la Gran Logia, no es más que el producto de la guerra informativa que siempre ha emprendido la iglesia, para justificar el adoctrinamiento católico y restar crédito a la cristiandad y los sanos principios filantrópicos y llenos de sabiduría, que tuvieron un lugar preponderante en los orígenes de las Sociedades Secretas, en momentos en que el catolicismo torturaba y llevaba a la hoguera a millares de seres humanos en procura de lograr la ignorancia del individuo.
En la Logia Masónica de San Alejandro de Escocia, Bolívar pudo comparar el extraordinario desarrollo del Nuevo Mundo en contraste a las maravillosas pirámides de Egipto descritas por Napoleón… No obstante el veto que imponía la iglesia a la Masonería, ante la amenaza de ser excomulgado “a quién osase pertenecer a ese grupo de paganos”, Bolívar estaba inmerso en un mundo de conocimiento y sabiduría propios de su personalidad…
Una nueva concepción de la historia y la religión surge por su mente brillante: Atón, Moisés, David, Salomón, Saúl, José, Buda, Mahoma, daban crédito a la fe, siempre y cuando se hiciera a través de su propio dios, mientras que para las extintas culturas americanas: Quetzalcoatl, Kukulcán, Virakocha, entre muchos otros dioses, también profesaban la misma fe religiosa…
La Logia Masónica contraria al catolicismo, no se fundamentaba en la ignorancia de sus seguidores, sino todo lo contrario, en la búsqueda del conocimiento, de allí el rechazo de la iglesia.
Este acto de rebeldía en contra de aquella Iglesia Católica que dominaba el conocimiento y la enseñanza, demuestra que Bolívar era un hombre de convicciones. Para él la lógica estaba por encima de la razón, y el conocimiento, a diferencia de la ignorancia, es un derecho del hombre que no podía estar vedado por Ley alguna, aún cuando ésta se invoque en nombre de un Dios…
Para Bolívar, la mente adquiere profundidad frente a la banalidad de su existencia… El yoga, la meditación y la metafísica, constituyen los ejercicios espirituales que cada mañana practicaba con su maestro Rodríguez, ante introducirse en la lectura y la reflexión de sabios filósofos, que profundizaron en la vida y la existencia de individuo que escribieron la historia… La vida adquiere para él una nueva dimensión, otro sentido, y comienza un proceso de inmortalidad, si la existencia y la vida misma se transforman en hechos trascendentales, capaces de cambiar el orden de las cosas… Prueba de ello, es esta reflexión de Bolívar poco conocida:
“Aquel que asegura su honor dedicando su vida al servicio de la humanidad, a la defensa de la justicia y al exterminio de la tiranía, adquiere una vida de inmortalidad al dejar el marco de la materia que el hombre recibe de la naturaleza. Una muerte gloriosa triunfa sobre el tiempo y prolonga la sublime existencia hasta la más remota posteridad… La vida no se acaba con la muerte… No discuto entrar en la Metafísica, cuando el tema descansa sobre bases falsas… Me basta saber y estar convencido de que el alma tiene facultades de sentir; es decir, de recibir las impresiones de nuestros sentimientos, pero que no tiene la facultad de pensar, porque no admito ideas innatas…”
Continúa Bolívar: “El hombre tiene un cuerpo material y una inteligencia representada por el cerebro igualmente material, y según el estado actual de la ciencia, no se considera a la inteligencia sino como una secreción del cerebro; llámese, pues, este producto alma, inteligencia, espíritu; poco importa ni vale la pena discutir sobre ello; para mí, la vida no es otra cosa, sino el resultado de la unión de dos principios a saber: de la contractilidad, que es una facultad del cuerpo material, y de la sensibilidad, que es una facultad del cerebro o la inteligencia. Cesa la vida, cuando cesa aquella unión; el cerebro muere con el cuerpo, y muerto el cerebro, no hay más secreción de inteligencia”… Simón Bolívar
La tarde del 15 de agosto de 1805, en el Monte Sacro, una de las siete colinas de Roma, junto a su Maestro, don Simón Rodríguez, habría de reiterar su juramento y su fervor libertario de consagrar su vida a la causa de la Independencia Hispanoamericana.
“Juro delante de usted, juro por el Dios de mis padres, juro por ellos, juro por mi honor y juro por mi patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”
El escenario físico de la acción de Bolívar en Venezuela, La Florida, Colombia, Panamá, Ecuador, Perú y Bo­livia. fue de más de 5 millones de kilómetros cuadrados, equivalente a 23 países de Europa o al doble de los desplazamientos de Napoleón… Bolívar participó en más de 400 batallas y cabalgó el equivalente a tres vueltas y media al planeta tierra en 20 años de lucha y sacrificio. Recomendaba una marcha promedio de 10 leguas por día (55 km.). Y como estadistas dejó más de 8 mil documentos, 2 mil cartas y 193 proclamas.
La vida masónica de Bolívar fue intensa como su obra de vida, donde supo dejar huellas profundas e indel­ebles.
Bolívar nos llevó a la gloria y a la grandeza en inmortales batallas como Araure, Los Frailes, Bomboná, Pantano de Vargas, Boyacá, Carabobo, Pichincha, Junín y Aya­cucho.
Su vida fue efímera pero su obra inmortal desde 1826 hasta su muerte en 1830.
El 6 de diciembre de 1830, Bolívar muere fusilado por hermanos que traicionaron el juramento masón, aun cuando la historia barró la conspiración con la mentira de una tuberculosis del 17 de diciembre en San Pedro Alejandrino, a cinco kilómetros de Santa Marta, en Colombia, adonde se dice que había llegado el día primero en el bergantín nacional “Manuel”, desembarcando a las 7:30 de la noche… Otra mentira más de los fatuo-historiadores, puesto que la Bitácora de una nave de guerra de Estados Unidos, “La Grampus”, tienen una anotación muy distinta donde se devela la Conspiración para su asesinato ordenado por otro hermano masón, el Presidente de Estados Unidos Andrew Jackson, tal cual denuncié en mi Libro La Carta “que cambiará la historia”, luego de develar una Carta, con signos masónicos, que escribió el Libertador al borde del sepulcro.
La Carta png
Se dice que José María Vargas, otro hermano masón, y quien fuera el Presidente de Venezuela entre 1835-1836, va a ser su albacea testamentario, y quien fue el Presidente de la Comisión para su Repatriación desde Santa Marta hacia Caracas en 1842.
Doce años después, sus restos fueron sepultados en la Caracas de su país natal, el 17 de diciembre de 1842, en la segunda Presidencia del general Páez, otro hermano masón que traicionó el juramento de Libertad, Igualdad y Fraternidad que le obligaba a favor de la independencia americana y lealtad al Libertador; traición que fue acompañada de otros hermanos de la fraternidad cono Carlos Soublette, Santiago Mariño, Leocadio Guzmán, Juan Bautista Arismendi y José María Vargas, entre otros ilustres masones.
El historiador masónico venezolano, Celestino B. Romero, con fehaciente documentación, comprobó que en 1823, por intermedio del Gran Comisionado Joseph Gernau, el Soberano Gran Consistorio de Jefes de la Alta Masonería de Estados Unidos otorgó el Grado 33º de Simón Bolívar, como escribió otro insigne hermano masón, el escritor Miguel de Unamuno:
“El quijotesco amor a la gloria, la ambición, la verdadera ambición, no la codicia, no la vanidad del pedante, no el deseo de obtener pasajeros aplausos, sino la alta ambición quijotesca de dejar fama perdurable y honrada, le movía. (….) Bolívar se preocupaba de lo que de él dijera la historia, como los héroes homéricos y como también los condenados dantescos”

BOLÍVAR DEJÓ DE SER MASÓN..?

Es un tema que ha sido cuestionado como respuesta al atentado del 28 de septiembre de 1828, cuando hermanos masones se confabularon para asesinarlo.
En respuesta al atentado, el 8 de noviembre de 1828, el Libertador emitió un decreto prohibiendo la masonería en Colombia, alegando que las Sociedades Secretas de Nueva Granada, servían solamente para preparar los trastornos públicos, turbando la tranquilidad y el orden establecido; que ocultando ellas todas sus operaciones con el velo del misterio, hacen presumir fundadamente que no son buenas, ni útiles a la sociedad
Este decreto fue promulgado 1 mes y 13 días después del atentado en Bogotá… y luego de haberse publicado en el órgano de la Logia de esa ciudad, se encontró una nota que decía:
“Puede ser que Obando haga con Sucre lo que nosotros no pudimos hacer con Bolívar”
El cumanés Antonio José de Sucre, El Gran Mariscal de Ayacucho, tal cual como decía la Nota Amenazante, luego fue asesinado en la ruta de Berruecos el 04 de junio de 1830, en momento en que Simón Bolívar se dirigía a Santa Marta al frente de un ejército de dos mil hombres para invadir a Maracaibo, en diciembre de ese año… Sucre fue un hermano masón, como otros próceres que pertenecían a la Francmasonería, como Bernardo O’Higgins en Chile, y José  de San Martín, el prócer de Argentina, quienes se iniciaron en la Logia de Lautaro. Logia que fundó Francisco de Miranda en Londres en 1797 y que luego estableció en Cádiz España con el glorioso nombre de Logia Lautaro, en honor al caudillo mapuche de nombre Lautaro, quien llamó a su pueblo a sublevarse contra los conquistadores españoles en Chile, en el siglo XVI. Relato, de rebeldía revolucionaria, que el prócer y hermano masón, Bernado O´Higgins, contó al Precursor Miranda, lo que inspiró al  venezolano a bautizar su Logia lautarina que trabajo para los tres grados simbólicos: Aprendiz, Compañero y Maestro.
DECRETO DE BOLÍVAR QUE PROHÍBE LAS SOCIEDADES SECRETAS
Artículo 1º: Se prohíben en Colombia todas las sociedades o confraternidades secretas, sea cual fuere la denominación de cada una
Artículo 2°: Los Gobernadores de las Provincias, por sí y por medio de los Jefes de Policía de los Cantones, disolverán e impedirán las reuniones de las sociedades secretas, averiguando cuidadosamente si existen algunas en sus respectivas provincias.
Artículo 3°: Cualquiera que diere o arrendare su casa o local para una sociedad secreta incurrirá en la multa de 200 pesos, y cada uno de los que concurran, en la de 100 pesos por la primera y segunda vez; por la tercera y demás será doble la multa; los que no pudieren satisfacer la multa sufrirán por la primera y segunda vez dos meses de prisión, y por la tercera y demás será doble la pena.
Parágrafo 1°: Los Gobernadores y Jefes de Policía aplicarán la pena a los contraventores haciéndolo breve y sumariamente, sin que ninguno pueda alegar fuero Cero en contrario.
Parágrafo 2°: Las multas se destinan para gastos de policía, bajo la Dirección de los Gobernadores de las Provincias.
REFLEXIONES DEL AUTOR
Es un error de interpretación simplista, y un claro desconocimiento sobre los orígenes de las Sociedades Secretas, pretender deslustrar la personalidad masónica de Bolívar, aludiendo el Decreto de 1828, por el cual prohibió la masonería, así como argumentar los supuestos comentarios hechos a su edecán Luís Perú de Lacroix, quien también era masón, y cuya supuesta confidencia aparece en su Diario de Bucaramanga del día 11 de mayo de 1828, el cual dice textualmente:
“Pocas ganas tenía el Libertador de irse a dormir y siguió conversando. Habló sobre la masonería, diciendo que también había tenido él la curiosidad de hacerse iniciar para ver de cerca lo que eran aquellos misterios, y que en París había sido recibido de Maestro, pero que aquel Grado le había bastado para juzgar lo ridículo de la tal antigua asociación: que en las Logias había hallado algunos hombres de mérito, bastante fanáticos, muchos embusteros y muchos más tontos burlados: que todos los masones parecen unos niños grandes, jugando con señas, morisquetas, palabras hebraicas, cintas y cordones: que sin embargo la política y los intrigantes pueden sacar algún partido de esa sociedad secreta, pero que en el estado de civilización de Colombia, de fanatismo y de preocupaciones religiosas en que están sus pueblos, no era político valerse de la masonería, porque para hacerse algunos partidarios en las logias se hubiera atraído el odio y la censura de toda la nación, movida entonces contra él por el clero y los frailes, que se hubieran valido de aquel pretexto: que por lo mismo poco podía hacerle ganar la masonería y mucho hacerle perder en la opinión”
Tomar como referencias estos argumentos en contra de la personalidad masónica de Bolívar es un craso error interpretativo… Para esa época de resabio religioso, una personalidad como la de Bolívar era totalmente antagónica a la mediocridad de la iglesia; no así con agrupaciones de individuos llámese como se llame, ocultas o secretas, que compartieran como él, las ansias de conocimiento y el debate de idea, que alimentaba un espíritu filosófico como el del Libertador cuando decía: “Moral y luces son nuestras primeras necesidades”…
Bolívar por su manera de pensar, de redactar y poner en práctica sus pensamientos, era indiscutiblemente masón
Para quienes no comparten la idea de un Bolívar Masón, argumentando en su defensa: el Decreto y el Diario de Perú de Lacroix, deben tener en cuenta lo siguiente argumentos en su contra:
Como ya fue explicado, el Decreto fue el resultado de una conspiración que se gestaba en Colombia, cuando algunos masones conspiraban en la Logia de Bogotá, a la cual pertenecía el malvado Pedro Carujo, masón en Grado 18, implicado en el asesinato de Sucre y en las tres oportunidades en que quiso asesinar al Libertador: en Soacha, población cercana a Bogotá, lugar donde por cierto fue asesinado el 18 de agosto de 1989 el bolivariano y hermano masón Luís Carlos Galán, candidato presidencial de Colombia; la fiesta de las máscaras donde lo esperaban los hombres disfrazados con puñales ocultos; y el atentado en el Palacio de Gobierno del 25 de septiembre; todos en 1828 cuando la Dictadura hacía mella en la oligarquía colombiana.
Perú de Lacroix se suicidó en 1837, y así fue reportado por el dueño de la posada en Francia donde estaba hospedado… Una Nota de Suicidio señala la existencia del Diario de Bucaramanga en poder del Marqués del Toro en Caracas… Hubo que transcurrir 33 años cuando apareció la primera versión del Diario… 42 años más tarde aparecen otros escritos atribuidos a Lacroix… 20 años después son publicados otros manuscritos… hasta que finalmente en 1935, o sea a 98 años del suicidio de Lacroix, el Monseñor Nicolás Navarro, integrante de episcopado y acérrimo enemigo de las Sociedades Secretas, publica una edición del Diario de Bucaramanga que a juicio de los historiadores, presenta omisiones, recortes y enmendaduras a las versiones anteriores, además de pretender influir en la espiritualidad católica del Libertador, como una versión deformada de los hechos y las circunstancias, conforme a la manera de pensar de la iglesia.
CONCLUSIONES
El Diario de Bucaramanga en su versión actual, es un documento apócrifo que hay que leer con muchas reservas y entre comillas, puesto que ha permitido recopilar, además del legado del edecán del Libertador, toda la aversión, envidia, rabia y resentimiento, de muchas personas e instituciones políticas, militares, civiles y religiosa, que encontraron la oportunidad de poner en boca del Libertador la infamia y el resentimiento acumulado durante la guerra de independencia. Por tal motivo, quienes conocemos la pluma de Bolívar, su redacción, la manera de enfocar los episodios de su gesta, pero sobre todo, sus nobles sentimientos que albergaban la universalidad del conocimiento, podemos afirmar, que algunos de los pasajes del Diario no se corresponden con la verdad y fueron incorporados para tergiversar la obra de Bolívar; como lo referido a: el fusilamiento de Manuel Piar, la muerte de su esposa María Teresa, el sacrificio del bogotano Antonio Ricaurte en San Mateo, su aversión a la masonería, su fidelidad a la iglesia, entre otras narraciones que fueron escritas por personas inescrupulosas, interesadas en minimizar la magnanimidad del Libertador; mientras que su otro edecán, Francisco O´Leary, nos presenta una verdad muy diferente llena de elogios y reconocimientos.
El último capítulo de esta historia la escribirá en la Isla de Jamaica, el comerciante inglés establecido en Kingston, señor Maxwell Hyslop, viejo amigo del Libertador, cuando la noticia de su agonía llegó a la isla… Como compañero masón, el comerciante inglés quiso brindarle una postrimera ayuda y al efecto, solicitó del Gobernador de la isla el envío de un médico especialista a Santa Marta, junto con un arsenal de medicinas, en la desesperación de salvar su preciosa vida. De inmediato, el Dr. Michael B. Clare, afamado cirujano y que por cierto era el Gran Maestro de la Logia Masónica, se embarcó en la fragata de guerra “Blanche” hacia Santa Marta, llevando consigo, además, suficiente dinero para cubrir las necesidades de su Excelencia… Pero todo fue en vano..! La embarcación fondeó en el puerto de Santa Marta el 18 de diciembre de 1830, cuando se rendían los últimos honores al Libertador, quién había muerto el día anterior.
Por tres días el cuerpo embalsamado de Bolívar fue expuesto en capilla ardiente, sobre un mesón improvisado que para tal fin se habilitó en el antiguo edificio de aduanas, propiedad de Joaquín Mier… Fue notoria la ausencia del Obispo de Santa Marta, y que al Libertador no se le rindieron los santos sacramentos que manda la iglesia católica… Se argumentaba: que el clérigo estaba enfermo y otras versiones le atribuían estar fuera de Santa Marta… Ni siquiera el cura de la aldea de Mamatoco, quien visitó al Libertador para oír su confesión, hizo acto de presencia en la aduana de Santa Marta… Lo cierto de esta historia parece ser, que Bolívar fue excomulgado por el Vaticano por pertenecer a la Sociedad Secreta de la masonería, organización a quién mucho le deben los pueblos del mundo, que han sufrido una transformación social como resultado de una revolución ideológica.
https://tedejo2.wordpress.com/bolivar-mason-2/

miércoles, 29 de junio de 2016

BELTANE fiesta de la estación luminosa

BELTANE fiesta de la estación luminosa
Fiesta celta de homenaje al dios Belenos

Beltane marca la mitad del año celta y es festejada el 1° de mayo (correspondiente al 1° de noviembre en el hemisferio sur). Beltane es la tercera de las cuatro grandes fiestas religiosas del año celta y marca el comienzo de la estación luminosa.Beltane está después de Imbolc, que marca el fin del alejamiento del sol y anuncia su regreso y está en oposición con Samhain, que da nacimiento al año celta y que marca el fin de la estación luminosa y el comienzo de la estación oscura. Ver calendario celta.

El nombre “Beltane” deriva directamente de la palabra “Beltene” del viejo idioma irlandés, que significa “fuego brillante”, “resplandeciente”. Beltane está en relación con el dios Belenos. En la mitología celta Belenos (Belenus) es comparable a Apolo del panteón clásico y a Baldr de la mitología germánica. Es un dios luminoso cuyo nombre significa “brillante”, “resplandeciente. Se le atribuían poderes curativos y sus funciones principales son la medicina y las artes.
El sabbat de las brujas o la noche de Walpurgis


La noche de Beltane entre el 30 de abril y el 1° de mayo también es conocida como la noche de Walpurgis. Santa Walpurgis, muerta en el año 778 era venerada por los cristianos como protectora contra la hechicería. Su fiesta es el 1° de mayo coincidiendo con la fiesta pagana de Beltane y sus danzas noctunas alrededor del fuego. Esa noche ha sido identificada en el Fausto de Goethe como el “sabbat de las brujas”. La tradición celta insiste sobre los fuegos rituales prendidos por los druidas mientras que pronunciaban encantos y fórmulas mágicas. Entre esos fuegos se hacía pasar el ganado con el fin de protegerlos contra las epidemias durante todo el año, y particularmente en la época estival. Los “fuegos de Bel” (Belenos) eran considerados como potentes elementos de exaltación y de purificación benéfica. Se supone que la asamblea de los druidas en el bosque de Carnutes (bosque de Francia que se extendía entre los ríos Sena y el Loira) atestiguada por César durante la guerra de las Galias, tenía lugar en la época de Beltane.

Beltane, la fertilidad y los días estivales


Beltane es una fiesta de renovación y de resurrección. Anuncia un cambio de ritmo de vida puesto que es la apertura del ciclo de actividades diurnas: se reinician las cacerías, se impulsan las conquistas y las guerras, y es el comienzo de los trabajos rurales de los agricultores y los pastores. En ese sentido marca la oposición y la antítesis con la fiesta deSamhain, que marca el fin del ciclo. Beltane, como Samhain, también es un momento del año donde el “otro mundo” está particularmente próximo y al alcance de la mano. Y al igual que en Samhain, también se ofrecían en Beltane sacrificios rituales de animales a los dioses.

Beltane es la época propicia para todos los ritos de pasaje entre los períodos frío y cálido, entre la oscuridad y la luz, entre la muerte física y simbólica y el renacimiento espiritual. De manera general, Beltane es la festividad del cambio de ritmo de vida, del ritmo invernal se pasa al estival. La fiesta simboliza ese pasaje físico y espiritual.

A pesar de que los datos históricos sobre Beltane sean oscuros, el folclore ligado a esta fiesta es rico y abundante. De generación en generación el folclore se ha apropiado de esta festividad dándole interpretaciones y formas diferentes, pero siempre con el sentido de resurrección y fertilidad. Un ejemplo es la simbología fálica de la danza del “palo de mayo”.

Beltane es la época propicia para la adivinación, los ritos de protección de casas y propiedades diversas, para la recolección de plantas, en particular las ortigas. Los saltos sobre el fuego durante los festejos estaban destinados a asegurar la prosperidad y la fertilidad. La noche de Beltane la gente evitaba los lugares frecuentados por los duendes, las hadas y los espíritus naturales, puesto que se suponía que el velo entre el mundo sobrenatural y natural era particularmente leve. Una versión moderna del festival del fuego de Beltane tiene lugar anualmente en Calton Hill, Edimburgo (Escocia) la noche del 30 de abril. Ver imagen.

http://www.adivinario.com/magia_450_Beltane.php

martes, 28 de junio de 2016

MITOS Y VERDADES DE LA MASONERÍA - (PARTE II)



MITOS Y VERDADES DE LA MASONERÍA - (PARTE II)
Ricardo Steimberg

Permanentemente es atacada la Masonería


Ataques religiosos:

La Iglesia Católica (encíclicas In Eminenti, del Papa Clemente XII; y Humanum Genus del Papa León XIII, entre otras). 
Integrismo Islámico (Irán de Jomeini)
Ataques políticos:

Monarquías absolutistas: el Zar Alejandro I, los monarcas españoles, Carlos III, Felipe V, Fernando VI y Fernando VII. 

Las dictaduras de derechas: Primo de Rivera, Hitler, Franco, Salazar, Mussolini, el régimen de Vichy.
Las dictaduras de izquierdas: la Unión Soviética (Tercer Congreso de la Internacional Socialista 1921) y todos los países comunistas excepto Cuba, que no ilegalizó la masonería, debido a que el Padre de la Patria, José Martí era masón. Sin embargo, en Miami está localizada la Gran Logia de Cuba en el exilio.


La influencia masona en la independencia americana

La Masonería siempre se caracterizó por el libre pensamiento y su férrea oposición a quienes coarten las libertades individuales de todo ser. Es por eso que los hermanos franceses comenzaron a tomar un protagonismo decisivo en La Declaración de los Derechos del Hombre y la Revolución Francesa.

Casi todos los enciclopedistas eran masones: Rosseau, Diderot, Voltaire, Montesquieu. Ellos tramaron la toma de la terrible prisión de La Bastilla, símbolo de la opresión de la monarquía francesa. La consigna "Libertad, igualdad, fraternidad" es eternamente masónica. La letra del himno nacional de Francia, conocido como “La Marsellesa” fue compuesta por un masón, Claude Rouget De Lisle. Buena parte de los ideales masones quedaron totalmente plasmados en "La Enciclopedia francesa del siglo XVIII". 


Luego de la Revolución Francesa, la fiebre de la libertad se esparció por toda Europa, especialmente en las logias masónicas inglesas, que empezaron a aglutinar a los jóvenes estudiantes provenientes de las colonias españolas de América, que estudiaban en las universidades francesas, españolas e inglesas. 

Si bien las Logias Masónicas cumplieron una labor fundamental en la independencia de Estados Unidos y la América Española, como así también en el Risorgimento (movimiento de liberación y unificación de Italia), sus logias, no necesariamente eran revolucionarias. Estas sólo protagonizaron un hecho meramente circunstancial en la Historia de la Masonería. 

Las ideas de libertad de la Revolución Francesa y el enciclopedismo, generaron el republicanismo y divulgó los axiomas masónicos de "Libertad, Igualdad, Fraternidad", cuyo eco atravesó el Atlántico llegando a exaltar, el espíritu revolucionario en las colonias españolas de América. 


Algunos de los jóvenes que se deslumbraron con estas ideas fueron: George Washington, Benjamín Franklin, Thomas Jefferson, Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, Pablo de Olavide, Francisco de Miranda, Andrés Bello López, José de San Martín, Servando Teresa de Mier (mejicano), Joaquín Olmedo (guayaquileño), Simón Bolívar, Antonio de Sucre, Hipólito Unanue, Faustino Sánchez Carrión, Juan Manuel Iturregui, Bernardo O Higgins, José Martí etc, considerados luego “padres de las futuras nuevas naciones”, todos ellos eran masones; pero también fueron las mentes que planearon e iniciaron las revoluciones e independencia de la mayoría de las colonias del Nuevo Mundo. 

La masonería en el Paraguay

La masonería paraguaya trabajó a través de logias secretas y clandestinas a partir del año 1845, durante la presidencia de Don Carlos Antonio López. La primera fue “Pitágoras” bajo la veneratura del italiano Tuba, la segunda “Conway” bajo la veneratura del capitán británico Ernesto Hotham, a bordo del buque Locust.


Como consecuencia de la guerra contra la triple alianza (1865-70), los ejércitos argentinos, brasileros y uruguayos, ocuparon el territorio paraguayo y con sus oficiales y ciudadanos de éstas y otras nacionalidades, introdujeron la masonería en forma oficial en el Paraguay.

Bajo el nombre de “Fe” fue la primera logia fundada en Asunción el 18 de mayo de 1869, por militares brasileros, bajo los auspicios del Gran Oriente del Brasil del Valle de los Benedictinos. 

Se volvieron a establecer en Asunción algunas logias bajo los auspicios del Gran Oriente Unido del Brasil, otras bajo el de Uruguay, otras independientes, o bajo los auspicios de otros Orientes.

En 1896, nació la Gran Logia del Paraguay, con los Poderes Ejecutivo y Legislativo, que se fundó e instaló en Asunción el 13 de mayo de 1923. Trabajando desde 1910 bajo la Gran Logia Unida de Inglaterra obteniendo así su regularidad Internacional.


En el año 1930, se instaló en Asunción, la Logia “York” inglesa, bajo la veneratura de Ernesto George Kent que luego entró en sueño, es decir, no funciona.

El 10 de agosto de 1968, ésta logia fue reconsagrada con el equipo transferido de Buenos Aires, presidido por Reginal William Haxell, Gran Master del Distrito de Sud-América, con asiento en Buenos Aires. Actualmente la Logia York Nº1 se encuentra en sueño nuevamente.

Hecho curioso

Fundadores Masones del Partido Colorado: Gral. Bernardino Caballero, José Segundo Decoud, Juan de la Cruz Jiménez, Lorenzo Ortellado, Juan Fernando Decoud, Antonio Recalde, Otoniel Peña, José Toribio Iturburu, Jaime Sosa, Juan José Iturburu.

Fundadores Masones del Partido Liberal en 1.887 son: Idelfonso Venegas, Simeón Irigoitia, Salvador Rivarola, Cecilio Báez, José María Frete, Daniel Candia, Fabio Queirolo, Antonio Taboada, José Zacarías, Víctor M. Soler, José Mateo Collar, Manuel A. Amarilla.

http://risterecargado.blogspot.pe/2011/07/mitos-y-verdades-de-la-masoneria-parte_09.html

lunes, 27 de junio de 2016

MITOS Y VERDADES DE LA MASONERÍA - (PARTE I)

MITOS Y VERDADES DE LA MASONERÍA - (PARTE I)
Ricardo Steimberg

La Masonería es una sociedad fundamentalmente filantrópica, filosófica y de carácter progresista, cuyo objetivo principal es la búsqueda de la verdad y el conocimiento. Su modo de operar en forma secreta, para el mundo exterior, le valió la creación de innumerables enemigos, especialmente desde la Iglesia Católica, quienes nunca se cansaron de crear falsos mitos para desacreditar a una entidad sin fines de lucro que por causa de su código ético, no publicita las buenas obras que hace.

Una de las tantas leyendas, de la Masonería, le atribuye a Hiram Abif, arquitecto del Templo de Salomón, la fundación de la orden masónica. Algunos textos llevan el origen a épocas más antiguas, considerando a Moisés, Noé o el mismo Adán.

Sin embargo es mucho más aceptado por la Masonería moderna, que esta procede de los gremios de constructores medievales de castillos y catedrales, que evolucionaron hacia comunidades de pensadores intelectuales, conservando parte de sus antiguos ritos y símbolos. 

Los constructores o albañiles medievales, llamados masones, disponían de lugares de reunión, denominadas logias, situadas cerca de las obras. Era común dictar normas de conducta de uso interno y seguir ritos para dar a sus miembros acceso a ciertos conocimientos o al ejercicio de determinadas funciones. 

Los gremios de constructores, albañiles y arquitectos son mencionados en varios de los más antiguos códigos de leyes, incluido el de Hammurabi (1692 adC). Pero suele considerarse que el primer código regulador masónico, fue el que el rey Athelstan de Inglaterra (926), les otorgó, mediante las “Constituciones de York”. Este manuscrito se perdió en el siglo XV y fue reescrito de memoria por los que lo conocían. 


Por este motivo, la Carta o Estatutos de Bolonia, de 1248, es el documento masónico original más antiguo que se conoce. Trata de los aspectos jurídicos, administrativos y de usos y costumbres del gremio. Le siguen en antigüedad, el Poema Regius o manuscrito Halliwell (1390), el Manuscrito Cooke (1410), el Manuscrito de Estrasburgo (1459), los Estatutos de Ratisbona (1459), los de Schaw (1598), los de Absolion (1668) y el Sloane (1700). 

Respecto a los rituales masónicos, el primer documento que disponen los historiadores es de una organización de constructores de Francia, el Compañerismo (1655). Sin embargo, desde 1630 aparecen documentos que aluden a los usos rituales de la masonería escocesa. El ritual masónico completo más antiguo que se conoce es el manuscrito denominado Archivos de Edimburgo, de 1696. 

Con la evolución de la sociedad, se transformaron en organizaciones fraternales, conservando, parte de sus usos y costumbres tradicionales. Desde el siglo XVII, algunas logias de masones comenzaron a recibir miembros a personas ajenas al oficio, generalmente clientes, nobles o benefactores. Estos masones eran intelectuales humanistas y adherentes a las ciencias experimentales que recién nacían. 



¿Qué es la masonería? 

La Francmasonería o masonería es una organización de carácter fraternal, iniciática, ritualista, gradual, filantrópica, simbólica, hermética y filosófica. 

Sus miembros se consideran hermanos entre sí. Se ingresa a ella a través de una iniciación. Ella responde a un rito simbólico. Este es diferente en cada grado y su conocimiento sólo accesible a quienes se le ha reconocido ese grado. 

Acostumbran a trabajar por el bien de la sociedad, pero sin darlo a publicidad, ya que prefieren siempre el anonimato. Hermética por mantener en secreto todas sus actividades. Y filosófica porque persiguen como objetivo final, la búsqueda de la verdad y el fomento del desarrollo intelectual y moral del ser humano. Los masones, tanto hombres como mujeres, se organizan en estructuras llamadas logias, que a su vez pueden estar agrupadas en una organización de ámbito superior normalmente denominada "Gran Logia", "Gran Oriente" y/o "Gran Priorato". 


Tienen como principio básico, la tolerancia mutua, el respeto tanto a los demás como a uno mismo. La forma de pensar es totalmente libre, en todos los aspectos y estos son de dominio exclusivo de la apreciación de cada individuo.

Rechazan de plano cualquier afirmación dogmática. Y por sobre todas las cosas tienen como único lema: Libertad, Igualdad y Fraternidad. 

¿Quiénes son masones?

Son simple gente común, preocupada por su formación individual, el bienestar de los demás y el desarrollo de la comunidad en que vive. Tienen la creencia de un ser superior, como quiera que se lo denomine. Así también en los criterios morales y en la honestidad en todos los actos de la vida. 

De por sí la masonería no es una religión, sino una forma filosófica de vida. Sus miembros pueden provenir de cualquier fe. Esto forma parte de la libertad de pensamientos y sentimientos que cada uno de los integrantes tenga. 


¿Por qué se habla tan mal de ellos?

Fundamentalmente por su carácter secreto y hermético que no permite dar a publicidad sus actos o sus ritos. Esto creó una aureola, a través de los siglos, que molestó a mucha gente poderosa. 

Sin embargo su punto fuerte fue cuando comenzó la masonería a atacar todos los dogmas de la Iglesia Católica, ya que según aquellos, los razonamientos religiosos dados por el clero no correspondían a razonamientos lógicos, sino más bien a caprichosas respuestas amparados por un dogma demasiado ambiguo. 

El golpe de gracia fue dado en dos oportunidades. El primero, con la independencia de toda América, perdiendo Roma mucho del poder con que contaba en la época y el segundo, las teorías evolucionistas de otro masón, Charles Darwin, quien al hablar que el hombre descendía del mono y que Dios no tenía nada que ver con esa obra divina, se ganó finalmente a un poderoso enemigo.


Otros científicos siguieron por la misma huella y terminaron finalmente por derrumbar lo predicado por los primeros versículos de la Biblia, en el Génesis, cuando habla de la creación de la Tierra, en 7 días. Esto terminó por desatar la furia papal y a partir de esa fecha, mitad del siglo XIX, ambos bandos continúan despotricando uno contra el otro, sin ningún tipo de tregua. 

Las injurias, mentiras, y exageraciones mutuas han terminado por convencer a la gente con menos preparación, que esto era así, y por lo tanto muchos terminaron por creerlo. La masonería no representa a grupos de poder, ni mucho menos. Entre los requisitos básicos para ser un masón no incluye que sus miembros tengan un gran capital monetario.

Cualquier persona que tenga vocación de servicio, que no posea antecedentes policiales o judiciales, que posea cierto nivel cultural y que esté dispuesto a apoyar el progreso de su misma comunidad. Solo eso. Puede tener la religión que quiera e inclusivo no tenerla. 

http://risterecargado.blogspot.pe/2011/07/mitos-y-verdades-de-la-masoneria-parte.html

domingo, 26 de junio de 2016

La Caballería en el Siglo XXI

La Caballería en el Siglo XXI
Eduardo Callaey

“…Te saludo Virgen María, que has derrotado al mal, esposa del Altísimo y madre del más dulce cordero. Reina eres de los cielos, Salvadora de la Tierra; los hombres suspiran por Ti y los malvados te temen.”
“…Tú eres la ventana, la puerta y el velo, el patio y la casa, el templo, la tierra, lirio por Tu virginidad y rosa por Tu martirio.”
“Tú eres el huerto cerrado, la fuente del jardín que lava a los mancillados, purifica a los corrompidos y da vida a los muertos...”
“…Tú eres la dueña de los tiempos, la esperanza, después de Dios, de todos los siglos, pabellón de reposo del rey y asiento de la divinidad.”
“…Tú eres la estrella que brilla en el oriente y disipa en el occidente las tinieblas, la aurora que anuncia el sol y el día que ignora la noche…”
“…Tu que has engendrado al que no engendra, confiada como madre que ha cumplido su misión, reconcilia al hombre con Dios. Ruega, Madre, al Dios que diste a luz, para que nos absuelva y, después de perdonarnos, nos confiera la gracia y la gloria. Amen…”

Plegaria de un escudero, la noche de vigilia, previa a ser armado caballero
Anónimo, siglo XI

Difícil imaginar a un adolescente de diecisiete años, en el siglo XXI, rezar esta plegaría en la penumbra de una iglesia, iluminado apenas por un pábilo, frente a un altar desnudo, acompañado de su padrino. Lejano a nuestra cultura ha quedado el ritual de la “vela de armas”, en la que hombre dejaba atrás, definitivamente, el mundo de los niños para asumir su papel y su destino frente a Dios, su Iglesia y la comarca sobre la que tendría responsabilidad sobre vidas y bienes.

Pero este ritual era muy común en el siglo XII. Frente al escudero se colocaba su espada, aquella que lo acompañaría el resto de su vida, para la salvación o la condenación de su alma. Su alma y su espada serían reflejo una de la otra. Si el alma era pura la espada se empuñaría con pureza en una causa justa. Si el alma era impura el acero se volvería negro, dominado por las tinieblas de la ambición y el orgullo.

El siglo XII era un mundo de blancos y negros, sin demasiado lugar para tantos matices. La duda era una pesada carga que los espíritus evitaban a toda costa. Resultaba casi inhumano darle lugar a la angustia existencial en un entorno donde todo era rudo, tanto para el siervo que a duras penas cosechaba su siembra, como para el castellano que debía proteger su terruño, y con él a sus gentes con sus huertos y pastoreos y también a su propio Señor. En la pirámide feudal todo era un equilibrio en constante riesgo. Un universo tan inestable necesitaba reglas certeras, firmes, permanentes.

Es cierto que la caballería puede vislumbrar antecedentes en el mundo clásico, especialmente en Roma. Pero fue en la Edad Media, y en particular en el siglo XII donde encontró sus modelos más perfectos y alcanzó la cumbre de la aspiración virtuosa. Fue un largo proceso surgido de la necesidad de encontrar un orden justo, en armonía con la fe que ocupaba todos los espacios de la sociedad. Un devenir de transformación en transformación, producto del pensamiento colectivo de señores y clérigos, reyes y abades, que perseguían el sueño de recuperar Jerusalén, perdida a mano de los paganos en el siglo VII. Pero, a su vez, se trataba de la búsqueda de la propia Jerusalén, una que existía en la conciencia profunda de cada cristiano y que encarnaba la esperanza de la vida eterna, el sentido escatológico de la tragedia humana.

Eran tiempos difíciles, ciertamente. Pero en términos de fe corrían con cierta ventaja respecto de nosotros. Los ideales estaban atados a esa fe; y a ningún padre le faltaba el coraje para educar a sus hijos en el amor y en el temor a Dios, enseñando la prudencia antes que la liviandad; la humildad antes que la ostentación; el respeto al anciano y a las mujeres antes que la vaguedad irresponsable que conduce a nuestra sociedad a la deriva. Se veneraba a los héroes y más aún a los que habían muerto por sostener los juramentos de la caballería. Los niños sabían que sus días de juegos estaban contados y serían escasos. Que la vida no era un paseo gratuito y prolongado sino uno corto en el que cada jornada sería examinada en el final, cuando cada quien fuese sometido al juicio en las puertas del cielo.

La libertad era un bien amado al que sólo unos pocos se les otorgaba como gracia. Aún así nadie era verdaderamente libre, porque la conciencia pesaba tanto como el contexto. Era un mundo en donde el corrupto, el traidor, el malviviente y el cruel no podían mimetizarse tan fácilmente como ocurre en nuestro mundo pleno de anonimato. Quien era libre sentía una gratitud de tal magnitud frente a la Providencia que, cuando un caballero renunciaba a ella para vestir el hábito de monje se producía a su alrededor un silencio reverencial, como si hubiese nacido un santo. Aquél que teniendo el don de la libertad renunciaba a ella para someterse a una Regla en donde el único destino era la pobreza, la abstinencia y la obediencia en eterna observancia del servicio a Dios, era sin dudas de los más valientes entre los hombres. Así lo narran las crónicas y así lo atestiguan miles de nombres de grandes guerreros enterrados en los camposantos de las abadías de toda Europa.


En el siglo XII -en el que dos frentes de batalla se libraban contra los sarracenos, en España y en el Levante- surgió con potencia inusitada el deseo de reunir ambos órdenes, el de la caballería y el de la vida monástica, y nació un nuevo tipo de caballero, mitad guerrero mitad monje. La caballería ocupó entonces la cúspide del modelo cristiano. Estas órdenes monástico militares amalgamaron, en un solo corpus, el humus de muchas tradiciones forjadas entre Finisterre y las estepas del Este. Desde tiempos romanos, invasión tras invasión, los bárbaros habían moldeado el sincretismo entre las tradiciones de Roma –a las que no querían renunciar sino abrazar- y las propias, que terminarían enriqueciendo a las viejas instituciones del antiguo Imperio.

De todos los libros que se han escrito sobre la caballería hay uno que destaca, tanto por su originalidad como por el rumbo que traza. Lo debemos a la pluma de Ramón Llull (1235-1315), teólogo, filósofo y místico catalán, publicado en 1276 con el nombre “Libro de la Orden de Caballería”. Se cree que fue escrito para un escudero que debía ser armado caballero. Su lectura es materia obligatoria para todo aquél que pretenda comprender esta condición; permítaseme citar cuatro párrafos de su Primera Parte titulada “Del Principio de la Caballería”

“…Faltó en el mundo la caridad, lealtad, justicia, y verdad; empezó la enemistad, deslealtad, injuria y falsedad; y de esto se originó error y perturbación en el Pueblo de Dios, que fue creado para que los hombres amasen, conociesen, honrasen, sirvieren y temiesen a Dios. Luego que comenzó en el mundo el desprecio de la justicia por haberse opacado la caridad, convino que por medio del temor volviese a ser honrara la justicia: por esto todo el pueblo se dividió en millares de hombres y de cada mil de ellos fue elegido y escogido uno, que era el más amable, más sabio, más leal, más fuerte, de más noble ánimo de mejor trato y crianza que todos los demás…”

“…Se buscó también entre las bestias la más bella, que corre más, que puede aguantar mayor trabajo, y que conviene más al servicio del hombre; y porque el caballo es el bruto más noble y más apto para servirle, por esto fue escogido, y dado a aquel hombre que entre mil fue escogido; y este es el motivo por el que aquel hombre se llama caballero…”
“…Habiéndose destinado para el hombre más noble el bruto más generoso, convino que entre todas las armas se escogiesen y tomasen las que son más nobles y conducentes para combatir y defenderse de las heridas y de la muerte; y estas son las que se apropiaron al caballero…”

“…Al que quiere entrar en la Orden de la Caballería le conviene considerar y meditar el noble principio de la Caballería; y es menester que la nobleza de su corazón y buena crianza lo haga concordar y avenir con el principio de la Caballería, porque si no lo hace así, es contrario al Orden de Caballería y sus principios; por esto no conviene que la Orden de Caballería admita en la participación de sus honras a los que la son enemigos, contrarios a sus principios…”

Ramón Llull describe en su libro al oficio del caballero, cómo debe ser examinado el escudero que será armado caballero, al modo en el que debe ser recibido en la caballería, a la significación de las armas y de sus costumbres. Finalmente habla de la honra que se debe hacer al caballero. Afirma Llul que así como un Príncipe o Rey o Señor de un Estado no puede serlo sin haber sido armado caballero, por esa misma razón le debe respeto y honra al caballero, pues es a quien, en definitiva, tendrá a su lado en el campo de batalla. 

Pero, en estos primeros párrafos, encontramos la justificación del caballero: el mundo que ha engendrado la injusticia, la enemistad, la deslealtad, la injuria y la falsedad y necesita de hombres que reparen ese desorden, poniendo en juego todo lo que sea necesario. ¿No es acaso la descripción del mundo que nos rodea? El escudero recitaba la divida de la Orden de Caballería: Mi alma a Dios, mi vida al rey, mi corazón a mi dama, mi honor a mí. Pero todo se resumía en el honor, que dependía de mantener vivo el oficio de caballero, y ejercerlo.

El siglo XXI adolece de todas las faltas de las que se lamenta Llull, y que dieron lugar a la creación de la Orden de la Caballería; pero a diferencia del siglo XII, en este siglo son muy pocas las personas que pueden asumir este compromiso. El honor es relativo, entonces todo se ha vuelto mucho peor, pues el alma está en interdicto, la vida se reserva para el único y propio beneficio, el corazón ha cedido el amor a la simplicidad del vínculo frágil, efímero, y a nadie importa qué significa exactamente la honorabilidad.

Es justamente por esta carencia, que la Orden de la Caballería ha perdurado, aún en una mínima y desapercibida existencia, y comienza a sacudirse del profundo letargo al que había quedado relegada en los últimos dos siglos. Nos toca vivir en un mundo donde los valores de la fe, el honor y la justicia se guardan en la intimidad por temor a desentonar con los tiempos. La cultura se convierte en multicultura, es decir, en todas y ninguna. La vaguedad de conceptos en cuanto a temas sensibles como “familia”, “religión”, “tradición” y “deber” son inmediatamente sospechados de ideologismos vinculados con el oscurantismo, la segregación, la discriminación y el ataque a la libertad de conciencia.

Durante décadas, especialmente luego de terminada la Segunda Guerra Mundial, Occidente vio crecer un movimiento libertario que vino a poner en la picota a todos estos valores que conformaban la sociedad construida durante siglos. El mayo francés, el existencialismo, el deconstructivismo y el relativismo como conjunto del abandono radical del modelo cristiano nos ha dejado un vació de valores tan extremo que nos lleva a una sociedad al borde de su extinción cultural. Bernadr Tschumi –se dice que es uno de los arquitectos que mejor ha interpretado a la filosofía decontructivista de Jaques Derrida- afirma que La forma no sigue más a la función. Si la respectiva contaminación de todas las categorías, las constantes substituciones y confusiones de géneros son las nuevas directivas de nuestra época, lo mejor sería tomarlas en nuestro provecho.[1]

Si Tschumi está en lo cierto (me asombra su frase “las iglesias se convierten en discotecas”), ya no deberían existir pilares, ni principios, ni siquiera cimientos, porque cualquier cosa puede ser sustituida por otra. Sin embargo, la experimentación intelectual está lejos de representar al grueso de una sociedad confundida.

En la medida en que tomemos conciencia de esta confusión entenderemos que el rol de la Caballería en el Siglo XXI sigue siendo el mismo que en el siglo XII, con la sola diferencia de que no tiene el monopolio de las armas, que han pasado a manos de los Estados Nacionales. La Caballería sigue representando la búsqueda de todo aquello que Ramón Llull expresaba cuando, al principio de su libro describe como la crisis de ausencia de valores que dio sentido a la existencia del Caballero

[1] Broadbent,Deconstruction, a student guide., p. 67

https://eduardocallaey.blogspot.pe/2016/05/la-caballeria-en-el-siglo-xxi.html

sábado, 25 de junio de 2016

El calendario celta

El calendario celta
La rueda del año de la tradición celta

El calendario celta es solar-lunar y fue diseñado para alinear las lunaciones con el ciclo agrícola, y la posición astronómica exacta del Sol se consideraba menos importante. Según el calendario de Coligny, el año celta tenía doce meses divididos cada uno en dos quincenas. El año se dividía en dos mitades o períodos. El periodo “claro” correspondiente al verano y a los días largos y el periodo “oscuro” correspondiente al invierno y a las noches largas. Todos los meses comenzaban con la luna llena y la celebración del año nuevo tomaba lugar durante las "tres noches de Samonios", la luna llena más cercana entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno. Las lunas llenas que marcaban el punto medio de cada cuarto del año dividido por los solsticios y los equinoccios (Yule, Ostara, Litha y Mabon), determinaban las festividades durante las cuales se celebraban las festividades lunares (Samhain, Imbolc, Beltane y Lughnasadh).

rueda

En periodo “oscuro”, invernal, va de samonios a cutlos (alrededor del fin de abril) y el periodo “claro”, estival, va de giamonios (principio de mayo) hasta cantlos (fin de octubre). A diferencia de los romanos que contaban el tiempo según el número de días, los celtas lo hacían según el número de noches, los meses comenzaban con la luna llena y el cambio de fecha era la puesta del sol. Es muy complejo encontrar una correspondencia regular entre el calendario celta y nuestro actual calendario puesto que nuestras fechas tienen en el calendario celta un valor diferente cada año. Las correspondencias entre los dos calendarios tienen un periodo cíclico cada 19 años aproximadamente.
Los ocho sabbats wiccanos

La rueda del año es el calendario druida retomado por la Wicca y otras religiones neo paganas para designar el ciclo anual de las estaciones y determinar las festividades mayores. El ella están marcadas las 8 festividades más relevantes que se celebran de una manera regular durante el año. 
Estas fiestas son llamadas Sabbats por los wiccas y están originadas en viejas festividades celtas y germánicas que antecedieron a las fiestas cristianas que en cierta medida vinieron a reemplazarlas.

Los sabbats son de dos clases: por una parte los “sabbats menores” son aquellos que marcan el comienzo de una estación del año, es decir, que coinciden con los equinoccios y los solsticios: Yule, Ostara, Litha y Mabon. Los "sabbats mayores" son aquellos donde la energía de la naturaleza de cada una de las cuatro estaciones está al máximo grado: Samhain, Imbolc, Beltane y Lughnasadh. Hay que notar que para la tradición celta el año comienza con Samhain, mientras que para la mayoría de las tradiciones germánicas el año comienza en Yule. Evidentemente estas festividades cambian y son opuestas en cada uno de los hemisferios.

Para ser precisos, no hay que olvidarse de que el calendario celta es solar-lunar.Los solsticios y los equinoccios solares (sabbats menores) tienen una importancia fundamental para determinar las fechas de las festividades intermediarias lunares (sabbats mayores). En efecto, a partir de ellos se determinan las lunas llenas deSamhain (el año nuevo), Imbolc, Beltane y Lughnasadh. En la figura de la “rueda del año” se han fijado las fechas de estas fiestas con respecto al calendario solar, pero si se sigue el verdadero calendario celta solar-lunar, las fiestas lunares (sabbats mayores) son variables cada año según las fechas de las lunaciones.

http://www.adivinario.com/celta_400_calendario.php

viernes, 24 de junio de 2016

ARQUITECTURA Y MASONERÍA


Por Demolay

a Masonería se halla estructurada como una ORDEN debido a que posee una regla que le otorga forma, esquema de organización, jerarquía, funcionalidad, principios y procedimientos; posee también una causa o sentido de misión y, finalmente, expresa una disposición simbólica que constituye su lenguaje y su método esencial de enseñanza y comunicación. Estos tres componentes (estructura, misión y simbolismo) son distintivos de las órdenes y la nuestra no escapa a ellos. 

Respecto de su simbolismo, habrá que declarar que éste se ha tomado esencialmente de la arquitectura y, particularmente, de la tradición de los constructores de las catedrales góticas de le edad media europea. Desde la perspectiva de los tiempos actuales, sería una grata especulación intentar apreciar hasta qué grado los canteros medievales alcanzaban un determinado nivel de éxtasis o de vibración espiritual, -si es que lo experimentaban-, al ver fluir de sus manos las sublimes revelaciones en piedra levantadas a la Gloria de Dios. Si nuestros antepasados vivían o no de manera efectiva los celestiales sentimientos espirituales que su oficio debía reportarles, lo cierto es que la Orden Masónica recibió el marco esquemático de organización y de simbolismo de los albañiles o canteros medievales y, por supuesto, de sus arquitectos. 
La Masonería contemporánea, necesariamente filosófica, aplica las reglas de la construcción al Templo o Edificio Espiritual, cuyo levantamiento exige de sus operarios un doble esfuerzo: la construcción personal en los terrenos de su propio «Yo Interno» y la construcción externa en los escenarios del mundo, de la sociedad y de la comunidad, estructurados sobre la base de los Principios masónicos: la tolerancia, el reconocimiento de la igualdad espiritual de los hombres y la posibilidad política de acceder a esquemas jurídicos que la garanticen, la libertad, la fraternidad entre todos los hombres sin distinción de credos, ideologías, razas, clases y orígenes sociales. Contrariamente a lo que las personas piensan -sobre todo la feligresía católica- la Masonería no está en contra de religión alguna, ni excluye de sus estudios el análisis de los fundamentos de la fe y por ende de las religiones. El clima de tolerancia y libertad que se da en las Logias permite, en primer lugar, que sus miembros piensen, analicen y discutan y que, por otro, CREAN o asuman la fe que mejor satisfaga sus expectativas. La Masonería -sin ser religiosa- permite un ambiente de religamiento profundo muy asociado a la vida espiritual.


Si el trabajo de construcción del «Yo Interno» es un esfuerzo espiritual, es decir, iniciático, el quehacer de construcción social es un trabajo político. Hay pues una Arquitectura espiritual y una Arquitectura política y en consecuencia se tienen dos edificios: elpersonal o interno y el social o externo. La Masonería reconoce que ambos edificios son vitales para garantizar la plena realización de la vida humana; sin embargo, la Orden no se declara ni religiosa ni política, porque reconoce que los debates de este género contribuyen a enfrentamientos que anulan el deseo último de la Fraternidad Masónica: llegar a ser el «Centro de la Unión», como asentó James Anderson en The Ancient Charges o Antiguos Deberes de los Francmasones, consignados en el Libro de las Constituciones de 1723, documento que constituye la Carta Magna de la Masonería Filosófica Universal. ¿Cómo realiza entonces la Orden su trabajo externo? La clave de esta realización radica en la eficiencia con que su estructura simbólica e iniciática logra efectivamente transformar la visión del mundo de sus adeptos. Cuando sus educandos logran percibir la realidad sin la venda de la ignorancia, la superstición, el fanatismo y la ambición, cuando la Luz Masónica ha anidado en sus corazones, entonces las cosas aparecen ante sus ojos de otra manera y sus conductas personales y sociales se orientan ahora bajo otros principios, principios que convienen a todos y no afectan a nadie. 

Es decir, para lograr las dos construcciones, el masón necesita reunir tres requisitos: 

1. Conocimiento de sí mismo y conocimiento del mundo.
2. Dominio de sí mismo y su realización en el mundo.
3. Ennoblecimiento de sí mismo y aspiración a la dicha de la vida de la humanidad.[1]
Esta interpretación ética del trabajo masónico también se manifiesta en que el taller contiguo a la catedral, se halla convertido en Logia, y el templo en un lugar de devoción de especialísima índole en donde se sacraliza el trabajo. Entonces, la Logia se convierte en un «espacio sagrado de trabajo» dedicado a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo, espacio en el que la fraternidad y la unión espiritual de los asistentes constituye la mejor garantía del desarrollo colectivo. 

Las Logias bien organizadas y bien dirigidas, respetuosas de las formas masónicas dispuestas en los cahiers oficiales y seguidoras de la tradición del ritual y del simbolismo, son una prenda de efectividad transformadora de sus adeptos y se constituyen, de inmediato, en un centro de atracción en el que los integrantes asisten deseosos de participar activamente en el esfuerzo grupal de la Logia por lograr cuantos fines se propongan en su seno. Por lo contrario, las Logias dirigidas por hermanos que desconocen las reglas del Arte Real y los procedimientos básicos de la construcción masónica, las Logias que mezclan la frivolidad y la ligereza, se “profanan” en el sentido literal del término, pierden la vocación constructiva y se alejan de la arquitectura moral de la Orden. No nos sorprenda, por lo tanto, que las Logias abatidas sean precisamente las que se caracterizan por el desorden, el distanciamiento de la tradición iniciática, el involucramiento de la politiquería, el autoritarismo de sus dirigentes, la ausencia de respeto al albedrío de los obreros, la apatía de sus integrantes justamente decepcionados porque no encuentran lo que buscan, el abandono ritual, la desidia, la falta de motivación, etc. 

Un hermano de este Oriente (Xalapa, Veracruz, México) hace ya varios años, indicaba en sus peroratas la necesidad de que los asistentes a las Logias asumieran, de entrada, una disposición y una actitud espiritual religante, -no religiosa, sino meramente «re-ligante»-, de tal forma que la Tenida no se convirtiera en una simple “asamblea, junta o reunión”, sino en un acto en el cual secelebrara la Logia. Ahora bien, “celebrar” la Logia significa VIVIR el ritual y el simbolismo y predisponer el ánimo y el espíritu para ser especialmente receptivos al mensaje de la apertura, del desarrollo y del cierre de los Trabajos. Pensar, como pensaba el gran poeta alemán Goethe, cuando observaba la Estrella Flamígera sobre el Ara y decía: 

Para empezar y para concluir,Compás, Plomo y Nivel.Todo se entorpece y paraliza en las manos,Si la estrella no ilumina el día. 
En otra parte de uno de sus múltiples poemas dedicados a la Masonería, abunda Goethe en la belleza del simbolismo de las Tres Grandes Luces de la Masonería: el Libro de la Ley, la Escuadra y el Compás. 

La Biblia, en su caso, es la Luz sobre nosotros no como autoridad dogmática, sino como expresión de fe en una ordenación moral del mundo; la Escuadra es la Luz en nosotros, porque es el símbolo del derecho y del deber que Dios grabó en la conciencia y que conduce moralmente a los hombres; el Compás es la Luz alrededor de nosotros, es el símbolo de la fraternidad y del servicio al prójimo.[2]

Los asistentes a la Tenida deberían tener en cuenta, además, otros elementos de la arquitectura masónica, es decir, de su simbolismo, justo cuando se colocan su mandil para dedicarse al Trabajo y para presenciar la apertura de la Logia. Cada herramienta, cada utensilio tiene su significado en el conjunto logial, como también lo tiene el peculiar lenguaje de apertura, el golpeteo de los malletes de las Luces del taller, la iluminación y la decoración del Templo, etc. 

La Invocación de la Apertura de los Trabajos, que es una verdadera dedicación espiritual a la «Gloria del Gran Arquitecto del Universo» y que supone un «re-ligamiento» espiritualascendente, la dedicación de los Trabajos a la «Confraternidad Universal», que es un «re-ligamiento» espiritual horizontal que apela al sentimiento de fraternidad entre los hombres, todo bajo los auspicios de una Simbólica Potencia que regulariza los Trabajos, todo esto es un monumento a la sublimación que debe disponer el ánimo de los asistentes hacia lo más elevado que la conciencia pueda percibir. Por otra parte, el reconocimiento de que la Logia se sostiene en tres columnas, colocadas en los tronos de cada una de las Tres Luces, -el Venerable y los dos Vigilantes-, nos da la sensación de fortaleza y la convicción de que la Logia se reúne bajo el amparo de leyes universales. Estas columnas respectivamente significan: 

La Sabiduría o pensamiento que dirige.La Fuerza o energía moral que la ejecuta.La Belleza o armonía de las fuerzas mentales, la concordia entre el pensamiento y la acción. 

Con estos elementos en mente ¿es posible no asumir una actitud espiritual capaz de matizar los Trabajos de la Logia con un aliento de construcción personal y colectiva orientada al cultivo del «Yo Interno» y del «Yo Colectivo»? ¿Es factible estropear los trabajos con vacuidades y liviandades más propias de sindicatos y de camarillas que de una Logia dedicada al Trabajo Espiritual e Intelectual? 

Una de las razones de que la Arquitectura Masónica se disipe del seno de las Logias es el olvido de estos principios básicos de la construcción masónica; el abandono de las reglas básicas del Oficio y la atracción de motivaciones profanas de algunos hermanos que se aburren de la cotidianeidad masónica y que creen que el «Arte Real de Labrar la Piedra en Bruto» carece de sentido práctico en nuestras vidas y en nuestra sociedad. Estos hermanos permanentemente expresan que lo que se dice en la Logia es muy bonito, muy bello, muy poético, pero siempre rematan con la pregunta ¿cómo repercute en la sociedad? ¿qué hace la Masonería allá fuera? Y entonces parece que desconocen o que olvidan que la Masonería no tiene otra cosa que hacer más que hacer masones y que en éstos, los principios masónicos actúan de tal forma que en la vida profana las acciones de nuestros hermanos se van manifestando en sus obras, acciones y dichos y es así como destacan en sus trabajos, donde quiera que se encuentren y por modesto que éste sea. 

Ciertamente, toda Logia corre el riesgo de caer en una burocratización del trabajo y todos los masones pueden hacer de la sistematización de su asistencia a la Logia un patrón estéril de creatividad, de innovación y de motivación. Evitarlo dependerá del talento grupal de la Logia y de proporcionar a los Trabajos un atractivo siempre renovador. 

La Orden Masónica, luego de tantos años de existencia formal, ha resistido persecuciones, excomuniones tan ingenuas como infructuosas de pontífices fanatizados y necios, incomprensiones y denostaciones de toda clase y orígenes; sin embargo, y a pesar de todo, siempre ha salido fortalecida y renovada sin abandonar sus Principios esenciales que le dan forma y contenido y que definen su naturaleza iniciática. La Orden Masónica no está llamada a ser una sociedad de masas, sino una agrupación selecta y selectiva que escoge a sus adeptos sobre la base de requisitos que cualquier hombre de bien y de honor puede efectivamente cumplir. Aún así, tal vez sus peores enemigos, aquéllos que más contribuyen a su destrucción, lejos de hallarse fuera de sus filas y de sus templos se encuentren justamente dentro de ellos. En efecto, muchas veces los elementos más nocivos para la Orden Masónica solemos ser nosotros mismos, pues nuestra ignorancia de lo que ella es verdaderamente, el desconocimiento que tenemos de su historia, de su naturaleza, de sus fines, métodos, principios, y sobre todo la ignorancia que manifestamos de sus límites, nos predispone en su contra, queriendo que ella, la Orden, sea como nosotros queremos que sea, que actúe como suponemos que debe hacerlo y queremos, encima de todo, transformarla al tono de los tiempos, como si la Institución no fuera, en sí misma, eternamente contemporánea. 

¿Y quiénes son éstos? Son aquéllos que la frivolizan queriéndola despojar de sus atributos esenciales; son aquéllos que con su actitud profanizante alejan a los hermanos de las Logias, estropean el logro de las metas formativas de sus Templos y terminan por destruir lo que no comprenden. El olvido de que la Orden tiene como objetivo disipar la ignorancia, combatir los vicios y las pasiones que deshonran al hombre haciéndole tan desgraciado e inspirar el amor a la humanidad, y que sus métodos son la educación iniciática y espiritual de sus miembros, produce miopía en los hermanos, les impide ver más allá de las “formas” y les produce gran confusión. 

De esta manera, podemos concluir que el simbolismo de la Orden se halla cifrado por medio de los recursos de la Arquitectura, al punto que Arquitectura y Masonería se encuentran indefectiblemente unidas. Aprendamos a ver en los símbolos masónicos la pureza de su mensaje y asumamos la voluntad de estudiar y compenetrarnos más y mejor de sus profundos significados. 

[1] Lennhoff, Eugen, Los Masones ante la Historia, Traducción de Federico Climent Terrer, Edit. Diana, 1983, p. 29. 
[2] Por supuesto, el simbolismo de la Escuadra y el Compás apela también a otros significados. Tradicionalmente, en los cahiers oficiales de la Gran Logia Unida Mexicana del Gran Oriente de Veracruz, se postula que la Escuadra alude a la materia y el compás al espíritu, y este esquema permite explicar las diferentes posiciones que ambos instrumentos adoptan sobre la Biblia según el grado que se trabaje.

https://demolay.wordpress.com/2006/10/21/arquitectura-y-masoneria/