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martes, 17 de abril de 2012

RICARDO POLO: HABLEMOS DE LIBREPENSAMIENTO II



Hablemos de Librepensamiento II

Por Ricardo Edgardo Polo

Lamentablemente, las acepciones consignadas, generalmente son adversas a la legitimidad del Progreso por esa vía. II Parte Hablábamos del librepensamiento en la edición anterior, destacando lo vital que significa él, en el contexto de la Masonería. Y no podemos menos que formular algunas reflexiones y consideraciones, respecto de tan importante derecho que posee el ser Humano y en especial en aquél que resulta Iniciado en los denominados «misterios» de la francmasonería. A lo largo del tiempo en que el masón desarrolla sus actividades en la Orden, se va conformando una personalidad intelectiva que faculta a quien persevera en los «conocimientos» masónicos, tener conciencia y visión de un mundo que procura ser distinto del que nos toca vivir.

 No se trata esto de una visión «idealista», del tipo Berkeliano, sino de una visión ideal que surge de la concepción masónica de lo que llamaríamos «un mundo mejor, ante un actual imperfecto». Sin cometer la indiscreción de revelar los dictados de nuestra doctrina en el R:. E:. A:. y A: ., en cuyo seno es posible alcanzar el verdadero conocimiento de aquello a lo que la Masonería aspira dentro de la convivencia humana, podemos afirmar que una inmensa mayoría de QQ:.HH:. no capta con claridad las aspiraciones humanitarias, civilizadoras, para-dogmáticas que original y doctrinariamente, procura en su accionar, nuestra Orden. Resulta ser y mi experiencia en lo masónico me lo indica, que a lo largo del tiempo se van distorsionando los objetivos y desvirtuando los conceptos.

Para demostrarlo, puedo mencionar algunas alternativas que así lo producen, comenzando por los equívocos más conocidos, como son el sostener que la masonería puede «practicarse» y concentrarse en lo que denominamos «simbolismo», en la creencia que originalmente y dentro de los parámetros de la Masonería Operativa, solo tenían vigencia los tres Grados: Aprendiz, Compañero y Maestro. Si bien es cierto que antes de la creación del Rito Escocés Antiguo y Aceptado la Masonería se estructuraba sobre esa base, lo que en realidad se produjo al crearse el Rito fue sistematizar doctrinariamente parámetros y paradigmas que ya existían en el orden filosófico y «especulativo» de los antiguos masones, que además de haberse asociado en razón de su profesión de «constructores» no circunscribían su «asociación» tan solo a la práctica del trabajo, la defensa de sus derechos o el «conocimiento» que los maestros arquitectos transmitían profesionalmente. Resulta obvio historiar lo que sabemos respecto de las asociaciones de constructores, dentro de lo testimonial de su desenvolvimiento. Pero también resulta necesario advertir, que los contenidos de los grados del «filosofismo», tal como conocemos al R:. E:. A:. y A:., no son un «invento» de sus creadores o divulgadores.

Por el contrario, los Rituales de grado han pretendido sistematizar y concretar ideas, aspiraciones, doctrina y sus parámetros constitutivos, para alcanzar una sociedad civilizada, progresista, propagando la Ciencia y la filosofía dentro del ámbito de la Razón, como el único (sin sostenerlo como fundamentalismo) método de hallar la Verdad y a través de ella, la mayor comprensión sobre los grandes interrogantes de la mente humana. La masonería tiene la particularidad de no minimizar o generalizar los enigmas que acucian al pensamiento del Hombre. Resulte este ser un desinformado o una eminencia en el saber. Todos los hombres se plantean dudas y aceptan respuestas o las adoptan según su nivel intelectual y formativo. Desde los albores del conocimiento, desde que el hombre despertó de las tinieblas del homínido, siempre lo han condicionado sus interrogantes e impulsado a develar los enigmas que su «comprensión» o ignorancia de las cosas, lo llevaron hacia la búsqueda de respuestas. Y en el fondo de tal particularidad en su naturaleza, no cabe duda que la «libertad» con la que puede pensar o razonar, es lo que le ha permitido obtener respuestas. Eso, naturalmente, es el librepensamiento.

 En uno de los Rituales del filosofismo, podemos leer algo sumamente significativo, que condensa sin fragilidades y expone claramente, el hecho cierto que explica el trabajo masónico en si mismo y que debe ser tomado como fundamento de si mismo. Se expone así: «Nuestro lema dice: «Ordo ab chao», el «Orden sobre el Caos». Reina el desorden y la confusión en el mundo político y moral (aunque no se refiere el párrafo a un momento determinado de la Historia...). Los más audaces se hacen los más poderosos; adquieren los medios de intimidar o seducir a los incautos y crean la tiranía, el despotismo y la arbitrariedad que rigen hoy los destinos de todas las naciones que se tienen por más civilizadas.

La Justicia se administra al antojo de los gobernantes, los advenedizos ocupan los puestos reservados para el talento y el saber; el oro oscurece el brillo de la inteligencia y es el único afán, el único móvil y objeto de las intrigas y execraciones: el mérito desaparece eclipsado por la falsa ciencia apaniguada, y la ley es el capricho del tirano. En los templos dominan el engaño, la astucia y la maldad». Si nos atenemos a la época en que tales conceptos fueron vertidos (Siglo XVIII), estos términos parecerían estar explicados en el imperio de las monarquías y las convulsiones sociales de aquellos tiempos, pero si extrapolamos y ubicamos los conceptos aplicados, a nuestro tiempo, advertiremos que pudieron haber cambiado las formas, pero no ha cambiado el contenido.

Cual si estuviésemos viendo la realidad tras los parámetros de una radiografía, seguramente nos asombraremos de advertir que aquello de que «no hay nada nuevo bajo el sol...» se convierte en una verdad perfectamente demostrable. En el Ritual que hemos mencionado, luego aparecen claros y precisos los siguientes conceptos: «Estúpidos sacerdotes que se dicen ministros del Eterno e intérpretes de su Ley, corrompen las costumbres con un dogma envilecedor; embrutecen a las masas con un culto tan torpe como ridículo, siembran el fanatismo y la superstición en el niño, la discordia en la familia y la inmoralidad en las naciones. Unos y otros se abrogan el derecho de dirigir las escuelas, los talleres, los gremios, los menores pasos del hombre; en todas partes están, todo lo revisan; y el Caos más espantoso ha invadido el Universo.

De él nos proponemos sacar el Orden y destruyendo los abusos, aniquilando el Fanatismo y la Hipocresía, difundiendo la Luz... La Tarea es difícil, pero gloriosa y en tan espinoso camino nos favorece el impulso constante de la Naturaleza entera. Nuestra Institución está encarnada en el Progreso, fomenta la Evolución civilizadora en todo el Orbe y su triunfo es por ello seguro e inevitable». Tal vez suceda que el vertiginoso y problemático convivir que nos atrapa en estos tiempos, haya hecho pensar a nuestros QQ:.HH:. e incluso al ciudadano común, que tales premisas carecen de motivación o resultan ajenas a nuestro tiempo. Tal es el estado de incertidumbre al que está sometido el Hombre, que no parece advertir, en toda su magnitud, las tinieblas que oscurecen su vida cotidiana.

Tal vez ocurra por el poder de la mediática y al mismo tiempo la vertiginosidad de las acontecimientos mundiales, la dicotomía entre problemáticas distintas o la confusión reinante en materia socio-político-económica, que afectan y abruman al ciudadano en el planeta. Incluyendo, claro está, la multiplicidad de conflictos, intereses en pugna y la ahora reinventada colisión entre Occidente y Oriente, esta vez impulsada por el Imperio vs. el Islam, que parece remedar el tiempo de las Cruzadas... Lo cierto es que los males que la Masonería ha combatido desde su origen, no solo no han sido erradicados sino que se incrementan a medida que las variables recrudecen y colisionan. También ocurre que los factores de poder, dentro y fuera de las Instituciones, se conforman de acuerdo con el nivel de inteligencia y formación del ciudadano y además, con la inclinación a ejercerlos en demasía, acorde con el sentido de impunidad que reine en cada ámbito. Sencillos principios como el «saber», la «virtud» y la «verdad», pudieran iluminar las inteligencias del mundo. Y en eso debe hallarnos la Masonería.

 En esa tarea, en ese esfuerzo personal que es deber del iniciado. Deberemos recordar siempre que «Todos los males de la Humanidad provienen de la defectuosa organización de las Instituciones». Eso lo sostiene uno de nuestros Rituales que dice «...El hombre primitivo por instinto social se reunió en familias, tribus y naciones y el más sabio fue el jefe y el padre o patriarca de los asociados. Mas observando las ventajas y prerrogativas inherentes a la autoridad, se despertó la ambición y el más fuerte usurpó el poder de gobernar a la asociación y la oprimió imponiéndole su arbitraria voluntad a los demás. Pero el más astuto e hipócrita, para empujar aún a los más fuertes, se valió del temor a Dios, se dijo ministro suyo y en comunicación con él, le dio su ley y gobernó a su antojo».

Y ampliando aún más estos elementales pero certeros conceptos, que diagnostican el mal que transpone todos los tiempos, leamos lo que nuestro Ritual explica, al decir: «...De concierto unas veces y otras en guerras encarnizadas, agitando las masas ignorantes y envilecidas por su nefando influjo, ambos han explotado y explotan hoy día a los pueblos, manejándolos según su capricho, sus leyes envilecedoras y forjadas a su amaño para perpetuarlas en la superstición, el fanatismo y el embrutecimiento, creando sucesivamente la esclavitud del vencido, el despojo del acusado; la distinción de castas, el feudalismo, los calabozos; la fiscalización y la tiranía más espantosa, la Inquisición papal, en fin y cuantos males aquejan y han aquejado al género humano.

 Pero en contra suya los filósofos, los francmasones, se han levantado dolientes por las miserias de la humanidad, para cortar los abusos, reparar las injusticias y castigar la iniquidad, reconquistando denodados los derechos del Hombre, hollados por los oligarcas y establecer en la Tierra el reinado de la Razón» Las frecuentes discusiones relativas a tales conceptos, que se ven planteadas en el ámbito de nuestros talleres y ahora en las Listas Masónicas en la Web, evidencian como resultado una desproporcionada realidad entre lo cierto y lo creído. Muchos de nuestros QQ:. HH:. desconocen que el reinado de la Razón tiene fundamento en alcanzar la Redención Social, que bajo el nombre de Grande Obra constituye el objetivo de la Masonería.

 Tal vez los excesivos compromisos con la pretendida «interpretación» de los símbolos, aparta al masón de la línea horizontal, al punto de no permitirle saber que su accionar se debe a «...la reivindicación de los derechos que da la Naturaleza al hombre, los cuales son inherentes a su ser.» La evidente tendencia a la religiosidad impuesta por las Constituciones de Anderson y la proliferación actual de diversos conceptos religiosos que se intentan introducir en la temática masónica, han hecho olvidar que nuestros manuales señalan que «No precisamos la religión cristiana, ni la judaica, ni la mahometana, ni partido político alguno: ni los atacamos ni defendemos. Declaramos guerra eterna al Vicio y a la Maldad; tenemos por patria el Universo y por familia a la Humanidad, y con paciencia y constancia trabajamos incesantemente en modificar el organismo social presente, derribando piedra por piedra el monstruoso e informe edificio de los astutos y tiranos, estudiando sus arterías y depredaciones y las necesidades crecientes de los pueblos, hasta conseguir asentar en el mundo entero los principios que os hemos inculcado en las cámaras capitulares y consejiles, y que os habéis obligado a sostener y propagar haciéndonos “apóstoles del Progreso». No os asombréis, QQ:. HH:. que tal vez por vez primera estéis leyendo estos conceptos. No han sido «inventados» por este pensador masónico. Han sido escritos y publicados en nuestros Rituales. Son parte de la extensa y nunca limitada enseñanza doctrinaria y proposición elocuente de nuestro accionar. A eso se debe la prédica constante de pensadores como José Ingenieros o luchadores como Francisco de Miranda o el general don José de San Martín. Ellos no dedicaban su tiempo a lucubraciones gatopardistas o a la acumulación de inexactitudes, como las que hemos leído por estos días. Resulta ser que en el anuncio de un Congreso Internacional Masónico, se dice que la «Masonería Moderna o especulativa se inició en Europa en 1717, junto con la fundación de la Gran Logia Unida de Inglaterra...». Siendo, como lo es, inexacto, al punto de que cualquier masón que tenga ante sus ojos ese texto y no conozca la Historia masónica, lo creerá a pie juntillas.

La «Masonería Moderna o Especulativa» nació en Londres en 1717 y no en Europa y la Gran Logia Unida de Inglaterra nació en 1813, con la Unión de las Grandes Logias habidas en Gran Bretaña. Y es más. Un Vademecum publicado en Argentina por el año 1934 y editado por mi Logia Madre, sostiene que «Las únicas cuatro Logias que había en Inglaterra en 1717 se reunieron el 7 de febrero en la taberna de «La Corona», de Londres, donde resolvieron unirse en una sola Gran Logia, de la cual se nombró Gran Maestro a Antonio Sayer, el día 24 de junio del mismo año».

 Las Cuatro Logias que se mencionan no eran las únicas en Inglaterra, su unión fue para formar la «Gran Logia de Londres y Westminster», que fue considerada por la Gran Logia de York -en plena vigencia- declarándola «espuria» (en ese tiempo no existía la famosa Regularidad o Irregularidad) y varios de sus integrantes, entre ellos James Anderson, no eran Masones Iniciados. Estas no son «mis» afirmaciones, son hechos históricos que han sido sistemáticamente confundidos o tergiversados. No hablaré de los anatemas y sambenitos con los que he sido «condecorado» por algunos de mis QQ:. HH:. He aprendido en estos últimos tiempos de investigador y estudioso, que la magnitud del desconocimiento sobre la Historia de la Masonería de los últimos 7 Siglos es tal, que se cree a pie juntillas la versión actual de la leyenda de Hiram Abif y la construcción del Templo de Salomón, inventada por James Anderson y Theofile Desagulliers, ambos pastores calvinistas. Al redactar las Constituciones de 1723, sostienen una Historia que lleva el origen de la Masonería más allá de Adán y Eva e incluso, «anterior» al mundo...

Por eso la importancia del «librepensamiento». Así como el «libreexamen» permitió a Lutero cuestionar las inexactitudes e invenciones de la clerecía católica, es un deber de cada masón imbuido de la mística del pensamiento doctrinario de la Masonería, muy anterior y no acotado a las Constituciones que hoy aparecen como dogmáticas, investigar a fondo en la Historia de la Institución. Hace unos días, en un encuentro con un Aprendiz recientemente iniciado, me enteré de que al preguntar cómo podría él «conocer» más sobre la Orden, se le dijo que se atuviera al Ritual de su grado, pues «...la lectura de otros tratados producirían en él la confusión»...

 En mis 46 años de membresía en la Orden, nunca escuché tamaño despropósito. De allí que pueda comprender, al menos, las inexactitudes que son repetidas en L:. y Talleres. No puedo pormenorizar mi paso por distintas L:. de la Obediencia. Debo reconocer que he conocido QQ:. HH:., algunos de los cuales los lloro por su ausencia, pero debo confesar que me he visto enfrentado con algunos que no me han perdonado estudiar, investigar y profundizar en el pensamiento masónico. E incluso con alguno que me ha difamado en el orden internacional, en las Listas Masónicas, llevando y trayendo chismes con la pretensión de descalificarme. Poca muestra de fraternidad, claro está. En la actualidad cuento con Plancha de Pase y Quite y a plomo con el Tesoro de una Obediencia Regular. Por lo que ciertas calificaciones hacia mis actividades intelectuales, me excluyen de anatemas capciosos.

 Prefiero seguir haciendo lo que hago, precisamente por sentirme «librepensador», que acatar controles o supervisiones de algunos «funcionarios» que creen saber y en realidad, no saben. Lo que me preocupa si, es el hecho de que mis de tractores impiden o retardan la circulación de mis trabajos de investigación Histórica, entre ellos el que se denomina «¿Es la Masonería una religión?», que constituye un meduloso análisis de las opiniones vertidas en la Universidad Complutense de Madrid, con los Cursos de Verano realizados en El Escorial y dirigidos por el jesuita José A. Ferrer Benimelli. La participación en esos Cursos de destacadísimos historiado-res, representantes de diversos credos e integrantes de Supremos Consejos de la Masonería, me permite establecer un lazo de seriedad en la temática desarrollada.

Por otra parte, las investigaciones que hemos desarrollado respecto de la Masonería Operativa y la existencia de la poco conocida pero no menos importante y trascendente Masonería Progresista Universal, Rito primitivo, originada en Florencia a través del gran masón que fuera Leonardo Da Vinci, con sus Academias de neto corte masónico, son ignoradas en nuestro ámbito con elocuente silencio. Y sí «comentadas» nuestras proposiciones, a través de un significativo número de virus que recibimos en nuestro diario intercambio de mensajes por la Web. Como «librepensador» tengo conciencia de los riesgos que se corren al luchar contra Tirios y Troyanos, incluyendo muy QQ:.HH:. cuyos consejos procuran convencerme de no «pelear contra molinos.

 Naturalmente que no soy ni me siento un Quijote. Pero me alcanzan los extremos de la Ley, esa que desestima al que crece, enloda al que piensa o anatematiza al que disiente. Pero, también se que hasta la fecha, mis Trabajos no han sido refutados, ni mis afirmaciones constituyen motivo de Juicios masónicos. Me asombra la falta de cuestionamientos a las inexactitudes. Hay como cierto temor a indagar o al menos pareciera que ciertos conceptos pudieran ser dogmáticos, dentro de una Institución profundamente racionalista.

Aunque debo confesar haber escuchado que «...ya no podemos ser racionalistas...» tal vez en mérito al auge de los misticismos, esoterismos, religiosidades, dogmatismos e incluso la admisión de «verdades reveladas», que con mayor frecuencia se incorporan al lenguaje masónico. En el Vademecum mencionado precedentemente, hemos podido leer que "Los doctores Anderson y Desagulliers fueron los que perfeccionaron los antiguos métodos y constituciones. A ellos se debe el hecho de que la Masonería sea libre y aceptada, fundada en la Leyenda de Hiram y el simbolismo del templo de Salomón»... Nada menos. Leído así, de sopetón, pareciera ser legítimo lo dicho por el autor del Vademecum."

 Pero... Sin embargo, se encuentra en discusión, incluso afirmado por Robert Gallatín Mackey en su Enciclopedia de la Masonería, en la que señala que los «antiguos documentos que mencionan ambos doctores..., no puede decirse que sean auténticos o legítimos, y algunos de los que fueron tomados en cuenta se curiosamente se «...quemaron o desaparecieron en un incendio en Londres...» Y a mi entender y por si fuera poco, entre los antiguos documentos o manuscritos existentes al momento de su utilización, no fue mencionado ni tenido en cuenta aquél que se denomina «Principios básicos de la Francmasonería Primitiva, aprobados en la Asamblea General de Francmasones que se reunió en Paris en 1523» y que constituye el más auténtico documento que perfila el quehacer masónico y la relación de la Masonería con el mundo que le toca vivir.

 La afirmación de que la Masonería «sea libre y aceptada», en función de las Constituciones de Anderson o que se «funde» en la leyenda de Hiram y el «simbolismo» del templo de Salomón, también constituyen inexactitudes. Porque lo de «...libres y aceptados masones» es más antiguo que las Constituciones de Anderson y lo de aceptados se refiere al ingreso a la Masonería (antes operativa) de los «nobles» de la monarquía británica, cuya «aceptación» se debió a la ingerencia monárquica en la orden a través de Anderson, imponiendo entre muchos otros, los famosos «Landmark´s» prohibiendo «hablar de política y de religión» en el seno de las Logias y haciendo hincapié en la sumisión del ciudadano al poder, tres limitaciones a la soberanía ciudadana, sencillamente impuestas por el poder despótico de la monarquía absolutista.

Y esto es nada, si consideramos la creencia general de que la Gran Logia Unida de Inglaterra, que hoy legitima la pureza de las Grandes Logias y Obediencias denominadas «Regulares», naciera simultáneamente con la Masonería Moderna o Especulativa, puesto que su existencia fue iniciada 86 años después, en 1813 y estableciendo luego, la denominada «Regularidad» en función de los Landmark´s de las Constituciones de 1723 y sus posteriores reformas. Como podemos advertir, datos de importancia y trascendencia, cuyos errores formales y tergiversación de los verdaderos hechos ocurridos desde 1717, han ocasionado la enorme proliferación de Ritos y Obediencias que no hacen más que desunir a los masones, desvirtuar su doctrina y permitir esta suerte de inmovilismo que lleva a ralear las columnas de nuestros Talleres.

Resulta una pena inmensa que el «librepensamiento» se encuentre cuestionado; que el teologismo invada nuestras L:.; que los desencuentros entre HH:. estén ocasionados por misticismos incorporados pour la galerie al quehacer «especulativo» de la Orden, en la falsa creencia de que los antiguos masones operativos o los pertenecientes a la Masonería Progresista Universal, se dedicaban al casi mito de pulir la «piedra bruta», en su superlativo individualismo.

Aquellos antiguos masones fueron los que llevaron Luz a su tiempo, consolidaron la ciencia con su método cartesiano, hicieron a la filosofía una ciencia y no una mera especulación teológica dogmática, razonaron el mensaje bíblico sin considerarlo una «revelación» y procuraron elevar la condición Humana a la grandeza de la Naturaleza. ¿Estaremos nosotros complementando esa fuerza luminosa ofrecida por la Razón y utilizada por nuestros antepasados...?

 Ricardo Edgardo Polo : . 33°

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