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jueves, 30 de noviembre de 2017

REVISTA MASONICA TrestleBoard N° 19

REVISTA MASONICA
TrestleBoard N° 19

ESTUDIOS SOBRE LA FRANCMASONERÍA Y EL COMPAÑERAZGO

ESTUDIOS SOBRE LA FRANCMASONERÍA Y EL COMPAÑERAZGO 
RENÉ GUÉNON

Un artículo de Armand Bédarride, aparecido en "Le Symbolisme" del mayo último, y al cual hemos ya hecho alusión en nuestra crónica de revistas, nos parece susceptible de dar lugar a algunas reflexiones útiles. Este artículo, titulado "Los Ideales de nuestros Precursores", concierne a las corporaciones de la Edad Media consideradas como habiendo transmitido algo de su espíritu y de sus tradiciones a la Masonería moderna.

Notemos primero, a este propósito, que la distinción entre "Masonería operativa" y "Masonería especulativa" nos parece que debe tomarse en muy distinto sentido del que se le atribuye de ordinario. En efecto, lo más habitual es imaginar que los Masones "operativos" no eran más que simples obreros o artesanos, y nada más, y que el simbolismo de significaciones más o menos profundas no habría llegado sino bastante tardíamente, tras la introducción, en las organizaciones corporativas, de personas extrañas al arte de construir. Por otra parte, no es esa la opinión de Bédarride, que cita un número bastante grande de ejemplos, especialmente en los monumentos religiosos, de figuras cuyo carácter simbólico es incontestable; él habla en particular de las dos columnas de la catedral de Würtzbourg, "que prueban, dice él, que los Masones constructores del siglo XIV practicaban un simbolismo filosófico", lo que es exacto, a condición, evidentemente, de entenderlo en el sentido de "filosofía hermética", y no en la acepción corriente según la que no se trataría más que de la filosofía profana, la cual, por lo demás, nunca ha hecho el menor uso de un simbolismo cualquiera. Podrían multiplicarse los ejemplos indefinidamente; el plano mismo de las catedrales es eminentemente simbólico, como ya hemos hecho observar en otras ocasiones; lo que hay que añadir también es que, entre los símbolos usados en la Edad Media, además de aquellos de los cuales los Masones modernos han conservado el recuerdo aun no comprendiendo ya apenas su significado, hay muchos otros de los que ellos no tienen la menor ideal.

Hace falta, en nuestra opinión, oponerse de alguna forma a la opinión corriente, y considerar a la "Masonería especulativa" como no siendo, desde muchos puntos de vista, más que una degeneración de la "Masonería operativa". Esta última, en efecto, era verdaderamente completa en su orden, poseyendo a la vez la teoría y la práctica correspondiente, y su designación puede, en este aspecto, ser entendida como una alusión a las "operaciones" del "arte sagrado", del cual la construcción según las reglas tradicionales era una de las aplicaciones. En cuanto a la "Masonería especulativa", que nació en un momento en el cual las corporaciones constructivas estaban en plena decadencia, su nombre indica bastante claramente que ella está confinada en la especulación pura y simple, es decir, en una teoría sin realización; sin duda, sería confundirse de la manera más extraña viendo eso como un "progreso". Si aún no hubiera habido ahí más que un aminoramiento, el mal no sería tan grande como lo es en realidad; pero, como hemos ya dicho en diversas ocasiones, ha habido además una verdadera desviación a principios del siglo XVIII, cuando la constitución de la Gran Logia de Inglaterra, que fue el punto de partida de toda la Masonería moderna. No insistiremos más por el momento, pero hemos de destacar que si se quiere comprender verdaderamente el espíritu de los constructores de la Edad Media, tales observaciones son de todo punto esenciales; de otra forma, uno se haría una idea falsa o al menos muy incompleta.

Otra idea que no es menos importante rectificar, es aquella según la cual el empleo de las formas simbólicas habría sido simplemente impuesto por razones de prudencia. Que esas razones hayan existido a veces, no lo contestamos, pero ese no es sino el lado más exterior y el menos interesante de la cuestión; nosotros lo hemos dicho a propósito de Dante y de los "Fieles de Amor"2, y podemos repetirlo en lo que concierne a las corporaciones de constructores, tanto más cuanto que ha debido haber lazos bastante estrechos entre todas esas organizaciones, de carácter en apariencia tan diferente, pero que participaban todas en los mismos conocimientos tradicionales3. Ahora bien, el simbolismo es precisamente el modo de expresión normal de los conocimientos de este orden; tal es su verdadera razón de ser, y ello en todos los tiempos y en todos los países, incluso en los casos en los que no era cuestión de disimular lo que fuese, y muy simplemente porque hay cosas que, por su naturaleza misma, no pueden expresarse sino de esta forma.

La equivocación que se comete demasiado frecuentemente al respecto, y de la cual encontramos hasta cierto punto el eco en el artículo de Bédarride, nos parece deberse a dos motivos principales, de los cuales el primero es que, generalmente, se concibe bastante mal lo que era el Catolicismo en la Edad Media. Sería preciso no olvidar que, así como hay un esoterismo musulmán, había también en esa época un esoterismo católico, queremos decir un esoterismo que tomaba su base y su punto de apoyo en los símbolos y los ritos de la religión católica, y superponiéndose a ésta sin oponerse en modo alguno; no es dudoso que ciertas Ordenes religiosas estuvieron muy lejos de ser extrañas a ese esoterismo. Si la tendencia de la mayor parte de los católicos actuales es negar la existencia de esas cosas, ello prueba solamente que ellos no están mejor informados al respecto que el resto de nuestros contemporáneos.

El segundo motivo del error que señalamos, es que se imagina que lo que se oculta bajo los símbolos, son casi únicamente concepciones sociales o políticas4; se trata de muy otra cosa que de eso en realidad. Las concepciones de este orden no podían tener, a los ojos de los que poseían ciertos conocimientos, más que una importancia en suma muy secundaria, la de una aplicación posible entre muchas otras; añadiremos incluso que, por todas partes donde han llegado a tomar un lugar demasiado grande y a devenir predominantes, han sido invariablemente una causa de degeneración y de desviación5. ¿No es ello precisamente, lo que ha hecho perder a la Masonería moderna la comprehensión de lo que ella conserva aún del antiguo simbolismo y de las tradiciones de las cuales, a pesar de todas sus insuficiencias, parece ser, es preciso decirlo, la única heredera en el mundo occidental actual?

Si se nos objeta, como prueba de las preocupaciones sociales de los constructores, las figuras satíricas y más o menos licenciosas que se encuentran a veces en sus obras, la respuesta es bien simple: esas figuras están sobre todo destinadas a despistar a los profanos, que se detienen en la apariencia exterior y no ven más que lo que ella disimula de más profundo. Hay algo ahí que está además lejos de ser particular de los constructores; ciertos escritores, como Boccacio, Rabelais sobre todo y muchos otros aún, han adoptado la misma máscara y usado del mismo procedimiento. Hay que creer que esta estratagema ha sido eficaz, puesto que, en nuestros días aún, y sin duda más que nunca, los profanos se enredan ahí.

Si se quiere ir al fondo de las cosas, hay que ver en el simbolismo de los constructores la expresión de ciertas ciencias tradicionales, relacionadas con lo que se puede, de modo general, designar por el nombre de "hermetismo". Solamente, que no habría que creer, puesto que hablamos aquí de "ciencias", que se trata de algo comparable a la ciencia profana, única conocida por casi todos los modernos; parece que una asimilación de este género, se haya formado en el espíritu de Bédarride, que habla de "la forma cambiante de los conocimientos positivos de la ciencia", lo que se aplica propia y exclusivamente a la ciencia profana, y que, tomando literalmente unas imágenes puramente simbólicas, cree descubrir ahí ideas "evolucionistas" e incluso "transformistas", ideas que están en contradicción absoluta con todo dato tradicional. Hemos desarrollado largamente, en varias de nuestras obras, la distinción esencial de la ciencia sagrada o tradicional y de la ciencia profana; no podemos ni soñar en reproducir aquí todas esas consideraciones, pero al menos hemos juzgado como bueno el atraer la atención una vez más sobre este punto capital.

No añadiremos más que algunas palabras para concluir: no es sin razón que Janus, entre los Romanos, era a la vez el dios de la iniciación a los misterios y el dios de las corporaciones de artesanos; tampoco es por nada que los constructores de la Edad Media conservaran las dos fiestas solsticiales de ese mismo Janus, devenidas con el Cristianismo, los dos san Juan de invierno y de verano: y, cuando se conoce la conexión de San Juan con la vertiente esotérica del Cristianismo, ¿no se ve inmediatamente que, con otra adaptación requerida por las circunstancias y por las "leyes cíclicas", es siempre de la misma iniciación a los misterios de lo que se trata efectivamente?

Publicado originalmente en "Le Voile d´Isis", en el nº de enero-febrero de 1927 y retomado en "Etudes Traditionnelles", nº 486, octubre a diciembre de 1984.

NOTAS

1 Hemos tenido últimamente la ocasión de señalar, en la catedral de Estrasburgo y sobre otros edificios de Alsacia, un número bastante grande de marcas de talladores de piedra, datando de épocas diversas, desde el siglo XII hasta principios del XVII; entre esas marcas, las hay muy curiosas, y hemos encontrado especialmente la esvástica, a la cual Bédarride hace alusión, en uno de los capiteles de Estrasburgo.
2 Ver el "Voile d' Isis" de febrero de 1929. (Actualmente, capítulo IV de Aperçus sur l´esoterisme chrétien.
3 Los Compañeros del "Rito de Salomón" han conservado hasta nuestros días el recuerdo de su conexión con la Orden del Temple.
4 Esta manera de ver es en gran parte la de Aroux y de Rosetti, en lo que concierne a la interpretación de Dante, y se la encuentra también en muchos pasajes de la Historia de la Magia de Eliphas Lévi.
5 El ejemplo de ciertas organizaciones musulmanas, en las cuales preocupaciones políticas han sofocado en cierto modo la espiritualidad original, es muy nítido a este respecto. 

http://www.themasonictrowel.com/books/estudios_masoneria_y_companerismo/files/capitulo_2.htm

miércoles, 29 de noviembre de 2017

LOS CONSTRUCTORES DE CATEDRALES EN LA EDAD MEDIA

LOS CONSTRUCTORES DE CATEDRALES EN LA EDAD MEDIA

Ochenta catedrales, varios centenares de iglesias imponentes y millares de pequeños santuarios locales: tal es el balance de lo realizado por los constructores que trabajaron en las canterías de la Edad Media entre los s.XI y XIV.

El templo cristiano era el núcleo espiritual y social de la ciudad. En él se rezaba, se enseñaba y se santificaban las fiestas. La edificación de una catedral tradujo la voluntad de reunir a los cristianos, al mismo tiempo que la devoción, y también cierta ansia de prestigio.


Así, la construcción estaba reservada a especialistas altamente cualificados, reunidos en cofradías cuyas tradiciones iniciáticas y técnicas se remontaban el Antiguo Oriente. La existencia de las canterías y el nacimiento del «blanco manto de las catedrales», que se extendió sobre todo el Occidente, fueron el fruto de una estrecha asociación entre los obispos, los canónigos y los maestros de obra.

En los tajos reinaba una rigurosa jerarquía, que iba desde el arquitecto al peón. Este último no formaba parte de la comunidad de los constructores propiamente dicha, que no comprendía más que oficios enseñados por maestros: talladores de piedra, escultores, diseñadores, carpinteros y vidrieros. En las logias construidas a pie de obra aprendían el arte y compartían la comida.

¿Por qué sabemos cómo eran los talleres? Multitud de miniaturas, grabados y esculturas representan a los artesanos entregados al trabajo. Algunos documentos les fueron, además, consagrados especialmente, como el admirable cuaderno de croquis del maestro de obra Villard de Honnecourt, en el que se revelan los principios del arte del trazado, así como los medios técnicos utilizados, tales como los aparatos de elevación y las máquinas hidráulicas. Finalmente, algunas cofradías, como la de los compañeros del Tour de France, continuarán construyendo posteriormente según las reglas de armonía que se practicaban en la Edad Media.

ÚNICA INDUSTRIA MEDIEVAL , LA CONSTRUCCIÓN CONSTITUYÓ UN FACTOR EL DESARROLLO ECONÓMICO EN EFECTO, ESTIMULÓ LA EXTRACCIÓN DE MATERIAS PRIMAS, CORNO LA PIEDRA, Y FAVORECIÓ LAS INVENCIONES TÉCNICAS, COMO LA CARRETILLA, IMAGINADA POR LOS OBREROS DE LAS CATEDRALES PARA TRANSPORTAR LOS MATERIALES LOS TRABAJOS DURABAN VARIAS DECENAS DE AÑOS Y A VECES SE VEÍAN INTERRUMPIDOS POR LA MUERTE DEL OBISPO O POR LA DEL ARQUITECTO, LO QUE EXPLICA LAS VISIBLES DISPARIDADES DE CONCEPCIÓN. TAMBIÉN POR LA FALTA DE CRÉDITO. EN ESTE ULTIMO CASO, RESULTABA PRECISO LIMOSNEAR, INVENTAR MILAGROS PRESUNTAMENTE OCURRIDOS EL] EL LUGAR ELEGIDO, O EXPONER LAS RELIQUIAS DE UN SANTO, A FIN DE CONSEGUIR LAS SONTAS NECESARIAS PARA TERMINAR EL EDILICIO. LAS CARGAS PESADAS ERAN IZADAS A LA PARTE ALTA DEL EDIFICIO CON AYUDA DE UNA CUERDA QUE SE ENROLLABA ALREDEDOR DE UNA RUEDA. DOS HOMBRES CAMINABAN EN EL INTERIOR DE ESTA ÚLTIMA PARA ACCIONARLA

¿Quién podía participar en la obra? Los constructores eran hombres libres, y acogían en sus cofradías a individuos procedentes de todas las clases sociales. Los miembros del clero y de la nobleza desempeñaron un importante papel en la financiación, e incluso en la dirección, de los trabajos. También un individuo de condición modesta podía, después de haber pasado por los estadios de peón y de aprendiz, acceder a las más altas responsabilidades. Hay que desechar la leyenda de un trabajo benéfico realizado con entusiasmo por los creyentes. En sus talleres cerrados con empalizadas y de acceso prohibido a los profanos, los maestros sólo admitían a profesionales.

¿Qué era una logia? Cada oficio tenía su logia, que reagrupaba a todos los artesanos, y cada logia tenía su reglamento, que todos debían respetar. Los miembros de la logia quedaban bajo la responsabilidad del maestro de obras, del arquitecto y de un capítulo que controlaba y dirigía en ausencia del maestro. Estaban obligados a cumplir toda una serie de normas de conducta: asistir a misa, confesar, pagar una cantidad fija para la ayuda mutua, no dedicarse al juego, no vivir en concubinato, etc… En el seno de la logia se comunicaban entre sí los renombrados secretos.

Tenían los constructores algún secreto? Más bien habría que hablar de secretos, tanto técnicos como iniciáticos. El plano de una catedral era una combinación de figuras sencillas (círculos, cuadrados, triángulos) anotadas con indicaciones codificadas. El conjunto constituía un lenguaje geométrico legible solamente para los iniciados, quienes podían levantar el edificio a partir de una representación plana. Un reglamento de los talladores de piedra del s. XV prohíbe comunicar a cualquiera que no forme parte del oficio «cómo deducir el alzado del plano».

El conocimiento de los materiales, la ciencia de las proporciones armónicas y las leyes de cada oficio, se conservaron también celosamente en secreto. Con tal finalidad, se limitaba estrictamente el ingreso de aprendices en las logias. Además, ritos iniciáticos, también mantenidos en secreto, debían permitir transformarse al individuo para que fuese capaz de construir su propio templo interior, al tiempo que participaba en la edificación de la catedral. 

¿Cuáles eran sus relaciones con la Iglesia? Los constructores formaban parte de una comunidad cristiana influida por corrientes religiosas muy diversas. De hecho, se consideraban a sí mismos como herederos de tradiciones llamadas «paganas», a través de las cuales recibían la influencia de mitos antiguos y de procedimientos de construcción transmitidos por sus colegas del Antiguo Oriente. Sin embargo, frente a la jerarquía eclesiástica, los constructores no se presentaban en modo alguno como librepensadores, aunque tampoco renegaban de su independencia de espíritu. Trabajando para mayor gloria de Dios, edificaron las catedrales con el apoyo espiritual y material del clero, alguno de cuyos miembros formaba parte también de sus cofradías. Pero los escultores, por ejemplo, conservaron siempre una libertad real en la elección de los temas, sacando su inspiración tanto de la Biblia como de escritos considerados apócrifos, o del rico repertorio simbólico de la Antigüedad.

La fabricación de las campanas, por vaciado de bronce entre los moldes hechos de una mezcla de yeso y arcilla, se realizaba en último lugar.
Los carillones se izaban hasta la torre, y se instalaban sobre un armazón de madera. Cuando la catedral estaba terminada, y acompañado por los canónigos, el obispo encabezaba una procesión a través de la ciudad y celebraba una misa solemne ante toda la población de la diócesis.

¿Qué perseguían? En los talleres no se practicaba el arte por el arte, y tampoco se buscaban solamente satisfacciones estéticas. Conforme a las directrices aplicadas por las escuelas ‘monásticas, como la de Císter, los arquitectos intentaban manifestar los principios de la armonía universal a través de una geometría rigurosa. Los escultores, por su parte, pretendían difundir la historia del mundo y la del hombre, a quien además enseñaban a venerar el trabajo cotidiano y a orientar su destino hacia Dios.

¿Eran sindicatos las cofradías? En modo alguno. Es preciso distinguir muy bien, en la Edad Media, las cofradías, que se encargaban de la iniciación simbólica y de la iniciación profesional a la vez, de las corporaciones o asociaciones obreras. Los constructores tenían su propia jerarquía, sus propias normas, y permanecían muy alejados del poder político. Su vocación no era militante. El objetivo de cada uno de los miembros de la cofradía era realizar una obra maestra, en la que se manifestara tanto su capacidad técnica como su realización humana.

https://historiaybiografias.com/constructores/

martes, 28 de noviembre de 2017

Retales de Masoneria Nº 77 - Noviembre 2017

Retales de Masoneria Nº 77 - Noviembre 2017



Contenido de este número
Fides et Ratio.
La Masonería y Los Movimientos Precursores de la Independencia del Perú.
El G.·.A.·.D.·.U.·.
El simbolismo masónico de los cementerios.
El mosaico.
El primer discurso oficialmente masónico en Naciones Unidas (ONU).
Hacia Una Vida Poscristiana.
O Exodo motejado (8 de 11) (V.O.)
The Foundation of Universal Freemasonry (V.O.)
Desabafo (V.O.)
O Ganso e a Grelha, o que realmente aconteceu ali? (V.O.)

Y nuestras secciones fijas
Polémicas para librepensadores;Libro del mes; Masones célebres; Noticias....

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LA MASONERÍA MEDIEVAL

LA MASONERÍA MEDIEVAL 

1. Los orígenes míticos de la masonería. 

Los orígenes históricos de la masonería han suscitado a lo largo del tiempo numerosos análisis por parte tanto de los propios investigadores masones como los profanos. Y las posibles genealogías oscilan entre los histórico y lo mítico. 

Los propios Manuscritos más antiguos de la francmasonería, llamados Old Charges (Antiguos Deberes), desde el llamado Poema Regius, fechado en torno al año 1390, pasando por el Cooke (1410-1420), Grand Lodge nº 1 (1583), Iñigo Jones (1607) y Dunfries nº 4 (1710), presentan una llamativa genealogía que partiría de Lamech, apareciendo nombres como Jubal, Tubal, Tubalcaín, Noé, Hermes, Nimrod, Abraham, Euclides, Hiram, Salomón, Carlos Martel, San Albano, Athelstan… 

Abandonando territorios míticos y adentrándonos en los históricos, hay tradiciones afirma que la antigua masonería se inició en Egipto, entre los maestros y arquitectos que dirigían la construcción de las grandes Pirámides. Parece lógico que, vista la monumentalidad de la arquitectura egípcia, y el elevado grado de conocimiento que se necesitó para poder construir pirámides y templos, existiese una organización que agrupase a los arquitectos y constructores, alguno de los cuales, como Imhotep, incluso fue divinizado. Y se conservan herramientas y otros materiales que nos recuerdan a las que se han utilizado a lo largo de la historia. 

En una cultura próxima, la babilonia, los gremios de constructores, albañiles y arquitectos aparece incluídos en el Código de Hammurabi (1692 aC). 

Otros autores piensan que la masonería se deriva de corporaciones de operarios creados por Numa, en el 715 aC. Y todavía nos quedarían, entre otros ejemplos, los Collegia Fabrorum romanos. 

Una de las más importantes leyendas de la francmasonería atribuye a Hiram Abif, mítico arquitecto del Templo de Salomón en Jerusalén, la fundación de la orden masónica. 

Otras hipótesis que nos encontramos tienen que ver con aspectos filosóficos, -sin descartar los constructivos-: se buscan los orígenes en los Misterios de Mitra, los egipcios, los griegos o los romanos. 

Hay también quien atribuye el nacimiento de la masonería a los Cruzados, a los templarios que se salvaron después del arresto de su dirigente Jacques de Molay en 1307. Por no hablar de los constructores de la torre de Babel, Julio César, Alejandro Magno, Jesucristo, Zoroastro, Confucio..., o caldeos, esenios, jesuitas, rosacruces, magos, maniqueos, albigenses, terapeutas... 

2. La masonería medieval. 

Pero la más comúnmente aceptada, la que genera una amplia unanimidad, es la teoría que afirma que el origen histórico de la masonería serían las hermandades profesionales de constructores de catedrales que funcionaron en la Edad Media (desde el tallador de piedra al maestro albañil). Los primeros indicios de su existencia aparecen en el siglo XIII, cuando grupo de albañiles (en francés, maçons), deseosos de emanciparse de la tutela de los monjes benedictinos-, constituyeron gremios que llegaron a monopolizar la construcción. Para conservar los secretos y las técnicas del gótico instituyeron tres grados: aprendiz, compañero y maestro, implantaron ceremonias de iniciación y de fidelidad, velaban por sus secretos técnicos y profesionales y poseían una panoplia de palabras, signos, etc., que les servían para reconocerse. 

El nombre que los identificaba aparece por primera vez en Inglaterra, en 1350, durante el reinado de Eduardo III: free-stone-mason, es decir, albañil libre que trabaja la piedra de adorno, y que se distinguie del rough-mason, trabajador tosco, comunmente aplicado a los canteros ingleses. Más tarde, la palabra evolucionará a la actual freemason. 

Respecto a los códigos reguladores, a los modelos organizativos de esta masonería medieval operativa, hay una teoría que remonta el primero de ellos a la época del rey Athelstan de Inglaterra, que dio a estas corporaciones, en el año 926, las llamadas Constituciones de York, cuyo texto original se perdió en el siglo XV. El primero original existente en la actualidad es la Carta o Estatutos de Bolonia, redactados en 1248. Trata de aspectos jurídicos, administrativos y de usos y costumbres del gremio. Le siguen en antigüedad otros documentos como el Poema Regius o Manuscrito Halliwell (1390), el Manuscrito Cooke (1410), el Manuscrito de Estrasburgo (1459), los Estatutos de Ratisbona (1459), los de Schaw (1598), los de Absolion (1668) y el Sloane (1700). Estos documentos suelen conocerse como "constituciones góticas". 

Estos constructores, estos albañiles medievales (de la que formaban parte tanto los obreros encargados de pulimentar los bloques cúbicos, como los artistas que los tallaban, y los maestros que dibujaban los planos) disponían de lugares de reunión, cobijo y trabajo, denominados logias, situados normalmente en las inmediaciones de las obras. Incluso podía ser un edificio permanente. Generalmente era una casa construida en madera o piedra, donde podían trabajar hasta 20 canteros y albergaba también mesas o tableros de dibujo, y en el suelo, en una superficie de yeso, se trazaban los detalles de la obra. 

Dada la itinerancia de muchas de estas corporaciones de albañiles (llamadas en Alemania Guildas), la sede no era siempre la ciudad originaria; el lugar de su trabajo estaba donde construían las iglesias, los castillos, las abadías, etc. 

La logia estaba bajo la autoridad del maestro albañil, que mantenía la disciplina y la concordia de los miembros y aplicaba las normas del oficio de la construcción. 

No todos estos gremios de masones operativos eran iguales, ya que el país en que vivían influenciaba fuertemente para darles caracteristicas particulares y diferenciadoras. Esto hizo que, desde la propia Edad Media se fuese gestando un desarrollo diferente de lo que posteriormente serían distintos ritos masónicos de la llamada masonería especulativa. 

Como las otras corporaciones de oficios medievales, los albañiles tenían sus patronos protectores, honrados con solemnes fiestas: los principales eran san Juan Bautista y San Juan Evangelista (conocidos como san Juan de verano y San Juan de invierno, respectivamente) y, especialmente, los llamados Cuatro Santos Coronados, los Quatuor Coronati, que figuran en lugar destacado en los Estatutos de los masones de la época. 

Estos masones medievales disfrutaban de una situación social relativamente elevada, y tendieron hacia la creación de una profesión arquitectónica cuyos miembros eran considerados como individuos que ejercían un arte liberal, más bien que un oficio básico. 

3. La transición a la masonería especulativa: los “masones aceptados”. 

A finales de la Edad Media, debido a circunstancias como la decadencia del sistema feudal, la menos frecuente construcción de catedrales, castillos o palacios, el nacimiento de la "ciudades libres", la progresiva pérdida de poder e influencia de la Iglesia Católica, su división, la creación de nuevas Universidades, o, ya en la Edad Moderna, el auge de nuevas ideas filosóficas (Iluminismo, Enciclopedismo...), unido a temas más puntuales como, por ejemplo, la decisión del rey de Inglaterra de reconstruir Londres (después del incendio de 1666 que destruyó tres cuartos de la ciudad), con ladrillos en vez de piedra, -material que los masones desconocían su aplicación y trabajo-, las logias operativas comenzaron a perder su fuerza y poder; para poder sustentarse, empezaron a permitir el ingreso en las mismas a personas que no tenían ningún conocimiento de la construcción: miembros de la realeza, de la nobleza, de la banca, de las profesiones libres y del comercio., clientes, benefactores. Se fueron convirtiendo casi en organizaciones de carácter fraternal que, sin embargo, conservaban en parte sus usos y costumbres tradicionales. 

El perfil de estos nuevos masones, a los que se denominaba "aceptados", solía ser el de intelectuales humanistas, interesados por la antigüedad, el hermetismo, las ciencias experimentales nacientes, etc. Las logias de este tipo se convirtieron en un espacio de librepensamiento, y especulación filosófica. 

En Escocia, especialmente, el vínculo orgánico entre la antigua masonería y la nueva parece incontestable. A través de documentos como los de la Gran Logia de Edimburgo, que se reunía en la St. Mary Chapel, y que conserva sus archivos completos desde 1599, se constata que, poco a poco, a lo largo del siglo XVII aparecen en los procesos verbales, al lado de los verdaderos operarios que trabajaban la piedra, otros personajes de los que consta ejercían una profesión totalmente diferente: abogados, mercaderes, cirujanos, etc. 

Poco a poco, las logias “no operativas” se hacen cada vez más numerosas en Escocia, Inglaterra e Irlanda; de ellas nacerá la masonería “especulativa”. 

Otras logias operativas, sin embargo, continuaron como organizaciones de trabajadores, conservando sus usos y constumbres tradicionales, entre los que destacan sus reuniones rituales que permitían la libre especulación y la interpretación ética o moral de los utensilios de la construcción. Estas logias, más que incorporar miembros aceptados, susbsistieron gracias a la transmisión del oficio, generalmente de padres a hijos, o capacitando aprendices. 

Respecto a los rituales de este tipo de logias, se conserva uno fracés de 1655, el Compagnonnage, aunque ya desde 1630 aparecen distintos documentos que aluden a los usos rituales de la masonería escocesa. 

Las logias operativas seguirán funcionando en los siglos siguientes. En Inglaterra, hasta mediados del siglo XX se tienen datos de la existencia de la Venerable Sociedad de Francmasones, Albañiles de Obra Maestra, Edificadores de Muros, Pizarreros, Pavimentadores, Yeseros y Ladrilleros (conocidos como The Operatives) y en Francia aún funciona en la actualidad la Union Compagnonnique des Compagnons du Tour de France des Devoirs Unis.

http://www.gliu.org/wp-content/uploads/2015/03/La-Masoner%C3%ADa-Mediaval1.pdf

lunes, 27 de noviembre de 2017

Rite Ancient Et Primitive De Memphis – Misraim.

Rite Ancient Et Primitive De Memphis – Misraim.
Herbert Oré B.


Origenes.

En Francia a finales del siglo XVIII existieron varios Ritos de iniciación y varias órdenes. Algunas se presentaban como herederos de varias corrientes místicas no masones, como por ejemplo en 1767 los Arquitectos de África, en 1780 el rito original de Filadelfia, en 1785 Rito de conocedores perfectos Egipto, en 1801 el Sacro Colegio de Sophisiens y en 1806 los Amigos del Desierto.

Estos ritos estaban inspirados en la llama "tradición egipcia", que combinaba tradiciones y textos, tal como se entendían en ese momento. Es el caso por ejemplo, "Sethos" Abbé de Jean Terrasson (1731), "El aegyptianicus Edipo" de Athanasius Kircher (1652) y "mundo primitivo" de Antoine Court de Gobelino (1773). La Kabbalah Judeo-Cristiana, la hermética neoplatónica, el esoterismo, las tradiciones de la caballería y otros.

Caglistro dice que el ritual se formó en la década de 1780 el “Rito de la Alta Masonería Egipcia”. Pero es a consecuencia de la “Campaña de Egipto” [1] que creció más rápido esta masonería.

Grados.

Logias simbólica.

Los Ritos egipcios tienen los siguientes grados:
· 1 er Aprendiz
· 2 e Compañero
· 3 e Maestro

Logias de alto grado Escala 33 grados

En cuanto a los grados superiores de los ritos egipcios que se practican en el Gran Oriente de Francia, la situación es diferente a los otros que tienen 99 grados, ya que se realizan en una escala reducida a 33 grados, definida por la aprobación de la fusión en 1862 realizado por Jacques-Etienne Marconis a petición del Gran Maestre del Gran Oriente de Francia.

Los grados del Rito Antiguo y Primitivo de Memphis – Misraim del Gran Oriente de Francia son:
En negrita, los títulos otorgados por las iniciaciones, los demás quedaron en libertad sin ceremonia especial.

Universidades egipcias

· 4 discreta Maestro
· 5 ángulos Sublime Master Master
· 6 Caballero de la arca santa
· 7 Caballero de la Bóveda Secreta
· 8 Caballero de la Espada
· 9 Caballero de Jerusalén
· 10 Caballero de Oriente
· 11 Caballero Rosacruz
· 12 Caballero del Águila Roja
· 13 Knight Templar
· 14 Caballero del Tabernáculo
· 15 Caballero de la Serpiente
· 16 Sage of Truth
· 17 Hermética Filósofo
· 18 Caballero Kadosh
· 19 Caballero del Misterio Royal
· 20 Gran Inspector
· 21 Gran Patriarca Instalador
· 22 Gran Patriarca Consagrador
· 23 Gran Patriarca Panegirista
· 24 patriarca de la Verdad
· 25 Patriarca planisferios
· 26 Patriarca de la Sagrada Vedas 26
· 27 Maestro Egipcio - Patriarca de Isis
· 28 Patriarca de Memphis
· 29 Patriarca de la Mística Ciudad
· 30 Sublime Maestro de la Gran Obra

Academia Egipcia

· 31 Gran Defensor del Rito
· 32 Prince of Memphis

Soberano Santuario

· 33 Patriarca Gran Conservador (Arcana Arcanorum)

[1] La Campaña de Egipto es la expedición militar encabezada por Napoleón Bonaparte y sus sucesores de 1798 a 1801 para apoderarse de Egipto y el Oriente.

NOTA. Este artículo ya había sido publicado el miércoles, 26 de febrero de 2014 en este vuestro blog Dialogo Entre Masones.

domingo, 26 de noviembre de 2017

Del cenáculo de la taberna a la convocatoria universal

Del cenáculo de la taberna a la convocatoria universal



El Maestro de la Logia así como los dos hermanos que ocupaban los sillones frente a él, estaban provistos cada uno de un mallete de madera. El Maestro Jacob Lamball disponía además de un pequeño velador a su lado,… y ese día, sobre él, descansaba un libro.

Golpeó con el mallete sobre la mesa y en respuesta los otros dos hermanos sentados lado a lado en la parte opuesta de la habitación, entrechocaron los suyos por dos veces.

-Hermano Guardián Mayor, ¿Dónde se reunían en logia los antiguos masones? – Preguntó Lamball con voz potente. 

-Sobre la colinas más altas o en los valles más profundos, allí donde no se escucha ni el ladrido del perro ni el canto de gallo. -Respondió uno de los hermanos con mallete.
-Hermano Guardián Menor, -prosiguió el Maestro-: ¿a qué hora los francmasones abren sus trabajos?
-A mediodía
-¿Qué hora es?
-Mediodía.
-Hermanos Guardianes… ¿son masones, todos los presentes?

Los dos Guardianes se levantaron y cada uno, en su ala, pasó revista a los hermanos que se iban levantando a la vez que llevaban su mano derecha a la garganta y susurraban una palabra secreta al oído del Guardián, cuando este pasaba frente a ellos.

Los Guardianes recorrieron así la logia justo hasta el extremo opuesto, donde se encontraba el Maestro, se detuvieron ante el y tras saludarlo con una leve inclinación de cabeza, regresaron a sus lugares.

-¡Todos los presentes son masones! -dijo uno de los guardianes.

Entonces Lamball tomó el libro que tenía a su lado, era un viejo volumen traído de su biblioteca personal y con la cubierta en piel muy desgastada por el uso; empezó a hojearlo partiendo del final, en busca del pasaje que previamente había escogido para la ocasión; al encontrarlo esbozó una leve sonrisa, se irguió, y leyó despacio en voz alta y solemne:

-“En el principio era ya el Verbo y el Verbo estaba con Dios, el Verbo era Dios…. Porque todo se hizo por Él… y nada de lo que se hizo existe sin Él. … En Él, estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilló en las tinieblas y las tinieblas no pudieron contenerla.”

Tras un breve silencio el Maestro dijo: “Amén” y todos respondieron: “Amén”.

-Hermanos Guardianes -continuó Lamball después de dar un nuevo golpe de mallete- anunciad que la logia se encuentra en sesión de trabajo.


Los dos Guardianes obedecieron la orden chocando mutuamente malletsus es como lo habían hecho al inicio de la sesión. Tras este repique, todos los hermanos tomaron asiento. El día comenzaba a irse, las velas daban una tenue luz al lugar y en este entorno, como era habitual, se paso de la rigidez a cierta distensión, se escucharon algunas palabras e incluso disimuladas risas de los asistentes mientras buscaban la comodidad en sus posturas, … una vez instalados confortablemente algunos empezaron a encender sus pipas o a sorber de la jarra de cerveza que cada uno tenía enfrente; Lamball decidió que el trabajo ya podía comenzar y dio algunos leves toques con el mallete para reclamar la atención de todos,… cuando se hizo el silencio, dijo:

-Hermanos míos, sabéis que hace un tiempo todas las logias de Londres y la de Westminster se reunieron en la taberna del Manzano, en Covent Garden; allí tomamos la decisión de formar una Gran Logia pro tempore…. Os quiero recordar que desde entonces,…¡aún no hemos hecho nada! 


Bajo este ritual iniciaba su sesión la Logia The Rummer and Grapes (La Jarra y el Racimo) a principios de 1717. Aunque el texto ha sido extraído de una novela histórico-policiaca editada en 2007 bajo el título “Los Misterios de Channel Row”, de la cual sólo existe edición en francés y que aquí queda expuesta en traducción libre; el nombre de sus autores Roger Dachez y Alain Bauer garantiza una labor de búsqueda en pos de la mayor veracidad del entorno y de la trama; el primero por investigador e historiador de la masonería, médico de profesión y Presidente del Instituto Masónico de Francia; y el segundo por, criminólogo de profesión y Gran Maestre del Gran Oriente de Francia entre 2000 y 2003.

Este sencillo pero y a la vez reconocible ritual, podría ser el precursor de la mayoría de los practicados hoy; así las secuencias de Encuentro, Definición de momento y lugar, Reconocimiento de los presentes, Apertura de la Sesión de Trabajo, y Mención de Motivos o de la Tradición, aún perduran y son el catalizador capaz de modificar el espacio dando sentido a un nuevo entorno con lenguaje, protocolos y significaciones propias, en el que los Masones convivimos y que de ello damos, el mejor testimonio de su efectividad … fuera de él.

Cuando el nacimiento de esa primera Gran Logia, la de Londres y Westminster, concebida en acuerdo federativo de cuatro logias en 1717, con el fin de auspiciar a todas las organizaciones pares de “Masones Libres y Aceptados”, ya existentes en diferentes puntos de la Capital; no era previsible ni tan solo imaginable la gran aceptación que esta alcanzaría entre la nobleza y la intelectualidad, tampoco su vertiginoso crecimiento ni su expansión más allá de la frontera ni las reformas, añadidos y dispares que sufriría en su particularidad más íntima: El Rito – así dicho, sin procedencias ni apelativos añadidos.

En este aspecto cabe también recordar que en los anales de nuestra forma asociativa, el aspirante a ingresar en una logia londinense de Libres y Aceptados Masones, lo conseguía tras su presentación, generalmente sin aviso previo, realizada por cualquier miembro de la hermandad y en acto seguido, le era leído el pliego de condiciones al que debía comprometerse; hecho lo cual y tras el abrazo del Maestro de Logia, quedaba integrado en ella, en calidad de Aprendiz. Esta era una forma muy similar a como se realizaban los ingresos en las plantillas laborales de la Edad Media.

También el organigrama de capacitación laboral reconocido entre los constructores de la Masonería gremial u operativa, fue llevado a nuestros anales especulativos; los Libres y Aceptados Masones se distinguían entre aprendices y compañeros y de estos últimos era elegido a quien se denominaba, en título unipersonal y generalmente de por vida “Maestro de Logia”, y a el se confiaba la presidencia y la representación del grupo.


A grandes rasgos así estaba estructurada y ritualizada la Masonería londinense, la creada en el último tercio del S. XVII por miembros de la Royal Society, la nacida eminentemente simbólica por carente de contacto directo con los gremios del Medievo, la pionera en formar una federación de logias y reglamentarla mediante una constitución propia y específica, la reafirmada en su rápida expansión, la de cariz democrático;… estas fueron las características que, posteriormente, le valieron el reconocimiento mayoritario como “piedra de toque” de la Masonería especulativa, … la nuestra.

S. XVIII


Si bien esta Masonería alumbrada en 1717 es de maternidad británica, su ama de cría fueFrancia, país al que llegó a través de marinos, comerciantes, viajeros y emigrantes ingleses a partir de 1725, quedando auspiciada por la Gran Logia de Londres bajo su forma reglamentaria: Las Constituciones de Anderson de 1723.

Pero el hecho masónico especulativo no era nuevo en Francia, ya en 1517, en París había sido constituida una logia masónica bajo la dirección de Leonardo Da Vinci, con el propósito de “agrupar a hombres de estudio y de las artes”, obteniendo la protección del rey Francisco I; esta logia no tubo expansión como tal y con el tiempo, devino en academia de arte y filosofía.

Por otra parte, en 1688, la denominada Masonería jacobita, estuardista o escocesa (de Escocia e Irlanda), había llegado a través de logias creadas en los regimientos militares que acompañaron, en su exilio francés, al depuesto rey Jacobo II de Inglaterra.

Así es que a partir de 1725 empiezan a convivir en Francia la masonería escocesa-jacobita de fuerte raigambre católica y con causa de restituir en el trono inglés a la dinastía Estuardo, con la joven Masonería andersoniana dependiente de la Gran Logia de Londres y de sus Constituciones. A pesar de que en 1707 los parlamentos de Inglaterra y Escocia firmaron el “Acta de Unión” creando un nuevo país que se denominó “Reino de Gran Bretaña”, sus masonerías quedaron claramente diferenciadas y prácticamente inconexas en este suelo; sin embargo en Francia sí hubo contacto, aunque no carente de ciertas rivalidades, de influencias y de emulaciones, propiciando nuevas estructuras y desarrollando una extensa y compleja reordenación de los grados masónicos que desembocó en diferentes agrupamientos de estos, iniciando así la pluralidad de ritos hoy existente. Paralelamente a su desembarco en Francia, la Masonería andersoniana modificó su escalafón de grados añadiendo, tras el de Compañero, el de Maestro, con lo cual, el distintivo de “Maestro de Logia” adquirió cualidad de oficio, que a partir de entonces recaería en uno de los maestros; en este aspecto, quedó equiparado el sistema inglés con el que se practicaba en Escocia.


A mediados del siglo XVIII la estructura de la Masonería francesa empezó a experimentar una serie de cambios que fueron adquiriendo gran aceleración; ello tubo su origen en la publicación, en 1738, de los discursos de Andrew Michael Ramsay, un aristócrata escocés exiliado, masón, jacobita y de arraigada fe católica, que sostuvo, ante logias en Francia, la tesis de que la Orden había sido creada por los Caballeros Cruzados en Tierra Santa con el fin de reconstruir el Templo de Jerusalem, y que los conocimientos y tradiciones de estos, fueron llevados a Escocia por los Caballeros Templarios huyendo de la persecución que sufrieron. Ramsay dejó a modo de conclusión, que el masón era el nuevo Caballero del Temple con la misión de construir, por encima de las naciones, una comunidad cristiana universal basada en la fraternidad, para servir al bien y a la verdad y que, dicha comunidad, debía estar regida por Dios y dirigida por alguien con sangre real.

Estas teorías no representaron gran novedad para los masones estuardistas cuyas logias, en cierto modo, ya seguían una tradición católico-monárquica-militar-caballeresca; no obstante si fueron novedosas para la mayoría de los miembros de las logias andersonianas, muchos de los cuales se sintieron atraídos por los hechos heroicos que albergaban, así como por el reconocimiento que ello conllevaba. Fue este el punto de partida que dio entrada, en las logias, a instrumentos ajenos a las herramientas de construcción, también a la adopción de fórmulas inherentes a ritos caballerescos y monásticos, así como a diferentes formas de pensamiento hermético.

A falta de datos precisos, los historiadores fechan a partir de la primera mención hallada muchos de estos cambios; posiblemente el primero de ellos es el que conlleva el adorno personal de la espada, que según la legislación francesa estaba limitada a nobles y militares. Hacia 1740 algunas logias tipificaron el porte de la espada en sus ceremonias, como símbolo de igualdad.

A partir de 1742, la Biblia empieza a estar presente en algunas logias como receptora de juramentos, ello queda regularizado a partir de 1760. En 1765, a la ceremonia de aceptación de un nuevo miembro, se añade su paso por una cámara de reflexión y en 1782, al aspirante se le practican depuraciones mediante los elementos: A la vez va apareciendo un nuevo mobiliario logial como es el altar, lo que dará paso a que el concepto de logia se asimile al de templo. Con todo ello, aquel sencillo acto de presentación y acepto del aspirante a masón, se fue modificado con episodios mistéricos y fórmulas iniciáticas tomadas de antiguas tradiciones culturales o religiosas; la palabra “iniciación” se hace habitual entre los hermanos de finales del S. XVIII, aunque la Masonería francesa no la hará oficial hasta 1826 y con el añadido de “simbólica”. Iniciación simbólica.

En su mayoría, estas modificaciones no obedecían a un proyecto destinado al enriquecimiento simbólico en las prácticas rituales de los grados iniciales, sino que fueron una adaptación en coherencia con leyendas, lemas o filosofía de grados añadidos posteriores al de Maestro; muchos de estos creados en el ámbito particular de una logia o de un grupo de ellas en un entorno geográfico determinado. Aunque este fenómeno se inició y tuvo un gran desarrollo en las logias estuardistas, ciertas logias andersonianas no quedaron al margen, debido al hecho de que masones estuardistas frecuentaran las logias andersonianas y viceversa, en algo parecido a lo regulado hoy como “doble afiliación”.

Algunos estudiosos cifran, estos nuevos grados en centenares y califican a muchos de ellos como encaminados a cubrir vanidades personales mediante una vistosa ceremonia con entrega de un flamante título específico en pergamino, … y sin otra consecuencia; y añaden, que ello representó una importante forma de financiación y enriquecimiento de la tesorería de ciertas logias del momento.

Cabe mencionar que prácticamente desde su llegada a Francia, la masonería andersoniana adoptó una estructura organizativa propia, así en 1728 designó al Duque de Warton como representante único de todas sus logias; a partir de 1736 inició cierta independencia de la Gran Logia de Londres, sin ánimo de ruptura, mediante títulos distintivos como: Gran Logia Provincial, Gran Logia de París, Gran Logia Inglesa en Francia entre otros que, posteriormente, en 1756, las unifica en “Gran Logia de Francia”.

La Gran Logia de Francia, no tardo en presentar su primera reacción en cuanto a la proliferación de grados, así fundó en 1758, en París, el llamado “Consejo de Emperadores de Oriente y Occidente” que estableció orden en el caos, secuenciando el rito en 25 grados y al que se denominó “Rito de Perfección”.

El Rito de Perfección tuvo gran aceptación entre los masones franceses, a tal extremo que en 1761, el Consejo de Emperadores de Oriente y Occidente decidió llevarlo a las colonias, para lo cual delegó en uno de sus miembros, Etienne Morin, a quien nombró “Gran Inspector para el Hemisferio Occidental” con la misión de propagarlo, en sus 25 Grados, por las Américas.

Antes de seguir con este nuevo rito, volvamos a Europa, y en concreto al Reino de Gran Bretaña donde en 1751, en Londres, fue creada por inmigrantes irlandeses la “Gran Logia de Masones Libres y Aceptados de Inglaterra” en oposición a la Gran Logia de Londres a la que acusó de haberse alejado, mediante las Constituciones de Anderson, de los antiguos límites de la Masonería … y alegando que ellos seguían fieles a la antigua normativa operativa dada en York por el príncipe Eduardo siete siglos atrás. Así aparece la denominación que popularmente se dará a esta segunda gran logia: la de “los Antiguos”, y que en contraposición será reconocida, la primera por la de “los Modernos”; posteriormente, estas distinciones, pasarán a formar parte del nombre de ciertos ritos.

La masonería francesa vivía ajena a este problema insular, el Rito de Perfección era bien aceptado por gran parte de sus logias, que paulatinamente se alejaban de los intereses británicos al ya ser la mayoría de sus miembros franceses, el idioma inglés prácticamente no se usaba en las reuniones; por otra parte las aspiraciones iniciales de la rama estuardista ya no eran notorias y las logias trabajaban, cada vez más, en el sentido de la ideología de la Ilustración; ello se hacía patente en los títulos distintivos que estas adoptaban, así hicieron su aparición en ellos, términos como: Amistad, Armonía, Beneficencia, Concordia, Conocimiento, Derecho, Fraternidad, Humanidad, Unión, entre otros; desplazando nombres de santos y atributos monárquicos.

Así la Gran Logia de Francia fue adquiriendo personalidad propia en un proceso que culminó en 1773 con la creación del “Gran Oriente de Francia” como ente soberano y par al de Londres. Tras esta escisión, entre las primeras decisiones tomadas por el Gran Oriente de Francia estaba la de retornar al escalafón de grados del rito inglés de 1725. En virtud de ello se comunico a todas las logias, mediante circular, que el Gran Oriente no admitiría ni practicaría más que los tres grados simbólicos del Rito Inglés, a los cuales daba el nombre de Rito Francés.El Gran Oriente no logró imponer su autoridad, la pasión por los altos grados era notoria entre los Hermanos y, por otra parte, se continuaban creando nuevos ritos; el malestar en las logias se manifestó en discusiones constantes y con el abandono de miembros; ello indujo a que el Gran Oriente rectificara su postura y mediante una nueva circular, reconociendo el derecho de todos los masones y logias a practicar cualquier rito, sentenciando en su final: “La Ley debe ser la voluntad de la mayoría”.

Volvamos ahora a Etienne Morin y a su labor en América en la propagación del Rito de Perfección en sus 25 grados. Desde su descubrimiento, América empezó a ser colonizada por potencias europeas, así españoles, portugueses, británicos, franceses y holandeses, se fueron asentando en su territorio. A Morin se le había concedido el poder para extender el Rito de Perfección por todo el continente, pero se centró en logias de las colonias francesas e inglesas que ocupaban casi toda la costa atlántica del norte, algunas islas de las Antillas y territorios caribeños del sur.

Las primeras presentaciones del nuevo rito, se llevaron a cabo en Santo Domingo y en Jamaica, los masones de estas colonias quedaron entusiasmados y ello animó a Morin a conceder los nuevos grados y a nombrar delegados a quienes invistió con poderes para continuar la expansión. Morin falleció en Jamaica en 1771.

La expansión americana del Rito de Perfección fue a tal extremo exitosa que los responsables de la misma decidieron añadirle 8 grados para beneplácito de acaudalados masones; así en 1801 se fundo en la floreciente Charleston (Carolina del Sur) el primer Consejo de aquel nuevo rito de 33 grados, que para mayor empaque, se argumentó que había sido creado y reglamentado en 1786, poco antes de su fallecimiento, por el ilustrado rey Federico el Grande de Prusia.

Uno de los principales impulsores y beneficiario de ello fue el Conde de Grasse Tilly, militar francés y terrateniente en Santo Domingo que tras perder sus posesiones americanas se vio obligado a regresar a Francia en 1804, y que una vez allí, hizo valer su condición de “Gran Comendador del Rito Escocés Antiguo y Aceptado”.

Grasse Tilly difundió en Francia este nuevo rito, para ello tomó contacto e ingreso en una logia parisina, que había rehusado pertenecer al Gran Oriente de Francia, y cuyo título distintivo era “San Alejandro de Escocia”. Desde dicha logia y en virtud de unos teóricos documentos que, según argumentó, le conferían total poder sobre el nuevo rito, creó, poco después de su llegada, el Supremo Consejo de Francia con sede en París. Posteriormente y aprovechando sus desplazamientos como militar del ejercito napoleónico, alumbró varios Supremos Consejos: Uno en Milán para el reino de Lombardía y Venecia en 1805, otro en Nápoles para el reino de Las Dos Sicilias en 1809 y un tercero en Madrid para el reino de las Españas en 1811.

Finaliza el S. XVIII, hasta entonces, el de mayor desarrollo de las artes y la ciencia, el de la Ilustración y por ello llamado, en el entorno europeo, el Siglo de Las Luces; el que nos introduce en la Era Contemporánea y el que había presenciado en sus inicios, el nacimiento de la Masonería meramente Especulativa.


En este final de siglo, las monarquías europeas se hallaban convulsas por la Declaración de Independencia de los EE.UU. y su posterior consecución en un marco republicano; así como por los hechos acaecidos durante la Revolución Francesa, su triunfo y la instauración de la Primera República Francesa que, ya en su octavo año (1799) sufrió un golpe de estado encabezado por el General Napoleón Bonaparte, quien formuló una nueva constitución en la que la denominación del máximo cargo estatal fue el de “Cónsul” el cual debía ser elegido mediante un mal llamado sufragio universal en el que tenían derecho a voto sólo aquellos ciudadanos que aparecían en las “listas de confianza”; así Napoleón logró ser el Primer Cónsul … y ello acrecentó las inquietudes de los gobiernos europeos conocedores de las gestas militares del general.

Si bien los procesos revolucionarios aportaron prestigio a la Masonería en el continente americano, no fue así en Europa donde, tanto partidarios de la Orden como sus detractores, le habían atribuido la autoría de ciertas consignas de posicionamiento político con desgraciadas consecuencias; centenares de masones franceses, que simplemente defendían la libertad de pensamiento o pertenecían a la nobleza, fueron acusados de contrarrevolucionarios y guillotinados; ante ello muchas Logias adscritas al Gran Oriente de Francia desaparecieron tras la dispersión de sus miembros.

Los gobiernos europeos tomaron medidas preventivas formando coaliciones para impedir ser afectados por el proceso revolucionario francés y su ánimo expansionista; así en Gran Bretaña en 1799, su Parlamento prohibió las asociaciones cuyos miembros estuviesen sujetos a promesa o compromiso, afectando ello de pleno a la Masonería que reaccionó en forma inmediata: Las dos Grandes Logias rivales, la de “los Antiguos” y la de “los Modernos” unificaron sus esfuerzos en pos de la continuidad; el Duque de Athol en calidad de Gran Maestre de la Gran Logia de Masones Libres y Aceptados de Inglaterra y el Marqués de Hastings como Gran Maestre de la Gran Logia de Londres se entrevistaron conjuntamente con el Primer Ministro William Pitt al que expusieron como objetivo principal de la Oden, su cualidad caritativa, también resaltaron la lealtad de esta a la autoridad monárquica, la defensa de la fe y su adhesión a los intereses del Imperio Británico.

El Primer Ministro eximió a la Masonería de la prohibición pero le impuso la condición de unificar las dos Grandes Logias, así como la norma de que anualmente debían presentar, ante las autoridades locales, los datos completos de sus afiliados. Esta última disposición se mantuvo en vigor durante 168 años; en 1967 fue abolida por el Parlamento tras haber servido a la conformación de una Masonería suntuosa y afín a la corona.


Por otra parte Francia, tras su revolución, termina el Siglo de las Luces con una masonería muy mermada; el Gran Oriente de Francia había cesado en sus actividades tras de la decapitación de Luis XVI en 1793, pero una vez calmados los ánimos y superada la llamada “Etapa del Terror”, en 1796 llamó a sus logias a reemprender los trabajos. La extensión del Gran Oriente, antes de la revolución se acercaba a las 650 logias auspiciadas; en 1799 contaba tan sólo con 74 activas. Ello propicio el acuerdo de unificación de toda la Masonería francesa dentro del Gran Oriente de Francia que algunas logias de emigrantes escoceses rehusaron, entre ellas la ya mencionada de San Alejandro de Escocia en la que el Conde de Grasse Tilly se asentó y promocionó aquel rito de 33 grados, traído de América.


Volviendo al Primer Cónsul Napoleón Bonaparte cuyos calculados movimientos le transformaron en 1802 en Cónsul Vitalicio y en 1804, mediante plebiscito, en Emperador de Francia y que fue artífice de una política de expansión positivista de los ideales de la revolución, que mediante campañas militares y tratados de paz hizo llegar a gran parte de Europa y que, en consecuencia, le obligó a mantener y controlar un vasto ejercito para lo cual se valió de diferentes medios, entre ellos la Masonería; para ello propició la creación de logias militares que fueron presididas por oficiales de su confianza; lo cual cumplió con su deseo de cohesionar a los mandos de su ejército, dado el hermanamiento que ello conlleva. El método ya lo había utilizado, con éxito, durante su comandancia en la campaña militar en Egipto (1798). En sus mandatos como Cónsul y como Emperador también actuó en forma similar con los cargos de ámbito civil.

No se tiene constancia de documentos de naturaleza masónica que acrediten la pertenencia Napoleón Bonaparte a la Orden, no obstante fue un perfecto conocedor de la misma y la supo utilizar en beneficio de su política.

Es así como la Masonería del Reino de Gran Bretaña y la de Francia, llegan al S. XIX; sometidas a control estatal que no tan solo afectará a la privacidad de sus miembros, sino también a sus estructuras, a sus gobiernos y a sus Ritos.

S. XIX

El primer hecho de trascendencia política con que se estrena el nuevo siglo fue la entrada en vigor del Acta de Unión entre los reinos de Gran Bretaña e Irlanda que, bajo este nombre, el día primero de enero de 1801, quedaron unificados en un solo parlamento. Mientras, aquella otra unificación, la de las dos Grandes Logias, la de los Antiguos y la de los Modernos, exigida por el Primer Ministro William Pitt en 1799, quedaba pendiente.


En 1801, en Francia aparece un tomo impreso que será conocido como “Régulateur du Maçon”, es producto del trabajo en equipo que dirigió, por encargo del Gran Oriente de Francia, Alexandre Röetiers de Montaleau entre 1783 y 1786 con el fin de unificar aquel Rito sin nombre especifico, que llegado a Francia en 1725 seguía practicándose en las Logias del Gran Oriente, conservado en tradición oral y a través de apuntes personales. Aunque el Rito era reconocible no era homogéneo, había adquirido diferentes desviaciones provocadas por influencias y personalismos. En 1787 se repartió, a los presidentes de las Logias, copias manuscritas de la ordenación ritual propuesta por la comisión … y con el mandato de seguirla. Al poco tiempo la actividad de la Masonería francesa empezó a decaer por los efectos de la revolución, superada esta, el Régulateur du Maçon se convirtió en ritual de referencia del Rito practicado en el Gran Oriente de Francia … y se empezó a denominar: Rito Francés.

Sería un error pensar que el Rito Francés nace del “Régulateur” porque este no es más que una puesta al día del Rito que se practicaba en las Logias Andersonianas desde 1723; paradójicamente también se lo conoce como Rito Moderno a pesar de ser el más antiguo de los utilizados hoy.

Recordemos al Conde de Grasse Tilly que ya asentado en Francia, después de volver de América desposeído de fortuna y por lo cual se vio obligado a reincorporarse al ejército napoleónico en su antiguo grado de capitán; recordemos también que Grasse Tilly y la nunca mostrada documentación que le otorgaba poderes como Gran Comendador para difundir el nuevo rito de 33 grados por Europa y que con este fin ingresó en la Logia San Alejandro de Escocia con sede en Paris a la que propuso la creación de una Gran Logia General Escocesa para ser depositaria del rito, … y recordemos que el proyecto fue aceptado y se llevó a termino en un espacio de tiempo record. De la nueva Gran Logia fue su primer Gran Maestre Luis Bonaparte, hermano de Napoleón.

En septiembre de 1804 se reprodujo el cuaderno ritual manuscrito de los tres primeros Grados del Rito Escocés Antiguo y Aceptado con el título “Guía de los Masones Escoceses” realizado bajo la coordinación de Grasse Tilly.

La Coronación de Napoleón como Emperador se llevó a cabo el 2 de diciembre de 1804; al día siguiente, el nuevo Emperador ordenó que la Gran Logia Escocesa se uniera al Gran Oriente de Francia en el que, dos días después, fue instituido como Gran Maestre José Bonaparte, también hermano del Emperador.

Así, el Gran Oriente de Francia empezó a disponer de dos ritos; el Francés, bajo auspicio del propio Gran Oriente y el Escocés Antiguo y Aceptado bajo disciplina del Supremo Consejo del Rito, … entre ambos, las logias podían escoger libremente.


Volvamos al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda donde sus dos Grandes Logias seguían sin alcanzar el acuerdo de unificación, a pesar de que se produjeron varios intentos de ello, no se llegaba a buen fin siendo el punto de desencuentro las cuestiones rituales; Antiguos y Modernos chocaban en ellas. A principios de 1813, el entonces Primer Ministro Robert Jenkinson, exigió el pacto de unificación pendiente. En diciembre de ese año, el Duque de Sussex, Gran Maestro de los Modernos junto al Duque de Kent, Gran Maestro de los Antiguos, firmaron el esperado pacto; nacía la Gran Logia Unida de Inglaterra. Ambos duques eran hijos del Rey Jorge III.

Quedaba pendiente para la nueva Gran Logia la elección de Rito y para ello se creó la llamada “Logia de Reconciliación” que entre 1814 y 1816 estudió los ritos existentes descartando desde el inicio los practicados por el Gran Oriente de Francia a los que relacionaba con hechos revolucionarios e independentistas; finalmente presentó el que llamo Rito Ingles que obligaba a la particularidad de no ser escrito.

Aceptado el Rito Inglés fueron creadas dos Logias de Instrucción encargadas de representarlo y divulgarlo; por azar, entre las representaciones que llevaron a cabo hubo una pequeña variación, la cual hizo que el Rito quedara dividido en dos estilos, el “Stability” y el “Emulation”; siendo mucho más practicado el segundo. Hoy se conoce al Rito Ingles como Rito Emulación.

Tras la Abdicación de Napoleón 1814, la Masonería francesa sufrió una vigilancia constante por parte de la casa de Borbón que había sido repuesta en el trono, gozó de mayor libertad durante la Segunda República (1848–1852) y volvió a ser controlada durante el Segundo Imperio (Napoleón III) hasta 1870, que a partir de entonces y hasta la segunda guerra mundial, en la libertad asociativa de la Tercera República, alcanzó gran esplendor; mientras, la Masonería Inglesa seguía una trayectoria tranquila y ajustada a su monarquía.

Pero el S. XIX no sólo se caracterizó, en aspecto masónico, por fusiones de Grandes Logias y asentamiento de Ritos en las Obediencias sino también, por la toma de posturas respecto al avance social. Desde su creación en 1773, el Gran Oriente de Francia, mantuvo en sus estatutos las tradicionales características de masculinidad y fe religiosa para ser admitido en la Orden, circunstancias que muchas de sus logias no respetaron, realizando alguna Iniciación femenina en incógnito y pasando por alto la exigencia deísta, esto último provocó en 1845, que esta Obediencia permutara en su constitución y rituales las palabras “Dios” y “Ser Supremo” por “Principio Creador”, hecho que le aporto cierta enemistad por parte de la Gran Logia Unida de Inglaterra; pero fue en 1877 al eliminar de su normativa toda restricción espiritual para ingresar en la Orden, lo que le supuso la total ruptura con la Masonería inglesa que aún hoy, en pleno S. XXI, sigue manteniendo esas características de masculinidad y creencia en Dios. Así la Gran Logia Unida de Inglaterra se consideró portadora de la vieja y auténtica tradición de los constructores y se otorgó la virtud de “única obediencia regular existente” y, en consecuencia a ello, se definió como “la única Obediencia capacitada para la transmisión de patentes”.

Aunque por justicia histórica cabe mencionar que similares medidas aperturistas a las registradas por el Gran Oriente de Francia en 1877, ya lo habían sido tomadas, con algún año de antelación, por el Gran Oriente de Bélgica, por el Gran Oriente de Italia y por la Gran Logia de Hungría, pero es con la nueva normativa del Gran Oriente de Francia cuando se produce la mayor fractura en la Masonería y así, aparecen las dos tendencias que la caracterizarán hasta nuestros días: La de la Masonería autoproclamada Regular del Reino Unido y la de la Masonería de carácter adogmático y liberal que se desarrollará y expandirá desde la Europa continental.


No acabará el S. XIX sin otro hecho crucial en la conformación de la Masonería actual, … y una vez más, acontecido en Francia: En 1882, Maria Deraismes, reconocida intelectual librepensadora y activista en favor de los derechos de la mujer y de la infancia así como de la laicidad estatal, fue iniciada en igualdad al resto de sus miembros en la Logia masculina “Les Libres-Penseurs” al Oriente de Pecq. En 1881 esta Logia, entonces auspiciada por la Gran Logia Simbólica Escocesa, le anuncia su intención de iniciar a una mujer, cosa que la Obediencia publica como primicia en su Boletín Oficial; a partir de ello recibe duras críticas y quejas del resto de Obediencias del país, lo que la induce a denegar el permiso.


El 9 de enero de 1882 la Logia Les Libres-Penseurs abandona la Gran Logia y proclama su soberanía; 5 días más tarde, el 14 de enero, inicia a Maria Deraismes… y en la misma ceremonia la eleva a Compañera y la exalta a Maestra. Ante el hecho de la exclusión y la consecuencia del total aislamiento de la Logia, … y con el fin de no perjudicar a sus miembros, la nueva Hermana decide rechazar su pertenencia a ella; poco tiempo después, Les Libres-Penseurs, será autorizada a reanudar sus trabajos en el seno de la Gran Logia Simbólica Escocesa.

Este hecho pudo quedar archivado y olvidado en el cajón de las irregularidades, pero la tenacidad de Maria Deraismes logró lo contrario: Durante 11 años mantuvo reuniones con sus Hermanos de Logia en su domicilio particular de París donde en marzo de 1893 y en estrecha colaboración con el Hermano Georges Martin, inició a 16 mujeres comprometidas con sus mismos ideales, dando forma a la que registró legalmente como «Gran Logia Simbólica Escocesa “El Derecho Humano”». Maria Deraismes no pudo ver el alcance de su obra, falleció el 6 de febrero de 1894, pero abrió definitivamente la “Puerta del Templo” a la mujer en igualdad al hombre, nacía así la plena “Mixticidad Masónica”.

Georges Martin continuó la labor iniciada junto a Maria Deraismes, expandiendo la nueva formación masónica más allá de las fronteras y creando, para ello, la que llamó «Orden Masónica Mixta Internacional “El Derecho Humano”», que hoy se encuentra extendida por los cinco continentes.

No sería justo abordar el S. XX con la única imagen de la Gran Logia Simbólica Escocesa como la de aquella que no autorizó la Iniciación de una mujer y mucho menos, como defensora de la masculinidad masónica; esta Obediencia, que nunca alcanzó los 1.500 miembros, que su ámbito geográfico fue París y sus alrededores y que su vida se ciñó a 31 años, influyó en el devenir político de Francia y dejo su impronta en la estructura de la Masonería actual.

La Gran Logia Simbólica Escocesa fue creada en 1880 tras escisión del Supremo Consejo de Francia del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, ello fue provocado por 12 Logias que sumaban algo más de 600 Hermanos; para comprender este hecho, es preciso retroceder hasta principios del siglo cuando el Conde de Grasse Tilly regresó de las Américas ostentando la ya mencionada distinción de “Gran Comendador del Rito Escocés Antiguo y Aceptado” y, según expuso, con la encomienda de expandir el nuevo Rito por Europa; empezó precipitadamente por Francia y siguió por Italia, por el Reino de las Dos Sicilias, España y Países Bajos donde instituyo sus Supremos Consejos nacionales. La aceptación del nuevo Rito de 33 Grados fue notoria en la Francia Imperial así como en los reinos europeos, aunque aparecieron diferencias y roces con el reparto de competencias entre los Supremos Consejos y las de las Obediencias que ya ejercían sobre sus Logias.

El Supremo Consejo de Francia del Rito Escocés Antiguo y Aceptado a partir de 1821 y después 6 años de inactividad tras la caída de Napoleón I, se reestructura y reemprende sus trabajos en formación piramidal, abarcando desde el primero hasta el grado 33, convirtiéndose así en cuerpo masónico único y plenipotenciario sobre las Logias que practicaban su Rito.

Las primeras protestas ante la autoridad y el conservadurismo del Supremo Consejo de Francia tuvieron lugar en 1848 con la proclamación de la Segunda República siendo cuando en las Logias empezaron a progresar los ideales de libertad y laicidad, posteriormente en 1868 se reactivó esta oposición sin conseguir, en ambos casos, rectificaciones por parte del Supremo Consejo … y es en 1880 cuando se produce la ya nombrada escisión con el fin de crear una Obediencia en la que sólo se desarrollen los tres primeros grados y en régimen democrático. Paul Goumain-Cornille, primer Gran Maestro de la Gran Logia Simbólica Escocesa tomó como lema y en su literalidad más absoluta: “Un Masón libre en una Logia libre”.

A pesar que desde sus inicios fue reconocida por el Gran Oriente de Francia y que fueron propuestas fusiones que no se llevaron a cabo, la nueva Obediencia influyó, a tal extremo, que logró que en el Congreso del Gran Oriente de 1884, este modificara sus estatutos a posturas más laicas. En las relaciones de la nueva Gran Logia con el Gran Oriente de Bélgica destacan sus contribuciones mediante conferencias y publicaciones en defensa de la laicidad estatal, la instrucción pública y la dignidad obrera. En el ámbito civil, defendió los derechos de la mujer no sólo ante el sufragio, sino con ideas del Neomaltusianismo reclamando el aborto libre y los métodos de contracepción, así como el amor libre y el derecho al placer sexual para la mujer y la legalización de la familia monoparental, también exigió la educación gratuita, laica e igual para ambos sexos, a la vez que hizo causa en la defensa de la condición obrera y el sindicalismo; todo ello a través de publicaciones propias y conferencias públicas así como mediante crónicas en la prensa francesa en las que los autores generalmente citaban a sus Logias.

Desde su fundación, esta Obediencia singular, se caracterizó por un funcionamiento estrictamente democrático, por desmarcase de ciertos gustos y creencias populares de la época al promulgar su desprecio por la metafísica, la magia y las artes adivinatorias dentro de las que incluyó a la religión … y por declararse defensora del positivismo. En su acta constitutiva quedó expuesto que la nueva Obediencia trabajaría en Rito Escocés Antiguo y Aceptado sin presencia de la Biblia y sin nominaciones al Gran Arquitecto del Universo, así como el no reconocimiento de grados posteriores al de Maestro; en su Asamblea de 1884, con casi la totalidad de votos a favor, suprimió, de su constitución, la prohibición de abordar temas políticos en Logia, en 1901 se convirtió en mixta dejando a sus Logias la libertad de llevar a cabo Iniciaciones femeninas … o no.

La creciente popularidad, tanto entre masones como entre intelectuales profanos, de esta Obediencia, provocó que el Supremo Consejo replanteara su autoridad sobre el Rito y como consecuencia creará, en 1894, la que aún perdura: Gran logia de Francia, con el fin de entregar a su jurisdicción los tres primeros Grados Masónicos; dos años más tarde se da inicio a la fusión de ambas Obediencias. De hecho nunca se llegó a tal fusión, paulatinamente, algunas de las Logias de la Gran Logia Simbólica Escocesa acordaron su integración en la Gran Logia de Francia, pero otras, lo hicieron en el Gran Oriente de Francia y muchas desaparecieron; en 1909 quedaba en la Obediencia tan solo la Logia Diderot que en 1911 se declaró salvaje y finalmente se afilió a la Gran Logia de Francia en 1914, donde hoy sigue.

En 1905 fue promulgada en Francia, la “Ley de Separación de las Iglesias y el Estado”, personajes de todas las Obediencias Masónicas del país colaboraron con este fin; los más activos en la divulgación del ideal de Laicidad entre las clases populares parisinas, fueron miembros de la Gran Logia Simbólica Escocesa.

Las Logias de esta Obediencia que se afiliaron a la Gran Logia de Francia le exigieron reinstituir la Masonería de Adopción, lo cual ocurrió en 1901.

La Gran Logia Simbólica Escocesa fue artífice de la reafirmación del conjunto de los tres primeros Grados Masónicos como institución soberana y universal, … y común en todos los Ritos: La “Masonería Simbólica”.

La Gran Logia Simbólica Escocesa nunca abatió sus Columnas, … simplemente … se diluyó.

S. XX


Y así alcanzamos el S. XX, el de los cambios acelerados, el del mayor desarrollo de la ciencia, de la tecnología, de la medicina; en geopolítica el de los grandes pactos y grandes rupturas, el de dos guerras mundiales y otras, el de genocidios, el de la Declaración Universal de Derechos Humanos, el de la Unión Europea y de la globalización; también el de la velocidad y el de Internet. Si bien por el 1700, en los inicios de la Masonería, la forma más rápida de traslado de personas dependía de la velocidad del caballo y del capricho de los vientos en la navegación, medios también utilizados para los servicios de correo, … sin olvidar a la paloma mensajera: es a mitades del S. XIX y gracias a la máquina de vapor, cuando se empiezan a desarrollar las líneas férreas y la navegación a hélice, en 1890 funciona ya el sistema postal telegráfico internacional, en 1900 empieza la fabricación masiva de automóviles, en 1903 vuela el primer aeroplano, en 1908 es creado el teléfono de comunicación automática, en 1910 el correo aéreo, en 1919 se fundan las primeras líneas aéreas comerciales (La KLM en los Paises Bajos y Avianca en Colombia) y en 1920 empiezan las emisiones populares de radio; con ello, todo se habrá convertido en más próximo … y aparece la intercomunicación a distancia; … y en estos entornos, es donde se producirán avances y retrocesos en la Masonería del S. XX.


La Gran Guerra (1914-1918), que al aparecer otra se las numeró como 1º y 2º Guerra Mundial, provocó la primera alianza Masónica del S. XX: En plena contienda y a instancias del Gran Oriente de Francia y de la Gran Logia de Francia, se reunieron en París en junio de 1917, en lo que se llamó “Congreso Masónico de las Naciones Aliadas y Neutrales”, los representantes de las principales Obediencias de Italia, España, Suiza, Portugal, Bélgica, Servia, Argentina, Brasil, Estados Unidos y Francia, con el fin de crear una autoridad por encima de las naciones, cuyo cometido fuera no el de suprimir las causas de los conflictos, sino el de resolverlos pacíficamente. Lo iniciado culminó con la creación, en 1919, del organismo internacional “Sociedad De Naciones” a la que se adhirieron 45 países; este organismo arbitró y resolvió diversos conflictos pero fue ineficaz ante las agresiones internacionales llevadas a cabo por Italia, Alemania y Japón así como con la Guerra Civil Española. La Sociedad De Naciones dejó de operar con el inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Desde el Final de la Primera Guerra Mundial se fueron implantando en Europa regimenes autoritarios y totalitarios que iban prohibiendo la Masonería en sus países, empezando por Hungría en 1920 y siguiendo por Italia, la URSS, Portugal, Polonia, Yugoslavia, Letonia, Estonia, Grecia, Alemania, Austria, Rumania, Noruega, Lituania, Bulgaria, Países Bajos, Bélgica y finalmente en Francia bajo el Régimen de Vichy en 1941.

España fue un caso especial, en esta época, la Masonería fue prohibida en dos ocasiones, la primera en 1923 bajo la dictadura de Primo de Ribera y la segunda, tras el paréntesis de la República, en 1940 mediante la “Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo” del régimen franquista.


Tras la rendición de Alemania en mayo de 1945 y finaliza la Segunda Guerra Mundial, los países, irán recuperando su tradición masónica tras el retorno o alcances paulatinos de formas democráticas.

También en 1945, cinco meses después del armisticio, es cuando se crea la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuyos ideales son basados en la paz perpetua entre los países, el reconocimiento de derechos y libertades fundamentales de los seres humanos y el cumplimiento de las normas del Derecho Internacional.

En 1946, aquella “Sociedad de Naciones”, creada en 1919 y que había quedado inactiva cuando el inicio de la segunda Guerra Mundial, se disolvió oficialmente cediendo su misión a la ONU.

El 10 de diciembre de 1948 en la tercera Asamblea General de la ONU que se celebraba en París, fue adoptado y proclamado el documento “Declaración Universal de Derechos Humanos”.

Con el tiempo, este Documento, ha pasado a formar parte del Símbolo “Libro de la Ley”, en algunas Logias Masónicas.

Como el resto de la Masonería Francesa, la Gran Logia de Francia, se mantuvo activa hasta 1941 cuando a consecuencia de la prohibición impuesta por el Gobierno de Vichy, se vio obligada a cesar todas sus actividades; tras la Guerra y una vez reactivada, en su Asamblea General de 1945, la Hermana Anne-Marie Gentily perteneciente a una de sus Logias de Adopción, anuncia la inminente creación de una Obediencia femenina independiente, cuyo distintivo será: “Unión Masónica Femenina de Francia”.

La Unión Masónica Femenina de Francia nace con 91 Hermanas repartidas en 5 Logias que se habían desarrollado en aquella Masonería de Adopción que, en 1901, fue creada por la Gran Logia de Francia a instancia de las Logias que a ella se afiliaron provenientes de la Gran Logia Simbólica Escocesa. En 1952, la Unión Masónica Femenina de Francia, se convertirá en la Gran Logia Femenina de Francia que hoy cuenta con cerca de 14.000 miembros y auspicia a más de 400 Logias, dos de las cuales, tienen la misión de difundir mundialmente la Masonería Femenina.

Volvamos a 1877; cuando se produjo la ruptura de relaciones entre la Gran Logia Unida de Inglaterra y el Gran Oriente de Francia al anular, este último, las condiciones de creencia en Dios y en la inmortalidad del alma para ingresar en la Orden; ello propició la formación de dos posturas diferenciadas entre las Obediencias: La autodenominada Regular, cohesionada bajo la reglamentación y la autoridad de la Gran Logia Unida de Inglaterra … y la Liberal basada en la “Absoluta Libertad de Conciencia” y dispersa por Grandes Logias y Grandes Orientes. El hecho de que las Obediencias Liberales reconocieran, para la mujer, el derecho pleno a ser Masón, aunque muchas de ellas mantuvieran la condición de masculinas, acrecentó el distanciamiento entre ambas posturas.

Ante la creciente intransigencia y las exclusivas que se adrogaban las Obediencias que se acogieron a la situación de Regularidad dictada por la Gran Logia Unida de Inglaterra, el 22 de enero de 1961, en Estrasburgo, doce Obediencias liberales se reunieron e iniciaron CLIPSAS. CLIPSAS es acrónimo de “Centre de Liaison et d’Information des Puissances Maçonniques Signataires de l’Appel de Strasbourg” (Centro de enlace y de información de las Potencias Masónicas firmantes de la Llamada de Estrasburgo). CLIPSAS tiene hoy adheridas 83 Obediencias liberales de todo el mundo, … y es miembro con carácter especial consultivo del Consejo Económico y Social (ECOSOC) de Naciones Unidas.

A pesar de que las Obediencias liberales, desde su creación, han mantenido, unas con otras, pactos de amistad y reconocimiento dentro de sus países y muy ocasionalmente más allá de las fronteras, el ejemplo CLIPSAS dio pie a la creación de diversos pactos nacionales e internacionales en dependencia de circunstancias o intereses comunes, como ejemplos:

AME – Alianza Masónica Europea

CIMAS – Confederación Interamericana de Masonería Simbólica.

CLIMAF – Centro de Enlace Internacional de la Masonería Femenina.

COMALACE – Contribución de Obediencias Masónicas Liberales y Adogmáticas a la Construcción Europea.

EME – Espacio Masónico de España.

FAMAF – Federación Americana de la Masonería Femenina.

(UMM) – Unión Masónica del Mediterráneo.

…y un largo etc.

Después de casi 300 años cargados de acontecimientos para lo que aquellos hombres, que se reconocían como Masones Aceptados, iniciaron en sus reuniones en tabernas londinenses, llegamos al S. XXI con dos grandes bloques masónicos perfectamente delimitados y asentados y, cada uno de ellos, con gran poder de convocatoria a nivel mundial.

S. XXI

Y por exponer algo de nuestro joven siglo, me limitaré a un hecho:

A pesar de que prácticamente desde los inicios de la Masonería especulativa, alguna Logia ya aceptó ocasionalmente a alguna mujer, a pesar de la Masonería de Adopción y del legado de Maria Deraismes, a pesar de la existencia de Obediencias totalmente femeninas y a pesar de la mixticidad que ya era una realidad en muchas Obediencias nacidas masculinas: La Obediencia que se reconoce como patrón del adogmatismo masónico … continuaba siendo masculina.

Prácticamente desde su fundación y desde dentro del Gran Oriente de Francia existieron propuestas para iniciar a mujeres que, en todos los casos, fueron rechazadas; pero fue en 2006 cuando la Logia “Combat” solicitó, a la Obediencia, iniciar a una mujer alegando que sus reglamentos generales no especificaban ni excluían a ningún sexo, dos años más tarde y sin respuesta a su petición, en mayo de 2008, esta Logia realizo una iniciación femenina en la sede central del Gran Oriente. Pocos meses después, otras cinco logias, siguieron el ejemplo iniciando a 5 mujeres más. Paralelamente el ciudadano francés Olivier Chaumont, ese mismo año, consiguió su reconocimiento como mujer en los registros legales de la Republica, tras haberse sometido a un proceso quirúrgico de cambio de sexo; en 1992, Olivier Chaumont, había sido iniciado en la Logia “Université Maçonnique” a la que había asistido regularmente, … y en esos momentos en que los Hermanos del Gran Oriente se encontraban: algunos atónitos y otros satisfechos, sin olvidar a los que clamaban por la regularidad masculina de la Obediencia … ni a la Cámara de Justicia con denuncia abierta; a Chaumont se le ocurrió asistir a su Logia, física y legalmente como Olivia.

En 2010 el Gran Maestro Pierre Lambicchi anunció en un comunicado oficial que entre los casi 50.000 miembros del Gran Oriente de Francia, existía una mujer iniciada regularmente; … en el Congreso de ese mismo año, la Hermana Olivia Chaumont, participó como Delegada y tomó la palabra ante 1.200 Hermanos, … unos días después inició el Curso Masónico 2010-2011 como Venerable Maestra de su Logia “Université Maçonnique”.


Posiblemente, el expeditivo Obelix, ante la solución irremediable y justa pero envuelta en un proceso largo con final Kafkiano, exclamaría:

¡Están locos estos nuevos galos!

El Gran Oriente de Francia es hoy una Obediencia Liberal, Adogmática y Mixta.

A.M.R.
R.·.L.·. Icària
Or .·.de Barcelona

Publicado en El Masón Aprendiz

http://www.fenixnews.com/2015/02/11/del-cenaculo-de-la-taberna-a-la-convocatoria-universal/