EL TRONO DE SALOMON
1. INTRODUCCION
Es impresionante como a través de la
historia se han reproducido acontecimientos y personajes transcendentales,
haciendo una referencia al Rey Salomón descrito en la Biblia como el tercer y
último rey de todo Israel, 40 años en el poder incluyendo el reino de Judá,
célebre por su sabiduría, riqueza y poder, pues La Biblia lo considera el
hombre más sabio que existió en la Tierra.
Heredó un inmenso
imperio conquistado por su padre David que se extendía desde el Nilo en Egipto
hasta el río Éufrates en Mesopotamia, Administró su reino a través de un
sistema de 12 distritos, Poseyó un gran harén, el cual incluía a "la hija
del faraón", Consagró su reinado a grandes proyectos de construcción,
tales como El Palacio Real, Las murallas de Jerusalén, el Milo (un relleno de
tierra hecho para ampliar Jerusalén), las ciudades reales de Meguido, Hazor, y
Gezer, y por supuesto el Templo de Salomón que data del siglo X a.C.
aproximadamente 960 a.C., una de sus obras más representativas la cual le llevo
7 años en concluirla, edificio largo y estrecho orientado de Este a Oeste en
donde se manifiesta su aproximación de 27m de largo, 9m de ancho y 13.5m de
altura (60x20x30 codos).
Sobre el mítico “Trono
de Salomón” existen diversas descripciones y se cree que debió pasar por varias
fases en su construcción. En lo que casi todas las narraciones coinciden es en
el árbol de bronce con pájaros cantores, en los artificios mecánicos en forma
de leones y grifos y en que poseía un sistema que conseguía elevar el trono,
haciendo que tan pronto estuviera en el suelo como en el techo dejando
perplejos a los visitantes.
2. DESARROLLO
En la Biblia, en el
primer libro de Reyes, ya se describe el trono ubicado en el occidente para que
desde el se viera salir el sol, en el segundo libro de Crónicas se describen
más características, de aquí un fragmento:
“Hizo también el rey un
gran trono de marfil, el cual cubrió de oro purísimo.
Seis gradas tenía el
trono, y una tarima de oro, y dos brazos, uno por cada parte, junto a los
cuales estaban colocados dos leones. Estaban también doce leones puestos allí
sobre las seis gradas, de un lado y de otro; en ningún otro reino se había
hecho trono semejante”.
Pero es en algunas
leyendas árabes donde se dan más detalles de su estructura y concepción:
El trono del rey
Salomón era el más maravilloso sobre el que soberano alguno se haya sentado
jamás. Estaba hecho totalmente de marfil y cubierto de oro, incrustado de
rubíes, záfiros, esmeraladas y otras piedras preciosas que lucían con los más
brillantes, deslumbrantes y fascinantes matices de colores.
Seis escalones
conducían al asiento; cada escalón tenía por objeto recordar al rey cada uno de
los seis mandamientos especiales que los reyes de Israel estaban obligados a
cumplir.
En ambos costados,
sobre cada uno de los escalones, yacían o se erguían figuras de animales de oro
puro. En el primero, un león frente a un buey; en el segundo, un lobo frente a
un cordero; en el tercero, un tigre y un camello; en el cuarto, un águila dando
frente a un pavo real; en el quinto, un gato y un gallo; en el sexto, un halcón
y una paloma. Más arriba, sobre el trono mismo, una paloma de oro sostenía en
su pico a un áureo halcón. Al costado, alzándose por encima del trono, una
magnífica Menorá o candelabro, de oro puro, decorada con cubetas, borlillas,
flores, capullos y pétalos áureos. De cada lado de la Menorá se elevaban siete
brazos. En los brazos de un lado estaban grabados los nombres de los sietes
padres del mundo: Adán, Noé, Sem, Abraham, Isaac y Jacov, con Job en el medio.
En el otro, los nombres de los siete hombres más piadosos: Leví, Kehot y Amram,
Moisés y Aarón, Eldad y Medad, y Hur en el medio.
A cada lado del trono
había un sitial especial de oro para el Sumo Sacerdote y otro para el Segan o
sacerdote que le seguía en jerarquía; rodeaban a éstos otros setenta sitiales
de oro para los ancianos del Sanedrín o Supremo Tribunal de Jueces.
Veinticuatro enredaderas de oro entretejían un inmenso dosel sobre el trono.
Cuando el Rey Salomon
iniciaba el ascenso de las gradas, se ponía en movimiento un mecanismo
especial. Tan pronto ponía el pie en el escalón, el buey y el león de oro
extendían una de sus patas para sostener al soberano y ayudarle a subir al
siguiente. Desde ambos costados los animales prestaban apoyo al rey hasta que
éste quedaba confortablemente instalado en el trono. No bien tomaba ubicación
en el sitial, un águila dorada traía la gran corona y la mantenía suspendida,
apenas, sobre la cabeza del rey Salomón, para que no le pesara demasiado.
Luego, una áurea paloma
volaba al Arca Sagrada y extraía un delgado rollo de la Torá que depositaba en
el regazo del soberano, para que se cumpliera el mandamiento bíblico de que la
ley estará siempre con el rey y le guiará en su reinado sobre Israel. El Sumo
Sacerdote, el Segan y los Setenta ancianos subían para saludar al rey y se
sentaban a oír los casos sometidos a juicio.
Todos los soberanos y
los príncipes reinantes de entonces hablaban con admiración del trono del rey
Salomón y acudían a su palacio para pasmarse ante sus maravillas y su belleza.
Muchos años después, se
dice que cuando cierto faraón egipcio invadió la tierra de Judá, capturó este
trono maravilloso, pero en el momento en que pretendió subir a él y apoyó el
pie en el primer escalón, el león dorado le dio tal golpe en el muslo que cayó
y quedo lisiado por el resto de su vida. Por eso pasó a la historia con el
apodo de "El Cojo".
Más tarde, cuando
Nabucodonosor destruyó el Templo y subsecuentemente también conquistó el
Egipto, se llevo consigo el trono a Babilonia. Más, en cuanto trató de subir
las gradas, el león lo arrojo y Nabucodonosor no volvió a aventurarse a
intentarlo.
Luego, el rey Darío de
Persia conquistó Babilonia y se llevó el trono a Media.
Cuando Ajashverosh, a
su vez, trató de subir al trono, también recibió un golpe en las piernas y
cayó. Ajashverosh no repitió la prueba. En lugar de ello hizo traer de Egipto a
afamados maestros de la mecánica, y se les ordenó construirle un trono similar
al del rey Salomón.
3. CONCLUSION
En todos los reinos de
cada rincón en el mundo, y en cada época se ha manifestado la jerarquía por
medio de un trono para realizar la coronación, manifestar la grandeza y
superioridad, pero nada se compara al trono del Rey Salomón, como es posible
que en esa época se hayan logrado estas maravillas de la de la arquitectura, la
ingeniería y mecánica, bebió ser tanta la riqueza y poder, porque las
construcciones demuestran y miden el progreso, está confirmado su elaborado
plan de construcción (algunas de cuyas muestras se han descubierto en
investigaciones arqueológicas en Meggido, Israel, realizadas entre 1925 y 1939,
e incluso después de la II Guerra Mundial), han demostrado que los costes que
tuvo que pagar en términos económicos y humanos fueron muy altos. el libro
sagrado lo aprueba, la historia misma ha demostrado que esto es posible y mucho
mas a través de sus monumentales obras en diferentes partes del mundo y que
todavía siguen en pie.
Nuestro templo masónico
tiene muchas de las características del templo de Salomón dentro de su
concepción esquemática, el trono pone en manifiesto la relación del simbolismo,
entonces mi conclusión es que no es tanto lo magnifico que pueda tener un trono
a la decoración sino quien lo acompaña, y es que cuando Dios pregunta a
Salomón, ¿qué quieres que te dé?, el solamente pide sabiduría para gobernar.
“No es el templo que
alberga el trono, sino el trono alberga al templo, porque en él esta su sabio
poder”
R:.L:.S:. ALFA Y OMEGA
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