PITAGORISMO Y MASONERÍA
Denys Roman
El presente trabajo es un extracto del libro “Rene
Guenon y los Destinos de la Franc-Masonería” de Denys Roman, Capítulo I
Pitagorismo y Masonería. El texto completo puede hallarlo en:
https://mfrr.files.wordpress.com/2012/06/roman-denys-rene-guenon-y-los-destinos-de-la-franc-masoneria.pdf
Entre las
múltiples organizaciones iniciáticas, de las que la Masonería reivindica su
herencia, una de las citadas más frecuentemente es el Orden pitagórico. Se sabe
que la razón de una tal pretensión, es la presencia, en el simbolismo masónico,
de emblemas utilizados por los discípulos del maestro de Samos: los citados más
ordinariamente son: la estrella de cinco puntas, en lo que concierne a la
Masonería latina, y, la joya dePast Master, en lo que concierne a la
Masonería de lengua inglesa. Esta última joya reúne, incluso, a dos símbolos
pitagóricos importantes: por una parte, figura la demostración gráfica del
teorema sobre el cuadrado de la hipotenusa; y, por otra, esta demostración se
hace con ayuda del triángulo 3-4-514, del que ya conocemos su importancia en el
Pitagorismo.
El hecho de
que el pentágono estrellado, no esté forzosamente asociado al nombre de
Pitágoras, y que muchos Masones latinos ignoran, incluso, que el trazo de esta
figura constituía el signo de reconocimiento de los Pitagóricos, mientras que,
al contrario, el teorema sobre el cuadrado de la hipotenusa, es universalmente
conocido bajo el nombre de teorema de Pitágoras; este hecho, decíamos ha sido
la consecuencia de que la Masonería anglo-sajona, ha guardado, mucho más vivo
que la Masonería latina, el recuerdo de su conexión con el Pitagorismo. Por lo
demás, la cosa se le había facilitado porque ciertos antiguos documentos
llamados Old Charges, hacen expresa mención a Pitágoras como
introductor de la Masonería en Europa. _Sin embargo, es un Masón italiano -hoy
en día fallecido-, Arturo Reghini, quien ha publicado, sobre las relaciones
entre la Masonería y el Pitagorismo, la única obra de valor, que nosotros
sepamos15.
Antes de
referirnos a lo bueno de este Libro, debemos adelantar una crítica, y una
crítica grave. Su autor desconocía absolutamente el Cristianismo, a pesar de
encontrase en lugar adecuado para conocerlo, al menos bajo una de sus formas.
Hasta peca de discreto decir que lo desconocía, pues ofrecía una imagen
consistente en una verdadera caricatura. ¿Cómo expresarse cuando se ve a un
autor estigmatizar “la obsesión16 sexual difundida en religiones
derivadas del Hebraísmo y que se reencuentran en el Cristianismo, como por
ejemplo: la circuncisión, a la que es consagrada el primer día del año, y en el
dogma de la Inmaculada Concepción”17?
Este pasaje
es verdaderamente increíble. Es imposible acumular más errores en tan pocas
palabras. Si los calendarios cristianos occidentales, llevan, el 1 de Enero, la
mención “Circuncisión”, no es para consagrar una observancia mosaico que el
Cristianismo, por su parte, ha abolido, sino simplemente porque Cristo,
situando tradicionalmente su nacimiento el 25 de Diciembre, fue circuncidado,
según la ley, el 1 de Enero, y que todas la Iglesias Cristianas tienen la
costumbre de celebrar los eventos de la vida de su fundador18. Y la
circuncisión es, como mínimo, el efecto de suna “obsesión sexual” de origen
israelita, practicada, no sólo por judíos y musulmanes, sino otros muchos
pueblos, civilizados o salvajes. En Australia, por ejemplo, en los “ritos de
pubertad”, ciertas tribus practican la circuncisión; en otras tribus practican
la extracción de un diente; pero no creemos que las primeras de estas tribus
estén más “encantadas” sexualmente que las segundas.
Y, en lo
referente a la Inmaculada Concepción -que, por otra parte, no es un dogma más
que en el Catolicismo romano-, no vemos en qué, el hecho de creer que la madre
de Cristo haya sido eximida del pecado original, pudiera tener algún vínculo
cualquiera con la sexualidad.
Estas
reservas, que todo hombre de espíritu tradicional hace, como es natural, y que
todo Masón debería hacer a fortiori porque, respetando todas
las religiones, debe respetar especialmente a la que pertenecen la inmensa
mayoría de Masones, no deben impedir el reconocer los méritos excepcionales del
Libro de Arturo Reghini. El autor, si conocía mal el Cristianismo y la
“tradición monoteísta” en general, en contra, tenía un remarcable conocimiento
de las matemáticas (profanas y tradicionales), la literatura y la tradición
greco-latina, y el Pitagorismo en particular. También había estudiado
Hermetismo, la Obra de Dante y de los “Files de Amor”. Y así es como ha podido,
antes de morir, escribir esta preciosa Obra, indispensable para cualquiera que
se interese sea a la ciencia de los números, sea a la doctrina masónica.
* * *
Debe
entenderse que un Libro de este género, que comprende numerosas demostraciones
matemáticas y figuras geométricas, no puede resumirse. El Autor estudia
sucesivamente, la Tetraktys pitagórica (que equivale al Delta luminoso
de la Franc-Masonería) (cap. I), el pentalpha (estrella de cinco puntas) (cap.
IV) y la tabla tripartita (que es la plancha a trazar) (cap.VI), es decir, tres
de los símbolos fundamentales de los grados simbólicos. Además examina
ampliamente cuestiones tales como los “números sintéticos” (cap. II) los
primeros números (cap. III), las potencias aritméticas (cap. V), la Gran Obra y
la palingénesis (último capítulo). Reghini compara ampliamente el ternario
1-2-3, que es el único ternario de numeración sucesiva, cuya suma
de los dos primeros números (1 + 2) es igual al tercero, con el “ternario
egipcio” 3-4-5, único ternario de numeración sucesiva, cuya suma de los
cuadrados de los dos primeros números (9 + 16), es igual al cuadrado del tercer
número: 25. Siguiendo consideraciones sobre la Geometría en una dimensión
(símbolo de la manifestación “lineal”), sobre la Geometría de dos dimensiones
(símbolo de la manifestación “en superficie”), que conduce a la toma de
posesión de la Tierra. Explica también que el paso del ternario 1-2-3 al
ternario 3-4-5, hace que la Logias de primer grado estén iluminadas” por “Delta
radiante” de tres puntas, y que, las de segundo grado, lo son por la Estrella
flamígera de cinco puntas19.
Otras
consideraciones son posibles sobre los números 3, 4 y 5, cuyas figuras
geométricas correspondientes, son el triángulo, el cuadrado y el círculo. En
efecto los árabes, que han transmitido su numeración al mundo occidental,
asocian la cifra 5 a un círculo. En el Atlante fugitivo del
Rosacruciense Michel Maier, estas tres figuras son asociadas al problema
hermético de la “cuadratura del círculo, y, según antiguos textos, habían sido
particularmente veneradas por Masones operativos. Es por otra parte probable
que sea esta la razón por la que los “cuatro santos coronados”, fueran elegidos
como patrones secundarios en la Masonería, en razón de las relaciones del
número 4 con el cuadrado, de la palabra “santo” con el triángulo (a causa de
Dios “tres veces santo”) y, de la corona, con el círculo.
El autor da
interesantes detalles sobre la Tetraktys “donde están
comprendidos todos los nombres, en principio”: se sabe que es por ella, por la
que Pitágoras presta juramento20.
René Guénon
ha hablado frecuentemente de esta figura, “fuente y raíz de la Naturaleza
eterna”, que nos limitaremos a mencionar, después de Reghini, una cuestión de
la “instrucción” de los Pitagóricos Acusmáticos: “¿Qué hay en el santuario de
Delphos? _ La santa Tetraktys, porque ella se encuentra la armonía
donde residen la Sirenas”. Y el autor precisa que las Sirenas, en una época muy
antigua, simbolizaban la armonía de las esferas”21.
Sobre
el pentalpha o estrella de cinco puntas, el Libro que
analizamos saca a la luz las numerosas relaciones remarcables que ligan entre
ellas a los diversos elementos de esta figura, y que la “marcan”, por así
decirlo, como la “ley de armonía”. _ Estas relaciones son tales, que cada
elemento del pentalpha es la “sección de oro” de otro
elemento. Y el autor, citando a Cantor, subraya que, esta sección de oro, tenía
una gran importancia en la Arquitectura anterior a Pericles.
El capítulo
VI contiene largas consideraciones sobre la plancha a trazar en la tabla
tripartita, que es también la “llave de las letras”22. El autor ve la tabla del
matemático Théon de Smyrne, y muestra sus vínculos con este sistema de
numeración de los griegos. Y recordando que la piedra bruta, la piedra cúbica y
la plancha a trazar, son las 3 “joyas inmóviles”, añade que las 3 se refieren
“a la construcción de templos, que, después del ritual, es la tarea de la
Franc-Masonería”. La plancha a trazar, “recuerda que esta construcción
exige el conocimiento de los números sagrados, y, por su misma forma, subraya
la especial importancia de la división ternaria” (pg.154).
Sigue
diciendo: “percibamos que la plancha a trazar de la antigua corporación
masónica, puede asociarse -sino identificarse- de una manera muy simple y
natural, aunque vaga y de interés relativo, con el antiguo
ábaco23 pitagórico, el deltos, o mensa pitagórica,
confundida más tarde con la antigua tabla de Pitágoras que, aun no hace mucho,
se enseñaba en las escuelas” (pgs. 158-159). Y el autor termina este pasaje
indicando que, en los romanos, la palabra mensa significa a la
vez mesa de cálculo y mesa para comer24.
Reghini
recuerda también que la plancha a trazar, después del ritual del Aprendiz,
simboliza la memoria; y añade: “La diosa de la memoria, Mnemosyne, es la madre
de las 9 Musas, esas Musas que le enseñan la Osa a Dante, conducido por Apolo e
inspirado por Minerva (Paradis, cap. 2). Mnemosyne, en el mito
órfico-pitagórico de los 2 ríos -o las 2 vías- es la fuente de vida el Eunoe dantesco,
opuesta a la fuente mortal de Leteo. Además, para Platón, la comprensión es una
amnesia, un recordar. Hay que tener en cuenta este sentido superior de la
memoria en los antiguos, si queremos comprender porque está simbolizada por la
plancha a trazar (pgs. 161-162).”
*
* *
La Obra
contiene gran número de interesantes consideraciones sobre la música y los
lazos que unen a este arte con la ciencia de los números. Se cita una tradición
aportada por Diogène Alerce, que explica como Pitágoras, “escuchando el sonido
emitido por los martillos de un herrero golpeando su yunque, observa que la
intensidad de éstos, depende del tamaño del martillo, y después, ensayando con
cuerdas igualmente tensadas, vio que, a menos longitud de cuerda, mayor
elevación del sonido, y que se obtenían sonidos que, el oído percibía el acorde
cuando las longitudes de cuerda se encontraban en las relaciones numéricas
simples” (pg. 83).
A. Reghini
hacía remarcar así, que las relaciones numéricas más simples son aquellas que
tienen, como elementos, números de la Tetraktys: 1, 2, 3 y 4, y que
las cuerdas de la lira de Orpheo, o tetracuerda de Philolaüs, en la relación
1/2 2/3 3/4. Pero convienen remarcar también que la leyenda aportada por
Diogène Alerce, atribuye un origen metalúrgico a la música y, particularmente,
a la lira; esta misma lira por la que Apolo regulaba los movimientos de los
astros, Orpheo apaciguaba la discordia, Arion encantaba a los delfines y
escapaba del naufragio, y Amphion edificaba las murallas de Tebas25.
*
* *
Ahora debemos
abordar otra cuestión. Sabemos que la estrella de cinco puntas, opentalpha,
era el signo de reconocimiento de la escuela pitagórica, es decir, su símbolo
más importante. A.Reghini recuerda que los miembros de esta escuela se
correspondían con los vértices de la figura de una de las letras de la palabra
…en griego (salud). Y el autor añade que la salud es para la el
cuerpo lo que la armonía es para la totalidad del ser (pg. 125); es verdad,
pero parece no haber remarcado una curiosa particularidad: cada una de las letras
que componen la palabra …en griego (salud), es una letra
pitagórica:
..,upsilón (i
griega), letra pitagórica por excelencia, que simboliza las “dos vías de la
derecha y de la izquierda”, y “bajo una forma esotérica, el mito de Hércules
entre la virtud y el vicio”26.
.., gamma,
la letra G de la Masonería, que tiene forma de escuadra, símbolo esencial (con
la espiral) del segundo grado, y de la que Guénon indicó que “representa a los
dos lados del ángulo recto de un triángulo 3-4-5, que tiene (...) una
importancia totalmente particular en la Masonería Operativa”27.
.., iota,
símbolo universal de la Unidad28.
+I, es decir
la inscripción misteriosa gravada en la puerta del templo de Delphos, y que, en
respuesta a la exhortación: “Conócete a ti mismo”, formula explícitamente la
doctrina “solar de la Identidad Suprema29.
Y al final
A, alpha, elemento constitutivo del pentalpha, primera
letra del Alfabeto, que representa la “vuelta a los orígenes”.
El simbolismo
de la sucesión de estas 6 letras, sería digno de estudio. Remarquemos que están
dispuestas en torno a la estrella de 5 puntas, según el sentido polar, lo que
es perfectamente normal, puesto que el Pitagorismo procede de la tradición
hyperboreana30. Por otra parte, en la masonería de lengua inglesa, la
“preparación del recipientario” en el segundo grado, parece indicar que los
viajes, de este grado, deberían hacerse en sentido polar, lo que, además, era
el sentido de los viajes en la Masonería Operativa.
Lo que hemos
dicho sobre la probable razón de la elección de la palabra …en griego (salud),
no debe impedirnos el reconocer la particular importancia que tenía la salud,
y, de forma general, el desarrollo corporal, para los Pitagóricos. Se sabe que
el mismo Pitágoras no desdeñaba el acudir a los Juegos Olímpicos31, y el Padre
de la Medicina, Hipócrates, establecía su ciencia sobre bases pitagóricas, como
él mismo se declaraba expresamente. La ciencia de los números (teoría de los
“días críticos”) juega un gran papel en esta Medicina, que, por lo demás, era
un “arte sacerdotal” (exactamente como el Ayur-Veda de los
Hindúes, con el que sería interesante la comparación); y el “juramento
hipocrático”, prestado sobre 4 divinidades (Apolo, Esculapio, Hygie y Panacea)
es calcado a las obligaciones iniciáticas, y comporta -al igual que el
juramento masónico en particular- 3 elementos esenciales: invocación,
compromiso e imprecación32.
Pensamos que
podría ser interesante comparar estas dos ciencias heredadas del Pitagorismo:
la Medicina hipocrática y la Masonería. Y si algunos de nuestros lectores
encontrasen estas consideraciones extrañas, les preguntaríamos que cómo se
explican el hecho de que toda Logia operativa, entre los miembros “aceptados”,
contaba obligatoriamente con un Médico33.
*
* *
A. Reghini
cita en diversas ocasiones, una expresión de los rituales italianos, en la que
se habla de los “números sagrados que son conocidos tan sólo por los Franc-
Masones”, y ve, justamente, un índice de filiación pitagórica. En Francia
-donde no se encuentra esta expresión-, creemos, hay otra fórmula igualmente
significativa. Es el saludo que debe emplear un Masón escribano a uno de sus
hermanos: “Yo os saludo por lo números misteriosos que ya conocéis”. Esta
fórmula indica claramente que los Masones conocían la “ciencia de los números”,
y que éstos no son los números “vulgares” de los profanos, sino más bien unos
números “misteriosos”, en lo que los Pitagóricos veían la esencia de todas las
cosas.
Pero la
“ciencia de los números” no es especial del Pitagorismo, podríamos decir, y la
Kábbala y el esoterismo islámico, hacen constante uso. Es verdad pero, tal como
remarcó René Guénon, las tradiciones judía y musulmana, consideran al número
“aritméticamente”, mientras que el Pitagorismo -nacido en el seno de un pueblo
sedentario y, en consecuencia, constructor- los considera ligados a las forma
geométricas: triángulo, cubo, etc... Y es evidente que ocurre lo mismo en la
Masonería.
*
* *
A. Reghini
cita, aun, al silencio como elemento común a las órdenes pitagórica y masónica;
en verdad, es un trazo común a todas las organizaciones iniciáticas, pero es
cierto que los neófitos pitagóricos, estaban 3 años -a veces 5- guardando
silencio e instruyéndose34. Y estos números pueden recordar las “edades” del
Aprendiz y del Compañero, que están sujetos al silencio durante su tiempo de
prueba. Conviene también mencionar que, cada uno de estos 5 viajes del segundo
grado, se dice representar cada uno de los años de estudio del neófito.
*
* *
Así, la
Masonería tiene, entre sus símbolos y usos, varios elementos comunes con el
Pitagorismo: Delta, estrella flameante, plancha a trazar, triángulo 3-4-5,
importancia dada al teorema sobre el cuadrado de la hipotenusa, ciencia de los
números, silencio de 5 años, uso de cenas rituales, importancia dada a la salud
del cuerpo35.
Comprendemos
que el autor del Libro que aquí tratamos, haga suya la afirmación del
Arcipreste Domenico Anghera: “La Orden masónica, es la misma cosa,
absolutamente la misma cosa, que la Orden Pitagórica”. A. Regini, por tanto,
sabe bien que existen elementos judaicos, joánicos, templarios, rosacrucenses,
herméticos, en la Masonería; pero, en su entusiasmo por el Pitagorismo,
considera a todos estos elementos como adjunciones inútiles e, incluso,
perjudiciales. Y esto le lleva depreciar el grado de Maestro, donde los
elementos salomónicos, como se sabe, son predominantes36.
Por otra
parte, cuando se considera que todas las palabras sagradas de la Masonería son
hebreas; que la era y el calendario masónico, son específicamente judíos; que
el presidente de una Logia, se dice que ocupa el trono del rey Salomón, y que
sus 2 asesores representan a: Hiram, rey de Tiro, e Hiram-Abiff; que las
leyendas del tercer grado, y de grados subsecuentes, se apoyan por entero sobre
eventos que las han precedido, al mismo tiempo o después de la construcción del
Templo de Jerusalén, podemos plantearnos el pensar que el carácter “salomónico”
de la Masonería no ofrece ninguna duda.
Por el
Pitagorismo, la Masonería se vincula al Orphismo e, incluso, a la tradición
hyperboreana conservada en Delphos, Pero a lo largo de los años, la influencia
de la Tradición judía, después la cristiana, han venido a imprimirle sus
características definitivas. Las “leyendas” de Salomón, del asesinato de Hiram-Abi
y de la gran maestría de los dos San Juan, son testimonio de ello. Y esta
“impregnación” judía y, sobre todo, cristiana, preparaba las vías a las
numerosas herencias que iba a recoger la Orden masónica; herencias de las que
la más ilustre, la más noble y la más preciosa, es la de los Templarios.
NOTAS:
14 En la
Joya de Past Master, los cuadrados construidos sobre los lados del
triángulo, son efecto constituidos por dameros que tienen, respectivamente, 9,
16 y 25 casillas.
15 Los
Nombres Sagrados en la Tradición Pitagórico-Masónica (Archè, Milano,
1981). En apéndice, trece cartas de René Guénon a Arturo Reghini, fueron
publicadas.
16 En la
edición original, la palabra “obsesión” estaba en francés y subrayada en el
texto.
17 Cap.
VII, pg. 166 de la traducción francesa.
18 Además,
los primeros cristianos han variado mucho la fecha en la que hacían empezar el
año: 25 de Marzo, 25 de Diciembre, 1 de Enero, etc...
19 Cap.
III. A propósito de las expresiones masónicas 1º, 2º y 3º grados, remarquemos
que la marcha del Aprendiz traza una recta; la del Compañero determina un
plano; y, la del Maestro, recorre el espacio.
20 En el
cap. I, cita las palabras de Lucien; “Mira, lo que tu crees como cuatro, es
diez, y el triángulo perfecto, y nuestro juramento”. La Masonería da a la Tetraktys el
nombre de Delta; y remarcaremos que la letra griega Delta,
es la cuarta del Alfabeto, que tiene la forma de un triángulo, y que es la
inicial de la palabra Deka (diez).
21 Es
extraño que las Sirenas hayan devenido –notablemente en Homero- monstruos
ávidos de sangre humana, como si se hubiera cesado de comprender, desde una
gran antigüedad, el significado de este mito órfico-pitagórico. Ciertos
elementos de la leyenda homérica, podrán ser fácilmente traspuestos en un
sentido iniciático: los alegres y floridos ados donde las Sirenas están
sentadas, simbolizan sin duda la bóveda estrellada; los marinos con las orejas
tapadas con cera, son los profanos “qui aures habent et non audient”;
las cuerdas que sujetan los pies y las manos de Ulises al palo mayor de la
nave, simbolizan probablemente la renuncia a la acción del ser que sigue la vía
y se identifica así con el eje del mundo. El canto “celeste” de las Sirenas es
suficiente significativo, puesto que ellas dicen “conocer todo lo que ocurre en
el amplio Universo”.
22 Tabla
tripartita se dice en inglés tiercel board, que se ha convertido
en trestle board y tracing board.
23 Esta
palabra designa a la vez: la tableta cuadrada que forma la parte superior de un
capital; una máquina de calcular en los Romanos; una tabla o estantería para la
vajilla; y una pila para lavar el oro. La palabra ábaco evoca, entonces, a la
vez: Arquitectura, ciencia de los números, el repaso y la metalurgia del oro.
Por otra parte, la palabra cálculo, designa, no únicamente el arte de contar,
sino a toda piedra situada en el interior del cuerpo humano (y que simboliza
así a la “piedra oculta de los sabios”).
24 Sobre
las relaciones verdaderamente curiosas que existen entre la mesa tripartita y
la mesa de comer, citemos el siguiente pasaje de La Vida Privada de los
Antiguos, por René Menard (t.II, pgs. 188-189): “Los Romanos hacían 3
comidas diarias. La más importante era la cena (caena) que se tomaba una
vez concluidos lo trabajos. Una cena en regla debía tener 3 servicios. Había
ordinariamente 3 camas por mesa: es lo que llamaban el triclinium.
El tricliniumregular venía dispuesto por 3 personas. Había un orden
determinado para la colocación de los comensales. Las camas estaban situadas en
3 lados de la mesa, y el 4º Lado Estaba reservado a las necesidades del
servicio. El pitagórico Varrón, en una obra perdida de la que Aulu-Gelle nos ha
conservado algunos fragmentos, dice que el número de comensales debe empezar
con el de las Gracias y, acabar, con el de las Musas, es decir, que deben ser
como mínimo 3, pero nunca más de 9”. Es inútil subrayar la analogía que existe
entre las disposición de los asientos en una “Logia de Mesa” y el del triclinium,
la única diferencia es que los asientos eran para acostarse.
25 Sobre
la lira de Amphion, cf. El rey del Mundo, cap. XI. Para las
relaciones de Tebas con la Thébah hebraica, cf.ibid. A
propósito del papel jugado por el Herrero en la construcción de la lira de
Pitágoras, convienen recordar que la Biblia (Gen. IV 21-22) mira como hermanos
a Jubal, padre de los que tocan el arpa, y, Tubalcaín, que fue el primero en
trabajar los metales. Sabemos el importante papel que éste último juega en el
simbolismo masónico. En muchas Logias americanas (no sabemos si también ocurre
en Inglaterra) figura un cuadro que representa la historia de Herrero y del Rey
Salomón; esta historia, muy remarcable, parece hacer alusión a una cierta
“reintegración” del arte metalúrgico, del que conocemos, a la vez, su carácter
peligroso y sagrado.
26 Símbolos
Fundamentales de la Ciencia Sagrada, caps. XVIII y XXXVII.
27 Ibid.,
cap. XVII.
28 Cf. La
Gran Tríada, cap. XXV
29 Es
Ananda Coomaraswamy quien, por primera vez, ha expuesto en la Rewiew of
Religión, el significado que Plutarco no hizo más que entrever... o bien,
no quiso divulgar. (Cf. los Informes de René Guénon, Estudios
Tradicionales, Octubre 1946).
30 Está
dicho que Pitágoras había domesticado a un Oso, que le obedecía a su voz. Sobre
los lazos del Pitagorismo con el culto délphico de Apolo hyperbóreo (el Dios
geómetra), cf. La Crisis del Mundo Moderno, cap. I.
31 Todos
los juegos en la Grecia Antigua, tenían un evidente carácter tradicional; los
vencedores de la Olimpia, entraban en su patria “por la brecha de los muros”,
simbolizando, sin duda, la necesidad de la “violencia” para reganar el “país
natal”, que es el “reino de los cielos”.
32 “Los
Fieles de Amor”, en el tercer grado de su jerarquía, poseen un rito
llamado saluto (saludo) o salute (salud). Es
curioso que estas palabras: saludo y salud, sean 2 elementos esenciales del
ritual de la “Logia de Mesa”. Parece, incluso, que el número de “brindis” (a la
salud), que ha variado mucho a lo largo de los años, debe ser regularmente de
5; para el último, en las Logias anglo-sajonas, se utilizaba una fórmula que se
remonta a una gran antigüedad, en la que se evoca el “regreso al país natal”. Y
todo lo que ocurre después de este brindis, es considerado como
“extramasónico”, como si quisiera sugerirse que, con este regreso, los
“objetivos de la Masonería” se han alcanzado.
33 Cf. Apreciaciones
sobre la Iniciación, cap. XXIX.
34 Philosophumena,
II.
35 Hay
un elemento muy importante de la ascesis pitagórica, que nos disgusta no haber
encontrado en la Masonería actual: es la música. La Masonería operativa que
utilizaba -como el Compagnonage- numerosas canciones, ¿poseía ciertos cantos,
de un ritmo particular, que permitían al cantante entrar en comunicación con la
armonía de las esferas? Es posible, pero lo que nos ha ocurrido, al menos en
Francia, es que las canciones masónicas están a un nivel del que preferimos no
hablar.
36 A.Reghini
parece que piensa que el grado de Maestro ha sido introducido después de 1717,
porque, dice, las Constituciones de Anderson lo ignoran. Es posible que
Anderson haya ignorado este grado, pero en todo caso los elementos existen
desde mucho antes del siglo XVIII, pues la Masonería operativa tenía un
carácter salomónico muy pronunciado.
Tomado de la Revista Dialogo Entre Masones Marzo 2015
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