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viernes, 19 de febrero de 2016

Apariencia y realidad

Apariencia y realidad

Vamos a filosofar un poco. Desde hoy y durante unas semanitas vamos a darle a la mente. El diccionario Primberam de la lengua define la filosofía como el amor por el saber y, particularmente, por la investigación de las causas y los efectos. Personalmente me gusta añadir que la filosofía nos obliga y enseña a razonar. Esto último es lo que busco y me propongo en esta miniserie de artículos.


Dado que nadie posee la verdad absoluta sobre tema alguno, a lo largo de las siguientes semanas iré presentando temas o ideas con la intención de obligarles a pensar y sacar sus conclusiones. Presentaré las ideas y afirmaciones de algunos pensadores, dejaré preguntas en el aire y ustedes serán los que, en cierto modo, terminen de redactar el artículo de ese día. Así pues, comenzaremos ya con el tema de la apariencia y la realidad.

¿Vivimos en un mundo real o en un mundo aparente similar al reflejado en la película Matrix? Usted, un árbol, el cielo…¿existen realmente o sólo son fruto de su imaginación? La distinción entre realidad y apariencia es uno de los ejes fundamentales delescepticismo.

Pero ya en época de los presocráticos se debatía sobre este particular. En general pensaban que la naturaleza real era por completo diferente a como se les presentaba y eso les llevó a buscar como era en realidad. Este proceso desembocó en la búsqueda del origen de la materia bajo el pensamiento siguiente: Todo lo que veo no es más que diferentes formas de organizar la materia, por lo tanto, aunque para mí un perro y un árbol son diferentes, en realidad son la misma cosa, son aquello que origina la materia.

Pensando así, Tales afirmaba que toda la realidad era en el fondo agua. Heráclito decía que todo surgía del fuego por lo que todo estaba en constante movimiento. Por el contrario, Parménides sostenía el punto de vista opuesto y afirmaba que cualquier movimiento era solo apariencia y que nada se mueve. Este punto de vista fue revocado por Zenón años después por medio de sus paradojas, una de las más conocidas es la de la flecha, que básicamente dice lo siguiente:

En esta paradoja, se lanza una flecha. En cada momento en el tiempo, la flecha está en una posición específica, y si ese momento es lo suficientemente pequeño, la flecha no tiene tiempo para moverse, por lo que está en el reposo durante ese instante. Ahora bien, durante los siguientes periodos de tiempo, la flecha también estará en reposo por el mismo motivo. De modo que la flecha está siempre en reposo: el movimiento es imposible. Un modo de resolverlo es observar que, a pesar de que en cada instante la flecha se percibe como en reposo, estar en reposo es un término relativo. No se puede juzgar, observando sólo un instante cualquiera, si un objeto está en reposo. En lugar de ello, es necesario compararlo con otros instantes adyacentes. Así, si lo comparamos con otros instantes, la flecha está en distinta posición de la que estaba antes y en la que estará después. Por tanto, la flecha se está moviendo.

A pesar de que los argumentos de unos y otros pueden parecer inocentes a nuestros ojos, en el fondo asentaron la futura filosofía y nos regalaron los primeros interrogantes. Sospechaban que una observación del mundo carente de crítica nos daba una visión engañosa del mundo. El comienzo de la crítica lleva al razonamiento – correcto o no – lo que es la base de asentamiento de toda filosofía y precursor de la ciencia actual.

Preguntarse por el mundo, saber si es real o aparente, obliga a un proceso de abstracción y fue vital para el desarrollo del concepto del “Creador”. Ya fuese real o aparente, al final todo tenía un origen y alguien tenía que haberlo creado. Además, si existía una apariencia se abría camino a la existencia de otros mundos, se podría ya hablar del mundo humano y del mundo de las almas como dos mundos diferentes.

Platón es un claro exponente con su mundo de las ideas. Para Platón el mundo real es el mundo de las ideas, donde habita el Alma, y no el mundo de las formas donde habitamos nosotros. Resumiendo mucho, a riesgo de perder exactitud en la exposición, Platón afirma que Dios ama la perfección, así ha creado “la idea” del hombre perfecto, del caballo perfecto, el árbol perfecto…y vive en ese mundo. El Alma, que lo ha visto porque su lugar de residencia es también ese salvo cuando forma parte del hombre, reconoce dichas ideas en “las formas” de nuestro mundo que, por supuesto, son imperfectas. El concepto bello implica perfección por lo que cuanto más se acerca la forma a la idea más bello nos parece. Pero sea como sea queda claro, para Platón, la existencia de dos mundos: uno real y otro aparente (aunque para el hombre sea muy real).

Saber si realmente habitamos un mundo real o uno aparente sigue a ser debatido por los filósofos y se han ido formalizando diferentes modelos alternativos desde el de Platón al de Leibniz pasando por Spinoza, por citar un par de ellos.

Spinoza creía que Dios era simplemente la suma de toda la naturaleza y no un Creador, un ente independiente; y llegó a la conclusión de que el mundo no tiene significado ni propósito. Por otro lado, si Dios no ha creado –ya que no existe – solo nuestro mundo existe y ha de ser el real.

Por la contra, Leibniz, como racionalista que era y creyendo en Dios, afirmaba que debía haber una razón por la que Dios decidió crear el mundo así y no de otra manera. Así, en su obra “Teodicea” nos dice que la razón de ello es que este mundo es el mejor posible. Pero si usted afirma que este mundo ha sido creado implica al menos que existe otro mundo donde habitaba Dios antes de ello. Visto así, todo lo creado se considera aparente ya que es copia del mundo real anterior o ¿será posible que existan dos mundos reales al mismo tiempo?

Aquí lo dejo, es su hora de ponerse a filosofar.

http://iluminando.org/2016/02/11/filosofando-un-poco-1-de-10-apariencia-y-realidad/

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