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lunes, 15 de julio de 2019

GRADO DECIMO OCTAVO EL PELICANO FE, ESPERANZA Y CARIDAD

GRADO DECIMO OCTAVO EL PELICANO FE, ESPERANZA Y CARIDAD


El pelícano es un símbolo que se halla con frecuencia, tanto en las Ordenes Esotéricas como en las iglesias católicas. Esto último no es extraño, pues a nivel religioso es el símbolo de Cristo. Esto por cuanto la leyenda narra que el pelícano puede llegar, por su amor paternal, a alimentar a sus hijos con su propia carne en caso de necesidad.

Así lo vemos representado por ejemplo en un hermoso vitral de la catedral de la Plata.

En un nivel más recóndito, aparece en la Masonería de Rito Escocés, en el Grado 18º. Digo recóndito pero no iniciático, dado que esa Masonería carece de transmisión espiritual efectiva siendo por tanto pura y exclusivamente simbólica en sus ceremonias, cuando no se transforma pura y exclusivamente en una parodia de espiritualidad.

En las catedrales como aquí se suele representar al pelicano con tres polluelos o crías que suelen asociarse a las virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad. En el símbolo del Rito Escocés, ya mencionado, los polluelos son siete, suma de los tres anteriores y de los que representan a las cuatro virtudes cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.

El pelicano, en suma, es símbolo de voluntad activa del bien que se expresa en acciones justas y perfectas. He aquí un gran secreto iniciático que desarrollaremos en seguida, secreto que desde la antiguedad fue enseñado en los Santuarios de Egipto, de la India, de Persia, de Crotona y de Grecia.

Pero antes de referirnos a este secreto, debemos ahondar en lo relativo al simbolismo del pelicano. Afirma la leyenda citada que cuando alimenta a sus polluelos con su propia carne, de su corazón mana sangre y agua, símbolos tradicionales de purificación, regeneración y nueva vida iniciática.

Aquí resulta indispensable o casi, citar los versos de Antonio Machado:

"Anoche cuando dormía
soñé, curiosa ilusión,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Dí por que acequia escondida,
agua fluyes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí..."

El símbolo tradicional del pelícano ha sobrevivido a los siglos. En el antiguo Egipto aparece representando a Osiris. En el imperio medio egipcio, se grababan sobre los sarcófagos, las palabras de los hierofantes en cuanto se identificaban con el pelícano, que nutre a su cría con su propia carne 

La idea básica que a nivel tropológico transmite este símbolo es la del altruismo. Pero va esto mucho más lejos y he aquí el secreto al que aludíamos antes, pues se inserta en la ciencia de las acciones perfectas (llamada Naishkarmya por los Maestros hindúes).

Tras desarrollar perfecta ecuanimidad interior (Samatwa) que posibilita al dominio de las emociones conduce a la síntesis de los opuestos, el aspirante debe investigar la verdad con mente desapasionada y justa, trascendiendo penas y alegrías, placer y dolor, atracción y repulsión, y eliminando las causas del dolor y el sufrimiento: la ignorancia, el deseo pasional, la cólera, la codicia, la envidia.

El paso siguiente está precisamente simbolizado por el pelícano y consta de dos fases o componentes esenciales para el logro de las acciones perfectas, logro que es verdaderamente supremo (como se lo señala Sri Krishna a Arjuna en el Bhagavad Gita).

Estas dos componentes son el inegoísmo (Samnyasa) y la renuncia a los frutos de la acción que deben ser entregados como ofrenda a la Divinidad (Tyaga). Vale la pena analizar brevemente estos aspectos esenciales pues solo así quedamos desligados de los frutos de las acciones de acuerdo a la enseñanza de los más excelsos Maestros Espirituales. El Samnyasa significa ,completo desapego mental de todos lo objetos, posesiones y actos de la vida, para ofrecerlos como ofrenda a la Divinidad.

Es el ejecutar cada acción en forma inegoísta, plena y espontánea sin pensar en resultados o recompensas. El Tyaga es la ofrenda de los frutos de la acción y del esfuerzo realizado a la Divinidad. Es la renuncia a los beneficios logrados y la entrega total de estos y del propio ser a la Divinidad en forma voluntaria y conciente.

No supone en forma alguna caer en la inacción y en la inercia. Por el contrario la Enseñanza indica que todos los seres deben emplear al máximo su voluntad, talentos y energías para progresar tanto en el orden espiritual como materialmente. Esto conserva el necesario equilibrio en la existencia.

La misma doctrina aparece en el Taoismo y vale la pena recordar aquí las palabras de Lao-Tse: "Crear sin poseer, trabajar sin retener, producir sin dominar". 

Continua...

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