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martes, 30 de julio de 2019

GRADO TRIGESIMO SEGUNDO

EL SANTO GRIAL O EL SOL EN EL CORAZON 

GRADO TRIGESIMO SEGUNDO



La expresión del Iniciado refleja su divino e inefable éxtasis.

La rubedo (Obra al rojo) se ha alcanzado y esto completa el ciclo de la Gran Obra interior.

He aquí el secreto de nuestra Divina Herencia que es el contacto con la Fuente de Dicha Infinita, la Esencia de nuestra vida y la Gloria de nuestra alma. 

Radiante como muchos soles mora un fragmento de Dios, de la Conciencia Universal en el Akasha o cámara etérica secreta de nuestro corazón. 


No en vano afirmaba Jesús «Yo os digo: Dioses sois». 

La PIEDRA FILOSOFAL no nos lleva al oro vil sino al ORO FILOSOFICO.

Los antiguos Maestros decían crípticamente que los hombres que alcanzaban los Grandes Misterios veían el sol a mediodía, en medio de las más densas tinieblas. Para ellos la noche era tan luminosa como el día. La explicación es que, precisamente, veían el Sol Divino en su propio corazón y este Sol jamás se pone. Es bueno repensar esto en relación a la tradición polar hiperbórea... 

Esto y no otra cosa es lo que buscaban los caballeros medievales con el nombre del SANTO GRIAL.

Obsérvese que aquí el Sol refulge en el centro del pecho sobre el corazón. El Yo Superior (Atma), es otra denominación para Dios allí presente en nuestro corazón. 

Es lo divino en nosotros, simbolizado antes por el IOD y ahora por la letra G en la estrella flamígera, símbolo microcósmico o sea del ser humano. La letra G corresponde al Santo Grial (y no a cien otras interpretaciones dictadas por la fantasía y el desconocimiento completo de la Tradición Esotérica).

Nótese que en este Grado la figura tiene alas. Es, como ya se indicó, el símbolo tanto de la espiritualización de la existencia del Iniciado como del amor y el sentimiento de protección compasiva hacia todos los seres. 

En el simbolismo del ala, se compara al Maestro o a las deidades con la gallina que, con sus alas, da refugio y protección a los polluelos.

Y podemos citar aquí a los bellísimos versos de Antonio Machado:

"Anoche cuando dormía
soñé, curiosa ilusión,
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
.....................

Anoche cuando dormía 
soñé, curiosa ilusión,
que era a Dios a quien tenía
dentro de mi corazón".

Continua...

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