Héctor Ortega
La vida, a veces, nos parece escasa de sentido. Estamos demasiado acostumbrados al trabajo, al estudio, a la vida en familia. Poco tiempo lo dedicamos a nosotros mismos, hasta que se nos abre el Camino de la Masonería y es entonces cuando tomamos la determinación de asumirlo o de negarlo. Quienes estamos en una logia masónica es porque aceptamos seguir ese Camino, el Camino de la Masonería, pese a su inutilidad.
La vida nos parece escasa de sentido porque el sentido nace del equilibrio entre lo útil y lo inútil. Cuando no estamos creando, nos sentimos inútiles. Cuando no estamos adquiriendo conocimientos, nos sentimos inútiles. Si creamos, nos sentimos útiles. Si aprendemos, nos sentimos útiles. En la Masonería no creamos, a veces sólo estamos estáticos, a la expectativa. La Masonería es nuestro opuesto vital. Es opuesto porque rompe, quiebra la normalidad, nuestra cotidianeidad. Olvidamos con frecuencia que lo opuesto es necesario, porque es atractivo. La Masonería, por muchas razones, es atractiva. Siempre lo ha sido. Y cuando negamos lo opuesto, surgen complicaciones.
Negamos lo inútil porque nos parece superfluo. Nos da más satisfacción el trabajar, nos da más deleite el crear, porque enaltece a nuestro ego. Entonces negamos lo que nos parece inútil. Y si negamos lo inútil, no habría utilidad en el mundo. Si negamos lo inútil, a la vez estaremos negando lo lúdico, lo divertido, lo que en verdad nos satisface. Pero estamos programados de antemano por una sociedad que asume y nos obliga a asumir que lo fácil es lo incorrecto y que todo lo que es difícil es la vía correcta.
No queremos creer que cuando hacemos algo inútil es cuando en verdad somos nosotros mismos, cuando aflora nuestro verdadero YO. Empleamos nuestro tiempo en cosas inútiles y es en ese preciso y precioso instante cuando en realidad somos. Los necios sólo saben darle a su tiempo un único uso: transformarlo en más y más dinero. Platicad con un necio: todo de lo que sabe hablar es de dinero, de cómo ganarlo, como ahorrarlo, como gastarlo. Y nos abrumará con consejos que apelan a que sigamos sus mismos pasos para hacer de nuestra vida un “éxito”, para hacerla útil.
Cuando el mundo se hace demasiado utilitario, creamos muchas cosas, poseemos muchas cosas, nos obsesionamos con ellas. Pero a la vez, perdemos lo interno, porque lo interno sólo puede florecer cuando no existen tensiones externas, cuando no se va a ninguna parte. Cuando nos distraemos, cuando dejamos de lado la careta del empleado, del jefe, del padre, del hijo, del profesionista; cuando dejamos de lado todo eso, somos en realidad nosotros mismos.
Hemos eliminado todas las actividades recreativas pensando que toda nuestra energía se debe volcar en el trabajo porque nos lo han enseñado. Nos han programado y re-programado para ello. “Haz algo útil” nos dicen. Y hacer algo útil es trabajar, escalar posiciones, realizar un curso, atesorar riquezas materiales, todo aquello que nos reporta beneficios materiales, pero que nos hace olvidarnos a nosotros mismos. Le dedicamos tanto tiempo a hacer lo útil, que nos olvidamos de lo inútil, de aquello que nos pone en contacto con nuestro YO.
La Inutilidad significa disfrutar de algo sin extraerle un beneficio de ello, sólo aprovechar el momento que se nos abre, ser como en realidad somos. Ese es el primer paso que hemos de dar. Somos Buscadores. Venimos a la logia a buscarnos a nosotros mismos sin hacer nada útil, sino algo verdaderamente inútil a ojos de Los Otros. Porque no comprenden. Se niegan a entenderlo. Los Otros creen que al hombre le basta trabajar, dormir, comer, cumplir como esposo, padre o hijo, y a veces divertirse sólo en el papel de espectador, nunca como ejecutor (ver televisión, ir al cine, asistir a algún evento cultural o deportivo). Nunca nos divertimos por nosotros mismos, dejamos siempre que alguien más nos divierta y creemos que así somos felices, que al reírnos de las gracias de otro estaremos satisfechos. La sociedad nos impone, incluso, las normas y los elementos para divertirnos y nos han condicionado para ejecutarlas. Lo peor es que creemos que ESO es fraternidad.
La Masonería es inútil porque no obtenemos dinero por hacerla, no sacamos ningún provecho utilitario. Sólo SOMOS en ella.
La Masonería es inútil porque en ella o a través de ella no creamos nada útil, física o materialmente hablando.
La Masonería es inútil porque la disfrutamos sin máscaras “aceptadas” por los demás.
La Masonería es inútil porque no nos otorga diploma alguno por nuestros conocimientos y que podamos anexar a nuestras hojas de vida o a las solicitudes de trabajo.
La Masonería es inútil porque no nos da un trabajo que nos reditúe en ganancias económicas.
La Masonería es inútil porque no nos obliga a nada. Ni al éxito ni al fracaso. No hay recompensas que nos exalten ni castigos que nos lastimen.
La Masonería es inútil. Y por eso mismo, es verdaderamente hermosa y sublime.
http://elcaminodelamasoneria.blogspot.com/2010/
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