Aprender
"El aprender no es una
experiencia"
Cortesía:
R:.H:. Otto Alberto Dulanto Pardo Figueroa
Retransmitido:
R:.H:. Carlos Napoleón del Carpio Palacios
La palabra aprender tiene
una gran significación. Hay dos clases de aprender. Para la mayoría de
nosotros; el aprender significa acumulación de
conocimientos, experiencias, tecnología, acopio de destrezas, de un
idioma. También está el aprender
psicológico, el aprender gracias a la experiencia; o bien,
el aprender de
las experiencias inmediatas de la vida. Las cuales, dejan cierto residuo; aprender de la tradición, de la raza, de la sociedad.
Existen estas dos clases de aprender cómo encarar la vida: La psicológica y la
fisiológica; la destreza externa, y la destreza interna. En realidad, no existe
una línea de demarcación entre ambas, se superponen. No estamos considerando
por el momento la destreza que aprendemos mediante la práctica, el conocimiento
tecnológico que adquirimos a través del estudio. Lo que nos interesa es el aprender psicológico que
hemos adquirido en el curso de los siglos; o que hemos heredado como tradición,
conocimiento o experiencia. A esto lo llamamos aprender, pero yo cuestiono que eso sea; en modo alguno, aprender. No hablo acerca de aprender una
destreza, un idioma, una técnica. Sino que me pregunto si la mente aprende alguna
vez en lo psicológico.
Ha aprendido, y con lo que ha aprendido se enfrenta al reto de la vida. Está
siempre traduciendo la vida o el reto nuevo, conforme a lo que ha aprendido. Eso es lo que hacemos. ¿Es
eso aprender? El aprender, ¿no implica acaso algo
nuevo, algo que no conozco y que estoy aprendiendo? Si tan sólo añado a lo
que ya conozco, eso no es más aprender.
¿Cuándo es posible aprender?
La función de
la mente es investigar y aprender. Por aprender no
entiendo el mero cultivo de la memoria o la acumulación del conocimiento, sino
la capacidad de pensar clara y sanamente; sin ilusión alguna, comenzando desde
hechos y no desde creencias e ideales. No hay aprender posible si el pensamiento se origina
en conclusiones previas. Adquirir meramente información o conocimiento no es aprender. Aprender implica
amar la comprensión; y hacer una cosa, por amor a la cosa misma que uno hace.
El aprender es
posible sólo cuando no hay coerción de ninguna clase. Y la coerción adopta
muchas formas, ¿no es así? Está la coerción ejercida por la influencia, por el
apego o por la amenaza, por el estímulo persuasivo o por formas sutiles de
recompensa.
La mayoría de las personas piensa que el aprender es
alentado mediante la comparación, mientras que de hecho es lo contrario. La
comparación genera frustraciones y tan sólo alienta la envidia; eso es llamado,
competencia. Como otras formas de persuasión; la comparación, impide el aprender y
engendra miedo.
El aprender jamás es acumulativo
Aprender es una cosa y adquirir conocimientos es otra. El aprender es un
proceso constante, no un proceso aditivo; no un proceso mediante el cual uno
acumula y, entonces, desde allí actúa. Casi todos nosotros reunimos
conocimiento como memoria, como una idea, lo almacenamos como experiencia, y
actuamos a partir de eso. Es decir, actuamos desde el conocimiento:
Conocimiento tecnológico, conocimiento como experiencia, conocimiento como
tradición, conocimiento que uno ha derivado de las tendencias particulares de
su idiosincrasia. Con ése trasfondo, con ésa acumulación de conocimiento,
experiencia y tradición actuamos. En ése proceso no hay aprender alguno.
El aprender jamás
es acumulativo; es un movimiento constante. No sé si alguna vez han investigado
esta pregunta: ¿Qué es el aprender y qué es la adquisición de
conocimiento? [...]. El aprender jamás
es acumulativo. Ustedes no pueden almacenar el aprender; y
después, actuar desde ése
depósito. Aprenden sobre la marcha. Y debido a eso, jamás
hay un instante de regresión o deterioro o decadencia.
El aprender no tiene pasado
La sabiduría es algo que ha de ser descubierto por cada uno; y
no es el resultado, del conocimiento. El conocimiento y la sabiduría no marchan
juntos. La sabiduría llega, cuando hay madurez en la percepción de nosotros
mismos. Si no nos conocemos a
nosotros mismos, el orden no es posible y; por lo tanto, no hay virtud.
Ahora bien, aprender acerca de uno mismo, y acumular
conocimientos acerca de uno mismo, son dos cosas diferentes [...]. Una mente que adquiere
conocimientos, jamás está aprendiendo. Lo que hace es acumular para sí misma
información, experiencia como conocimiento; y desde ése trasfondo de lo que ha
acumulado, experimenta y asimila. En consecuencia, jamás está aprendiendo
realmente, sino siempre conociendo o adquiriendo.
El aprender existe siempre en el presente
activo, no tiene pasado. Tan pronto uno se dice a sí mismo: «He aprendido», eso ya se ha vuelto conocimiento; y desde el
trasfondo de ése conocimiento uno puede acumular ni interpretar, y no
puede seguir aprendiendo. Sólo una mente que no adquiere sino que siempre se
halla en estado de aprender; sólo una mente así,
puede comprender toda esta entidad que llamamos el «YO». Tengo que conocerme a mí mismo, la
estructura, la naturaleza, la significación de la entidad total; pero no puedo
hacerlo cargado con mi conocimiento previo, con mi experiencia anterior, con
una mente condicionada. Ya que entonces no estoy aprendiendo, sólo estoy interpretando, traduciendo, mirando
con ojos que ya se hallan oscurecidos por el pasado.
La autoridad impide el aprender
Por lo general, aprendemos mediante el estudio, los libros, la
experiencia o cuando nos educan. Son los medios habituales de aprender. Aprendemos de memoria lo que debemos hacer y
no hacer, lo que debemos pensar y no pensar, cómo sentir y cómo
reaccionar. A través de la experiencia, del estudio, del análisis de la
investigación y del examen introspectivo, almacenamos conocimientos como memoria;
y la memoria responde entonces, a los futuros retos, a las futuras exigencias,
desde lo cual aprendemos más y más [...]. Lo que hemos aprendido es confiado; como conocimiento, a la
memoria, y ése conocimiento funciona cada vez que hay un reto o cada vez que debemos
hacer algo.
Ahora bien, yo entiendo que hay una forma totalmente distinta de aprender, y voy a hablar un poco acerca de ello; pero para
comprenderlo y para aprender de
ésta manera diferente, usted debe estar por completo libre de la autoridad. De lo
contrario, será meramente
adoctrinado y repetirá lo que ha oído. Por
eso, es muy importante comprender la naturaleza de la autoridad. La autoridad
impide el aprender; el aprender que
no es la acumulación de conocimientos, como memoria. La memoria responde
siempre en patrones; y por tanto, no hay libertad. Una persona cargada de
conocimientos, de enseñanzas y agobiado por las cosas que ha asimilado, jamás es libre. Puede ser
extraordinariamente erudito, pero su acumulación de conocimientos le impide ser
libre; por lo tanto, es incapaz de aprender.
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