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viernes, 10 de abril de 2015

Estudios místicos (15 de 31) – El sistema nervioso

Estudios místicos (15 de 31) – El sistema nervioso

“La raíz real de la enfermedad se encuentra con mayor frecuencia en el pensamiento que en el cuerpo”
(Swani Paramanda[1])

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Al hablar de los medios curativos de las enfermedades dijimos que era preciso sanar tanto el cuerpo físico como el espiritual. Vimos que los científicos solo se centran en la eliminación de los patógenos, a los que hacen culpables de todo mal, usando lo que denominamos como medicamento. Vimos también que si bien es preciso eliminar los patógenos no lo es menos evitar que entren; de hecho, que no entren es lo más importante y en esa parte es crucial el equilibrio armónico de la Fuerza Vital. Se hacía necesaria una terapia inclusiva aplicando la medicina mística que actúa en el plano espiritual armonizando los desequilibrios de la Fuerza Vital y la medicina oficial que elimina los patógenos.
 La ciencia moderna ha llegado a admitir que  “las ganas de curarse” influyen en la rapidez del proceso curativo de modo similar a como la autosugestión funcionaba cuando hablamos del tema de las maldiciones y amuletos[2]; es decir, el pensamiento y las emociones influyen en nuestra salud. El problema no es aceptar esto porque la existencia de medicamentos placebo demuestra que la ciencia lo usa;  sino comprender como funciona. Sin embargo, existe una pequeña diferencia entre el placebo y la curación mística, el primero funciona porque no hay enfermedad real, el segundo funciona con enfermedades reales; es decir, el pensamiento  puede curar, la energía de la Fuerza Vital, puede curar. Esto jamás serás admitido por la ciencia actual porque no lo comprende y, lo más importante, no puede medirlo ni cuantificarlo.

El sistema nervioso central

La ciencia admite la existencia de dos sistemas nerviosos en el ser humano y así lo aprendemos en el colegio. En todo caso, son dos sistemas nerviosos generales pues cada uno de ellos se subdivide pero, en esencia, podemos afirmar que tenemos dos sistemas nerviosos. Por un lado tenemos el sistema nervioso cerebro-espinal compuesto por el cerebro, la médula y los nervios y por otro el sistema nervioso autónomo o neuro vegetativo. El primero es responsable de todos los actos voluntarios como son mover una pierna o una mano y el segundo de todos los actos involuntarios como el latido del corazón. Como somos místicos y no anti ciencia, vamos a dar un ligero vistazo a lo que la ciencia dice sobre ambos antes de continuar.
El sistema nervioso Central está formado por el encéfalo y la médula espinal, se encuentra protegido por tres membranas, las meninges. En su interior existe un sistema de cavidades conocidas como ventrículos, por las cuales circula el líquido cefalorraquídeo.
  • El encéfalo es la parte del sistema nervioso central que está protegida por los huesos del cráneo. Está formado por el cerebro, el cerebelo y el tallo cerebral.
    • Cerebro es la parte más voluminosa. Está dividido en dos hemisferios, uno derecho y otro izquierdo, separados por la cisura interhemisférica y comunicados mediante el Cuerpo calloso. La superficie se denomina corteza cerebral y está formada por re plegamientos denominados circunvoluciones constituidas de sustancia gris. Subyacente a la misma se encuentra la sustancia blanca. En zonas profundas existen áreas de sustancia gris conformando núcleos como el tálamo, el núcleo caudado o el hipotálamo.
    • Cerebelo está en la parte inferior y posterior del encéfalo, alojado en la fosa cerebral posterior junto al tronco del encéfalo.
    • Tallo cerebral compuesto por el mesencéfalo, la protuberancia anular y el bulbo raquídeo. Conecta el cerebro con la médula espinal.
  • La médula espinal es una prolongación del encéfalo, como si fuese un cordón que se extiende por el interior de la columna vertebral. En ella la sustancia gris se encuentra en el interior y la blanca en el exterior.
  • Sistema nervioso periférico está formado por los nervios, craneales y espinales, que emergen del sistema nervioso central y que recorren todo el cuerpo, conteniendo axones de vías neurales con distintas funciones y por los ganglios periféricos, que se encuentran en el trayecto de los nervios y que contienen cuerpos neuronales, los únicos fuera del sistema nervioso central.

El sistema nervioso autónomo

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También llamado sistema nervioso neuro vegetativo o sistema nervioso visceral, está formado por el conjunto de neuronas que regulan las funciones involuntarias o inconscientes en el organismo (p.e. movimiento intestinal, sensibilidad visceral). A su vez el sistema vegetativo se clasifica en simpático y parasimpático, sistemas que tienen funciones en su mayoría antagónicas.
  • El sistema nervioso parasimpático al ser un sistema de reposo da prioridad a la activación de las funciones peristálticas y secretoras del aparato digestivo y urinario al mismo tiempo que propicia la relajación de esfínteres para el desalojo de las excretas y orina; también provoca la broncoconstricción y secreción respiratoria; fomenta la vasodilatación para redistribuir el riego sanguíneo a las vísceras y favorecer la excitación sexual; y produce miosis al contraer el esfínter del iris y la de acomodación del ojo a la visión próxima al contraer el músculo ciliar. A diferencia del sistema nervioso simpático, este sistema inhibe las funciones encargadas del comportamiento de huida propiciando la disminución de la frecuencia como de la fuerza de la contracción cardiaca. El sistema parasimpático tiende a ignorar el patrón de metamerización corporal inervando la mayor parte del cuerpo por medio del nervio vago, que es emitido desde la cabeza (bulbo raquídeo). Los nervios que se encargan de inervar la misma cabeza son emitidos desde el mesencéfalo y bulbo. Los nervios que se encargan de inervar los segmentos digestivo-urinarios más distales y órganos sexuales son emitidos desde las secciones medulares S2 a S4.
  • El sistema nervioso simpático al ser un sistema del comportamiento de huida o escape da prioridad a la aceleración y fuerza de contracción cardíaca, estimula la pilo erección y sudoración, favorece y facilita los mecanismos de activación del sistema nervioso somático para la contracción muscular voluntaria oportuna, provoca la broncodilatación de vías respiratorias para favorecer la rápida oxigenación, propicia la vasoconstricción redirigiendo el riego sanguíneo a músculos, corazón y sistema nervioso, provoca la midriasis para la mejor visualización del entorno, y estimula las glándulas suprarrenales para la síntesis y descarga adrenérgica. En cambio este inhibe las funciones encargadas del reposo como la peristalsis intestinal a la vez que aumenta el tono de los esfínteres urinarios y digestivos, todo esto para evitar el desalojo de excretas. En los machos da fin a la excitación sexual mediante el proceso de la eyaculación. El sistema simpático sigue el patrón de metamerización corporal inervando la mayor parte del cuerpo, incluyendo a la cabeza, por medio de los segmentos medulares T1 a L2.

Influencia mental y emocional

Lo que nos interesa a nosotros es que el sistema neuro-vegetativo es muy sensible a los estados emocionales. El miedo o el amor acelera nuestros latidos y modifica nuestra respiración. También los celos y el odio. Lo malo es que los pensamientos negativos perturban el sistema nervioso vegetativo provocando una pérdida de vitalidad y una modificación de las hormonas, como la adrenalina[3], que son responsables del equilibrio físico y psíquico. En el caso de la adrenalina, si se modifica el valor adecuado aumentando su cantidad en el cuerpo se origina un aumento de la presión arterial, sube la tensión nerviosa y muscular y el cuerpo se prepara para la lucha, lo cual nunca es positivo. La cólera, el odio, los celos…suelen ir acompañados del estado descrito. Es necesario calmarse y relajarse para contrarrestar los efectos anteriores. Mientras no lo hagamos presentaremos un desequilibrio en nuestra Fuerza Vital que provocará una disminución de nuestra frecuencia vibratoria abriendo el camino a posibles patógenos[4]. Todo lo que hemos dicho es también cierto en las emociones positivas como el cariño o el amor. De alguien enamorado se dice que tiene mariposas en el estómago indicando así como nos afecta fisiológicamente. La diferencia es que en dichos casos las frecuencias vibratorias aumentan. Cuando uno se siente querido o da y recibe cariño, las frecuencias de ambos se buscan y se suman, lo que da lugar a un aumento de la misma. En el caso del odio, nuestro Espíritu trata de contrarrestar las frecuencias  negativas y la frecuencia baja. Así pues, como todos sabemos ya por la experiencia, el odio, el miedo y todo lo negativo nos hace sentir mal y el cariño, el amor y lo positivo nos hace sentir bien. Ahora ya sabemos el porqué.
No solo la adrenalina, otras hormonas como la tiroxina[5], la insulina[6] o la histamina[7] deben su mayor o menor concentración en el cuerpo al sistema nervioso autónomo o vegetativo. La ciencia médica nos habla de hiper e hipo según la secreción será mayor o menor de la normal; quizás lo más conocido sea hipertiroidismo e hipotiroidismo, pero es aplicable a todas y cada una de las  hormonas. En cualquier caso, salirse de los valores estándares es un problema y la medicina así lo reconoce y trata. Los místicos afirman esto desde hace tiempo y añaden que el estado mental y emocional del momento influye sobre ello a través del sistema nervioso vegetativo. Al producirse una aumento o disminución de hormonas se genera un desequilibrio que afectará a la Fuerza Vital favoreciendo la aparición de molestias y/o enfermedades.
Hemos de matizar que determinados problemas genéticos o familiares hereditarios llevan también a desequilibrios hormonales; pero en resto de casos se debe siempre al estado emocional. La explicación mística de los casos genéticos o hereditarios, que no es posible curar nunca, se basa en la Ley del Karma ya que todo pasa factura. Estos casos incurables son vistos como pago por actos malignos pasados o como pruebas que el Cósmico nos envía. ¡Cuántas personas han comenzado a dar valor a su vida tras conocer que padecen algo incurable hereditario! No en pocas ocasiones una enfermedad grave o que pensamos que puede conducirnos a la muerte nos abre los ojos y nos hacer ver lo que realmente es valioso en el mundo olvidando lo material y abrazando la amistad, el cariño y el amor por todos los que nos rodean.
El lenguaje popular refleja a la perfección todo lo expresado por las enseñanzas esotéricas desde hace siglos. Expresiones como “hacerse mala sangre”; “hervir la sangre”, “tener los nervios de punta” o “hacerse un nudo en el estómago” indican de modo claro y diáfano como la ansiedad, el pesimismo, el odio, la cólera, el stress y todo emoción perniciosa afecta a nuestro sistema nervioso vegetativo. La medicina comienza a aceptarlo en parte. Acepta, por ejemplo, que un estado de stress prolongado puede derivar en problemas digestivos y úlceras.
Por todo ello haga caso al a sabiduría popular y cuando sienta cólera, ideas discordantes, sentimientos sombríos… pare y respire profundamente. En resumen, cuente hasta tres. Si se acostumbra a ello se hará un hábito en usted y aprenderá a controlarse. Los místicos suelen usar el siguiente método:
  • Inspire profundamente y expire lentamente. Al espirar visualice como todo lo malo sale de usted y se tranquiliza buscando armonizarse con el Cósmico.
  • Cuando consiga lo anterior olvide por completo lo que estaba haciendo y que le llevó a ese estado.
  • Haga algo positivo que le relaje como pasear por el campo, escuchar música, leer un buen libro…
El dominio de los malos pensamientos contribuye enormemente a su bienestar físico y psíquico porque le armoniza con el Cósmico y activa regularmente la Fuerza Vital en todo su organismo.
Sabemos por experiencia que una mala actitud mental puede ejercer una influencia desvitalizadora sobre nuestra constitución física y, por el contrario, que podemos revitalizar todo nuestro organismo con una actitud mental correcta
Swami Paramanda – “La curación espiritual

La energía nerviosa

De una persona activa que no para de no hacer cosas se dice que es nerviosa o que posee una gran energía nerviosa. ¿Existe la energía nerviosa? Para los místicos no hay duda de ello; para la ciencia oficial si hay dudas. Dado que si estás leyendo esto se parte de la base de que se encuentra interesado en el misticismo vamos a tratar el tema fundamentalmente desde ese punto de vista.
 El ser humano es un conjunto de energía secundarias originadas a partir de tres energías principales: La Energía Espíritu, la Energía del Alma y la Energía dela Fuerza Vital. Una de esas energías secundarias es la energía nerviosa. Ambos sistemas nerviosos poseen una energía propia circulando por ellos; pero estas energías no son iguales. Aunque ambas son de tipo electromagnético la del sistema cerebro-espinal es una emanación de la del sistema autónomo o neuro-vegetativo. Su frecuencia es mucho menos elevada y eso ha permitido que haya sido medida por la ciencia mientras que la del sistema neuro-vegetativo no. Estamos antes el mismo caso que al tratar el tema del pensamiento, donde vimos que la ciencia, con el electroencefalograma, no podía medir las frecuencias del espíritu. Aquí sucede lo mismo y la energía nerviosa más espiritual, la de mayor frecuencia, la del sistema autónomo controlada por el subconsciente, no es detectada por la ciencia y concluye que no existe.
Mesmer
Mesmer
 No fue hasta que el médico vienés Franz Anton Mesmer[8] (1724 – 1815) publicó sus trabajos que la ciencia oficial comienza a preocuparse por la energía nerviosa. Mesmer no solo afirmaba la existencia de dicha energía sino también que era irradiada por todo el cuerpo y especialmente por la punta de los dedos. Por si eso no fuera poco, afirmaba que  era posible usarla para la curación. No hace falta decir que fue totalmente ridiculizado y tachado de charlatán por la comunidad científica de la época.
 Aunque cierto experimentos realizados por Mesmer son discutibles y algunos resultados son errores fruto de haber sido el primero y no poseer referencias de base para el trabajo, lo cierto es que  el magnetismo existe y rodea a todo ser vivo. Y lo cierto es que la energía autónoma del hombre puede ser empleada para curar. Usted seguro que ya intuye como, pues cuando hablamos de las enfermedades dijimos que esta era fruto de un desequilibrio energético. Pues bien, esta es una forma de equilibrarla nuevamente.
 Por descontado, la ciencia médica en general no acepta esto. Sin embargo, otras medicinas llamadas alternativas como el reiki o el shiatshu se basan en ello y funcionan a pesar de todo.  El reiki, que en japonés significa ‘energía universal’, consiste en canalizar a través de las manos una poderosa fuente de vibración, que está fuera, hacia uno mismo o hacia otras personas para curar enfermedades físicas o sanar emociones. Aunque esta práctica de canalizar energía tiene más de 3.000 años de antigüedad, cayó casi en el olvido hasta que fue rescatada en 1920 por el doctor Usui, un monje y catedrático japonés al que se considera el primer maestro reiki.
 Al igual que la acupuntura o el shiatsu, esta técnica parte de una tesis muy sencilla: que el ser humano es “todo energía”, afirmación que aunque parece muy esotérica comparte aspectos con la física cuántica. El reiki sostiene que cuando la energía se bloquea, por cualquier circunstancia, es cuando se produce una enfermedad. La imposición de las manos en la zona enquistada, donde la energía ha quedado taponada, sirve para disolver ese ‘nudo’ que impide que la energía fluya y así devolver el equilibrio al organismo.
 Sin embargo, recuerde que estas técnicas son inclusivas y no exclusivas. Si importante es armonizar las energías también lo es eliminar los patógenos que, aprovechando esta debilidad, nos hayan podido atacar y, en eso, la medicina oficial resulta esencial para la curación.
 La energía nerviosa, como toda energía en el Universo, es dual, y posee en si misma dos polaridades. No es ahora el momento de profundizar en esto pero si podemos adelantar que la energía irradiada por la mano derecha es predominante positiva y la de la mano izquierda negativa. Este dato es importantísimo ya que las terapias místicas se basan justamente en dicha polaridad.
 Solo nos queda desear que la ciencia comience a aceptarlo. Con frecuencia suele cometer el error de rechazar todo aquello que le supera o no puede demostrar. Es lamentable y no pocas veces ha provocado un retraso en la evolución del conocimiento.
Próxima entrega:  Estudios místicos (16 de 31) –  Tratamientos curativos místicos
Notas
[1]Swani Paramanda (1884-1940) Místico, poeta e innovador espiritual. Fue uno de los primeros profesores de origen indio que introdujo la filosofía Veda y su religión en América.
[3] La adrenalina, también conocida como epinefrina por su Denominación Común Internacional (DCI), es una hormona y un neurotransmisor. Incrementa la frecuencia cardíaca, contrae los vasos sanguíneos, dilata los conductos de aire, y participa en la reacción de lucha o huida del sistema nervioso simpático.2 Químicamente, la adrenalina es una catecolamina, una monoamina producida sólo por las glándulas suprarrenales a partir de los aminoácidos fenilalanina y tirosina.
[4] Recuerde que el desequilibrio de la Fuerza Vital es lo que hace que la defensa de las células falle y los patógenos puedan penetrar en las mismas originando la enfermedad. Véase “Estudios místicos 13 – La vida 3 – Visión mística de las enfermedades
[5] La tiroxina, también llamada tetrayodotironina (usualmente abreviada T4), es el principal tipo de hormona tiroidea secretada por las células foliculares de la glándula tiroides.
[6] La insulina (del latín insula, “isla”) es una hormona polipeptídica formada por 51 aminoácidos,1 producida y secretada por las células beta de los islotes de Langerhans del páncreas. La insulina interviene en el aprovechamiento metabólico de los nutrientes, sobre todo con el anabolismo de los glúcidos. Su déficit provoca la diabetes mellitus y su exceso provoca hiperinsulinismo con hipoglucemia.
[7] La histamina es una amina idazólica involucrada en las respuestas locales del sistema inmune. También regula funciones normales en el estómago y actúa como neurotransmisor en el sistema nervioso central. Una nueva evidencia también indica que la histamina desempeña una función en la quimiotaxis de glóbulos blancos como los eosinófilos. Se sabe, desde la década de 1950, que la histamina está en el cerebro, pero hasta hace poco no se sabía su papel. Las funciones fuera del sistema nervioso han sido un impedimento para pensar que era un neurotransmisor. Es sintetizada y liberada por neuronas del sistema nervioso central que usan la histamina como neuromodulador. Fuera del sistema nervioso central es un mediador de medios fisiológicos. Se encuentra fundamentalmente en células cebadas del tejido conectivo y basófilos (un tipo de leucocitos) de la sangre periférica.3
[8] Franz Anton Mesmer fue un médico alemán. La evolución de las ideas y prácticas de Mesmer hicieron que James Braid (1795-1860) desarrollara la hipnosis en 1842.
http://iluminando.org/2015/04/08/estudios-misticos-15-de-31-el-sistema-nervioso/

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