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jueves, 9 de abril de 2015

Masonerí­a y Catolicismo (Leyenda)

Masonerí­a y Catolicismo (Leyenda)


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La palabra "catolicismo" no se refiere aquí únicamente a la Iglesia Católica Romana,sino que se toma en su acepción universal, de modo que incluye todas las actividades promovidas por el sacerdocio o los hijos de Seth.

El origen de las corrientes temporal y espiritual de evolución, es como sigue:

Jehová crea al ser humano llamado Eva. El luciferario espíritu Samael se unió con Eva y engendro a su semidivino hijo Caí­n. Como quiera que Samael abandono a Eva antes de que naciera el hijo, fue Caí­n el hijo de una viuda y una serpiente de sabidurí­a.

Después Jehová crea a Adán, un ser también humano como Eva. Adán y Eva se unieron y engendraron un hijo, humano como ellos. Cuyo nombre fue Abel.

Jehová¡ es el Dios lunar relacionado con el agua, y por esto hubo enemistad entre Caín, el hijo del Fuego, y Abel, el hijo del Agua. Así­ Caín mata a Abel, y Seth sustituye a Abel.

Con el tiempo y en el trascurso de muchas generaciones, los hijos de Caí­n fueron los artífices habili­simos en el uso del fuego y los metales. Su ideal era masculino y estaba personificado en Hiram Abiff, el maestro de operarios.

Por otra parte, los hijos de Seth fueron clerigos que mantuvieron el ideal femenino, simbolizado en la Virgen María y gobernaron a sus gentes por virtud del agua mágica colocada a la puerta de sus templos.

Diversos intentos se hicieron para unir estas dos corrientes de humanidad y emanciparlas de sus respectivos progenitores Jehová¡ y Samael.

Con este propósito se edifico el simbólico templo, según las instrucciones de Salomón, el hijo de Seth. Hiram Abiff, el hijo de Caí­n había de fundir el mar de bronce; pero este proyecto fracasó, y no pudo realizarse la intentada unión de las dos opuestas ramas de la humanidad.

Moisés, el legislador y caudillo del Antiguo Testamento, más tarde reencarnado en la personalidad de Elías, guío al infantil genero humano y últimamente reencarno en Juan el Bautista, heraldo o precursor de la nueva dispensación o era cristiana. Al propio tiempo renacían los demá actores del Drama del Mundo para que pudiesen auxiliar a sus hermanos.

Al fundir Hiram Abiff el mar de bronce recibiá el bautismo de fuego y Caí­n lo emancipó de los espí­ritus luci­ferarios y dióle un nuevo martillo y una nueva palabra.

Al comienzo de la nueva era reencarna Hiram Abiff en la personalidad de Lázaro, el hijo de la viuda de Nain, y lo resucito al toque de la poderosa garra del león de Juda, elevándolo a la categorí­a de los inmortales como Christian Rosenkreuz, Salomón, el hijo de Seth, reencarnó en Jesús, y el bautismo de agua, que le administra Juan, simboliza su emancipación del dominio de Jehová, pues al mismo momento del bautizo cedió su cuerpo para morada del descendiente espí­ritu de Cristo a quien desde entonces siguió como discí­pulo.

La religión se ha mancillado horriblemente en transcurso del tiempo y régimen dogmático empezando su prí­stina pureza, de modo que ya no le cuadra el calificativo de católica, es decir, de universal. En todas direcciones se han desgajado ramas, sectas, e ismos; pero todaví­a Jesús desde los mundos invisibles, abarca en su amor a todos los hijos de Seth, que con fe invoquen su nombre y llegará el día en que una a todas las diseminadas Iglesias en el Reino de Cristo.

Christian Rosenkreuz recibia el encargo de aleccionar a los hijos de Caí­n que buscaban la luz del conocimiento en el sagrado fuego del mí­stico santuario. Así­ como la energí­a infundida por su divino progenitor Samael movio a Caín al trabajo y la inventiva, así­ también la misma excitación espiritual mueve a sus descendientes a procurar su salvación por medio del fuego de las tribulaciones y elaborarse el áureo traje de bodas que es el "Abrete sesamo" del mundo invisible y aunque la purificante sangre de Jesús es de absoluta necesidad para millones de débiles hermanos, no cabe duda de que cuanto más seres humanos se afilien a la mí­stica Masonerí­a para conscientemente construir el Templo del Alma, más pronto vendrá Cristo por segunda vez y más vigorosa será la raza que ha de regir por la ley del amor.

Texto tomado de Masonería y Catolicismo de Max Heindel

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