AMIGOS DEL BLOG

viernes, 13 de noviembre de 2015

Pirámides (Parte II)

Pirámides (Parte II)

Nos han enseñado que, la civilización egipcia, construyó las pirámides utilizando mano de obra esclava, con cuerdas, enormes rampas para subir bloques que pesaban toneladas, uniéndolas con una perfección absoluta, con una inclinación perfecta, y desviándose sus vértices menos de una milésima de error, algo fuera del alcance incluso con nuestra tecnología.

Y los egiptólogos, en un intento de que todo encajara, cambian las fechas de las construcciones, buscan la manera más “lógica” de explicar cómo pudieron transportar esas toneladas de roca desde lugares remotos por aguas del Nilo. Tratan de hilvanar distintas teorías para que la práctica cuadre, y después de años de consenso, estudio y cambios, a día de hoy no tienen una teoría sólida para explicar cómo unos seres humanos, con conocimientos y herramientas no muy avanzados, consiguieron crear los edificios más mastodónticos de la historia.

Y resulta que, aquellas mentes prodigiosas, que todo lo tenían calculado al milímetro, que jamás se equivocaban, y que la perfección en todo lo que hacían era su signo y su legado, de repente, empiezan a cometer fallos absurdos y de difícil comprensión.


El canal nº 3 (descendente) es considerada la cámara funeraria original, y fue abandonada para construir el canal nº 6, 7 y 8 (ascendente, horizontal y Cámara de la Reina), a 40 metros de altura. De repente, nuevamente, por error, empezaron a construir el canal nº 9 que llevaría a la Cámara del Rey. El pueblo egipcio, no era una civilización que cometiera ese tipo de errores. No cambiaron de opinión sobre la marcha de dónde colocar una cámara dentro de la pirámide. Modificar el diseño interior una vez es una locura, modificarlo dos veces es sencillamente inconcebible.

Las piedras que están en el interior de esos canales llegan a pesar 100 toneladas. Hoy en día, este peso solo lo pueden soportar unas cuantas grúas especiales en el planeta. Y los egiptólogos se empeñan en decir que, con herramientas de cobre, sin poleas, con cuerdas y mano de obra esclava, lograban transportarlas y ensamblarlas de forma precisa, sin ayuda de cemento, una contra otra, de forma perfecta y exacta.

Nos dicen que son tumbas reales, pero no se han encontrado momias dentro de Gizeh, ni inscripciones… nada. Es decir, el ser más poderoso, el faraón, empleando a todo su pueblo, todos los recursos, construyendo las tumbas más increíbles sobra la faz de la Tierra, un mausoleo propio de un Dios eterno y todopoderoso, que a su muerte encontraría descanso allí… ese dios, no deja inscrito quién descansa allí y por quién se construyeron. No tiene ningún sentido.

La Cámara del Rey es una sala enorme de granito vacía. Si nos atenemos a lo que nos han dicho los libros de texto, con las herramientas que poseían los egipcios y sus conocimientos, la única forma de crear esa cámara sería con una sierra de arco artesanal (en la actualidad lo que llamamos berbiquí) y perforarían la pieza utilizando arena o un diamante. Esto sería demasiado trabajoso y llevaría muchísimos años. La ciencia y la lógica no creen en esa posibilidad porque el tiempo empleado sería exagerado y no cuadrarían las fechas ni los tiempos.

Pero está comprobado que podían cortar el granito, e incluso la diorita (la piedra más dura de la naturaleza), como si fuera mantequilla y agujerear el interior de jarrones de diorita, algo que no han conseguido las herramientas modernas. Y si visitáramos la Cámara del Rey, veríamos cómo está cortado de forma perfecta, sin fallos ni fisuras.

De la Cámara de la Reina y de la Cámara del Rey, salen unos canales hacia el exterior, que nos dicen se trata de canales de ventilación. Se ha demostrado que por el ángulo hacia el exterior y por el tamaño, es imposible que se trataran de canales de ventilación. Además, me pregunto, ¿qué finalidad puede tener un canal de ventilación en una sala para albergar muertos?. La lógica y la ciencia nos llevan de nuevo a desechar esta absurda idea.

Curiosamente, esos canales, se ha demostrado que sí apuntaban a zonas específicas del cielo. De la Cámara de la Reina, un canal apuntaba a Alpha Draconis (la estrella Polar en el tiempo de las pirámides) y de la Cámara del Rey, un canal apuntaba a la Osa Menor.


Por la otra cara de la pirámide, un canal apunta a la estrella Sirio, y otro al cinturón de Orión. Para los egipcios, Orión era Osiris, el dios de la Resurrección. Sirio, era para los egipcios Isis, la esposa de Orión. Es decir, la Cámara del Rey (varón) apuntaba a Orión (varón), y la Cámara de la Reina (mujer), apuntaba a Sirio, a la diosa Isis (mujer). Isis y Osiris crearon el nacimiento de Egipto, el comienzo del tiempo, llamado por los egipcios tep zepi.Crearon el Nilo, la tierra y sus gentes, los alimentos, el conocimiento, etc.

Es evidente, como ya expliqué, que las pirámides son la representación en la Tierra del cinturón de Orión. Pero existen dos pirámides con nombres de estrellas construidas en la Cuarta Dinastía. Una es Abu Roash (Saiph), del hijo y sucesor del faraón Keops; y otra Zawyat al-Aryan.


Las tres pirámides, corresponden exactamente a la situación del cinturón de Orión, y las dos pirámides mencionadas, corresponden exactamente con la estrella Saiph y Bellatrix.

Pero lo más fascinante e increíble, aquello que demuestra sin ningún atisbo de duda, que las pirámides se construyeron en el 10.500 a.C. y no en los años 3.000 – 4.000 a.C., es la situación de la Vía Láctea.

El río Nilo es para los egipcios, en la Tierra, el espejo de la Vía Láctea. La situación geográfica de las pirámides no son nada casual. Si las pirámides son un reflejo del cielo en la Tierra, ¿dónde estaba situada la Vía Láctea en el 10.500 a.C.?. La astronomía demuestra, una vez más, que los egiptólogos y arqueólogos están equivocados. La Vía Láctea no coincide en esos años con la representación de los cielos. pero si retrocedemos en el tiempo, el firmamento va cambiando, y al parar el cielo para que coincida exactamente con la posición de Orión y la Vía Láctea con las pirámides y el Nilo, la fecha que marca es realmente sorprendente… año 10.500 a.C. La precisión no deja lugar a dudas. Todo lo que hemos leído, aquello que nos dicen los libros de texto, es erróneo.

La esfinge se construyó para observar el cielo. Cada 2.000 años, un signo del zodíaco nuevo, aparece tras el sol definiendo otra época, otra Era astrológica. Ahora estamos en Piscis, con Acuario emergiendo. Los egiptólogos nos dicen que la esfinge se construyó en el 2.500 a.C., es decir, en la constelación de Tauro. ¿Por qué, los egipcios, tan detallistas y perfeccionistas en todo, utilizaron el cuerpo de un león y no de un toro? Sería absurdo que un faraón, hubiera construido un marcador equinoccial con forma de león en esa época. Sólo existe una época que tuviera sentido construir una esfinge con la forma que tiene, la Era de Leo, que empezó en el 11.000 a.C. Nuevamente, la ciencia y la lógica corroboran con datos empíricos, que la construcción de las pirámides es mucho más antigua de lo que nos dicen.


Cualquier intento de un científico, que intente revelar la verdad en Egipto mediante pruebas y equipo técnico, siempre encuentra la negativa de las autoridades egipcias y del déspota Zahi Hawass, el máximo responsable de las excavaciones y antigüedades de Egipto. Por este motivo, aún no se ha podido excavar a los pies de la esfinge o buscar la cámara secreta de la Gran pirámide, donde puede estar oculto el cofre de Thot, donde se guardan los conocimientos avanzados que utilizaron los faraones y legado por dioses anteriores.

Los egiptólogos y los libros nos dicen que La Gran Pirámide fue construida en tan solo 20 años (7.300 días), donde se colocaron más de 3.000.000 de piedras de varias toneladas cada una. Es decir, tuvieron que colocar un bloque de forma perfecta, milimétrica, cada 3 minutos de forma ininterrumpida, sin descanso, algo solo al alcance de superhombres. Los bloques de piedra se trajeron de canteras situadas a varios kilómetros, sin ruedas, supuestamente por el Nilo, en supuestas barcas que podían aguantar esa ingente cantidad de peso, para después, en tierra firme, transportarla 1 km hasta la pirámide, y ajustarla con precisión, una por una, grada a grada, hasta llegar a una altura de 150 metros.

Para alguien con una mente abierta, donde reine la lógica, y no por imperativos que nos han marcado durante años personas obcecadas en no ampliar sus miras, y regirse por lo estándar, pensará de forma obvia, que es imposible que los libros de texto nos cuenten la verdad.

La base de la Gran Pirámide tiene 53.000 m2 (cabrían 8 campos de fútbol). Para rodearla hay que caminar casi 1 kilómetro. Con sus 6.000.000 m3 de piedra, se podrían construir todas las iglesias, ermitas y catedrales románicas y góticas de toda Europa. Para transportar los 3.000.000 de bloques de piedra, se necesitarían tantos camiones, que puestos en fila uno tras otro, llegarían desde Cádiz hasta los confines de Siberia. Con sus piedras, se podría construir un muro que rodeara toda la península ibérica.

Y los arqueólogos y egiptólogos, en su estulticia, resuelven la ecuación diciendo que había mucha mano de obra y tenían unas cuantas rampas. Evidentemente, dicen lo que saben, pero no saben lo que dicen.
Los mejores arquitectos del mundo, no han sido capaces de explicar de qué técnica se valieron para construirla.
Los mejores astrónomos del mundo, no han sido capaces de explicar y comprender qué medio emplearon y se sirvieron para orientarla con tal exactitud.
Los mejores topógrafos del mundo, no logran comprender cómo consiguieron allanar la meseta, de manera que entre sus esquinas opuestas, que distan más de 325 metros entre sí, haya un error de tan sólo 1 cm.
Los mejores ingenieros del mundo, no logran salir de su asombro, al intentar pensar qué tipo de grúa emplearon para transportar bloques de hasta 60 toneladas a decenas de metros de altura.

Las mejores mentes de sus respectivos campos, con toda la tecnología y conocimientos que hoy poseemos, son incapaces de explicar cómo se construyeron, pero saben que tuvo que ser con herramientas y conocimientos demasiado avanzados, impropios de la raza humana en esa época, más bien realizado por mentes no de este planeta. Y aún así, siguen prevaleciendo teorías sin sentido, que llevadas a la práctica son totalmente imposibles.

En Cerceda (Madrid), hay una cantera donde tienen la máquina más avanzada para el corte de piedras, de grandes bloques, sea cual sea su dureza. Esta máquina cuenta con una hoja circular de 2 metros de diámetro, con unos dientes de carburo de tungsteno (de gran dureza nivel 11) – a este material se le conoce como Widia, del alemán “Wie Diamant”, que significa “como el diamante”.

Cada vuelta que realiza la hoja, desciende 4 centésimas de milímetro, ya que no se puede ejercer más presión ni profundizar más rápido, ya que las puntas de la sierra se abrasarían. Pues bien, los egipcios, con sus rudimentarias herramientas, conseguían cortar el granito avanzando en cada paso de sierra (manualmente) 2 mm 1/2. Es decir, 60 veces más rápido que nuestras modernas sierras y más avanzadas maquinarias.

No poseemos ningún material natural o artificial que soporte ese tipo de presiones.

Los egipcios también poseían taladros cilíndricos, que dejaban agujeros de hasta 15 cm de diámetro. Hoy en día utilizamos el berbiquí, como herramienta más parecida a la herramienta que ellos utilizaban. Los actuales son de acero con punta de vidrio, y la presión debe regularse periódicamente con valor nanométrico. Avanzan 4 centésimas de milímetro en cada giro. Los trépanos egipcios avanzaban 50 veces más rápido (2 mm en cada giro). ¿Cómo era esto posible?.

Es decir, sus puntas perforadoras soportaban presiones de 2.000 kg, por lo que deberían tener una dureza 50 veces más que el diamante. Pero existe un problema, no conocemos ningún material con esa dureza. ¿Qué material poseían que fuera 50 veces más duro que un diamante o diorita?. Resulta que aquellas personas que trabajaban el pórfido con esa técnica. en la siguiente Dinastía ya no lo hicieron, como si no pasaran sus conocimientos y herramientas a las siguientes generaciones, como si se les olvidara. ¿Dónde están esas herramientas?

Las losas de revestimiento que cubren la Gran Pirámide constaban de 27.000 bloques que la cubrían. Esas 27.000 losas son la proeza más increíble, desde una perspectiva técnica, que ha realizado el hombre. Poseen superficies planas de más de 3 m2. Sus aristas de más de 2 metros, muestran un paralelismo entre sí, con un error de 5 centésimas de milímetro. Cuando se juntaban unas con otras, quedaban literalmente “pegadas”.

No existe en esos bloques ninguna huella de arrastre, ni puntos para enganchar grúas o cuerdas. Colocaron en las juntas yeso de fraguado rápido, que obligaba a colocar el bloque al primer intento, no había una segunda oportunidad. La angularidad de los bloques solo tienen error de 1 segundo. Eso significa que poseían avanzados conocimientos de óptica. Un instrumento no óptico de medida, da errores de hasta 300 segundos. Un anteojo corriente de colimación, da errores de hasta 5 segundos.

Es decir, el tallado y pulimento de los bloques de revestimiento, es una tarea comparable a la de pulido de las lentes de los telescopios más avanzados que poseemos. Y todo ello, lo hicieron 27.000 veces!!!!!!

Los conocimientos geodésicos que poseían son inexplicables. Existen representaciones del rey con una maza, estacas y la cuerda de arpentar. Y con estos instrumentos, están las pirámides situadas en el lugar más estratégico y significativo del planeta, justo en el paralelo 30, justo donde delimitan y se cruzan los puntos cardinales, justo donde se representa el firmamento en la tierra.

Y con unas cuantas estacas, unas cuerdas y unas mazas, consiguieron que la Gran Pirámide solo tenga un error de 5 minutos y 31 segundos de arco respecto al norte. Este “error” equivale al ancho de una moneda contemplada desde 1 km de distancia. Toda una proeza que hoy en día es casi inalcanzable. Pero la otra pirámide más grande, la de Kefren, también tiene el mismo “error”. Es decir, no es casual , y si hubieran querido, la desviación hubiera sido de 0 grados, 0 minutos y 0 segundos. Asombroso!!

Si juzgamos los conocimientos matemáticos de los egipcios, a través de los escritos y los textos que nos dejaron, la conclusión es que no pasaron del primer curso de primaria básica, pero sus construcciones y su legado nos dicen todo lo contrario.

El lado noroeste de la Gran Pirámide mide 89º 59′ 58”, es decir, por 2” de error, no es un ángulo perfecto. Estamos hablando de la perfección absoluta, con instrumentos rudimentarios. Incluso con herramientas más avanzadas de la época como los astrolabios, ballestillas o escuadras de pínulas, darían errores de 30′. Quien piense que todo se realizó a ojo desnudo y con cuerdas, no tiene ni idea de lo que está hablando.

Las pirámides se construyeron mucho antes de lo que nos dicen y por mentes mucho más avanzadas que las existentes, que poseían herramientas mucho mejores que las modernas y actuales. Mi conclusión es, que las pirámides no son el comienzo de una dinastía, de una civilización, sino el final de algo mucho más importante, un legado con un significado aún no desvelado. No son simples mausoleos para faraones y deidades. Su situación geográfica no es casual. Es un TODO que nos desea revelar algo, que va mucho más allá de nuestro entendimiento actual, seguramente porque estamos anclados en pensamientos y conocimientos estancados, que reprimen y oprimen que la verdad salga a la luz, porque quizás, la mayor parte de la raza humana no está aún preparada para escucharla.

https://jorgepalazon.wordpress.com/2011/12/03/piramides-parte-ii/

No hay comentarios:

Publicar un comentario