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viernes, 6 de octubre de 2017

MASONERIA Y MUJER (Una polémica estéril)

Keltoy.


En los últimos tiempos, y de manera sorprendentemente repetitiva, se están produciendo debates (precisamente en Foros de opinión Masónicos) sobre el papel de la mujer en Masonería. Lamentablemente, muy pocas voces (casi ninguna, quizá por cobardía) se atreven a desmontar las falacias (¡no puedo darles otro calificativo!) que continuamente se vierten, para seguir justificando la negativa de muchos Masones a la participación de la mujer, en igualdad de derechos y obligaciones, en nuestra Augusta Orden.

Para algunos (¡demasiados diría yo!) la Masonería parece seguir siendo feudo exclusivo de los varones, puesto que (¡según ellos!) las mujeres no reúnen las condiciones "sine qua non" para ser iniciadas (?).

Si queremos ser coherentes con la trilogía: Libertad, Igualdad, Fraternidad y con la Tradición Primordial en que se apoyan muchos de nuestros postulados (¡todo ello muy anterior a las tan citadas Constituciones de Anderson!), he de defender el lado femenino de la polémica. ¿Qué razones me mueven a salir en defensa de ésta, aparentemente, causa "perdida"? Es bastante sencillo explicarlo: primero por creer sincera y profundamente en el importante papel que la mujer puede y debe desempeñar en Masonería y, segundo, por el escaso número de mujeres presentes en nuestra Augusta Orden que podrían asumir su propia defensa.

Este "Hombre Libre e hijo de Mujer", admirador del lado femenino de la Humanidad, desea rendirles un pequeño y sincero tributo con esta denuncia/defensa de su pleno derecho a estar y participar en todo lo que el hombre. Deseo sinceramente que, un día no lejano, no quede ni siquiera la memoria de esta vergonzosa polémica y todos seamos simplemente: "Seres Humanos".

Para poder desarrollar este asunto, con un mínimo orden, pienso que podríamos desglosar el origen de la polémica en los siguientes puntos:

Masones que, de ninguna manera, aceptan a la mujer en Masonería. Masones que la aceptan pero en las llamadas "Logias de Adopción" y bajo supervisión de varones. Masones que, aceptándola en su Obediencia, no desean tenerla en su Logia, pues se sienten incómodos. Masones que aceptan a las mujeres, en cualquiera de los supuestos: Logia mixta o femenina. Desde el punto de vista histórico (¡al que recurren tantos Masones para "justificar" la no-participación de la mujer, por su incapacidad para lo Iniciático, según algunos alegan!) he de hacer algunas aclaraciones...

La participación de la mujer en el terreno de lo Iniciático, nos llevaría a culturas y tiempos muy antiguos. Tampoco hemos de olvidar que, incluso en la Masonería Operativa, está documentada la presencia de mujeres en la construcción de algunos edificios religiosos (esposas, viudas o hijas de Masones Operativos)

Los celtas (800-1.000 años antes de nuestra era) daban a la mujer el más alto grado de estimación al permitir que, contando con los mismos méritos que los varones y después de una larga y dura iniciación, alcanzasen la dignidad de Druídas. Me imagino que no habrá sospechas respecto a la "virilidad" y "hombría" de aquellas tribus que llegaron a conquistar gran parte de Europa y Asia Menor y se enfrentaron hasta morir a las tropas de Roma.

Hemos de tener en cuenta que los Druidas eran los responsables de la educación de la juventud y, en especial, de los hijos de los jefes de cada clan o tribu; los encargados de asesorar en la paz y en la guerra y los que poseían todos los conocimientos que, de alguna manera, ayudaban al grupo a superar las distintas situaciones.

En la cultura griega (¡de la que hoy aún seguimos "bebiendo"!), el papel de la mujer también tuvo que ver con el sacerdocio y los oráculos. La literatura de aquella gran cultura, rinde homenaje a la mujer en multitud de sus brillantes pasajes y, cosa curiosa, nunca se la menoscaba o desprecia, sino más bien se pone de manifiesto su virtud, fortaleza y dignidad.

En Roma, donde los dioses abundaban y los oráculos también, existieron dignidades sacerdotales femeninas cuyo "poder de influencia" alcanzaba a los emperadores y a sus decisiones más delicadas, tanto en la paz como en la guerra.

En el cristianismo, uno de los pilares indiscutibles de nuestra cultura occidental, y a pesar de no ser especialmente feminista, la mujer jugó un importante papel (recortado por la Iglesia Católica mucho más tarde). Entre los primeros cristianos muchas mujeres ocuparon puestos cercanos a Cristo o sus apóstoles.

Como vemos, a los antiguos no les dolían prendas a la hora de dignificar a las mujeres con puestos que, en algunos casos, tenían una decisiva influencia en la marcha de los distintos países o en las decisiones de los "hombres".

Si retrocedemos cincuenta años o poco más, veremos que la situación de la mujer era totalmente dependiente del hombre. No solamente en cuanto a lo económico (¡motivo de tantas desdichas para las mujeres!), sino también en el terreno puramente jurídico.

En España, y por poner un ejemplo muy gráfico, hasta finales de los años 50 a una mujer casada no se le expedía documentación alguna, por parte de las autoridades gubernativas (no podía salir al extranjero ni desplazarse con sus hijos a otra provincia), sin la autorización escrita de su marido.

Si era maltratada, nadie, absolutamente nadie (incluidas las fuerzas de seguridad, el clero o la judicatura) movían un dedo por poner remedio a la lamentable situación. La mujer, a todas luces, era una "pertenencia" más del hombre que, dueño y señor, no solamente mandaba en ella, sino que podía abusar de una autoridad que las leyes y la costumbre le concedían.

A finales del siglo pasado, principios del actual, emergen los primeros movimientos femeninos reclamando el derecho al voto (sufragio universal), a la educación y al respeto y dignidad de la mujer.

En el terreno laboral y juntamente con la infancia, la mujer ha sido explotada (¡y sigue siéndolo en medio mundo!) durante siglos como mano de obra barata, sin derecho alguno y con salarios inferiores.

Hoy, finalizando el siglo XX podemos decir que la situación, si bien distinta, aún no es del todo justa. Todos conocemos empresas donde, en igualdad de conocimiento y prestaciones, no existe igualdad de salario entre hombres y mujeres.

Todo, absolutamente todo lo conseguido por las mujeres en el terreno de la igualdad, han tenido que arrancárselo a una sociedad dirigida por y para hombres. Solamente bien avanzada la primera mitad del siglo XX (hablamos de España puesto que en otros países los logros fueron bastante anteriores), los legisladores, hombres en su práctica totalidad, empiezan a introducir algunos cambios en las leyes, dando a la mujer "casi" los mismos derechos y obligaciones que a los varones.

Una gran parte de la Masonería de finales del pasado siglo e inicios de éste, especialmente dentro de lo que podríamos calificar como "masonería francesa", parece querer avanzar por caminos de Libertad, Igualdad y Fraternidad reales, aplicando una mayor justicia, con respecto a la mujer.

Muchas mujeres, ponen sus esperanzas en una Orden cuyos principios les atraen y, al mismo tiempo, les inspiran confianza en un mejor y más justo futuro de la humanidad de la que forman parte.

A finales del pasado siglo, principios de éste, muchos Masones estaban convencidos de la necesidad de admitir al "Ser Humano Mujer" en las Logias para que participase y colaborase en la construcción de una humanidad más justa y solidaria que, dicho sea de paso, resulta totalmente inconcebible sin la mujer (¡más del 50% de la población mundial!).

Otros muchos, basándose en lo que todos conocemos (¡la literalidad e "infalibilidad" de las Constituciones de 1.723!), ignoran el derecho de la mujer a estar presente en todos los foros, incluida la Masonería (¿Somos o no de este mundo?). A finales del pasado siglo, se llevan a cabo algunas iniciaciones de mujeres en Logias masculinas pero, eso sí, contraviniendo las directrices de los dirigentes de las distintas Obediencias. Al conocerse los hechos, se condena e irradia a los que se atreven a semejante "modernidad". Esta situación, como era de esperar, dio pie al nacimiento de Obediencias mixtas y femeninas.

La mujer, desde mediados de este siglo, ha estado ganando a pulso el lugar que el hombre le ha negado durante siglos en la sociedad. Nada les ha sido regalado por nosotros. Cada paso adelante, les ha costado grandes sacrificios.

Hoy podemos encontrar mujeres en todos los sectores directivos o productivos. Todo ello, naturalmente, ha sido consecuencia lógica del ejercicio del derecho a la educación a todos los niveles. Hoy, en muchas de las carreras que se imparten en nuestras Universidades, superan en número a los hombres.

Muchas mujeres trabajadoras, por razones de supervivencia o por desearlo así, ya no se plantean la maternidad como meta obligatoria (¡aún siendo ésta loable y hermosa!). Hoy las mujeres, por la razón que sea, guste o no a un sector de la sociedad más intolerante, quieren ser dueñas de su destino y de sus órganos de reproducción. La elección de estado, hijos o profesión, es su derecho y responsabilidad, exclusivamente.

Llegados aquí, me parece oportuno analizar los puntos que al principio exponía, respecto a la actitud u opinión de distintos grupos de Masones en relación con el título "MASONERIA Y MUJER":

Masones que, de ninguna manera, aceptan a la Mujer en Masonería. Estos Hermanos, los más intransigentes (¡pero "coherentes" con lo que piensan!), carecen de argumentos realmente válidos y, generalmente, intentan poner el acento en la "tradición" (?) y en una cierta (fascista, nazi o irracional) trasnochada antropología "científica" que, según ellos demuestra con pelos y señales que los hemisferios de la mujer son distintos de los del hombre, y que sus capacidades están casi exclusivamente limitadas a poder coser, planchar, cocinar y servir de incubadora de nuestros hijos. Para juzgar esta actitud, sobran los comentarios.

Con toda la tolerancia de que soy capaz (Me pregunto ¿debo serlo realmente en este caso?), he de decir que, quien así se expresa, está faltando gravemente al Derecho Positivo, a los Derechos del Hombre y a la Constitución Española, además de otras muchas leyes de carácter nacional y supranacional.

Va contra el Derecho Positivo puesto que todas las leyes de nuestro país, reconocen el derecho de la mujer a pertenecer a cualquier Organización, Cuerpo Legislativo, Consultivo, Judicial, Fuerzas Armadas, etc. A los Derechos del Hombre puesto que "todos los hombres son nacidos iguales" y, finalmente, a la Constitución Española (votada por todos, incluidos los Masones), donde se repite: "todos los españoles son iguales"

No será necesario recordar que según las tan repetidamente citadas "Constituciones" (¡a las que algunos solamente apelan cuando les conviene!), el Masón debe respetar a las autoridades legítimamente constituidas y cumplir las Leyes. Creo que extenderme más resulta innecesario.

Masones que la aceptan pero en las llamadas "Logias de Adopción" y bajo supervisión de hombres. Se trata, sin duda alguna, de un menoscabo a la capacidad de la mujer para ejercer la libertad de elección o para poder llevar a cabo la Obra con las herramientas que, igual que al hombre, les concedió ese SER a quien invocan, precisamente, algunos de los que niegan la participación de la mujer en nuestras Tenidas. No deja de ser una fórmula "machista" rechazable para la mujer, por simple dignidad.

Masones que, aceptándola en su Obediencia, no desean tenerla en su propia Logia, pues se sienten incómodos (?). Estos son, sin duda alguna, los más sofisticados en sus planteamientos. Por un lado, desean quedar fuera de la sospecha de "machistas" (¡aún ejerciendo claramente de ello!) y, por otro, amparándose en eufemismos tales como: "dejo que vengan pero no en mi Logia, por favor", están negando el derecho a la igualdad que todo Ser Humano, por el simple hecho de nacer (sin importar sexo, raza o color) tiene ¿Qué oculto temor se esconde tras esta postura?

Yo me atrevería a decir que existe el temor, por parte de muchos varones, a comprobar que las mujeres son iguales o les pueden incluso superar en algunos aspectos. Después de tantos años de ejercer la dirección de orquesta, nadie quiere compartirla y se sentirían incómodos, al tener que reconocer que las "diferencias" (que hacen posible la maravillosa complementariedad de ambos sexos) son puramente hormonales, que no intelectuales.

No existe, ni ha existido nunca, ninguna evidencia científica seria (¡algunos llegan a recurrir a teorías antropológicas de clara raíz fascista!) que demuestre que la capacidad intelectual de la mujer es menor a la del hombre. El querer basar el "rechazo" a la mujer en Masonería en semejantes argumentos, dice muy poco en favor de quien lo hace, descalificándole de entrada.

Masones que aceptan a las mujeres, en cualquiera de los supuestos: Logia mixta o femenina.

Estos, a mi juicio, han superado muchos de los traumas ancestrales de su sexo (¡por medio de la reflexión y la racionalidad!). Han llegado hasta el punto de ver como algo natural que las mujeres participen en los Trabajos de la Logia, expongan sus ideas y edifiquen juntamente con sus padres, hermanos, compañeros e hijos, la Obra que nos conduzca a la construcción de una Humanidad fraterna, tolerante y solidaria.

A otros hermanos, los más "puristas", les preocupa sobremanera cómo podrían llevarse a cabo las iniciaciones de mujeres puesto que, según ellos, los Rituales de Iniciación no están pensados para el sexo femenino (¡Es natural pues fueron redactados por hombres!).

¿Qué problemas tendría la convivencia en una Logia, por ejemplo, de hombres y mujeres? ¡Los mismos que tenemos hoy trece o catorce varones!

¿Qué diferencias podrían existir en cuanto al Ritual de Iniciación? Simplemente la adaptación del Ritual al necesario pudor. Estamos hablando de Iniciación y no de la dramatización, al pie de la letra, de un Ritual pensado por y para hombres. Qué es más importante: ¿El espíritu o la Letra?

Está comprobado, lamentablemente, que los que decimos rechazar los dogmatismos, podemos caer en otros de distinto signo pero no menos peligrosos, por el férreo apego a simples prejuicios culturales que nos impiden evolucionar de acuerdo con la razón.

Hemos de profundizar, con la valentía necesaria y de una vez por todas (¡bajar a los más profundo de nosotros y no solamente encontrar, sino "labrar" esa piedra dura y resistente a todo ejercicio de tolerancia y amor!) en este problema humano que, hoy por hoy, divide a gran parte de la Humanidad en dos bandos condenados a entenderse. ¡No existe otra solución, y por mucho que algunos se empeñen en retrasarla tiene que llegar el día de la igualdad!

La Masonería siempre ha tenido a gala ser adelantada en la evolución de la Humanidad. Hoy, a las puertas del siglo XXI, es necesario que los gestos releven a las palabras o, de lo contrario, estaremos impidiendo a más de la mitad de esa Humanidad, que decimos desear mejorar con nuestro diario Trabajo, el acceso al Conocimiento.

¿Sería esta actitud no Masónica de recibo? ¿Estaría nuestra actuación en consonancia con lo que decimos desear?

Un poco de reflexión seria y pausada, se hace necesaria en este asunto que, por su enorme importancia, bien lo merece.

No podemos seguir escondiéndonos tras "cortinas" de antropología trasnochada o ideas producto de miedos y temores subjetivos. Debemos dar un paso adelante que, reconozco, para muchos significará un importante cambio en sus estructuras mentales.

Queramos o no, estemos de acuerdo o no, ha llegado el tiempo de posicionarse en este asunto que divide a la masonería universal en dos bandos antagónicos. Nosotros, los que trabajamos la Piedra Interior, debemos ser justos (¡que no generosos!) con las que, en un acto de amor supremo e irrepetible, nos dieron la vida y, ahora, llaman a nuestras puertas en demanda de Trabajo.

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