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sábado, 21 de octubre de 2017

Método de trabajo desde la piedra bruta

Método de trabajo desde la piedra bruta
Por Máximo E. Calderón


Para los antiguos masones operativos, la piedra bruta era la materia prima con la que finalmente iban a construir catedrales, edificios, castillos, palacios, templos y todo lo que el maestro arquitecto pudiera diagramar para generar un producto bello, fuerte y generalmente provisto de una alta carga de simbolismo.

El valor agregado de la piedra iba en aumento a medida que se realizaba sobre ella un trabajo cada vez mas fino, y generalmente a los trabajadores se les pagaba por unidad terminada, lo que se conoce como trabajo a destajo.

En la moderna Francmasonería ya no se trabaja sobre piedras minerales, sino sobre "piedras humanas", pero el proceso de elaboración del producto terminado, viene a ser exactamente el mismo.

Debido a frecuentes errores entre los masones actuales que hablan de pulir la piedra bruta, se hace necesario aclarar y explicar adecuadamente cuales eran los distintos pasos del proceso de elaboración de las mal llamadas piedras cúbicas, que en su mayoría eran paralelepípedos de sección cuadrada o de sección rectangular. Las verdaderas piedras cúbicas suelen ser muy pocas en una construcción.

Debe quedar claro desde un comienzo, que jamás un masón operativo iba a ponerse a pulir una piedra en estado bruto.

Justamente por lo tosco del material, lo que el trabajador debía hacer era desbastar esa porción pétrea hasta quitarle las partes sobrantes, y darle un formato adecuado para el siguiente paso en el proceso, que sería el tallado.

Una vez desbastada la piedra, estaba en condiciones de ser tallada. Y ya no hablamos de una piedra bruta, sino de una piedra desbastada.

El tallar la piedra, posiblemente no haya sido tarea de los mismos obreros encargados del desbaste, ya que se necesita una mayor precisión y delicadeza en la tarea.

Tallar la piedra significa una gran evolución en el espíritu humano, por sobre la simple tarea de desbastar. Una evolución de muchos miles de años y ya veremos por que.

Una vez tallada la piedra y con el formato final adecuado a las necesidades de ese momento, la piedra podía pasar a un último proceso que es el pulido.

No siempre las piedras eran pulidas, ya que es un trabajo demasiado fino e innecesario para algunos sectores de las edificaciones a donde no llegaría jamás la vista del hombre.

Las piedras pulidas eran las que quedarían expuestas, y no tocaba a todas ellas el mismo nivel de pulimento, sino que también eso dependía del lugar en la edificación que deberían ocupar.

No tenía el mismo pulido una piedra de un frontispicio, que la de una pared lateral; y las piedras con molduras sobrellevaban el mayor trabajo de pulido, al igual que los mármoles y granitos espejados.

Además es importante tener en cuenta que el pulido mas fino siempre se realizaba sobre la cara que quedaría expuesta, y no sobre las otras cinco caras que iban a permanecer ocultas a la vista.

Tan importante es diferenciar el desbastado, el tallado y el pulido de las piedras, que hasta la historia del hombre sobre la Tierra se divide de la misma forma. Según terminología acuñada por John Lubbock en 1865, los períodos a comparar serían los siguientes:

- La Edad de Piedra temprana: corresponde al período que va desde la aparición del hombre hasta hace unos doscientos mil años atrás. Es el período más burdo de la historia humana, el más torpe y el que cuenta con menos detalles destacados.

- La Edad de Piedra tallada: conocida también como el Paleolítico o antigua Edad de Piedra. Desarrollada hasta unos diez mil años atrás, es la época en que el hombre creó herramientas tallando la piedra (dejó de usar solo huesos y palos), y pasó a fabricar sus armas, sus utensilios y sus útiles de labranza con piedras talladas.

- La Edad de Piedra pulida: conocida también como el Neolítico o nueva Edad de Piedra. Desarrollado hasta unos 4000 años antes de la Era Cristiana, es el momento en que el hombre además de tallar la piedra, aprendió a pulirla para darle las más finas y suaves terminaciones.

Llevando estas elementales nociones de Historia del espíritu humano, al estricto campo de la moderna Masonería especulativa, y sabiendo que a cada grado simbólico le corresponde un determinado tipo de trabajo sobre la piedra, comprendemos entonces que viene a resultar inapropiado confundir cosas tan distintas como el desbastado, el tallado y el pulido de una simple piedra.


La moderna Francmasonería utiliza las herramientas del antiguo masón operativo como parte de una analogía, en la cual las piedras brutas serían los seres humanos comunes y corrientes, que a través de un proceso de trabajo sobre sí mismos, deben llegar a retirar sus partes mas toscas para acercarse a algo mas fino y delicado, tanto en lo estético como en lo moral.

Recordemos que al comienzo de la Masonería moderna, la cultura y el conocimiento eran potestades de los sabios y de los estudiosos.

En una época en que muchos monarcas europeos no sabían leer ni escribir, con mayor razón el grueso de los pueblos tampoco tenía acceso masivo a la cultura, por lo que las Logias masónicas del Siglo XVIIIeran eminentemente educativas.

Justamente el Diccionario de la Real Academia Española, en su tercera acepción define la palabra “desbastar” como: Quitar lo basto, encogido y grosero que por falta de educación tienen algunas personas.

El masón Aprendiz, tiene justamente la tarea de desbastar su piedra bruta, de educarse y de quitar de sí sus partes más toscas y torpes.

Es su deber el silencio dentro de la logia, y en la búsqueda de aumentar la precisión de sus trabajos, debe observar al detalle la labor de los Compañeros y los Maestros de su Taller.

El Compañero masón, ya ha pasado por la etapa del Aprendiz y ahora su responsabilidad aumenta. Observando y aprendiendo de quienes tienen mayor experiencia ha desbastado su piedra, y puede comenzar con el tallado.

Tallar su propia piedra es la tarea del Compañero, pero ya no hablamos de una piedra bruta, sino una piedra con forma y volúmenes bien determinados.

Dijimos antes que muchas veces las piedras para los edificios no se pulían, sino que se usaban solamente talladas.

Esa es la gran importancia del grado de Compañero. Su piedra tallada, su trabajo culminado, ya es útil para la edificación de la Sociedad.

El Maestro masón, tiene un grado que por mucho tiempo no se utilizó en la moderna Francmasonería.
Las logias o talleres de los antiguos masones operativos, estaban generalmente integradas por Aprendices y Compañeros, ya que los Maestros venían a ser los “contratistas” de las obras, y configuraban la parte patronal.

Sin embargo el grado de Maestro apareció en las logias especulativas, y su trabajo sobre la piedra tallada es simplemente pulirla, hacerla suave, eliminar las rugosidades y retocar los pequeños errores que pudiera haber dejado el Compañero.

Y no hablamos de la tarea de enseñar que tendría el Maestro, porque en nuestro análisis estamos hablando de una misma persona que fue profano una vez, desbastó su piedra bruta como Aprendiz, como Compañero tuvo que tallar la piedra previamente desbastada, y como Maestro y una vez en la cumbre de los grados simbólicos, tuvo como tarea pulir su propia piedra hasta dejarla suave y purificada de todo error o imperfección.

Obviamente estas analogías son ideales y muchas veces utópicas dentro de la carrera masónica de un Ser Humano, pero es muy importante tener en cuenta las diferentes etapas en el trabajo de piedra individual.

Por ello no debe hablarse de la piedra bruta como si en todo momento estuviéramos paralizados en la primera etapa de la evolución.

Es completamente erróneo hablar de tallar la piedra bruta, y el error deviene burdo y grosero cuando se habla de pulir esa piedra bruta.

El pulido es tarea del Maestro masón, y ningún ser medianamente inteligente se pondría a pulir una piedra bruta. Tampoco a tallarla, ya que la tarea del Compañero se hace solamente sobre una piedra previamente desbastada.

Pero llevemos estos errores teóricos al campo práctico y de la casuística. ¿Qué pasaría cuando un masón se pone a pulir su piedra bruta?

Empezando por el Aprendiz, estaría haciendo un trabajo vano por varias razones. No solo que jamás desbastaría sus partes más groseras, burdas y torpes, sino que estaría realizando un trabajo que no le corresponde y que además no conoce.

 

El resultado sería un masón fracasado.

Generalmente estas personas duran poco en la Institución, y si permanecieran en ella, serían altamente nocivas para la Fraternidad y para la Sociedad en su conjunto. Son solo piedras brutas brillantes, que nada quitaron de lo grosero que les sobraba, y que seguramente están resentidas con el método masónico ya que no comprendieron nunca su labor y su función, pero su tosquedad ahora es un poco más llamativa y suave.

Siguiendo con el Compañero, el error aquí es doble aunque los perjuicios no llegan a ser tantos.

Un Compañero nunca debería trabajar en forma alguna sobre una piedra bruta. Si lo hace es porque aún sigue siendo un principiante Aprendiz, que todavía tiene que seguir desbastando su piedra antes de empezar el trabajo mas fino.

Tenemos aquí el caso de Aprendices que han recibido un aumento de salario antes de tiempo, cuando aún no habían desbastado sus aristas torpes, y su piedra quizá no tiene el formato básico de paralelogramo que se requiere de él.

Estos Compañeros llevan sobre sí el vicio de la soberbia, y será muy difícil que vuelvan a tener una oportunidad de quitarse sus sobrantes más toscos e informes.

Ni que decir tiene el hecho de su trabajo de pulido de la piedra como algo poco útil. El Compañero no debe pulir sino tallar, y así darle forma a su vida y dejarla lista para ser útil al edificio social.

Y se supone que su piedra bruta ya no lo es tanto porque antes la trabajó como Aprendiz, por lo que quizás algo de formato tenga.

Pero pulir una piedra que aún no ha sido tallada representará un prolongado esfuerzo para el Compañero, del que solo obtendrá un producto final mediocre y de baja calidad.

El caso de un Maestro masón puliendo una piedra bruta, ya merece una consideración especial por la gravedad del asunto.

Seguramente ya aprendió a desbastar, también a tallar, pero a la hora de pulir nos encontramos con que todavía la piedra en cuestión no ha dejado de ser una piedra bruta.

Y es muy grave ver esta situación con Maestros masones de carrera meteórica, que sin el conocimiento simbólico correctamente aprehendido, nunca dejaron de ser piedras brutas.

Para desbastar la piedra hay que pegarle fuerte y quitarle grandes trozos sin contemplación alguna, con el único objetivo de llegar a la piedra perfecta. Tratada con demasiada suavidad y desidia a la hora del desbaste, quizá apenas acariciada a la hora del tallado, no importa la energía que se le ponga a la hora del pulido.

La piedra bruta pulida en manos de un Maestro es el peor resultado imaginable que puede llegar a acontecer.

Allí es que nos encontramos con Maestros de tercer grado o de los grados filosóficos, con increíbles ínfulas de grandeza, rellenos de una soberbia a toda prueba. Ciegos, sordos y mudos ante todo lo que acontece mas allá de su limitada visión de las cosas.

Estos nefastos personajes, son lo peor de la Masonería especulativa, con un parangón que jamás hubiera podido ocurrir si lo comparamos con los antiguos masones operativos.

Entonces a no olvidar.

a) La piedra bruta no se pule, se desbasta (tarea del Aprendiz).
b) Luego la piedra debe ser tallada (tarea del Compañero)
c) Finalmente la piedra se pule (digna tarea del Maestro masón).

No en vano el hombre tuvo que tallar la piedra durante casi doscientos mil años antes de aprender a pulirla. Por ello es indispensable nunca confundir los términos y no saltear jamás los pasos del proceso.

No vaya a ser que equivoquemos nuestro trabajo simbólico y después de muchos años de Masonería, tengamos un producto final solamente útil para colocar de adorno sobre algún mueble, y mostrarlo orgullosos a los amigos que nos visitan.

http://hermanostrespuntos.blogspot.pe/2010/09/metodo-de-trabajo-desde-la-piedra-bruta.html

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