Escribe: Herbert Oré Belsuzarri.
Hiram había grabado
la palabra sobre un triángulo de oro puro que llevaba siempre pendiente de su
cuello colocada sobre su pecho la superficie en que la palabra estaba grabada,
cuando lo asesinaron arrojo el triangulo a un pozo ubicado en el extremo
oriente, hacia la parte del medio día, Salomón ordeno la pesquisa de la
joya. Pasado un día tres maestros en la
hora del medio día, observaron que los rayos del sol hacían brillar un objeto
en el fondo, bajaron y hallaron el delta que le fue entregado a Salomón, quién
exclamo: Ya esta aquí la palabra de… ¡Gracias a Dios!.
Llamo a los quince
maestros elegidos, más los nueve que construyeron la bóveda secreta, y
acompañado de los tres que lo descubrieron, descendieron a la bóveda. El
triángulo se incrusto en medio del pedestal y se cubrió con una piedra de ágata
de forma cuadrangular.
En la cara superior
de esta piedra se grabo una palabra sustituta y en la inferior las palabras de los masones operativos.
Salomón prohibió a los 27 elegidos secretos, pronunciar el nombre del Gran
Arquitecto y recibió de ellos el juramento de no mencionar lo allí ocurrido. Se
colocaron delante del triángulo tres lámparas de nueve flameros cada una, y se
sello la cámara conocida como la Bóveda Sagrada.
El secreto quedo
entre los 27 elegidos a quienes Salomón les dio un anillo de oro, se gobernaron
por si mismo en las obras, hasta que Nabucodonosor invadió a Jerusalén tras diez y ocho meses de
sitio, ordeno la destrucción del templo y los habitantes conducidos cautivos a
Babilonia el año 606 a.C.
Después de setenta
años Ciro dio la libertad a los judíos y les restituyo los tesoros del templo.
Zorobabel descendiente de los primeros de Judea, honrado con su distintivo de
Caballero de su Orden, se puso a la cabeza del pueblo judío y emprendió la
marcha a Jerusalén.
En la lucha para
retorna a Jerusalén perdió el distintivo de honor que le proporcionó Ciro, y
apoyado por los masones logró retornar a Jerusalén, donde los elegidos se
reunían en secreto para vigilar la Bóveda Secreta que no había sido
descubierta.
Zorobabel fue
admitido a la confraternidad por Ananías, jefe de los masones, y se dispusieron
a reedificar el templo, siendo molestado por sus enemigos, por esta razón
trabajaban sin abandonar las armas. A consecuencia de esto siempre tuvieron en
una mano la espada y la trulla en la otra.
Nuevamente el
templo fue destruido por los romanos el año 70 d.C. los masones se escondieron y
permanecieron unidos, propagándose por el mundo en sus nuevos trabajos.
En “El Grado de
Maestro os invitan a reflexionar sobre el terrible tema y os enseña a concebir
que para el hombre justo y virtuoso la muerte es menos temible que la mentira y
el deshonor”. Los masones interpretan el mito de la muerte de Hiram en términos
morales: el maestro Hiram simboliza la Justicia, el Genio y el Arte, mientras
los tres malos compañeros constituyen la Ignorancia, el Fanatismo y la
Ambición.
En la iniciación
del Maestro, el candidato representa a Hiram y recrea la leyenda. Este
psicodrama es susceptible de muchas lecturas. La moralista es la más evidente y
la más aceptada en las logias. La dualidad muerte-resurrección se tiene como
una renuncia a los vicios que corrompen la naturaleza humana.
Pero en el grado
de Maestro Secreto lo que se busca es la trascendencia, la trasmutación, fijar la atención y deseo sublimado en la esencia interior de las cosas, y no sobre la apariencia exterior,
con la finalidad de que la voluntad adquiera el poder de transmutación que convierta el vil metal en oro, o el mal en bien en
todas las circunstancias de la vida.
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