Herbert Oré Belsuzarri
PIRAMIDES Y
LEYENDAS INCAS.
Pero no solo son
las pirámides de Caral que nos inquietan, también están las pirámides de la
Cultura Moche de la Costa Norte del Perú.
Las pirámides
moches se caracterizaron por estar construidos con adobes. Los adobes para la
construcción de las pirámides de la Huaca del Sol y la Luna, la de Sipán o El
Brujo tienen 2 características importantes: eran hechos con moldes y tenían la
marca del fabricante. La fabricación con moldes permitía tener adobes con las
mismas dimensiones y calidad. En la cara superior del adobe se hacían unas
marcas. Estas eran puntos y rayas, o aspas. Se cree que las marcas corresponden
a la comunidad que los fabricó, y que servían para controlar la cantidad de
adobes con los que contribuían en la construcción de la Huaca. En la piramide
de El Sol se han encontrado por lo menos 96 marcas distintas.
En base a los
estudios de la arcilla de los adobes, se ha determinado que secciones enteras
de la Huacadel Sol yla Luna están construidas con adobes provenientes de una
misma cantera, y tienen un mismo tipo de marca.
Las pirámides de
Túcume son notables por su extraordinario tamaño: según estimaciones, más de
130 millones de ladrillos de adobe secados al sol fueron necesarios para
construir la más grande de450 m de largo, 100 de ancho y 40 de altura.
Según mitos y
leyendas, cada peldaño representaba una fase de desarrollo en la vida humana,
la cual tenía que ser disfrutada plena e integralmente. La subida era penosa y
al llegar a la cima, se lograba un espíritu elevado y la ceremonia en aquel
tiempo era un acontecimiento festivo en la vida de aquellos seres humanos.
La cultura Moche
se desarrollo principalmente en la costa Norte del Perú en los departamentos de
Lambayeque y La libertad, Aunque sus manifestaciones llegan hasta los
departamentos de Piura por el Norte y Ancash por el Sur. Se trata de una
cultura básicamente costera, que se asienta en una región única en el Perú
donde la costa es bastante mas ancha que en el resto del litoral peruano, donde
los valles suelen ser bastante angostos y de poco potencial agrícola.
Al ser esta costa
de mayor tamaño permite la formación de valles sumamente productivos por la cantidad
de agua y facilitando la aparición de manifestaciones culturales de gran
envergadura como las Moche.
Nuevamente debemos
remarcar que las pirámides descritas son similares a los zigurats sumerios,
esta vez ambos son de ladrillo.
Pero esta zona
también tiene una leyenda que fue recogida por el cronista Miguel Cabello de
Valboa, dentro de su obra Miscelánea Antártica (1586). Esta tradición oral fue
narrada al cronista español por Martín Farrochumbi, cacique de Túcume. Debemos
advertir que la transcripción es tal conforme se halla en el original, incluido
los errores ortográficos.
Dicen los
naturales de Lanbayeque (y con ellos conforman los demas pueblos a este valle
comarcanos) que en tiempos muy antiguos que no saben numerarlos vino de la
parte suprema de este Piru con gran flota de Balsas un padre de Compañas,
hombre de mucho valor y calidad llamado Naimlap y consigo traia muchas
concubinas, mas la muger principal dicese auerse llamado Ceterni trujo en su
compañía muchas gentes que ansi como á capitan y caudillo lo venian siguiendo,
mas lo que entre ellos tenia mas valor eran sus oficiales que fueron quarenta,
ansi como Pita Zofi que era su trompetero o Tañedor de unos grandes caracoles,
que entre los Yndios estiman en mucho, otro Ñinacola que era el que tenía
cuidado de sus andas y Silla, y otro Ñinagintue a cuio cargo estaua la vevida
de aquel Señor a manera de Botiller, otro llamado Fonga sigde que tenia cargo
de derramar polvo de conchas marinas en la tierra que su Señor auia de Pisar,
otro Occhocalo era su Cocinero, otro tenia cuidado de las unciones, y color con
que el Señor adornava su rostro, a este llamauan Xam muchec tenía cargo de
bañar ál Señor Ollop-copoc, labrava camisetas y ropa de pluma, otro principal y
muy estimado de su Principe llamado Llapchiluli, y con esta gente (y otros
infinitos oficiales y hombres de cuenta) traia adornada, y auturizada su
persona y casa.
Este señor
Naymlap con todo su repuesto vino á aportar y tomar tierra á la boca de un Rio
(aora llamado Faquisllanga) y auiendo alli desamparado sus balsas se entraron
la tierra adentro deseosos de hacer asiento en ella, y auiendo andado espacio
de media legua fabricaron unos Palacios á su modo, a quien llamaron Chot, y en
esta casa y palacios convocaron con devocion barbara un Ydolo que consigo
traian contra hecho en el rostro de su mismo caudillo, este era labrado en una
piedra verde, a quien llamaron Yampallec (que quiere decir figura y estatua de
Naymlap). Auiendo vivido muchos años en paz y quietud esta gente y auiendo su
Señor, y caudillo tenido muchos hijos, le vino el tiempo de su muerte, y porque
no entendiessen sus vasallos que tenia la muerte jurisdicion sobre el, lo
sepultaron escondidamente en el mismo aposento donde auia vivido, y publicaron
por toda la tierra, que el (por su misma virtud) auia tomado alas, y se auia
desparecido.
Los pueblos
costeros recordaban las leyendas de unos dioses que guiaron a sus antepasados a
las tierras prometidas y de unos gigantes que les robaron las cosechas y
violaron a sus mujeres. Los pueblos del altiplano, de los cuales los incas eran
los dominantes en la época de la Conquista, reconocían la guía divina en todo
tipo de actividades y oficios, en el crecimiento de las cosechas, en la
construcción de las ciudades. Contaban los Relatos del Comienzo -los relatos de
la creación- de los días turbulentos, de un arrasador Diluvio. Y atribuían el
inicio de su realeza y la fundación de su capital a los poderes de una varita
mágica de oro que portaba Manco Capac.
Tomado del libro "¿De donde llegaron los
hombres blancos y barbados de las leyendas incas? del
escritor masón Herbert Oré Belsuzarri.
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