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lunes, 21 de diciembre de 2015

Las Joyas del Ara

Las Joyas del Ara

INTRODUCCION

El Diccionario masónico señala del Ara, “Mesa consagrada por los Francmasones para recibir los juramentos y depositar en ella el Libro de la Ley y los atributos del grado en que se celebren las sesiones”, el vocablo Ara significa Altar o Piedra de los Sacrificios, es la mesa, o monumento religioso dispuesto para inmolar a la víctima y ofrecer el sacrificio, el masón ofrece su compromiso consciente, sobre esta se coloca el Volumen Sagrado de la Ley (Biblia), una Escuadra y el Compás, así se constituyen las Tres Grandes Luces de la Masonería. Además se coloca la Constitución Masónica de la Gran Logia. El Altar es semejante al Tabernáculo del Pueblo Hebreo, también a los altares egipcios y romanos, ahí se representa la verdad que debe descubrir todo Masón por la perseverancia, el estudio y la constancia en la práctica de todas las virtudes. Alrededor de este Altar encontramos tres columnas (Sabiduría, Fuerza y Belleza) dispuestas en forma de Escuadra, sobre las cuales se colocan Cirios, que permanecerán encendidos durante los trabajos en la Logia.

Este trazado apunta a mostrar interpretaciones que motiven nuestra discusión y reflexión. 

DESARROLLO

La estructura del Ara puede ser sencilla, o tratarse de una construcción soberbia con pretensiones de eternidad, pero en cualquier caso, es la forma que ha tenido el hombre, desde sus épocas más remotas, de manifestar su fe y su esperanza; el lugar que representa lo que venera, lo que respeta, o lo que considera superior a él. La forma cúbica del ara, como la que vemos en nuestro templo, inspirada en la que adornaba primero el Tabernáculo, y luego el Templo del Rey Salomón, señala con sus caras los cuatro puntos cardinales, simbolizando las cuatro estaciones, los cuatro elementos de la naturaleza, y cuatro principios fundamentales: querer, callar, saber y osar.

Se ha definido a la Masonería como la ciencia de la moral, velada por alegorías, e ilustrada con símbolos, Símbolo es cualquier cosa que, por la representación, figura o semejanza, nos da a conocer o nos explica otra, a medida que se profundiza en su interpretación, ese lenguaje simbólico va cobrando para cada uno un significado personal, vivenciado y no siempre transferible, que tiene por objeto llevar al masón al encuentro de un mensaje que lo conduzca hacia la verdad y hacia la luz.

El Ara es también el símbolo de la tumba, hacia la cual camina el hombre. Entre Columnas, el Masón representa al hombre que nace; pero marcha hacia el Ara. El Altar o Ara constituye el lugar más importante Templo Masónico, pues a su frente se realizan los actos más solemnes, como juramentos, consagraciones y afiliaciones siendo imprescindible para todo trabajo en la Logia, en torno al Ara se organizan los trabajos de cada taller. Cuando el recipiendario realiza ante el Altar su promesa de honor, El Ara ha oficiado como Altar de Sacrificios, habiendo inmolado allí su pasado, en especial sus pasiones y sus vicios, como una ofrenda al G.·.A.·.D.·.U. pero esta se trata de una elección, de una opción consciente.
Este altar se eleva física y simbólicamente desde el mosaico, concepción dualista de la vida. Está por encima de lo bueno y lo malo que es propio del diario vivir.

Sobre el ara encontramos el libro abierto, en nuestro caso es la Biblia, la Biblia es la Luz sobre nosotros no como autoridad dogmática, sino como expresión de fe en una ordenación moral del mundo; la Biblia es el libro adoptado como Volumen de la Ley por los fundadores de la Orden.

Fue así por tratarse del compendio de historias, mitos y leyendas mejor conocido en el medio cultural en el que surgió la Masonería simbólica, heredera de la tradición de los constructores sagrados que, a su vez, asumieron durante el medioevo la religión de los países europeos en los que trabajaban, haciendo de ella su referente moral.

Aunque, para los masones que profesen las religiones judía o cristiana, sea la Biblia contenedora de revelaciones divinas (sólo Antiguo, o bien Antiguo y Nuevo Testamento, en cada caso), el valor único que la Biblia detenta para la Masonería universal andersoniana es simbólico y no dogmático.

Representa el compendio o Volumen del que surgen las narraciones que dan pie a la estructuración de los diferentes grados masónicos, sin que ello signifique la aceptación personal por los masones de la historicidad de todos los hechos que refiere la Biblia, ni de valores religioso-dogmáticos concretos.

Son los valores humanos permanentes, susceptibles de ser simbolizados y aplicados con carácter universal, los que escoge la Masonería como expresiones de la Ley sagrada o Ley universal. Esos mismos principios se hallan contenidos también en otras obras históricas situadas fuera de lo que se entiende tradicionalmente por cultura occidental, como son los compendios de las tradiciones hindú, persa, musulmana, etc. Puesto que desconocen aún el valor simbólico que la Biblia tiene en el método masónico, quienes ingresan en la Orden pueden elegir cualquiera de esas obras para prestar su juramento de compromiso personal y también abstenerse de jurar, limitándose a prometer. Por ello, junto a la Biblia, se puede colocar, para tomar juramento, cualquier otro volumen de referencia moral conocido y aceptado por el neófito.

Dicho esto, es importante subrayar que solamente las narraciones contenidas en la Biblia tienen valor funcional didáctico en los diversos grados del método masónico, ya que son símbolos extraídos de ella los que sirven de base a las reflexiones iniciáticas propuestas por el método en cada caso. Aunque existan narraciones o fábulas con el mismo contenido simbólico que el del mito de Hiram. Igualmente, las palabras simbólicas clave de cada grado fueron extraídas de esa fuente de datos por los creadores de los rituales que integran el método iniciático Masónico. La Biblia constituye un elemento indispensable de la cultura masónica pero colocando siempre sobre ella la escuadra y el compás, que son los otros dos referentes simbólicos con arreglo a los cuales se valoran las narraciones bíblicas.

El compañero ya se sirve de otras herramientas y sabiendo de la plomada y el nivel ya puede levantar muros. Amos, el profeta, en su visión de la plomada, anuncia que las murallas de los templos, de los tribunales y de las casas de los hebreos, están condenadas a desplomarse, pues han sido construidas sin las herramientas que proporcionan estabilidad. Amón pedía a sus compatriotas que se ilustraran y cultivaran para no ser simples esclavos de sus prejuicios, y que purificaran sus mentes para la virtud. Qué tribunal se sostiene sin el nivel, sin considerar que todos somos iguales ante la ley. Qué casa levantada sin plomada mantiene equilibrio y virtud. Amos pedía la ilustración y la virtud para no ser esclavos de vicios y prejuicios. El compañero observa, mide, coteja, examina y aprende de lo bien hecho por otros. El compañero sabe al fin, que el prejuicio es edificar sin cimientos.

El nivel, que mide la horizontalidad de las superficies, representa la igualdad en nuestra apreciación de los demás, huyendo de discriminaciones interesadas e injustas.

El nivel es una herramienta esencial a masones, esto es el símbolo de la igualdad social, la base de la naturaleza directa. De ninguna manera, él representa la nivelación de los valores. Él no puede quitar las numerosas disparidades de la naturaleza, la existencia diferencias profundas. Pero uno puede realizar una cierta igualdad social, para que los derechos de los hombres, en la vida, en la instrucción, en la felicidad, en la justicia, es el mismo.

http://companeros105.blogspot.pe/2006/07/las-joyas-del-ara.html

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