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jueves, 21 de enero de 2016

¿Y QUE ES LO QUE REALMENTE SABEMOS?

¿Y QUE ES LO QUE REALMENTE SABEMOS?


Por: Diego Rojas

El hombre emplea la palabra hablada o escrita para expresar el significado de lo que desea transmitir. Su lenguaje está lleno de símbolos pero también emplea con frecuencia signos o imágenes que no son estrictamente descriptivos. Algunos son meras abreviaciones o hileras de iníciales como, ONU, UNICEF, o UNESCO; otros son conocidas marcas de fabrica, nombres de medicamentos patentados, emblemas o insignias. Aunque estos carecen de significado en sí.

Una palabra o una imagen son simbólicas cuando representa algo más que su significado inmediato y obvio. Tiene un aspecto implícito más amplio que nunca está definido con precisión o completamente explicito. Ni se puede esperar definirlo o explicarlo.

Un buen ejemplo de la función que desempeña el símbolo universal es ese relato, escrito en lenguaje simbólico, que casi todo el mundo conoce en nuestra cultura occidental: el libro de Jonás. Jonás oye la voz de Dios diciéndole que vaya a Nínive y predique a sus habitantes, exhortándolos a que abandonen sus malas costumbres, so pena de ser destruidos. Jonás oye la voz de dios a pesar suyo, y por eso es profeta. Pero es un profeta poco dispuesto a serlo porque, aunque sabe lo que debe hacer, trata de rehuir el mandato de dios (o podríamos decir, la voz de su conciencia). Es un hombre a quien no le importan los demás seres humanos. Es un hombre con un fuerte sentido de la ley y el orden, pero sin amor.

¿De qué modo expresa esa historia los procesos interiores de Jonás?

El relato nos dice que Jonás desciende a Joppe y encuentra un barco en el que se embarca para trasladarse a Tarsis. En pleno océano se levanta una tempestad y mientras todo el mundo se alarma y se asusta, Jonás baja al interior del buque y cae en un profundo sueño. Los marineros creyendo que dios debía haber enviado la tempestad porque sin dudad viajaba alguien que debía ser castigado, despiertan a Jonás, que les había comunicado su propósito de rehuir del mandato de dios. Los marineros toman a Jonás y lo echan al océano, que inmediatamente deja de bramar. Jonás es tragado por un gran pez en cuyo vientre permanece tres días y tres noches. Allí ruega a dios que lo libere de la prisión. Dios hace que el pez vomite a Jonás en tierra firme y Jonás se dirige a Nínive cumple con el mandato de dios y salva a los habitantes de la ciudad.

La historia relata los hechos como si hubiesen ocurrido. Sin embargo, está escrita en lenguaje simbólico, siendo los episodios realistas que se describen símbolos que de las experiencias internas del protagonista. La entrada al barco, el descenso al interior del buque, el acto de acostarse a dormir, la permanencia en el mar, la estada en el vientre del pez. Todos estos símbolos representan la misma experiencia interna: el estado de protección y aislamiento de resguardo retiro de todo contacto con otros seres humanos. Figuran lo que podría representarse con otro símbolo, el feto en el vientre de la madre. Diferentes como son en la realidad el interior del navío, el sueño profundo, el océano y el vientre de un pez, todos estos expresan la misma experiencia interna, la mezcla de protección y aislamiento. Asimismo, la experiencia fluctúa entre su conciencia y su deseo de escapar de su voz interior vemos claramente que sus distintos actos producidos uno a continuación del otro, también expresan una misma disposición de ánimo en su actor; y que la sucesión en tiempo transmite la creciente intensidad del mismo sentimiento.

En su tentativa de huir de sus obligaciones para con sus prójimos, Jonás se aísla cada vez más hasta que, dentro del vientre de un pez, el elemento protector ha sido reemplazado por el elemento aprisionador que Jonás no aguanta más y se ve obligado a rogar a dios que lo saque de donde él mismo se había puesto. La fuga de Jonás hacia el aislamiento protector termina en el terror de verse encarcelado, de esta manera Jonás reanuda su vida desde donde trató de escapar.

Este lenguaje simbólico que nos presenta un pasaje bíblico es una clara muestra que no es la biblia un libro de historia o mensaje de un único mesías, sino más bien una guía de autoconocimiento o de normas sociales como lo puede ser cualquier otro libro religioso o social como la constitución; o quién podrá negar que no matar, no robar e incluso honrar a padre y madre son normas que nos permitan vivir en sana convivencia. Mas sin embargo reconozco que tiene sus falencias, al decir, que todos nacemos con un pecado original, (lo que soy yo nací con nada) falencias que tiene cualquier libro que pretenda crear un orden entre hombres nacidos en un mundo de devenir.

Tan solo constitución colombiana tiene una falencia que nos debe de generar vergüenza, el artículo 12 reza: Nadie será sometido a desaparición forzada, a torturas ni a tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes. Es como si al llegar a la casa de un amigo me dijera: no vaya a hacerse del cuerpo en el comedor ni a sonarse los mocos con el mantel de la mesa, eso daría para pensar: ¿qué clase de gente vive en esta casa? Muy distinto a lo que tradujeron los Guayu (etnia colombovenezolanda de indigenas): nadie podrá llevar por encima de su corazón a nadie, ni hacerle mal en su persona aunque piense y diga diferente.

Entonces, si jurar bajo elementos simbólicos estarían violando nuestros derechos de libertad estaríamos limitando nuestra libertad a nuestras creencias y con nuestras creencias la estaríamos afirmando como verdades universales limitando nuestro cuestionamiento, dejando de cuestionarnos por amor al cuestionamiento y nos cuestionaríamos por amor al saber, por eso la incansable búsqueda del saber en muchas ocasiones es la búsqueda de la invulnerabilidad emocional. Si supiéramos lo que es la valentía, la justicia, la piedad, la libertad etc., no sintiéramos la necesidad acuciante de someterlas al cuestionamiento, es decir, de pensar al respecto.

Por eso como diría Reiner María Rilke dejemos que nuestros juicios tengan silenciosamente y sin estorbo alguno su propio desenvolvimiento. Como todo progreso, éste ha de surgir desde dentro, desde lo más profundo, sin ser apremiado ni acelerado por nada. Todo está en llevar algo dentro hasta su conclusión y luego darlo a la luz. Dejar que cualquier impresión, cualquier sentimiento en germen, madure por entero en sí mismo, en la oscuridad, en lo indecible, inconsciente e inaccesible al propio entendimiento: hasta quedar perfectamente acabado, esperando con paciencia y profunda humildad la hora del alumbramiento, en que nazca una nueva claridad.

Pues Mis hermanos no cabe medir por el tiempo. Un año no tiene valor y diez años nada son. Ser Mason es: no calcular, no contar, sino madurar como el árbol que no apremia su savia, mas permanece tranquilo y confiado bajo las tormentas de la primavera, sin temor a que tras ella tal vez nunca pueda llegar otro verano. A pesar de todo, el verano llega. Pero sólo para quienes sepan tener paciencia, y vivir con ánimo tan tranquilo, sereno, extenso, como si ante ellos se extendiera la eternidad. Esto se aprende cada día. Lo aprendo entre sufrimientos, a los que, por ello, quedo agradecido. ¡La paciencia lo es todo!

http://obrerosdelalibertad.blogspot.pe/2009/08/y-que-es-lo-que-realmente-sabemos.html

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