Astarté, la Diosa Navegante
Bronce tartésico conocido como “Bronce Carriazo”, que representa a la diosa fenicia Astarté como diosa de las marismas y los esteros. El objeto se encuentra en el Museo Arqueológico de Sevilla y es una de las obras tartésicas más conocidas.
ASTARTE es el nombre griego de la principal diosa de la costa ibérica de influencia fenicia, la diosa semítica (Ashtart). Conocida por los sumerios como Inanna, por los acadios como Ishtar y por los israelitas como Asera. Los fenicios, principalmente los que provenían de Tiro, extendieron su culto en la colonia de Gades fundada en torno al 1100 aC. Su culto se extendió rápidamente entre las poblaciones tartésicas, que la aceptaron sin dificultad, gracias al recuerdo aún fresco de la adoración, en el 2º milenio a. C., a una Diosa Madre de la fecundidad.
De acuerdo con el libro The Early History of God, Astarte sería la encarnación correspondiente a la Edad de Hierro (después del 1200 a. C.) de la diosa Ashera, de la Edad de Bronce (antes del 1200 a. C.). Las representaciones pictóricas la muestran a menudo desnuda. Astarté fue aceptada por los griegos con el nombre de Afrodita o, como alternativa, Artemisa.
Astarté representaba el culto a la Madre Tierra y la fertilidad, progenitora de todos los seres vivos, era la diosa de la fecundidad, del amor y la vida, pero también podía serlo de los astros. Con el tiempo se tornó en diosa de la guerra por lo que se consagraban a ella las armas de los enemigos y recibía cultos sanguinarios de sus devotos. Se la solía representar desnuda o apenas cubierta con velos, de pie sobre un león. Sus símbolos eran el león, el caballo, la esfinge, la paloma, y una estrella dentro de un círculo que indica el planeta Venus.
El símbolo más común de Astarté era la luna creciente (o cuernos), de acuerdo a los estudios religiosos erudito Jeffrey Burton Russell , en su libro “El Diablo: Percepciones del mal desde la Antigüedad hasta el cristianismo primitivo” . En el Libro de los Reyes de la Biblia, se nos dice que una estatua de Asera se encontraba en el templo de Yahvé en Jerusalén. y que bajo la denominación de la «Reina de los cielos» (Jer 44,17) se practicaban sus rituales. Posteriormente, con la reforma de Josías, todo lo relacionado con Astarte y otras deidades fue extirpado del culto al formal Yahvé, como primer paso hacia la formación de una identidad propia, que comenzaría en un punto esencial de la nación israelita.
Como el culto a Astarté se basaba en la prostitución sagrada (tanto masculina como femenina), se cree que el nombre Astoret es una forma hebrea del nombre semítico Astarte modificado por los Hebreos con las vocales de la palabra bōshet (‘abominación’) cuando repudiaron el culto a la diosa Asera.
Los dioses principales del panteón fenicio son Baal y Astarté, y que mientras el primero es un dios masculino eminentemente solar, esta última es una deidad femenina identificada con Venus.
La diosa ha sido conocida como el deificado nombre “estrella de la tarde”. De hecho, según relatan los historiadores griegos y romanos de la antigüedad, en la costa sur de España había templos dedicados a una diosa relacionados con Astarté y con el citado planeta. Es posible –aunque no hay evidencias– que la prostitución sagrada también se realizara en la Península Ibérica. Heródoto escribió que la comunidad religiosa de Afrodita se originó en Fenicia y llegó a los griegos a partir de ahí. También escribió sobre el templo más grande del mundo de Afrodita, en una de las ciudades fenicias.
En el célebre yacimiento tartésico de El Carambolo (Sevilla) se descubrió una figura de la diosa, desnuda y tocada con una peluca de estilo egipcio. Data de la 2ª mitad del siglo VIII a. C., y posee una inscripción que aclara su advocación: “Ofrenda que ha hecho Baal Jaton, hijo de Dommelek y Abdibaal, hijo de Dommelek, nigromantes de Astarté, como agradecimiento a Astarté-Ur por haber escuchado sus plegarias”.
El bronce tartésico conocido como “Bronce Carriazo” es una representación de la diosa fenicia Astarté, como diosa de las marismas y los esteros, aunque con el peinado típico de la diosa egipcia Hathor, pero sin las orejas de vaca tan características de esta deidad. Astarté aparece representada en el bronce con túnica de mangas cortas ornada de lirios, y acompañada por dos torsos de aves cuyas alas se unen sobre la cabeza de la diosa. El objeto se encuentra en el Museo Arqueológico de Sevilla y es una de las obras tartésicas más conocidas.
En otro ejemplo, un lobo con las fauces abiertas acompaña a la diosa mater Astarté; en uno de los mosaicos primigenios –cantos rodados- más importantes de la Península ibérica (necrópolis ibérica de Cerro Gil –s. V a.C.-, Iniesta, Cuenca). Dea Mater de la cosmogonía mediterránea –influencia fenicia y griega-, en las advocaciones de Astarté, Tanit, Artemis y Hécate.
Lo más probable es que los pueblos indígenas no contaran con un cuerpo sacerdotal bien estructurado, sino que el contacto con la divinidad debía ser directo, en los santuarios, y el culto de los fieles se reducía a la realización de ofrendas con la intención de obtener un beneficio, salud, protección, etc… En el caso de producirse, los sacrificios se reducían a la inmolación ritual de pequeños animales, como las palomas ofrecidas a Astarté.
Las ofrendas podían consistir en alimentos, libaciones rituales de líquidos (leche, aceite, miel…) o quema de incienso, como demuestra el hallazgo de pebeteros y quemadores con imágenes de divinidades. Sin embargo, lo más habitual era la ofrenda de exvotos.
Astarté de La Galera.
Este carácter de ofrenda es también evidente en la Astarté encontrada en la Tumba de la Galera, la antigua Tutugi (Granada). Esta hermosa figura, enmarcada por dos esfinges, tiene una abertura en la cabeza y los pechos, con orificios, se apoyan en un cuenco. Los fieles vertían sus libaciones en la cabeza, y el líquido surgía de los senos, llenando el cuenco.
Estrabón, en su libro III, habla de una serie de santuarios a lo largo de la costa de Cádiz, que pueden identificarse con templos de navegantes que profesaban su culto, por lo que se habla de que en Hispania, Astarté era considerada protectora de los marinos. Desde las costas, las influencias llegarían por el interior hasta las provincias de Extremadura, Ávila y Salamanca.
Los motivos de la desaparición del pueblo de los Tartessos, ocurrida en el siglo VI a.C., siguen siendo una incógnita para los historiadores. Independientemente de las causas de su final, a partir de esa fecha la gran influencia fenicia de Astarte se ve superada por la diosa Tanit cartaginesa.
En la actualidad, perviven las peregrinaciones a los lugares de culto de la diosa Astarté, donde en la época fenicia había algún templo en su honor. Es el caso de la peregrinación del Rocío a las marismas de Huelva. Y es que cuenta una leyenda sevillana, que Hércules se enamoró de Astarté. La diosa se escondió en un lado del río Guadalquivir, pero Hércules se equivocó y la buscó en el lado contrario. Entonces Hércules fundó Sevilla, y Astarte fundó Triana en su lado del río.
FUENTES:
Wikipedia
VÁZQUEZ HOYS, Ana Mª; Diana en la religiosidad hispanorromana I Fuentes. Las diferentes diosas. UNED; Madrid, 1995.
Dioses y ritos en la antigua España – Mitología – Esfinge núm 2 – Mayo 2000 José Carlos Fernández http://www.editorial-na.com/articulos/articulo.asp?artic=7
Jeffrey Burton Russell. The Devil: Percepciones del mal desde la Antigüedad hasta el cristianismo primitivo . (Cornell University Press, 1977).
ALVAR, Jaime (coord). Entre fenicios y visigodos . Ed. Esfera de los libros. Madrid, 2008.
-BENDALA, Manuel. Tartesios, iberos y celtas . Ed. Temas de Hoy, 2000.
-BENDALA, Manuel. La Antigüedad: De la prehistoria a los visigodos . Silex ediciones, 1990.
-BLÁZQUEZ, José María. Religiones, ritos y creencias funerarias de la Hispania prerromana. Ed. Biblioteca Nueva, 2001.
https://santuariodelalba.wordpress.com/2014/04/20/mitologia-fenicia-astarte-la-diosa-navegante/
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