AMIGOS DEL BLOG

martes, 16 de septiembre de 2014

Meditación

Meditación

Cortesía: CARLOS NAPOLEON DEL CARPIO

La definición inicial puede ayudar a entender el problema en estudio. En primer lugar, veamos el origen de la palabra meditar. Meditar proviene de la raíz latina MEREDI, que significa SANAR. Los místicos de todos los tiempos han concedido una especial importancia a la meditación, pues es la técnica que nos permite abrir esa puerta a través de la cual podemos ingresar a la realidad espiritual de nuestro ser y a un conocimiento más amplio de nosotros mismos, de la naturaleza y del universo.


La meditación va más allá de un simple relajarse física y mentalmente, sirviendo como una vía de liberación del estrés cotidiano o como una práctica para mejorar el estado físico de la persona. La meditación es una herramienta sustancial en el desarrollo y progreso de nuestra vida espiritual.

En ese sentido la meditación es el camino que nos lleva a la común unión del Ser Interno con el Cósmico, es una experiencia de aprendizaje espiritual que permite elevar el nivel objetivo de la conciencia, cerrándose al mundo exterior, cambiando nuestro estado de receptividad, y a la vez generando un cambio en nuestro estado de comprensión y de entendimiento, lo cual facilita el camino para alcanzar la sabiduría intuitiva y el conocimiento noético.

La práctica de la meditación como proceso pasivo de la mente, constituye una herramienta que permite, en la medida que se practique, alcanzar un estado de elevación espiritual, de entonamiento, de armonización y de sintonía, con la Conciencia Cósmica o Conciencia Divina.

La meditación se basa necesariamente en el principio ontológico de que el hombre posee una naturaleza dual, es decir, tiene un cuerpo físico y un cuerpo Psíquico. Cuerpo y Alma. De este modo, entre otros aspectos, podría decirse que el objetivo principal de la meditación consiste precisamente en la toma de conciencia de nuestra verdadera naturaleza, “Ser Dual” y de nuestra verdadera realidad “Ser espiritual”. Si no se tiene en cuenta estas premisas previas no es factible adelantar en el arte de la meditación, ni avanzar en el progreso espiritual de nuestras vidas.

Con la meditación se busca alcanzar un estado de íntima unión con Dios, el Innombrable, el Todopoderoso, el Hacedor del Universo, el Gran Arquitecto del Universo, el Gran Alquimista, el Uno y el Todo, cualquiera que sea la denominación que se le otorgue. Asimismo, se espera alcanzar entre otros objetivos, la paz mental, mejorar la salud, lograr inspiración, silenciar o aquietar el ser objetivo, así como encontrar felicidad, creatividad, inspiración, incremento de energía, que se expresa en la acción y en el comportamiento del Ser Humano.

La meditación debe llevarnos a un nivel de desarrollo espiritual en el que el aforismo inscrito en los templos de la Grecia Antigua, como en la escuela de Crotona, sur de Italia, fundada por Pitágoras, aproximadamente 600 años antes de la Era Cristiana, estaba escrito “Conócete a ti mismo y conocerás a los dioses”. Este aforismo debe constituirse en una meta constante para alcanzar el autoconocimiento, Dicho de otro modo, “Para conocerse asimismo debe uno escuchar las palabras del Maestro Interior”. Para escuchar las palabras del Maestro Interior, la Voz Divina, los susurros del Alma, debe buscar y esforzarse en alcanzar un entonamiento que lo eleve hasta lograr una sintonía donde se de una intersección de lo Individual con lo Universal, de la conciencia personal con la conciencia Divina, del Yo Interno con el Yo Supremo. El Camino es la Meditación.

La práctica de la meditación debe ser realizada teniendo en cuenta sus etapas de preparación física, objetiva, mental y espiritual a fin de permitirnos alcanzar un estado de elevación espiritual, hasta lograr un momento de silencio mental, de Paz Profunda y de inspiración intuitiva o entonamiento con el Ser Interno.

En este breve artículo solo cabe señalar las etapas que la técnica de la meditación requiere para su ejecución. En primer lugar debe tenerse en cuenta el adecuado entorno físico que debe prepararse adecuadamente, consistente en aislarse en lugar exento de ruidos, con mínima luz, incluyendo alguna melodía inspiradora de preferencia orquestada, en bajo volumen.

Quemar incienso. Previamente debe procederse a un proceso de lustración, lavarse las manos y si posible el rostro, y tomar agua fresca, como muestra de purificación. Luego adoptar una posición cómoda, concentración, visualización y contemplación.

Alcanzado el silencio mental y la mente objetiva aquietada, uno se encuentra consigo mismo, entra en armonía cósmica, se sintoniza con el Alma Universal y se abandona a la calma interior, permaneciendo en este estado de receptividad durante algunos minutos, sin otro deseo que el de comulgar e inspirarse en la Consciencia Cósmica. En este estado se puede recibir inspiración para obtener respuestas a los problemas de variada índole en nuestra vida diaria. Por ello, la meditación encierra un aspecto práctico nada desdeñable.

Finalmente, habiendo alcanzado ese estado de elevación espiritual y estando en paz con nosotros mismos, cabe compartir con nuestros HH:. en toda la faz de la tierra pensamientos de Paz, Amor, Armonía, Bondad y Salud.

Para terminar, a guisa de una reflexión final citaré el siguiente dialogo. “Se le pregunto a Bhuda, qué has ganado con la meditación. El respondió, Nada. Sin embargo, te digo que he perdido la ira, la ansiedad, la depresión, la inseguridad y el miedo a la vejez y a la muerte”.

“En el camino de la espiritualidad la meditación es una herramienta sustancial”

No hay comentarios:

Publicar un comentario