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viernes, 31 de julio de 2020

Encuentro de dos Masones: Bolivar y Morillo


Encuentro de dos Masones: Bolivar y Morillo
Jorge Mier Hoffman



El saludo entre los masones es símbolo de fraternidad y hermandad. Suele ser parte de una ceremonia de reconocimiento, reconciliación, de fe y esperanza, que se ejecuta con una característica propia que sólo los masones saben reconocer.

Año de 1820: La guerra de la Independencia se ha estancado…! Irónicamente, Bogotá, la capital, está en poder de los patriotas venezolanos, mientras que Caracas, la otra capital, permanece en poder español… Bolívar está inmerso en la frustración y la impotencia de continuar su lucha, sus escasas provisiones sólo le permiten mantener a pocos hombres encubiertos entre la selva, en un intento de proteger infructuosamente la ruta que podría conducir a Morillo hacia la capital de la Nueva Granada… durante cuatro meses, los ejércitos de Bolívar y Morillo se vigilan mutuamente… se observan… se analizan… pero no intentan ninguna acción. Mientras los soldados españoles descansan atrincherados y bien alimentados, la larga espera impacienta a los reclutas republicanos que no tienen otra cosa que hacer…

Curiosamente, Bolívar y Morillo nunca se habían enfrentado frente a frente, sin embargo, ambos se respetaban y conocían de sus proezas militares… Morillo, un héroe de la guerra contra Napoleón, era el oficial más sobresaliente del ejército español. Su misión: someter a los insurrectos. Contaba con el poder militar más devastador que conoció América: soldados entrenados para matar, las armas más sofisticadas, los mejores caballos, miles de cabezas de ganado y dinero en abundancia para alimentar a su tropa…

Para Morillo, Bolívar era un guerrillero, cuyas proezas militares ocupaban las primeras páginas de los diarios europeos, y sus triunfos, gallardía y heroísmo, lo habían convertido en el paladín de la juventud… pero el tiempo conspiraba contra los venezolanos: cuatro meses de inactividad, desmoralizan al ejército libertador y no así al realista que apostaba al tiempo de espera…

Bolívar escribe a Santander:

Casi todos los soldados se han ido a sus casas; las provisiones de boca se han reducido; los hombres están cansados de comer plátano: plátano en mañana, plátano en tarde y plátano en noche… Los enfermos se mueren de hambre… Nos vamos a ver en un conflicto del demonio.

En una correspondencia fechada el 20 de mayo de 1820, se evidencia la desesperación del Libertador cuando escribe: “Mi edecán Infante le ganó unos reales al cura de San Cayetano y con ellos me está manteniendo. Ya no tenemos sobre qué caernos muertos: todo se ha agotado, y ya nos morimos de miseria…”

El tiempo trascurría y la inactividad consumía la intranquilidad de Bolívar: “Día a día lo paso en pensar y la noche en soñar… no hagamos castillos en el aire, aunque en esto nadie será mejor arquitecto que yo.”

Cuando todo parecía perdido y la revolución parecía caer derrotada sin lanzar un solo tiro, OCURRE EL MILAGRO!

Bolívar recibe la buena noticia: “En España, los Generales Rafael del Riego y Antonio Quiroga, encabezan una revolución liberal, que obligan al Rey Fernando VII a jurar la Constitución de 1812, que abre la democracia en esa nación y pone un freno al absolutismo de la monarquía española”… Esta nueva realidad política, suspende la expedición militar que estaba dispuesta a reforzar el poderío militar de España en América… este golpe de suerte para la causa libertadora, daba nuevos aires de tranquilidad a los patriotas, y le permite a Bolívar el tiempo necesario para reorganizar su maltrecho ejército… por los momentos, no llegarán de España los refuerzos solicitados desesperadamente por los realistas…

Pablo Morillo recibe instrucciones de España: “… se le ordena lograr una tregua con los insurgentes patriotas…” a lo que Morillo respondió airadamente: “Están locos..! los que mandan allá en España no conocen a este país… ni a los enemigos… ni las circunstancias… quieren que pase por la humillación de negociar con el enemigo..?”

Decepcionado con esta nueva realidad política en su país, y obligado por las circunstancias a negociar con su más acérrimo enemigo, el 17 de junio de 1820, envía Manifiesto al General Simón Bolívar, acordando suspensión de las hostilidades.

El 27 de noviembre de 1820, Simón Bolívar y Pablo Morillo han acordado reunirse en el pueblito de Santa Ana de Trujillo. Todo ha sido preparado para ese trascendental encuentro, donde por primera vez se verán cara a cara ambos generales. Morillo montado en su caballo de imponente estampa, está rodeado de su Estado Mayor y espera impacientemente, mientras que Bolívar no tenía un ejército para deslumbrar al enemigo…

A lo lejos, Bolívar, sólo y sin escolta, se acerca cabalgando una humilde mula parda…
Llega el momento crucial… y con la reticencia propia del nerviosismo por la enemistad y el odio alimentado en tantas batallas, ambos generales estrechan sus manos… sorpresa! descubren que a pesar de estar en bandos opuestos, ambos no sólo tenían en común su indiscutible liderazgo para conducirse en la guerra, sino que además eran Hermanos Masones.

La manera en que se saludan, daban una señal inequívoca de hermandad que los obligaba a honrar la confraternidad del Ser Humano por encima de las pasiones… y para sorpresa de todos los presentes, de inmediato vino un fuerte abrazo, como si en lugar de dos gladiadores que una vez tiñeron de sangre los campos de batalla, eran dos hermanos de sangre que se reconciliaban luego de batallar en bandos opuestos…

El coronel realista Vicente Bausá describió el encuentro:

“Morillo y Bolívar comieron juntos todo el día y juraron una fraternidad y filantropía interminable… La comida fue dispuesta por el General Morillo y fue tan alegre y animada, que no parecía sino que eran antiguos amigos… El General Morillo con toda la sinceridad de su corazón y hasta saltársele las lágrimas de placer, brindó por la concordia y la fraternidad mutua… Todo fue abrazos y besos. El General Morillo y Bolívar se subieron en pie sobre la mesa a brindar por la paz y los valientes de ambos ejércitos”

La hermandad que obliga la masonería había hecho un milagro en esos dos titanes de la guerra… Quién pudiera pensar que hasta ayer eran sanguinarios combatientes dispuestos a devorarse mutuamente?

Bolívar y Morillo dieron una lección para la historia, al deponer las pasiones para honrar al Ser y la hermandad que debe existir entre todos los hombres y mujeres de buena voluntad… porque cuando se tienen ideales y un corazón noble, no importan las diferencias por muy insalvables que parezcan; porque cuando se actúa de buena fe, se tienen convicciones, y se cree en los principios, el hombre se crece ante las adversidades y le da un sentido a su existencia.

Ambos eran sobresalientes en cada una de sus posiciones antagónicas; pero sin embargo, encontraron un punto de convergencia que los unió como Seres humanos, más que como militares entregados a una causa.

Bolívar para conmemorar ese encuentro, ordenaría en su Correo del Orinoco, Nº 91, del 30 de diciembre de 1820 la siguiente nota:

“A la heroica firmeza de los combatientes de uno y otro ejército los felicito por: su constancia, sufrimiento y valor sin ejemplo. A los hombres dignos, que a través de males horrorosos sostienen y defienden su libertad. A los que han muerto gloriosamente en defensa de su patria o de su gobierno. A los heridos de ambos ejércitos, que han manifestado su intrepidez, su dignidad y su carácter… Pero con la misma intensidad declaro odio eterno a los que deseen sangre y la derramen injustamente.”

Con estas palabras Bolívar hacía honor al IDEAL…! no importa de donde venga ni si el mismo es o no compartido… Cuando se trabaja, se lucha y se muere por un ideal, se debe honrar al guerrero…

Ambos generales tenían mucho que conversar, mucho que recriminarse y mucho que meditar. Por la noche los dos enemigos en la guerra durmieron bajo el mismo techo y la misma habitación, dejaron afuera sus instrumentos de batalla para emplear el arma más poderosa: la palabra.

A la mañana siguiente, soldados de uno y otro bando arrastraban una pesada piedra, donde ambos generales convinieron erigir una pirámide que conmemoraría el encuentro masón.

La pirámide como símbolo de la hermandad de la Francmasonería, señalaría el lugar donde Bolívar y Morillo hacían honor al Ser Humano, para recordarnos que, sin importar el odio y las diferencias, siempre encontraremos un punto de coincidencia, donde el amor y la confraternidad es capaz de unir a los hombres y hacer milagros… y como una lección para estos tiempos difíciles que vive la humanidad, donde las pasiones políticas, religiosas, raciales, y económicas, mantienen en una guerra fratricida al género humano…

Bolívar a Santander: “El General Morillo propuso que se levantase una pirámide en el lugar donde él me recibió y nos abrazamos, que fuese un monumento para recordar el primer día de la amistad de españoles y colombianos, la cual se respetase eternamente; ha destinado un oficial de ingenieros y yo debo mandar otro para que sigan la obra. Nosotros mismos la comenzamos poniendo la primera piedra que servirá en su base.”

El general O’Leary cuenta en sus Memorias: “un soldado republicano y otro realista llevaron una piedra cuadrada al lugar donde se encontraron los generales… El general Morillo mandó a que se edificara una pirámide en el lugar del encuentro…”

La pirámide aún está pendiente de su construcción, pero en su lugar, se erigió un obelisco realizado en bronce y mármol por el escultor venezolano Lorenzo González. Fue develado el 5 de julio de 1912 en el Municipio Pampán, parroquia Santa Ana, al pie del cual se encuentra la histórica piedra de “pizarra” de la hermandad que selló el memorable encuentro de los dos titanes.

Después del encuentro entre los dos máximos líderes de la contienda, hubo una tregua en las acciones bélicas que se sucedían en todo el territorio. La batalla final planificada por Bolívar y Morillo, al mejor estilo de las grandes batallas europeas que decidían las contiendas y al mejor estilo de la batalla de Waterloo del 18 de junio de 1815… tendría como escenario el campo de Carabobo, porque allí convergen todas las rutas del país… y como fecha el 24 de junio de 1821.

miércoles, 29 de julio de 2020

La masonería en la emancipación de la américa española

La masonería en la emancipación de la américa española

independenciaPese a la existencia de una abundante bibliografía sobre la masonería española e hispanoamericana, el problema de la importancia de la Orden del Gran Arquitecto en el complejo proceso emancipador de la América continental española adolece aún de notables lagunas, graves errores y confusiones de diversa índole. Evidentemente, las características reservadas de la organización masónica, las propias condiciones sociales y políticas de la época objeto de estudio y, entre otros factores, la mitificación que rodea a las principales figuras de la lucha emancipadora son factores que entorpecen un conocimiento riguroso del papel de la masonería en tan destacado problema histórico, sobre todo si pretendemos profundizar en el debate acerca de la existencia de verdaderas logias masónicas o simples tertulias para la conspiración y, en consecuencia, nos vemos en la ineludible necesidad de diferenciar entre sociedades secretas, logias regulares o irregulares y entidades patrióticas, ilustradas e independentistas. En este sentido, historiadores solventes no han dudado en colocar, entre las causas fundamentales del proceso emancipador, los grandes cambios culturales determinados por la difusión del pensamiento ilustrado, “ideología cuya expresión latinoamericana más militante la constituirán las logias y sociedades secretas” (Gustavo y Hélène Beyhaut, 1986), que proliferan a medida que las posibilidades de viajar o leer en abundancia evidencian la decadencia de ciertas instituciones que son cuestionadas por el nuevo sistema de valores.

En esta línea de debate convendría diferenciar, además, entre la existencia, más o menos probada, de masones a título individual u organizados de manera rudimentaria y, desde luego, de auténticas logias masónicas que, según fuentes clásicas, se asientan en territorio hispanoamericano una vez iniciado el proceso emancipador o, en algunos casos, mucho tiempo después de consumada la independencia. Las fechas que se ofrecen para los distintos países son, aunque contradictorias en algunos casos, bastante significativas: Venezuela (1808 o 1809), Argentina (1814), Chile (1817), Colombia- Nueva Granada (1811 o 1827), Perú (1830), México (1840), Uruguay (1855), Paraguay (1889), Panamá (1907), Bolivia (1916) (Frau y Arus, 1962). Se indica, asimismo, que únicamente consta la presencia de algunas logias masónicas a finales del siglo XVIII y, por lo tanto, con anterioridad al movimiento emancipador en Cuba, Argentina, Nicaragua y Santo Domingo. El caso argentino, argumenta Ferrer Benimeli, es el más significativo. Sobre la logia Independencia, presuntamente fundada en 1795, la historiografía tradicional se limita a manifestar la posibilidad de su erección en tal fecha, sin ofrecer prueba documental o testimonial alguna, mientras que la famosa logia Lautaro, de clara significación patriótica en los anales porteños, fue erigida en 1812 (Ferrer Benimeli, 1980).

Resulta más creíble, empero, a juzgar por los datos disponibles, que los orígenes de la masonería hispanoamericana hay que situarlos en territorio insular, concretamente en Cuba y en Santo Domingo (República Dominicana-Haití), dos territorios cuya definitiva separación de la metrópoli española tardaría varias décadas en consumarse definitivamente. En el caso de Cuba, como se estudiará en entrada monográfica, en 1898, mientras que Santo Domingo, la parte española de la Isla, pasará, durante el primer lustro de la década de 1860 nuevamente a manos españolas, tras un largo ensayo de ruptura y de profunda inestabilidad interior durante la primera mitad del siglo XIX. Sin embargo, resulta bastante irónico, especialmente para los defensores de la tesis complotista y del papel singular de la masonería en el proceso emancipador latinoamericano, que siendo estos dos territorios antillanos los primeros en contar con logias masónicas constituidas de forma estable, sean también, precisamente, los que, junto a Puerto Rico, permanezcan más tiempo bajo tutela colonial. Parece lógico presuponer, por consiguiente, que sólo en determinados países y, sobre todo, en circunstancias singulares la Orden del Gran Arquitecto o, mejor dicho, determinados miembros de la masonería pudieron jugar, en calidad de masones y no sólo como patriotas, cierto papel en el gran momento histórico que estaba viviendo la América del Sur.

En lo tocante a Santo Domingo-Haití, según Juan Francisco Sánchez, fue el francés Etienne Morin el fundador, el 26 de octubre de 1764, de la primera logia del Rito Escocés en la América Latina, la Parfaite Harmonie de Puerto Príncipe. En 1795, por el Tratado de Basilea, la Isla pasó a manos de Francia y, en 1803, el gobernador, general Louis Ferrand, organizó, bajo obediencia francesa, la primera logia en territorio propiamente dominicano, La Fraternité, situada en la capital, Santo Domingo, y cuyo templo o centro de reunión se ubicaba, al parecer, frente a la iglesia de Altagracia. Tras el denominado “Grito de Juan Sánchez Ramírez”, los franceses fueron vencidos y abandonaron la Isla. Posteriormente, entre 1819 y 1821, Santo Domingo, de nuevo bajo dominio español, contará, según el historiador antes mencionado, con la logia Philantropia, erigida mediante las gestiones del gobernador y capitán general Pascual Real, y en cuyo seno figurarán prominentes personalidades dominicanas, así como numerosos sacerdotes. El 30 de noviembre de 1821, una nueva insurrección, el denominado “Grito de Núñez de Cáceres” genera una intensa inestabilidad que culminará, a principios de 1822, con la invasión de Boyer y la definitiva extinción de la masonería española. Entre este último año y hasta principios de la década de 1840 se erigen numerosas logias y organismos masónicos bajo obediencia haitiana, hasta que el grito de independencia con relación a Haití, en 1844, da lugar a una etapa de honda inestabilidad política y masónica, y a la acción de Jean Hipolite Fresnel para restaurar la masonería en la parte oriental de la Isla, contando con la oposición de dirigentes como Santana que desembocó en la práctica disolución de la Orden del Gran Arquitecto en Santo Domingo hasta bien avanzada la década de 1850. El 16 de febrero de 1861, finalmente, se constituyó el Supremo Consejo del Grado 33 para la República Dominicana, siendo elegido Gran Comendador don Tomás Bobadilla, pero un mes más tarde el país fue anexado a España, por lo que la masonería comenzó a ser perseguida, entrando en receso de sus trabajos hasta la retirada de España en 1865, y volviendo a organizarse a partir de entonces hasta nuestra época (Juan Francisco Sánchez, 1948). La República Dominicana, pues, parece constituir un buen ejemplo de la escasa influencia de la masonería no sólo en el devenir de la historia política del país, sino, en particular, a la hora de establecer criterios básicos de madurez política que permitieran una mínima consolidación de la obra libertadora que, en el caso de la América continental española y, en concreto, de Venezuela adquirió los dramáticos epígonos de una guerra fratricida.

Es frecuente, sin embargo, que la historiografía masónica (esto es, escrita por masones como tales), conceda una especial preponderancia a la Orden del Gran Arquitecto en la labor de organización previa de las tareas independentistas, en los trabajos de concienciación en favor de la causa y, especialmente, en los intentos fallidos de concitar movimientos de carácter republicano. La influencia de la Revolución Francesa en territorio venezolano ha sido asociada, con frecuencia, a la labor “masónica” de distintos elementos como Simón Rodríguez, José María España y Manuel Gual que, desde 1793, se reunían para leer las obras de Rousseau y para discutir diferentes capítulos de la Enciclopedia, y ello a pesar de que los propios contemporáneos y protagonistas, al referirse a sus actividades, parecen definirlas, sin duda, como de simple carácter conspirador, sin hacer referencia expresa a la masonería, tal como manifestó, tras el fracaso del complot republicano e independentista de 1797, el propio Simón Rodríguez desde el exilio. “Yo era presidente de una junta secreta de conspiradores. Denunciados por un traidor y hechos blanco de las iras del Capitán General, logré sustraerme a las persecuciones y a la muerte, porque ya embarcado en el puerto de La Guaira en un buque norteamericano, y antes de darnos a la vela, supe que muchos de mis compañeros habían sido pasados por las armas sin juicio previo y sin capilla”. Naturalmente, en aquellas circunstancias, la oligarquía mantuana de Caracas y La Guaira no estaba dispuesta a participar en la aventura revolucionaria, entre otras cuestiones porque, como confesaron sus integrantes en delegación solícita ante el Capitán General y máximo representante de la metrópoli, no podían apoyar un plan infame y detestable que “trataba de destruir la jerarquía social”. Pocos años más tarde, sin embargo, tras el vacío de poder generado en España por la invasión napoleónica, la abdicación de Bayona y el dominio casi total de la Península Ibérica por los franceses, las clases dominantes venezolanas no dudaron en marchar hacia delante sin mirar atrás, tratando de conservar en sus manos los resortes de la influencia y del poder.

Las primeras logias venezolanas, país en verdad pionero, pese a todo, a la hora de emprender la gesta emancipadora hispanoamericana, se fundaron a partir de 1808. Al parecer, la primera logia “regular” erigida en territorio venezolano fue San Juan de la Margarita, en el pueblo de Pampatar y dependiente, según se afirma, de una logia de la capital de España, que, no obstante, abatió columnas en 1815, cuando Margarita fue invadida por el general Pablo Morillo al mando de un fuerte contingente realista, aunque se reorganizó, al parecer, tras la consecución de la independencia. Además, la segunda logia fundada en Venezuela se erigió en Cumaná a comienzos de 1810, gracias a las gestiones de un enviado especial de la Gran Logia de Maryland (Estados Unidos). Este taller funcionó con el nombre de Perfecta Armonía y permaneció bajo la misma jurisdicción hasta 1823. En 1812, por su parte, levantó columnas en Barcelona (Estado Anzoátegui) la logia Protectora de las Virtudes, contando con la presencia de ilustres masones venezolanos, entre los que se menciona a varios generales.

En lo tocante al papel de la masonería en relación con la gesta independentista grancolombiana, refiere entre otras cuestiones H. Castellón que, a finales de 1814, se instaló en el puerto de Carúpano una logia masónica con el nombre de Patria, que según parece fue fundada por el norteamericano Charles Mac Turner, capitán del bergantín “Patria”, en colaboración con su socio el margariteño Ramón Maneiro, y que en poco tiempo reunió a lo más granado de la sociedad local favorable a la independencia. Esta logia fue brutalmente destruida, al año siguiente, por el brigadier realista nacido en Gran Canaria, Francisco Tomás Morales. A finales de 1823, según el mencionado autor, cuando el general José Antonio Páez, “masón grado 33, proclamó solemnemente que ya estaba asegurada la paz y libertad de Venezuela, funcionaban en el país dieciocho logias”, que bajo la dirección de Diego Bautista Urbaneja decidieron la fundación, en Caracas, de la Gran Logia de la Gran Colombia, como organismo matríz de la masonería grancolombiana, cuya instalación tuvo lugar en la capital venezolana el 24 de junio de 1824, contando con la presencia de José Cerneau, alto comisionado de la masonería norteamericana. Tras diversos avatares, entre los que cabe mencionar algunos momentos de decadencia, los representantes de los talleres venezolanos se reunieron en asamblea en 1838, procediéndose a la instalación de una nueva central masónica con el nombre de Gran Logia de Venezuela (Hello Castellón, 1985).

La presencia de los próceres de la independencia en el seno de la masonería hispanoamericana constituye, por su parte, un tema de intenso debate. Como ha sido señalado, un caso concreto lo encontramos en la célebre logia Lautaro de Buenos Aires, ya mencionada, que no era una logia masónica sino una sociedad secreta de carácter político, y que estaba en relación con la Gran Reunión Americana, establecida por Miranda en Londres, y que tampoco parece asimilarse a una logia masónica. Al tratar el problema de la participación de José de San Martín en la citada logia bonaerense, diversos autores mantienen que el general argentino no era masón, mientras que otros indican que, en Bélgica, fue distinguido por la logia La Parfaite Amitié. El problema adquiere una mayor complejidad no sólo por la existencia de una amplia literatura francamente contradictoria, sino por el hecho de que diversos prohombres de la independencia, entre ellos el propio Simón Bolívar, promulgaron leyes que, de manera más o menos directa, atacaban los intereses de la Orden del Gran Arquitecto. Se cita, en este sentido, el decreto de prohibición de las sociedades secretas dado por Bolívar en Bogotá el 8 de noviembre de 1828, en el que fueron anatematizadas “todas las sociedades o confraternidades secretas, sea cual fuere la denominación de cada una”, un decreto que, como ha subrayado Ferrer Benimeli, recuerda bastante un edicto del arzobispo de Granada, publicado en 1827, donde se aludía a la Bula de León XII sobre la prohibición y condena de “toda secta o sociedad clandestina, cualquiera que sea su denominación” y que coincide, a la hora de definir el concepto de sociedad secreta, con el mencionado decreto del Libertador (Ferrer Benimeli, 1980).

Nada tiene de extraño, sin embargo, que en determinadas circunstancias históricas y en los denominados países latinos, por contraposición al área anglosajona, las logias muestren cierta tendencia a ocupar el espacio de sociabilidad que las organizaciones políticas de carácter embrionario no podían asumir a plenitud, precisamente por su arcaísmo. En estas circunstancias el factor de conspiración revolucionaria y romántica parece adquirir plena justificación, por cuanto, además, es difícil sustraerse, dado el carácter reservado y discreto de la masonería, a la tentación de utilizarla como infraestructura organizativa de la revuelta. En este sentido, el debate sobre los grandes ideales de la emancipación, que parecería superior a cualquier creencia o principio establecido por normas de carácter interno, y la influencia, en numerosas ocasiones, de masones ingleses y norteamericanos, presuntos depositarios de la máxima regularidad masónica, a la hora de erigir talleres en América Latina, como forma de resistencia ideológica y cultural frente a las viejas instituciones, y como modelos alternativos de convivencia democrática, parecen ser, entre otros, algunos de los factores explicativos de la tan divulgada -curiosamente por masones y antimasones, aunque con objetivos bien distintos como es lógico-, implicación de la masonería en las luchas por la Independencia.

No deja de llamar la atención, con todo, que aquellos territorios pioneros -en el área propiamente hispanoamericana-, en la implantación de la masonería, como fueron Santo Domingo y, en especial, la isla de Cuba, sean los dos países que, aparte de Puerto Rico como antes decíamos, más tiempo estuvieron bajo tutela española en América. Podría argumentarse, desde luego, la existencia de particularidades específicas, como por ejemplo su propio carácter insular, su cercanía a los Estados Unidos, las ambiciones geoestratégicos de este país y los propios intereses de las clases dominantes locales, beneficiadas en el caso de Cuba por una legislación real sumamente tolerante en cuestiones económicas, etc. Pero este mismo análisis nos llevaría a señalar que, a escala continental, es difícil afirmar que haya existido una acción coherente y mucho menos generalizada de la masonería en el proceso emancipador latinoamericano. Han sido las circunstancias de cada país y, es más, la actividad en numerosas ocasiones a título individual de algunos masones, lo que ha dado pie a la leyenda de la implicación de la Orden del Gran Arquitecto en las causas primarias y, según numerosos autores, en los principales avatares del proceso independentista tras dos siglos de iniciadas las primeras intentonas de insurrección. En muchos aspectos, pues, la verdadera historia de la masonería en relación con la emancipación de la América continental española sigue siendo un enigma.

Manuel de Paz-Sánchez

Bibliografía:

  • BEYHAUT, Gustavo y Hélène: América Latina. III. De la independencia a la segunda guerra mundial, Ed. Siglo XXI, Madrid, 1986.
  • CASTELLÓN, Hello: Guía histórica de la masonería venezolana, Ed. Lito-Jet C.A., Caracas, 1985.
  • DOMÍNGUEZ, Jorge I.: Insurrección o lealtad. La desintegración del Imperio español en América, Ed. Fondo de Cultura Económica, México, 1985.
  • FERRER BENIMELI, José A.: Masonería española contemporánea. Vol. 11808-1868, Ed. Siglo XXI, Madrid, 1980.
  • FRAU, Lorenzo y ARUS, Rosendo: Diccionario enciclopédico de la masonería, Ed. Kier, Buenos Aires, 1962, 3 vols.
  • SÁNCHEZ, Juan Francisco: Historia sintética de la masonería dominicana, Ed. Montalvo, Ciudad Trujillo (Santo Domingo), 1948.

lunes, 27 de julio de 2020

SALUDO POR EL NOVENO ANIVERSARIO DEL DIA DE LA MASONERIA EN EL PERU.


SALUDO POR EL NOVENO ANIVERSARIO DEL DIA DE LA MASONERIA EN EL PERU. 

Hombres y mujeres de mi generación, algunos obligados y otros motivados por la curiosidad escolar, en los colegios y universidad, leíamos Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, de José Carlos Mariátegui, que decía: “Procedían nuestros liberales, en su mayor parte, de las logias masónicas, que tan activa función tuvieron en la preparación de la independencia, de modo que profesaban casi todos el deísmo que hizo de la masonería, en los países latinos, algo así como un sucedáneo espiritual y político de la reforma. Y claro como es natural eso nos conllevo a una siguiente inquietud ¿Quiénes eran los masones? 

La verdad, ninguno de mis profesores me dio respuesta a esta inquietud, pasado los años me enteré que el Director del Colegio en que termine mis estudios secundarios, era masón y algunos familiares también lo eran. Con el tiempo conocí a otros masones, quienes me invitaron a las tres tenidas blancas habituales, que rigurosamente se cumplía, antes que tramiten la solicitud de admisión a la orden. 

Situación parecida deben haber vivido muchos HH:. “Vivimos en una sociedad, donde los masones han hecho y hacen mucho, por nuestra patria”. 

Recuerdo ahora, el trajinar afanoso de nuestro Gran Maestro de entonces el I:.P:H:. Julio Carlos Pacheco Giron 33°, puliendo un documento, que se transformaría con el tiempo, en la piedra angular de unión de todas las potencias masónicas del Perú. 

El 16-06-2011 la Gran Logia Constitucional del Perú, ingresa la Solicitud N° 11-007967 a las 11:00 horas en la mesa de partes del Despacho Presidencial, solicitando por “Decreto Supremo se declare el 27 de julio de todos los años como el Día de la Masonería Peruana”, cuya sustentación dice: La masonería se funda en los principios y valores universales de la libertad, igualdad y fraternidad. 

Pero a los masones peruanos nos ha inquietado siempre, el origen de nuestra masonería, así muchos son los masones que estamos convencidos, que los antiguos peruanos, desde Sechín Bajo 3,500 a.C. y Caral 3,000 a.C. fueron los más antiguos constructores de pirámides en América, afirmación corroborada por diversos especialistas en la materia, que han concluido que el Perú es el tercer foco civilizatorio de la humanidad después de Sumería y Egipto respectivamente, de un total de siete focos ubicados en diferentes partes del mundo, cuya antigüedad es la siguiente: Mesopotamia (3,700 a.C) en el Cercano Oriente, Egipto (3,500 a.C) en el África, Caral (3,000 a.C) en Sudamérica, India (2,500 a.C) en el Lejano Oriente, China (1,900 a.C) en el Asia, Los Olmeca (1,200 a.C) en Centro América y Creta (1,000 a.C) en Europa. Las excavaciones arqueológicas en el Cercano Oriente, revelan que los sumerios llegaron a Mesopotamia 5,500 a.C. Posteriormente, y casi de manera simultánea se desarrollaron Egipto y luego surge Caral en el Perú, como la cultura más antigua de América con 3,000 a.C. “Todos los mencionados fueron, grandes constructores de pirámides”. 

De donde llegaron a Sechín y Caral estos constructores de pirámides, todavía no está adecuadamente esclarecida, sin embargo prestigiosos estudios de la cultura mesopotámica, dicen que llegaron a América del Sur dos oleadas de antiguos habitantes sumerios: El primero a la Costa norte del Perú, que posiblemente son quienes luego formaran la Cran Cultura Chavín y una segunda posterior, a la meseta del Collao que formará la Cultura Tiahuanaco. 

Existe abundante testimonio arqueológico, que evidencian el desarrollo de las técnicas constructivas y el manejo de la piedra desde Sechín Bajo hasta el Imperio Incaico, que es la expresión más depurada de la habilidad del hombre americano, cuyo prestigio hace que el mundo, hable del Perú, como una de las más sublimes expresiones culturales del mundo. Machu Picchu fue reconocido el 7 de julio del 2007, como una de las Siete Maravilla del Mundo Moderno. Este solo hecho, me excusaría de mayor abundamiento sobre los orígenes antiguos de la masonería operativa del Perú y América. Sin embargo es mi obligación de masón, por haber nacido en un bello país andino, recordar que el Qhapaq Ñan, también conocido como Camino Inca, que une a varios países andinos en sus 6,000 kms de longitud, fue declarado Patrimonio Mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Esto sin duda, es la expresión de admiración del mundo, al masón operativo andino, que dejo el patrimonio inmaterial de su cultura en este lado del Océano Pacifico. 

La masonería operativa europea llego a nuestra patria junto a los conquistadores españoles, quienes edificaron diversas iglesias en los antiguos territorios del Imperio del Tahuantinsuyo, así cuando Pizarro funda la Capital de Gobernación de Nueva Castilla en Jauja, en octubre de 1,533, luego de la captura del Inca en Cajamarca, ordena la construcción de la iglesia de la Hidalga y Bizarra Villa de Santiago León de Chongos, el 25 de julio de 1,534 según la documentación existente en la iglesia de Chongo Bajo, en cuyo frontis colocaron una cruz tallada en mármol, con un significativo símbolo lapidario: la escuadra y el compás, tal como hoy conocemos, el símbolo masónico más difundido en todo el orbe. 

La masonería especulativa que practicamos, llegó al Perú, durante el virreinato. A través de militares, viajeros e intelectuales, y en el año 1738, el Papa Clemente XII da la Encíclica IN EMINENTE, que dice: “hemos resuelto condenar y prohibir, como de hecho condenamos y prohibimos, los susodichos centros, reuniones, agrupaciones, agregaciones o conventículos de Liberi Muratori o Franc-Massons o cualquiera que fuese el nombre con que se designen, por esta nuestra presente Constitución, valedera a perpetuidad”. Y como consecuencia de ello, se inició la persecución de los masones por la iglesia cristiana. 

En el caso de España “el Consejo de Regencia de España e Indias, autorizado interinamente por las Cortes Generales y Extraordinarias”, dispuso perseguir a los masones sin tener en cuenta rango ni privilegio de ninguna naturaleza en sus colonias. La Orden fue expedida el 19-01-1812, suscrita por Pedro de Agar y Silvestre Collar. 

El rey Fernando VII, cuando desconoce La Constitución de Cádiz (4-05-1814), expresando: “la Constitución soy yo”, da un golpe, muy duro para los liberales y masones españoles, quienes, de inmediato, fueron perseguidos y encarcelados. Muchos murieron en las mazmorras o en las cárceles del restablecido Tribunal de la Santa Inquisición (Decreto de 24-05-1814). 

Los herederos del Imperio Incaico, denominados “los últimos incas de Vilcabamba” habían manifestado su rebeldía y deseo de expulsar a los españoles de sus tierras. Y a través de un movimiento mesiánico llamado el “Taqui Occoy” habían expresado su deseo de retornar a sus antiguas creencias religiosas. Esa misma rebeldía, luego sería expresada por Juan Santos Atahualpa influenciado por masones, Túpac Amaru I y Túpac Amaru II, este último dicen fue masón. 

El Santo Oficio, persiguió en España y sus colonias, a quienes leían a Rousseau, Montesquieu y los Enciclopedistas Franceses, por el temor a las ideas de Libertad, Fraternidad e Igualdad que enarbolo en su momento el pueblo de los EE.UU en su lucha por su independencia y la Revolución Francesa cuando derroco a su monarquía. 

Manuel González Prada en su obra “Presbiterianas” refiriéndose a estas conductas dijo: “Cuando una luz de libertad asoma, corre a apagarla un sacristán de roma”. Sin embargo a fines del siglo XVI, estos principios universales se afincan en los corazones de los naturales, criollos y mestizos, convirtiéndolos en precursores o próceres de la independencia, así tenemos a Pablo de Olavide, Francisco de Zela, Toribio Rodríguez de Mendoza, Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, José Faustino Sánchez Carrión, José Baquijano y otros. 

La independencia de los países andinos de la Corona Española, logra consolidarse con los Libertadores San Martin, Bolívar, Antonio José de Sucre, Hipólito Unanue, Javier de Luna Pizarro, José de la Riva Agüero, Manuel Lorenzo de Vidaurre, Francisco Mariátegui y muchos guerreros anónimos, cuyos mandiles de trabajo, sujetados con su juramento masónico de hombres libres, regaron con su sangre los campos de batalla, luego de haber sufrido el destierro y la cárcel por sus ideales. 

La Republica calmo el espíritu libertario y predispuso al hombre a la búsqueda de nuevos propósitos, pero cuando la patria se vio amenazada, en buques y cuarteles, estuvieron nuevamente los masones: Miguel Grau, José Gálvez Egúsquiza, Lizardo Montero, Francisco Bolognesi, Andrés Avelino Cáceres, Leoncio Prado y otros ilustres masones. 

En la política nacional aportaron, hermanos como Presidentes del Perú: José de San Martín, José de La Mar, José de la Riva Agüero, Simón Bolívar, Andrés de Santa Cruz, Luís José de Orbegoso, Felipe Santiago Salaverry, Justo Figuerola, Ramón Castilla, José Rufino Echenique, Miguel de San Román, Juan Antonio Pezet, Mariano Ignacio Prado, Nicolas de Pierola, Lizardo Montero, Antonio Arenas Merino, Augusto B. Leguia, Oscar R. Benavides, Manuel Odría, entre otros. 

La Asamblea Constituyente de 1978, presidida por el masón Víctor Raúl Haya de la Torre tuvo como miembros de ella a varios masones: Ramiro Priale, Fernando León de Vivero, Luis Heysen, Luis Alberto Sánchez, y otros. Muchos intelectuales también son masones, por ejemplo: Ricardo Palma, Federico Villarreal, Jorge Basadre y una larga lista. 

Todos estos y muchos otros masones, trabajaron y trabajan por el bienestar de nuestra patria. El Presidente de la República, Alan García, ante cuyo despacho se tramitaba la dación del “Día de la Masonería Peruana”, años antes en Colombia había dicho: "El Partido del Pueblo que Haya de la Torre fundó, fue en realidad una gran logia masónica", donde "Compartieron sus sendas los hermanos apristas, ricos y pobres, blancos y negros, indios, mulatos, ocuparon la misma celda, durmieron en las mismas camas, se sintieron hermanados por un mandato, por una ilusión, que estaban cumpliendo todos, en su inmensa mayoría hermanos y otros masones sin mandil, cumplían estas grandes consignas de la fraternidad..." 

Como se podrá percibir, todo lo expuesto, era razón por demás suficiente, para que nuestra patria, reconozca a los masones peruanos su legado histórico. Por estas consideraciones y otros aspectos masónicos más, el M:.R:.H:. Julio Carlos Pacheco Girón de la Gran Logia Constitucional del Perú, sabía que los HH.: Carlos García Ronceros y Carlos García Pérez que moran en O.·.E.·. eran padre y hermano del Presidente de entonces, y también gozaba de una cercana amistad con el mandatario. Con estos antecedentes no podía fallar la gestión, que otra potencia ya había intentado infructuosamente. Ellos habían solicitado el “Proyecto de Ley que declara el 25 de marzo como el Día de la Fundación de la Gran Logia del Perú” a través del Congresista Wilder Calderón Castro en el año 2009. 

El M:.R:.H:. Julio Carlos Pacheco, inicio los contactos a nivel de gobierno y presento la solitud respectiva el 16 de junio de 2011 con el Expediente 11-007967, “Solicitando el Día 27 de Julio de cada año como el Día de la Masonería en el Perú”. Soy testigo de cómo se redactó la solicitud y que se puso entre las consideraciones, así mismo de la dedicación para realizar un seguimiento minucioso, que acelero algunos dictámenes. Nuestro enemigo era el tiempo, estábamos en el mes de junio y el mandato del Presidente García concluía en julio. El documento presentado escribía su propia historia, de la Casa de Gobierno fue enviado al Ministerio de Justicia, que aprobó los considerandos y retorno a la Presidencia del Concejo de Ministros, para la redacción del borrador y posterior firma del Presidente de la República. 

El Presidente Constitucional del Perú Dr. Alan García Pérez, firmó en la mañana del día 25 de julio el Decreto Supremo N° 064-2011-PCM, que es inmediatamente enviado al Diario Oficial “El Peruano” para ser publicado el día 26 de julio del 2011. 

Una copia del citado Decreto Supremo, fue enviada a la Gran Logia del Perú por intermedio del Presidente del Congreso de la República, el Dr. Zumaeta, en la noche del 25 de Julio, y otra, se entregó en el Despacho de la Casa de Gobierno, al Gran Maestro de la Gran Logia Constitucional del Perú, el M:.R:.H:. Julio Carlos Pacheco, atendiendo la solicitud que había presentado. 

El Decreto Supremo publicado, reconoce: “Que, a lo largo de nuestra historia, la participación de los masones también ha sido destacada tanto en el ámbito político, así como en las artes y en las letras; Que, en tal sentido, resulta conveniente resaltar tal contribución a nuestro país declarando el día 27 de julio de cada año como el «Día de la Masonería en el Perú»”. 

Este histórico documento llevó alegría y felicidad a todos los masones peruanos, de 11 Grandes Orientes que existían por entonces en nuestra patria. Y cada una de ellas, festeja este día como el suyo. Por esta razón: “El Día de la Masonería en el Perú” es la piedra angular sobre el que descansa la unidad de los masones peruanos, más allá de quien lo tramito, y el ser masón es razón suficiente para festejar todos los años el día 27 de Julio. 

Como V:.M:. de la R:.L:.S:. Fénix 137-1 de la Gran Logia Constitucional del Perú, saludo a nombre de mis RR.·.HH.·. y QQ.·.HH.·., a todos los masones del Perú de todos los Grandes Orientes, en esta singular ocasión del Día de la Masonería en el Perú, signada por una pandemia que afecta al mundo entero, pero a la vez nos une, en un abrazo fraterno y el esfuerzo común de combatir este flagelo, para preservar la salud de nuestras familias y de la raza humana en general. 



IPH Herbert Oré Belsuzarri 33° 
V.·.M.·. de la R.·.L.·.S.·. FENIX 137-1 
GRAN LOGIA CONSTITUCIONAL DEL PERU. 



Templo La Luz de la Gran Logia Constitucional del Perú, Dist. La Molina, Prov. Lima


DOCUMENTOS QUE MUESTRAN COMO SE TRAMITO EL DIA DE LA MASONERIA EN EL PERU.







LEYENDAS EN TORNO A HIRAM ABI

LEYENDAS EN TORNO A HIRAM ABI.

Las referencias sobre la existencia de Hiram Abi, las hemos recibido por intermedio de la Biblia, por la tradición oral y por la historia francmasónica. Como es de esperar siempre aparecen especulaciones acerca del origen y vida de personajes históricos, muchas de estas extremadamente fantasiosas, Hiram Abi no es ajeno a estas manifestaciones populares,

La primera de estas leyendas refiere que “descendió a los infiernos en compañía de Tubal Caín, en donde la estirpe maldita de Caín había instalado sus fraguas, en este averno se habrían refugiado huyendo de la persecución implacable de Adonai, en este recinto le fue revelado su verdadero origen y la finalidad última de su destino: vengar la estirpe de Caín causando la ruina de Salomón y engendrando con la reina de Saba el linaje de los Hijos de la Viuda” (1).

M. Ward, en su libro titulado ¿Quién fue Hiram Abi? nos da a conocer otra leyenda, manifestando que la diosa Astarté, fue agraviada cuando Hiram Abi no fue sacrificado después de que Hiram I subió al trono de Tiro, manifestando que Salomón construyo también un Templo a esta Diosa, por lo que, como adepto debería de cumplir con sacrificar a Hiram una vez terminada la obra, el no hacerlo supondría el correr un gran peligro, por lo que, tres de las personas que eran adeptas a esta Diosa, con o sin el consentimiento de Salomón, tomaron la vida del Gran Sacerdote para cumplir con lo manifestado en el ritual de consagración del Templo de Jerusalén. (2)

En el Libro de los Reyes (V, 14) se cita que Salomón hizo una leva de treinta mil obreros de entre los israelitas, enviándolos en series de diez mil cada mes a trabajar en el monte Líbano, bajo el mando de Adonhiram a quien les nombró como superior. Adonhiram significa “señor padre” o “perfecto en el servicio de el tributo”, hijo de la viuda Abda, oficiaba el servicio de cobrador del tributo, muerto siete años después de iniciado la construcción del templo, a pedradas por el pueblo descontento ante las opresiones de su amo. Al parecer hay una confusión con respecto a estas dos personas que existieron y son diferentes; una fue Hiram el Arquitecto enviado de Tiro, el otro fue Adonhiram, que había sido siempre un empleado en la corte del rey Salomón.

En la Biblia se encuentra referencia de dos Hiram, uno  de ellos es Hiram I hijo de Abibaal Rey de Tiro, aliado al Rey David; el segundo es Hiram Abi, hijo de un fundidor de metales de Tiro, su madre   pertenecía  la tribu de Nepthali sexto hijo del patriarca de Israel Jacob con Bilha,  el  significado del nombre  Hiram es el de “elevado” y Abi era ”padre” o “padre mio”, la leyenda con respecto a esta versión bíblica manifiesta que este nombre solo lo podían tener los personajes de la realeza, por lo que concluye en que ambos personajes son uno solo, el constructor del templo Hiram Abi fue el mismo Hiram I Rey de Tiro.

Otra versión refiere que, Salomón al no tener la Palabra de la Maestría, convoco a Rey Hiram y a los miembros del Consejo, después de manifestar su pesar por la perdida del Maestro Hiram Abi y lamentar que con su muerte se perdió la Palabra, comentó que había mandado a traer al profeta Nathan para indagar si tenía en su poder lo que buscaban, lamentablemente el profeta había fallecido; luego se entero que Abdemon un maestro de una escuela iniciática se encontraba en su reino, convocado y presentado al Secreto Concilio, fue reconocido como digno de participar en la creación de un nuevo modo de reconocimiento para los iniciados  y de una nueva palabra que sustituyera a la perdida, ordenando se continúe en su búsqueda. La joya del Gran Maestro  Hiram fue encontrada en una zona a la que solo podían acceder unas cuantas personas y en la parte posterior tenia grabada la palabra perdida, Salomón ordenó que el Delta se incrustara en el pedestal quedando enterrado el lado en donde se hallaba escrita la palabra y en la parte superior del pedestal se esculpe la nueva palabra.

La versión egipcia, refiere que Hiram Abi el rey que se extravió –conocido así porque su cuerpo por muchos años no fue encontrado por los Arqueólogos egipcios-, su nombre fue Seqenenre, no solo fue el Faraón de la XVII dinastía egipcia, también Sumo Sacerdote, conocedor de la  ritualística y de las palabras sagradas que se daban durante las grandes Ceremonias, único conocedor de las que se daban durante la coronación de los faraones, su conocimiento despertó la envidia de Apofis, para lograr saberlas envío a tres conspiradores para obligar a los dos Sumos Sacerdotes a que le sean trasmitidos los secretos de Osiris al no lograr obtenerlos los mataron, asustados se colocaron en las tres salidas que tenía el Templo, en el momento en que Seqenenre terminaba sus oraciones y se dirigía a la puerta Sur para abandonar el recinto, en este lugar fue detenido y demandado a decir los secretos de Osiris, el rey rechazó  a cada uno de ellos, siendo muerto de tres golpes en la cabeza, con su muerte se perdió la Palabra sagrada. En 1989 se logró ubicar el cadáver de este rey, en la parte posterior de la tumba de Ramsés II y fue posible identificarlo casualmente teniendo como soporte esta leyenda, los estudios realizados al cuerpo conjuntamente con los exámenes radiológicos, se ha confirmado la existencia de las tres lesiones mortales en su cabeza.

La leyenda de los Caballeros templarios Hiram Abi es el Maître Jacques, según el relato Pére Soubise y el Maestro Jacques eran cófrades en la construcción del Gran Templo, existiendo envidia del primero por la capacidad demostrada por el Maestro, al terminar la obra y antes de regresarse a Europa, unos compañeros de la obra por indicación del Soubise lo arrojaron a un pantano, para su suerte logró asirse de una rama y logró salir. Estando en Europa fue traicionado por uno de sus seguidores, traición que permitió que cinco Compañeros de su Orden lo asesinen de 5 puñaladas.

Para la francmasonería Hiram Abi hijo de una viuda de la tribu de Nepthali, fue un iniciado en una de las antiguas escuelas esotéricas, sabio arquitecto, heredero de los secretos de Tubal Caín, experto en el manejo de fundición y aleación de metales así como también en la escultura y tallado tanto en piedra como en madera, fue enviado por el Rey de Tiro Hiram I, como el maestro más competente para realizar  la construcción del Templo de Jerusalén. Hacia los años de 900 al 1000 a. de C. en plena edad de hierro. Bajo su mando estuvieron varios miles de personas distribuidas entre aprendices, compañeros y maestros, cada categoría con sus secretos, palabras y alegorías que identificaba claramente el nivel y rama a la que pertenecían.

La historia francmasónica refiere que doce compañeros al ver casi terminada la obra, y al tener que emigrar en busca de otro trabajo, se pusieron de acuerdo para obligar al maestro a decirles la palabra que los identificaría como maestros y así poder cobrar un salario mayor, al final solo tres fueron los que continuaron con el siniestro plan, al no darles la palabra solicitada, le asestaron tres golpes en la cabeza que fueron los que provocaron su muerte. La ausencia del Maestro paralizó la obra y al ver que no era encontrado en ningún sitio, Salomón ordenó que 15 compañeros fuesen en su busca, dividiéndose en tres Logias de Compañeros, a los días fue encontrado su cuerpo, posteriormente los culpables, sepultado lo más cerca que se pudo del Sanctum Santorum. Ante la posibilidad de que haya otras personas que se encontraran cegadas por la envidia, reunió a los Príncipes de Israel y juntos nombraron siete guardas del Sanctum Santorum, de las joyas y objetos del Templo. Nombrándose al Maestro Adonhiram como su sucesor en la obra.

La masonería enseña en sus grados filosóficos el ejemplo de Hiram Abi y rinde  homenaje a la memoria de este Gran Maestro de la Verdad, para él era fácil acometer a los elementos y domar la naturaleza; estas cualidades suscito en su contra la envidia de los mediocres, sus asesinos representan simbólicamente la ignorancia, la hipocresía y la ambición, mientras el Maestro Hiram representa a la humanidad, la misma que a veces muere, con el fin de renacer más elevada y firme en la persecución de los valores morales y de la verdad.

Debemos buscar nuestro destino, es una gran tarea individual, no será fácil, pero dependerá de que se tenga las fuerzas necesarias para iniciar el camino de  la perfección, al final cuando se culmine el  trabajo de la auto realización regresaremos al seno del G:. A:. D:. U:.

Eric Mendoza Samillán.

Abril del 2019

BIBLIOGRAFÍA.

  • La Biblia.
  • (1) El maestro secreto, del silencio como ignorancia al silencio como sabiduría”

Revista “Cultura Masónica Nº 9, octubre de 2011

Autor: Ramón Salas Roig,

  • (2) ¿Quién fue Hiram Abi?

Autor: John Sebastián Marlow Ward.

España 2014.

sábado, 25 de julio de 2020

LA MASONERIA Y SU APORTE EN LA INDEPENDENCIA DEL PERU


LA MASONERIA Y SU APORTE EN LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ

“Mucho se ha escrito y hablado de la filiación masónica de Tomás Catari y de Túpac Catari, de los que lamentablemente no quedan constancias. Sin embargo se debe apreciar el hecho de la presencia de masones ingleses en las filas de ambos insurrectos en 1781, mencionado por varios escritores, los que llegan hasta describir una ceremonia masónica celebrada en Tiquiña por Túpac Catari.
(Del libro: “Sociedades Secretas, Políticas y Masónicas”. Autor: Martín Lazcano. Buenos Aires. Argentina).
La masonería es una Escuela de Aprendizaje, en donde preparan a sus adeptos a llevar una vida dentro de los valores morales, imparte enseñanza de las Artes liberales y les inculcan el deber de proteger al desamparado y defender al oprimido, su mensaje al mundo ha sido y será siempre, que el hombre debe vivir dentro de los parámetros de “Libertad, Igualdad y Fraternidad” postulados que esperan sean también los ideales de esta humanidad que no termina de aprender de sus errores.

La masonería a través de sus hombres y de las ideas que ella divulga y protege, ha intervenido en la emancipación del nuevo mundo. Aportando con hombres imbuidos con los conceptos de Patria y Libertad, hombres con ideas modernas, cultas y progresistas que intervinieron directamente en la gesta trascendental que se desarrollo en los siglos XVIII y XIX. Las autoridades de aquella época, los persiguieron por sus ideas y acciones, tildándolos con todas las injurias conocidas, pero aún así los masones del sur y del norte siguieron su camino trazado, que los llevó hasta la victoria, y consiguieron finalmente la LIBERTAD DEL NUEVO CONTINENTE.

La masonería tuvo también entre sus adeptos a hombres que pertenecían al clero, estos sacerdotes apoyaron de forma directa a la masonería libertadora, agrupadas en las Logias Lautarinas, en las que silenciosamente planificaron su lucha. Reclamando inmediatas soluciones a los diversos problemas de su época, entendiendo cabalmente que como masones no podían callar ni cerrar sus ojos ante el sistema esclavista y depredador que se había implantado.
Lamentablemente la intervención de la Masonería en la gesta emancipadora no ha sido reconocida como debe ser, razones hay, una de ellas es que históricamente la masonería, nunca se ha vanagloriado del gran aporte que ha brindado a la humanidad, porque ella no persigue glorias, y siempre ha realizado un trabajo desinteresado y silencioso; otra de las razones podría ser, que siempre la han considerado y confundido erróneamente como una Sociedad Secreta y se ha preferido callar.
En la ciudad de Caracas se fundaron las primeras Logias de Sud América y su principal propulsor fue el visionario Francisco de Miranda. En aquella época por su intervención en el movimiento, sus reuniones se hacían en secreto, se hallaban confundidos muchas veces como clubes patrióticos. Los masones para lograr el cometido de ver su patria libre, se trasformaron en emisarios y soldados, el éxito que tuvieron a través de los años se debe fundamentalmente a que sus miembros estaban obligados a la fidelidad y al silencio, su intervención fue determinante para la Independencia peruana y la fundación de la República.
En los años de 1550 en Chile se sublevo el caudillo araucano Lautaro, quién se inmortalizó en la batalla de Peteroa en 1557, haciéndole justicia a este personaje la masonería creó en América las Logias Lautarinas, que son una derivación de las Logias de Cádiz, y que en un primer momento fueron creadas como la “Sociedad de Caballeros Racionales”, por masones que pertenecían a la Logia de Londres, y por quien fuera también su fundador el argentino Carlos de Alvear. Estas Logias Lautarinas se desarrollaron no sólo en esta parte de América sino también en México.
En 1797 en Londres el prócer venezolano Francisco de Miranda y Rodríguez, fundó la Logia “Gran Reunión Americana”, luego en Madrid la “Junta de las Ciudades y Provincias de la América Meridional”, que luego fue conocida como la “Logia Mirandina” esto en honor a su fundador, y a la que pertenecieron entre otros Simón Bolívar y sobre todo el peruano José Olavide y Jáuregui cofundador de estas logias y de gran participación en las Cortes de Cádiz.
El documento más antiguo sobre masonería conocido hasta la fecha en el Perú data del año de 1751, documento que fue emitido por la Suprema, en donde manifiesta sea alcanzado la lista de militares o políticos que se hubiesen presentado voluntariamente a confesarse como tales (masones). Las primeras noticias registradas que hay sobre los masones en el país datan del año de 1804, con la aparición de la Logia de Lima, que también fue conocida como la Logia Lautarina de Lima; en 1816 inició sus actividades la Logia Lautaro de Arequipa; en 1818 la Logia Lautarina de Trujillo; por esos años la Logia “Estrella Blanca” o “Unión Justa” en Lambayeque y en 1821 la Logia Paz y Perfecta Unión Nº 1 en Lima. Hasta el año de 1821 existieron en el Perú muy pocas Logias o muy pocas conocidas, tal vez porque querían pasar desapercibidos debido al celo español y a evitarse represalias e injustos encarcelamientos.
Pero se tiene noticias sin confirmar que fuera de Lima existieron Logias y otras que se denominaron “Club Patriótico”, como sucedió en Lambayeque y otras ciudades. De acuerdo a documentos históricos peruanos la Logia Lautaro de Lima en 1820, estuvo conformada por: José de la Riva Agüero, Juan Antonio Álvarez, José de San Martín, Hipólito Unanue, Bernardo O’Higgins, José La Mar, Faustino Sánchez Carrión, Francisco Javier Luna Pizarro, José Baquijano y Carrillo, Juan Miller, Francisco Javier Mariátegui, Bernardo Monteagudo, José Joaquín Olmedo, Toribio Rodríguez de Mendoza, Francisco de Paula Quiroz, Tomás Iriarte, Manuel Pérez de Tudela, Manuel Blanco Encalada, Mariano José Arce, Gregorio Tagle y Matías Vásquez de Acuña. La participación de la masonería en el movimiento independista data desde el año de 1742 , fecha en la que apoyaron la sublevación de Juan Santos Atahualpa en el Gran Pajonal; a partir del año 1780 los masones estuvieron a la cabeza de los siguientes movimientos; en la ciudad de Cusco, con José Gabriel Condorcanqui o Túpac Amaru II; el levantamiento de Oruro en el año 1781, sus cabecillas Tomás Catari y Túpac Catari; en el año de 1805 en la ciudad de Cusco con Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde; en el año de 1811 en la ciudad de Tacna, el levantamiento de Francisco de Zela; en el año de 1812 en la ciudad de Lima, la conspiración del masón José Baquijano y Carrillo; en ese mismo año se dieron los movimientos de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes, cuyos caudillos fueron Juan José Crespo y Castillo, Domingo Berrospi y Juan Antonio Navarro; en el año de 1813 en las ciudades de Arequipa Tacna y Tarapacá con la insurrección de Juan Francisco Paillardelle y Pedro José Calderón de la Barca; en el año de 1814 en la ciudades de Cuzco y Arequipa, de los hermanos Angulo Torres, Mariano Melgar y Matías Pumacahua; en el año de 1818 en el Callao, de José Gómez, Nicolás Alcázar y Casimiro Espejo; en el año de 1819 en la ciudad de Lima, de José de la Riva Agüero, Mateo y Remigio Silva; En principio la actividad masónica que se desarrollaba en diversas ciudades del país fue de espionaje, luego fue de adoctrinamiento, finalmente cuando San Martín llegó a Huaura fue la de engrosar las filas del ejército, proveerlos de animales, carretas, alimentos y pertrechos. En Arequipa sus principales miembros eran: José Corbacho y Abril, Fernando López Aldana, Mariano Melgar, Manuel Arce, los curas Córdova y Zenteno Párrocos de Salamanca y Cailloma; en Trujillo Luís José de Orbegoso, José Tagle y Portocarrero, José María Monzón, Inca Yupanqui y Jacinto Rebaza; en Lambayeque: Juan Manuel Iturregui, Pascual Saco Oliveros, Juan del Carmen Casos y Antonio López y Vidaurre.
El final de la lucha por la emancipación no terminó con la proclamación de la Independencia, había aún mucho camino por recorrer y muchas batallas que pelear, lo que iniciaron los masones José de San Martín, Bernardo O’Higgins y muchos peruanos, lo terminaron los masones José de la Riva Agüero, Simón Bolívar y José Antonio de Sucre, varios de estos preclaros hombres estuvieron en el grupo de los conocidos como fundadores de la República, y que por su trabajo y dedicación la historia los reconocería como los “Padres de la patria”. Es necesario recordar entre otros a tres grandes lambayecanos, a los que la patria les debe el haber sido protagonistas del movimiento independentista en el Perú:
* Juan Manuel Iturregui y Aguilarte que fue el ideólogo y propulsor del movimiento libertador, por la actividad comercial que desempeñaba, viajaba tanto a Lima como a diferentes países de América, allí conoció gente importante que compartían sus ideas de ver una patria libre, comprometiéndose a preparar la venida del ejército libertador. Luego de finalizado el proceso emancipador, fue nombrado Secretario Plenipotenciario en España en el año 1845, Embajador en Londres en el año 1846, Prefecto del departamento de La Libertad, elegido Senador de la República, alcanzó el grado de general de división en el ejército peruano. En uno de sus viajes fue Iniciado como Masón, no se ha llegado a establecer en qué país, en qué año y en qué Logia tuvo lugar su ceremonia de incorporación. Existe documentación que confirma que era un Masón regular de la Logia “Gran Obediencia del Oriente Nacional Colombiano”, con sede en Caracas. Primer Venerable Maestro de la Logia “White Star” o “Unión Justa” de su ciudad natal. Alcanzó el Grado 33º, en mérito a su destacada labor y el Estado lo nombró por su meritoria actuación en los momentos de la Independencia, “Precursor de la República”, un grupo de masones trujillanos solicito el día 18 de diciembre de 1969 a la Gran logia del Perú el permiso para levantar columnas a la Respetable Logia Simbólica “Juan Manuel Iturregui y Aguilarte”, la misma que fue autorizada a trabajar con el Nº 94
Pascual Saco Oliveros, secundo a Iturregui en la lucha que se emprendió, tuvo una destacada actuación antes y después del 27 de diciembre de 1820, fecha en que Lambayeque proclamó su Independencia, 48 años de su vida la dedico al servicio del país en el ejército, alcanzó el grado de Coronel. Fue un masón destacado, llegó a ocupar el cargo de Diputado Gran Maestro en 1864, Teniente Comendador del Supremo Consejo del Grado 33º en 1868, en mérito a su participación tanto en la vida militar como en la Masónica, un grupo de masones solicitaron en el año de 1967 a la Gran Logia del Perú, la respectiva autorización para abrir una Logia con el nombre de este Prócer de la República, lo cual fue aceptado, autorizándose el funcionamiento en la ciudad de Lambayeque de la Respetable Logia Simbólica “Pascual Saco Oliveros” Nº 67 *
José Rivadeneyra y Tejada, lambayecano que fue encargado por los patriotas argentinos a gestionar ante la Corte española el cambio de Gobierno español en las colonias americanas. Se afilió a la “Sociedad Lautaro” de Cádiz y lo nombraron tesorero de la causa masónica de la “Libertad de América”, se le entrego un capital al que le añadió otro de su propio peculio para poder comprar armas y enviarlas al nuevo continente. Fue detenido por sus actividades y acusado de subversivo, sentenciado por el Consejo de Guerra de Cádiz a prisión perpetua a cumplirla en el Castillo de la Carraca, en esta prisión también purgaba igual condena el precursor Masón Francisco de Miranda. Trasladado luego de 4 años al Castillo de Las Canaletas de Barcelona, cuando el pueblo logra que se de la Constitución Liberal de 1820 en esta ciudad, una de las primeras acciones que se realizaron fue la excarcelación de los prisioneros políticos, Rivadeneyra fue liberado. De regreso al Perú contribuyó con los dos libertadores a sentar las bases de una nueva nación, alcanzó el grado de general de división en nuestro ejército.
El apoyo que la Masonería brinda a la humanidad no ha terminado, por que aún hay tiranos en el mundo que combatir con las armas de la verdad y la justicia, todavía hay desvalidos que proteger y darles socorro; existirá siempre porque aún está librando la gran batalla de ayudar al hombre a LIBERARSE de sus vicios y de sus defectos.
Eric R. Mendoza Samillán