Admisión de un profano, en el Régulateur du Maçon
Publicado el 20 julio 2011 por Ritofrancesmoderno
El proceso de admisión de un profano en Logia implica, en el Régulateur du Maçon de 1801, a todos los miembros del Taller –no sólo a los Maestros encuestadores o aplomadores-, que se han de procurar informes sobre el candidato. En otros post -aquí y aquí- hemos visto las actuales señas del proceso. Dos son las condiciones básicas requeridas para el candidato a la Recepción:
1.- Edad: “Ningún profano puede ser admitido antes de haber cumplido los veintiún años”.
2.- Condición: el candidato “debe ser de condición libre y no servil, y dueño de su persona”. Algo más concreto que el vago “libre y de buenas costumbres”.
La admisión sólo se podrá decidir tras la celebración de tres Tenidas:
1ª.- Un Hermano presentador propone al Venerable la candidatura de un profano. Aquél la anuncia a la Logia, sin revelar la identidad del presentador (que podría no conocer, ya que el Hermano puede haber depositado la propuesta, discretamente, en el saco de proposiciones).
El Venerable invita a que todos los miembros del Taller hagan investigaciones sobre el profano propuesto para la iniciación.
2ª.- Los Hermanos que hayan obtenido informaciones sobre el candidato a ser recibido Francmasón, las exponen en esta segunda Tenida, mediante toma de la palabra.
Sobre las conclusiones del Orador, la asamblea vota la continuación –o no- del proceso de admisión, que consiste en la designación secreta, por parte del Venerable, de tres “Comisarios encargados más especialmente de recabar informaciones sobre el profano propuesto”.
3ª.- Para preservar el anonimato de los Comisarios informadores, se recurre al saco de proposiciones (no existe en el Régulateur ningún “saco de aplomaciones”), que se va deteniendo ante cada Hermano de la Logia. Todos –tengan o no algo que depositar- introducen en él su mano cerrada, entre ellos los Comisarios informadores, quienes habrán escrito las breves notas de aplomación en una pequeña hoja sin firmar, muy doblada para que les quepa en la mano cerrada.
El contenido de estos informes, así como de la investigación personal de cada miembro del Taller, queda tipificado en el Régulateur: “no solamente la vida y costumbres del propuesto; sino también conocer el temple de su carácter, la naturaleza de sus inclinaciones habituales, sus defectos y, sobre todo, si no tiene algún vicio que podría constituir razón suficiente para no ser admitido”.
A continuación, se votaba por bolas blancas y negras: si había tres o más negras, el profano es rechazado sin posibilidad de volver a presentarse, y se queman las hojas de informes.
En caso de una o dos bolas negras, se volvería a tratar la candidatura en la Tenida siguiente, en la cual, si sólo hay una bola negra, el Venerable invitará a que el Hermano que la ha depositado le comunique en privado,“fuera de la Logia y bajo el sello del secreto masónico, los motivos de su oposición”.
En esta conversación secreta, el Venerable analizará la gravedad de los motivos de oposición y, si los encuentra de poca importancia, tratará de conseguir que desista el Hermano que votó en negro”.
Finalmente, si en una última Tenida el escrutinio sigue ofreciendo todavía una bola negra, el profano en cuestión es rechazado.
La regla de oro del Régulateur es: “en este caso, se debe preferir conservar un miembro cuyo carácter, espíritu y cualidades conocemos, en vez de adquirir a un extraño a quien desconocemos”.
Un proceso de admisión, como se puede apreciar, serio, riguroso y competente.
Y aún así…
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