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sábado, 2 de agosto de 2014

CONSCIENCIA SOLAR

Consciencia Solar

Preparado Por: CARRLOS NAPOLEON DEL CARPIO.


En el presente Tra:. Trataré acerca de la “Conciencia Solar” que tiene que ver mucho con una de las HH:. De uno de los grados de la Mas:. y que es muy similar al sello del faraón Akhenatón; y por qué no también con uno de los símbolos del Ort:. En esta oportunidad os presento una cita extraída del “Diccionario de los Símbolos” y como vosotros observarán, se refiere sobre todo al simbolismo del Sol, pero no es posible disociar este símbolo del de la consciencia solar.

“Muchas religiones vinculan el concepto de Dios celeste al Sol que destruye las tinieblas (para Babilonia: el que ilumina la obscuridad alumbra el cielo y aniquila el mal tanto arriba como abajo… Todos los príncipes son felices mirándolo, todos los dioses lo aclaman…)”. En Egipto el culto al Sol dedicado a Amón-Ra fue transformado por el faraón Amenofis IV (Akhenatón) en un sistema monoteísta (“Apareces con tu belleza en el lugar luminoso del cielo, Sol viviente, el primero que comienza a vivir…”). En el antiguo Testamento – contrariamente al culto de los paganos – el Sol es considerado solamente como una de las dos “Luminarias” que Dios colocó en el firmamento en el momento del Génesis. En la iconografía cristiana, el Sol que se levanta siempre por el Este es el símbolo de la inmortalidad y de la resurrección. En un mosaico del siglo IV, el Cristo es comparado a Helios, portador de una aureola y posado en la carrosa del Sol, o al juez del mundo glorificado con un nimbo. Puesto que el Cristo es también un Cronocrator (“Maestro del tiempo”), se le vincula con facilidad, especialmente en el arte romántico, al astro que da ritmo a la duración del día. Los símbolos gráficos del Sol son, además del círculo rodeado de rayos, el círculo dotado de un punto central y “la rueda solar” dividida por una cruz axial.

Si la luz irradiada por el Sol es el intelecto, el Sol mismo es la Inteligencia cósmica, como el corazón es en el ser el asiento de la facultad conocedora. El de “Ciudadela solar” o de “Ciudad del Sol” (Heliópolis) se da frecuentemente al centro espiritual primordial. Es la sede del Legislador cíclico (Manu), la Siria de Homero “Surya” “Sol”), situada más allá de Ogygia, donde están las revoluciones del Sol. Apolo proviene del mundo Hiperbóreo, dios solar por excelencia, y dios iniciador cuya flecha es como un rato del Sol. Igualmente, el Sol es el emblema de Visnú; el de Buda (el “Hombre de oro”, el “Sol Buda”, dicen algunos textos chinos); también el de Cristo cuyos doce rayos son los doce apóstoles. El Cristo es llamado “Sol Justicia” (Sol de justicia) y también “Sol invicto” (Sol invencible). “Jesús se nos aparece como un Sol que irradia la justicia”, escribe Iziquio de Batos, es decir, como el Sol espiritual o el corazón del mundo. Él es, dice también Filoteo de Sinaíta., el Sol espiritual o el Corazón del mundo. Él es, dice también Filoteo de Sinaíta, el Sol de la verdad, lo que evoca la transfiguración solar del Tabor. El crisma, monograma del Cristo, evoca una rueda solar. A lo que habría que añadir que el Gran Sacerdote de los hebreos llevaba en el pecho un disco de oro, símbolo del Sol divino”.

De acuerdo con la cita extraída del “Diccionario de los Símbolos”, La práctica del culto solar se remonta a la antigüedad muy lejana. Ella ha constituido verdaderamente la religión de los pueblos de la Atlántida y de Lemuria, considerada tradicionalmente como el “Imperio del Sol”. En Egipto, Heliópolis (La Ciudad del Sol) cobijó al centro de enseñanzas más viejo de la sabiduría antigua de ese país. En ese entonces se atribuía a Atón, el dios solar, el origen de la vida y de la consciencia que se manifiesta en el mundo vivo. En el siglo 14 a.C., el faraón Akhenatón, sustituyendo a la religión de los sacerdotes de Tebas el culto solar ancestral, compuso un himno dedicado a Atón donde expresaba, con una poesía y un afecto particulares, la grandeza mística de los lazos que unen al hombre con la fuente de sus días: “Sol, cuando en el horizonte, Tú te encuentras al oeste de los cielos, el mundo está en unas tinieblas que se parecen a la muerte. Luminosa en la Tierra, cuando Tú te levantas en el horizonte. Cuando te manifiestas como Atón, el día, las tinieblas son desterradas. Cuando envías tus rayos, los dos mundos están de fiesta…”

Las esculturas y los bajo relieves de la época que se referían a la vida de la familia real representan a Atón, el disco solar, esparciendo sus rayos sobre los personajes, rayos que se terminan por unas manos o por una cruz Ansata, como para ilustrar la extensión del Creador hacia sus criaturas. En su lenguaje poético, los egipcios expresaban que los seres humanos han sido creados por las lágrimas de Dios, es decir por las emanaciones del Ojo creador del cielo: el Logos. En verdad, su sabiduría expresaba mucho más que una ingenua adoración al Astro del día. Los escritos atribuidos a Hermes son a veces de una luminosidad incomparable a este respecto, a diferencia de las interpretaciones sucesivas que falsean el espíritu del texto original. Para Él, la Inteligencia Divina se cubre aquí debajo de un cuerpo de fuego, el más sutil de los elementos naturales. En otras palabras, Dios utiliza al Sol como vehículo para su creación creadora en el mundo, lo que hizo decir a Hermes: “Debemos ver en el Sol a un segundo Dios que gobierna el resto del mundo e instruye a todos los habitantes, animados o inanimados”.

Heráclito, a su vez, considero al fuego como el elemento que mantiene toda la Creación. Seis siglos antes de San Juan, proclamo el Logos es lo que une al Verbo creador con los fenómenos, y a todos los fenómenos entre sí dentro de la unidad de la Creación. Sobre esto declaró: “Nos volvemos inteligentes aspirando por medio de la respiración este Logos, que entonces nos vincula con todo lo que existe. Al hacerlo, ya no estamos separados”. Algunos siglos más tarde encontramos nuevamente la práctica del culto solar con los Esenios, entre los cuales se encontraban Juan Bautista, Jesús y su gente. Por otra parte, Flavio Josefo, gran historiador judío, escribió: “…En cuanto el Sol aparece, los Esenios le dirigen sus mejores deseos como un Padre suplicándole iluminar su alma con su luz…” En tanto que hijos de la luz, se afanaban en elevarse espiritualmente hacia la Unidad Divina simbolizada por el Sol. En cuanto a Filón de Alejandría, consideraba al Logos como el jefe de los Ángeles, el intermediario entre Dios y la Creación, He aquí lo que escribió acerca de esto: “El Logos forma una unidad con la Luz que provee, igual que la fuente y el río que la prolonga forman uno solo. Del Logos provienen los alimentos del alma humana; los más perfectos se nutren del Logos entero, los otros solamente de una parte”.

En resumen, la sabiduría antigua percibió al Logos como el corazón viviente del sistema solar, el segundo elemento de la Trinidad Divina, cuya emanación penetra toda cosa y se manifiesta a través de todas las criaturas, animadas o inanimadas, visibles o invisibles. Un simple razonamiento basta para establecer que todos los seres vivos dependen de la energía solar, y padecen permanentemente sus variaciones. En el invierno cuando la luz del Sol es la más baja del año, la vida se vuelve sensiblemente lenta o desaparece por el frío. La materia inanimada se retracta, se cristaliza o se endurece. Pero imaginémonos que el Sol se pague: la temperatura de la Tierra alcanzaría entonces niveles extremadamente bajos, tendientes al cero absoluto (-273º C), temperatura a la cual el aire que respiramos estaría hipercongelado, y ocuparía un volumen teóricamente nulo. Por lo tanto, la desaparición del fuego solar ocasionaría no solamente la desaparición de toda forma de vida en la Tierra, sino también la de toda composición material perteneciente a nuestro sistema planetario. De hecho, es un poco lo que sucede cuando una estrella, habiendo agotado sus recursos energéticos, se hunde en ella misma para producir lo que llamamos un “hoyo negro”.

El símbolo más evocado para un enfoque metafísico del sistema solar, de su organización y de su mecanismo, es sin duda el círculo, con un punto central que materializa al Sol (Indudablemente un símbolo desarrollado son una de las herramientas de uno de los grados de la Mas:.). Su circunferencia de las radiaciones solares hacia los planetas, comprendidos entre el punto y el círculo mismo. Estas radiaciones, como vehículo de vida y de consciencia, aseguran el enlace entre los elementos masculinos, permanentes y únicos al centro y los elementos femeninos, absorbentes y múltiples hacia la periferia. Los intercambios entre el punto o centro y la periferia están gobernados por esta ley de la armonía y parecen engendrados movimientos principales en el sistema solar:

1. Un movimiento centrífugo de las radiaciones solares, con difusión hacia los planetas y entropía creciente.

2. Un movimiento centrípeto de regreso progresivo y de reintegración hacia el centro, inducido por la atracción del Sol.

Por otro lado, algunas tradiciones reemplazan el cuerpo crucificado de Jesús por una representación del Sol. La lengua griega utiliza igualmente el símbolo astronómico del Sol para la teta mayúscula, letra esencial de la palabra “Teos” (Dios), estando formada esta palabra por un círculo con un punto central. En la comunión cristiana, sin duda, no es una casualidad que la hostia, que representa simbólicamente el cuerpo de Cristo, reviste la forma de un disco solar: “Yo soy el pan viviente que descendió del cielo”. En este caso, la frase litúrgica que se le dice a los fieles: “Codero de Dios que quitas el pecado del mundo”, podría tomarse en sentido de: “He aquí el Cordero divino que consume el pecado del mundo”, siendo el Cordero el Fuego espiritual, la Consciencia solar presente en todo ser. Filón escribió que: “El Logos sana el alma encarnada iluminándola e insuflándole el Espíritu de Dios que guía el espíritu de los hombres hacia la verdad misma”. En cuanto a Sri Aurobindo, célebre místico hindú. A Él debemos la siguiente observación: “Oh Fuego, Oh Cordero, Oh Divinidad universal, las otras flamas son solamente ramas de Tu tronco. Tu eres el nudo umbilical de todas las Tierras y de todos los habitantes”.

El hombre en busca así mismo debe comprender que no solamente posee el Ser en sí mismo, sino también, sino también que participa en la vida del Ser, como un fruto suspendido en la rama de un árbol . Desde el punto de vista místico, “Todo está en Todo” en el universo. Sin duda esto es lo que quiso expresar Hermes cuando dijo que “la Inteligencia del Dios Supremo es emanada por todo el Universo y afecta a todos los mundos por intermedio del Fuego estelar, su vehículo de manifestación”. Innumerables vibraciones recorren el espacio en todos los sentidos y penetran la Tierra, abrazando a la naturaleza y a todo lo que ella contiene. Nos podemos preguntar entonces ¿Cómo es que las cosas se penetran mutuamente sin generar la anarquía, sin interferir los unos con los otros, sin producir el caos? De hecho, la ley de la armonía gobierna todos los intercambios, y si las cosas se penetran mutuamente, esto no significa que ellas interactúan siempre las unas con las otras. En muchos casos, son más bien complementarias.

Como iniciados, sabemos que el hombre mismo es un ser penetrado completamente por lo divino, tanto a nivel de su cuerpo como de su alma. Pero esto no significa que esté total y perfectamente receptivo a las octavas superiores de Logos. En otras palabras, esto no quiere decir que esté plenamente consciente de la Divinidad que está en él. Tal vez es lo que quiso decir Juan Bautista al declarar: “Dentro de ustedes hay alguien a quien no conocen” y que nosotros los Mmas:. Lo simbolizamos con el C:. y la E:. en sus diversas posiciones. Ahora bien, la abertura a los niveles más elevados de la Consciencia Cósmica, también llamada en algunos escritos: “Consciencia Solar”, ¿No es el objetivo de nuestra evolución espiritual? El Cristo Jesús fue un vivo ejemplo de los seres superiores que mostraron un grado excepcional de manifestación del Divino durante su encarnación. Cierto, el niño Jesús, nacido de una familia de Esenios, no era un niño como los otros, pero acaso no dijo: “lo que yo hago, ustedes lo pueden hacer y hasta mejor”.

La tradición de las escuelas Iniciáticas reporta que Jesús dejo a su familia desde la edad de seis años para ir al Monasterio del Monte Carmelo en Palestina, y después a diferentes centros de instrucción entre los que se encontraban Heliópolis, en Egipto. Así, a pesar de recibir facultades excepcionales en su nacimiento, Jesús consagró veinticuatro años de su vida a estudiar, a prepararse para una iniciación de un nivel difícil de concebir. Después de una serie de etapas preparatorias, la armonización del Maestro se terminó en el bautismo purificador en el agua del Jordán. Es entonces cuando recibió el bautismo del Fuego o Bautismo del Espíritu Santo, con el descenso del Verbo Solar a su cuerpo de Maestro. A partir de ese instante, Jesús dejó prácticamente de existir como tal, pues otra Autoridad se expresaba a través de Él, la del Cristo solar. Es por lo tanto el Espíritu del Cristo quien encarnó en el cuerpo de Jesús, destinado a servirle de vehículo durante el resto de su vida. Por esta razón, el Maestro que se volvió el Cristo afirmó más tarde: “El Padre y yo somos Uno…”, “Yo soy la Luz y la vida…” “Yo soy el pan viviente bajado del cielo”, “Yo soy la vía…”


Nuestra verdadera misión como Mmas:. en la Tierra es sin duda alguna expresar en el plano humano una imagen cada vez más viva del Pan Divino. Que sea consciente o no, es para este fin que trabaja la evolución que opera en él. A través de una larga serie de días y de noches donde su consciencia se abre y se cierra a la vida objetiva, la luz se infunde en él y alrededor de él. Recibiéndola, se despierta a él mismo, se ilumina y participa finalmente en un movimiento progresivo de regreso hacia su estrella iluminadora: el corazón de Dios representada también con la Estrella del Ort:. y me hace recordar una ceremonia de grado de la Mas:. En que nos dicen: “Mira la estrella…”; también el despertar a él mismo me hace recordar al bello simbolismo de uno de los grados de la Mas:. En donde se coloca al H:. echado en un Ata:. En el Ort:. y después de la ceremonia se levanta glorioso …..

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