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martes, 12 de agosto de 2014

La Filosofía de Platón

La Filosofía de Platón

Preparado Por: CARLOS NAPOLEON DEL CARPIO

 
En esta oportunidad os presento un Tra:. Referente a la “Filosofía de Platón, para lo cual del libro “La Filosofía de Platón a Santo Tomás cuyo autor es Francisco Chatelet (Siglo XX) he extraído la cita que párrafos más abajo la encontrarán. Como lo indica el autor de la cita, nadie puede negar que Platón fue  un genio y que su obra constituye siempre una referencia. Y a propósito de esto, muchos de los problemas planteados por él sigue siendo de actualidad y es que él fue un precursor en diversos campos.

“La eficacia del pensamiento platónico no está en duda. Platón murió en el año 347 antes de nuestra era. Desde entonces la cultura no ha dejado de hacer referencia a él, para inspirarse, para criticarlo, para tratar de rebosarlo. Su obra se erige ineluctablemente en el horizonte de toda investigación teórica, antiguamente, hace poco y hoy en día. El arte y la literatura, que se nutrieron de él, no pueden, menos antaño que ahora ignorarlo. De todos los pensadores, él es ciertamente aquél cuya influencia ha sido la más extensa, la más profunda, la más durable ¿A que se debe tal éxito? ¿Por qué ésta perennidad del Platonismo, que ha resistido a todos los rompimientos que ha atravesado la cultura occidental, desde la predicación de Cristo hasta las afirmaciones unilateristas de la civilización occidental? ¿Por qué es finalmente alrededor de esta obra, tan lejana que parece estar fuera del tiempo, que todavía hoy se desatan pasiones, positivas o negativas, de todos los mamantes del pensamiento?

No hay respuesta exacta a estas preguntas. Basta hacer alusión a la situación efectiva y a las ideologías a las cuales Platón se habría  de enfrentar, para entender por qué sus textos perduraban como un modelo y como una solicitud para hacer tanto como él y de llegar aún más lejos que él. Los diálogos platónicos no sabrían estar desligados del tiempo que los vio nacer; la coyuntura histórica de esa época es determinante. Separarlos de ese contexto, es condenarse a no entender nada de su originalidad y a esa forma que le permitió atravesar la historia. Platón es un Ateniense del siglo IV, decepcionado de su ciudad. Ahora bien, son precisamente esta decepción y el proyecto teórico que ella suscita, los causantes de la durabilidad del Platonismo ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo concebir que una obra tan fuertemente marcada por las circunstancias pueda sernos de actualidad hasta tal punto? ¿Por qué Platón plantea, todavía, problemas que son nuestros? ¿Por qué somos, lo queramos o no, nos irrite o nos regocije, Todavía hay discípulos de Platón? ¿En qué lo somos? ¿Cómo puede ser que este escritor que hablaba hace veinticuatro siglos, ya hablaba de nosotros y tan atinadamente?”

Platón nació en el año 427 a. de C., en Atenas, De su verdadero nombre “Aristocles”, fue llamado “Platón” por el hecho de que, se dice era de gran estatura. Otros pretenden que se debió al ancho de su frente. En efecto, en griego antiguo, “platón” evocaba la idea de “ancho”. Como quiera que sea, este “Deus Philosophorum”, como lo llamaban los historiadores, era de cuna noble. Así es que aprovecho las ventajas de su condición y tuvo acceso a las diferentes formas de cultura de su época: las matemáticas, la música, la escultura, la pintura, la gimnástica, entre otras. Alumno particularmente brillante, dio prueba rápidamente de su genio y de su eclecticismo.

En el año 407, a los veinte años, conoció a Sócrates, maestro de la “mayéutica” y se convirtió en su discípulo, como sus hermanos Glaucon y Adimato, así como sus amigos Critias y Cármides. Al morir el “Philosophus Practicus”, que fue condenado a beber cicuta por subvertir a la juventud y cuestionar los principios del estado”, Platón dejo Atenas y partió a Mégara, donde en poco tiempo se volvió discípulo de Euclides, matemático particularmente sobresaliente. Después se fue a Egipto, donde no solamente estudió las doctrinas enseñadas en las Escuelas de los Misterios, sino también astronomía y medicina. En el año 389, regresa a Atenas y luego va a Sicilia, con el fin de convertir a su filosofía a Dionisio el Joven y de reconciliarlo con Dios de Siracusa. Parece que Platón tuvo que sufrir la tiranía de Dionisio y que se salvó gracias a que huyó a Grecia. Allí murió en el año 347 a. de C., en circunstancias desconocidas para los historiadores.

Como Sócrates, al que profesaba una profunda Admiración, Platón concede mucha importancia la educación. Al respecto, su sistema estaba basado en una noción fundamental; la búsqueda de la verdad. En oposición a ciertos filósofos de esa época, que pretendían que sólo se podía alcanzar esta Verdad por medio de la introspección, Platón privilegiaba también a la ciencia, es decir, al estudio y la observación del mundo exterior. En el año 387 a. de C. concretiza sus teorías educativas con la creación de una Escuela de gran importancia en ATENAS: La Academia. En esta escuela los niños son admitidos a la edad de los 7 años. Hasta los 10 años, siguen el ciclo de estudios primarios. En seguida comienza un ciclo de estudios secundarios, que dura hasta los 10 años, siguen el ciclo de estudios primarios. En seguida comienza un ciclo de estudios secundarios, que dura hasta los 18 años, A los 20, después de haber cubierto sus obligaciones militares, los estudiantes comienzan el ciclo de estudios superiores. Este ciclo dura hasta la edad de 30 años e integra sobre todo el aprendizaje de las matemáticas trascendentales. Viene enseguida un ciclo de estudios puramente filosóficos. De hecho, el “Cursus” platónico dura hasta los 50 años. Sobre esto Platón decía: “o seguir este largo itinerario o renunciar a todo”. Sin duda alguna, pocos estudiantes alcanzaban el objetivo, pero aquellos que lo lograban eran considerados como verdaderos filósofos.

En la Academia, los primeros años de la infancia están centrados en una educación a la vez física, cultural y espiritual. La educación física está fundada en la práctica de juegos colectivos.  El espíritu de competencia está ausente de estos juegos, pues Platón quiere darles un valor educativo y un alcance moral. Sabemos igualmente que las actividades que propone en este campo necesitan de cierta higiene médica y un régimen alimenticio estricto. Por lo que toca a la educación cultural, ésta consiste en el estudio de materias fundamentales como la escritura, la lectura, la historia, la geografía, las ciencias naturales… En cuanto a la educación espiritual, descansa esencialmente en el arte, especialmente en la música y la danza, que Platón utiliza para disciplinar tanto al espíritu como al alma. Su sistema educativo integra también a la poesía, en particular la de Homero, al que considera como el más grande de los poetas.

En el plano puramente espiritual, Platón confiere un carácter fundamental a las matemáticas (aritmética y geometría), y esto, en todos los peldaños de su sistema educativo. Para él, la aritmética no se limita a los problemas concretos de la vida. Igualmente integra la ciencia de los números y su aplicación a las leyes divinas. En cuanto a la geometría, su complemento, piensa que es indispensable, no solo para situarse en el espacio, sino de igual manera para aprender el Plan Divino. Sobre esto, comparte la idea de Pitágoras según la cual “Dios geometrizo en el principio de los tiempos”. Además, considera que estas dos ciencias no son el patrimonio de una elite, sino que se dirigen a todos. Esta idea es verdaderamente innovadora para la época. De manera general, Platón hace de las matemáticas el instrumento de lo que lama la “conversión del alma”, en el sentido de que ellas contribuyen, según él, a la elevación espiritual.

Vayamos ahora a la filosofía de Platón. Para él, el bien es la causa de todo lo que es bello, tanto en el mundo visible como el invisible, y es expresándolo en su comportamiento y en su trabajo, como el hombre puede volverse sabio tanto en la vida privada como en la pública, en efecto, no olvidemos que ese filósofo se interesa mucho por los derechos y los deberes de los ciudadanos, que era el caso de Sócrates, su maestro. Por otra parte, Platón hace una diferencia fundamental entre el mundo de las Ideas y el mundo de la Forma. Según él, el mundo de las Ideas es el “mundo noumenal” y el de las formas, el “el mundo fenomenal”, en el sentido que damos a estos conceptos a nuestras enseñanzas. Sólo el primero de estos dos mundos da acceso al estado de Perfección, sin embargo el segundo no debe ser descuidado. En esto, Platón considera que Dios se manifiesta en los dos por la misma ley divina del bien.

Por extensión, piensa que toda la Creación es el resultado del Amor Divino o la Ley del Amor y que es la expansión de este Amor el que produjo el universo, a la naturaleza y al hombre mismo.

Según Platón, toda la Creación descansa en el Principio supremo de una idea única, de una sola Realidad, que se manifiesta en el plano terrestre de forma múltiple. Esta Idea Primordial es el fundamento del Ser y la base del Conocimiento verdadero: conocer, es comprender la Idea de toda cosa y volverse uno con ella, pudiéndose obtener esta fusión sólo mediante el estudio de las leyes divinas, especialmente de aquellas que presiden a lo Bello, al Bien y a la Verdad, tanto en el plano material como en el espiritual. Al respecto, el mundo de la Forma y el mundo de las Ideas están íntimamente ligados, debido a que le primero es una emanación del segundo. Además, en un diálogo de “Fedro”, Platón atribuye a Sócrates la siguiente declaración: “El hombre debe elevarse de la multiplicidad de sensaciones a la Unidad Divina, donde residen lo Bello, el Bien y la Verdad”.

Platón atribuye tres caracteres a la Idea: La Unidad, La Verdad y la Inmutabilidad. En este sentido escribe: “Si la Bondad y el Amor, así como la Verdad, son realidades, por más que sean átomos, aquel que hace de la virtud sus deleites, debe estar feliz y en armonía con la totalidad de las cosas. En la correlación de los fenómenos, esta Unidad y esta Pluralidad tienen su lugar en un Todo contenido e inmutable”. A todo esto se añade que según Platón, la Idea subyacente a toda manifestación natural tiene su raíz necesariamente en el Bien, mayor atributo de Dios. Por otra parte, en este filósofo encontramos por primera vez el postulado según el cual la Divinidad, el Ser, obra de manera constructiva en toda la Creación. El Bien es sólo real y permanente. El mal no es más que la ausencia del Bien; por lo tanto es irreal y pasajero. La idea dominante de Platón es pues la siguiente: “El ser, es decir Dios, es fundamentalmente bienhechor”. Esta concepción es, por otro lado, el fundamento de las reglas que él propone para instaurar un gobierno ideal. Por esta razón piensa que las leyes deben ser establecidas con el fin de guiar al hombre por la vía del Bien y permitirle manifestar en su comportamiento lo mejor de él. Tal es el fundamento de su libro “La República”.

A propósito de la “República”, podemos afirmar que esta obra constituye el mayor grupo de preceptos filosóficos-políticos jamás escrito. Platón mismo la presenta como una Utopía, pero insiste en el hecho de que esta Utopía puede volverse Realidad si los hombres se esfuerzan. Encontramos la confirmación de este hecho en una réplica de Sócrates a Glaucon. Habiéndose dicho éste: “Tal ciudad no puede existir en la Tierra”. Sócrates le respondió: “Tal vez en el Cielo existe un tal modelo para aquél que quiera contemplarlo y hacer de él la guía de su conducta. Por lo demás, poco importa si esta República existe o deba existir algún día. Lo que si es cierto es que el sabio no consentirá jamás gobernar en otra que no sea ésta”. En los planos político, económico y social, Platón considera igualmente al Estado como un cuerpo que tendrá salud solamente si todos los ciudadanos están en armonía unos con otros y ejecutan convenientemente sus tareas. Por otro lado, según él, el individuo podrá desarrollarse únicamente en una comunidad debidamente jerarquizada, donde cada uno tenga el lugar que merezca en función de sus capacidades.

La “Alegoría de la Caverna”, en el Libro VII de la “República”, ilustra perfectamente la filosofía de Platón. Para comprenderla, hay que pensar que en ella recurre más a la intuición que a la razón. Dicho de otro modo, se dirige más al alma que al intelecto, que por otro lado es el caso de todas las alegorías e incluso de las parábolas. Entonces, es buscando la verdad más allá del relato que podremos encontrar las claves de esta alegoría y pasar de la esfera del exoterismo a la del esoterismo. Como su nombre lo indica, ella se define por la existencia de una caverna. Símbolo de la condición humana, en la cual los prisioneros están encadenados desde la infancia. En el exterior, ellos ven los fulgores de un fuego ardiente a una cierta altura. Entre ellos y este fuego, distinguen un camino bordeado por un pequeño muro, detrás del cual pasan hombres llevando plantas artificiales y marionetas que representan animales u hombres. Todos estos objetos emergen por encima del muro, y el fuego proyecta sus sombras en la pared de la caverna, e el interior.

Para los prisioneros, las sombras proyectadas en la pared de la caverna representan la realidad del mundo exterior, pero estas sombras no son de hecho más que los reflejos de hombres, animales o plantas artificiales. Igualmente, al oír voces que ellos atribuyen a las marionetas, no saben que son emitidas por aquello que las portan. Entonces un prisionero es liberado en contra de su voluntad y conducido por la fuerza afuera de la caverna. Ahí ve el fuego que lo deslumbra a la luz y contempla finalmente al mundo que lo rodea. Poco a poco comprende que lo que veía en la caverna era ilusorio y que no tenía ninguna existencia real. Después de haberlo dejado algún tiempo contemplar y descubrir lo que se ofrecía a la vista, lo llevan a la caverna donde encuentra de nuevo a sus antiguos compañeros y les describe lo que vio, es decir la “Verdadera realidad”.

Independientemente de su filosofía, Platón se interesa naturalmente en las doctrinas que se refieren a los orígenes de La Creación y al destino del hombre. Cree que Dios creo el mundo en forma de esfera, concepto que fue retomado siglos más tarde por Copérnico con el nombre de “Nueva Cosmología”. Por otro lado piensa que el Universo, el “Kosmos” está impregnado de un Alma a la que llama “Éter” y cuya fuente es el Ser.

Por extensión, considera que el alma de los hombres es una emanación de esta Alma Universal. Igualmente cree que la naturaleza se mantiene viva por efecto del “Nous”, al que llama también “Esencia Divina”. Encontramos aquí nuevamente referencias que forman parte de sus enseñanzas. Admite igualmente como una evidencia la doctrina de la reencarnación como parte de la inmortalidad del alma y se refiere a ella abiertamente en sus escritos. De forma general, esta convencido de que el hombre evoluciona hacia la Perfección y que esta destinado a volverse él mismo un agente de lo Bello, del Bien y de la Verdad.

En conclusión se puede decir que Platón fue un ser excepcional, un Maestro. La Academia que el fundo duro siglos y se prologo en la Escuela de Alejandría. Los primeros padres de la Iglesia  cristiana rindieron homenaje a su cultura, a su inteligencia y a su sabiduría. San Agustín tomo de sus doctrinas dos tercios de su teología. Por otra parte, los escritos platónicos influenciaron al Islam, especialmente al Sufismo arábigo-persa, así como a la Kabala. Todavía en nuestros días Platón es considerado como uno de los mas grandes filósofos que la humanidad haya conocido, a tal grado que un pensador del siglo XX dijo de el: “Todo, después de Platón, no ha sido mas que una larga cita”.


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