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domingo, 26 de julio de 2015

PUEBLOS ORIGINARIOS Y LIBRE PENSAMIENTO - MASONERIA

PUEBLOS ORIGINARIOS Y LIBRE PENSAMIENTO - MASONERIA



La pauta y legado del libre pensamiento o de los masones al liberalismo político que ha dejado y ejecutado en torno a la comprensión y reinvidicación de los pueblos originarios de América, está signada por circunstancias que pueden parecer contradictorias, por el choque cultural producido, pero que también reivindica el origen primario de América visto la evolución histórica a lo largo de estos siglos.

No podemos dejar de analizar todos los procesos encarados por el Hombre de acuerdo al contexto de la época. Cuando imperaban aún resabios de la oscuridad del medioevo, época en la cual se inició la conquista de América, no podemos parar de encontrar oscuridad y salvajismo en los procederes del individuo.

Cuando casi todas las cuestiones de litigios, sean cuales sean los mismos, se acostumbraban a resolver por métodos violentos, no podemos dejar de tener manifestaciones violentas en toda la sociedad.


Cuando las guerras son moneda corriente y sus excesos se ven como casi naturales, esto es producido por un patrón de conducta general, no sólo como aspectos circunstanciales o hechos aislados.

La corriente del libre pensamiento no escapa a los vaivenes de este análisis, pero si introduce elementos nuevos y razonados que van cambiando conceptos asumidos y dándole a la sociedad nuevas formas de expresión y lucha en pos de lograr una mayor humanización de las conductas generales.

La Revolución Francesa, signada por un espantoso derramamiento de sangre, más dejó a la humanidad la asunción de obligaciones de manejo comunitario, defensa de principios ciudadanos y de derechos humanos. El lema de Libertad, Igualdad y Fraternidad a pesar de ser dicho con el ruido de fondo del accionar de la guillotina, fue dicho por primera vez en ese momento y no en otro de la historia y a partir de ahí cambió, definitivamente, el mundo tal cual se lo conocía. Del Caos surgió el Orden, porque se percataron que quedándose en el caos sólo se retrocedía.

En medio de conflictos, primero por la independencia, después por las guerras civiles que estallaron, con masacres, con destrucción del orden constitucional, acontecimientos donde siempre estuvieron involucrados libres pensadores, también los hubo gritando en pos de la defensa de valores espirituales y ciudadanos, dándole bofetadas encausadoras a los acontecimientos que superaban a los protagonistas.

Cuando aún la esclavitud imperaba en el continente, se ponía a debate esta causa y surgían defensores de la libertad, cuando otros la querían abolir.

Cuando los pueblos originarios morían diezmados por la injusticia social en el reparto de la tierra, aparecía Benito Juárez en México, el primer Presidente indígena de América.

Cuando nuestros indios eran humillados, Belgrano y San Martín soñaban con coronar a un Inca que gobernara a las Provincias Unidas del Río de la Plata. La idea era resarcir a los despojados, a los pueblos originarios. La frase que sintetiza esto es la acuñada por el Libertador de Argentina, Chile y Perú: “En pelotas, pero libres”.

Los nombrados, todos libre pensadores, eran el grito que encauzaba aún a sus propios hermanos de razón, hacia un nuevo camino, muy pedregoso, pero que enderezaría la senda de la defensa de la dignidad humana.

Muchas veces entre partidarios de los mismos ideales hubo enfrentamientos, como Napoleón y Wellington en Waterloo, pero protagonizando y terminando de forjar los destinos de las naciones, aunque en veredas opuestas.


La cuestión de fondo

Los pueblos originarios de América fueron sometidos por hambre, guerras o enfermedades, destruyéndose completamente su cultura, sus expresiones arquitectónicas, su lengua, su religión.

Las grandes civilizaciones de América, los Aztecas, los Mayas, los Incas, entre otros, ya edificaban en piedra todas sus ciudades, cuando en Europa las chozas eran viviendas comunes y la falta de higiene era asumida como normal, mientras nuestros indios hacían de su pulcritud corporal una naturalidad.

Pero sobre las ruinas de piedras los conquistadores edificaron sus templos y palacios, tratando de sepultar lo evidente, pero simbólicamente asentándose sobre lugares sagrados y con fuertes bases edilicias, dando así sustento a lo nuevo.

La asimilación de las religiones ancestrales que se mezclaron con el cristianismo fue un cóctel que preservó lo original y simbólicamente dio el mensaje oculto a la resistencia mental contra la opresión.
Esto tiene claros signos libre pensantes en los conceptos de labrado de la piedra bruta, de transmutación, de muerte y nacimiento y de ahí proviene la base del porqué el libre pensamiento caló en el Nuevo Mundo. 

A las ideas del Iluminismo se le unieron los vestigios tangibles de las culturas autóctonas. Se podía comprobar en cada rincón del continente que la revolución no solo venía con la evolución del pensamiento humano, sino con las huellas que dejaron los pueblos originarios en los cimientos de los edificios del imperio español americano.

Lo que se reclamaba al inicio de la guerra de la independencia, era libertad de autogobernarse, como los indígenas gozaban en el pasado. No era la venganza por el sometimiento de tres siglos al imperio, era para recuperar lo perdido.

Y los libre pensadores eran los directores de este alzamiento, porque portaban las ideas importadas de Europa pero ellas se unían a lo palpable de la cultura americana.

¿ Porqué un proceso así se dio en América y no en otra parte mundo?: porque aquí se juntaron las ideas de Libertad, Igualdad y Fraternidad en un punto coincidente con el pensamiento y las expresiones culturales de los pueblos originarios.

En Africa y en Asia los europeos se fueron casi cuando ellos quisieron, cuando secaron los recursos naturales y dejaron oscurantismo mental. Los europeos asumieron la lección aprendida en nuestro continente. No demolieron las pirámides egipcias ni los templos hindúes. No impusieron una cultura a la otra. Se dedicaron a explotar y administrar. Cuando terminaron de diezmar a la población original, no importaron otra, la africana, para reemplazarla. La sangre que vertieron no abonó la semilla de la rebelión y la libertad.

De esta forma crearon una nueva forma de dominación: la dependencia. Una forma inteligente y de menor exposición que la violencia armada, la conquista y dominación de territorios.

Dejaron establecido el lazo de la dependencia económica y/o política que hasta el día de hoy sigue teniendo fuerza de “ahorcamiento”. Siguen teniendo las manos manchadas de sangre, pero ahora usan guantes de goma.

En cambio, la destrucción de esta parte del mundo por los españoles y portugueses fortaleció el espíritu de resistencia y sobre ella se edificó una nueva cultura, mezclando lo de aquí con lo de allá.
Nuevamente se moría algo y nacía otra cosa.

Los españoles invocaban el poder divino por el cual justificaban sus actos. La espada y la cruz se fusionaban en un solo instrumento de dominación, pero los americanos, sin dejar su religiosidad, truncaron el designio divino con el cual el español justificaba su accionar, rompiendo así el discurso mesiánico y cambiándolo por uno racionalista. El mayor genocidio cometido por el Hombre terminaba.

Al caer el imperio español de América, no tardó en caer el poder temporal de la iglesia romana con la destrucción de los Estados Pontificios y el surgimiento de Italia. No por casualidad otros libre pensadores fueron protagonistas imprescindibles en este proceso.


Si América no caía jamás se hubiera terminado la era del oscurantismo europeo impuesto por la Iglesia, último resabio de la Edad Media. 

Poder imperial colonialista y poder religioso se mezclaron en el siglo XV, para caer en el XIX, solo por la revolución producida por el poder de los ideales del libre pensamiento, que hicieron, en otro contextos y circunstancias, la Revolución Norteamericana, la Francesa, las Guerras de Independencia de Latinoamérica y el proceso de la independencia de Italia.

El mundo ya no sería igual. 

Solo la aparición de nuevos fenómenos en el siglo XX quitaría al libre pensamiento del primer plano de protagonismo mundial: la aparición de partidos políticos organizados y los extremismos derechistas europeos.

Esto no significa que esta corriente no tiene razón de ser en la actualidad, al contrario. Sólo significa que el cambio producido requiere de cambios tan profundos en todo estamento social, que hasta la propia sociedad de hombres que protagonizaron los procesos, debe adecuarse al nuevo escenario.

Llega la etapa de la reparación social, de las injusticias distributivas de la riqueza, de la educación no excluyente, de los procesos económicos reparadores, del imperio de la ciencia y la racionalidad, de la elevación del hombre a una nueva escala de progreso, donde la fraternidad sea la moneda de cambio, no los fusiles o el oro.

Llega la etapa de las reivindicaciones, de las reparaciones, de la justicia social y quién más merecedores de esto, que los pueblos originarios, nuestros antepasados…Los Indios.

Donde hay una causa que mereció enmendarse, ahí siempre estuvo el libre pensamiento. Y terminó jugando el rol que proclamaba y ejecutaba.

Hoy en día se debe retomar esa senda, porque muchas cosas están sacando a la humanidad de su rumbo y las injusticias se acentúan, en lugar de retroceder.

Reivindicando el pasado, a los pueblos originarios, dándole sentido al presente, encausando rumbos y corrigiendo injusticias, llegaremos al futuro mejor.

El librepensamiento volverá a marcar el rumbo en un futuro que está por llegar.

http://danieleugeniopena.blogspot.com/2011/04/pueblos-originarios-y-libre-pensamiento.html

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