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sábado, 11 de junio de 2016

Inanna-Ishtar: la Diosa mesopotámica 2 de 3

Inanna-Ishtar: la Diosa mesopotámica 2 de 3

Inanna es la diosa del cielo y de la tierra. Sus joyas de lapislázuli reflejan el azul del cielo y el azul de las aguas insondables del espacio que los sumerios llaman las “profundidades”. Lleva en la cabeza los cuernos de la luna. Se le conoce como la “verde” por el ondulado mar de verde cereal que la tierra luce como un manto en primavera. Otra de sus epifanías es como conductora de un carro tirado por leones. 


Los himnos sumerios de la Diosa anunciaban los que hoy todavía se ofrecen a María, reina virgen del cielo. Los atributos de la diosa eran, al igual que los de María, la luna creciente y la estrella matutina y vespertina (Venus). El consorte de Inanna (Dumuzi, semidiós y héroe de Uruk) moría, y descendía al inframundo cada año, fulminado por los rayos abrasadores del sol de julio que resecaban y achicharraban la tierra. Ascendía de nuevo bajo la forma de los primeros brotes de cereal que anunciaba la renovación de la fertilidad de la tierra. María tiene un hijo que sufre una muerte sacrificio, desciende al inframundo y resucita de entre los muertos. La diosa doliente y el dios agonizante que aparecen juntos en el mito lunar, ha sido conservado en los rituales de la Iglesia que saludan el nacimiento del hijo de una madre en Navidad, llora su muerte en Viernes Santo y celebra su resurrección el Domingo de Pascua.

Relieve Burney o de La Reina de la Noche. Representación de Ishtar/Ianna (a veces Lilith o Ereshkigal) en el Museo Británico. Siglo XIX o XVIII a.C.

Se han conservado cinco sellos del periodo acádico (2334-2154 a.C.) que representan a una diosa y su hijo: uno muestra a la diosa alzando al niño sobre su regazo. La presencia de la estrella de ocho puntas y la luna indican que se trata de la Diosa. Las dos figuras que se aproximan a la madre y al hijo, junto con la estrella, anticipan la imagen del Belén y la adoración de los Reyes Magos.



Sumeria.

Como hemos dicho la diosa sumeria Inanna tiene su equivalente semítico en Babilonia: Ishtar. La cultura sumeria, conocida desde hace 150 años, es importante porque el Antiguo y Nuevo Testamento están plagados de imágenes procedentes de Sumer a través de las culturas babilónicas, asiria y cananea. La mitología de griegos y romanos es testigo del legado de las imágenes sumerias.

Reconstrucción de la civilización sumeria al lado del río Tigris

Smith descubrió en Nippur las tablillas que contienen el relato del Diluvio; Layard excavó Nínive yWoolley descubrió los enterramientos de Ur. Los orígenes de los sumerios y de su lengua, que no es semítica ni indoeuropea, son todavía un misterio. Llegaron al sur de Mesopotamia absorbiendo las habilidades técnicas de los pueblos indígenas que allí estaban asentados. El área en torno a Basora, en la frontera de Irán-Irak fue testigo del nacimiento de esta civilización. Woolley resalta la intensidad del influjo sumerio en el IV milenio sobre Egipto. Uruk, la ciudad de Inanna, surgió en el 5000 a.C. El norte (Nippur, Acad, Babilonia…) tenía una población semita ya asentada en la zona cuando llegaron los sumerios, aceptando su dominio. Pero terminaron rebelándose y hacia 1750 a.C., con Hammurabi, el sur sumerio fue eclipsado. Los babilónicos (Hammurabi) conservaron la cultura sumeria, traducida a su lengua, el acadio. Así fue como Ishtar heredó la iconografía y los dramas rituales de Inanna. En principio, el Diluvio era una historia asiria, hasta que se encontró su origen babilónico y, finalmente, sumerio.

Ídolo primitivo mesopotámico que nos recuerdo a una diosa-huevo

La mitología sumeria surge de la fusión de cuatro culturas distintas. Se encuentran muestras de la iconografía de la Diosa madre en la cultura de El Obeid, pueblo desconocido asentado en la zona en el VI milenio a.C., con alfareros y artesanos de enorme talento. A parte de ellos está la cultura sumeria, que se llaman así mismos el pueblo “negro” o “de cabeza oscura”. Hasta hace poco en los manuales de historia se afirmaba que llegaron en la segunda mitad del IV milenio de una región no identificada con precisión, sin embargo, entre las numerosas hipótesis sobre su origen, la más aceptada hoy en día es la que argumenta que no hubo una ruptura cultural con el período de Uruk, es decir, que nadie llegó de fuera. En tercer lugar estaban los pueblos semíticos de lengua acadia (al norte) y, finalmente, en el III milenio a.C. se produjo una invasión de tribus indoeuropeas (arias) que introdujeron el carro de guerra tirado por caballos, y los guerreros a caballo. La llegada de tribus que adoraban a dioses celestes explica la triada sumeria de An,Enlil y Enki y el progresivo avance de Enlil (dios del cielo, del aire) hasta alcanzar la supremacía. Su ciudad era Nippur (acadios) y su poder era el de la “palabra” creadora, lo cual nos recuerda al dios bíblicoYahvé.


Hacia 2400 a.C. aumenta el poder semítico acadio, en el norte, y la Diosa pierde poder, igual que las mujeres. Es la época en la que parece haber dos mitologías: la de la Diosa y otra reciente en la que empieza a dominar el Dios. Kramer dice que hacia 2400 a.C. la madre tierra (Ki) dejó de ser adorada como madre del cielo (Enlil). Todavía no está claro como y en qué fecha el dios hijo evolucionó hasta convertirse en dios padre.

Los sumerios en el IV milenio a.C. descubrieron que el firmamento nocturno y las trayectorias de los planetas y las estrellas están sometidos a una regularidad matemática, la cual sería deseable como modelo para regular la vida humana. Se concibió el universo como ser viviente, como gran madre dentro de cuyo vientre existían todos los mundos, tanto el de la vida como el de la muerte. En los primeros poemas sumerios se refleja la alegría humana por el disfrute de la riqueza y el gozo del mundo material.

El templo sumerio como axis mundi.

Los zigurats son torres escalonadas, símbolo del axis mundi, que en la Biblia son caricaturizados en laTorre de Babel. El templo sumerio estaba coronado por los cuernos de la luna creciente y del toro: su interior abarcaba las tres dimensiones del cielo, tierra y el inframundo. A comienzos de la civilización sumeria los mundos visible e invisible se consideraron una unidad. El zigurat servía para conectar la tierra con el cielo, lo visible con lo invisible. En su cúspide estaba el lugar en el que las dos dimensiones se encontraban, donde se celebraba el matrimonio sagrado (Hierosgamos) que las reunía, liberando así los poderes generativos que renovaban la tierra.

Zigurat de Ur-Nammu

Los restos del de la antigua ciudad de Dur - Kurigalzu, en las cercanías de la actual Bagdad, que los viajeros antiguos identificaban con la Torre de Babel.
A la derecha, representación de la Torre de Babel de Abel Grimmer (1570-1619).

El templo evolucionó a partir del establo de vacas y el aprisco de ovejas, imágenes del cuerpo de la Diosa, santuario donde tenían lugar los grandes misterios de la fertilidad. De ahí evolucionó al zigurat, montaña sagrada, como símbolo del cuerpo de la Diosa. El templo simboliza la montaña cósmica primordial que existía antes de la creación del cielo y de la tierra. También en el Neolítico, un montículo o montaña simbolizaba a la Diosa. Robert Graves nos habla del montón de cenizas que mantenía el fuego en su interior, del que deriva el omphalos griego. En la Edad del Bronce las tumbas colmena y el onfalós pertenecen a esta iconografía.

Como la cueva paleolítica y el templo megalítico, el templo sumerio era a la vez útero y tumba. El santuario hueco bajo el templo –la cripta- era el inframundo y simbolizaba el útero de la diosa, donde misteriosamente tenían lugar los procesos de gestación y regeneración, y donde el dios sacrificado descansaba durante su sueño invernal “en la montaña”. De esta manera los animales que invernan, como el oso, la serpiente… pueden ser símbolos del inframundo.

Recreación de la vida sumeria al pie de un templo

La diosa Inanna: Nammu y Ki-Ninhursag.

Antes de narrar la historia de Inanna es necesario mencionar a otras dos diosas. La primera de ellas esNammu, diosa del océano o mar primordial, de la que deriva la diosa madre babilónica Tiamat. Los sumerios creían que el mar primordial era la fuente de la que emergió toda la creación. Nammu se representaba originariamente como diosa serpiente (su jeroglífico era el mar). La segunda en Ninhursag prototipo de la acadia Aruru.

Nammu puede compararse con la imagen hindú de Ananta, la “interminable”, la gran serpiente del abismo cósmico, sobre cuyos anillos “descansaba” el dios Visnú entre avatar y avatar. La imagen de la Diosa como gran serpiente reaparece en el Budismo Mahayana (la salvación por la fe y la devoción), donde la serpiente Mucalinda sirve de trono a Buda, protegiéndolo de las fuerzas destructivas del universo. Esta imagen es la que subyace en la diosa sumeria Nammu como la gran diosa serpiente del abismo y su hijo Enki, que se convirtió en uno de los tres dioses principales: el dios de la sabiduría.

Visnú durmiendo sobre la serpiente Ananta (“Infinito”). Relieve del 425 d.C.

Visnú durmiendo sobre la serpiente Ananta

Diosa con cabeza de serpiente y su hijo en brazos (c. 4000-3000 a.C. Ur). La serpiente Mucalinda sirve de trono a Buda, protegiéndolo de las fuerzas destructivas del universo

En Khafaje (Irak) se encontró un cuenco de esteatita labrado que muestra a la diosa de las serpientes y a la diosa de la regeneración (c.2700-2500 a.C.) La primera sujeta dos serpientes entre sus manos, como las diosas cretenses, y la segunda sujeta arroyos de aguas en cada mano (la serpiente simboliza el agua). También aparecen leopardos y leones, como en Çatal Hüyük.


Cuenco de esteatita labrado que muestra a la diosa de las serpientes y a la diosa de la regeneración (c. 1700-2500 a.C., Khafaje, Irak)

La otra diosa es Kininhursag, hija de Nammu, o Ninhursag como se la conocerá posteriormente, era la diosa de la vida y la fertilidad. En Acad era llamada Aruru. En su origen fue la gran madre de un pueblo agrícola diestro en la artesanía, que había sido adorada como creadora antes que los dioses. En el 3000 a.C. en El Obeid tiene un templo dedicado. Dos leones de bronce custodiaban su entrada. En los frisos decorativos aparece como un águila con cabeza de león, entre dos ciervos, epifanía de la diosa como descendiente de la diosa de los animales y la diosa pájaro neolíticas.
Ninhursag, en Tell al Ubaid, c. 2400 a.C.

Ki-Ninhursag es la madre de todo ser viviente, además la del propio planeta, de la tierra y del suelo rocoso. Regía el nacimiento de todo, por lo que su emblema o ideograma es la ∩ (la u invertida o herradura) que simboliza el útero, el aprisco o el establo. La comadrona divina de dioses, reyes, mortales y animales. Se ha sugerido que el lugar donde las mujeres se recostaban para dar a luz estaba asociado con el templo. Era la propietaria de todos los alimentos que se administraban y repartían desde el templo. Como dadora de leche se le representaba como la gran vaca, igual que en Egipto, que ofrecía su leche a todo el pueblo.

Diosa madre con su hijo (sellos cilíndricos c. 2300-2000 a.C. que pueden estar representando a Ki-Ninhursag en su papel de gran madre de todo ser viviente.

Friso del templo de El Obeid que muestra los sacerdotes y el ganado de la diosa Inanna junto a la puerta de su templo (c. 3000 a.C.)

El útero de la diosa también era el mundo subterráneo o morada de los muertos, pues no olvidemos que era la gran madre de la vida y la muerte.

http://pladelafont.blogspot.pe/2012/11/inanna-ishtar-la-diosa-mesopotamica.html

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