Estas escuelas tuvieron su principio muchísimo antes de que se escribiese la historia de las actividades humanas y, en todas las épocas sus miembros estuvieron dispuestos a servir los mejores intereses de los pueblos enseñándolos y guiándolos para recibir los mayores beneficios posibles de la vida, con el menor sufrimiento; sin embargo, la historia revela que no todos estuvieron dispuestos a aceptar las verdades «¡que hacen libres a los hombres!».
Sus enseñanzas fundamentales, comenzando por las Coptas Egipcias primitivas y las pre-cristianas Gnósticas, no han cambiado jamás.
Cada época, sin embargo, ha requerido una nueva interpretación y una nueva aplicación de la LEY a las, necesidades del individuo y de las naciones.
En esta Nueva Edad, la obra de las Asociaciones Espirituales y Ocultas debe ser restablecida en el mundo con la misma fuerza que tuvo en épocas anteriores para que los pueblos puedan ser instruidos en la Ley y se capaciten para usarla en la obtención de la Iluminación y la Inmortalización del Alma, como único medio de salvar a la humanidad.
En los últimos tiempos sociedades pseudo-ocultas y organizaciones rosacruces imaginarias han destruido la confianza de muchos investigadores, estudiantes y aspirantes. El hombre tiene tendencias demasiado poderosas a aceptar como verdad las apariencias que le halagan. Pero esta confianza será restablecida.
LAS ENSEÑANZAS ESOTÉRICAS.
Cuando la mente de un individuo se ha abierto al pensamiento de que existe una ciencia más profunda que la que enseñan nuestras universidades -grandes y respetables por muchos de sus aspectos-, de que esa Ciencia Secreta debe ser estudiada al lado de las otras y lo intenta, inicia el proceso cultural-espiritual que la Sagrada Escritura llama «el ascenso de la escala de Jacob», que le conducirá, no precisamente al cielo, sino a la Iluminación de su mente y de su Alma, es decir: a la Iniciación, cuya consecuencia es la liberación de toda servidumbre de cuerpo, Alma y espíritu.
La mayoría sólo ha recibido enseñanza sobre las posibilidades de la vida material, e ignoran que poseen un Alma que pueden despertar y tornar activa, y cuyos poderes son más grandes, deseables y reales que todo lo que pueda apetecerse. Muchos continúan creyendo que una alta intelectualidad es la más apetecible y digna ejecución humana. Pero el intelecto no tiene acceso al mundo del Alma, al mundo de la Vida; su máximo poder consiste en dar explicaciones superficiales de las cosas, sin penetrar en su esencia y carece de poder vital para reformar al hombre y para crear fraternidad, en cambio, su naturaleza afectiva, llamada frecuentemente naturaleza divina, es la base de toda inteligencia y de todo poder verdadero y duradero.
El objeto primordial de estas enseñanzas es guiar al individuo hacia el interior de sí mismo hasta encontrar su propio Centro Metafísico y encender la Llama Sagrada sobre su Altar Interior Esta llama es el punto de contacto del hombre con la Fuente de todo poder y de todo Conocimiento. Proporciona un Centro Espiritual alrededor del cual puede construirse una vida fecunda, constructiva y feliz. Es la más alta experiencia que puede alcanzar el hombre según lo atestigua la literatura mística de todas las razas, incluyendo el Occidente. La genuina mística cristiana es rica en este tema; bastaría citar en este campo a Francisco de Asís, a Juan de la Cruz, o a Teresa de Avila . La Orden enseña al aspirante las leyes y principios que conducen a ella, pero es el aspirante quien tiene que hacer su propio trabajo. Es él quien tiene que aplicarlos en su vida diaria para obtener su desarrollo interior y el despertar de fuerzas que puede usar para lograr salud, fortaleza y vitalidad juvenil, así como para cualquier otro propósito personal o social.
Este entrenamiento obliga a vencerse a sí mismo y a obrar cada vez más de acuerdo con la razón y con la Ley del Amor; es sencillo, natural y se lleva como parte de los quehaceres diarios, pues no es incompatible con ninguna actividad o empresa correcta, ni prohibe ningún placer positivo. Multiplica la capacidad para el trabajo, purifica los sentidos, robustece la mente, desarrolla la sensibilidad y acrecienta y ennoblece la capacidad de goce, aun cuando también, por ley de polaridad, la capacidad para el dolor. No busca el domino de los demás, sino la inspiración y el poder para servir en forma eficiente y desinteresada; e impulsa a robustecer e independizar la voluntad y la mente y a acrecentar la capacidad de juicio y de discernimiento para hacer, antes que todo, hombres verdaderamente libres y, sobretodo, responsables.
Paso a paso, y a veces imperceptiblemente, el neófito gana en fuerzas para enfrentarse a las circunstancias particulares de su vida por adversas que sean. Aprende a despertar sus propias fuerzas y a ejercer sus propios poderes. Aprende a cultivar las emociones del corazón y del Alma y a actualizar en sí sus poderes, energías y posibilidades latentes, para alcanzar la plenitud de su vida y llevar a la manifestación la Sagrada Llama, para que arda sobre el Trono en el Centro de su ser y se convierta en Hermano de la Luz, o Hijo de Dios.
Una vez que el hombre alcanza cierto grado de desarrollo interno puede comunicarse con los Centros Jerárquicos, abiertos a quienes por una vida pura y creadora, alcanzan estos dones. Existen en los Espacios Superiores centros de Amor, de Poder, de Energía, de Bondad, que corresponden a todos los conocimientos y condiciones posibles al hombre. No sólo es factible ponerse En contacto con esos Centros, sino que pueden alcanzarlos una inmensa cantidad de individuos que hoy malogrando su tiempo mueren en mitad de su carrera. o despiertan demasiado tarde para remediar su insensatez. Beethoven, por ejemplo, estaba por naturaleza afiliado a los Centros Musicales y recibió su inspiración de esos Espacios; Sócrates estuvo en contacto con los Espacios Filosóficos y el Alma plena del Profeta de Galilea tomó su inspiración del Centro más interno: el del Amor.
Nunca en la historia del mundo se ofrecieron oportunidades mejores que en la hora presente. Pero hombres y mujeres viven como en sueño, trabados por su propia debilidad y por la ajena, enceguecidos por ambientes y condiciones adversos o bobalicones y esclavizados por la opinión de los demás. Andan a ciegas, guiados por filosofías o religiones simbólicas y externas, dando tumbos de experiencia en experiencia, sin comprender las lecciones del dolor, de la alegría o de las pérdidas y sin saber el por qué de todo ello. El que recurre al entrenamiento oculto descubre por qué las sufre: comprende la razón del sufrimiento, el sentido del dolor, de la alegría y del esfuerzo, y a la luz de la filosofía, de la ciencia y de la experiencia de los que le han precedido en el camino, estudia y aplica los Medios que han de llevarle a realizar la Iluminación y la inmortalización de su alma, dentro de una vida creadora y positiva para sí mismo y para los que le rodean.
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