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domingo, 25 de diciembre de 2016

MESOPOTAMIA

MESOPOTAMIA

Y en los territorios donde residen las tribus campesinas en forma sedentaria se van desarrollando organizaciones estables que generan modos de vida más avanzados. Se empiezan a construir poblados que se extienden a ciudades y, a la par que aumenta su cultura, su religión entra en efervescencia. Es cuando los dioses empiezan a multiplicarse. Es el caso de Mesopotamia, donde surge la primera civilización de la Tierra en un fértil valle rodeado por los ríos Éufrates y Tigris, y ello un poco antes que la civilización egipcia. Los griegos le dieron el nombre de Mesopotamia (“región entre ríos”), que está en la zona que en la actualidad ocupan los estados de Irak (principalmente), Irán y Siria. Dado que la zona se configura partiendo de diversos grupos sedentarios nunca llego a ser un estado único permanente como Egipto. Por ello el rasgo destacado en la historia mesopotámica es la falta de continuidad política. Encontramos que en esta región florecieron una gran variedad de pueblos, todos ellos de lengua y origen semíticos, y entre ellos encontramos: primero a los sumerios, que dieron el paso a la alta cultura; después los acadios, que asimilaron y extendieron la civilización. Mucho más tarde los asirios recogen la herencia cultural sumerio-acadia y logran crear un gran Imperio.

Diosa Madre, Ur

Aunque no poseemos ningún tratado que nos hable acerca de la religión de sumerios y acadios, sí que nos legaron largas listas en las que aparecen escritos los nombres de sus dioses, así como himnos y mitos que reflejan su cosmovisión y creencias. Igualmente algunas obras de arte como los sellos cilíndricos nos aportan información sobre rituales y escenas religiosas. Si bien estos elementos son muy valiosos, sólo nos permiten haceros una idea aproximada de la religión entre sumerios y acadios, quedando muchas zonas envueltas en una oscura penumbra. Por si fuera poco, la intrusión de elementos ajenos, en especial semitas, dificulta el investigar.

La religión sumeria está ya muy desarrollada hacia el III milenio a.c., reflejando un sistema de creencias característico de una sociedad agrícola y ganadera en la cual la naturaleza ocupa un lugar destacado. Por esto muchas deidades tenían que ver con elementos naturales relacionados con la vida y la agricultura, y ya fuesen dioses ctónicos , que son los que viven en las profundidades de la tierra, o andróginos, que son los que tienen dos sexos, o los relacionados con la ganaderíaque sería los dioses cósmicos y celestes. La importancia de agricultura y ganadería para los sumerios hace que un elemento, el agua, se alce como un factor importante en la religión sumeria. Y lo mismo ocurre con el acto sexual, principio natural reproductor. Estas grandes fuerzas se complementan con otras como tierra, aire y fuego

Los dioses sumerios eran representados con caracteres antropomorfos y en sus actitudes se manifestaban como humanos. La organización del territorio a partir de una serie de ciudades-estado hizo que la religiosidad sumeria careciese de una organización unitaria, apareciendo diferentes tradiciones locales y escuelas teológicas, como las de Shuruppak, Nippur, Eridu, Uruk o Lagash. La mezcla posterior de sumerios y acadios dio lugar a un elaborado panteón con largas genealogías, cuyo objetivo era ofrecer una síntesis unitaria. Sin embargo, las tradiciones locales continuaron existiendo y desarrollándose, pese a los intentos del Rey Sargon y de su hija, la sacerdotisa de Ur Enkheduanna, de unificar las religiones.

Rey Sargon

Enkheduanna

El panteón sumerio-acadio contenía hasta 3600 divinidades, organizadas en tríadas y binas con importancia diversas según la ciudad-estado. Existía una tríada principal, formada por An, dios del Cielo y padre de los dioses; Enlil, deidad del Viento; y Enki, -los acadios le llamaron Ea-, señor de la sabiduría.

Una segunda tríada, de carácter astral, la integraron Nannar o Zuen -más tarde llamado Sin, dios de la Luna, Utu o Babbar, señor de la justicia y del oráculo; e Inanna -que los acadios llamarán Ishtar-, diosa del amor y la guerra, identificada con el planeta Venus. Todas estas deidades tuvieron su correspondiente esposa o esposo e hijos, además de una posición jerárquica determinada.

Otros dioses estaban en conexión con las fuerzas naturales, como Ninkhursag -también llamada Ninmakh, Señora de la Montaña, relacionada con la agricultura; Nanshe, intérprete de los dioses y regidora de canales y aguas; Ningirsu, deidad de la tempestad, relacionado con la guerra; Nisaba, diosa de los cereales y la escritura; Adad, dios del trueno y la tormenta, y Dumuzi, señor de la vegetación, muy presente en numerosos mitos junto con Inanna, posiblemente su esposa.
Estela de Ur-Nammu

La estela sumeria de la fotografía tiene dos caras cubiertas por relieves organizados en cinco frisos.

En la imagen vemos el anverso de la estela. En el primer friso aparece el rey -bajo los símbolos astrales de Sin y Shamash- presentándose ante los dioses Sin y Ningal. En el segundo, Ur-Namu celebra una doble ceremonia ante las mismas deidades entronizadas. En los otros tres hay escenas del proceso de construcción de algún templo religioso, y en todo lo alto el firmamento simbolizado por la luna y una estrella radiante que junto con el sol son simbolismos que se repiten a lo largo de los siglos hasta hoy mismo.

Algunos dioses del panteón sumerio-acadio fueron específicamente acadios, como Dagan, Wer, Zababa, Ishum y Erra. El colectivo de dioses celestiales fue llamado Igigu, al que se contraponían los dioses del inframundo, llamados Annuaki.

También fueron divinizados en vida algunos gobernantes, como el citado Rey Sargón, una costumbre que permanecerá en la etapa neosumeria con la divinización del Rey Shulgi y el culto a otros reyes.

Aparte de los dioses, los sumerios creyeron en la existencia de un complejo mundo espiritual habitado por seres protectores, como las Lama, el mensajero Paku o el buen Udug. Pero también había demonios, como Ala, Mashkim, Galla, Namtar, etc. Ellos eran los causantes de enfermedades y males, y para eliminar su acción creían preciso recurrir a rituales de exorcismo, prácticas mágicas, etc., bajo la dirección de especialistas religiosos.

https://lamasoneria.com/2015/02/12/y-el-hombre-creo-a-dios/

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