"El hombre es el arquitecto de su propio destino", reza una frase de José Ingenieros.
Y yo me animaría a modificar esa tan bella frase, de la siguiente manera: "El hombre se entiende y se construye a si mismo, a imagen y semejanza de su propia esencia, sin entregar su voluntad a las demandas de las bajas pasiones", y en una relación constante y biunívoca con su conciencia.
Entonces, para saber quienes somos en realidad, para conocer aquellas diferentes máscaras que todos portamos a lo largo de nuestra existencia, y para dejarnos puesta, desde ahora, y hasta el final de nuestros días, la que mejor concuerde con nuestra realidad interna y esencial; en ese transcurso de selección de las mas virtuosas de nuestras máscaras, estaremos siendo los arquitectos de nuestro propio interior. Estaremos constituyéndonos a nosotros mismos como los constructores de nuestra propia y verdadera forma de ser, y no solamente para con nosotros, sino que también, para con los demás.
Ahora bien, como sabemos, todos somos -o deberíamos ser- nuestros propios constructores, basándonos en un trabajo introspectivo por excelencia -y sin esperar que una deidad externa, antropomorfa y omnipresente haga ese duro trabajo por nosotros-, también debemos pensar y trabajar sobre lo que podría llegar a ser nuestro futuro, en como trabajamos, o podemos, de alguna manera accionar, desde nuestro dinámico presente, hacia -y sobre- un posible futuro, tal como si fuéramos un control remoto, -el cual ejerce su efecto solamente a futuro, manejado desde el presente-, por y desde nosotros mismos y de los sucesos posibles que se podrían relacionar con nosotros, en dicho futuro. O sea, una posible manera de concentrarnos en lo que queremos para nosotros, cuando nos hallemos en tal o cual situación, o que tal o cual decisión represente un reconocimiento a nuestro trabajo, o que nuestro propio comportamiento social sea cada vez de mayor calidad, o que, por nuestro accionar, nuestros hijos, familia y amigos, se vean beneficiados..., y un gran etcétera.
Este pensar a futuro, esta manera de ser los constructores de una realidad mental presente, respecto de lo que queremos que pase a futuro, tanto para nosotros mismos como desde nosotros mismos, y hacia los demás, es lo que, en lo personal entiendo como: "Yo Cuántico".
En primer lugar, la palabra Cuántico se deriva de una ciencia denominada Mecánica Cuántica y también Física Cuántica, la cual es la disciplina científica que se dedica -luego de la utilización del método científico- a establecer las reglas de comportamiento del mundo subatómico. Del mismo modo en que la Física Clásica se encarga de establecer las leyes que gobiernan nuestro mundo macroscópico, la Física Cuántica se ocupa del mundo microscópico, de la mas esencial forma de la materia, denominada Energía.
El mundo subatómico, el cual subyace oculto bajo un manto de materia aglutinada por un campo de fuerza (materia que conforma nuestros propios cuerpos, y todos los cuerpos con masa que podemos percibir con algunos de nuestros sentidos), como muchos saben, se compone de lo que alguna vez se denominó como "Átomo", el cual, a su vez está compuesto por medio de un núcleo: conformado por dos partículas subatómicas, nombrada una como Protón (con carga positiva) y la otra, Neutrón, (sin carga), y además, por otra partícula que gira alrededor de ese núcleo, -sobre lo que se denominan Orbitales-, la cual fue nombrada: Electrón (con carga negativa). Esto anteriormente detallado, es lo que llamamos Átomo, como la mínima naturaleza estructural, energética y constitutiva de la materia o masa. Recordemos, toda masa o materia se conforma por átomos, que, aunque éstos raros engendros; provenientes desde el mismísimo Big Bang, y antes también, -desde el propio infinito, desde las llamadas Branas o Cuerdas Cósmicas-; se encuentren en constante vibración, un enigmático campo de atracción, llamado, Campo de Higgs (constituido éste por lo que se llama el Bosón de Higgs, en honor a uno de sus descubridores teóricos: Peter Higgs), es el que se ocupa de mantenerlos juntos, conformando dicha materia de la manera en que nosotros la percibimos.
Ahora bien, -y tratando de acercarme lo mas que pueda al tema que le da el título a esta publicación-, aquellas partículas subatómicas, como el electrón, por ejemplo, tienen varias propiedades cuánticas, pero la que resaltaré aquí, para relacionarla luego con nuestro Yo Cuántico, es la propiedad llamada "Entrelazamiento Cuántico". Esta propiedad que tiene cada partícula subatómica, describe como una sola de estas partículas puede estar en dos lugares al mismo tiempo y sin importar las distancias (metros o años luz). Y algunos se preguntarán, y con mucha razón: Pero, ¿como algo puede estar en dos lugares al mismo tiempo? Y la respuesta es bastante simple, desde el punto de vista teórico, por supuesto, ya que las partículas subatómicas, -cada una de ellas-, sufren lo que, desde mi punto de vista, podría denominarse como un "estiramiento cuántico", la cual, dicha partícula, luego de ese estiramiento, y en cada uno de sus extremos, se encuentran alojadas todas las propiedades constitutivas al momento de pensarla como una sola partícula. Imagínense una sola pelota de tenis, que, como elemento macroscópico que es, la podemos definir a simple análisis, la cualpresenta propiedades de tamaño, color, peso, y un gran etcétera. Ahora visualicemos que uno de los dos tenistas lanza esa pelota-partícula con su raqueta en dirección hacia su contrincante. En ese momento, mentalmente dibujemos la trayectoria de la pelota, desde que partió, lanzada por el jugador, hasta un instante antes de que sea devuelta por la raqueta del segundo jugador. Tracemos esa línea amarilla mentalmente y coloquemos a esa pelota en ambos extremos de la línea. Como ya se habrán dado cuenta, en cada punta de esa línea de trayectoria, -la que se encuentra representada por medio de una cierta distancia entre cada extremo- nos podemos llegar a imaginar a la misma pelota, en dos lugares "al mismo tiempo", y conteniendo las mismas propiedades de color, tamaño, peso, etcétera. Entonces, surge una gran pregunta, yo diría, un tanto existencial, y es, ¿que es lo que realmente hizo el primer jugador, por medio de su accionar consciente sobre lo que, para este ejemplo a nivel macro, es el Entrelazamiento Cuántico? ¿Que logró modificar el primer jugador, o mejor dicho, causar, por medio de su accionar sobre un mismo objeto, y que en este caso es la pelota de tenis, como para que, a futuro -cercano o lejano- se produzca un efecto resultante?
La respuesta, y pensando ya en el Yo Cuántico, aquel jugador de tenis logró modificar su propio futuro, ya que, dependiendo de donde haya tratado de colocar la pelota, dependerá su futuro, cercano en este caso, debido a que, si la pelota cae dentro del área de puntos del jugador contrincante, el futuro del primero estará marcado por la obtención de lo que en tenis serían 15 puntos; pero, de lo contrario, si el segundo jugador responde con un excelente golpe de raqueta, el futuro del primero será diferente.
¿Cual es la idea de todo esto? La idea es que, dependiendo de como sepas o puedas depositar la pelota de tenis en el tiempo y en el espacio, -o sea, en dirección (geográfica y temporal) hacia el segundo jugador- es lo que te espera para el futuro -cercano o lejano-. Es decir, dependiendo de como accionemos en este momento sobre nosotros mismos y sobre los demás, se reflejará, lisa y llanamente, y sin ningún manto de dudas, en lo que el futuro nos depare.
Por lo tanto, habiendo explicado, desde mi humilde perspectiva, el comportamiento del mundo subatómico y su ejemplo basado en el tenis, respecto del mundo macroscópico, me animaré a imaginar de que manera, con solo pensar constantemente sobre lo que queremos para nuestro futuro, se haga realidad, o al menos tienda a que todos los eventos a nuestro alrededor, se dirijan en esa dirección.
En consecuencia, se desprende de aquella característica cuántica proveniente de las partículas subatómicas, que cada partícula (un electrón por ejemplo) puede estar en dos lugares al mismo tiempo sin importar las distancias. Y debemos tener presente además, que si una partícula está "estirada cuánticamente", digamos, 200 años luz, lo que le pase a un extremo, le pasará al otro. Es como viajar en el tiempo, ya que, por ejemplo, cuando miramos una estrella que se encuentra a 200 años luz de distancia de nosotros, simplemente estamos viendo como era esa estrella hace 200 años atrás; y no como lo es ahora, ya que ahora, pudo haber desaparecido debido a un natural colapso sobre si misma, conformando una estrella negra, o mas conocida como, un agujero negro, con lo cual, dentro de 200 años, en el futuro, esa estrella que hoy vemos, no la veremos mas, debido a las características propias de un agujero negro, el cual engulle todo, hasta la luz. Por consiguiente, recordemos esto: que todo lo que le pase hoy mismo a un extremo de una partícula subatómica, le pasará al otro extremo, aunque éste otro extremo se encuentre localizado, por ejemplo, a 200 años, en el futuro.
Entonces, -y mas allá de que el ejemplo precedente es para entender el tiempo que recorre la luz en un año-, aquí viene la relación con el Yo Cuántico. Como los pensamientos son el resultado de procesos electroquímicos dentro de nuestro cerebro, esos pensamientos, como podremos darnos cuenta, no son nada mas que diferentes partículas subatómicas -con sus inherentes entrelazamientos entre si mismas, y quien sabe hacia que lugar y tiempo en el futuro-, y haciendo lo que deben hacer, o sea, fluyendo todas, aglutinadas dentro de paquetes de "datos", llamados moléculas, por entre los interminables cables o Axones de esa majestuosidad que conforma la red neuronal, que nuestro cerebro tuvo el honor de poseer durante su evolución hacia su actual neocortex: el nivel cerebral que nos hace humanos.
Como muchos ya lo estarán intuyendo, y no me cabe la menor duda, esos paquetes de datos, se corresponden a los pensamientos dentro de nuestro cerebro, los cuales, si bien para nosotros, tienen una correspondencia con ciertas realidades propias y externas, no son mas que partículas entrelazadas con si mismas. Pero, ¿de que manera podemos aprovechar ese entrelazamiento de las partículas dentro de nuestro cerebro, que conforman los pensamientos, de modo de dirigir "la otra punta", o el otro extremo de una misma partícula entrelazada con si misma, hacia el lugar y tiempo que nosotros queramos? Recordemos que estamos ahora especulando sobre el Yo Cuántico dentro de nuestros pensamientos, y que solo uno de los dos extremos de una misma partícula, de una molécula, de un mismo pensamiento... se encuentra dentro de nuestro cerebro. ¿Y el otro extremo donde se encuentra? o, ¿donde debería encontrarse?
La respuesta a la primer pregunta del párrafo anterior, como muchos ya la habrán imaginado, se basa simplemente en valernos del ejercicio introspectivo por excelencia, que es el de generar pensamientos -o sea, fisiológicamente hablando, crear flujos de partículas dentro de moléculas ordenadas y transmitidas por y dentro de nuestro cerebro- de manera de que aquellos pensamientos, concebidos por nuestro Yo, repetitivamente a lo largo de días o meses, se sitúen en el lugar y en el tiempo justo, en el futuro, como para que se genere para nosotros, una realidad alterna. Y no me refiero para nada al peligroso hecho de ilusionarnos con una idea o con algo que deseamos que nos pase, para nada es esto. Sino que, todo lo contrario, ya que es solamente una manera científicamente probada -respecto del entrelazamiento cuántico- de viajar en el tiempo, cuya nave es nuestro propio cerebro, y el destino, o lo que queremos que nos suceda a futuro es nuestro propio Yo. Nuestro Yo, en consecuencia, -y como un desprendimiento lógico de todo lo anteriormente escrito-, tiene dos puntas, ya que, nuestro Yo, sufre el mismo estiramiento cuántico que las partículas subatómicas que lo conforman, por lo que, los pensamientos resultantes del accionar de nuestro Yo, obviamente tienen un extremo dentro de nuestro cerebro, pero también, y al igual que sus partículas constituyentes, tienen el otro extremo... en el lugar y el tiempo del que nosotros le asignemos mediante la utilización de la conciencia, por el simple hecho de aquella propiedad cuántica del entrelazamiento, explicada mas arriba.
Y de aquí se desprende otro tema, el cual da para otra publicación, y es que si nuestros pensamientos, basados estos en procesos electroquímicos, y que no son mas que millones de moléculas que se encuentran conformadas por trillones de átomos, y que a su vez cada uno de éstos están compuestos por Protones, Neutrones y Electrones, y por ende, estos tres últimos, son las partículas subatómicas, -que entre otras propiedades, como la del entrelazamiento-, tienen otra, y que es la de poseer masa... esto quiere decir que, el átomo tiene masa, por lo que las moléculas que fluyen por nuestra red neuronal tienen masa, y en consecuencia... nuestros pensamientos tienen masa. ¿Y esto que nos está insinuando?, ¿ya que todo lo que posee masa puede modificar su entorno, además de a si mismo?. Una piedra lanzada sobre un vidrio, lo que hará es romper el vidrio, y ambos objetos -la piedra y el vidrio- tienen masa. Y si el pensamiento tiene masa... ¿seremos capaces de modificar nuestro entorno material, como a nosotros mismos, de manera similar en que lo hace la piedra con el vidrio?... es para pensarlo... y para otra publicación. Pero, ¿es escalofriante no?
Pero, volviendo al tema central de esta publicación, o sea, al aquí analizado: Yo Cuántico, hemos podido especular la manera en que los pensamientos, con génesis en nuestro cerebro, correctamente direccionados y repetidos, en el tiempo y respecto de un lugar o suceso, podrían afectar nuestro futuro, y por ende el de los demás. Si reservamos un momento de nuestro día, cada día, por ejemplo, antes de conciliar el sueño, en hacer este ejercicio constructivo, estaremos dirigiendo u ordenando los otros extremos de nuestros entrelazados pensamientos -o deseos- hacia un tiempo y lugar de nuestro propio futuro. No solo con nuestra forma de obrar en este dinámico presente somos capaces de alterar nuestra vida y la de los demás, así como también, nuestro entorno, -para bien o para mal- sino que también... por medio del solo hecho, repetitivo y cotidiano, de enfocar nuestros pensamientos. Al enfocarlos, los otros extremos entrelazados de éstos, estarán modificando nuestro futuro. Por ejemplo, si lo que queremos que nos suceda, se encuentra a un mes de distancia del presente, como nuestros pensamientos son el resultado de energía subatómica fluyendo por un medio -que es el cerebro-, aquellos pensamientos estarán entrelazados desde nuestro cerebro hacia otro extremo fuera de él, en otra realidad espaciotemporal, y como la energía -o sea, las partículas de los átomos de nuestros pensamientos- viaja a la velocidad de la luz, estaremos incidiendo en ese posible futuro, casi sin ninguna pérdida de tiempo.
El poder, de alguna manera, de llegar a convencernos y habituarnos a este tipo de trabajo introspectivo y "a distancia en el tiempo", no hace mas que seguir impulsándonos al conocimiento cada vez mas íntimo de nosotros mismos, y de lo que podemos llegar a ser capaces de hacer y ser, en el futuro.
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