Ciencia hermética – Los siete principios herméticos (6 de 8) – Ritmo
por Mario Lopez
“Todo fluye afuera y adentro; todo tiene sus mareas; todas las cosas se elevan y caen; la oscilación del péndulo se manifiesta en todo; la medida de la oscilación hacia la derecha es la medida de la oscilación hacia la izquierda, el ritmo compensa”
El quinto principio o principio de ritmo se conecta íntimamente con el principio de polaridad y se manifiesta entre los polos establecidos. No implica que la oscilación vaya de extremo a extremo, lo que es raro ya que los opuestos polares extremos no suelen ser establecidos; pero siempre existe oscilación hacia un polo y luego hacia el otro.
Recordará el lector que al estudiar el principio de vibración llegamos a la conclusión, no aceptada por la ciencia moderna, de la no existencia del cero absoluto, del reposo total. Al no existir la cesación de movimiento, todo movimiento participa del ritmo ya que no hay excepciones a las Leyes Universales.
Así pues, la ley del ritmo se aplica en todos los planos. Los Universos son creados y destruidos; las naciones nacen y mueren; los procesos mentales surgen y desaparecen y en todos ellos existe un ritmo, una oscilación hacia lo opuesto. Las naciones, por ejemplo, tienen periodos de decadencia y de esplendor; van hacia un lado y luego hacia el otro. La corta vida humana no suele ser suficiente para apreciarlo pero la historia lo demuestra al enseñarnos la subida y la caída del imperio romano, el griego o el egipcio, por citar solo algunos.
Pues bien, al igual que se manifiesta con las naciones, lo hace con cualquier ente del Universo. La Luz oscila de un valor alto a uno bajo (oscuridad) cada 24 horas y a eso, el hombre, ha denominado ciclo día-noche. El agua del mar oscila cada seis horas aproximadamente entre la pleamar y la bajamar y a eso llamamos marea.
Los ejemplos del ciclo día-noche y de la mareas ilustran también lo que dijimos acerca del valor de la oscilación que rara vez va de extremo a extremo. La Luz del día no es tan extrema que nos ciegue ni la oscuridad de la noche tan extrema que no veamos nada. La pleamar no es tan extrema que toda la Tierra quede cubierta por las aguas ni la bajamar tan extrema que los océanos se sequen.
La ley del ritmo se cumple siempre como Ley Universal que es; pero el TODO, en su sabiduría, ha delimitado los extremos que pueden ser alcanzados en cada plano de existencia a fin de permitir la vida en el mismo.
La ciencia moderna acepta el principio de ritmo cuando se aplica a lo material, mal puede aceptarlo en el resto de planos de existencia cuando no reconoce dichos planos. Para el hermetista no hay duda alguna de su manifestación.
¡No!, Nadie puede afirmar que nuestra conciencia, que nuestro estado de ánimo es algo material. El amor, el odio, la alegría, la tristeza, el valor, el miedo…afectan al hombre en su mundo material pero no son entes materiales y todos pasamos de uno a otro de manera periódica; nadie permanece en un estado de manera permanente ¿o sí?
Existen en esta Ley (y en otras) lo que se denominan leyes de rango inferior que forman parte de la misma y de las cuales, a nosotros, en este momento y con respeto a la Ley de Ritmo, nos interesan dos en particular y cuyo estudio es importante para responder a la pregunta que acabamos de formular en el párrafo precedente. Así pues, allá vamos con ello.
Ley de compensación.
Esta ley se deduce fácilmente cuando hemos leído “…la medida de la oscilación hacia la derecha es la medida de la oscilación hacia la izquierda; el ritmo compensa”
Sobre el plano físico no hay duda de ello: un péndulo oscila lo mismo hacia ambos lados; un objeto arrojado hacia arriba cae de nuevo a la Tierra y de aquí no pasa la ciencia oficial ni los profanos humanos. Pero ya vimos que para nosotros, los hermetistas, esta ley afecta a todos los planos. Sí el hombre que goza pasa por periodos de dolor y cuanto más se goza más se sufre también; el péndulo oscila por igual en ambos sentidos; la ley de compensación se muestra aquí con crudeza y total claridad.
Esta ley de compensación es lo que vulgarmente se conoce como “pagar el precio”. Tenemos muchas cosas pero carecemos de otras; lo que ganamos por un lado lo pagamos perdiendo otras cosas como el dinero o el tiempo para conseguirlas. Si construyo mi casa lo pagaré con mi dinero y con tiempo que perderé de disfrutar de la compañía de mi mujer, hijos y amigos.
Nadie puede “conservar su moneda y tener su trozo de pastel”. La ley de compensación siempre está ahí, equilibrando y contra-equilibrando… Y si no lo hace en el periodo finito de nuestra vida actual lo hará en alguna de nuestras futuras manifestaciones sobre la Tierra.
Ley de neutralización
Los maestros parecen no verse afectados por esta ley. Hemos dicho que el maestro verdadero no odia, no teme… ¿acaso no se cumple en ellos la ley? Ya sabemos la respuesta que hemos de dar. Las leyes son Universales, no admiten excepciones. ¡¿Entonces qué?!
Los maestros saben que los fenómenos mentales poseen dos planos de conciencia y son capaces de elevarse al plano superior “escapando” del péndulo. La oscilación del péndulo sucede en el plano inferior inconsciente, elevándonos al plano superior consciente hacemos que no nos afecte. La Ley Universal del ritmo sigue a cumplirse pero el maestro no se deja influir por ella. Es similar a elevarse sobre algo y dejarlo discurrir por debajo de uno.
Todos podemos hacer uso de la ley de neutralización y elevarnos; es más, los iniciados suelen hacerlo sin darse cuenta de ello mientras que los maestros la dominan y hacen uso de ella a voluntad. Pero no olvidemos que neutralizar no es eliminar. Si alguien me hace daño, si alguien me hace mal; el odio hacia quien me lo hace surge como respuesta a ello; puedo neutralizar el odio elevándome en vibración y usando la ley de polaridad; pero el odio existe aunque yo no le haya dejado manifestarse.
Para terminar de ilustrar que todos podemos elevarnos dejad que os cuente una hermosa historia
Cierto día un samurái llegó al templo de Shaolín y tras pedir ser llevado ante el maestro del templo le dijo:
– Estoy aquí para que me muestres las puertas del cielo y las puertas del infierno.
– No puedo hacer eso que me pides siento tu tan ignorante que solo a la guerra te has entregado.
– Insolente – dijo el samurái lleno de ira y desenfundando la espada – pagarás con tu vida tu ofensa.
– Acabas de ver la puerta del infierno – dijo el maestro apenas sin elevar la voz y con toda tranquilidad
El samurái detuvo su espada, enfundo la misma, miró al maestro y comprendió la enseñanza
– Ahora – dijo el maestro – estás delante de la puerta del cielo. De ti depende cual elegir.
http://iluminando.org/2014/09/27/ciencia-hermetica-los-siete-principios-hermeticos-6-de-8-ritmo/
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