EL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO
Alcoseri
Toda enseñanza mundana está en relación con la mente; pero la doctrina mística masónica , que corresponde a la Ciencia de la certeza y la verdad , dirige a la mente una llamada a trascenderse a sí misma. El Gran Arquitecto del Universo es la síntesis de toda verdad y la raíz, pues, de toda la doctrina masónica; y, como tal, ofrece la certeza a la Razón y a los elementos del alma inmortal que le son más cercanos, masonería es en sí el vinculo de unión entre el Ser Supremo Gran Arquitecto del Universo y el Ser Humano masón.
Pero, siendo una síntesis ecléctica, no podría por sí solo satisfacer las necesidades de la Mente humana; y, entonces, para que la inteligencia entera, incluida la mente, pueda participar en el trayecto espiritual, el Nombre, de alguna forma, tiende la mano a las facultades mentales como en una extensión de sí mismo, ofreciéndoles el saber con certidumbre y presentando, además de su cualidad de síntesis ecléctica , el aspecto analítico que conviene a su modo de actividad. Esta extensión mental es el testimonio Dios existe para el masón divinamente explicado como el Arquitecto diseñador de la Creación - es, para la mente, una formulación de la verdad; para la voluntad, una llamada referida a la verdad; pero para la mente y sus prolongaciones intuitivas de certeza es una síntesis, una Verdad que, como tal, pertenece a la categoría más alta de la relación que existe entre al Masón y el Ser Supremo.
Este aspecto sintético se hace sentir incluso cuando se le cuestiona al futuro Masón sobre se cree en la existencia de un Ser Supremo, se toma en su sentido analítico, porque la síntesis razonada está siempre presente en primeros planos, siempre lista, podría decirse, a reabsorber en sí la formulación.-Así, al mismo tiempo que invita al análisis, como es su función, de afirmar que existe un Ser Supremo para el Masón parece de alguna manera desafiarlo. A la vez es abierta y cerrada, evidente y enigmática; y hasta en su evidencia es un poco extraña a la mente, a la que deslumbra por su exceso de simplicidad y de claridad, como también deslumbra por todos los sentidos ocultos que en ella se reverberan. Son muy significativos a este respecto, las partes de la Liturgia que sostienen la idea de la existencia real del Gran Arquitecto del Universo.
Una de las razones por la que el es, como invocación al Gran Arquitecto del Universo, «el más grande», es que al no dirigirse a la mente, obliga al centro de conciencia a retirarse hacia el interior, en dirección a la mente razonada. En su manifestación, oculta, aparece como velo sobre velo para recubrir Su propia gloria -De una forma parecida, el significado esencial de la declaración masónica de que el Gran Arquitecto del Universo existe se encuentra velado por sus sentidos externos. Como señala en su ocasión la Liturgia Masónica, uno de esos velos es el sentido: «Sólo el Ser Supremo es digno de adoración»; y añade que aquí puede haber un velo lo suficientemente tupido como para hacer difícil, incluso a un aspirante, la aprehensión del sentido que reside en la base de la doctrina masónica.- El sentido de cada una de estas proposiciones es idéntico. Todo masón debe en teoría creer que no hay más realidad que la Realidad, es decir, el Gran Arquitecto del Universo. Pero sólo Los masones , y aún no todos los vinculados a Órdenes Masónicas, pueden extraer la conclusión última de esta proposición. La doctrina que se funda en esa conclusión se llama «Unidad del Ser con el Supremo Ser», porque la Realidad es lo que es, por oposición a lo que no es; y si sólo Dios es real, sólo Dios es, y no hay más ser que Su Ser. Será entonces más fácil entender por qué se ha dicho que la doctrina presupone al menos un grado virtual de certeza en el alma inmortal, pues la mente abandonada a sí misma y sin ayuda de ningún rayo de intuición intelectual corre el riesgo de interpretar esto como si significase que Dios es la suma de todas las cosas existentes.
Pero la Unidad absoluta excluye no sólo la adición, sino también la división. Según la doctrina Masónica de la Unidad, la Infinitud divina es sin partes; el Gran Arquitecto del (Universo ), para transmitir plenamente su sentido, debe traducirse por «el Indivisible Uno-y-Único». La doctrina Masónica de la Unidad del Ser significa que es ilusión todo lo que el ojo ve y la mente registra, y que toda cosa en apariencia distinta y finita es, en verdad, la presencia del Uno infinito. Hacia cualquier lado al que os volváis, ahí está la Faz de Dios, Dios es infinitamente vasto, infinitamente conocedor; y el Nombre de omnipresencia se añade aquí al Nombre de omnisciencia en parte como argumento: si la Divinidad conoce todo, de ello se deduce que la Divinidad debe estar en todas partes, porque en la Unidad absoluta no hay polaridad que distinga sujeto y objeto, conocedor y conocido.
Ser conocido por Dios se convierte así, de forma misteriosa, en ser Dios.- Es, la parte de la liturgia más conocida y recitada con más frecuencia fue revelado para permitir al Masón contestar a una pregunta que se le había hecho sobre la naturaleza de Dios. Empieza por una orden dirigida a él, como tantos otros pasajes: Porque la sinceridad implica un asentimiento sin reserva y, para realizarlo, el alma debe volverse consciente de que esa unidad no es un desierto, sino una totalidad, que el Uno-y-Único es también el Uno-y-Todo y que si la Soledad indivisible excluye todo lo que no es Sí misma, es que en Ella se encuentra ya contenido todo. Es imposible a la mente sola y privada de ayuda resolver en la Unidad la dualidad creador-creación. Él es el Primero y el Último, el Exterior y el Interior .
Al principio no le prestó atención y continuó su repetición de la Liturgia Masónica.
En lo que se refiere a que Él es el Primero y el Último y el Interior, lo he comprendido bien; pero no comprendo Su afirmación de que Él es el Exterior, porque en el exterior no veo más que las cosas creadas. Si con Su expresión el Exterior entendiese algo distinto al exterior que vemos, no sería en el exterior, sino en el Interior, pero donde habría que buscar; pero te he dicho: Él es el Exterior".
Entonces comprendí que no hay realidad salvo Dios, y que no hay nada en el cosmos sino Tú eres el Exterior y no hay nada que pueda ocultar-Te» A este respecto, la mente es capaz de comprender que: lo mismo que los Nombres «El Primero», «El Último» y «El Interior» excluyen que algo sea antes o después de Dios o más interior que Él, Su Nombre «El Exterior» excluye que haya nada más exterior que Él.
De manera análoga, refiriéndose a este dicho del sobre el proceso de creación: «Dios es y nada es con Él», así como a este comentario masón: «Él es ahora tal como era», todo hombre con una mente sana puede captar que, desde el punto de vista de la ortodoxia, este comentario constituye una «prueba» manifiesta de la Unidad del Ser, porque demuestra, como en un destello, que esta doctrina no podría ser puesta en duda más que admitiendo que Dios está sujeto a cambio, lo que equivaldría a una mentira. Sin embargo, la mente no puede comprender cómo el Ser es uno, de igual manera que no puede comprender cómo Dios puede ser a la vez el Exterior y el Interior; y, al aceptar estas verdades en teoría, llega al límite extremo de su propio dominio. Nos encontramos aquí en una bifurcación: el exoterista retrocederá involuntariamente recordándose a sí mismo y a los demás que meterse en especulaciones teológicas está fuertemente desaconsejado; pero el místico virtual reconocerá inmediatamente que el motivo en cuestión no incumbe al campo de la teología dogmática, y, lejos de dar marcha atrás, no temerá abandonar el terreno aparentemente sólido de sus posiciones puramente mentales, incluso a riesgo de dejar de hacer pie. Si te encuentras en un estado de perplejidad, ten cuidado de no agarrarte a lo que sea, por miedo a cerrar con tu propia mano la puerta de la necesidad, porque ese estado ocupa para ti el lugar del Ser supremo- Terror o perplejidad frente a una situación aparentemente sin salida, o de verdades que no se llegan a conciliar racionalmente; es también crisis de la mente enfrentándose a sus propios límites. Si situamos en el plano mental, recuerda el método de los koan utilizados por el Zen, que consisten en meditar con insistencia sobre ciertas paradojas, como forma de provocar una crisis mental, una perplejidad extrema, lo que puede desembocar en la intuición suprarracional.
El estudio de la doctrina masónica conduce a la mente hasta su límite superior, más allá delcual se encuentra, entre ella y la mente, el ámbito de la intuición intelectual, o de la perplejidad, según el caso.
Toda doctrina masónica contiene formulaciones aforísticas capaces de galvanizar al alma para que trascienda a la mente y atraviese ese límite. Pero el objetivo del cuerpo principal de la doctrina es ofrecer a la mente todo lo que es posible hacerle comprender, de manera que la razón, la imaginación y las demás facultades sean penetradas por la verdad, cada una según su modalidad. Porque la vía masónica es una ofrenda a la razón ; y a fin de cuentas se trata de la ofrenda del sí individual a cambio del supremo Sí. Pero debe hacerse aceptar y no se puede esperar del Infinito que acepte menos que una totalidad. La ofrenda debe ser todo lo que puede ofrecer el que la hace, y debe, pues, ser sincera.
El representante de una autoridad exotérica preguntó un día, porqué un masón utiliza la liturgia , sobreentendiéndose en la pregunta la idea de que el masón operativo no lo utilizaba y que tal práctica carecía por tanto de justificación.
El masón respondió que se había recurrido a la liturgia para que muchos masones juntos también pudiese participar del recuerdo unísono del Gran Arquitecto del Universo.
Mineral, son lo que son según el grado de concentración de la Presencia divina. Un profano puede pertenecer a la Orden Masónica por 30 años y nunca pertenecer a ella; nunca verla, nunca sentirla, nunca vivirla, una cosa es entrar a la Masonería y otra que la Masonería entre a tu Corazón a tu Alma.
La Masonería es central, elevada, profunda y misteriosa; es inexorable, exigente, poderosa, peligrosa, distante y necesaria.
Necesaria se refiere a su carácter inclusivo; los demás atributos son aspectos de su exclusividad. La Masonería claro, que es Elitista- las ideas sobre masonería pueden y deben resumirse con la palabra «sagrada». Al excluir lo profano, como hace lo sagrado por definición, la Masonería excluye no sólo el ateísmo y el agnosticismo, sino también el exoterismo, tanto científico como religioso que pretende ser autosuficiente y contener en sus estrechos límites todo lo que se le pide al hombre como respuesta a la Revelación del alma divina que vive en el hombre. En ninguno de sus aspectos la anti-religión puede calificarse de profana, pero la mayoría de sus adherentes, al menos en las épocas tardías, constituyen colectivamente un ámbito profano donde existe la tendencia a tomarlo todo por su valor nominal y que, de alguna forma, no conoce más que dos dimensiones. Lo profano es plana exterioridad.
Su rechazo por parte la masonería encuentra expresión en estas palabras del Eclesiastés 12- 12 Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne. 13 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. 14 Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala..
Ya se ha indicado suficientemente que la masonería no excluye lo exterior como tal y, por lo demás, no podría hacerlo ya que el Exterior. Y en realidad hace uno con el Interior. Para el masón, toda exterioridad debe estar referida al interior a la conciencia, lo que es otra manera de decir que, para él, el mundo es un mundo de símbolos. Lo que la masonería excluye es la exterioridad del profano, todo lo profano es externo, en la que el ego concede su atención a las cosas de este mundo sólo por sí mismas. Sin embargo, para el método, dado que tal exterioridad ha llegado a convertirse en una «segunda naturaleza » para el hombre, puede ser necesario restablecer el equilibrio excluyendo temporalmente toda exterioridad en la medida de lo posible. Colocándose en este punto de vista es como.
Todas las mañanas lo mundano exterior y profano me dice: ¿qué vas a comer, cómo te vas a vestir y dónde vivirás? Y le contesto como masón : comeré la muerte,vestiré mi sudario y viviré en la tumba La Masonería tiene derecho a ser inexorable, ya que se funda en certidumbres y no en opiniones. Tiene incluso el deber de serlo, porque la mística es la única depositaria de la Verdad en su sentido más total, preocupándose ante todo de lo Absoluto, lo Infinito y lo Eterno; y «si la sal pierde su sabor, ¿con qué se lo devolveremos?»
Sin mística, la Realidad no tendría ya voz en el mundo. Se habría perdido toda noción de verdadera jerarquía y nadie podría dar fe de que es continuamente violada. La Masonería claro tiene el derecho y el deber de ser inexorable, no sólo de manera objetiva por el hecho de declarar qué es lo primero, sino también de manera subjetiva, por colocarlo en primer lugar: de ahí su exigencia.
El conocimiento no salva más que a condición de comprometer todo lo que somos: cuando es una vía que ara y transforma, y que hiere nuestra naturaleza como el arado hiere el suelo.
El conocimiento metafísico es sagrado.
Es propio de las cosas sagradas exigir del hombre todo lo que es»
El aspecto exclusivo de la masonería no concierne sino a los que están calificados para ser «viajeros» en el pleno sentido del término. Pero, paradójicamente, a veces puede haber aquí un medio de inclusión. Entre las multitudes de ateos y agnósticos del mundo, algunos lo son por razones que no pueden considerarse como totalmente inexcusables.
El ateísmo y el agnosticismo pueden ser la rebelión de un místico virtual contra las limitaciones del exoterismo; porque puede ser que un hombre tenga, en estado no desarrollado, las calificaciones que le permitirían seguir una vía espiritual incluso en su acepción más completa, pero que al mismo tiempo -y en el mundo moderno esto tiene más posibilidades de producirse que nunca- ignora la existencia de la dimensión mística de la religión. Su ateísmo o su agnosticismo pueden fundarse en la falsa idea de que la religión coincide exactamente con la representación exterior y superficial que, muy a menudo, se hace exclusivamente de ella por quienes se supone que constituyen sus «autoridades». Hay almas que únicamente están dispuestas a dar todo o nada.
Puede entonces ocurrir que la exigencia inexorable de la masonería salve a algunos que no podrían serlo por otro medio: los salva de no dar nada exigiéndoles darlo todo. La Masonería es poderosa no por su poder político transitorio, sino porque no es sino el Medio divino del triunfo aplastante y total de lo Absoluto. Pero fuerzas hasta tal punto activas exigen una firmeza pasiva correspondiente en el alma de quienquiera que los ponga en práctica. Dicho de otro modo, piden una paciencia y una constancia capaces de prolongar su acción suficientemente para que lleguen a hacer efecto en un ámbito sometido al tiempo. A falta de estas virtudes, que forman parte de las calificaciones necesarias para ser admitido en una Orden Masónica, la práctica de la masonería puede suponer grandes peligros, como en todo ensamblaje mal comb inado de debilidad y fuerza, y evocar a los «niños jugando con fuego» del ejemplo proverbial. Es verdad, en cierta forma, que todo creyente debe antes o después llegar a masón, si no en esta vida, al menos en la próxima; pero no es menos cierto que la gran mayoría sufre descalificaciones que sólo la muerte puede disolver. Para hombres en esta situación, sería peligroso tratar de seguir la vía de los místicos, si bien raramente sienten tal tentación. El peligro reside sobre todo en lo que podrían llamarse casos-límite. El hecho de que la purificación constituya un fin de la masonería implica que, forzosamente, el alma del recién iniciado es relativamente impura. En particular, es improbable que un recién iniciado tenga razones completamente puras para querer adherirse a el proyecto masónico total: con la aspiración legítima se corre el riesgo de que se mezcle al principio, aunque de forma inconsciente, una ambición individual. La exaltación acaba por «separar el grano de la paja»; con él la aspiración se enardece, si bien esto excita el antagonismo de los elementos impuros; y, cuando el alma se divide en dos campos para librar la gran batalla interior, se puede dar por descontado que el platillo de la balanza pesará lo suficiente como para vencer a los enemigos del Espíritu. Si el alma no tiene las justas disposiciones al comienzo, normalmente no llega al punto en el que se quiere entrar en una Orden. No obstante, no está completamente excluido el que un individuo sienta atracción por el lo masónico por razones en su mayoría falsas. De lo que las liturgias y otras enunciaciones autorizadas nos enseñan sobre los criterios divinos, en particular de los que se aplican a las actitudes humanas que más El «presentimiento de las propias posibilidades superiores» coincide en parte con un grado del denominado «sentido de la Eternidad», y es imposible que ésta exista en una sola dirección.
La Eternidad debe primero haber dejado su huella en el alma, y las virtudes de paciencia y de constancia resultan necesariamente de esa huella.desagradan a la Divinidad, podría deducirse que la doctrina de la Unidad del Ser y, con ella la de la Identidad suprema, podrían, en algunos casos, convertirse en medios ind irectos de condenación.
Es mucho más preferible para un creyente no intelectual rechazar una doctrina como ésta, que dejar que actúe como un soporífero del temor de Dios y embotar su piedad exotérica, al mismo tiempo que se libraría en él un conflicto interno que sobrepasaría sus fuerzas
Alcoseri
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