Algunas pinceladas históricas sobre la Masonería 1 de 5
Hay dos versiones distintas sobre la masonería. Una los presenta como una organización cuyo objetivo es detentar el poder y gobernar nuestro mundo para el beneficio de las élites. La otra versión es la que presenta a la masonería como una organización que pretende ayudar al crecimiento en el conocimiento por parte de sus miembros, así como para ayudar al crecimiento de la Humanidad. Tal vez ambas versiones tienen su parte de verdad. En 1979 la Real Academia Española de la Lengua definió la masonería como una «asociación secreta de personas que profesan principios de fraternidad mutua, usan emblemas y signos especiales y se agrupan en entidades llamadas logias». Pero, la masonería ¿es una organización secreta? y ¿cuál es su verdadero impacto en la historia? Se habla poco de la masonería medieval operativa y constructora de catedrales, mientras que se habla mucho sobre la nueva masonería especulativa o filosófica nacida en 1717. Se habla de la vinculación masónica de los principales actores en la independencia de la América española, en especial la de Simón Bolívar, o en la independencia de Estados Unidos. También se habla de la penetración de la masonería en la curia romana e incluso en algunos Papas. La masonería cuenta actualmente en todo el mundo con más de cinco millones de miembros. A ella han pertenecido y pertenecen grandes figuras del campo de la política, de la milicia o de la ciencia. Pero sigue siendo algo desconocido y misterioso. Frente a quienes consideran la masonería una asociación iniciática, filantrópica y cultural, hay quienes la consideran como un tipo de materialización de los poderes de las tinieblas, algo demoníaco e infernal. Joseph Ernest Renan (1823 – 1892), escritor, filólogo, filósofo e historiador francés, en Oración en la Acrópolis, nos dice: “¡Oh nobleza, oh belleza simple y verdadera cuyo culto significa razón y sabiduría, tú, cuyo templo es una lección eterna de conciencia y de sinceridad!”. La masonería operativa viene de tiempos más remotos, desde los constructores de las pirámides a los constructores de las catedrales, pasando por los collegia grecorromanos y las cofradías medievales. La masonería operativa ha estado siempre dirigida por misteriosos filósofos, que tienen la tarea de transmitir lo esencial de una técnica iniciática muy precisa. Según René Guénon, en su obra El reino de la cantidad y los signos de los tiempos: “La contrainiciación se afana por introducir sus agentes en organizaciones pseudoiniciáticas, a las que éstos inspiran sin que lo adviertan sus miembros ordinarios“. Hay muchas opiniones diversas sobre el origen de la masonería. Desde las que hacen fundadores de la misma a Adán, Noé, Enoc, Moisés, Alejandro Magno, Zoroastro, Confucio, etc., hasta los que atribuyen dicha paternidad a los templarios, los jesuitas, los rosacruces, los judíos, los magos, los albigenses, los esenios, o los terapeutas.
Los constructores primitivos constituyen la base de la cual, en algún momento, surgieron interpretaciones éticas a partir de los utensilios de la construcción, el desarrollo de conocimientos científico-tecnológicos considerados reservados para la generalidad, una organización gradual con propósitos formativos, y todos los demás elementos que devinieron en lo que, con el tiempo, llegó a denominarse francmasonería. Elementos encontrados en las ruinas de Pompeya resultan coincidentes con la simbología masónica. Asimismo, leyendas de la masonería mencionan la existencia de gremios de constructores durante la Antigua Roma, en la construcción del templo de Salomón en Jerusalén y en el Antiguo Egipto. Por otra parte, elementos doctrinarios que se encuentran en la masonería tienen una gran correspondencia con los de las culturas griega y judía antiguas. Sin embargo, es difícil afirmar categóricamente que en todos estos países y éstas épocas existió ya la francmasonería. Pero tampoco podemos desconocer que las pistas y elementos que se acumulan podrían dar cuenta de la gestación de una pre masonería operativa, es decir de agrupaciones de constructores que, fruto de un proceso gradual de evolución y desarrollo, puedan haber constituido los antecesores de aquellos gremios de constructores medievales conocidos con el nombre de masonería operativa. De lo que ya no hay duda es de que las catedrales góticas construidas en Europa durante la Edad Media fueron obra de masones agrupados gremialmente en logias, en lo que se ha denominado como Masonería Operativa. Estos masones utilizaban los instrumentos de construcción para el uso normal a que estaban destinados, pero les daban una interpretación simbólica de carácter esotérica, moral, ética y espiritual. Estos gremios operativos tenían una organización gradual, y manejaban conocimientos científicos y tecnológicos avanzados, que guardaban en el mayor secreto. Tenían medios de reconocimiento igualmente secretos, practicaban la fraternidad y mantenían reuniones reservadas en las logias, en las que ejercían la libertad de pensamiento y expresión. No todos los gremios de masones operativos eran iguales, ya que el país en que vivían influía fuertemente en sus características particulares y diferenciadoras. Esto hizo que, desde la propia Edad Media, se fuese gestando un desarrollo diferente de lo que posteriormente serían los distintos ritos y costumbres masónicas de la llamada masonería especulativa.
Con la evolución de la sociedad, algunas logias y gremios de la masonería operativa dejaron poco a poco de ejecutar obras materiales, pero subsistieron como organizaciones fraternales, mientras otros continuaron como organizaciones de trabajadores, conservando sus usos y costumbres tradicionales, entre los que destacan sus reuniones rituales que permitían la libre especulación y la interpretación ética o moral de los utensilios de la construcción. Estas logias de masonería operativa, más que incorporar miembros aceptados, subsistieron gracias a la transmisión del oficio, generalmente de padres a hijos, o capacitando aprendices. En 1716, Sir Christopher Wren, arquitecto de la catedral de San Pablo, en Londres, era el Gran Maestro de la “Muy Antigua y Honorable Fraternidad de Masones Libres y Aceptados”; y, en 1717, la inmemorial Logia de York se constituyó en Gran Logia de toda Inglaterra. En la misma Inglaterra, hasta mediados del siglo XX se tienen datos de la existencia de la “Venerable Sociedad de Francmasones, Albañiles de Obra Maestra, Edificadores de Muros, Pizarreros, Pavimentadores, Yeseros y Ladrilleros”, conocidos comúnmente como The Operatives. Por su parte, en la actualidad, en Francia, tiene plena vigencia la “Union Compagnonnique des Compagnons du Tour de France des Devoirs Unis”. Se ha denominado masonería especulativa a la que ya no tiene como objetivo la construcción de templos materiales, sino más bien templos ideales o espirituales, es decir, el perfeccionamiento individual y de la humanidad; para lo cual ya no son necesarios como miembros, exclusivamente obreros especializados en el arte de la construcción, sino que puede serlo cualquier persona en capacidad de utilizar su intelecto y esfuerzo para tales propósitos. El proceso de transformación de masonería operativa en masonería especulativa, y su correspondiente desarrollo, se produce de al menos tres formas o líneas de filiación diferentes y en países y épocas distintas. A partir de 1314, y luego de disuelta la Orden del Temple, se produce en Escocia el ingreso de templarios en los gremios masónicos, como medio de protección frente a persecuciones. Esto hace que la masonería operativa escocesa asuma características especiales, influenciada por las concepciones caballerescas templarias, y paulatinamente, a lo largo de siglos, vaya dejando su carácter operativo y asumiendo cada vez más un carácter especulativo. Hasta que, en 1737, William Sinclair de Rosslyn, descendiente de caballeros templarios, renunció al privilegio tradicional hereditario de su familia de dirigir la masonería escocesa, para que se produjera la elección del primer Gran Maestro de la nueva Gran Logia de Escocia, de carácter enteramente especulativo, dignidad que recayó en el propio Sinclair. Pero durante el último siglo anterior a la creación de la Gran Logia de Escocia, y concretamente durante el exilio en Francia de Carlos II de Inglaterra Estuardo, de 1649 a 1660, se gestó la que posteriormente sería conocida como “masonería jacobita”, originada en la masonería operativo-especulativa escocesa de influencia templaria, la cual actuaba como un partido político en apoyo de la Casa de los Estuardos y de su pretensión de restauración en los tronos de Inglaterra y Escocia.
A partir de 1688 es llamada masonería jacobita, caracterizándose por ser eminentemente aristocrática y mayoritariamente católica. Pervivió debidamente estructurada hasta 1746 y apoyó la oposición a la Gran Logia de Londres en 1752. Además, dio origen a los altos grados escoceses y caballerescos, desde el discurso de Ramsay en 1736. Andrew Michael Ramsay nació en 1686 en Ayr, Escocia, y murió en Saint-Germain-en-Laye, Francia, en 1743. Fue preceptor de grandes familias, como los Wemyss, Sassenage, Estuardo, Château-Thierry y Bouillon. Nombrado en 1723 Caballero de San Lázaro por el duque de Orleáns, regente de Francia y Gran Maestre de esa Orden. Escritor, es autor, entre otras obras, de The Philosophical principles of natural and revealed religion unfolded in geometrical order, en 1748. Gran Orador de la Orden en Francia, su Discurso es un testimonio sobre el pensamiento esotérico presente en los “altos grados” del “Escocismo“, o Rito Escocés Antiguo y Aceptado, discurso al que se ha llegado a atribuir el origen de éstos, y no sólo el ser expresión de una corriente ya existente. El primero fue pronunciado en la logia parisina Saint Thomas nº 1, la primera logia fundada en Francia, en 1725, por nobles ingleses, dos de los cuales serían, después del duque de Wharton, los primeros Grandes Maestres de la Masonería en dicho país. El segundo se produjo ante una asamblea general de la Orden francesa. De acuerdo al Diccionario de D. Ligou, “es sobre todo el Discurso de Ramsay el que hace de él una de las columnas de la Masonería francesa“. A partir de una serie de altos grados surgidos por influencia de la masonería jacobita, se van configurando los ritos llamados escoceses y, principalmente por la vía del Capítulo de Clermont de 1754 y de otros, se conforma el moderno Rito Escocés Antiguo y Aceptado, manteniendo, aunque sea en forma opacada, la tradición y doctrina de la masonería escocesa. Su posición actual es deísta, con preocupación por asuntos esotéricos y filosóficos. El deísmo es la postura filosófica que acepta el conocimiento de la existencia y la naturaleza de Dios a través de la razón y la experiencia personal, en lugar de hacerlo a través de los elementos comunes de las religiones teístas, como la revelación directa, la fe o la tradición. Dios es un creador u organizador del universo, es la primera causa. Dentro de esta línea de filiación surgen también otros ritos. Los conocimientos e interpretaciones sobre la historia y tradiciones de este tipo de masonería han sufrido cambios a lo largo del tiempo. Se sostenía su origen templario, luego se negó y en los últimos años, sobre todo a raíz de las investigaciones en torno a la Capilla de Rosslyn, han aparecido más datos que dan cuenta de la relación templario-escocesa. Otro tema de discusión es la importancia que se da a la filiación orgánica o la filiación doctrinal para determinar las vinculaciones entre distintos grados, ritos y agrupaciones. Por consiguiente, subsisten distintas opiniones sobre estos y otros asuntos relativos a la masonería escocesa.
En 1823 la Gran Logia Unida de Inglaterra constituye la Emulation Lodge of Improvement, que unifica los rituales transmitidos oralmente y se imprime elRitual de Emulación. Por este motivo, el rito practicado por la Gran Logia Unida de Inglaterra y otras obediencias y logias que lo siguen, se denomina Rito de Emulación, aunque también suele denominarse, principalmente en Estados Unidos, Rito de York. En 1929 la Gran Logia Unida de Inglaterra emite unos principios en los que establece que sólo dará reconocimiento masónico y mantendrá relaciones formales con grandes logias que cumplan con ellos. Estos principios incluyen la no aceptación de mujeres, la prohibición de mantener discusiones de carácter religioso o político partidista y el reconocimiento del Ser Supremo. La Ley Sagrada, la Escuadra y el Compás deberán estar siempre presentes cuando la Gran Logia o sus logias subordinadas estén trabajando. Entre 1726 y 1728 la masonería inglesa se establece en Francia. En 1732 se funda la primera Logia francesa en París, recibiendo patente de la Gran Logia de Londres. Muy rápidamente se crean otras Logias francesas y en 1738 se constituye la primera Gran Logia de Francia. En 1773 la primera Gran Logia se reestructura como una federación de ritos, pasando a denominarse el Gran Oriente de Francia. En vísperas de la Revolución francesa, aglutina a varias decenas de millares de Francmasones. En 1877 el Gran Oriente de Francia decide retirar de su Constitución las menciones de carácter religioso, considerando que corresponden al fuero interno de sus miembros, lo que tuvo como resultado la aceptación tanto de creyentes como de ateos entre sus miembros. Esto generó que las grandes logias del mundo, surgidas a partir de la creación de la Gran Logia de Londres, se dividan entre las que siguen la línea de la Gran Logia Unida de Inglaterra, y las que adoptaron la línea del Gran Oriente de Francia. La masonería laica que practica el Gran Oriente de Francia y otras obediencias y logias, se caracteriza por su defensa de la libertad de conciencia, su preocupación por asuntos sociales y el debate libre en las Logias sobre cuestiones filosóficas, espirituales o políticas, siempre desde una perspectiva no partidista. En 1894 se crea la Gran Logia de Francia, a partir del Supremo Consejo de Francia del Rito Escocés Antiguo y Aceptado existente desde 1804. Esta Gran Logia, considera elementos fundamentales de la masonería la invocación del “Gran Arquitecto del Universo” y la presencia de la Biblia. Los masones de una y otra jurisdicción mantienen relaciones fraternales, el Gran Oriente de Francia y la Gran Logia de Francia, las dos Obediencias con más miembros en este país, forman parte conjuntamente del espacio denominado “Masonería Francesa” constituido para la cooperación y el trabajo conjunto de las Obediencias masónicas y que pretende anteponer el criterio de fraternidad mutua al de los diferentes puntos de vista que las separan.
En 1913 se funda la Gran Logia Nacional de Francia a partir de miembros del Gran Oriente de Francia deseosos de volver a una masonería en la que el Gran Arquitecto del Universo es Dios. Esta Obediencia es reconocida por la Gran Logia Unida de Inglaterra y por la generalidad de las Logias reconocidas por ésta. La Gran Logia Nacional de Francia no forma parte del espacio “Masonería Francesa“. En 1961 el Gran Oriente de Francia y otras obediencias masónicas, emitieron el Llamamiento de Estrasburgo para que los masones “se integren en la Cadena de Unión basada en una total libertad de conciencia y en una perfecta tolerancia mutua”, para lo cual constituyeron CLIPSAS (Centro de Enlace y de Información de las Potencias masónicas firmantes del Llamamiento de Estrasburgo). En 1962 definieron lo que debe considerarse como logia masónica, según su concepción, reafirmando la libertad de conciencia y la admisión de mujeres. Un tema relacionado con la masonería es la leyenda de Hiram. Charles Marie René Leconte de Lisle (1818 – 1894) es un poeta francés, principal exponente del parnasianismo, movimiento literario francés de la segunda mitad del siglo XIX, creado como reacción contra el romanticismo de Víctor Hugo, el subjetivismo y el socialismo artístico. En su obra Poésies barbares – Caín, nos dice: “Con los flancos y los pies desnudos, mi madre Eva se hunde en la áspera soledad donde se yergue el hambre. Moribunda, desgreñada, sucumbe por fin y, con un grito de horro, pare sobre las zarzas. ¡Tu víctima, Yaveh, el que fue Caín!”. Esta leyenda de Hiram constituye el alma de la francmasonería desde el siglo XVIII. Todo grupo humano unido por una mística particular posee una leyenda. La caballería medieval tuvo la Canción de Roland o la Búsqueda del Santo Grial, los cruzados, o la reconquista de Jerusalén, como referentes. Tampoco las diversas religiones escapan a esta regla: el hinduismo, con el bosque sin caminos, el judaísmo, con sus libros sapienciales, o el cristianismo, con los numerosos libros apócrifos. La francmasonería tiene la leyenda de Hiram, que no apareció hasta el siglo XVIII. Salomón, tercer y último monarca del reino unido de Israel e hijo de David, recibe de Dios la misión de construir un templo siguiendo las instrucciones del profeta Natán, al que el Señor había dado en sueños las indicaciones necesarias. Natán (alrededor del 1000 a.C.) fue un profeta hebreo que, según el texto bíblico, vivió durante el reinado de David. Posiblemente perteneció a la tribu de Leví. Cuando el rey le reveló a Natán su deseo de edificar un templo para la adoración de Dios, el profeta contestó: “Todo lo que esté en tu corazón anda y hazlo”. Sin embargo, aquella noche Dios informó a Natán que en vez de ser David quien le construyera un templo, le edificaría a David un reino estable hasta tiempo indefinido, y que más tarde sería el descendiente de David, Salomón, quien edificaría la casa de Dios. De modo que por medio de Natán, Dios le anunció a David un pacto para un reino “hasta tiempo indefinido” que no se apartaría de su línea.
Más tarde, Dios envió a Natán para que señalara a David la gravedad del pecado que había cometido contra Urías el hitita con respecto a Batsabé y la pena divina que se le imponía por ello. Urías el hitita es presentado como el marido de Betsabé. Fue un soldado del ejército del rey David, uno de los llamados “valientes de David“. Tras negarse Urías a visitar a su propia esposa, contrariando así los designios de David, que buscaba disimular su adulterio con Betsabé, el rey lo mandó a la muerte, ordenando a los soldados que se apartaran de él en la batalla para exponerlo al enemigo. Urías pasó a la posteridad como un arquetipo de la víctima a causa de un adulterio, a quien su propia rectitud condenó a ser víctima de un crimen mayor. Urías pertenecía a la minoría étnica hitita residente en Israel que había estado en la región, antes conocida como “la tierra de Canaán”, desde el derrumbe del reino hitita en siglos anteriores, antes del establecimiento de la nación de Israel. A pesar de la orden divina de exterminar a los habitantes nativos, algunos lograron evitarlo, y los que se convirtieron a la religión de Israel fueron aceptados como israelitas. Tal fue probablemente el caso de Urías, debido a su nombre, que en hebreo significa “mi luz es Yahvé”, y a su posición como oficial en el ejército personal del rey. Según el Segundo Libro de Samuel, de la Biblia, el rey David vio desde la azotea del palacio a una hermosa mujer bañándose. Mandó David para informarse sobre la mujer y le dijeron que se trataba de Betsabé, hija de Eriám y mujer de Urías el hitita. David envió gente que se la trajese a sus habitaciones y tuvo relaciones con ella, a raíz de las cuales ella quedó encinta. Informado David de la situación, pidió a Joab, capitán de David desde la batalla contra Isbaal, hijo de Saúl, que mandase llamar a Urías. Urías participaba entonces de la segunda campaña contra los amonitas. David sugirió a Urías que bajara a su casa, implicando que atendiera a su esposa, pero Urías no lo hizo. Cuando posteriormente David preguntó a Urías sus razones, Urías hizo referencia a un código de honor. Él no entraría a su casa para comer, beber y acostarse con su mujer mientras el arca de la Alianza, Israel y Judá habitaran en tiendas, y mientras Joab y sus guerreros compañeros acamparan en el suelo. En efecto, era común que, en la preparación para pelear, los guerreros se abstuvieran de tener relaciones sexuales, como práctica de la disciplina. Después de que se reiterara la negativa de Urías a ver a su esposa Betsabé, David mandó a Joab a que pusiera a Urías en el frente de la batalla y que ordenara a los soldados que se apartaran de él de modo que el enemigo lo matara fácilmente.
Muerto Urías, fue avisado David y Betsabé hizo duelo por él. Pasado el luto, David envió por Betsabé y la recibió en su casa. El Segundo Libro de Samuelespecifica que ella dio a luz un hijo, pero la acción de David desagradó a Yahvé. Poco después, el profeta Natán, enviado por Yahvé, reprendió a David por el asesinato planeado de Urías, contándole primero la presunta historia de un hombre rico y otro pobre. El rico tenía muchas ovejas mientras que el pobre sólo tenía una, a la que quería mucho. Un viajero visitó al rico pidiéndole de comer. El rico tomó la oveja del pobre y se la preparó para ofrecérsela al viajero. Al oír esta historia, David se enojó y contestó: “¡Tan cierto como que Yahvé vive, que quien hizo esto merece la muerte! ,¿Cómo pudo hacer algo tan ruin? ¡Ahora pagará cuatro veces el valor de la oveja por haber hecho semejante cosa y por no haber tenido compasión!”. Natán le respondió: “¡Tú eres ese hombre! Así dice Yahvé, Dios de Israel: Yo te ungí como rey sobre Israel, y te libré del poder de Saúl. Te di el palacio de tu amo, y puse sus mujeres en tus brazos. También te permití gobernar a Israel y a Judá. Y por si esto hubiera sido poco, te habría dado mucho más. ¿Por qué, entonces, despreciaste la palabra de Yahvé haciendo lo que le desagrada? ¡Asesinaste a Urías el hitita para apoderarte de su esposa! ¡Lo mataste con la espada de los amonitas! Por eso la espada jamás se apartará de tu familia, pues me despreciaste al tomar la esposa de Urías el hitita para hacerla tu mujer”. David se arrepintió profundamente de su pecado. Aun así, Natán profetizó que su hijo, ya nacido de la relación con Betsabé, moriría, lo que sucedió siete días después, no obstante el ayuno guardado por David. David y Betsabé engendraron más tarde a Salomón, quien sucedería a David en el trono. Pero, tal cual había anunciado el profeta Natán, la espada jamás se apartaría de la casa de David. Absalón, hijo de David, asesinaría a su propio hermano y se convertiría en personaje central del gran drama de la familia davídica, resultando en una serie de crisis políticas que llegarían a comprometer el futuro del reino. Tal como hemos dicho, Betsabé le dio a David un segundo hijo, llamado Salomón. Dios amó a ese hijo, por lo que envió a su profeta Natán, quien “por causa de Dios” llamó al niño Jedidías, que significa “Amado de Jah”. Cuando Adonías intentó apoderarse del trono, al final de la vida de David, Natán tomó las medidas necesarias para que este lo supiera. Luego tomó parte en ungir y entronizar a Salomón. Al parecer Natán y Gad aconsejaron a David sobre el uso de los instrumentos musicales que se empleaban en el santuario, y debieron ser quienes registraron la información de los capítulos de conclusión del Primer Libro de Samuel y todo el Segundo Libro de Samuel. Entre las palabras de Natán el profeta también se incluyeron “los asuntos de Salomón”. Posiblemente Natán haya sido el padre de Azarías y Zabud, quienes ocuparon responsabilidades importantes durante el reinado de Salomón. Azarías fue un príncipe que supervisaba el trabajo de los diputados, mientras que Zabud, amigo y consejero del rey, era sacerdote.
Hiram, rey de Tiro, le aporta su ayuda en materiales y, sobre todo, en obreros. Le envía, por ejemplo, a Hiram el Fundidor, Hiram Abif, que es una figura alegórica del ritual masónico que delinea al maestro constructor del Templo de Salomón, construido alrededor del año 988 a. C. Un día, Hiram Abif último se dispone a efectuar el vaciado de la fundición de bronce para el Templo en presencia de Salomón y de Balkis, reina de Saba, a la que Salomón quiere seducir, a fin de casarse con ella. El pueblo de Israel asistirá al vaciado. Benoni, ayudante y fiel discípulo del maestro de obras, ha sorprendido a la caída de la noche a tres obreros, Fanor el sirio, albañil, Anru el fenicio, carpintero, y Metusael el judío, minero, saboteando el molde del futuro bronce. Benoni advierte a Salomón de la traición de los tres cómplices. Pero el rey, celoso de la admiración que Balkis siente ya por Hiram Abif, deja que prosigan los preparativos. Al ponerse el sol, Hiram da la orden de proceder al vaciado. Y el gigantesco molde en que debe fundirse el bronce, y que ha sido manipulado, se agrieta. El metal en fusión surge bruscamente y salpica a la horrorizada multitud. Benoni, desesperado por no haber advertido personalmente a Hiram, se arroja entre la ardiente lava. Poco después, solo, abandonado de todos, Hiram Abif sueña ante su obra destruida. De pronto, de la fundición que brilla enrojecida en las tinieblas de la noche se alza una sombra luminosa. El fantasma avanza hacia Hiram, que lo contempla con estupor. Su busto gigantesco está revestido por una dalmática sin mangas; aros de hierro adornan sus brazos desnudos; su cabeza bronceada, enmarcada por una barba cuadrada, trenzada y rizada en varias filas, va cubierta de una mitra de corladura (plata dorada). Sostiene en la mano un martillo de herrero. Sus ojos, grandes y brillantes, se posan con dulzura en Hiram y, con una voz que parece arrancada a las entrañas del bronce, le dice: “Reanima tu alma, levántate, hijo mío. Ven, sígueme. He visto los males que abruman a mi raza y me he compadecido de ella“. Hiram pregunta: “Espíritu, ¿quién eres?” El espíritu le dice: “La sombra de todos tus padres, el antepasado de aquellos que trabajan y que sufren. ¡Ven! Cuando mi mano se deslice sobre tu frente, respirarás en la llama. No temas nada. Nunca te has mostrado débil“. Hiram vuelve a preguntar: “¿Dónde estoy? ¿Cuál es tu nombre? ¿Adónde me llevas?“. Y la respuesta del espíritu es: “Al centro de la Tierra, en el alma del mundo habitado. Allí se alza el palacio subterráneo de Enoc, nuestro padre, al que Egipto llama Hermes y que Arabia honra con el nombre de Edris“.“¡Potencias inmortales! –exclama Hiram-. ¿Entonces es verdad? ¿Tú eres …?“. El espíritu le dice: “Tu antepasado, hombre, artista …, tu amo y tu patrono. Yo fui Tubal Caín“. Llevándole como en un sueño a las profundidades de la Tierra, Tubal Caín instruye a Hiram en lo esencial de la tradición de los cainitas, los herreros, dueños del fuego.
En el seno de la Tierra, Tubal Caín muestra a Hiram la larga serie de sus padres: Enoc, que enseñó a los hombres a construir edificios, a unirse en sociedad, a tallar la piedra; Hirad, que supo antaño aprisionar las fuentes y conducir las aguas fecundas; Maviel, que enseñó el arte de trabajar el cedro y todas las maderas; Matusael, que imaginó los caracteres de la escritura; Jabel, que levantó la primera tienda y enseñó a los hombres a coser la piel de los camellos; Jubal, el primero en tender las cuerdas del cinnor y del arpa, extrayendo de ellos sones armoniosos … Y por último, el propio Tubal Caín, que enseñó a los hombres las artes de la paz y de la guerra, la ciencia de reducir los metales, de martillear el bronce, de encender las forjas y soplar sobre los hornillos. Y transmitió a Hiram Abif la tradición luciferina. Al comienzo de los tiempos, dos dioses se reparten el universo. Existe un gran paralelismo con los dioses sumerios Enlil y Enki. Uno de los dos dioses, Adonai, es el amo de la materia y del elemento Tierra; el otro, Iblis, es el amo del Espíritu y del elemento Fuego. Adonai es uno de los nombres en hebreo de Dios. Se usa más de 300 veces en el Tanaj como una designación para el Creador. Sin embargo no es el Nombre Divino en sí mismo sino una designación genérica. Ya que pronunciar Yhwh está prohibido en la lectura de la Biblia Hebrea, en el siglo VI a. C., se añadieron las vocales de Adonai, para recordar al lector que debía pronunciar ese título. Curiosamente Iblis, en el islam, es el nombre de un genio maligno y este nombre significa “privado de toda bondad“. Él se negó a inclinarse ante Adán y se apartó de Alá. El personaje es más conocido, sin embargo, como Shaytán, parecido al nombre Satán o Satanás, palabra aramea que significa “adversario” Con este último nombre aparece citado 87 veces en el Corán, mientras que el nombre de Iblís se cita únicamente nueve veces. Se le llama también al-waswās, esto es, “El murmurador“, porque inocula con sus murmuraciones la tentación en el corazón de la gente. Adonai crea al Primer Hombre del barro y lo anima. Movido a compasión por el bruto que Adonai quiere convertir en su esclavo y su juguete, Iblis y los Elohim, los dioses secundarios, despiertan su espíritu, y le dan la inteligencia y la comprensión. Mientras Lilith, la hermana de Iblis, se convertía en la amante oculta de Adán, el Primer Hombre, y le enseñaba el arte del pensamiento, Iblis seducía a Eva, surgida del Primer Hombre, la fecundaba y, junto con el germen de Caín, deslizaba en su seno una chispa divina. En efecto, según las tradiciones talmúdicas, Caín nació de los amores de Eva e Iblis, mientras que Abel nacerá de la unión de Eva y Adán. Más tarde, Adán no sentirá más que desprecio y odio por Caín, que no es su verdadero hijo. Aclinia, hermana de Caín, que la ama, será entregada como esposa a Abel. Y a pesar de ello, Caín dedica su inteligencia inventiva, que le viene de los Elohim, a mejorar las condiciones de vida de su familia, expulsada del Edén y errante por la tierra. Pero un día, cansado de ver la ingratitud y la injusticia responder a sus esfuerzos, se rebelará y matará a su hermano Abel.
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