Filosofando un poco (5 de 10) – La identidad personal
Uno de los debates filosóficos más interesantes es el de la identidad personal. Haga usted memoria y trate de recordar hechos de su niñez. Ahora usted ya es mayor, puede que tenga bigote, barba o sea calvo si es hombre o puede que lleve el pelo recogido en un moño, teñido de rubio o de cobrizo si es mujer; sin embargo usted se aprecia a si mismo como la misma persona. Dicho de otro, su yo infantil y su yo adulto son la misma persona… ¿o no?
La pregunta que nos estamos planteando aquí es si una persona puede sufrir cambios sin dejar de ser la misma persona. Caben aquí dos opciones o posturas contrapuestas. Una nos dice que un ser humano no es más que un organismo vivo y la otra nos dice que es algo más que eso. Simplificando mucho una sería la postura materialista y la otra la postura espiritual.
En el primer caso, mientras se mantenga la integridad del organismo usted será la misma persona; pero hagamos un experimento futurista. Supongamos que un científico loco intercambia su cabeza con la de otro ser humano y antes de hacerlo le pregunta que cuerpo desea usted que sea torturado después hasta la muerte porque uno ha de morir de ese modo para beneficio de la ciencia. ¿Qué decide usted? ¿Qué se torture su cuerpo pero con la cabeza del otro o el cuerpo del otro donde está ahora su cabeza?
Si usted está seguro de que su identidad radica en ser solo un organismo debería elegir que se torturase el cuerpo en el cual ahora se encuentra su cabeza porque el cerebro no sería más que un órgano más del mismo, igual que el riñón o el hígado. Usted es un cuerpo y le trasplanten lo que le trasplanten usted sigue a ser el mismo.
Por otro lado, si usted cree que somos algo más que un cuerpo debería desear seguir pensando y eso solo es posible en el cuerpo donde ahora se encuentre su cabeza, por lo tanto elegirá que se torture su propio cuerpo, donde ahora está la cabeza del otro. A fin de cuenta lo importante es su pensamiento, lo demás, su cuerpo, es una herramienta, pero no es usted.
El dilema planteado es interesante y roza la ética. En un principio solemos asumir que somos un individuo pero ante la pregunta del experimento ya no lo tenemos tan claro.
Vayamos un paso hacia el futuro para ver hasta qué punto el dilema roza la ética. Suponga que la medicina avanza hasta el punto de poder generar un clon suyo perfecto y mantenerlo en hibernación. Cuando usted necesite un órgano o cualquier parte de su cuerpo por enfermedad o accidente, se revive al clon, se toma lo necesario y como no podrá vivir se destruye el resto. ¿Sería esto ético? ¿Ese clon sería realmente usted o sería un individuo diferente porque cada cual posee su mente y alma propia? ¿Destruirlo sería o no un asesinato? Y si lo trasplantado fuera el cerebro ¿Sería usted o sería el clon el resultado final?
Viajemos a donde ningún otro ser humano ha viajado, como decían en la serie Star Trek, y recordemos la teletransportación que usaban para viajar. Básicamente el aparatito funcionaba desintegrando el cuerpo en origen, enviando la información del mismo a distancia y regenerando el cuerpo. Con palabras más bestias pero claras: nos mata en el origen y genera un clon en el destino. Se me ocurren algunas preguntitas para usted.
- La destrucción en origen ¿no es un asesinato en toda regla?
- El ser recreado en destino ¿Somos realmente nosotros?
- Sería ético esperar a tener la seguridad de que la copia ha sido creada y luego decirle a usted ¿la copia está perfecta, le vamos a matar ahora a usted? ¿aceptaría usted esto?
- Y si la máquina falla y al final no le destruye ¿Quién es realmente usted, el que está en origen o el que está en destino? Dado que el estado no podría admitir la existencia de dos organismos iguales duplicados ¿A cuál de los dos condenaríamos a morir? ¿Sería ético matar a uno u otro?
Pero aún podemos liar esto algo más. La copia que tenemos en destino es exactamente igual a yo, pero ¿y su alma? Si usted cree en el alma y que es individual, tendrá claro que lo que hay en destino es un clon suyo, en todo igual, pero su alma no puede ser la suya, por lo tanto no es usted sino otra persona exactamente igual a usted. ¡Jamás podría aceptar la destrucción de la persona en origen!
Resumiendo todo este lio ¿Tiene usted realmente claro quién es y quien no es usted?
http://iluminando.org/2016/03/09/filosofando-un-poco-5-de-10-la-identidad-personal/
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