La (im) perfección y las Old Charges (II)
En pleno siglo XIX hubo varios intentos de tornarse menos estricta la regla que impedía la admisión de discapacitados físicos en la Masonería, alegando ser ésta un legado de los tiempos de la masonería operativa. Algunas Grandes Tiendas dejaron incluso caer este requisito, exigiendo sólo que el candidato tuviera la capacidad física estrictamente necesaria a que pudiera ser iniciado y recibir las enseñanzas de la Orden. Pero luego las voces se elevaron, recordando que lo que estaba en cuestión era uno de los landmarks de la Masonería, que son por definición inmutable, y por eso la cuestión no carecería ni siquiera de más discusión. Independientemente del origen del precepto residir en la masonería operativa y tener, sin embargo, dejado de tener sentido, éste debería ser cumplido, so pena de la retirada del reconocimiento a las Obediencias que no lo cumplieran y hicieran cumplir. Pero no se piense que, sin más debate, la cuestión se quedaba por aquí, o que los argumentos alegados eran desprovistos de sustancia; por lo contrario.
Se alegaba, por ejemplo, que la Biblia describe repetidamente como sólo un animal perfecto y sin mancha podía ser ofrecido en sacrificio. Si el bicho tuviera la mínima imperfección dejaba de ser ofrecido en holocausto: al Divino no se ofrecía sino lo que se tenía de mejor. En esta perspectiva, una vez que, en la Masonería Regular, se trabaja "a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo" - de donde deriva que el trabajo que se hace es hecho en su intención, siendo cada masón su propia ofrenda - a aplicarse a la letra el antiguo principio de la perfección de la víctima sacrificial, se podría discurrir que un deficiente físico no sería "suficientemente bueno" para ser ofrecido al Gran Arquitecto del Universo.
Otro de los argumentos tendría que ver con la capacidad de trabajar. La Masonería - incluso la Especulativa - socorre el trabajo como forma y método de aprendizaje, por lo que la incapacidad para desempeñar tareas útiles pondría en cuestión todo el método masónico. Por otro lado, es esencial que un masón se baste a sí mismo, pues de otro modo no tendría la disponibilidad mental para perfeccionarse como persona. Es una cuestión de prioridades: primero el sustento del cuerpo, después la constatación del espíritu.
La propia simbología masónica se utilizaba como argumento. Se discutía, con la mayor seriedad, si, una vez que la masonería tenía por objetivo la "construcción del Templo" a partir de las piedras que cada uno iba tratando de pulir, ¿no sería contrario a la misma masonería aceptar piedras "torcidas"? ¿Qué Templo Perfecto podría la Masonería anhelar construir a la Gloria del Gran Arquitecto si las piedras no fueran todas perfectas?
Espantosamente, este debate todavía persiste; aún hay Obediencias - Grandes Tiendas - cuyos reglamentos prohíben la admisión de discapacitados físicos. Sin embargo, incluso la mayoría de estas admite que si un Hermano se queda limitado (amputado, paralizado ...) después de su admisión, tendrá todo el apoyo de la tienda.
En Gran Logia Portugal Legal / GLRP la pregunta, que yo sepa, no se plantea. Las condicionantes a la admisión son, de acuerdo con la Constitución y Reglamento General de la GLLP, sólo que los candidatos sean "hombres libres y de buenas costumbres que se comprometen a poner en práctica un ideal de paz", que tengan "el respeto por las opiniones y "creencias de cada uno", y sean "hombres de honor, mayores de edad, de buena reputación, leales y discretos, dignos de ser buenos hermanos y aptos para reconocer los límites del dominio del hombre, y el infinito poder del Eterno".
Puede argumentarse que un deficiente físico no es enteramente libre. Si éste era un requisito - ser completamente libre - y no habría quien pudiera ser admitido en la masonería. Todos nosotros sólo lo somos hasta cierto punto. En cuanto a la iniciación, ¿se pierde algo si se hace de silla de ruedas? Claro que sí. Pero no se pierde más en una iniciación que en un paseo en la ciudad; quien está limitado sabe que lo está, y en qué medida.
¿Y un sordo? ¿O un ciego? ¿Pueden iniciarse masones? No veo por qué no. Desde que aptos para comunicar, estoy seguro de que se providenciaría lo que fuera razonable para acomodarlos. Un sordo puede, por ejemplo, leer en los labios; y podría "hablar" por escrito, a la falta de mejor. Un ciego puede oír y hablar-a pesar de poder ser curioso oír de su boca algunas fórmulas rituales que se refieren a la luz y las tinieblas, por ejemplo, pero basta que interiorizemos que la luz y las tinieblas, en la masonería, son simbólicas, no necesitando de los ojos para poder entenderlas, para que luego sus palabras dejar de sonar extrañas.
¿Puede un amputado practicar la natación? ¿O un parapléjico jugar baloncesto? Sabemos que pueden. ¿Y pueden competir de igual a igual con una persona no discapacitada? Tengo mis dudas. Pero ¿puede la práctica deportiva hacer su vida más completa, incrementar su salud, hacerlos más felices? De eso ya estoy seguro. De la misma manera, ¿puede un discapacitado físico sacar partido de la masonería tanto como alguien que no lo sea? Bueno ... en muchos casos incluso puede, pero admitimos que no podía. ¿Sería esa laguna, ese inultrapassable obstáculo, razón para que fuera impedido de alcanzar todo el resto?
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