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martes, 26 de agosto de 2014

Aprendiendo a amar

Aprendiendo a amar

La Biblia nos dice: "ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, toda tu alma y toda tu mente".

Pero, ¿cómo se supone que amemos a alguien o a algo con lo que no nos podemos relacionar físicamente? ¿Cómo podemos amar a Dios? Realmente, no lo podemos ver. Realmente, no lo podemos sentir. Realmente, no sentimos su abrazo en nuestro cuerpo. 

Pero lo que sí podemos sentir es el abrazo de otros. Podemos sentir el amor de quienes nos rodean. Podemos sentir la energía de nuestra familia, nuestros amigos, de todas las personas en nuestra vida. 

Si podemos aprender a ser parte los unos de los otros, y amarnos los unos a los otros, entonces podemos hacer lo que este verso nos dice, porque dentro de cada persona existe una chispa de Dios. Amar al Creador con todo nuestro corazón, alma y mente, es realmente amar a nuestro prójimo, a pesar que actuar de esta manera va en contra de nuestra naturaleza egoísta usual, que no quiere compartir y ser parte de otros. 

Por ejemplo, puede que un día nos despertemos y pensemos: "Oh, no, ¿tengo que ir para allá? ¿Tengo que ver a esas personas? ¿Tengo que hablar con ellos?". Pero cuando decidimos cambiar nuestra mente y decir: "Bien, si esta es mi misión de hoy, entonces lo haré y lo haré con amor". En ese momento, nos conectamos con el concepto de amar a Dios. 

La idea es que desde el momento en que nos despertamos en la mañana, al momento en que nos vamos a dormir en la noche, vivamos y trabajemos con la conciencia que todos y todo lo que nos rodea es parte de una masiva sinfonía universal ... 

Karen Berg

https://groups.google.com/forum/#!topic/secreto-masonico/qmx67Cc0FhY

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