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domingo, 28 de diciembre de 2014

Los Secretos del Templo interno

Los Secretos del Templo interno .•.


Cada símbolo tiene siete significados o siete interpretaciones. La del Grado de Aprendiz y la del Grado de Maestro Secreto. Ahora nos corresponde alzar el tercer velo de los Misterios, o de la Tercera Iniciación, que pertenece al Grado de Maestro Elegido de los Nueve. En cada Grado de la Masonería fluyen ciertas corrientes etéricas a través o alrededor de la columna vertebral de cada iniciado. En la espina dorsal se encuentran tres conductos llamados simpático, vago y central, los cuales corresponden a lo que los Yoguis llaman: Ida, Pingala y Sushumña. Ida y Pingala tienen sus lados izquierdo y derecho respectivamente, y son el sostenido y bemol de la nota Fa de la naturaleza humana que, cuando vibran debidamente despiertas, producen, en ambos lados, vibraciones que subyugan lo inferior por medio de lo superior. Los dos aires o vibraciones vitales que pasan por el simpático y por el vago provienen de la comente etérica pura que atraviesa el conducto central; cada una tiene una senda particular y convierte la libre corriente espiritual del conducto central en dos vibraciones semimateriales: la positiva y la negativa.

Uno de los objetivos del plan de la Masonería es el de estimular en el cuerpo humano la actividad de estas fuerzas a fin de apresurar la evolución. En la primera Iniciación del Primer Grado, Ida o el conducto izquierdo, el aspecto femenino en el hombre, se despierta y otorga al candidato la fuerza para dominar sus pasiones y emociones. En el Segundo Grado, se desenvuelve Pingala o el aspecto masculino, el cual otorga el dominio de la mente. En el Tercer Grado de Maestro se despierta la energía central y se da paso a la influencia superior del Espíritu, para que ascienda nuevamente hacia el cerebro.

El estímulo de estos nervios y fuerzas que fluyen por ellos es tan sólo una pequeña parte del beneficio otorgado por el Maestro cuando blande la espada en el momento de la admisión. Ascender masónicamente Grado tras Grado es semejante, ni más ni menos, a la ordenación eclesiástica de los sacerdotes. Los efectos son reales e infalibles en cuanto a sus resultados en la vida espiritual; a pesar de esto, dependen totalmente de la propia voluntad del candidato, y por eso se ha dicho que "El hábito no hace al monje". Y también, como dijo Ward: "El beneficio espiritual que un individuo recibe de la Masonería es exactamente proporcional a su deseo y capacidad para comprender su significado interno".

El Primer Grado de Aprendiz corresponde al de Subdiácono de la Iglesia. En este Grado, el Aspirante debe dominar los tres planos de su naturaleza, o sea, el cuerpo físico con sus impulsos, el plano astral con sus emociones y deseos violentos, y el plano mental con sus divagaciones e inestabilidades, para que se sometan y obedezcan al Yo Superior, se conviertan en instrumento positivo valioso, de adiestramiento, y útil para ponerse a su servicio. Este es el trabajo del Primer Grado o de autodesarrollo. El Segundo Grado corresponde al de Diácono. El compañero debe convertir su cuerpo de deseos en un instrumento perfecto para expresar la emoción superior y, al mismo tiempo, para tratar de dominar su cuerpo mental. El Grado de Maestro Masón equivale al de Sacerdote, o el ser que puede manejar a voluntad los poderes que le fueron otorgados. El Cuarto Grado es el del Obispo, quien sostiene en su mano el báculo magnetizado. Es el Maestro que está en condiciones de poder dar esa energía, conferir Grados elevados y bendecir con mayor eficacia que un Sacerdote.

Todos los masones de Grados altos tienen en sus manos poder para dar la bendición en Su Nombre (en nombre del G.A.D.U. Gran Arquitecto del Universo). Sin embargo, lamentablemente, son muy pocos los masones modernos que perciben la santidad de su oficio y la grave obligación de emplear sus poderes para ponerlos al servicio del mundo.

Aquí debemos aclarar que, si el aprendiz, el compañero o el Maestro no practicara ni se familiarizara con las enseñanzas contenidas en los Grados anteriores, no podrá entender la explicación del tercer significado del símbolo. Por esto fue necesario dividir las enseñanzas masónicas en Grados, facilitando de esta manera el paulatino y gradual estudio y práctica hasta llegar a comprender el espíritu recóndito de la intuición. Ahora ya podemos continuar con nuestro trabajo consistente en seguir alzando el tercer velo del Misterio.

En ciertas Logias se perdió el sentido de orientación. La Logia debe acatar la Ley de la Magnetización a fin de orientar debidamente. Entre el ecuador y los polos de la Tierra hay una constante corriente de fuerzas en ambas direcciones, mientras otra corriente se desplaza en sentido perpendicular, el cual se mueve alrededor de la Tierra y en la misma dirección. Como veremos, ambas corrientes se utilizan en los trabajos de la Logia al alzarse el tercer velo de las ceremonias. La Ciencia ya comprobó que, para lograr un sueño tranquilo, el ser humano debe dormir con la cabeza vuelta hacia el norte porque el magnetismo llega nosotros desde esa dirección. Como ya se explicó, la Logia es la representación del cuerpo humano, y se la debe orientar adecuadamente para que reciba mejor las influencias cósmicas.

El Pabellón Celeste de la Logia, con sus diversos colores, señala un tercer significado porque la bóveda celeste es azul, no de varios colores, salvo durante la aurora y el ocaso. El verdadero Pabellón Celestial es el aura del hombre. Es la resplandeciente vestidura del Iniciado, según el Himno Gnóstico. Es el cuerpo glorioso del alma humana en el mundo sutil invisible.

Se considera que el Altar Masónico es la representación de los dos altares antiguos: el de los sacrificios y el del incienso (léase "Esta es la Masonería, Primer Grado". Desde este altar se eleva el Gran Yo Soy, el agradable incienso de amor, consuelo y verdad fraterna, mientras que sobre el permanecen indómitos los apetitos y las pasiones desenfrenadas del hombre. En muchas Logias queman incienso sobre el altar, y también encienden en é1, o cerca de el, una lucecita con un tubo de cristal, de color rubí, el cual simboliza el reflejo del Fuego Creador en la materia y guarda exacta correspondencia con lámpara que arde constantemente en las iglesias católicas ante el sagrario que guarda la Hostia.

Las tres columnas del Templo significan la Trinidad del Absoluto: Padre, Hijo y El Absoluto, en quién existen todos los seres y cosas. Sin embargo, en aspectos o manifestaciones separadas, el Espíritu Santo (Madre-Materia) es el Hacedor o Constructor del mundo externo, es el Hijo y la Vida en todos los seres: "La Luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo". Todo objeto material es parte de Dios espíritu Santo (o Madre-Materia, porque antiguamente la palabra espíritu Santo era femenina en arameo, y se la masculinizó en los idiomas latinos), mientras que cada vida forma parte de la Consciencia de Dios Hijo, o Logos Solar manifestado. La gloria invisible y la felicidad inefable del Padre permanece invisible detrás de los dos últimos aspectos.

El Espíritu Santo es trino, y su Trinidad consiste en Sabiduría, Fuerza y Belleza. La Sabiduría se halla en el plano del Divino Arquitecto. La Fuerza es la Energía con la cual Dios Espíritu Santo constituyó todas las cosas, y la Belleza es la expresión de Dios que aparece en todas las cosas... Éstas son las tres partes de todo el mundo objetivo, las cuales constituyen el edificio de la Logia y el cuerpo del hombre en el que la vida cumple su papel.

Todos los seres vivos que pueblan este mundo muestran, en diversos grados, la Luz de la Vida y Consciencia Divina. Todos son partes de Dios Hijo, del Cristo, del Redentor, de la Vida crucificada en la materia. El Cristo también es trino: Voluntad Espiritual, Amor Intuitivo e Inteligencia Superior: Amor, Voluntad y Pensamiento.

El Venerable Maestro representa la Voluntad Divina del Cristo que dirige la obra de perfeccionamiento del hombre; el Primer Vigilante representa el Amor Divino del Cristo; y el Segundo Vigilante, el Pensamiento Divino. Las Joyas de estos Oficiales simbolizan respectivamente: voluntad, amor y pensamiento. También observamos que, cuando el Segundo Vigilante baja su pequeña columna y el Primer Vigilante levanta la suya, esto indica que vamos a interesarnos en la vida, a trabajar en lo relacionado con la consciencia del hombre, y en lo que atañe a asuntos materiales: a edificar el Templo del Hombre, no un templo para el hombre. Las tres columnas representan las tres cualidades de la Logia material. A su vez, los tres dignatarios principales simbolizan las tres cualidades de la consciencia o vida.

Entonces el hombre es una consciencia espiritual trina, vestida con una personalidad cuaternaria que consta de cuerpo físico, cuerpo etérico o contraparte del físico, cuerpo de deseos o emocional, y cuerpo mental. Los dos últimos constituyen su archivo privado y museo de emociones y pensamientos personales. A fin de profundizar más, debemos leer "Esta es la Masonería. Primer Grado"

No hay vida sin materia ni materia sin vida. El espíritu no puede tener existencia sin materia, ni la materia puede existir sin el espíritu. Por consiguiente:

Dios Padre - Espíritu
Dios Madre (Espíritu Santo) - Materia 
Dios Hijo - l hombre es la imagen de Dios como expresión o continuación del mismo Dios, porque es la luz que transporta la imagen, y en la medida en que el hombre es capaz de recibir y reflejar esta luz, es parte consustancial de ella y se identifica con Dios.
La Estrella de seis puntas significa la unidad del espíritu y la materia, de Dios manifestado en su Universo.

La Estrella de cinco puntas, en el Oriente del Templo, es el símbolo del hombre perfecto, de Dios manifestado en el hombre, no en el Universo en su conjunto. Significa: "Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre que está en los Cielos".

La Estrella de siete puntas significa:
Las siete direcciones que conducen hacia la unión con la Vida Divina
Las siete vías de perfección;
Los siete rayos de Dios que colman el Universo con la Luz de Dios
Los siete Espíritus ante el Trono del Señor, quienes manejan las divisiones planetarias
Los siete poderes que el Mago adquiere durante su evolución
Los siete centros o fuerzas que reciben y emanan la energía vital, y que se radican en el cuerpo humano
Las siete dignidades que perfeccionan y completan la Logia, y representan los siete cuerpos o siete estados planetarios; y
Los siete poderes que el Mago adquiere de las vibraciones, o siete cualidades que el mundo científico conoce como mente, memoria, y canalización.

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