El Espiritismo (8 de 14) – El progreso espiritual y la vida después de la muerte.
Artículo en colaboración con el hermano Victor Ruano, miembro de la Federación Espirita de España (http://www.espiritismo.cc )
«Los ángeles son los Espíritus puros, los que están en lo más alto de la escala y reúnen
todas las perfecciones. Aceptaron su misión sin murmurar y llegaron más rápido». (41)».
El libro de los Espíritus
Progreso de los Espíritus
Hemos visto que Dios crea a los Espíritus puros pero no perfectos y que es esta perfección lo que hemos denominado como evolución espiritual. Esta evolución es continua y siempre hacia arriba, dicho de otro modo, los Espíritus nunca retroceden en su evolución espiritual. En cada encarnación venimos para aprender un poco más y podemos aprenderlo o no. Si lo aprendemos avanzamos. Si no aprendemos nos quedamos como estábamos antes; pero no retrocedemos. Una manera simple de ver esto es imaginar que estamos en una escuela, vamos avanzando de curso a medida que aprobamos, pero un año no estudiamos lo suficiente y repetimos curso, no avanzamos, pero tampoco nos envía a un curso anterior, es decir, no retrocedemos.
¿Pueden los Espíritus degenerar?«No, ya que conforme avanzan van comprendiendo lo que les alejaba de la perfección. Cuando el Espíritu ha superado una prueba, adquiere el conocimiento de ella y no lo echa al olvido. Puede permanecer estacionario, mas no retrocede»El libro de los Espíritus
En cada encarnación los Espíritus tienen la oportunidad de perfeccionarse, y al conseguirlo, pasan de un grado inferior – el que tenían – a uno superior – el que consiguen. Una pregunta recurrente es si existen Espíritus Buenos y Malos, la respuesta ya le hemos dado en la entrega anterior pero volvamos a decirlo en palabras de los propios Espíritus
- ¿Hay Espíritus que fueron creados buenos y otros malos?
«Dios creó a todos los Espíritus simples e ignorantes, vale decir, desprovistos de ciencia. Asignó a cada uno una misión con el objeto de iluminarlos y hacerlos acercarse progresivamente a la perfección mediante el conocimiento de la verdad, y a fin de aproximarlos a Él. La dicha eterna pura reside para ellos en esa perfección. Los Espíritus adquieren tales conocimientos al pasar por las pruebas que Dios les impone. Unos las aceptan con sumisión y llegan más pronto a la meta que les ha sido asignada. Otros sólo las soportan de mala gana y quedan así, por su culpa, lejos de la perfección y de la felicidad prometida».El libro de los Espíritus
Los Espíritus recién creados serían como niños: son ignorantes de muchas cosas e imperfectos. Los que aprovechan las oportunidades aprenden y se perfeccionan más rápido que los otros. Esto quiere decir que un Espíritu altamente evolucionado no tiene por qué haber sido creado antes y llevar más tiempo encarnando que otro más atrasado, puede ser que haya aprovechado mejor sus oportunidades que el creado antes que él porque conviene recordar que Dios nos muestra el camino pero la elección es siempre nuestra. De todas maneras, todos llegaremos tarde o temprano a la perfección que Dios desea para todos. Cuanto más cerca estemos de dicha perfección mejor comprenderemos lo que nos mantiene aún alejados de ella.
Otro tema difícil de entender por parte de los no espiritas es que Dios nos obligue a dichas pruebas para evolucionar, sobre todo porque siendo Todopoderoso podría haber creado a los Espíritus Perfectos; pero la siguiente pregunta y respuesta del libro de los Espíritus nos aclara el asunto.
- ¿No podría Dios librar a los Espíritus de las pruebas que han de sufrir para llegar al primer puesto?
«Si hubiesen sido creados perfectos por Dios, no tendrían méritos para gozar de los beneficios de dicha perfección. Sin lucha, ¿dónde estaría el mérito? Por otra parte, la desigualdad que entre ellos existe, es necesaria a sus personalidades. Además, las misiones que desempeñan en los diferentes grados de la escala están en los designios de la Providencia, para la armonía del Universo».
La forma de hacerse merecedor de la evolución es optar por lo correcto, es el libre albedrío, que se desarrolla a medida que el Espíritu adquiere conciencia de sí mismo, el que nos permite hacer lo correcto o no hacerlo y, por ello ser dignos o no del avance. Dios nos creó simples e ignorantes y no malos, es decir, igualmente aptos para el bien o el mal. Los que llegan a ser malos lo son por su voluntad, porque deciden no hacer lo correcto.
La muerte
Usted ya sabe que el Alma es el Espíritu Encarnado, por lo tanto, cuando tiene lugar la muerte o, como decimos los espiritas, la desencarnación. El Alma vuelve a ser Espíritu. Regresa a su verdadero mundo, el mundo de los Espíritus. El Espíritu posee su propia individualidad y no se pierde nunca. Dios nos ha creado únicos y con una “carácter propio”. Esta individualidad es representada por el periespíritu conserva la apariencia de su última encarnación.
- ¿Conserva el alma su individualidad después de la muerte?
« Sí, jamás la pierde. ¿Qué sería si no la conservara? »
- ¿Qué prueba podemos tener de la individualidad del alma después de la muerte?
«¿No la tenéis en las comunicaciones que obtenéis? Si no sois ciegos, veréis; y oiréis, si no sois sordos, porque a menudo habla una voz que os revela la existencia de un ser fuera de vosotros».Libro de los Espíritus
Uno de los mayores terrores del hombre ante la muerte es el dolor que puede sufrir. Los Espíritus informan, que la separación del Alma del cuerpo no es dolorosa y a menudo sufre más el cuerpo durante la vida que en el momento de la muerte. Los sufrimientos que se experimentan en el momento de la muerte son un placer para el Espíritu, que ve llegar el término de su destierro y como se acerca el regreso al Mundo Espiritual.
- ¿Qué sensación experimenta el alma en el momento que conoce que está en el mundo de los Espíritus?
«Depende. Si has hecho mal por el deseo de hacerlo, te avergonzarás en aquel momento de haberlo practicado. Para el justo, la situación es muy diferente, pues se encuentra como aliviado de un gran peso; porque no teme ninguna mirada acusadora».Libro de los Espíritus
Cuando morimos todo es confuso, el Alma precisa de un tiempo variable para reconocer la situación en la que se encuentra. Dicho tiempo varía en función de su avance espiritual y de su apego a lo material. Cuanto más apegados estemos a lo material mayor será el tiempo necesario para percatarnos de la situación. El que está ya purificado se reconoce inmediatamente; porque se ha separado de la materia durante la vida en el cuerpo; al paso que el hombre carnal, cuya conciencia no es pura, conserva por mucho más tiempo la impresión de la materia. Tras varias preguntas sobre el tema, Allan Kardec hace una especie de resumen y expresa sus conclusiones sobre la separación y el tiempo necesario para ello. He aquí sus palabras:
Durante la vida el Espíritu se halla ligado al cuerpo por su envoltura semimaterial, o periespíritu. La muerte destruye sólo al cuerpo y no a esa segunda envoltura, la cual se separa del cuerpo cuando cesa en éste la vida orgánica. La observación ha probado que en el proceso de la muerte el desprendimiento del periespíritu no se opera súbitamente por completo. Sólo se realiza en forma gradual y en un plazo muy variable, según los individuos. En algunos es bastante rápido, y se puede afirmar que tal proceso de liberación, se cumple en unas pocas horas. Pero en otros –sobre todo en aquellos cuya vida ha sido enteramente material y sensual- el desprendimiento es mucho menos rápido y en ocasiones se prolonga por días, semanas y hasta meses, lo que no implica que haya en el cuerpo la menor vitalidad ni la posibilidad de un retorno a la vida, sino que persiste una simple afinidad entre el cuerpo y el Espíritu, afinidad que siempre se halla en relación con la preponderancia que el Espíritu dio a la materia en el transcurso de la vida. En efecto, es razonable pensar que cuanto más se haya identificado el Espíritu con la materia tanto más laborioso le será el separarse de ella, mientras que la actividad intelectiva y moral y la elevación de pensamientos operan un principio de despren-dimiento, incluso durante la vida del cuerpo, y cuando llega la muerte, la separación es rápida. Este es el resultado de los estudios hechos sobre todos los individuos observados en el momento de la muerte. Esas observaciones prueban, inclusive, que la afinidad que en algunas personas subsiste entre el alma y el cuerpo es a veces sobremanera penosa, por cuanto el Espíritu puede sentir el horror de la descomposición de la materia. Este caso es excepcional y propio de ciertos géneros de vida y de algunos tipos de muerte. Se presenta en ciertos suicidas.Libro de los Espíritus – Editora ESPÍRITA ESPAÑOLA Pág 121-122
El concepto de vida eterna toma un nuevo sentido cuando decimos que el Espíritu regresa a su Mundo y cuando sabemos que el Espíritu es eterno e inmortal. Básicamente estamos diciendo que la vida eterna es la vida auténtica, la real; mientras que la vida humana, la terrenal, es transitoria y no la realidad. Como los Espíritus lo explican mejor que yo, terminemos este articulo con sus palabras recogidas por Kardec en su obra “El libro de los Espíritus”
- ¿En qué sentido se debe entender la vida eterna?
«Es la vida del Espíritu, el cual es eterno. La del cuerpo, en cambio, es transitoria, pasajera. Cuando el cuerpo muere, el alma regresa a la vida eterna»153 a. ¿No sería más exacto denominar vida eterna a la de los Espíritus puros, aquellos que, habiendo alcanzado la suma perfección, no han de sufrir más pruebas?«Esa es más bien la dicha eterna. Pero se trata de una cuestión de palabras. Llamad a las cosas como mejor os plazca, con tal que os entendáis»
http://iluminando.org/2015/11/18/el-espiritismo-8-de-14-el-progreso-espiritual-y-la-vida-despues-de-la-muerte/
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