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jueves, 14 de diciembre de 2017

Rosa-Cruz y Masonería

Rosa-Cruz y Masonería


Para un no iniciado, los Rosacruces y los Masones tienen en común que pertenecen a una escuela de pensamiento, a una sociedad secreta o una organización esotérica con la misma clase de inquietudes. Es un hecho que estas dos organizaciones tienen vínculos tradicionales e históricos, hasta el punto de que algunas obediencias masónicas de tipo espiritualista integran siempre el grado de “Caballero Rosa-Cruz” en sus ritos.

En 1824, Thomas de Quincey publica en la “London Magazine” un artículo titulado “Historico-Critical Inquiry into the origins of the Rosicrucians and the Freemasons”, dónde indica que la Masonería no es ni más ni menos que el Rosacrucismo modificado por aquellos que lo introdujeron en Inglaterra. Pero, ¿qué hay de cierto en esto?
La gran Reforma

Desde el punto de vista histórico, la Masonería especulativa nació en Inglaterra en el siglo XVIII. Sin proceder directamente de la Rosa-Cruz, que florece en el siglo anterior, se desarrolla no obstante en un sustrato abonado por el Rosacrucismo. Unos años después de su nacimiento, la Franc-masonería integra además un grado denominado “Caballero Rosa-Cruz”, el cual llega incluso a generar varios movimientos rosacruces independientes en la época. Sin adentrarnos en un análisis exhaustivo del conjunto de estos movimientos y sus doctrinas, es interesante mencionar algunos grupos en los que las dos Órdenes se encontraron durante los siglos pasados.

Durante el Renacimiento, Europa recoge toda la herencia esotérica que viene de la antigüedad. La alquimia, la cábala, la astrología y la magia conocen un gran desarrollo, cuya culminación está marcada por el Rosacrucismo del siglo XVII. Este siglo es también presa de una verdadera crisis moral. En efecto, el progreso de la ciencia sacude los fundamentos del Occidente cristiano y la religión pierde parte de su autoridad. Algunos se complacen entonces en soñar con una Gran Reforma que combine esoterismo, religión y ciencia, para llevar a la humanidad hacia una era de felicidad, fraternidad y paz. Estas ideas cristalizan en torno al movimiento rosacruz, cuyos Manifiestos son leídos por todos los pensadores de Europa.
Un esoterismo común

En el siglo XVIII, la Franc-Masonería recupera en Inglaterra estas ideas de Reforma. Esto explica porqué algunos autores, como J.G. Buhle en 1804 o Thomas de Quincey en 1824, ven en ella una emanación de la Rosa-Cruz. Aunque esta teoría no se puede afirmar con rotundidad, hay que reconocer que los fundadores de la Franc-masonería están presentes en el movimiento rosacruz inglés del siglo XVIII. Dicho esto, ya desde 1638 se encuentra una referencia a las relaciones entre los Rosacruces y los Masones en The Muses, un poema de Adamson publicado en Edimburgo. Este texto indica: “Ya que somos Hermanos de la Rosa-Cruz, poseemos la palabra de Masón y la doble vista”.

Algunos años más tarde, el 10 de octubre de 1676, el Poor Robin’ s Intelligence publica una noticia indicando que “la Antigua Fraternidad de la Rosa-Cruz, los Adeptos del Hermetismo y la Compañía de los Masones Aceptados, han decidido cenar juntos”. Esta relación será destacada incluso en un artículo del Daily Journal del 5 de septiembre de 1730 que decía: “Existe una Sociedad en el extranjero, de la cual los Francmasones ingleses […] han copiado algunas ceremonias, y se esfuerzan en convencer al mundo que les llaman Rosacruces”. Sin ser herederas la una de la otra y manteniéndose siempre independientes, se puede pues constatar que la Rosa-Cruz y la Masonería se relacionan de una forma curiosa y constante.
Relaciones mutuas

Es necesario observar también que las dos referencias más antiguas que relatan iniciaciones masónicas, se refieren a hombres que están en relación directa o indirecta con la Rosa-Cruz. La primera se refiere a Sir Robert Moray. Relata que el 20 de mayo de 1641, fue iniciado en la Masonería en la Logia “Mary’s Chapel” de Edimburgo. Es interesante señalar que Robert Moray, uno de los miembros fundadores de la Royal Society, apasionado por la alquimia, es el protector de Thomas Vaughan (1622-1666). Este último, bajo el seudónimo de Eugenius Philalethe, es el autor de “The Fame and Confessio” (1652), traducción inglesa de la Fama Fraternitatis y la Confessio Fraternitatis, los dos primeros Manifiestos Rosacruces del siglo XVII.

La segunda referencia se relaciona con Elias Ashmole (1617-1692). En una nota, informa que fue admitido en una Logia masónica de Warrington, el 16 de octubre de 1646. Seis años más tarde, publica el “Theatrum Chemicum Britannicum” (1652), un volumen que agrupa una importante colección de tratados alquímicos. Desde las primeras líneas de su libro, Elias Ashmole se refiere a la “Fama Fraternitatis” para poner de relieve la importancia de la alquimia en Inglaterra. Recuerda también que el primer Manifiesto rosacruz indica que uno de los cuatro primeros compañeros de Christian Rosenkreutz, el “Hermano I.O.”, había venido a Inglaterra.

Además de sus numerosas referencias a Michael Maïer, célebre defensor de la Orden Rosacruz, es necesario saber que se encontró entre los papeles de Ashmole una copia escrita a mano de la “Fama Fraternitatis” y de la “Confessio Fraternitatis”, así como el texto de una carta en la cual pedía su admisión en la Orden Rosacruz.
Orígenes de la Masonería

Si bien las actividades de la Masonería comienzan en el siglo XVII, generalmente se admite que el acta de fundación de esta sociedad data del 24 de junio de 1717. En ese momento se fundaron las Grandes Logias de Londres y Westminster. Pero la fecha que mejor señala la fundación de la Masonería es la que se refiere a la publicación de las Constituciones de Anderson (1727) por el duque de Wharton, su Gran Maestro en aquella época. Este texto, presentado como una reimpresión y una corrección de viejos archivos masónicos, fue redactado por James Anderson, Jean-Théophile Désaguliers y Georges Payne. Pero más que descender directamente de los antiguos gremios de Albañiles operativos (los constructores), la Francmasonería es una Sociedad de pensadores –se habla de Masonería especulativa– que tomó prestado parte de su simbolismo de los Constructores.

En el siglo XVIII, la Masonería no tiene la organización que conocemos hoy en día. No establece su estructura básica, compuesta de tres grados, Aprendiz, Compañero y Maestro (Masonería azul) hasta después de algunos años. Inicialmente solo incluía dos grados, los de Aprendiz aceptado y Compañero. Un tercero, llamado grado de Maestro, aparece hacia 1730. Es necesario esperar a la segunda edición de las Constituciones de Anderson, la de 1738, para encontrar una referencia oficial a este grado, y esperar hasta 1760 para que el simbolismo que le está asociado, el del mito bíblico de Hiram, sea verdaderamente admitido en Inglaterra. En Francia, el grado de Maestro sólo aparece a partir de 1744.

El Maestro Hiram y Christian Rosenkreutz

Figura alegórica de Christian Rosenkreutz, fundador mítico de la Orden Rosacruz

Bajo ciertos aspectos (como el del simbolismo ligado al descubrimiento de la tumba del Maestro), Hiram recupera ciertas características de Christian Rosenkreutz. ¿Es posible ver en Hiram, como indica Antoine Faivre, a un hijo de Christian Rosenkreutz? “Fundador mítico también él, el primero sería entonces un Christian Rosenkreutz reducido a la relativa abstracción en la galería de las grandes figuras hieráticas de la Tradición”.

En sus comienzos, la Masonería no se presenta verdaderamente como una Sociedad Iniciática. Además sus ceremonias son calificadas como “ritos de recepción”. El término “iniciación” sólo aparece en sus textos hacia 1728-1730, y no será oficial en Francia hasta 1826. Aunque el ritual propio de la Masonería confiere un aspecto misterioso a sus reuniones, las Logias son lugares donde esencialmente se practica la filantropía y donde se cultivan las bellas artes y el conocimiento. Sólo de forma progresiva irá desarrollando un aspecto iniciático y esotérico.
Altos Grados

Algunos años más tarde, la estructura jerárquica de los grados masónicos se enriquece. El 26 de diciembre de 1736, el caballero André-Michel Ramsay (1686-1747), discípulo de Fénelon y de la Sra. Guyon, pronuncia en la Logia parisina de Louis d’Argent, un discurso que va a implicar la aparición de lo que se llaman los altos grados o “escocismo”, es decir, los grados superiores al de Maestro. En su discurso, Ramsay presenta la Masonería como la resurrección de la “religión noaquita”, una religión primordial, universal y sin dogmas.

Pronto, los símbolos y los temas tomados prestados del Antiguo Testamento, de la Caballería, de los Templarios, así como de las ciencias ocultas como la alquimia, la astrología, la cábala y la magia, estimulan la imaginación de masones deseosos de crear los altos grados. Hacia 1740, estos grados van a proliferar con una anarquía que finalizará en diciembre de 1773. Entre estos altos grados reaparece de nuevo la Rosa-Cruz, tomando a veces la imagen de “grado terminal”, o incluso de “nec plus ultra” de la Francmasonería. Sin embargo, algunos Masones intentan también separar el movimiento Rosacruz de la Masonería para formar Órdenes autónomas e independientes.
La Orden de la Rosa-Cruz de Oro y de la Rosa Roja

En 1710, o sea, siete años antes de la publicación de las Constituciones de Anderson, Sincerus Renatus (Samuel Richter), pastor luterano que pretendía ser discípulo de Paracelso y Boehme, publica “La verdadera y perfecta preparación de la Piedra Filosofal por la Fraternidad de la Orden Rosacruz de Oro y de la Rosa Roja” (Breslau, 1710). Se trata de un tratado de alquimia que describe en su apéndice cincuenta y dos reglas de la Orden Rosacruz de Oro y de la Rosa Roja. Este libro se inspira en “Ecos de la Fraternidad, por Dios altamente iluminada, de la ilustre Orden R.C.” (1615) de Julius Sperber, así como en “Themis Aurea”, o “Las leyes y ordenanzas de la ilustre fraternidad R.C.” (1618) de Michael Maier.

En realidad, la Orden descrita por Sincerus Renatus no parece haber existido. Sin embargo, el término “Rosa-Cruz de Oro” conocerá cierta fama y algunas reglas presentadas en su libro se encontrarán más tarde en las instrucciones del grado masónico-rosacruz de los Príncipes Caballeros de la Rosa-Cruz.
Rito Masónico-Rosacruz

Hacia 1757, Hermann Fictuld crea un rito masónico con tendencias alquímicas y pietistas, compuesto de un conjunto de grados rosacruces: la Societas Roseae et Aureae Crucis o Fraternidad de la Rosa-Cruz de Oro.

Esta Sociedad se dispersa por varias ciudades como Francfurt-sur-Mein, Marburg, Kassel, Viena y Praga. Parece apagarse hacia 1764. En realidad, se reforma gracias a Schleiss von Löwenfeld, Joseph Wilhelm Schröder, Christian Knorr von Rosenroth, Friedrich Christoph Oetinger y François Van Helmont. Finalmente, da nacimiento a otro rito masónico-rosacruz que aparece entre 1770 y 1777 en Baviera, Austria, Bohemia y Hungría. Primero fue adoptado por una Logia masónica de Ratisbona, la “Croissante aux Trois Clefs”. En 1771, es adoptado también por una Logia de Viena, la Esperanza, que da origen a una nueva Logia: las Tres Espadas. Esta última se convierte en el vivero de este rito masónico-rosacruz. En ella se cultivan la alquimia y la teúrgia.

La Orden de la Rosa-Cruz de Oro del Antiguo Sistema

Página del libro Los Símbolos Secretos de los Rosacruces de los siglos XVI y XVII

A partir de 1776, dos miembros de la Logia de las “Tres Espadas”, Johann Rudolf von Bischoffswerder (1714-1803), oficial prusiano que pasó a ser Ministro de Guerra a la muerte de Federico el Grande, y Jean Christophe Wöllner (1732-1800), pastor, instauran una nueva Orden masónica-rosacruz: la Orden de la Rosacruz de Oro del Antiguo Sistema. La Logia de los “Tres Globos” de Berlín se convierte en el centro de sus actividades. Esta Orden adopta una jerarquía de nueve grados cuyos aspectos simbólicos se presentan en los textos de la Reforma adoptada durante la Convención que la Orden celebra en Praga en 1777.

El simbolismo y las enseñanzas de la Orden Rosacruz de Oro del Antiguo Sistema se orientan claramente hacia la alquimia operativa. Se diferencia claramente de la Rosa-Cruz del siglo anterior, más mística, cuyo proyecto era el de una gran Reforma intelectual y religiosa, susceptible de aportar la prosperidad y la paz a la humanidad. Después de haber dado origen a los Hermanos Iniciados de Asia, sus fundadores la pusieron en estado durmiente en 1787. Es necesario observar que es bajo su esfera de influencia, en la que se mezclan Alquimia, Rosacrucismo y Masonería, donde nace el famoso libro de los “Símbolos Secretos de los Rosacruces de los siglos XVII y XVIII” (Altona, 1785 y 1788). Compuesto esencialmente de Tratados alquímicos magníficamente ilustrados, se presenta a menudo como el libro rosacruz más importante después de los tres Manifiestos (Fama Fraternitatis, Confessio Fraternitatis y las Bodas químicas de Christian Rosenkreutz).
El grado Rosa-Cruz

Es en el momento en el que nace la Orden de la Rosa-Cruz de Oro del Antiguo Sistema cuando aparece dentro de la Masonería el alto grado Rosa-Cruz. Su existencia se certifica por primera vez en 1757 bajo el nombre de “Caballero Rosa-Cruz”, en las actividades de la Logia de los Hijos de la Sabiduría y la Concordia. Muy rápidamente, este grado Rosa-Cruz es considerado como el “nec plus ultra” de la Masonería. Es el séptimo y último grado del Rito Francés de 1786, y el decimoctavo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado de 1801. Presenta además una especificidad que va a suscitar numerosos debates. En efecto, mientras que el conjunto de los grados masónicos hacen hincapié en la universalidad de la sabiduría, este grado es específicamente cristiano. Esta es la razón por la que algunos masones intentarán su descristianización en el siglo XIX, proponiendo una interpretación filosófica.

Los rituales más antiguos del grado Rosa-Cruz datan de 1760 (Estrasburgo) y 1761 (Lyon), bajo el título de “Caballero del Águila y del Pelícano” o “Soberano Príncipe de la Rosa-Cruz y de Hérédom”. El discurso de introducción a este grado evoca el origen de la sabiduría de los Rosacruces: “individuos que, durante muchos siglos, se aseguraron la posesión exclusiva sirviéndose de un velo impenetrable; esto es lo que dio lugar a instituciones célebres de las que los Sabeos y los Brames (sic.) son restos sublimes. Los Magos, los Hierofantes y los Druidas fueron otras tantas ramas de estos mismos Iniciados” (versión de 1765 en la Biblioteca Histórica de París).
La Tradición Primordial

Aquí se encuentra de nuevo la idea de Tradición Primordial tan querida por el Hermetismo del Renacimiento y por los Rosacruces del siglo XVII. Además, los Rosacruces son presentados como los herederos de una cadena de Iniciados cuyos eslabones son los Egipcios, Zoroastro, Hermes Trismegisto, Moisés, Salomón, Pitágoras, Platón y los Esenios. Este linaje recuerda el que evocó Michael Maier en su obra Silentium post Clamores (1617). Se encontrará de nuevo esta idea en otro texto de 1801, el “Regulador de los Caballeros Masones o los Cuatro Órdenes de Sabiduría según el régimen del Gran Oriente de Francia”, dónde la Masonería es presentada como una Ciencia de los Sabios heredada de los Sabeos, de los Brames (sic.), de los Magos, de los Hierofantes, de los Druidas y de los Caballeros Rosacruces.

Al final del año 1860, la Masonería inglesa da origen a una nueva organización rosacruz: la Societas Rosicruciana In Anglia (SRIA). Su fundador fue Robert Wentworth Little (1840-1878), tesorero de la Gran Logia Unida de Inglaterra. Decía que había sido iniciado en la Orden Rosacruz en Edimburgo, en una Sociedad Rosacruz escocesa dirigida por Anthony O’ Neal Haye. Este último habría poseído el grado masónico rosacruz más antiguo existente. Más tarde, en 1892, Wynn Westcott asegurará que existe un vínculo entre esta Sociedad y la Orden de la Rosa-Cruz de Oro del siglo XVIII, pero será incapaz de demostrarlo.

La SRIA está reservada a Maestros Masones cristianos. Recupera la jerarquía de la Orden Rosacruz de Oro del Antiguo Sistema. Entre los miembros más importantes de la SRIA, figuran Kenneth R.H. Mac Kenzie, Hardgrave Jennings, Stainton Moses y William Wynn Westcott (1848-1925). Este último participará en la creación de otra Orden masónica-rosacruz que conocerá cierta fortuna: la Hermetic Order Of The Golden Dawn (La Orden Hermética del Amanecer Dorado).
The Hermetic Order of the Golden Dawn

Al final de los años 1880, William Wynn Westcott recoge manuscritos que incluyen cinco rituales cifrados. Estos textos, que habrían pertenecido a Baal Shem Tov y luego a Eliphas Lévi, se habrían encontrado en una vieja librería, en un ejemplar de los Símbolos Secretos de los Rosacruces de los siglos XVII y XVIII. Indicaban la dirección de una representante de la Orden Rosacruz en Alemania: Anna Sprengel. Tras su encuentro con esta última, William Wynn Westcott, Samuel Mathers y R. William Woodman fundan en Londres la Logia Isis-Urania, seguida inmediatamente por la creación de la Logia Athathoor, en Auteuil. Así nace la Hermetic Order Of The Golden Dawn, de la cual Samuel Mathers se convierte en el Gran Maestro. Esta historia es en parte legendaria, ya que nunca se ha podido demostrar que Anna Sprengel haya existido realmente.

Los rituales de la Golden Dawn ponen en acción una teúrgia y teorías que toman en gran parte de los Cabalistas cristianos del Renacimiento. Esta característica aleja a esta Orden del Rosacrucismo original del siglo XVII, que había abandonado las prácticas mágicas para tomar un carácter más místico, orientado hacia la alquimia interior. Numerosos Masones la frecuentaron, considerando que encontraban una práctica esotérica más amplia que en la Masonería tradicional. La Golden Dawn conoce un éxito inmediato y se convierte rápidamente en una de las Organizaciones masónicas rosacruces inglesas más importantes. Contó entre sus miembros con personalidades tan ilustres como el poeta William Butler Yeats o el físico y químico William Crookes.
La Ordo Templi Orientis

Entre las múltiples Órdenes rosacruces emanadas de la Masonería, conviene finalizar por la Orden Templi Orientis (OTO), un grupo que hizo correr ríos de tinta por sus derivas. Su principal animador fue Theodor Reuss, un miembro de la SRIA alemana, la Societas Rosicruciana in Germania. Decía haber sido iniciado en “la auténtica Rosa-Cruz” por Carl Kellner, en julio de 1893. Presentaba la OTO como una especie de academia masónica cuya función real era ocultar una Orden Rosacruz secreta que descendía directamente de los Rosacruces “originales y auténticos”. Pretendía igualmente que el cuartel secreto de esta Orden estaba en Reuss, un Principado situado cerca de Leipzig, en el Thuringer Wald. Fue sólo después de la muerte de Kellner, hacia 1902, cuando Theodor Reuss consigue verdaderamente instaurar la OTO.

Aleister Crowley contribuyó a conducir esta Orden por una vía que no tenía nada que ver, ni con el Rosacrucismo ni con la Francmasonería. Papus (Dr. Gerard Encausse), como otros, se dejó embaucar algún tiempo por la OTO, pero esta Organización fue rápidamente sospechosa. Se extinguió en 1923, con la muerte de Theodor Reuss. Algunos de sus discípulos intentaron proseguir su obra, unos hacia el esoterismo y otros hacia las más excéntricas prácticas mágicas.
Conclusión

Como se puede observar, la Rosa-Cruz y la Masonería se han encontrado a menudo en el transcurso de los siglos pasados. Aunque realmente no esté en el origen de la Masonería, el Rosacrucismo ha constituido un terreno favorable y fértil para su desarrollo. Poco después de su fundación, la Masonería generó por su parte ciertos movimientos rosacruces, así como el grado Rosa-Cruz, considerado como uno de los más prestigiosos. Esta yuxtaposición de las dos Órdenes no es sorprendente. En efecto, los Rosacruces del siglo XVII querían crear un movimiento para reflexionar sobre la Reforma de la ciencia y la espiritualidad, con el fin de construir una sociedad más fraternal, más tolerante y más humanista. Ahora bien, este mismo proyecto es el que la Masonería se fijó de igual modo en su origen.

Debemos precisar, no obstante, que la Rosa-Cruz se perpetuó desde el siglo XVII hasta nuestros días a través de organizaciones rosacruces completamente independientes de la Masonería, llegando a materializarse a partir de 1915 en la tradición que perpetúa la AMORC en la actualidad. Además, a pesar de sus numerosas relaciones históricas y filosóficas, tanto la Rosa-Cruz como la Masonería representan hoy en día tradiciones completamente independientes y sin vínculos oficiales entre ambas.

http://www.amorc.es/rosa-cruz-masoneria/

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