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miércoles, 6 de mayo de 2015

El aura

Estudios místicos (17 de 31) – El aura

La creencia en el “aura” es manifiestamente muy antigua se remonta a varios siglos. Los antiguos egipcios mencionaron repetidamente su existencia…Los primeros textos hindúes constan de largas descripciones de ella…y los santos y místicos distinguían cuatro tipos: nimbo, halo, aureola y gloria
Hereward Carrington[1] (1880 –1958)

Hereward Carrington
Hereward Carrington
Hasta este momento nuestro estudio se ha centrado en el conocimiento de lo que es la materia, de las energías que componen el ser humano: Espíritu, Alma y Fuerza Vital, las maldiciones y el fuego, también hablamos del origen de las enfermedades y de la terapia mística. Lo cierto es que llevamos ya un camino recorrido pero queda mucho por andar porque el camino del conocimiento posee una salida pero no una llegada, el final sería conocer todo lo que existe en el Universo y solo el Cósmico es quien de dicho conocimiento.

Vamos a seguir nuestro camino tocando tres temas de los más conocidos dentro de las enseñanzas esotéricas, incluso a los profanos les suena el tema, me refiero al aura, el tercer ojo y los sonidos vocálicos como el conocido “om” de los budistas. Sin embargo, conocidos no implica comprendidos y la mayoría le suena el tema pero no tiene ni idea del mismo. Comprobará a lo largo de estos escritos que si no toqué el tema antes ha sido por una buena razón: darle antes el conocimiento necesario para comprender de que hablamos. En los estudios herméticos no adelanta apurar, es necesario un orden y asimilar correctamente las ideas y conceptos porque no podemos multiplicar sin saber antes sumar. Ahora está usted capacitado para comprender la naturaleza del aura en base a todo lo estudiado, vamos pues a ello sin más demora.

El aura humana

 Es curioso observar que las iglesias oficiales como la católica toman conceptos herméticos y los adaptan a su dogma. La aureola con la que se representa a los Santos no es más que una copia del aura[2] y una copia incompleta. La Iglesia Católica medieval diferenciaba entre aureola[3], halo, nimbo[4] y gloria.
 Aura 01El aura rodea todo el cuerpo, no solo la cabeza y además no es exclusiva de un hombre santo sino que todo ser humano la posee. Es más, todo ser u objeto material posee un aura ya que su origen es la energía del Espíritu. Lo que si es cierto es que cuanto más espiritual es una persona más potente es, en cierto modo de hablar, su aura; si bien esa potencia ha de ser entendida en conceptos de color, tamaño, etc. Pero empecemos por el principio y no nos adelantemos a las cosas.
 Durante el estudio de la materia[5] dijimos que la energía del Espíritu vibra no solo en el interior de la materia sino que también lo hace en el aparentemente espacio vacío exterior ya que, como toda energía, posee una frecuencia vibratoria propia. La consecuencia de todo ello es que en todo objeto material interactúan dos flujos vibratorios, uno interno y otro externo, que genera n un campo electromagnético que lo rodea. Así podemos definir el aura como el resultado de la interferencia que se produce entre las vibraciones internas del objeto y las vibraciones que lo rodean; teniendo todas ellas su origen en la energía del Espíritu.
 Esto último es muy importante porque el Espíritu envuelve a toda forma material animada o inanimada siendo responsable de su forma por medio de sus cuatro fuerzas o manifestaciones: Cohesión, Adhesión, Atracción y Repulsión[6]. Por lo tanto, podemos afirmar que toda la materia, desde un grano de arena hasta un planeta pasando por una bacteria o un árbol, poseen un aura no siendo esta privativa, como muchos creen, del ser humano.
 Sin embargo es cierto que el aura humana es diferente a todas las demás. Como en toda forma material, rodea al ser humano un campo electromagnético cuyo origen, como hemos visto, es la energía del Espíritu. El aura así generada es común a toda la materia y prácticamente de la misma naturaleza en todos los seres. Pero el hombre es mucho más que materia y Espíritu. Gracias a la Fuerza Vital y el Alma es un ser vivo y consciente. Las vibraciones de la Fuerza Vital y la consciencia[7] son diferentes en cada ser humano y ejercen, por fuerza, una influencia sobre el campo electromagnético de nuestro cuerpo.
 La consecuencia es que el aura de cada ser humano es diferente y puede cambiar en virtud del estado de su Fuerza Vital ya que un cambio en su estado implica una frecuencia diferente. Dado que el aura humana es el resultado de la combinación de las tres energías superiores que componen el hombre (Espíritu, Alma y Fuerza Vital), un cambio en una de ellas produce un cambio en el conjunto. Estos cambios permiten a quienes pueden visualizar el aura determinar el estado de salud o el avance espiritual de su poseedor.
aura 02El aura se presenta como un halo luminoso que rodea a todo el cuerpo y que es más perceptible alrededor de la cabeza y los hombros, de ahí el error de representar a los Santos solo con una aureola.
 El aura puede presentar varios colores y con mayor o menor intensidad. El espectro de colores consta de una banda de 19 colores que van desde el negro de un aura de una persona muy negativa al blando de una con un grado de evolución muy elevado. Sólo un auténtico maestro evolucionado posee un aura blanca de modo permanente, de ahí la costumbre de representar a Jesús y otros maestros de la antigüedad con un halo blanco o vestidos de blanco como símbolo de la mayor espiritualidad posible.
 El color y tono predominante de nuestra aura depende de nuestro estado psíquico, mental, emocional y espiritual de cada momento. Siendo el aura fruto de la combinación de las energías Espíritu –Fuerza Vital – Alma su color está ligado por un lado a nuestro estado de salud y por otro a nuestro grado de evolución; estados que dependen de nuestra Fuerza Vital y Alma respectivamente.
 El estudio del aura permite determinar los males que afectan a una persona y ponerle solución, lo cual es de gran ayuda en las terapias místicas. No diremos nada más ahora ya que nuestro objetivo aquí es dar solo una idea de lo que es el aura y no una clase magistral sobre el asunto.
 Para finalizar diremos que ver el aura no es un don que se nos otorga; todos los seres humanos poseen la capacidad para visualizar el aura pero no todos tienen dicha capacidad desarrollada. Es necesario dejar que nuestras capacidades de la consciencia subjetiva y que nuestro subconsciente[8] actúe. Recuerde que vemos lo que queremos ver. Si no vemos el aura se debe a que nuestra consciencia subjetiva interpreta como un error su visión y lo elimina. En otras palabras, es necesaria una evolución espiritual que nos libere de los preconceptos materialistas que atenazan nuestras facultades transcendentales. Sólo así, convirtiéndonos en seres espirituales podemos acceder a estos “poderes” que nos permiten, entre otras cosas, ver el aura; pero no es un don personal concedido sino un don que todo el mundo puede alcanzar en su evolución espiritual, es tan simple como iniciar el camino y estar dispuesto a recorrerlo.
Próxima entrega: Estudios místicos (18 de 31) – El tercer ojo
Notas
[1] Hereward Carrington (octubre 17, 1880 a diciembre 26, 1958) fue un investigador británico muy conocido de los fenómenos psíquicos y autor de más de 100 libros sobre dichos temas, incluyendo lo paranormal y la investigación psíquica, la evocación y la magia de la epoca, y los problemas de salud alternativos. En 1889, a la edad de nueve años emigró a los Estados Unidos y se instala en Boston (Massachusetts), donde trabajó primero como periodista. Inicialmente escéptico sobre todo lo paranormal, su interés crece con la lectura de libros sobre el tema y a la edad de 19 años se convirtió en miembro de la Sociedad para la Investigación Psíquica (SPR). En 1905 se unió al personal de la Sociedad Americana para la Investigación Psíquica, ahora establecido como un organismo independiente, que trabaja como asistente del director James Hyslop hasta 1908. Carrington llevaba un registro escrupuloso de su extensa investigación y de la correspondencia con figuras prominentes de la época como Israel Regardie, Nandor Fodor y Aleister Crowley. Una gran colección de sus escritos y correspondencia se mantiene en la biblioteca de la Universidad de Princeton.
[2] En el ámbito de la parapsicología, el aura se concibe como un campo energético de radiación luminosa multicolor que rodearía a las personas o a los objetos como un halo y que sería invisible para la gran mayoría de los seres humanos.2 Como con todos los fenómenos paranormales, no existe evidencia alguna de existencia del aura, y los defensores de la misma no han aportado prueba alguna de ello.
[3] Se llama aureola (del Latín áurea, “dorado”) al disco, aro o círculo de luz que se observa sobre la cabeza de personajes sagrados en cuadros, vidrieras o esculturas. Durante los inicios del arte cristiano, esa forma de representar “iluminación” estaba restringida a la imagen de Jesucristo, extendiéndose luego a la Virgen, los apóstoles, los ángeles y, finalmente y desde el siglo V, a todos los santos e incluso a los objetos simbólicos del culto cristiano.
[4] Se llama nimbo (latín, nimbus) al círculo luminoso que se coloca o se dibuja detrás y alrededor de la cabeza de una imagen. Si sólo rodea la frente o la parte superior de la cabeza se llama aureola. Si en el círculo se inscribe una cruz de brazos iguales, se llama nimbo crucífero siendo propio exclusivamente de una persona divina. Si el nimbo tiene forma de triángulo, se denomina nimbo triangular que es exclusivo de la persona del Padre.
[6] Idem anterior
[7] Recuerde el lector que la consciencia es fruto de la interacción entre las energías Espíritu y Alma.
http://iluminando.org/2015/04/29/estudios-misticos-17-de-31-el-aura/

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