Entendiendo la mente ( Visión mística)
Si usted está leyendo esto puede deberse a varios motivos. Puede ser usted un iniciado en alguna de las denominadas Ordenes Esotéricas como la masonería, rosacrucismo, BOTA (Builders of the Adytum) o similar o bien puede ser alguien interesado y con inquietudes en un “algo más”.
Es muy probable que ande buscando como avanzar en su camino espiritual y hacia el conocimiento. Habrá leído de todo, desde como aumentar el aura a cómo fortalecer su fuerza vital, atraer los poderes ocultos, potenciar sus chacras y un sinfín de cosas más. Dejando a un lado si todo eso existe o no y, caso existir, si puede o no potenciarse voluntariamente; no es el momento de hablar de ello aquí y ahora. Una cosa es segura, haga lo que haga, usted tiene que emplear su cerebro, su mente, ese órgano material y perecedero que le permite pensar y razonar mientras su vida se desliza con mejor o peor suerte en este mundo terrenal. No cabe duda, por lo tanto, que del buen uso de dicha parte de su anatomía depende en gran medida su éxito.
En su libro “Como Aproveitar a Percepçao Extrasensorial”, su autor, Harold Sherman, escribe:
“En mis conversaciones y conferencias sobre el poder de la mente, especialmente en clubs, tales como el Rotary, Kiwanis , Lions, Optimistas, Bolsa y otros , acostumbro a pedir que los oyentes levanten la mano en respuesta a la siguiente pregunta:
¿Cuantos de ustedes saben lo suficiente de mecánica automovilística como para poder arreglar un pequeño defecto que surja en el camino, bien para llegar a un taller o a una ciudad cercana?
Aproximadamente sesenta por ciento de los presentes levantan las manos orgullosos de su conocimiento mecánico.
Entonces, preparado ya el cebo, tiro la caña y engancho la pieza:
Eso es óptimo, caballeros. Ahora voy a formular otra pregunta. Ustedes están andando por ahí con el instrumento más maravilloso y sensible del mundo dentro de sus cabezas – su propia mente – y contaron con ella para todo lo que han hecho hasta ahora. No solo eso, toda su felicidad futura y el éxito de ustedes depende también del buen funcionamiento de su mente. Todos sabemos que esto es verdad y ahora les pregunto ¿cuantos de ustedes pueden decirme cómo funciona la mente?
Ni una sola mano se levanta, ni allí ni en ningún lado donde he dado conferencias a lo largo del país.
En medio del silencio repleto de pensamientos que sucede en dicho momento, añado:
¿No creen adecuado disponer de un momento diario, de algunos minutos, para dedicarlo a la tarea de conocer su mente de manera que puedan hacerla funcionar mejor y con más frecuencia?
El modo de pensar determina básicamente, no solo lo que eres, sino también como eres. Como los otros reaccionan ante usted y como usted reacciona ante los otros. Esto es lo que forma los valores que verdaderamente valen en la vida.”
Queda claro que del buen uso de nuestro cerebro depende todo. Entre otras cosas porque usar bien el cere-bro implica usar bien nuestra mente y, usar bien nuestra mente implica pensar de modo correcto.
Pensar correctamente no es sencillo, no siempre lo correcto es lo diplomáticamente correcto. Lo correcto es lo que está bien, guste o no. ¿Cuantas veces uno deja de hacer algo por el que dirán? Pues eso por lo que dirán nos estará impidiendo hacer lo correcto y, ese proceder ¿no le genera inquietud, pesar y hasta dolores de cabeza?
El problema es que es mucho más que es, decía Paracelso que no se puede curar el cuerpo mientras no se cure el Alma. Lo que quiero decir con esto es que conocer nuestra mente y usarla bien no solo repercutirá en nuestro avance espiritual sino que nos dotará de un cuerpo más saludable y, por lo tanto, más apto para el trabajo arduo que hemos emprendido al transitar por el pedregoso camino de lo místico y desconocido.
Sufrimos por lo que nos han enseñado como dogmas inamovible y que, de repente, se derrumba y vemos que ya no son tan estáticos e inmutables. Sufrimos cuando las cosas no salen como queremos en el trabajo y, no pocas veces, se busca un culpable fuera cuando el culpable está dentro de nosotros mismos. Sufrimos con los amigos y los familiares cuando no actúan como creemos que deberían actuar. ¿acaso no sería más lógico pensar que cada ser humano es diferente y actúa según lo que considera adecuado? Si comprendiésemos esto y lo aceptásemos seríamos más felices. Comprender a los demás y aceptarles como son es el primer paso hacia la felicidad y la salud.
Porque todo lo demás nos genera ansiedad, estrés, incomodidad…y cuando la mente enferma el cuerpo se resiente y deteriora apareciendo enfermedades físicas: ese dolor de cabeza, esa úlcera que se retuerce en el interior, esa gastritis que quema como el fuego del mismo infierno. Y no adelanta curar dichas enfermedades. Podemos tomar aspirinas, Almax, bicarbonato y nada solucionará salvo un leve periodo de calma. Si el problema está en su mente no se puede sanar de todo al cuerpo.
Vemos pues que hay que entender la mente para sanar el cuerpo y poder usarla de modo correcto en los fines propuestos. Es necesario un cambio interior y procurar la propia felicidad en base a la compresión de los demás, de sus actos y palabras. Necesitamos desarrolla una adaptación constante ante las situaciones que pueden hacer daño a nuestra mente y, para ellos hay que aprender cómo funciona la mente. No es fácil, llevará su tiempo, pero se puede hacer.
No se trata de olvidar los problemas del día a día, de no tener en cuenta lo que nos ataque…no, nada de eso. Se trata de estar por encima de todo ello. De no dejar que nos afecte porque no queremos que lo haga y, así, con esa tranquilidad conseguida, poder usar la mente para analizar los problemas correctamente y darles solución.
Cuando alguien te hace un regalo y no lo aceptas, el regalo sigue estando en poder de quien lo ha traído. En-tonces, si alguien te trae problemas, te insulta, te denigra…no lo aceptes. Tu sabes la verdad y la mentira en lo que dice. No tomes lo que no es cierto. No tomes lo que puede hacer mal sin motivo. Si no tomas el regalo, ¿Por qué tomar las malas ideas que lancen hacia ti? Apártate y que sigan en mano de quien pretendió poner esa carga sobre tus hombros. Tu tienes otras preocupaciones mayores: conservar tu calma interior, controlar tu mente y dirigirla hacia aquello que realmente importa.
Tu trabajo es mejorar tu espiritualidad, ayudar al prójimo y hacer de este mundo un lugar mejor. No te entretengas con quien quiera poner impedimentos en tu camino.
Y como siempre digo: “Investiguen y aprendan, no den nada por definitivo, es la única manera de alcanzar la Luz”
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