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viernes, 20 de enero de 2017

VANIDAD DE VANIDADES

VANIDAD DE VANIDADES
Herbert Oré B.

De vez en cuando el masón lee la biblia, sin embargo en su logia siempre está presente, y marca la apertura y el término de los trabajos masónicos, y para muchos ese es el único contacto con ella.

Cuando un masón es iniciado y ya es un aprendiz masón en el Rito York se le da a conocer la PLANCHA DE TRAZAR DEL PRIMER GRADO (De lectura y comentario obligatorio al Aprendiz Masón, en Tenida de Instrucción), en ella entre otras cosas dice: En toda Logia bien constituida y regular, hay un Punto dentro de un Círculo desde el cual ningún hermano puede errar. Este círculo está limitado al Norte y al Sur por dos grandes líneas paralelas, una representa a Moisés y la otra al Rey Salomón. En la parte superior de este círculo yace el Volumen de la Ley Sagrada soportando la Escala de Jacob, cuya extremidad alcanza el Cielo; y nosotros como versados en aquel Sagrado Libro, cumplidores de sus doctrinas y conservándonos dentro de esas paralelas, llegaremos a Él. Guiando siempre nuestros pasos dentro de aquel círculo, nunca podremos errar.

Los aprendices por lo general hacen el esfuerzo por cumplir con las enseñanzas que le dan los hermanos en logia, pero conforme va transcurriendo el tiempo y sus hermanos consideran que ya puede acceder a otros grados, llega a ser compañero y maestro masón, pero soslaya la necesidad de leer constantemente el Libro sagrado. Y en cada grado siempre las enseñanzas están vinculadas al Volumen de la Ley Sagrada.

Como ya se dijo el masón debe ser un versado en aquel libro, sin embargo la realidad es diferente.

Si solo se pusiera atención a los cinco primeros libros de la Biblia, seguro estoy que muchas interrogantes que rondan y generan encendidas exposiciones en los diálogos durante el refrigerio, nos permitiría un mejor uso de nuestras energías.

Lo que me motivo a escribir esta nota parte en el intento de comprender una pintura: “Vanidad de vanidades” de Jens Rusch.

El cuadro “Vanidad de vanidades” de Jens Rusch y los modelos utilizados.

En el internet es frecuente encontrar fotografías de pinturas, esculturas y otras obras producidas por artistas actuales. De ellas nos llamó la atención la fotografía de un lienzo llamado “Vanidad de vanidades”, que a simple vista por los elementos allí representados se puede notar que el artista es masón o ha pintado un lienzo por encargo de un masón. Al hacer la averiguación, encontramos que se trata de un masón alemán de nombre Jens Rusch (Nació en Neufeld en 1,950), cuyo cuadro recuerda al observador la fugacidad de la vida, la inutilidad del placer, y la certeza de la muerte. Proporciona una enseñanza moral con símbolos comunes: la certeza de la muerte a través de la calavera y el humo de la vela apagada. La brevedad de la vida a través del reloj de arena. Lo efímero de la existencia a través del violín un instrumento musical. 

Para el masón que conoce la imaginería masónica o simbología masónica, el cuadro tiene un mensaje masónico explícito en el cráneo, la escuadra y el compás, el mazo o mallete, el guante con gravado masónico, los libros sagrados y las plomadas. 

Como gran parte de las pinturas de género moralista, el disfrute evocado por la representación sensorial del sujeto, está en cierto conflicto con el mensaje. Su título y su concepción se relaciona con un pasaje biblico del Eclesiastés: vanitas vanitatum omnia vanitas (vanidad de vanidades, todo es vanidad). El mensaje que pretende transmitir es la inutilidad de los placeres mundanos frente a la certeza de la muerte, animando a la adopción de un sombrío punto de vista sobre el mundo y una expresión de la enseñanza masónica a través de los signos y símbolos de su iconografía.

Pero lo expresado me parecía insuficiente, así que apertura la biblia en su versión digital para facilitarme una mejor comprensión y vean lo que encontré:

Eclesiastés 1
Todo es vanidad.
1:1 Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén. 
1:2 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. 
1:3 ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? 
1:4 Generación va, y generación viene; más la tierra siempre permanece. 
1:5 Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. 
1:6 El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. 
1:7 Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. 
1:8 Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. 
1:9 ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. 
1:10 ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. 
1:11 No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después. 

Eclesiastés 2
2:1 Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad. 
2:2 A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto? 
2:3 Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida. 
2:4 Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas; 
2:5 me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto. 
2:6 Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles. 
2:7 Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén. 
2:8 Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música. 
2:9 Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo mi sabiduría. 
2:10 No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena. 
2:11 Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol. 
2:12 Después volví yo a mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad; porque ¿qué podrá hacer el hombre que venga después del rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho. 
2:13 Y he visto que la sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas. 
2:14 El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro. 
2:15 Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad. 
2:16 Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio. 
2:17 Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu. 
2:18 Asimismo aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol, el cual tendré que dejar a otro que vendrá después de mí. 
2:19 Y ¿quién sabe si será sabio o necio el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que yo me afané y en que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Esto también es vanidad. 
2:20 Volvió, por tanto, a desesperanzarse mi corazón acerca de todo el trabajo en que me afané, y en que había ocupado debajo del sol mi sabiduría. 
2:21 ¡Que el hombre trabaje con sabiduría, y con ciencia y con rectitud, y que haya de dar su hacienda a hombre que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y mal grande. 
2:22 Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol? 
2:23 Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad. 
2:24 No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios 
2:25 Porque ¿quién comerá, y quién se cuidará, mejor que yo? 
2:26 Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.


Eclesiastés 3
Todo tiene su tiempo
3:1 Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 
3:2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 
3:3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; 
3:4 tiempo de llorar, y tiempo de reir; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; 
3:5 tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; 
3:6 tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; 
3:7 tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; 
3:8 tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. 
3:9 ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana? 
3:10 Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. 
3:11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. 
3:12 Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida; 
3:13 y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor. 
3:14 He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres. 
3:15 Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó. 

Eclesiastés 4
4:8 Está un hombre solo y sin sucesor, que no tiene hijo ni hermano; pero nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se sacian de sus riquezas, ni se pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro trabajo. 
4:9 Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. 
4:10 Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. 
4:11 También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? 
4:12 Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto. 
4:13 Mejor es el muchacho pobre y sabio, que el rey viejo y necio que no admite consejos; 
4:14 porque de la cárcel salió para reinar, aunque en su reino nació pobre. 
4:15 Vi a todos los que viven debajo del sol caminando con el muchacho sucesor, que estará en lugar de aquél. 
4:16 No tenía fin la muchedumbre del pueblo que le seguía; sin embargo, los que vengan después tampoco estarán contentos de él. Y esto es también vanidad y aflicción de espíritu. 

Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad.

Eclesiastés 8
Desigualdades de la vida 
8:10 Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; más los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad. 
8:11 Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal. 
8:12 Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; 
8:13 y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios. 
8:14 Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad. 
8:15 Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol. 
8:16 Yo, pues, dediqué mi corazón a conocer sabiduría, y a ver la faena que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos); 
8:17 y he visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se hace; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el sabio que la conoce, no por eso podrá alcanzarla.


Eclesiastés 8
Resumen del deber del hombre 
12:9 Y cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios. 
12:10 Procuró el Predicador hallar palabras agradables, y escribir rectamente palabras de verdad. 
12:11 Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor. 
12:12 Ahora, hijo mío, a más de esto, sé amonestado. No hay fin de hacer muchos libros; y el mucho estudio es fatiga de la carne. 
12:13 El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. 
12:14 Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala.


Ahora hermano mío, ya tiene motivo para meditar y razones para ser un mejor masón.

“Aunque un hombre viva muchos años, y en todos ellos tenga gozo, acuérdese sin embargo que los días de las tinieblas serán muchos”.

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