Por: Iván Herrera Michel
La autoría del texto original del mito de Hiram - el bíblico arquitecto-constructor del templo de Salomón - se la debe la Masonería a un Abad benedictino alemán llamado Walafrid Strabón (808 – 849), del que tan poca mención se hace, quien tomó como base para su elaboración las tradiciones hebreas del Antiguo Testamento (1 Reyes 5; 2 Crónicas 3).
La historia de Hiram, no es resultado de la evolución de uno de esos contenidos religiosos judeocristianos que caracterizó a la Masonería Operativa durante su inmersión total en la catolicidad romana renacentista.
Tampoco, en los Antiguos Deberes el nombre de Hiram está presente ni se menciona su asesinato. La primera referencia en el tiempo a este personaje – de manera muy incidental – la encontramos en el Manifiesto Cooke, redactado hacia el año 1410 – 1420, con el siguiente texto: “… Salomón tenía ochenta mil constructores a su servicio. Y el hijo de Tiro era su jefe. …”. Este documento reposa actualmente en el Museo Británico, en Londres.
Sin embargo, en la literatura de la Masonería Operativa se observa que poco a poco se fue utilizando la alegoría de un Maestro, más que todo como una figura tutelar. Percibiéndose en ello un matiz funerario, pero sin establecer una escena dramática. Así lo demuestra, por ejemplo, el siguiente catecismo del siglo XV utilizado por algunas Logias operativas:
P: ¿Cómo se construyó el Templo?
R: Por Hiram y Salomón, que proporcionaron herramientas para este trabajo; se trata de Hiram que fue enviado de Egipto; él era hijo de una viuda; proporcionó todo tipo de herramientas: picos, palas y todas las cosas relativas al Templo.
P: ¿Dónde reposa el Capitán?
R: En un valle de piedra, bajo la ventana del oeste, mirando hacia el este, a la espera de la salida del sol para llamar a sus hombres al trabajo.
Nada se menciona de palabras secretas ni de Compañeros traidores.
Al poco tiempo de fundada la Gran Logia de Londres, en 1717, sus miembros decidieron, por alguna razón que no ha trascendido, resaltar la figura de Hiram apelando al viejo relato del siglo IX creado por Walafrid Strabón y lo dramatizaron creando el mito más difundido de la Masonería.
Es así, como una vez aparecido a mediados de los años 1720s, en la Masonería especulativa inglesa, el tema de la muerte de Hiram, fue objeto de una rápida expansión, al mismo tiempo que se le dotaba con valores y signos comunes, aptos para servir a un proyecto ecuménico que era entonces el suyo, y a partir de los años 1730s se volvió definitivamente el tema central del Tercer Grado simbólico, así como de algunos altos Grados.
Sin embargo, una clara diferenciación se fue haciendo visible a mediados del siglo XVIII entre las versiones del mito practicadas en Inglaterra y Francia. Paradójicamente, es la francesa la presentación que se mantiene igual a la original de la Gran Logia de Londres, ya que la modalidad inglesa varió con los años en la Masonería británica.
Pero el relato no concluye aquí. Por ejemplo, tomando como fuente la historia agregada al mito en Italia, tenemos que la leyenda hebrea cuenta que los “Maestros Perfectos” construyeron en un lugar escondido y solitario un “mausoleo” para conservar los restos del Maestro Hiram.
Supuestamente, Salomón le había dado al Rey de Tiro, en pago por los “cedros del Líbano” utilizados para la construcción del Templo, veinte ciudades de Galilea. Pero el Rey de Tiro, descontento con el pago, fue a donde el Rey Salomón para reclamar por el escaso valor que le dio a los cedros.
Uno de los Secretarios de Salomón, temiendo lo peor, escuchó la discusión, a escondidas, detrás de la puerta de su Rey, para poder intervenir con prontitud, si era necesario,.
El rey de Tiro, descubriendo el hecho, habría asesinado al Secretario de Salomón por la afrenta… mientras que Salomón lo premiaba por su lealtad.
De igual manera, encontramos que Salomón, durante la construcción del templo, tenía 3.500 Maestros de Obra, que vigilaban a los “obreros”. Tales Maestros tuvieron de Salomón el título de “Prebostes y Jueces”, a fin de que la Justicia pudiera ser administrada. Además, Salomón intentó, creando una Escuela de Arquitectura, en Israel, designar entre sus alumnos a quienes hubiesen alcanzado las más altas Dignidades del Reino.
Además, Salomón constituyó una comisión de “quince maestros” que tenían el encargo de encontrar y traer a los “otros dos” asesinos del Maestros Hiram, los cuales se debían capturar, juzgar y luego ajusticiar. Y se propuso escoger de entre los Quince Elegidos “doce” que irían a gobernar las 12 tribus de Israel
Y agrega el relato, que cuando en plena construcción del Templo de Salomón los trabajos fueron suspendidos por falta de fondos, los doce “intendentes” (de los edificios) que representaban las 12 tribus de Israel, tuvieron que diseñar en conjunto, un “plan arquitectónico o financiero” que permitiese la ejecución de los trabajos sin gravar demasiado sobre el gasto público.
UNA TRAMA COMÚN PARA DOS VARIANTES BÁSICAS
En 1730 Samuel Prichard publica en Londres un documento titulado “Masonería Disecada”, que contiene un Catecismo Masónico que relata que Hiram fue asesinado al mediodía por tres Compañeros al rehusarse a dar la palabra de Maestro. El cuerpo, enterrado a la medianoche, lo van a descubrir quince Hermanos que Salomón ha enviado en su búsqueda gracias a la presencia de una rama de acacia. El cadáver es levantado por los cinco puntos de la Hermandad y enterrado en el Templo. Todas las características de la leyenda están en su lugar en esta primera versión, que aún no esta vinculada al Grado de Maestro y es la que hereda y propaga la Masonería francesa en sus áreas de influencia.
La versión inglesa definitiva la encontramos a partir de 1760 en Londres. En ella, el arquitecto toca de puerta en puerta, en el sentido del sol circulando por la derecha, y la palabra secreta está verdaderamente perdida, ya que los Masones a los que se encomiendan la búsqueda son todos Compañeros y solo los Maestros la conocían. De ahí, que los signos, palabras y tocamientos de la recuperación del cuerpo reemplazan a la palabra perdida.
En esta versión, según la “Regla de Tres”, los secretos de Maestro solo los pueden proporcionar reunidos Salomón, Hiram de Tiro, e Hiram Abi.
La versión francesa que se conoce en 1744 en el continente, es la original británica de los años 1720s, difiere en aspectos importantes y es más larga. En ella se cuenta que Hiram ha dividido a los trabajadores en tres categorías, con sus palabras, signos y tocamientos. Hiram, rota en sentido inverso al del sol, por la izquierda, y son los mismos Compañeros los que después de haberlo enterrado marcan la ubicación con una rama de acacia. Entonces, Salomón envía nueve Maestros a buscarlo, los cuales deciden sustituir la palabra secreta con el primer signo de exclamación. En la tercera tentativa (tomando la muñeca del cuerpo yaciente), uno de ellos exclama “el cuerpo está corrompido” (M. B.) y la nueva palabra es aprobada.
El aparato fúnebre de la versión francesa marca una clara diferencia con la temática que distingue a la Logia de Aprendiz.
De esta manera, la recepción reactualiza el drama y el recipiendario va a recorrer los pasos de la muerte de Hiram por sí mismo. El juego escénico moviliza a la Logia y la impronta del mito en la cultura y el ritual son más fuertes en la Masonería francesa, además de que sirve de conservatorio para los elementos originales de su construcción inicial británica de los años 1720s.
En la versión francesa y continental, la antigua palabra no puede estar realmente perdida porque los Maestros son los que realizan la búsqueda y el descubrimiento. Por lo tanto, y a pesar de la adopción de palabras sustitutivas, la hipótesis no se basa en una palabra definitivamente perdida. Este enfoque, basado en la conciencia de un camino progresivo, es fundamental para comprender el mito de Hiram como una filosofía optimista y humanista.
En la versión inglesa reformada, los Compañeros no son más que los ejecutantes, y allí desaparece el secreto, dispensado a una improbable trinidad real como depositaria. Es lo contrario de la búsqueda “Democrática” de un Maestro por sus pares, tal como lo conocemos en la versión francesa. Hiram muerto en forma ejemplar renace en cada exaltación a la Maestría sin un nuevo signo penal y sin la instalación esotérica del Venerable Maestro.
En la versión francesa y tradicional del mito el Venerable Maestro de la Logia no es un sacerdote, y el significado de lo que se escenifica no es religioso.
La Masonería latinoamericana y continental europea desde sus inicios ha bebido principalmente de las fuentes francesas. Por lo tanto, observa mayoritariamente la versión original inglesa de los 1720s. A diferencia de aquellos países con marcada influencia histórica anglosajona, como Estados Unidos, que practican habitualmente la modalidad reformada de 1760.
No obstante lo anterior, el desconocimiento de estas dos versiones del mito de Hiram produce confusiones cuando se traduce del inglés literatura Masónica que antes no estaba disponible, y con base en ella se quiere “corregir” la que viene en herencia.
Una pregunta frecuente que se me hace cuando comento sobre las dos versiones del mito de Hiram y las mezclas que a veces se forman, es: ¿Cuál de las dos versiones es la correcta? Yo suelo responder que ambas modalidades son correctas y que la preferencia al adoptarlas, de manera general varía de acuerdo a si concebimos la Masonería como inspiradora de modelos democráticos, estamentales o monárquicos.
Y eso, no es un asunto de poca monta. Ni materia de este escrito.
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