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domingo, 15 de julio de 2012

HIRAM ABIF Y EL MAESTRO SECRETO ( II )


HIRAM ABIF Y EL MAESTRO SECRETO ( II )
Escribe Herbert Ore Belsuzarri.

Las piezas más importantes que Hiram Abif construyo, fueron las dos columnas dedicadas a Jehová. El ubicado en el lado derecho se llamo Jaquin y la de la izquierda Boaz.

Boaz era un antepasado de David llamado también Booz que significa "en El (Dios) hay fortaleza". Jaquin significa "El Establecerá".

Estas Columnas de bronce en el bordo o el capitel tenia forma de Cáliz de la Flor de Lis, dos hileras de granadas para los capiteles, los capiteles medían 5 codos, alrededor de 2 1/2 metros. En los capiteles había "trenzas a manera de red" y cordones a manera de cadenas, y alrededor de las redes dos hileras de granadas para cada capitel.

Cada categoría de constructor recibió signos, palabras y toques diferentes a fin de que se reconozcan entre si y se reunían en tres puntos concretos del Templo. Los aprendices recibían el salario en la Columna Jakin, los compañeros en la Columna Boaz y los maestros en la Cámara Media. Tres compañeros descontentos quisieron forzar a Hiram para que les diera la palabra y el signo de los maestros. Uno le golpeó con un martillo en el hombro izquierdo, el segundo con un nivel en el hombro derecho y el tercero le propinó un mazazo sobre la frente.

Los tres compañeros escondieron el cadáver y huyeron; al cabo de siete días Salomón ordenó a nueve maestros que lo buscaran. Ellos inspeccionaron las tierras de Occidente hasta que vislumbraron un resplandor en lo alto de una colina. Allí encontraron el cadáver de Hiram; plantaron una rama de Acacia para marcar la improvisada tumba e impedir que se perdiera; cuando fueron a enterrar el cadáver, tras tocar dos dedos y la muñeca, vieron que estaba corrompido, entonces un maestro grito “Mak Benah”(La carne se desprende) y esta palabra pasó a ser sagrada entre los maestros.


Salomón designo a nueve maestros para buscar a los culpables del asesinato, designando a Joabén el jefe de la comitiva. Estos por orden de Salomón se dirigieron a Joppa. Luego de recorrer 27 millas llegaron a la caverna de Ben-Acar donde los asesinos se escondían. Dos de ellos al notar la presencia de los maestros fugaron entre las rocas pero se precipitaron a un barranco, donde fueron hallados. Por otra parte Joabén ingreso a la caverna y descendiendo por una escalera de nueve peldaños ingreso al interior de una gruta donde hallo al tercer asesino, quién se hirió con un puñal el corazón.

Los cuerpos de los asesinos fueron dejados en el campo para que sirvan de pasto a las fieras, pero se llevaron sus cabezas, las mismas que fueron expuestas en el trabajo por espacio de tres días junto a los instrumentos con que asesinaron a Hiram Abif. De esta manera, el crimen como el castigo permaneció en secreto; únicamente los iniciados se enteraron de esto, y tan sólo los Maestros pudieron comprenderlo.

Las cabezas fueron quemadas y los instrumentos hechos pedazos. Salomón satisfecho por la conducta de los nueve maestros, adicionó seis maestros más y dispuso que de allí en adelante lleven el nombre de “Elegidos Secretos”. Les dio por divisa una banda negra que se sostenía en el hombro izquierdo y terminaba en la cadera derecha, de cuyo extremo pendía un puñal con empuñadura de oro. Las palabras, señales y toques de reconocimiento eran análogos a la acción que ejecutan. En lo sucesivo su trabajo fue el de inspeccionar los trabajos de los masones. Cuando era necesario proceder en juicio contra alguno de ellos, el rey los convocaba en lugar reservado, y el pastor que les sirvió de guía para ubicar a los asesinos, entro al cuerpo de los masones y con el tiempo perteneció al número de los elegidos.

Los Elegidos Secretos fueron los vigilantes de los obreros y Maestros de Obra para que no se repita el doloroso hecho ocurrido con el Gran Arquitecto del Templo.

En esto se basa la tradición del maestro secreto. Ya los trabajos del templo estaban por concluir y restaba guardar en lugar seguro y secreto el nombre del Gran Arquitecto del Universo, según era conocido desde su aparición sobre el monte Oreb en un triangulo radiante: Este nombre era desconocido por el pueblo y se conservaba en absoluto secreto.

El gran sacerdote rodeado de todos los que podían oírle, en una ceremonia que se hacía una vez al año, invitaba al pueblo a que gritase y aplaudiera, mientras el pronunciaba el nombre, evitando de esta forma poder ser oída por profanos.

Salomón hizo construir en la parte más oculta del templo  una bóveda secreta, en el centro del cual coloco un pedestal triangular. Se bajaba a ella por una escalera de veinticuatro peldaños, dividida en tramos de tres, cinco, siete y nueve, y solo era conocida por el Rey y los maestros que allí habían trabajado.

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