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martes, 11 de septiembre de 2012

EL APRENDER NO ES UNA EXPERIENCIA


Aprender
"El aprender no es una experiencia"
Cortesía: R:.H:. Otto Alberto Dulanto Pardo Figueroa
Retransmitido: R:.H:. Carlos Napoleón del Carpio Palacios

La palabra aprender tiene una gran significación. Hay dos clases de aprender. Para la mayoría de nosotros; el aprender significa acumulación de conocimientos, experiencias, tecnología, acopio de destrezas, de un idioma. También está el aprender psicológico, el aprender gracias a la experiencia; o bien, el aprender de las experiencias inmediatas de la vida. Las cuales, dejan cierto residuo; aprender de la tradición, de la raza, de la sociedad. Existen estas dos clases de aprender cómo encarar la vida: La psicológica y la fisiológica; la destreza externa, y la destreza interna. En realidad, no existe una línea de demarcación entre ambas, se superponen. No estamos considerando por el momento la destreza que aprendemos mediante la práctica, el conocimiento tecnológico que adquirimos a través del estudio. Lo que nos interesa es el aprender psicológico que hemos adquirido en el curso de los siglos; o que hemos heredado como tradición, conocimiento o experiencia. A esto lo llamamos aprender, pero yo cuestiono que eso sea; en modo alguno, aprender. No hablo acerca de aprender una destreza, un idioma, una técnica. Sino que me pregunto si la mente aprende alguna vez en lo psicológico. Ha aprendido, y con lo que ha aprendido se enfrenta al reto de la vida. Está siempre traduciendo la vida o el reto nuevo, conforme a lo que ha aprendido. Eso es lo que hacemos. ¿Es eso aprender? El aprender, ¿no implica acaso algo nuevo, algo que no conozco y que estoy aprendiendo? Si tan sólo añado a lo que ya conozco, eso no es más aprender.

¿Cuándo es posible aprender?
La función de la mente es investigar y aprender. Por aprender no entiendo el mero cultivo de la memoria o la acumulación del conocimiento, sino la capacidad de pensar clara y sanamente; sin ilusión alguna, comenzando desde hechos y no desde creencias e ideales. No hay aprender posible si el pensamiento se origina en conclusiones previas. Adquirir meramente información o conocimiento no es aprender. Aprender implica amar la comprensión; y hacer una cosa, por amor a la cosa misma que uno hace. El aprender es posible sólo cuando no hay coerción de ninguna clase. Y la coerción adopta muchas formas, ¿no es así? Está la coerción ejercida por la influencia, por el apego o por la amenaza, por el estímulo persuasivo o por formas sutiles de recompensa.

La mayoría de las personas piensa que el aprender es alentado mediante la comparación, mientras que de hecho es lo contrario. La comparación genera frustraciones y tan sólo alienta la envidia; eso es llamado, competencia. Como otras formas de persuasión; la comparación, impide el aprender y engendra miedo.

El aprender jamás es acumulativo
Aprender es una cosa y adquirir conocimientos es otra. El aprender es un proceso constante, no un proceso aditivo; no un proceso mediante el cual uno acumula y, entonces, desde allí actúa. Casi todos nosotros reunimos conocimiento como memoria, como una idea, lo almacenamos como experiencia, y actuamos a partir de eso. Es decir, actuamos desde el conocimiento: Conocimiento tecnológico, conocimiento como experiencia, conocimiento como tradición, conocimiento que uno ha derivado de las tendencias particulares de su idiosincrasia. Con ése trasfondo, con ésa acumulación de conocimiento, experiencia y tradición actuamos. En ése proceso no hay aprender alguno. El aprender jamás es acumulativo; es un movimiento constante. No sé si alguna vez han investigado esta pregunta: ¿Qué es el aprender y qué es la adquisición de conocimiento? [...]. El aprender jamás es acumulativo. Ustedes no pueden almacenar el aprender; y después, actuar desde ése depósito. Aprenden sobre la marcha. Y debido a eso, jamás hay un instante de regresión o deterioro o decadencia.

El aprender no tiene pasado
La sabiduría es algo que ha de ser descubierto por cada uno; y no es el resultado, del conocimiento. El conocimiento y la sabiduría no marchan juntos. La sabiduría llega, cuando hay madurez en la percepción de nosotros mismos. Si no nos conocemos a nosotros mismos, el orden no es posible y; por lo tanto, no hay virtud.

Ahora bien, aprender acerca de uno mismo, y acumular conocimientos acerca de uno mismo, son dos cosas diferentes [...]. Una mente que adquiere conocimientos, jamás está aprendiendo. Lo que hace es acumular para sí misma información, experiencia como conocimiento; y desde ése trasfondo de lo que ha acumulado, experimenta y asimila. En consecuencia, jamás está aprendiendo realmente, sino siempre conociendo o adquiriendo.

El aprender existe siempre en el presente activo, no tiene pasado. Tan pronto uno se dice a sí mismo: «He aprendido», eso ya se ha vuelto conocimiento; y desde el trasfondo de ése conocimiento uno puede acumular ni interpretar, y no puede seguir aprendiendo. Sólo una mente que no adquiere sino que siempre se halla en estado de aprender; sólo una mente así, puede comprender toda esta entidad que llamamos el «YO». Tengo que conocerme a mí mismo, la estructura, la naturaleza, la significación de la entidad total; pero no puedo hacerlo cargado con mi conocimiento previo, con mi experiencia anterior, con una mente condicionada. Ya que entonces no estoy aprendiendo, sólo estoy interpretando, traduciendo, mirando con ojos que ya se hallan oscurecidos por el pasado.

La autoridad impide el aprender
Por lo general, aprendemos mediante el estudio, los libros, la experiencia o cuando nos educan. Son los medios habituales de aprender. Aprendemos de memoria lo que debemos hacer y no hacer, lo que debemos pensar y no pensar, cómo sentir y cómo reaccionar. A través de la experiencia, del estudio, del análisis de la investigación y del examen introspectivo, almacenamos conocimientos como memoria; y la memoria responde entonces, a los futuros retos, a las futuras exigencias, desde lo cual aprendemos más y más [...]. Lo que hemos aprendido es confiado; como conocimiento, a la memoria, y ése conocimiento funciona cada vez que hay un reto o cada vez que debemos hacer algo.

Ahora bien, yo entiendo que hay una forma totalmente distinta de aprender, y voy a hablar un poco acerca de ello; pero para comprenderlo y para aprender de ésta manera diferente, usted debe estar por completo libre de la autoridad. De lo contrario, será meramente adoctrinado y repetirá lo que ha oído. Por eso, es muy importante comprender la naturaleza de la autoridad. La autoridad impide el aprender; el aprender que no es la acumulación de conocimientos, como memoria. La memoria responde siempre en patrones; y por tanto, no hay libertad. Una persona cargada de conocimientos, de enseñanzas y agobiado por las cosas que ha asimilado, jamás es libre. Puede ser extraordinariamente erudito, pero su acumulación de conocimientos le impide ser libre; por lo tanto, es incapaz de aprender.


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