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domingo, 22 de febrero de 2015

Estudios místicos (9 de 31) – La suerte y los talismanes

Estudios místicos (9 de 31) – La suerte y los talismanes

En la entrada precedente hablamos sobre las maldiciones y las supersticiones y llegamos a la conclusión de su no existencia. Tratemos hoy el tema desde el lado contrario, es decir, las prácticas supersticiosas para provocar buena suerte o para combatir la bastetmala. Por lógica, el lector ya se habrá dado cuenta que tampoco pueden existir ¿verdad?

La mala suerte

Desde un punto de vista místico es el hombre el que provoca su mala suerte al convencerse a si mismo de la causa-efecto de las maldiciones o supersticiones. Por otro lado, si matamos a un animal por dichas creencias cargamos nuestro karma negativamente y nos pasará factura; pero no será la culpa del animal sino de nuestros actos irresponsables. La buena o mala suerte no existe en el sentido estricto de la palabra; es el resultado de nuestros actos lo que provoca que nos sucedan buenas o malas cosas. Si hacemos el bien nos tratarán bien, si hacemos el mal nos tratarán mal.
Una vieja historia ilustra a la perfección como la creencia en el mal hace que algo malo suceda.
Cierto día un maestro y su alumno cruzaban una calle cuando un gato negro se cruzó en su camino. Al ver el gato el alumno se asustó y de haber podido habría dado la vuelta para evitar cruzarse con el mismo; pero como el maestro siguió su camino no tuvo más remedio que seguir adelante. Asustando y pensando en la mala suerte que tendría no se fijaba donde ponía los pies y acabó tropezando con el bordillo de la acera cayendo a la misma.
- ¿Qué es lo que ha pasado? – dijo el maestro dando la vuelta y ayudándole a levantarse
- Ha sido la mala suerte de cruzarnos con ese gato negro
- Es curioso – replicó el maestro – yo también le vi y no he tropezado ni nada malo me ha pasado. Quizás si tú no pensaras más en el gato y si en mirar donde pisabas no habría pasado nada. ¿Por qué culpas al gato de no prestar atención a lo que haces? Presta siempre atención a lo que haces y nunca te pasará nada malo.
- Pe…pero el gato…la mala suerte…
- ¡Olvídalo! Para mí fue buena suerte, no he tropezado, nada malo me ha sucedido y veo que eres supersticioso. Ahora sé que debo enseñarte a no serlo. Si, alumno mío, para mí fue buena suerte. ¿No lo ves? ¿Cómo algo puede ser dos cosas a la vez? ¿No será que somos nosotros los que producimos la suerte: Ten siempre claro que un animal no trae mala suerte; pero tampoco la traerá buena.”
 Creo que no hace falta decir mucho más. Si ridículo es asociar el color negro al mal, más lo es pensar que todo animal u objeto de dicho color sea maligno. Que la noche y la oscuridad asusten al hombre no implica que los animales nocturnos como los murciélagos o las lechuzas sean malignos. No olvidemos, por ejemplo, que la lechuza era el símbolo de la diosa de la sabiduría en Grecia o que Bastet[Nota 1] es una diosa de la mitología egipcia, también denominada Bast, cuya misión era proteger el hogar y simbolizaba la alegría de vivir, pues se considera la deidad de la armonía y la felicidad y la representación de Bastet era un gato negro

Los talismanes

Talisman celtaPara combatir y evitar los males ocasionados por las maldiciones, embrujos y demás, el hombre ha inventado varios sistemas. Los talismanes son uno de ellos. Lo interesante es que el talismán no solo sirve como cura sino también como protección ante el maligno, como una suerte de antídoto previo, de vacuna. Así, por ejemplo, llevar una cruz al cuello protegía y evitar ser mordido por los vampiros.
 Los talismanes son placebos y funcionan porque se cree en ellos. Es decir, al igual que las maldiciones funcionan porque nuestra consciencia les da credibilidad. La medicina moderna conoce muy bien cómo funcionan los placebos. Inyecte usted agua a un paciente que se crea enfermo sin estarlo, dígale que es la mejor medicina para su supuesto mal y verá cómo se “cura”.
 Los fetiches, amuletos, medallas, talismanes…no poseen poder alguno por ellos mismos; es la creencia en ese poder lo que provoca que quien los lleva se convenza de no poder ser maldecido, se tranquilice y funcione. Durante un examen, los nervios pueden jugarnos una mala pasada y hacer que nos quedemos en blanco olvidando todo lo aprendido. Los supersticiosos creen que llevando una pata de conejo, un trébol o cualquier otra cosa aprobarán seguro. La creencia en ello les da tranquilidad y los nervios desaparecen, se concentran y no suelen olvidar lo aprendido. Pero aprobará porque ha estudiado, si no lo hace no habrá modo de hacerlo ni llevando el conejo entero.
 Es falso creer que un conjuro, un amuleto o lo que sea actuará a favor de quien lo porta. Estas creencias se basan en supersticiones trasmitidas de generación en generación carentes de todo valor; pero que funcionan por efecto placebo. Lo cierto es que si ello fuera realmente posible, si la felicidad o la suerte dependiese de poseer o no un determinado talismán, cualquiera podría violar las leyes Universales sin riesgo y todos sabemos que las leyes Universales nunca admiten excepciones. Sin embargo, al igual que el médico administra un placebo a su paciente imaginario, es preferible mantener en la creencia equivocada a una persona que cree en talismanes que seguir dejándola creer que se encuentra maldita. Sabemos que es ella misma al creer en la bondad y el poder de su amuleto la que se “cura” de su maldición; pero que es mejor ¿dejarla maldita o dejarla protegida por sus creencias? Como mal menor, que se crea protegida.
 Usted, como místico, sabe la verdad. La verdad y el conocimiento destruyen toda superstición. Pero ante los que creen en ellas tenemos que actuar de otra manera. Es nuestro deber buscar la felicidad de la gente y esa gente no acepta el conocimiento de la realidad. Es mejor mantener el engaño del poder curativo de su talismán o amuleto que permite el engaño de la maldición que le aterra y el preocupa.
 La realidad es que la felicidad no depende para nada de la posesión de nada milagroso ni de prácticas supersticiosas. Son muchas las religiones y sectas que mantienen su poder sobre sus fieles por medio de dogmas basados en el miedo al pecado y al castigo eterno. Los mantienen en una ignorancia constante que provoca una sumisión moral completa y un sentimiento permanente de culpabilidad, acallan el libre albedrio haciendo necesario que el sacerdote, gurú, maestro…les perdone y proteja de sus males
 No es el miedo al mal lo que debe guiar al hombre sino el deseo de hacer el bien. Eliminemos la ignorancia y proporcionemos conocimiento. Eliminemos la magia negra, las maldiciones, los dogmas sectarios y el hombre dejará de tener miedo al mal y comenzará a realizar el bien por amor al bien. Ese es el camino.

Próxima entrega: Estudios místicos (10 de 31) – El triángulo
[1] Bastet: Se representaba bajo la forma de un gato doméstico, o bien como una mujer con cabeza de gato, que siempre lleva un sistro (instrumento musical) debido a que le agradaba especialmente que los humanos bailaran y tocaran música en su honor. Es la personificación de los cálidos rayos del Sol y ejercía sus poderes benéficos. Encarnaba los aspectos pacíficos de diosas peligrosas como Sejmet, que expresaban las cualidades maléficas del Sol. Como ojo de Atum, estaba asociada a la Luna y protegía los nacimientos y a las embarazadas de las enfermedades y los malos espíritus. Se la identificaba con la estrella Sirio, de quien se la consideraba Señora y con la deidad sumeria Inanna.
Su culto se remonta a los primeros tiempos de la civilización egipcia, habiendo ganado notoriedad más tarde, y se la menciona en los Textos de las Pirámides y el Libro de los Muertos.
La antigua ciudad de Bubastis (hoy Zagazig, en el delta del Nilo) estaba consagrada a su culto, y de allí proceden centenares de gatos momificados que fueron enterrados en su memoria. Su culto fue tan importante que en sus templos se criaron gatos que eran su representación, y a la muerte de éstos, eran cuidadosamente momificados, enterrándolos en tumbas específicas para ellos. Los egipcios consideraban a los gatos como manifestaciones de la diosa Bastet.
http://iluminando.org/2015/02/20/estudios-misticos-9-de-31-la-suerte-y-los-talismanes/

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