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miércoles, 27 de mayo de 2020

EL MUNAY DE LOS ANDES (amor absoluto o incondicional)

EL MUNAY DE LOS ANDES (amor absoluto o incondicional) 
Por Arnaldo Quispe


Hay un modo de expresar el amor en el mundo andino y quizás la esencia del munay es la vibración sonora quechua que más se aproxima al amor en su lenguaje más simple o sencillo. La esencia del munay es el amor que fluye de manera libre y cuyo propósito implica vivir la vida lejos solo de observarla. El munay energéticamente hablando es caracterizado de una importante dosis de sami, de modo que esta cualidad de energía refinada es la función sanadora de la medicina en el mundo andino. El munay cura, pues el poder curativo del amor es infinito. Los chamanes andinos hablan de actos simples para potenciar esta fuerte vibración de energía curativa, actos que entre los humanos puede propiciarse a través del perdón curativo (pampachanakuy), el abrazo, el saludo, los decretos, la palabra, la escucha, la ternura, el afecto, etc.

El munay es un principio andino que debe entenderse no solo como amor absoluto o incondicional, pues el amor aún en su esencia pura presenta su propio ordenador o conciencia, que hace que tenga propósito, pues es como la vida misma con su propia inteligencia. El amor recíproco con propósito es la verdadera esencia del munay andino, que es algo tan sencillo como caminar juntos en la misma dirección aún si somos diferentes en cuerpo y mente. Desde este punto de vista la primera función del munay es el amor hacia uno mismo, lo cual implica respetar el propio cuerpo como un templo sagrado e intentar conducirlo responsablemente por la vía de la evolución espiritual. La segunda función del munay es el amor al prójimo, una vez que somos capaces de amar nuestra vida y respetarnos a nosostros mismos, se nos concede la posición privilegiada de amar a todo ser viviente, a partir del propio contexto (familia, parientes, amigos, maestros, comunidad, animales domésticos, plantas, etc.). La tercera función del munay se dirige al amor supremo a la pachamama, creadora de vida y de todo ser viviente. Vivir en la pachamama significa aprender a agradecer y respetar la ecología y el hábitat como único hogar. Esta suerte de funciones no presenta una jerarquía inmediata, pero según las tradiciones andinas deben ir de la mano para no dudar de ninguna cualidad en una posterior etapa de madurez o decisión.

Cualidades del munay

Las cualidades del munay son muchas, pero en esencia pueden resumirse en siete, las cuales como caracteriza al pensamiento andino no presentan una jerarquía y pueden ser considerados en todo o parte como medio para mejorar el allin kawsay o calidad de la propia vida:

Amar es vivir, a pesar que poseen palabras distintas: munay y kawsay, muchas veces son términos vistos como sinónimos o congruentes, la vida misma se basa en todos los procesos de amor. Por ello se dice que el propósito de la vida es el amor, que todo se mueve en la vibración del amor, pero debe entenderse que la vida en la pachamama tiene procesos de autoregulación y ello conlleva a la búsqueda de su propio equilibrio, lo cual puede provocar que la propia tierra se remueva para que pueda purificarse, aún así todo fenómeno tiene identidad en el amor absoluto.

Amar es evolución, la vida en el mundo andino es cíclica, casi como decir que es circular, pues esta gira como la madre tierra misma. El munay potencia el tiempo presente como único, ayuda a entender que intensificar el amor en el presente ayuda a realizar una vida más presente, con propósitos y liberarse de todo aquello que impide amar con libertad. El munay apoya la tesis de la evolución personal inka o inka muju, siendo esta una vía con la que cada runa nace y que puede cultivar para autorealizarse y llegar a la iluminación.

Amar es liberación, como se ha mencionado anteriormente el amor solo debe conducir a la liberación del cuerpo y de la mente, esto es potenciar la propias cualidades en las relaciones sociales, que lejos de rechazarlas o ignorarlas se deben respetar y potenciar a fin que el contexto se beneficie de la propia liberación del amor. El munay ayuda a liberar el sentido de ser más presente y amar aquello que viene compartido en la propia vida. Liberarse no significa vulgarmente renunciar a la propia sociedad, contexto familiar o trabajo, más bien puede implicar aprender a potenciar el propio status quo considerando el tejido social o telaraña de vida.

Amar es integración, nuestros ancianos nos enseñan que el munay es regido por el principio del ayni, este principio nos dice que amar es integrar, lejos que romper o desunir, por ello es primordial que se aprenda la naturaleza del perdón, debido a que uno de los puntos críticos resulta ser el cisma o sentimiento de contrariedad existente hasta hoy en ciertos linajes andinos, luego que se produciera la invasión extranjera del Tawantinsuyo, dejar este antiguo karma implica purificar el corazón andino, lo cual puede generar un sentido más amplio de integración de los pueblos.

Amar es perdonar, en el mundo andino el perdón va unido al sentido del munay, una de las primeras cosas que se aprenden para potenciar la cualidad del munay es el aprendizaje del pampachanakuy, una antigua ceremonia que propicia las pases con la propia historia personal y familiar.

Amar es intensidad, uno de los artes en el amor implica la mejora de la calidad de las relaciones de pareja, familiares y de las propias redes sociales, esto conlleva un efecto de vitalidad, de vida agradable en comunidad. Por una parte las relaciones de pareja pueden potenciarse para desarrollar la sexualidad sagrada evolutiva por ejemplo, por otra parte cuando la persona evoluciona, ello conlleva evolución para su propia red social, que supone coherencia.

Amar es iluminación, en el mundo andino la única luz que puede iluminar la propia vida es la luz interior, esta debe ser cultivada a fin que llegado el momento el runa (la persona) encuentre un estado de entendimiento y paz suprema que le permitirá vivir en desapego y silencio hasta la llegada de su transición en el reino de una luz mayor, el hanak pacha o la memoria del apu o ukhu pacha.

Munay Ki y los ritos iniciáticos andinos

Desde hace poco más de una década el Dr. Alberto Villoldo investigador y hombre de ciencia occidental conocedor de las tradiciones andinas ha propuesto el sistema de ritos “munay ki” para referirse a un grupo de ritos iniciáticos que los chamanes andinos practican dentro de sus tradiciones karpay. Munay ki literalmente significa expresar el propio sentimiento con un “te quiero”. Los ritos coinciden con las iniciaciones originarias Karpay que se transmiten de padre a hijo o de maestro a discípulo. El mayor de los Karpay adquiere el nombre de Hatun Karpay (gran iniciación) y este representa la más importante transmisión espiritual de ritos iniciáticos andinos.

Gracias a Villoldo numerosas personas reciben los ritos del Munay Ki en el mundo y echan una mirada al mundo espiritual andino, permitiendo que este primer paso -es decir su método- sirva de portal a fin que los nuevos iniciados emprendan su viaje personal a las entrañas de las montañas andinas, para interiorizar la esencia de la cosmovisión andina de modo directo, rodeado de apus, wamanis, achachilas y de guardianes del conocimiento ancestral de la propia madre tierra andina.

Acerca de los guardianes de la madre tierra

Desde hace algunas décadas las propias comunidades altoandinas y en especial la comunidad Q’eros de la provincia cuzqueña de Paucartambo vienen difundiendo por cuenta propia los conocimientos ancestrales en las cuatro direcciones de la chakana andina. La nación Q’eros reune en el presente el mayor linaje de maestros paqos de la tradición espiritual andina y han desterrado abiertamente la creencia de la autoextinción del chamanismo andino, pues este se encuentra más vigente que nunca. Sin embargo el pueblo Q’eros no propone únicamente chamanismo o turismo místico, pues este aspecto solo es parte de las expresiones culturales que también incluyen música, canto, agricultura, tradiciones orales y folklore.

Los guardianes chamanes paqos de la madre tierra, proponen el principio del munay fundamentalmente con el cuidado recíproco de la madre tierra como principal fuente de vida y hábitat humano. Toda ciencia, medicina, arte o expresión de un pueblo según el munay debe respetar a la madre tierra como ser viviente y este nivel de respeto implica cuidado, protección y agradecimiento. Los guardianes de la tierra restablecen las pases con la madre tierra, que en el mundo andino está representado por la pachamama, los rituales karpay son los medios por los cuales se reequilibran las fuerzas y las voluntades humanas reciben la bendición de la madre tierra, de la cual forman parte. A este nivel se dice que el runa (la gente) camina con propósito en su propio kawsay pacha, es decir en su propio cosmos de energía viviente.

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